Incidentes aislados y conocidos que se repelen - priv

Sinceramente se esperaba más risas o que simplemente le dejara irse, no que le abrazara incluso con ternura, acariciandole el pelo e incluso cantandole. Se quedó rígido en un principio pero acabó relajandose y empezando a llorar, en silencio, sin berreos, las lágrimas simplemente caían

Se dejó guiar acurrucandose contra él, se sentía bien allí, entre sus brazos, como protegido aunque fuera por culpa suya que estuviera llorando. - Y ahora vuelves a ser amable, no te entiendo - murmuró un poco entrecortado, sinceramente no le entendía, parecía dos personas en una.

Yo era quien menos comprendía. Me quedé allí sentado acariciando sus cabellos y sintiéndome tan cansado de todo, harto de broncas y malos entendidos. Sólo quería estar de esa forma olvidándome de cualquier motivo de rabia, dolor o cansancio. Besé su frente y después sus labios, lo hice de forma dominante aunque con cierto cariño.

-No me preguntes nada más, por favor.-dije recostándolo contra mí, cubriéndolo con la chaqueta de aquella noche mientras mis ojos se quedaban fijos en la puerta intentando meditar

Alzó un poco la vista a él, mirandole hasta que le besó, entonces cerró los ojos dejandose besar. Asintió volviendo a acurrucarse contra él, se sentía bien, por el podía quedarse así toda la noche.

Pero al cabo de una media hora acabó moviendose, alzando la mirada le agarró la mejilla para que le mirara y algo titubeante le besó. Era el primer beso que iniciaba él desde hace mucho tiempo, por eso era algo tímido e inseguro, besos cortos y suaves que se iban intensificando poco a poco.

Sabía que podía besarme de un momento a otro, conocía su forma de ser por como lo había estado espiando. Me había interesado por él como no había hecho desde hacía mucho. Pocas personas me inquietaban y me transmitían un sentimiento similar. El resto eran los Lioncourt, algún que otro ser y un par de Lycan que me parecían de lo más increíbles. El resto para mí era común, no me llamaba la atención. Pero él, él era diferente y no comprendía porque.

-Me atraes bastante.-dije despegando mis labios de los suyos.-Por eso me molestan tus palabras, me molestan tanto.

Fue el castaño quién despegó sus labios y él se coloreó mirándole a los ojos, luego ajo la mirada, tímido y se mordió un poco el labio inferior. - Se que te he dicho cosas que pueden molestar mucho, lo siento - se disculpó mirando a su regazo, jugando con sus dedos, nervioso. - A mi... me gustas, aunque no lo entienda, realmente no lo entiendo, pero si no fuera así no te besaría... pero tienes razón, me da miedo, tengo miedo, aunque no me gusta reconocerlo...

-Suelo gustar a la gente, también suelen no comprender porque les atraigo.-dije tomando uno de sus mechones para observarlo.-Creo que simplemente deseo conocerte, me provocas curiosidad y deseos de contemplarte, pero no quiero que esto se te suba a la cabeza porque sigues siendo un rubio torpe, aunque no con los informes.-susurré antes de mirarle a los ojos.-El miedo es algo innato y puedo olfatearlo, sentirlo y verlo... Killian, olvidas que soy un vampiro.

Y era cierto, muchos se olvidaban que éramos receptivos a las sensaciones y emociones humanas, éramos como parabólicas enormes que tomaban señales incluso a kilómetros. Y a veces era agotador, otras ciertamente divertido.

-Tenemos un jodido problema, tú me tienes miedo y eso a mí me molesta.

- No se me sube a la cabeza, me pasa más de lo que creerías, es por mi poder, muchas veces atraigo a gente por eso - le comentó aún avergonzado, jugando con el bajo de su camiseta. - Una cosa es que tu lo huelas y otra que yo lo admita - aclaró - no me gusta verme vulnerable, y ahora lo soy.

Entonces alzó la vista a él - si, es un problema... pero podría solucionarse ¿no? - ladeando un poco la cabeza. - Es algo que no controlo, me hicieron mucho daño y eso me marcó... pero no siempre te tengo miedo, solo si me acorralas... sentirme acorralado me da pánico - por que aquella vez Francis le acorraló cuando intentó escapar.

-Simplemente no quería que huyeras.-dije echando la cabeza hacia atrás, colocándome más cómodo en aquella silla reclinable.-Sólo deseaba verte, aunque fuera para burlarme de ti. Admito que lo he hecho.-murmuré antes de reír bajo.-Te ves follable cuando te molestas, se te hace una leve arruga en la frente y tus ojos echan chispas.

Me quedé callado entonces perdiéndome en su mirada, en sus palabras también. Me quedé muy asombrado que dijera todo aquello, pensé que no lo ahría. ¿Y ahora qué? mi jodido invento se había ido a tomar por culo muy, pero que muy lejos, y tenía un problema mayor que sus miedos... tenía los míos.

- Así solo consigues que quiera huir con más ganas - contestó y frunció un poco el ceño por sus demás palabras. Se quedó mirándole de esa forma, con el ceño algo fruncido y unos leves morros.

- Que tanto piensas? - preguntó mirandole aún, pues no halaba, solo le miraba fijamente y eso le ponía aún más nervioso - Si me miras tan fijamente querré huir de nuevo - sonriendo un poco de lado, queriendo bromear para cortar el silencio.

-Son cosas que no diré.-comenté guardando silencio de nuevo.

No quería decir todo lo que comenzaba a pensar, porque eran pensamientos y no hechos sinceros. No sabía realmente qué ocurría, por lo tanto me evitaba decir cursiladas. Yo no era así, no era para comentarle que me gustaba y estaba comenzando a tener cierto aprecio a su extraña forma de ser, extraña para mí.

Acomodé su cuerpo en mis piernas, dejando su espalda completamente pegada a mi torso. Mis manos se metieron bajo su camiseta acaricándole lentamente, mientras mis labios fueron a ambos lados de su cuello. Mordisqueaba cada trozo de piel saboreándola, mientras mis dedos jugaban con sus pezones.

Volvió a fruncir un poco los labios cuando no quiso responderle, mirandp con curiosidad sus movimientos pero dejandose acomodar. Se sonrojó de golpe al sentir esas manos bajo su camiseta, temblando un poco - están frías - murmuró, nervioso.

Se mordió leve los labios cuando tocó sus pezones, cerrando los ojos con el cuello algo ladeado, sintiendo sus mordiscos en él. Sabía que tendría que estar tenso, no solo por su pasado, sino por que no era buena idea dejar que un vampiro tuviera acceso libre a tu cuello, pero en su estómago solo se removían emoción y cierta excitación. Soltó un suspiro involuntario.

-¿Sabías que los vampiros como los demonios a la hora de actuar debemos tener permiso de la víctima?-pregunté en un murmullo cerca de su oreja derecha, terminando por morderla.

Mis manos fueron hacia su vientre, desabrochando el cinturón para meter la mano entre su ropa interior. Acariciaba su entrepierna sobre su ropa, los boxer que llevaba eran nada y podía provocar que notara practicamente las yemas de mis dedos.

-¿No sientes deseos?-dije lamiendo su nuca.-¿No quieres ser mío?

Abrió los labios, buscando aire y soltando un pequeña exclamación, cuando es mano se colo en su pantalón. Tembló notoriamente contra él jadeando bajo, podía notar su tacto perfectamente, eso le calentó e hizo que clavara los dedos en los brazos de cuero de la silla.

Asintió, estremeciendose por esa lamida que le erizó la piel y desató un pequeño gemido. No dijo nada, no respondió, en lugar de ello giró un poco para poder atrapar sus labios con los suyos.

Acepté aquello como un sí bastante claro, mi boca no cesó el beso sino que lo aumentó mientras mis dedos apretaban sus pezones y mi mano viajaba esta vez bajo sus boxer, pronto estaba masturbándolo mientras lamía su boca, mordía y sentía como un pozo de lava.

-¿Qué tal si nos vamos a mi cama?-pregunté antes de sacarle la camiseta, lo dejé frente a mí.

Movía su cuerpo con facilidad, como si fuera un muñeco, mientras mis ojos se deslizaban pesadamente por su rostro. Tenía una piel suave, deliciosamente suave. Tiré la camiseta y me incliné para mordisquear sus pezones, así como lamer su torso mientras acariciaba con mis manos su cintura.

-¿Vamos a mi cama? ¿Quieres ver mi cama?-dije en un tono que le haría sucumbir.-¿Quieres decorar mi cama?

Gimió ahogado en esa boca que devoraba la suya, excitandose en su mano y temblando un poco, pero no era de miedo precisamente. Su pecho subía u bajaba alterado, pudo verse bien cuando acabó frente a él y sin camisa, y sus manos se enrredaron en ese espeso cabello castaño cuando dejó sus labios para centrarse en su torso.

Asintió - si - murmuró después casi perdido en las sensaciones que le regalaba, le miró a los ojos totalmente sonrojado por estar accediendo a eso, pero ahora mismo no pensaba en miedo sino que en lo que le hacía se sentía bien, y quería un poco más.

No sé como demonios son los ángeles cuando están teniendo sexo, pero su cara parecía la de un maldito ángel practicándolo. Lo rodeé entre mis brazos para marcharme hacia la puerta, dejé atrás la camisa que había traído y también mi chaqueta. Fuimos hacia el ascensor, sin bajarlo de mi cuerpo. No había nadie en el edificio, salvo un guardia en la parte inferior de este. El resto estaba fuera, no había nada que hacer allí.

Pulsé la planta de sótano oculta para el resto, mientras besaba lentamente sus labios saboreándolos con calma porque quería ver como se ponía dispuesto pegado a mí. Era una imagen espectacular si miraba al espejo del ascensor, pero no duró mucho porque se abrió hacia mi refugio. El cual estaba tras varias puertas de materiales altamente resistentes.

-Es aquí.-dije dejándolo en el suelo.-Toma sitio en la cama.

Estaba lleno de estanterías con libros, recuerdos de mis años de conciertos y fama, dibujos míos, algunos comic's se hallaban cerca de una vieja consola con juegos casi prehistóricos.

Se sorprendió un poco cuando lo alzó en brazos, pero acabó solo sonriendo y agarrandose mejor a él, entregandose a sus besos suaves cuando estaban en el ascensor, enrredaba los dedos en su cabello sin tirar de él.

Miró con curiosidad a su alrededor al poner los pies en el suelo, se separó unos pasos de él, mirando pero sin tocar nada, no estaba en tocar cosas ajenas sin permiso. Acabó fijando su atención en un gran cartel pegado a la pared, se acercó para verlo mejor y luego le miró, con cara de sorpresa y de no entender.

- Eres tu verdad? - preguntó antes de volver a mirar al cartel que se veía viejo - casi todo lo que hay aquí tiene muchos años... - había olvidado su invitación a acomodarse en la cama, hasta que la vio. Entonces abrió la boca mirandola sorprendido - tu cama es casi tan grande como mi salón - exageró.

Reí con ganas, porque ahí estaba su curiosidad casi como la de un gato. Había varias fotografías de un gato negro, el cual había sido mi amigo en los malos momentos donde la droga ya me embotaba y ni recordaba mi nombre. Si bien, seguía siendo un genio en los escenarios y componiendo canciones que a todos les hacía olvidar el dolor.

-Es grande, paso mucho tiempo en ella.-dije quitándome la ropa para tirarla en cualquier lugar.

Desnudo ante él se podía ver mi cuerpo marcado por los golpes, golpes ya curados hacía siglos, el tatuaje a mi espalda y aquella casi erección. Me acerqué a él para arrojarlo a la cama cayendo sobre su cuerpo, besando y lamiendo sus labios.

- Normal, además de grande se ve cómoda - dijo mirando la cama aún, cundo lo miró a él deseó no haberlo hecho. El sonrojo le llegó hasta las orejas y aunque no quiso le miró de arriba a abajo.

Su cuerpo le intimidó y derrepente lo sentía como mas grande, como si él huiera empequeñecido o Amaury crecido, le entró miedo. Más aún cuando le arrojó en la cama colocandose sobre él, se tensó hasta el último músculo de su cuerpo, y ya no participaba en los besos que el castaño le daba y hasta hacía poco le habían hecho temblequear.

Se tensó, por algún motivo se puso rígido y hacerlo de esa forma sería como a un muñeco. Eso no me gustaba. Me alejé de él para volverme a vestir. Pasaba de indecisiones, de cosas que no podía tener y sólo me la mostraban para joderme.

-Mejor márchate, te daré acceso para que subas arriba y te vayas.-comenté buscando mis calzoncillos que por alguna parte deberían de estar.-Si no estás listo no voy a seguir, es como follarse un puto muñeco.

No tuvo alivio cuando se quitó de encima suya pues lo vio vestirse, desistía, se rendía ya. Bajó la mirada al suelo sentandose en la cama, avergonzado por ser tan cobarde, pero no se levantó de la cama.

- La última vez que me tocó un hombre fue una violación, tanto te cuesta tener un poco de paciencia, o ir un poco más lento? Si me tiras a la cama y te avalanzas encima mía es normal que me entre miedo - murmuró mirando sus propios muslos, arrugando la colcha entre sus manos pues las cerró en puños. - Estoy haciendo el ridículo explicandotelo, si, tienes razón, mejor me voy - levntandose de la cama - creí que tu lo entenderías pero veo que no. Esto no sirve de nada.

-No es eso.-dije dejando de buscar los boxer sintiéndome un tanto culpable, algo que no solía ocurrirme y con él me pasaba demasiado.-Sólo te he dicho que no estás listo, no hagas drama.-comenté acerándome a él para recostarlo mejor en el colchón.

Me abracé a él acariciando sus cabellos, haciéndole sentir tal vez con algo de frío pues estaba helado. Besé su frente y después sus mejillas, para terminar mordisqueando su cuello.

-Killian.-murmuré pegándome a él, le tenía ganas pero me controlaba. Estaba siendo atento, aunque frío.

- Lo estaba, hasta que me has intimidado acorralandome de esa forma. No estoy haciendo drama - murmuró alzando la visto a sus ojos cuando le recostó de nuevo en la cama, pero poco poco esta vez. Ese abrazo y besos le relajaron un poco, ladeando el cuello para que lo mordiera un poco más le recorrió un notable escalofrío a oír su nombre de sus labios.

- Hazlo otra vez, di mi nombre otra vez - le pidió, sintiendose un poco idiota pero le había gustado escucharlo, algo se había removido y vuelto a encender en su interior. Sus manos fueron al rostro ajeno, acariciandole las mejillas - estas frío, mucho... si tienes paciencia y vas lento podríamos calentarnos el uno al otro... Amaury - llamandole por su nombre por primera vez y adornandolo con una sonrisa.

Esa sonrisa idiota dibujó otra aún más gilipollezca en mí. A decir verdad sonreír no sonreía, siempre tenía una apariencia fría ante los demás y mis sonrisas eran de hielo. No quería recordar lo doloroso que podía llegar a ser sentirse querido, para luego verse perdido de todo. Así me sentí cuando Jorge y el resto me dejó, así de esa misma forma.

-Killian, eres un idiota.-añadí a su nombre aquello antes de besarlo.-No me importa si no hay sexo, da igual.-murmuré cubriéndonos a ambos con las mantas.-Me gusta más... que te derritas cuando te mordisqueo, es como ver un flan humano.-susurré besando uno de sus hombros, sus mejillas y finalmente sus labios.

Esa sonrisa le gustó y lo demostró acariciandole los labios con sus dedos, al menos hasta que le hizo fruncir un poco el ceño por decirle idiota. - No soy idiota - protestó aunque eso no impidió que se dejara besar, abrazandose a él bajo las mantas. Temblequeando por esos besitos acogió a sus labios con ganas.

Sus manos fueron a su espalda, cariciandola con cierta pasión mientras se besaban.Los besos del castaño le gustaban mucho, peor necesitaba aire así que acabó cortándolo echando la cabeza hacia atrás, sonrojado y jadeoso.