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Hermana...(Priv)
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Hermana...(Priv)
Nunca juegues con fuego, eso era lo que siempre uno dice su madre a sus hijos, pero hay distintos tipos de fuego y con todo siempre te puedes quemar, tanto, que los huesos arden hasta convertirse solo en unas tristes cenizas negras que se lleva el viento. El fuego siempre hay que observarlo, usarlo pero jamás meter los dedos en él y menos el cuerpo entero, era una lección de vida. Pero las lecciones de vida, con la mayoría de los seres humanos, no funciona, siempre, siempre, deber sentir la mordedura de la llama y el dolor para aprender aun a costa de sus propias vidas. Aquellos adolescente estaban a punto de recibir su lección en aquellos mismos momentos, tendría unos diecisiete años, en otros tiempos a esa edad ya serían hombres, pero ahora era poco más que niños con el sentido común de niños.
Iban muy "colocados", sí, porque Tomy, que se creía el más listo de aquel grupo de cuatro por ser el más alto y mayor en edad, decía que la coca con sangre de vampiro era lo que estaba de moda y te ponía en el paraíso, con la poca imaginación que poseían, para ellos estar en el paraíso era ir con el pene duro dentro del pantalón gran parte de la noche, uno se corría sin apenas tocarse. También era aquella arrolladora sensación de euforia, en la que uno se creía practicamente invencible, con ella iba aparejada, desgraciadamente, un descenso alarmante de la inteligencia y el sentido común. Por eso se les ocurrió aquella estúpida idea, jugar con una tabla oujiga.
La tomaron prestada de un amigo, el mismo que le suministraba su "mierda" haciendo una pequeña rebaja sin compraban los cuatros y para diversiòn de todos, les comentó de un pequeño ritual pero para hacerlo necesitaban una rata viva y fuego. Se colaron dentro del viejo cementerio y buscaron una tumba que no tuviera nombre, un detalle importante, mearon contra un cruz de piedra y colocaron la tabla sobre la losa de fría piedra. Sacaron a la rata que chillaba y se retorcía con fuerza, era enorme y gris.
-Quieta mierdecilla..¡Joder, casi me arranca los dedos!-Tomy le rajó el vientre y la sangra con la tripa manchó la vieja tabla que había estado en manos de un hechicero. Al tiemp uno prendía de fuego a un dibujo de gasolina que había dibujado en torno a la tumba, la figura de un cuervo en llamas iluminó la noche. Se quedaron quietos, esperando algo durante media hora...hasta que se sintieron unos completos imbéciles, incluso drogados.
-¡Esto es una mierda!-las llamas se comenzaron a extinguir. Lanzó el cuerpo de la rata abierta en canal hacia la niebla. Se sobresaltaron cuando un enorme cuervo se posó en un árbol cercano, mirándolos, graznando roncamente.
-Joder, vámonos de aquí...menuda coña de mierda.
Todos se fueron poniendo en pie y se detuvieron cuando una risa oscura y ácida manó de la niebla-Son los gilipollas como vosotros lo que alegran algunas de mi noches, chicos.-un hombre fue apareciendo, vestía de negro, las ropas muy ajustadas sobre su musculoso cuerpo, llena de rotos, los cabellos oscuros, ondulados, botas de aspecto militar, de suela dura , tenía todo el aspecto de un cantante de rock. El rostro, cubierto de maquillaje, blanco, los labio snegros que estaban abiertos en una sonrisa. En una de sus manos llevaba el cadáver de la rata.
-Ah..sí, un montón de bolsitas llenas de acné y hormonas revolucionadas, además del cerebro de una cucaracha subnormal.-su voz era profunda, casi musical. Lanzó a Tomy al cuerpo de la rata, éste chilló cuando rebotó contra su pecho y cayó al suelo. Peste posó los ojos en la tabla oujiga, era poderosa, seguramente fue de algún estudiante de lo arcano porque de lo contrario cuatro mierdas como aquellas no podrían haberle enviado una llamada de invocación aunque se abrieran ellos mismos en canal-¿Qué haré con vosotros, pequeños capullos?..por favor, no os cagueís encima, eso me pone de mal humor y tampoco...-todos comenzaron a correr, en diferente direcciones-..huayaís..eso me irrita..-sonrío y el cuervo descendió de la rama para posarse en su hombro derecho-..parece que quieren jugar.
Iban muy "colocados", sí, porque Tomy, que se creía el más listo de aquel grupo de cuatro por ser el más alto y mayor en edad, decía que la coca con sangre de vampiro era lo que estaba de moda y te ponía en el paraíso, con la poca imaginación que poseían, para ellos estar en el paraíso era ir con el pene duro dentro del pantalón gran parte de la noche, uno se corría sin apenas tocarse. También era aquella arrolladora sensación de euforia, en la que uno se creía practicamente invencible, con ella iba aparejada, desgraciadamente, un descenso alarmante de la inteligencia y el sentido común. Por eso se les ocurrió aquella estúpida idea, jugar con una tabla oujiga.
La tomaron prestada de un amigo, el mismo que le suministraba su "mierda" haciendo una pequeña rebaja sin compraban los cuatros y para diversiòn de todos, les comentó de un pequeño ritual pero para hacerlo necesitaban una rata viva y fuego. Se colaron dentro del viejo cementerio y buscaron una tumba que no tuviera nombre, un detalle importante, mearon contra un cruz de piedra y colocaron la tabla sobre la losa de fría piedra. Sacaron a la rata que chillaba y se retorcía con fuerza, era enorme y gris.
-Quieta mierdecilla..¡Joder, casi me arranca los dedos!-Tomy le rajó el vientre y la sangra con la tripa manchó la vieja tabla que había estado en manos de un hechicero. Al tiemp uno prendía de fuego a un dibujo de gasolina que había dibujado en torno a la tumba, la figura de un cuervo en llamas iluminó la noche. Se quedaron quietos, esperando algo durante media hora...hasta que se sintieron unos completos imbéciles, incluso drogados.
-¡Esto es una mierda!-las llamas se comenzaron a extinguir. Lanzó el cuerpo de la rata abierta en canal hacia la niebla. Se sobresaltaron cuando un enorme cuervo se posó en un árbol cercano, mirándolos, graznando roncamente.
-Joder, vámonos de aquí...menuda coña de mierda.
Todos se fueron poniendo en pie y se detuvieron cuando una risa oscura y ácida manó de la niebla-Son los gilipollas como vosotros lo que alegran algunas de mi noches, chicos.-un hombre fue apareciendo, vestía de negro, las ropas muy ajustadas sobre su musculoso cuerpo, llena de rotos, los cabellos oscuros, ondulados, botas de aspecto militar, de suela dura , tenía todo el aspecto de un cantante de rock. El rostro, cubierto de maquillaje, blanco, los labio snegros que estaban abiertos en una sonrisa. En una de sus manos llevaba el cadáver de la rata.
-Ah..sí, un montón de bolsitas llenas de acné y hormonas revolucionadas, además del cerebro de una cucaracha subnormal.-su voz era profunda, casi musical. Lanzó a Tomy al cuerpo de la rata, éste chilló cuando rebotó contra su pecho y cayó al suelo. Peste posó los ojos en la tabla oujiga, era poderosa, seguramente fue de algún estudiante de lo arcano porque de lo contrario cuatro mierdas como aquellas no podrían haberle enviado una llamada de invocación aunque se abrieran ellos mismos en canal-¿Qué haré con vosotros, pequeños capullos?..por favor, no os cagueís encima, eso me pone de mal humor y tampoco...-todos comenzaron a correr, en diferente direcciones-..huayaís..eso me irrita..-sonrío y el cuervo descendió de la rama para posarse en su hombro derecho-..parece que quieren jugar.
Invitado- Invitado
Re: Hermana...(Priv)
Plumas negras cruzando mi rostro, sangre caliente chorreando entre jóvenes manos, gritos de desesperación… Desperté con un alarido que asusto a las palomas blancas que vivían en mi balcón. El viejo hotel abandonado estaba tan sucio y silencioso como normalmente, eso me tranquilizo un poco más… pero… ¿Qué había sido ese sueño? No paso mucho tiempo antes de que me pusiera en pie, no aguantaba estar tumbada sin hacer nada eso me permitía concentrarme demasiado, y no era bueno para mi.
Un rugido salió inesperadamente de mi estomago, como si tuviera hambre, pero yo nunca sentía hambre, no tal y como la sentían los humanos… mis sensaciones eran mucho mas profundas. Aquel sonido que procedía de mis entrañas podría ser otra señal, otra señal de que algo estaba ocurriendo.
Salí a la gran terraza, el hotel tenia unas doce plantas, la mayoría estaban derrumbadas y terriblemente descuidadas, menos la ultima donde me alojaba mientras fuera terrenal. La luna sonreía desde el cielo, las ramas de los viejos robles deshojados se movían como manos esqueléticas intentando agarrar a los ocasionales caminantes.
La imagen de un gran cuervo negro no paraba de darme vueltas en la cabeza, al final pudo más la curiosidad y salte desde el gran balcón hacia la noche y lo desconocido.
Dejándome llevar a través de las sombras, mis pies me llevaron hasta el Cementerio de Los Ángeles. No solía andar mucho por allí, no había personas a las que hacer desvanecer. Oí unos pasos acelerados que se dirigían hacia mí, y su respiración agitada, del cementerio salió apresurado un joven, choco contra mi, cayendo de culo al suelo. Me hizo retroceder un par de pasos. Se quedo allí, rodeándose las rodillas con los brazos temblando y gimiendo como un bebe.
Tenía las manos manchadas de sangre y susurraba algo sobre un demonio, al principio pensé que realmente habría visto a uno, pero luego estalle en carcajadas.
-Estúpido crio! –le dije riendo y propinándole una patada- un demonio? Aquí? Lo que pasa es que eres un gallina!
Me arrodille a su lado y le acaricie el rostro, el chico soltó un alarido aprontándose el estomago, con lagrimas en los ojos me tiro de la camiseta.
-Suelta!- Lo apearte de nuevo con el pie.
-Hambre… tengo… hambre…
El brillo juvenil en sus ojos se iba apagando poco a poco, su dolor, su desesperación me hizo sentir un poco mejor, su cuerpo se desintegraba por momentos y mi poder aumentaba, mi vacío se hacia un poco mas ameno.
Desde dentro de las rejas oxidadas del cementerio oí el graznido triste de un cuervo… un cuervo… De golpe una imagen me vino a la mente, un rostro familiar, un rostro añorado…
Corrí a través del cementerio y allí lo vi, un cuerpo escultural, como tallado por un maestro artesano, el cabello le ondeaba alrededor de un rostro tan hermoso como terrible, con su sonrisa pintada de negro y sus ojos oscuros alzaba la mano hacia otro muchacho que lloraba suplicando desde el suelo.
-Peste…- me acerque unos pasos mas a la pareja- hermano… eres tu! ERES TU!
Con ese grito de alegría salte unos cinco metros sobre los brazos abiertos de mi hermano, uno de los cuatro jinetes del apocalipsis, al igual que yo, hacia más de cien años que no veía a mi hermano. Agarrándome a su cuello con la punta de mis pies apenas rozando el suelo y riendo entre gritos histéricos de alegría, pataleaba como una niña. Mis labios rozaron su blanca mejilla, estaba fría, como siempre, eso me reconforto.
-Estoy tan contenta de volver a verte hermano…- le susurre al oído, aun sin soltarme de sus brazos- creí que te había olvidado de mi…
Un rugido salió inesperadamente de mi estomago, como si tuviera hambre, pero yo nunca sentía hambre, no tal y como la sentían los humanos… mis sensaciones eran mucho mas profundas. Aquel sonido que procedía de mis entrañas podría ser otra señal, otra señal de que algo estaba ocurriendo.
Salí a la gran terraza, el hotel tenia unas doce plantas, la mayoría estaban derrumbadas y terriblemente descuidadas, menos la ultima donde me alojaba mientras fuera terrenal. La luna sonreía desde el cielo, las ramas de los viejos robles deshojados se movían como manos esqueléticas intentando agarrar a los ocasionales caminantes.
La imagen de un gran cuervo negro no paraba de darme vueltas en la cabeza, al final pudo más la curiosidad y salte desde el gran balcón hacia la noche y lo desconocido.
Dejándome llevar a través de las sombras, mis pies me llevaron hasta el Cementerio de Los Ángeles. No solía andar mucho por allí, no había personas a las que hacer desvanecer. Oí unos pasos acelerados que se dirigían hacia mí, y su respiración agitada, del cementerio salió apresurado un joven, choco contra mi, cayendo de culo al suelo. Me hizo retroceder un par de pasos. Se quedo allí, rodeándose las rodillas con los brazos temblando y gimiendo como un bebe.
Tenía las manos manchadas de sangre y susurraba algo sobre un demonio, al principio pensé que realmente habría visto a uno, pero luego estalle en carcajadas.
-Estúpido crio! –le dije riendo y propinándole una patada- un demonio? Aquí? Lo que pasa es que eres un gallina!
Me arrodille a su lado y le acaricie el rostro, el chico soltó un alarido aprontándose el estomago, con lagrimas en los ojos me tiro de la camiseta.
-Suelta!- Lo apearte de nuevo con el pie.
-Hambre… tengo… hambre…
El brillo juvenil en sus ojos se iba apagando poco a poco, su dolor, su desesperación me hizo sentir un poco mejor, su cuerpo se desintegraba por momentos y mi poder aumentaba, mi vacío se hacia un poco mas ameno.
Desde dentro de las rejas oxidadas del cementerio oí el graznido triste de un cuervo… un cuervo… De golpe una imagen me vino a la mente, un rostro familiar, un rostro añorado…
Corrí a través del cementerio y allí lo vi, un cuerpo escultural, como tallado por un maestro artesano, el cabello le ondeaba alrededor de un rostro tan hermoso como terrible, con su sonrisa pintada de negro y sus ojos oscuros alzaba la mano hacia otro muchacho que lloraba suplicando desde el suelo.
-Peste…- me acerque unos pasos mas a la pareja- hermano… eres tu! ERES TU!
Con ese grito de alegría salte unos cinco metros sobre los brazos abiertos de mi hermano, uno de los cuatro jinetes del apocalipsis, al igual que yo, hacia más de cien años que no veía a mi hermano. Agarrándome a su cuello con la punta de mis pies apenas rozando el suelo y riendo entre gritos histéricos de alegría, pataleaba como una niña. Mis labios rozaron su blanca mejilla, estaba fría, como siempre, eso me reconforto.
-Estoy tan contenta de volver a verte hermano…- le susurre al oído, aun sin soltarme de sus brazos- creí que te había olvidado de mi…
Invitado- Invitado
Re: Hermana...(Priv)
Había pocas cosas en el mundo que pudiera distraer a Peste cuando centraba su total atención en algo, decidido a liquidarlo, fulminarlo o cualquier palabra que fuera sinónimos de destrucción. Aquellos muchachos sellaron su destino cuando comezaron a jugar con artefactso mágicos, la tabla ougija podía ser meramente un juguete, había que saber fabricarla, evidentemente cuando era un hechicero quien la construía, todo cambia, los arcanos ponían magía a medida que iban limando la madera o trazando las runas o palabras, una buena tabla oujiga se podía tardar en hacer alrededor de dos años y era un portal de invocación. Algunas acababan en malas manos o en manos equivocadas, simplemente.
Ahora los mataría, quizás por estupidez, quizás porque no sabían de las reglas de hospitalidad mágica, solo alguien con suficientes conocimientos sabría tratar con un jinete del apocalipsis, desgraciadamente, aquellos muchachos, eran simplemente estúpido, la inteligencia no era algo que abundara en aquellos días. Les permitió correr, locamente, generando miedo como un tufo. Peste ordenó a su cuervo que alzara el vuelo y le indicara donde se escondía, no saldrían vivos del cementerio aquella noche como el mejor cuento de terror.
Peste se movió entre las tumbas, felinamente, los hilos de niebla se enreadaban entre sus largas piernas mientras avanzaba a paso seguro, sus ojos negros, ascuas en sus cuencas, taladraban en la oscuridad. Escuchó el granizdo triunfal de su emplumado amigo, se deslizó entre los montículos. El chico corría, tratando de evitar al enorme cuervo que lo perseguía, graznado sobre él, picoteando cruelmente su cabeza hasta hacerle sangre. Chocó directamente contra el ancho pecho de Peste y cayó hacia atrás, sollozando, con las pupilas dilatadas y mocos que corrían desde su nariz, el jinete hizo una leve mueca de disgusto ante el patético espectáculo, algo tan miserable no merecía ni la pena desperdiciar tiempo.
Alzó una blanca mano, dispuesto a acabar con él cuando escuchó el grito femenino, se giró y tuvo tiempo de ver una cabellera negra y reluciente al vuelo, unos brazos finos, delicados como de porcelana rodearon el cuello de Peste como ninguna criatura en su sano juicio se atrevería a hacer. Un aroma envolvió al Jinete mientras unos labios tibios y suaves se posaban en su mejilla derecha, dándo un beso. Peste alzó las manos de inmediato y apresó el esbelto talle de su hermana, apretando su cuerpo contra el suyo.
-Ahh..Hambre..-el tono fue de profunda satisfacción, de sorpresa.-De todas las cosas que no esperaba encontrar en esta ciudad de mierda..-sus dedos rodaron por la espalda de su hermana, a sus pies el chico escabulló pero no había prisa. Ladeo el rostro masculino, sus labios se posaron en el altivo pómulo de hambre y luego en su cuello de alabastro-Mmm...sigues oliendo muy bien, niña perversa-le susurró al oído, sonriendo.
Hacía más de un siglo que no la veía, era su hermana menor, casi siempre más apegada a Guerra también porque Peste dedicaba más tiempo a estar en soledad, de cuando en cuando visitaba a su "familia" pero no era una necesidad acuciante. Le daba la impresión que la última vez discutieron pero no sabía bien la razón de ello, se había olvidado.
Ahora los mataría, quizás por estupidez, quizás porque no sabían de las reglas de hospitalidad mágica, solo alguien con suficientes conocimientos sabría tratar con un jinete del apocalipsis, desgraciadamente, aquellos muchachos, eran simplemente estúpido, la inteligencia no era algo que abundara en aquellos días. Les permitió correr, locamente, generando miedo como un tufo. Peste ordenó a su cuervo que alzara el vuelo y le indicara donde se escondía, no saldrían vivos del cementerio aquella noche como el mejor cuento de terror.
Peste se movió entre las tumbas, felinamente, los hilos de niebla se enreadaban entre sus largas piernas mientras avanzaba a paso seguro, sus ojos negros, ascuas en sus cuencas, taladraban en la oscuridad. Escuchó el granizdo triunfal de su emplumado amigo, se deslizó entre los montículos. El chico corría, tratando de evitar al enorme cuervo que lo perseguía, graznado sobre él, picoteando cruelmente su cabeza hasta hacerle sangre. Chocó directamente contra el ancho pecho de Peste y cayó hacia atrás, sollozando, con las pupilas dilatadas y mocos que corrían desde su nariz, el jinete hizo una leve mueca de disgusto ante el patético espectáculo, algo tan miserable no merecía ni la pena desperdiciar tiempo.
Alzó una blanca mano, dispuesto a acabar con él cuando escuchó el grito femenino, se giró y tuvo tiempo de ver una cabellera negra y reluciente al vuelo, unos brazos finos, delicados como de porcelana rodearon el cuello de Peste como ninguna criatura en su sano juicio se atrevería a hacer. Un aroma envolvió al Jinete mientras unos labios tibios y suaves se posaban en su mejilla derecha, dándo un beso. Peste alzó las manos de inmediato y apresó el esbelto talle de su hermana, apretando su cuerpo contra el suyo.
-Ahh..Hambre..-el tono fue de profunda satisfacción, de sorpresa.-De todas las cosas que no esperaba encontrar en esta ciudad de mierda..-sus dedos rodaron por la espalda de su hermana, a sus pies el chico escabulló pero no había prisa. Ladeo el rostro masculino, sus labios se posaron en el altivo pómulo de hambre y luego en su cuello de alabastro-Mmm...sigues oliendo muy bien, niña perversa-le susurró al oído, sonriendo.
Hacía más de un siglo que no la veía, era su hermana menor, casi siempre más apegada a Guerra también porque Peste dedicaba más tiempo a estar en soledad, de cuando en cuando visitaba a su "familia" pero no era una necesidad acuciante. Le daba la impresión que la última vez discutieron pero no sabía bien la razón de ello, se había olvidado.
Invitado- Invitado
Re: Hermana...(Priv)
Un escalofrió recorrió mi espalda ante el contacto de mi hermano, solía ser distante y se dejaba ver mas bien poco, el y Tÿr nunca se habían llevado bien, cosa que me causaba mucho dolor, durante nuestro tiempo juntos debía interponerme entre ellos en varias ocasiones si no quería verlos despellejarse.
Al cabo de unos minutos me solté de sus brazos sonriendo con nerviosismo, me gire apenada, había dejado escapar a aquel chico tembloroso.
-Oh! Hermano… deje escapar a tu presa…- me quede pensativa unos instantes- Como es que estas aquí? No será por mi?
Solté una carcajada con la mirada gacha, aunque sabia que no era así, yo siempre había deseado más que nada la atención de mis dos hermanos mayores. Note en la mirada de Peste un deje de preocupación, era leve, pero yo le conocía desde hacia mucho. Seria por aquella estúpida discusión de la ultima vez que nos vimos? Aun me sentía mal por ello. No quería que me leyera el rostro, como solía hacer, y me tomara el pelo por ser una sentimental, así que me puse muy seria.
-Vamos… vamos a perseguirlos?- le mire con los ojos brillantes de emoción- Como antaño! Sera muy divertido! Cuantos quedan?
Arranque al trote dando saltitos con una felicidad macabra mientras susurraba al viento palabras de tormento, no tarde mucho en oír los gemidos de nuestro fugitivo, que se moría del dolor en algún rincón del cementerio, me gire hacia Peste que me miraba divertido.
-El que se lo encuentra se lo queda!- le dije cantando de forma picara.
Y con una risa estridente salí corriendo por entre las tumbas, saltando de lapida en lapida tropecé con un trozo de madera y me gire con ira hacia él.
-Estúpido… eh!- mire con detenimiento aquel tablón- es una ougija! Jajajaja… niño malo!
Escuche el sollozo de desesperación de uno de los que habían convocado a mi hermano y volví a reír, Peste estaría muy contento conmigo si hacia pagar a esos niños su descaro. Un rastro de sangre leve, que debía estar saliéndole de la boca a causa se una rotura de tripas, me dio la pista para seguirle, además del fuerte olor a orín que desprendía.
El muy inocente creía que refugiándose en un viejo mausoleo podría escapar de mi, empecé a canturrear una vieja nana que me recordaba a mi infancia, los llantos de la criatura se hicieron mas fuertes, el hueco de mi estomago ya no me dolía tanto, toda esa actividad lo había calmado, siempre me pasaba cuando Peste y yo jugábamos.
Detrás de la tumba de algún abuelo olvidado temblaba el pequeño conejo hambriento y malherido. Negué con la cabeza y me agache junto a él, me miro con lágrimas en los ojos suplicantes y desecho de miedo.
-Has sido muy muy MALO!- se me escapo una risa teatral, propia de un malvado de cuento- Tocando cosas prohibidas… y molestando a mi querido hermano… NO SABES LO QUE HAS HECHO CRIATURA!
Con un ultimo y triste alarido el muchacho quedo mirando al cielo con la mandíbula desencajada. Lo arrastre de un pie volviendo con mis saltitos alegres hasta donde había encontrado a mi hermano hacia un rato.
-Se acabó el tiempo Peste! - le grite a la noche- Hambre vuelve a ganar!
Al cabo de unos minutos me solté de sus brazos sonriendo con nerviosismo, me gire apenada, había dejado escapar a aquel chico tembloroso.
-Oh! Hermano… deje escapar a tu presa…- me quede pensativa unos instantes- Como es que estas aquí? No será por mi?
Solté una carcajada con la mirada gacha, aunque sabia que no era así, yo siempre había deseado más que nada la atención de mis dos hermanos mayores. Note en la mirada de Peste un deje de preocupación, era leve, pero yo le conocía desde hacia mucho. Seria por aquella estúpida discusión de la ultima vez que nos vimos? Aun me sentía mal por ello. No quería que me leyera el rostro, como solía hacer, y me tomara el pelo por ser una sentimental, así que me puse muy seria.
-Vamos… vamos a perseguirlos?- le mire con los ojos brillantes de emoción- Como antaño! Sera muy divertido! Cuantos quedan?
Arranque al trote dando saltitos con una felicidad macabra mientras susurraba al viento palabras de tormento, no tarde mucho en oír los gemidos de nuestro fugitivo, que se moría del dolor en algún rincón del cementerio, me gire hacia Peste que me miraba divertido.
-El que se lo encuentra se lo queda!- le dije cantando de forma picara.
Y con una risa estridente salí corriendo por entre las tumbas, saltando de lapida en lapida tropecé con un trozo de madera y me gire con ira hacia él.
-Estúpido… eh!- mire con detenimiento aquel tablón- es una ougija! Jajajaja… niño malo!
Escuche el sollozo de desesperación de uno de los que habían convocado a mi hermano y volví a reír, Peste estaría muy contento conmigo si hacia pagar a esos niños su descaro. Un rastro de sangre leve, que debía estar saliéndole de la boca a causa se una rotura de tripas, me dio la pista para seguirle, además del fuerte olor a orín que desprendía.
El muy inocente creía que refugiándose en un viejo mausoleo podría escapar de mi, empecé a canturrear una vieja nana que me recordaba a mi infancia, los llantos de la criatura se hicieron mas fuertes, el hueco de mi estomago ya no me dolía tanto, toda esa actividad lo había calmado, siempre me pasaba cuando Peste y yo jugábamos.
Detrás de la tumba de algún abuelo olvidado temblaba el pequeño conejo hambriento y malherido. Negué con la cabeza y me agache junto a él, me miro con lágrimas en los ojos suplicantes y desecho de miedo.
-Has sido muy muy MALO!- se me escapo una risa teatral, propia de un malvado de cuento- Tocando cosas prohibidas… y molestando a mi querido hermano… NO SABES LO QUE HAS HECHO CRIATURA!
Con un ultimo y triste alarido el muchacho quedo mirando al cielo con la mandíbula desencajada. Lo arrastre de un pie volviendo con mis saltitos alegres hasta donde había encontrado a mi hermano hacia un rato.
-Se acabó el tiempo Peste! - le grite a la noche- Hambre vuelve a ganar!
Invitado- Invitado
Re: Hermana...(Priv)
Peste sintió el reflujo de poder entre ambos, era algo que sucedía cuando un Jinete se encontraba con otro Jinete, el poder de ambos aumentaban exponencialmente porque Peste sabía que todos ellos formaban parte de un enorme rompecabezas, eran cuatros piezas que era un Todo, un Uno, un Ser. Cada uno de ellos formaba un aspecto mismo de algo mucho más grande, por ello, el día en que los cuatro cabalgaran de nuevo por la faz de la tierra, ese día vendría el Fin. Pero se decía que la naturaleza era sabía, los cuatro Jinetes eran muy diferentes entre si, hasta el punto que Peste no soportaba a Guerra, con Muerte hacía mucho que no hablaba y ni se molestaba en buscarla, dando por hecho que sus hilos se cruzarían tarde o temprano, con la que tenía más contacto era con su pequeña hermana.
La vio romper el abrazo y no hizo amago por recuperarlo, no tendía a esos gestos desprendidos y familiares, con un toque era más que suficiente, la vio irse locamente, sin darle tiempo a responder. Como siempre, Hambre era histérica, nerviosa e impulsiba pero Peste no se alteraba, era la naturaleza de su hermana, intrínseca a ella, como él mismo era ; venenoso, irónico y ácido. Guerra a su lado era una dulce perilla que se dedicaba vestir armaduras pasadas de moda y creía que tirarse la mitad de la cerveza por el pecho cuando bebía era de machos. Rídiculo.
Comenzó a caminar, hacia donde escuchaba los alaridos eufóricos de Hambre, el cuervo pleneó sobre ellos, la punta de su bota tocó la tabla oujiga, se inclinó y la recogió del suelo, notando el poder, era un portal poderoso.-...lástima que no supieran que hacer con esto realmente.-la tabla fotó en el aire, sobre los dedos de uñas blancas de peste y luego se fue encogiendo hasta ser algo diminuto que introdujo entre sus ropas negras y ajustadas.
Volvió los negros ojos hacia su hermana, le sonrió con frialdad-No, no has ganado aun, siempre apresurada...conmigo no hay victoria absoluta-susurró, alzo la mano y cerró los dedos, dejando solo dos ante su vista-estos te faltan, niñita hambrienta. Búscalos por mi y te daré esta noche a ti, criatura ansionsa.-alzó la bota y escachó el cráneo del muerto, moviendo la grusa suela y esparciendo los sesos por el barro. Peste se volvió, comenzando a caminar hacia la salida del cementerio, le gustaba agobiarla para que fuera más histérica aun-si no los matas antes que cruce esas verjas, no me verás en otro siglo, Hambre.
La vio romper el abrazo y no hizo amago por recuperarlo, no tendía a esos gestos desprendidos y familiares, con un toque era más que suficiente, la vio irse locamente, sin darle tiempo a responder. Como siempre, Hambre era histérica, nerviosa e impulsiba pero Peste no se alteraba, era la naturaleza de su hermana, intrínseca a ella, como él mismo era ; venenoso, irónico y ácido. Guerra a su lado era una dulce perilla que se dedicaba vestir armaduras pasadas de moda y creía que tirarse la mitad de la cerveza por el pecho cuando bebía era de machos. Rídiculo.
Comenzó a caminar, hacia donde escuchaba los alaridos eufóricos de Hambre, el cuervo pleneó sobre ellos, la punta de su bota tocó la tabla oujiga, se inclinó y la recogió del suelo, notando el poder, era un portal poderoso.-...lástima que no supieran que hacer con esto realmente.-la tabla fotó en el aire, sobre los dedos de uñas blancas de peste y luego se fue encogiendo hasta ser algo diminuto que introdujo entre sus ropas negras y ajustadas.
Volvió los negros ojos hacia su hermana, le sonrió con frialdad-No, no has ganado aun, siempre apresurada...conmigo no hay victoria absoluta-susurró, alzo la mano y cerró los dedos, dejando solo dos ante su vista-estos te faltan, niñita hambrienta. Búscalos por mi y te daré esta noche a ti, criatura ansionsa.-alzó la bota y escachó el cráneo del muerto, moviendo la grusa suela y esparciendo los sesos por el barro. Peste se volvió, comenzando a caminar hacia la salida del cementerio, le gustaba agobiarla para que fuera más histérica aun-si no los matas antes que cruce esas verjas, no me verás en otro siglo, Hambre.
Invitado- Invitado
Re: Hermana...(Priv)
Las palabras de amenaza de Peste cayeron sobre mi como un yunque de una tonelada, la presión me hacia latir tan rápido el corazón que sentí que me desmayaría allí mismo. Un siglo había pasado… No podía permitir que pasara otro mas! No, no, no podía!
Levante el dedo índice y corazón tal y como había hecho Peste.
-Estos quedan y estos te traeré, confía en mi, vuelvo en un minutito!- antes de acabar la frase ya había echado a correr.
Con mi velocidad sobre humano en poco tiempo había recorrido la parte Norte del cementerio, los chicos no podían haber ido muy lejos. A Peste le quedaría poco más que la mitad del camino hasta la verja que salía al exterior. Mi respiración se aceleró y sentí unas ganas frustrantes de explotar.
Peste solía hacerme cosas como aquella, se divertía poniéndome a prueba y apretando mis tornillos hasta que perdía el control, aquello me hacia sentir un hormigueo por todo el cuerpo, y mi admiración por el crecía cada vez que lo veía. Cosa que a Guerra le molestaba especialmente, decía que odiaba ver como me hacia correr como un perro tras un palo, el quería que fuera seria y altiva, orgullosa y serena, cosa que jamás conseguía por mas que intentara, a veces me frustraba tanto que podía estar días enteros golpeando al mismo desgraciado. Lo que más me preocupaba, desde el principio de los tiempos, había sido no estar a la altura de las expectativas de mis adorados hermanos.
-Niños malos!-gritaba mientras saltaba largas distancias hacia donde me había parecido escuchar el sonido leve de un motor en pausa- malos…malos… MALOS!
En el aparcamiento que había muy cerca de la salida los otros dos chicos recuperaban el aliento tras una carrera, riendo como tontos y comentando lo espantoso que era mi hermano, me hicieron hervir la sangre de rabia. De un espectacular salto me plante sobre el capo de su viejo y destartalado coche rojo. Haciendo una abolladura digna de un meteorito.
Los dos me miraron paralizados, con las bocas abiertas, me senté sobre el capo y cruce las piernas recuperando el aliento, podía sentir la sangre golpeándome los oídos.
-Estúpidos… tontos… INUTILES!!- les grite desesperadamente- casi, casi! Pero NO! No, no, no, no… no voy a perder a mi hermano por segunda vez…
Mientras yo seguía cavilando uno de ellos dio un paso hacia atrás, levante rápidamente una mano con furia y cayo al suelo retorciéndose mientras se apretaba fuerte su ruidoso estomago.
-Eres muy maleducado mocoso!- me reí histéricamente, la acción me volvía loca.
-Que… que…-tartamudeo el otro chico- que le has hecho? Bruja! Loca!- me miro quieto por unos instantes- eres la jodida loca mas guapa que eh visto en mi vida!
Aquello me dejo unos instantes paralizada, no solía recibir muchos halagos, y menos por parte de mis victimas, solo corrían y gritaban. Pero no tenia tiempo que perder, así que de un salto caí sobre el, aplastando su tórax con un desagradable sonido de huesos rotos, haciendo caso omiso a sus alaridos pose ambas manos en los dos chicos y absorbí toda su vitalidad, apenas dejándolos en piel y huesos.
-Ahora si…
Con una carrera alegre, arrastrando tras de mi a los dos sacos de humanidad llegue justo en el momento en el que Peste alzaba su pie para traspasar la verja.
-No, no, no y no!- me pare a respirar un instante, antes de sonreír orgullosa mostrando mis dos presas- Mira, mira, MIRA!
Tire a los pies de mi hermano los dos despojos y después le cogí de la mano con fuerza.
-Ahora no podrás escapar, eres mio toooooooda la noche!- me reí dando ligeros saltitos- no creerás lo que me ha dicho ese pueril humano…
Me sonroje contándole a mi hermano lo que había hecho para estar con el.
Levante el dedo índice y corazón tal y como había hecho Peste.
-Estos quedan y estos te traeré, confía en mi, vuelvo en un minutito!- antes de acabar la frase ya había echado a correr.
Con mi velocidad sobre humano en poco tiempo había recorrido la parte Norte del cementerio, los chicos no podían haber ido muy lejos. A Peste le quedaría poco más que la mitad del camino hasta la verja que salía al exterior. Mi respiración se aceleró y sentí unas ganas frustrantes de explotar.
Peste solía hacerme cosas como aquella, se divertía poniéndome a prueba y apretando mis tornillos hasta que perdía el control, aquello me hacia sentir un hormigueo por todo el cuerpo, y mi admiración por el crecía cada vez que lo veía. Cosa que a Guerra le molestaba especialmente, decía que odiaba ver como me hacia correr como un perro tras un palo, el quería que fuera seria y altiva, orgullosa y serena, cosa que jamás conseguía por mas que intentara, a veces me frustraba tanto que podía estar días enteros golpeando al mismo desgraciado. Lo que más me preocupaba, desde el principio de los tiempos, había sido no estar a la altura de las expectativas de mis adorados hermanos.
-Niños malos!-gritaba mientras saltaba largas distancias hacia donde me había parecido escuchar el sonido leve de un motor en pausa- malos…malos… MALOS!
En el aparcamiento que había muy cerca de la salida los otros dos chicos recuperaban el aliento tras una carrera, riendo como tontos y comentando lo espantoso que era mi hermano, me hicieron hervir la sangre de rabia. De un espectacular salto me plante sobre el capo de su viejo y destartalado coche rojo. Haciendo una abolladura digna de un meteorito.
Los dos me miraron paralizados, con las bocas abiertas, me senté sobre el capo y cruce las piernas recuperando el aliento, podía sentir la sangre golpeándome los oídos.
-Estúpidos… tontos… INUTILES!!- les grite desesperadamente- casi, casi! Pero NO! No, no, no, no… no voy a perder a mi hermano por segunda vez…
Mientras yo seguía cavilando uno de ellos dio un paso hacia atrás, levante rápidamente una mano con furia y cayo al suelo retorciéndose mientras se apretaba fuerte su ruidoso estomago.
-Eres muy maleducado mocoso!- me reí histéricamente, la acción me volvía loca.
-Que… que…-tartamudeo el otro chico- que le has hecho? Bruja! Loca!- me miro quieto por unos instantes- eres la jodida loca mas guapa que eh visto en mi vida!
Aquello me dejo unos instantes paralizada, no solía recibir muchos halagos, y menos por parte de mis victimas, solo corrían y gritaban. Pero no tenia tiempo que perder, así que de un salto caí sobre el, aplastando su tórax con un desagradable sonido de huesos rotos, haciendo caso omiso a sus alaridos pose ambas manos en los dos chicos y absorbí toda su vitalidad, apenas dejándolos en piel y huesos.
-Ahora si…
Con una carrera alegre, arrastrando tras de mi a los dos sacos de humanidad llegue justo en el momento en el que Peste alzaba su pie para traspasar la verja.
-No, no, no y no!- me pare a respirar un instante, antes de sonreír orgullosa mostrando mis dos presas- Mira, mira, MIRA!
Tire a los pies de mi hermano los dos despojos y después le cogí de la mano con fuerza.
-Ahora no podrás escapar, eres mio toooooooda la noche!- me reí dando ligeros saltitos- no creerás lo que me ha dicho ese pueril humano…
Me sonroje contándole a mi hermano lo que había hecho para estar con el.
Invitado- Invitado
Re: Hermana...(Priv)
Peste era cruel, cruel cuando eso lo divertía, incluso con sus propios hermanos, sobre todo porque los conocía, todos ellos actuaban de una forma compulsiva y reaccionaban invariablemente a ciertos estímulos. Desde Guerra hasta Muerte, pero la más nerviosa de todos era Hambre, fréntica, con el carácter de una niña que jamás terminaría de crecer a pesar de ser tan antigua como el mismo Sol, desquiciada, inquieta, tratando de llenar el vacío que estaba dentro de ella y que era completamente acuciante, ella era Hambre y siempre se sentiría devorada por dentro. Peste la había visto en sus mejores y peores momentos, cuando estaba completamente cuerda y cuando se dejaba llevar por la naturaleza de Jinete. A él no lo podía engañar, su pequeña hermana, a veces deseando con vehencia ser hasta humana y otras...otras cuando él estaba cerca, destrozar el cadáver que quedaba de la humanidad.
Comenzó a lloviznar, las gotas de agua eran frías, creando el escenario adecuando en el cementerio para la improvisada cacería de su hermana, la oscuridad crecía, las luces de las farolas que rodeaban el cementerio se fueron apagando una a una, mientras Peste avanzaba hacia las verjas, el cuervo, grande, posado en su hombro derecho, abrió las alas, graznando roncamente. Todos se sumía en la niebla y la lluvia, solo destacaba los perfiles de las tumbas, el silencio de los muertos, los útimos gritos de los vivos. Posó un pie en el umbral y se giró, su cuerpo alto y musculoso, contrastó con las rejas de hierro negro, solo quedaba una luz que arrojó un haz sobre parte del rostro de Peste, haciendo que su cara fuera una máscara de muerte, lo único que ardía allí eran sus ojos.
Los cuerpos fueron arrojados a sus pies como si de un tributo se tratara, los labios negros, se fueron ensanchando en aquella sonrisa terrorífica de Peste, provista de aquella extraña alegría infernal. Sus fríos dedos fueron tomados por las pequeñas manos de Hambre...ah, sí, había poder en aquellos deditos, poder para doblegar el mundo pero éste se encontraba a salvo, la mente de Hambre se dispersaba, incapaz de centrarce en algo más que unos minutos o quizás unas horas, era lo único que salvaba el planeta, en cuanto a él, simplemente quería alargarlo todo.
La miró directamente a los ojos mientras ella salpicaba el aire con sus palabras, las gotas de agua se deslizaban por el rostro de ambos, le alzó despacio sus manos-Peste siempre cumple su palabra..-besó el dorso de ambas, repasando la tersa y mojada piel con su boca entreabierta, entre los blancos dientes se vislumbra su roja lengua. Le apreta los dedos parece que se los va a romper, alza la faz y los ojos negros arden.-ven, hermana..vamos a esos antros llenos de música y vida que tanto amas, ven a bailar con Peste esta noche..enloquece, pierde el control..enferma de locura...
Comenzó a lloviznar, las gotas de agua eran frías, creando el escenario adecuando en el cementerio para la improvisada cacería de su hermana, la oscuridad crecía, las luces de las farolas que rodeaban el cementerio se fueron apagando una a una, mientras Peste avanzaba hacia las verjas, el cuervo, grande, posado en su hombro derecho, abrió las alas, graznando roncamente. Todos se sumía en la niebla y la lluvia, solo destacaba los perfiles de las tumbas, el silencio de los muertos, los útimos gritos de los vivos. Posó un pie en el umbral y se giró, su cuerpo alto y musculoso, contrastó con las rejas de hierro negro, solo quedaba una luz que arrojó un haz sobre parte del rostro de Peste, haciendo que su cara fuera una máscara de muerte, lo único que ardía allí eran sus ojos.
Los cuerpos fueron arrojados a sus pies como si de un tributo se tratara, los labios negros, se fueron ensanchando en aquella sonrisa terrorífica de Peste, provista de aquella extraña alegría infernal. Sus fríos dedos fueron tomados por las pequeñas manos de Hambre...ah, sí, había poder en aquellos deditos, poder para doblegar el mundo pero éste se encontraba a salvo, la mente de Hambre se dispersaba, incapaz de centrarce en algo más que unos minutos o quizás unas horas, era lo único que salvaba el planeta, en cuanto a él, simplemente quería alargarlo todo.
La miró directamente a los ojos mientras ella salpicaba el aire con sus palabras, las gotas de agua se deslizaban por el rostro de ambos, le alzó despacio sus manos-Peste siempre cumple su palabra..-besó el dorso de ambas, repasando la tersa y mojada piel con su boca entreabierta, entre los blancos dientes se vislumbra su roja lengua. Le apreta los dedos parece que se los va a romper, alza la faz y los ojos negros arden.-ven, hermana..vamos a esos antros llenos de música y vida que tanto amas, ven a bailar con Peste esta noche..enloquece, pierde el control..enferma de locura...
Invitado- Invitado
Re: Hermana...(Priv)
Estaba mas que contenta por haber conseguido superar la prueba de Peste, estaba eufórica y además la recompensa era más que deliciosa. Podría pasar toda la noche con mi amado hermano… sentir sus fríos labios en mis manos no hizo mas que incrementar mi emoción. El corazón me latía tan rápido que se podía oír por toda la avenida.
-Que buena idea Peste! Vamos a uno de esos clubs oscuros y moteros llenos de estrellas del rock borrachas!- pensaba causar un gran revuelo aquella noche, iba a darle la mejor noche de su vida a Peste, no deseaba que fuera como la ultima vez que nos vimos, lagrimas, sangre y una despedida. No! Esta vez seria diferente, el estaría deseando volver a verme después de aquello. Me lo prometí a mi misma.
Juntos de la mano nos encaminamos hacia el pub mas pútrido y siniestro del lugar, que estaba a dos manzanas del cementerio. El aire frio de la noche nos golpeaba el rostro con descaro, abrió mi cazadora dejando a la vista la carne de gallina que estaba a la intemperie. La gabardina de Peste ondeaba tras nosotros, con un efecto dramático, y no podía parar de sonreír, pensando con malicia lo hermoso que podía resultar aquella noche.
A los pocos minutos de andar pudimos ver las luces rojas que iluminaban un cartel negro, en letras plateadas se podía leer “Desecration of tombs” un titulo perfecto para aquel antro. La gran puerta de madera antigua nos dio paso al interior, de cual salía una corriente de aire caliente, olía a tabaco, alcohol y sudor. Había una barra decorada con calaveras y cadenas a la derecha, a la izquierda algunas mesas tortuosas, y al fondo una pista donde algunos individuos bailaban frenéticamente.
Nos plantamos en la barra, donde los otros transeúntes nos miraban con una mezcla de lujuria y miedo, incluso el camarero tardo algunos segundos en reaccionar.
-Eh… que pasa colega?- se miro a Peste de arriba abajo asombrado- menudo maquillaje mas… guay! Que os pongo a ti y a tu churri?
Su forma de hablar me asqueaba, pero me distraje enseguida con la música que se escuchaba de fondo, un grupo duro con la voz rasgada, me animo. El camarero nos dio dos copas, no sabia que había en su interior, las había ordenado Peste y yo me fiaba de el. Lo agarre con fuerza de la cintura y lo arrastre a la pista, las hordas de seres pálidos con ropas negras y cadenas, tachuelas y demás parafernalia se apartó a nuestro paso.
Y me deje llevar por la música, moviéndome al rito de una batería frenética me solté sin miramientos, apure mi copa enseguida, estaba fuerte y olía a alcohol puro de quemar. Mi cuerpo se retorcía como una serpiente, algunas gotas cristalinas se formaron en mi frente, pero no podía dejar de menearme, restregando mi cuerpo contra el de mi hermano. Sus manos rodearon mi cintura y sentí un escalofrió agradable, entonces alguien tiro de mi, alejándome de el.
Me quede aturdida, el bar daba vueltas, y la copa había hecho su efecto, un enorme tiparraco con los cabellos largos y grasientos me apretaba contra el cogiéndome con lujuria por el trasero.
-Suéltame capullo!
-No…- se relamió los labios, sus ojos estaban brillantes de emoción.- tengo mucha hambre, y esta noche voy a comerme una chinita caliente…
Grite forcejeando con el, pero me sobre vino un mareo, y perdí el equilibrio, por desgracia no pude escapar de las garras grasientas del motero que seguía manoseándome y babeando.
-Peste!
-Peste…- se rio a carcajadas el muy guarro.- que tipo de nombre ridículo es ese?
-Que buena idea Peste! Vamos a uno de esos clubs oscuros y moteros llenos de estrellas del rock borrachas!- pensaba causar un gran revuelo aquella noche, iba a darle la mejor noche de su vida a Peste, no deseaba que fuera como la ultima vez que nos vimos, lagrimas, sangre y una despedida. No! Esta vez seria diferente, el estaría deseando volver a verme después de aquello. Me lo prometí a mi misma.
Juntos de la mano nos encaminamos hacia el pub mas pútrido y siniestro del lugar, que estaba a dos manzanas del cementerio. El aire frio de la noche nos golpeaba el rostro con descaro, abrió mi cazadora dejando a la vista la carne de gallina que estaba a la intemperie. La gabardina de Peste ondeaba tras nosotros, con un efecto dramático, y no podía parar de sonreír, pensando con malicia lo hermoso que podía resultar aquella noche.
A los pocos minutos de andar pudimos ver las luces rojas que iluminaban un cartel negro, en letras plateadas se podía leer “Desecration of tombs” un titulo perfecto para aquel antro. La gran puerta de madera antigua nos dio paso al interior, de cual salía una corriente de aire caliente, olía a tabaco, alcohol y sudor. Había una barra decorada con calaveras y cadenas a la derecha, a la izquierda algunas mesas tortuosas, y al fondo una pista donde algunos individuos bailaban frenéticamente.
Nos plantamos en la barra, donde los otros transeúntes nos miraban con una mezcla de lujuria y miedo, incluso el camarero tardo algunos segundos en reaccionar.
-Eh… que pasa colega?- se miro a Peste de arriba abajo asombrado- menudo maquillaje mas… guay! Que os pongo a ti y a tu churri?
Su forma de hablar me asqueaba, pero me distraje enseguida con la música que se escuchaba de fondo, un grupo duro con la voz rasgada, me animo. El camarero nos dio dos copas, no sabia que había en su interior, las había ordenado Peste y yo me fiaba de el. Lo agarre con fuerza de la cintura y lo arrastre a la pista, las hordas de seres pálidos con ropas negras y cadenas, tachuelas y demás parafernalia se apartó a nuestro paso.
Y me deje llevar por la música, moviéndome al rito de una batería frenética me solté sin miramientos, apure mi copa enseguida, estaba fuerte y olía a alcohol puro de quemar. Mi cuerpo se retorcía como una serpiente, algunas gotas cristalinas se formaron en mi frente, pero no podía dejar de menearme, restregando mi cuerpo contra el de mi hermano. Sus manos rodearon mi cintura y sentí un escalofrió agradable, entonces alguien tiro de mi, alejándome de el.
Me quede aturdida, el bar daba vueltas, y la copa había hecho su efecto, un enorme tiparraco con los cabellos largos y grasientos me apretaba contra el cogiéndome con lujuria por el trasero.
-Suéltame capullo!
-No…- se relamió los labios, sus ojos estaban brillantes de emoción.- tengo mucha hambre, y esta noche voy a comerme una chinita caliente…
Grite forcejeando con el, pero me sobre vino un mareo, y perdí el equilibrio, por desgracia no pude escapar de las garras grasientas del motero que seguía manoseándome y babeando.
-Peste!
-Peste…- se rio a carcajadas el muy guarro.- que tipo de nombre ridículo es ese?
Invitado- Invitado
Re: Hermana...(Priv)
Peste no desencajó con el lugar donde lo llevo su hermana, aquel era un maldito antro de mierda, quizás de lo peor que se pudiera encontrar en los bajos fondos de aquella ciudad, luego estaban los negocios que gestionaba algunos demonios o bandas, algo sobre lo cual, Peste, tenía planes a largo plazo, ya comenzaba a dibujarse en su mente las líneas maestras de una estrategia. Pero no tenía prisa, las buenas cosas, las excelentes, debían madurar a su tiempo y él podía esperar durante años hasta ver el resultado. Olía a alcohol y sudor, la música estaba tan alta que hacia retumbar las paredes, vibrando, las luces se encendían y a apagaban, parpadeando, creando aquel extraño calidoscopio de fotogramas de rostros.
Gótico y vulgar, Peste se abrió paso entre muchas anchas espaldas embutidas en cuerpo, no necesitaba empujar a nadie, la gente, inconscientemente se aparataba como si no quisieran rozarlo, como si fuera un apestado, algunas de las enfermedades más contagiosas se transmitían meramente respirando el mismo aire que el enfermo. Peste llegó hasta la barra y se apoyó en ella, cruzando los brazos sobre la misma, el camarero se acercó, vacilando algo.
-Vodka, cerveza y lima, todo mezclado- la voz del jinete se escuchó perfectamente sobre la salvaje música.Ni siquiera le prestó atención a las palabras que emitía, solo era una boca sobre una trozo de carne, una bolsa de mierda y sudor. Le alcanzó la copa de plástico que hábilmente imitaba el cristal y bebieron de un trago. Hambre se agarró a él, tirando hacia la pista, Peste se deshizo de su larga chaqueta y la lanzó a una banqueta, mostrando abiertamente su musculo cuerpo que era ciñido por las ropas que negras que vestía.
Se abrazó a su hermana en la pista, sus cuerpos se pegaron sin disimulo, los pequeños senos de ella contra su ancho pecho, la giró durante el baila y esa subió y bajo, sinuosa, los dedos blancos de Peste rodaron por sus caderas y musclos, siguiendo con su propio cuerpo los movimientos de ella. Se complementaba, no podía ser de otra forma, eran un solo ser, mitades de un todo y la energía fluía en torno a ellos.
De repente la sacaron de sus brazos, bruscamente, los ojos negros de Peste ardieron en sus cuencas, sin prisas se acercó al grotesco hombre que manoseaba el cuerpo de su hermana.
-Es mi nombre...- Peste desdeñaba los nombres mortales, él no tenía que esconder nada. Se situó delante de él, alargó el dedo indice y le tocó el rostro barbudo, rudo.-Lepra.-musitó Peste, sonriendo. El hombre rió pero luego se calló, de repente una mancha oscura comenzó a extenderse por su rostro, los tejidos se comenzaron a pudrir en vida, la nariz de le cayó al suelo, gritó y los dientes saltaron de su boca, negros, las hencías apestaban. Todo el mundo se apartó mientras se tambaleaba, los cabellos cayeron a mechones de su cráneo, gritó de nuevo y se llevó los dedos a una oreja, éste se le quedó entre ellos.
Peste alzó una pierna y le asestó una patada en el centro del pecho, levantando 110 kilos de hombre, lo lanzó al otro lado del local, volando y se estrelló contra una de las paredes y estalló como una enorme bolsa de pus negra. Peste se giró, todo el mundo gritaba de terror, hizo un gesto y las puertas del local se cerraron, un hombre lo atacó por la espalda con un cuchillo, Peste ladeó el rostro-Peste negra...-el hombre arrojó la hoja al suelo cuando todo su cuerpo de comenzo a hinchar de bubones negros y grandes, muy dolorosos, chilló y se retorció en el suelo.
Peste fue hasta una esquina y se sentó en el sillón, viendo el caos se había desatado en el local, todas las salidas estaban clausuradas-Ven aquí, Hambre..-susurró, aquello lo había excitado-siéntate sobre mis piernas. Tenemos que hablar.
Gótico y vulgar, Peste se abrió paso entre muchas anchas espaldas embutidas en cuerpo, no necesitaba empujar a nadie, la gente, inconscientemente se aparataba como si no quisieran rozarlo, como si fuera un apestado, algunas de las enfermedades más contagiosas se transmitían meramente respirando el mismo aire que el enfermo. Peste llegó hasta la barra y se apoyó en ella, cruzando los brazos sobre la misma, el camarero se acercó, vacilando algo.
-Vodka, cerveza y lima, todo mezclado- la voz del jinete se escuchó perfectamente sobre la salvaje música.Ni siquiera le prestó atención a las palabras que emitía, solo era una boca sobre una trozo de carne, una bolsa de mierda y sudor. Le alcanzó la copa de plástico que hábilmente imitaba el cristal y bebieron de un trago. Hambre se agarró a él, tirando hacia la pista, Peste se deshizo de su larga chaqueta y la lanzó a una banqueta, mostrando abiertamente su musculo cuerpo que era ciñido por las ropas que negras que vestía.
Se abrazó a su hermana en la pista, sus cuerpos se pegaron sin disimulo, los pequeños senos de ella contra su ancho pecho, la giró durante el baila y esa subió y bajo, sinuosa, los dedos blancos de Peste rodaron por sus caderas y musclos, siguiendo con su propio cuerpo los movimientos de ella. Se complementaba, no podía ser de otra forma, eran un solo ser, mitades de un todo y la energía fluía en torno a ellos.
De repente la sacaron de sus brazos, bruscamente, los ojos negros de Peste ardieron en sus cuencas, sin prisas se acercó al grotesco hombre que manoseaba el cuerpo de su hermana.
-Es mi nombre...- Peste desdeñaba los nombres mortales, él no tenía que esconder nada. Se situó delante de él, alargó el dedo indice y le tocó el rostro barbudo, rudo.-Lepra.-musitó Peste, sonriendo. El hombre rió pero luego se calló, de repente una mancha oscura comenzó a extenderse por su rostro, los tejidos se comenzaron a pudrir en vida, la nariz de le cayó al suelo, gritó y los dientes saltaron de su boca, negros, las hencías apestaban. Todo el mundo se apartó mientras se tambaleaba, los cabellos cayeron a mechones de su cráneo, gritó de nuevo y se llevó los dedos a una oreja, éste se le quedó entre ellos.
Peste alzó una pierna y le asestó una patada en el centro del pecho, levantando 110 kilos de hombre, lo lanzó al otro lado del local, volando y se estrelló contra una de las paredes y estalló como una enorme bolsa de pus negra. Peste se giró, todo el mundo gritaba de terror, hizo un gesto y las puertas del local se cerraron, un hombre lo atacó por la espalda con un cuchillo, Peste ladeó el rostro-Peste negra...-el hombre arrojó la hoja al suelo cuando todo su cuerpo de comenzo a hinchar de bubones negros y grandes, muy dolorosos, chilló y se retorció en el suelo.
Peste fue hasta una esquina y se sentó en el sillón, viendo el caos se había desatado en el local, todas las salidas estaban clausuradas-Ven aquí, Hambre..-susurró, aquello lo había excitado-siéntate sobre mis piernas. Tenemos que hablar.
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