All you need is.... SEX - priv +18-

Después de aquel cierre de negocio con Caim que mejor que buscar el pecado en lo que quedaba de Las Vegas? Aun iba con aquel vestido rojo que me había regalado, me gustaba y llamaba la atención como a mi me gustaba.

Caminaba por las calles transitadas, entrando en los casinos buscando a chicas, y diversión con algún hombre que se me acercaba, pero todos me parecían basura, después de acostarme con Caim. Apuntaba algo alto ahora con mis amantes, seguía necesitando a alguno de mi tamaño. A otro demonio tal vez.

Iba a las ruletas para ganar dinero, haciendo algún que otro truco de los míos, rodeada por algunas chicas interesadas en mi cuerpo y en mi esencia, lo notaba a cada caricia que me daban.

Huí de Los Ángeles hacia Nevada. Había caído de nuevo en las malas artes del amor, quería alejarme de ese sentimiento antes que se hiciera intenso y yo perdiera de nuevo el rumbo. Era un ser destructivo, a cada paso que daba un edificio salía destrozado. Sin embargo, me gustaba el lujo y las Vegas tenían un cierto toque erótico y fascinante, como peligroso y adictivo, que me dejaba de muy buen humor.

Me gustaba llamar la atención, así que me hice músico para aquellas almas en pena. Actuaba esa noche en pleno casino, todos se volvieron hacia mí mientras la música turca sonaba dándole un toque especial. Las luces descendían mientras a mi me iluminaban, como si fuera un ángel. Yo había sido creado por Dios, pero un espíritu me hizo moldearme en la oscuridad fundiéndome con él creándose así el Demonio del Miedo que ahora era.

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Mi mensaje era fácil. Disfruta de la tierra, de la tierra oscura que pisas, y olvídate de colaborar con idiotas que no te darán nada bueno.

Comencé a escuchar de pronto una canción y que todos se giraron hacia él cantante. Me acerque a donde iba toda la gente, con un bolso lleno de fichas que había ganado y varias, chicas a mi alrededor. Me hice paso entre la gente hasta quedar delante de aquel demonio.

Sonreí llamando un poco su atención moviéndome al ritmo de la música.

"Escapando de tus compromisos, Agra?" - pregunte en su mente y me aparte de aquella gente para ir ahora a jugar al black jack.

Escuché sus palabras, pero antes había notado su presencia. Era normal sentir al resto de los seres que eran como yo, pura maldad. Sonreí mientras cantaba clavando mis ojos verdes en ella con cierta pose desafiante.

-"Jamás, sólo hago que estos caigan en pecado y luego los asustaré. Me gusta meter pánico a todos los que estan a mi alrededor ¿qué mejor lugar que las Vegas? cualquiera puede meterte un tiro en la nuca o beber de tu sangre."-solté aquello a su mente bajo aquella tupida melena de color fuego.

La conocía, más de una vez nos habíamos topado y sabía que no sería la última vez. Su suave movimiento de cadera era como el contoneo de una serpiente. No perdía detalle ni de ella ni de sus chicas. Cuando la música cayó todos fueron como locos a jugar, parecían haber quedado influenciados por mi canción y eso me gustaba.

Les haría sentir el miedo más atroz nada más salieran del local, provocando que regresaran. Me gustaba jugar con ellos, con todos ellos.

Reí por lo que dijo y cogí bastantes fichas repartiéndolas entre mis niñas para que sacaran el dinero para ir a Los Ángeles. Me había salido genial aquello, seguro que Caim se sentía orgulloso.

Cuando terminó de cantar y se alejaron todos regrese con él pegándome a su cuerpo olisqueando un poco por su cuello.

Oh, si que te has escapado.... De una chica... a ver.... - volví a olisquear pero no pude evitar cotillear en su mente - Anda, si es hija de mi querido Semyaza....Enamorado de ella eeh... vaya, vaya - reí y puse los brazos en sus hombros rodeando su cuello y le di un beso en la mejilla - Entonces ya no vas a querer jugar conmigo? Una última vez....

-No voy a quedarme con ella, ni siquiera estoy interesado en volver a verla.

Mis palabras sonaban sinceras, pero mis ojos mentían. Me delataba a mí mismo. Quería a esa estúpida, me gustaba estar a su lado porque sentía que teníamos química y no sólo en lo sexual.

-Si quieres que te abra de piernas será un placer, ya sabes que soy un hombre fácil.-más que fácil era amante del sexo.

Otros tenían una adicción al alcohol, muchos de mis hermanos era a matar hasta que les dolieran las muñecas de blandir sus espadas, pero lo mío era el sexo e imponer el mayor de los temores en todos y cada uno de mis enemigos, así como cualquier otro ser indeseable que me molestara.

-¿Tienes habitación en el Casino? ¿O quieres follar en medio de algún pasillo? Por mí da igual, cualquier lugar será bueno.

Comencé a reír a carcajadas con su respuesta, me hacía gracia que se contradijera a si mismo. Negué con la cabeza y comencé a contonearme sin depararme de su cuerpo.

En serio me preguntas donde tener sexo? Sin duda estás enamorado, querido - sonreí y comencé a besarle metiendo la lengua en su boca sin pedir permiso, desapareciendo sin ningún problema del salón de juego, aterrizando en mi habitación.

Ahora que lo pienso, no te gustaría trabajar para mi querido Caim? Te daría mujeres que están ansiosas de sexo - murmure acercándome hacia el reproductor de discos, lo encendí y puse música comenzando a bailar sensualmente. - Oh, pero entonces no podrías estar con aquella chica... Que pena

sweet dreams

Odiaba esa palabra "enamorado" porque me quemaba por dentro. Nunca había sido un hombre atado a una mujer, salvo una vez, y esa vez me condenó por completo a la perdición. Recuerdo que sentí que mi alma se desprendía de mi cuerpo y que terminaba muerto, aunque sabía que era casi imposible matar a un demonio, cuando ella murió en mis brazos.

Su beso calmó todo, su lengua me hizo desearla y me hundí en su boca con desesperación. Estaba ansioso, quería sexo y fundirme en ella olvidando de una vez a Lauren y su rostro lleno de lágrimas. Yo no podía cuidarla, no estaba hecho para cuidarla y menos a ella que era una mocosa llorona... aunque bien sabía que no era ni llorona ni mocosa, pero para alejarme a la idea de caer de nuevo me intentaba imaginar que era de ese modo.

Volví a besarlo enredando mis piernas en su cintura con un ágil salto que dí.
Hice que se acercara mas a la cama hasta que quedara sentado y yo encima suyo, me separe de sus labios mirándole.

Puedo adivinar por que la muchacha lloraba... Pero prefiero follar antes, por si se te ocurre ir tras ella y dejarme aquí plantada. - susurre en su oreja.

Me levante y me quite en un momento el vestido de Caim no quería que lo rompiera, volví a ponerme encima suyo y comencé a quitarle la camisa sin dejar de besarle.

-No me interesa sus lloros, como tampoco me interesan que me consigan mujeres. ¿A caso piensas que he perdido el encanto?-pregunté acariciando su cuerpo, dejando que mis manos caminaran por su cintura hasta sus mulos.

No me concentraba, tenía en mente a Lauren y ella era demasiado distinta. Ni siquiera había tenido sexo con alguien más durante ese mes, un mes completo, intentando averiguar el porque no era capaz de tener sexo sin que sus ojos vinieran a mí.

-Deja de hablar de ella y concéntrate en mí.

Me encantaba todo lo que decía, me hacía reír con ganas, le mordisquee un poco el cuello y luego me separe lo justo para mostrarle algo.

Mira que cosa aprendí a hacer... - sonreí malvada y puse mis dos manos en mi rostro cerrando los ojos, moví las manos poco a poco, cambiando mi aspecto físico, subí y cambie mi color de cabello. Y ahora? Me parezco a ella? - reí y cambie mi voz a la que él tenía en su cabeza todo el rato. - Juguemos - volví a besarle comenzando a frotarme contra su cuerpo y a acariciarle los costados.

-Por mucho que cambies tu aspecto tu aroma es distinto, además no quiero que hagas eso.-me estaba molestando, sobretodo por hacer algo como aquello.

Yo no quería que se hicieran pasar por ella, yo quería olvidarla. Me arrojé sobre ella mirándola fijamente, la miraba como a cualquier mujer con ganas de tenerme entre sus piernas.

-Vuelve a tu estado anterior si la quieres.-dije tomando su mano colocándola en mi entrepierna, aún dormida.-¡Halzo maldita sea!

Solté una carcajada por su reacción, casi me tira por aquello, me gustaba hacer enfadar a la gente, pero termine cediendo moviendo la cabeza hacia los lados, volviendo a mi color de cabello y con mi aspecto.

Y yo que quería ayudarte a no olvidarla - murmure arrodillandome y comencé a lamer la base de su miembro para que se endureciera.

Aquella faena siempre se me había dado genial, así que en poco tiempo aunque estuviera algo ausente ya la tenía medio dura. Me la quite de la boca lamiendo y le mire sonriendo lascivamente.

Permití que hiciera aquello aún con la cabeza revuelta, pero me concentré en lo que notaba entre mis piernas. Su lengua rodeaba mi miembro y su boca le daba calor, así como una humedad, que me hacía endurecerme. Mis ojos se cerraron mientras mi cabeza se echaba hacia atrás, colocando mientras una mano sobre su cabeza, ayudándola a darme placer.

-Hazlo bien, quiero olvidarme de tus palabras estúpidas. Yo no estoy enamorado, cuidado no vayas tú y te enamores del menos indicado... y tu marido te mande a la mierda.-sabía que la molestaría, pero quizás eso le hacía que fuera más pasional en la cama, lo necesitaba.

Enamorarme yo de él? Casi me pongo a reír por aquello pero en vez de eso estuve por morderle el miembro, le miré con odio gruñendo. Que les había dado a todos por nombrarme a Samael?

Cerré los ojos y seguí a lo mio, succionando mas fuerte su miembro para darle mas placer y que se callara de una maldita vez, no podía concentrarme en aquello y comenzaba a frustrarme

Cerré los ojos concentrándome, pero sólo podía pensar en ella. El peor de mis miedos lo tenía sin tener que generarlo yo mismo, era a lo único que temía. Temía enamorarme otra vez, y lo estaba empezando a sentir. Me quemaba su lengua, me hacía entrar en calor, pero no era comparable con la de Lauren.

Intenté imaginar que era ella, mis ojos verdes estaban sellados y mis puños cerrados entorno al cabello pelirrojo de Naamah. Gruñí de forma salvaje notando que estaba duro, pero aún quería algo más de su boca. Mis caderas se movían buscando mayor contacto, quería hacerla mía de esa forma.

Recordé por un segundo que a él le iban mas las vírgenes, abrí los ojos para verle, notando su miedo a enamorarse de la hija de Semyaza. No dejaba de mover la cabeza de succionar su miembro con ganas.

Podía imaginar que pensaba en ella, pero que me importaba a mi, que hiciera lo que le diera la rematada gana. Ahora había caído en cuenta que no haríamos nada mas, que se correría en mi boca y ya, cuando terminara, volvería a bajar a seguir reclutando chicas para Caim.

Cerré los ojos pasando la lengua por su dureza sin ni siquiera sacármela de la boca. Me gustaba aquello así que me deje llevar para que tuviera su orgasmo y yo volver al trabajo.

Intentaba que me viniera rápido, pero yo retenía las ganas. Simplemente quería disfrutar de ese momento aunque no fuera ella. Lauren no dejaba de estar en mi cabeza, yo no podía dejar de imaginarla en brazos de otros y de olvidarse de todo. Por mucho que llorara por estar conmigo y por todo, por mucho que dijera, no había vuelto a verla y parecía no querer buscarme. Yo no sería quien la buscara, más bien alejaba de mi mente esa idea.

-Sigue.-fue lo único que dije gruñendo bajo esperando que lo hiciera mejor, necesitaba venirme y largarme de allí de una buena vez.

Aumentaba cada vez más las succiones y la velocidad de lo que hacia en su miembro, estaba ya acostumbrada a mamar de hombres.
Volví a abrir los ojos para ver su rostro, aun no se había dado cuenta de que si ella no le buscaba era porque estaba ocupada con encontrar un cuerpo nuevo para irse con él a donde fuera.

Marque mis dientes en su dureza rascando su piel para que sintiera un poco mas, mientras mis manos jugueteaban con sus huevos un rato sin dejar de mover la cabeza, a veces la metía entera hasta la garganta por unos segundos.

Me dejé llevar por las sensaciones, gruñí bajo cerrando los ojos acariciando sus cabellos. Tiré de ella pegándola a mí. Dejé que mi miembro entrara en su boca hasta la garganta, para en nada terminar viniéndome mientras gruñía bajo.

Había dicho su nombre a pesar de todo, esperaba que ella no me hubiera escuchado porque no sabría como explicar aquello. Estaba acabado, había vuelto a enamorarme y a ser una burla andante.

Escuche como decía su nombre mientras se venía, me lo trague de buena gana y al levantarme me senté encima suyo acariciando su mejilla.

Agra... No por querer a una mujer te haces débil, eres un demonio poderoso, por lo que mata a cualquiera que se burle de ti por eso. Mira a Samael, llevo millones de años con él y nunca a dejado que nadie se burlara. Yo igual. Tampoco has de cambiar, puedes ir con ella a destruir cosas no te gusto lo que hizo? Pues sigue con ella, porque te quiere - sonreí acariciando sus mejillas, le di un beso en los labios y luego me levante. - Y ya dejo de torturarte, vete si gustas, yo seguiré con la caza de chicas.

-No lo comprendes, no es como crees.-dije molesto porque nadie me comprendía, nadie comprendía al cien por cien lo que sucedía.

No era sólo las burlas, era todo. Yo no estaba hecho para vivir en pareja, yo no quería que me ataran de pies y manos. Me asfixiaba, tenía miedo, y no quería afrontarlos. No de momento. Pero a la vez sentía celos y no quería que nadie ocupara mi lugar a su lado.

No seas tan malo con ella y hablar-lo - sonreí vagamente poniéndome los zapatos.

Fui a un espejo y me puse a peinar tranquilamente mis cabellos pelirrojos, mirando de reojo su cuerpo, suspire cerrando los ojos.

Pues intenta que comprenda ella que no eres bueno para ella, pero puede que le duela mas separarse de ti.

-Lo mío no son las palabras.-dije antes de ir hacia la puerta colocando mi ropa, pero antes de llegar a ella me giré.-Lo mío son los actos, no los mejores.-me desvanecí entonces para volver al casino y seguir la noche.

Me estaba confundiendo ¿desde cuando me daba consejos? ¿tanto se notaba?

Suspire negando con la cabeza, pinte mis labios de rojo y sombree mis ojos de rojo también. No entendía mucho porque no se quedaba con ella.
Cuando termine de arreglarme salí de la habitación y baje para ir al casino y seguir con mis negocios.

Me puse a tararear cualquier canción haciendo que hombres y mujeres se acercaran a mi con curiosidad. Me encantaba aquello.