Incidentes aislados y conocidos que se repelen - priv

No respondió, pero se dejó besar. Él no podía saber si realmente no le decía eso a todos, tampoco podía asegurar que no se cansaría de él... pero prefería no pensar en eso.

Se centr´q en sus colmillos, moviendo sus dedos para tocarlos, con curiosidad y a la vez reverencia. - A dolido, cuando los has clavado, pero luego ya no - presionando un dedo contra la punta de uno de ellos, una gota de sangre brotó, solo quitó el dedo observando esa gota redonda de rojo oscuro sobre la yema de su dedo. - No me gusta la sangre, la mariposa curó muchas cosas pero eso no, la sangre me bloquea, sobre todo su olor. Me da nauseas.

-Eso se quita afrontándolo, no es algo que cure una mariposa.-susurré acariciando su rostro antes de lamer su dedo, su sangre era adictiva como todo él.-Tu sangre tiene un sabor muy atractivo, algo dulce pero picante a la vez no tan metálica.-dije antes de hundir mi rostro en su cuello.-Creo que nunca me voy a cansar de beber de ti, ni de hacertelo, porque luego me siento muy bien.-no me había dado cuenta, pero el sexo con él era perfecto porque después de este me relajaba a causa de su poder.

- No quiero afrontarlo - murmuró negando suave, y aunque en su fuero interno no lo entendía le gustó y calentó eso de que le gustara su sangre y también le fuera atractiva.

Se abrazó a él, acariciandole el pelo mientras sentía su nariz en el cuello - me alegro, aunque no termine de agradarme el que me muerdas. - Desenrradandole el pelo con una mano mientras la otra le acariciaba la espalda - no quiero que te canses de mi, por que yo también me estoy volviendo adicto a ti... te quiero... y empiezo a tener frío, debería de vestirme.

-Vístete, iremos a recorrer la ciudad.-comenté antes de separarme finalmente de él.-Tengo una moto y varias horas de noche por vivir.

Tomé mis prendas regadas por la habitación, el despacho estaba hecho un desastre gracias a nosotros. Sabía que se ocuparían las limpiadoras a la mañana siguiente, pero eso no quitaba que me sintiera incómodo. Yo era el jefe y no quería que dieran cuenta de mi a mí mismo. Era algo extraño, pero no quería avergonzarme por las cosas que hacía aunque eso ocurría pocas veces.

Me vestí con calma, dejando bien colocada la ropa, para luego girarme y contemplar la ciudad como un niño ante una tienda de golosinas. Toda iluminada, se veía perfecta en aquella enorme cristalera que daba a un bulevard algo extraño, caótico y tan ruidoso que se escuchaba bien todo a pesar de estar en uno de los pisos más altos de aquella enorme torre.

Ok - contestó dando una palmada en el suelo antes de levantarse y estirarse mientras contemplaba el caos de oficina - deberíamos de recoger un poco antes de irnos ¿no?

Recolectó su ropa colocandose durante el proceso, se preguntaba como todo había acabado tan desperdigado si ni siquiera e había dado cuenta cuando le desnudó. Una vez vestido se arregló un poco el pelo - ya está

-Con mi ropa puesta y la tuya, sólo hay algunos papeles tirados y el té manchando la moqueta.-comenté estirazándome antes de agarrarlo.

Lo rodeé de inmediato, de forma instintiva, antes de mordisquear su cuello y sus labios. Se sentía tan bien estar así, sabía que era mío y otro no lo tocaría. No podía decir lo mismo del resto. Mucho podían decir ellos de amor, de jurarme lealtad, o que me querían más que así mismos cuando hacían lo mismo con otros. Él era distinto, eso me gustaba.

-Debería dejar claro que soy el líder.-comenté acariciando sus cabellos.-No sé, a veces me gustaría hacerlo para dejar de llevar doble vida. Pero ahora que te tengo, tengo un buen motivo para no decirlo. Estoy como dividido.-murmuré

- Al final no debí comprarlo, perdón - murmuró mirando la mancha en la moqueta, al menos hasta tenerlo pegado a sí y mordisqueandolo, le provocó una pequeña risa. - Esos mordisquitos en el cuello hacen cosquillas.

- No te sientas forzado por mí, de todas formas, aunque sepan que eres el lider, eso no me compromete a mi, por que no soy el único. Haz lo que veas bueno para ti - con una sonrisa besó sus labios - vamos - agarrando su mochila.

Dieron una vuelta en moto, poco más, solo ellos dos sobre esa hermosura sintiendo el viento en sus cabelleras. Y antes del amanecer cada uno se fue a su dormitorio.