Incidentes aislados y conocidos que se repelen - priv

Noté su presencia en la sala de curas, concentrado en la mariposa. Entré abrazándolo por detras, acariciando sus costados.

-¿Qué otros?-pregunté mirando ls mariposa.-¿Quién?-fruncí el ceño y aparté sus cabellos hacia un lado.-Dime porque mientes, porque no hay nadie y lo sé.-no, de momento no lo sabía.-Eres mío, tú me perteneces en cierto modo... Eres mío.-dije mordiendo su cuello.

Logró encontrar las pinzas y estaba ajustando el cuerpo de la mariposa cuando le oyó entrar, sintiendo su abrazo y caricias después, intentaba no inmutarse aunque era difícil.

- Llamo la atención más de lo que quisiera, no hay nadie pero puedo buscarme a alguien cuando quiera - contestó usando las pinzas con cuidado para levantarle el ala a la mariposa y ajustarla con una hoja y alfileres.

- Yo no soy tuyo Amaury, las personas no son posesiones, no soy de nadie, solo mío - añadió intentando controlar el escalofrío por el mordisco y las ganas de llorar que se le arremolinaban - ¿que es lo que quieres, burlarte un poco más de mi?

Todo lo que dijo me jodió. Me pegué mejor a él jugando con su ombligo. Acariciaba todo su torso bajo su ropa. Parecía de seda, pura seda, y eso me excitaba.

-Todo el mundo sabe que si se folla como anoche y te sientes en una puta nube... Es que perteneces a esa persona. Aceptalo.-dije murmurando bajo todo aquello.-Mio, sólo mío.-susurré girándolo para besarlo lentamente, quería hacerle sentir que flotaba y que lo que yo decía era cierto.

Cada vez le costaba más concentrarse, no podía ignorar las caricias de esas manos por todo su torso y la cadencia de esa voz susurrandole al oído. La pinza acabó en el suelo cuando le giró, sacandole un gemidito que murió en sus labios.

- Si seguimos tu teoría, entonces tu eres mio... te he escuchado follar, no hablas, ni siquiera gruñes y anoche estabas bastante parlanchín - murmuró con la cabeza algo echada para atrás, clavando sus ojos verdes en los castaños. - A ti también te gustó... por que me has recibido así, no te pido nada difícil y tu te empeñas en tratarme con la punta del pie, haciendome daño, acabaré odiandote.

Reí cuando dijo todo eso, había dado en el kit de la cuestión, pero no lo reconocería. Simplemente le besé hundiéndome en los recuerdos, metiéndome en su mente susurrando un "te quiero, rubio torpe y gilipollas". Pero se lo hice caer como si fuera un deseo de escuchar eso, no porque fuera así.

-Rubio, yo no te perteneco pero tú a mi sí.-dije acariciando sus labios.-estas colado por mi.

Esas palabras en su mente más esos besos le hicieron cortocircuito, causando que se pusiera rojo como un tomate y queriendo más muy a su pesar.Le miró, frunciendo el ceño, y mordió lo dedos que le acariciaban los labios.

- No, no voy a firmar mi sentencia de muerte, no voy admitir nada por que se que vas a hacerme daño.- aunque decir aquello era reconocerlo en realidad - Estas jugando conmigo, solo quieres que lo diga para darme otra patada ¿verdad?

Con eso ya me decía todo y más. Besé sus labios tomándolo del mentón. Con mi mano izquierda lo rodeaba por la cintura, pegándolo bien a mi.

-Ya sé que sientes, así que sólo es el placer de escuchártelo.-volví a repetir el truco acariciando su rostro con la mano de su mentón.-Si me dijeras eso yo te diría algo que deseas.

Cerró los ojos, cometiendo el error de dejarse llevar por esa caricia, los besos y la palabras que oía en su mente - tu no sabes nada - murmuró - y no vas a decirme nada, solo mientes - siguió insistiendo, pero cometió un error.

- Te quiero - murmuró, cansado de negar y perdido en lo que quería oír y en esas caricias en su rostro. Abrió los ojos para mirar los suyos con algo de miedo - ahora búrlate.

Era la primera vez que alguien me decía eso y sonaba a verdad. Lamí sus labios, para luego mirarlo a los ojos. Recordé su cara, sus gemidos y su cuerpo temblando. Cerré los ojos y sonreí canalla mirándolo de nuevo.

-¿Ves? Eres mío.-susurré.-Mío y no pienso compartirte.-murmuré.-Y no tengo que decirte nada porque ya lo hice.-dije tocando su frente.

Esperaba alguna burla pero no recibió ninguna, aún así tampoco recibió un te quiero directo a cambio del suyo sino que solo le dio un toque en la frente.

- Puede que te quiera, pero eso no me hace tuyo Amaury William Rose, no pienso dejartelo tan fácil, y eres un tramposo, no me has dicho nada - dandole un toque con el dedo en la nariz. - Y ahora, quieres ayudarme a disecar la mariposa? o tienes trabajo que hacer?

Jugar con su mente era fácil, así que por mucho que dijera que pondría las cosas difíciles sentía y veía que era todo lo contrario. Me pegué a él mirándolo fijamente a los ojos, sintiendo que deseaba fundirme en él y leer toda su mente como si fuera un libro.

-Pues no, sólo tengo que tocarme los cojones un rato.-comenté antes de apartarme.-O bueno, sacarte de quicio a ti, que es un buen divertimento.-susurré antes de tumbarme en el aire, levitando, mientras le miraba.

Le mantuvo la mirada haciendo una pequeña mueca al oirle - miralo él, que agradable - dijo, viendole flota - con complejo de globo.

- Pues yo me pongo con esto, por favor, no me asustes, hagas cosquillas o alguna otra cosa que me haga moverme bruscamente, no quiero romper la mariposa. Es un recuerdo y parte de mi, quiero conservarla bien.

Se puso a ello volviendo a centrarse en el pequeño insecto, ajustaba las azules alas con cuidado, sin tocarlas demasiado para que no perdiera color ni se quebraran. - Oye, en lugar de Amaury... ¿puedo llamarte Ama? es más corto - alzando la vista a él en busca de su respuesta.

Evité decirle algo hiriente, me mordí la lengua para no hacerle daño porque pensé que me beneficiaba tenerlo "feliz" que cabreado. Si estaba molesto no se volvería a abrir de piernas, y yo deseaba que se abriera de piernas sí o sí.

-Mientras que no sea delante de otros, por mí bien.-comenté con los brazos en cruz sobre mi pecho, para terminar caminando por el techo blanco de la habitación. Comencé a bailar, como aquel vampiro en la película de Entrevista... como Santiago, con una pareja de vals invisible. Me aburría estar quieto, era más divertido el mundo cuando lo modificabas.-Y un, dos y tres... oh, querida estás magnífica.-murmuré girando como peonza para terminar sentado a lo indio.

Comencé a cantar en susurros, disfrutando de ese silencio que él provocaba y de la paz que emanaba. Acabé tumbado con los brazos en cruz, con los ojos cerrados palpando el techo con la yema de mis dedos.

https://www.youtube.com/watch?v=ooGZ98iLTys

Delante de otros pensaba comportarme profesionalmente - le comunicó centrado en la mariposa, aunque no le pasaba desapercibido el bailecito que se estaba pegando en el techo. Intentaba no reírse no desconcentrarse aunque era difícil.

Si bien dejó lo que hacía al oírle cantar, cerrando los ojos para concentrarse en su voz - esa letra es preciosa - comentó volviendo a abrir los ojos, fijando la última ala de la mariposa para luego mirarle a él. - Realmente, es preciosa, un tanto triste, pero muy bonita. Tu voz también lo es, me gusta mucho - confesó guardando las pinzas, ya había terminado.

Ni me inmuté cuando dijo aquello, simplemente abrí los ojos jadeando por culpa de un recuerdo. La única mujer que había amado me había traicionado, pero esa canción no la hice para ella... aunque el eco de ese sentimiento se hizo pesado y doloroso.

Mi voz rasgó el aire con otra canción, antes de mirarlo fijamente. Esa se la dedicaba a él, aunque ni supe porque deseé hacerlo. Me había jurado no amar más cuando ella me hizo trizas, sólo me quería como objeto de colección. Era la novia de "tal" y "tal" tenía dinero, fama y poder. Él parecía aceptarme tal cual, aunque tenía miedo que se fuera por el poder, el mismo que atraía a otros... a él lo podía alejar.

https://www.youtube.com/watch?v=xvIAo-5OoRA&feature=related

(sé que no es la voz de Leo uwu)

Dejó lo ojos clavados en él cundo el castaño le miró, sin apartarla y casi sin pestañear, atento a la letra y a sus expresiones. Le sonrió con algo de pena - esta letra es más triste - murmuró.

- Ey, ven, baja - pidió alzando los brazos a él, Amaury seguía en el techo y el tenía ganas de abrazarle y besarle. Movió los brazos - vamos, si estás ahí arriba no puedo alcanzarte ni tocarte.

Paré de cantar mirándolo a los ojos, lo hice con calma como si me hubieran arrancado unas alas imaginarias y tuviera miedo que me echaran sal en la herida. La verdad es que yo el amor lo comparaba con eso, con una tragedia que me mataba por dentro y por fuera. Amar no era bueno.

-¿Por qué has hecho que recuerde el daño que me hicieron?-pregunté con un tono de voz distinto a cualquiera que hubiera tenido con él, como si estuviera confesándome ante un cura y yo fuera un ferviente creyente de Dios.-¿Por qué lo has hecho? Estaba bien solo.-me bajé, pero no para que me estrechara sino para marcharme.

Necesitaba aire, aunque mis pulmones no lo necesitaran. Mis ojos estaban vidriosos y el recuerdo de aquellas mentiras me agrietaban. Tuve miedo, la primera vez en años que tenía miedo.

Esa reacción le dejó descolocado, no la entendía - no era mi intención - murmuró sintiendose culpable y quedandose aún más descolocado cuando bajó para irse. Se quedó pillado pero no tardó en levantarse para correr tras él.

- Espera, Amaury espera - se tropezó pero no llegó a caerse, solo dio dos pasos rápidos pero llegó a alcanzarle abrazandole por la espada - espera, por favor, no se que he hecho, pero perdón, no quería hacerte daño.

Sentía rabia, una furia que me descolocaba por completo. Quería que se alejara y no lo hacía. Se pegó a mí haciéndome sentir encadenado a algo que quizás era falso. También parecían sinceras las palabras de aquella mujer, todo lo que me dijo una y otra vez mientras me dejaba seducir. Dejé por ella atrás muchas cosas, incluso me propuse dejar de coquetear por puro placer.

-Aléjate de mi, aléjate.-dije con los puños cerrados, clavando mis uñas en las palmas de mis manos y provocando que sangraran.-Aléjate, aléjate...-susurraba.-¡Aléjate!-grité furioso provocando un nuevo apagón, esta vez definitivo, en todo el edificio.

No negaría que se asustó e incluso soltó un pequeño grito por ese apagón, pero en lugar de soltarle le abrazó más fuerte. - No! no quiero, no voy a soltarte, has hecho que quiera tenerte cerca, no es justo que me eches ahora. Habertelo pensado antes, no voy a soltarte. Si quieres que me aleje oblígame, pero me aferrare a ti con uñas y dientes si es preciso. No me hagas probar algo que luego vas a quitarme - fue su respuesta, con los ojo cerrados y aferrandole con fuerza.

Las luces empezaron a explotar una tras otra en todo el pasillo, todo mientras hablaba y se aferraba más a mi. Terminé suspirando pesado, sintiéndome cansado y dolido. La luz regresó a todo el edificio, menos al pasillo donde nos encontrábamos. Mis manos quedaron sobre las suyas intentando apartarlas de mi, pero no quería romperle los dedos.

-Te irás, como hizo ella.-susurré.-Mismas palabras conducen a los mismos actos.-dije con un tono de voz más adulto, como si hablara un anciano y no un adolescente. Esa era la voz que solían escuchar algunos cuando hablaban conmigo, la de un hombre cansado de todo lo que veía y que quería alejarse de la mierda de siempre.

Clavó las uñas en su ropa al escuchar las explosiones de la bombilla, pero no quería soltarle, aun si tenía miedo, por que lo tenía y se notaba en como temblaba.

- Entonces por que te has acercado a mi? - hablando ya con enfado, le soltó solo para agarrarle de la ropa en un puño y hacer que se girara y le mirara - por que has hecho que admita que te quiero? Es otra retorcida forma de burlarte de mi? No me compares con cualquier furcia por que no me conoces, no digo te quiero al primero que pase y menos a alguien que me trata con la punta del pie por placer.

Y le soltó, pero con un empujón, clavando su mirada llena de enfado y frustación en los ojos castaños.

-¡No lo sé! ¡No pidas que entienda mis propios impulsos! ¡Joder!-grité dejando de nuevo apagado todo el edificio.

Mis ojos brillaban en la oscuridad, encendidos quizás por la furia. Era peor que un animal salvaje en esos momentos. Me agarré a él manchándolo con mi sangre, pegándolo a mí para besar sus labios. Mi lengua se apoderó de su boca, lo hice como si fuera una serpiente enroscada en la suya.

-Tengo miedo.-susurré confesando aquello casi sin aliento, intentando que lo comprendiera de una maldita vez.

El enfado no le dejaba tener miedo, cualquier otro hubiera huido ante lo que veía, un vampiro poderoso cabreado con los ojos brillando en un oscuro y solitario pasillo. Pero no huyó y contestó a ese beso con furia.

- Y crees que yo no? puede pasar al contrario, puedes abandonarme tu o podría descubrir que todo esto solo es un juego tuyo. No eres el único al que pueden hacer daño pero eres el único que está huyendo.

Él no lo comprendía. Él tuvo a gente a su alrededor que le quiso, que le cuidaron y amaron, aunque ese tipo se pusiera en su camino. Yo nunca había sentido eso hacia mi hasta que ella apareció, me habló con dulzura y me dijo que era diferente a todos. Siempre me decía que estaría a mi lado, que me cuidaría y amaría respetándome siempre. Si bien, le faltó tiempo en liarse con todos y tenerme a mí como un objeto. Sólo me quería para el lujo, no para amarme.

-No comprendes.-susurré alejándome de él, caminando por el pasillo mientras las luces se encendían a mi paso.