Cachorro en apuros - Privado

No le miraba cuando le levantó, no quería hacerlo por que sabía que no vería comprensión en su rostro, ni siquiera compasión. Y efectivamente no la vio cuando le obligó a mirarle.

- Tsk, acaso has venido a buscarme alguna vez? siempre soy yo quién se rinde, siempre soy yo quién te busca - murmuró lloroso, se agachó a recoger sus zapatos y se los colocó. - Te quiero Amaury, pero no soy un muñeco ni un juguete, no voy a hacer lo que tu quieras hasta que me rompas y te aburras. Vete a tu cama tu solo, yo me iré a la mía.

-Sí he ido a verte, he estado en tu cornisa mientras tú dormías.-comenté.-Eres descuidado, cualquier vampiro podría atacatarte y más si te quedas dormido viendo la televisión.-sonreí de lado intentando que no se escucharan mis lágrimas, mi sollozo en silencio, y de espaldas a él no vería más que mi espalda en medio de la oscuridad casi completa.-He ido, pero no te he dicho nada. No te creas el señor que todo lo sabe, porque desconoces mucho de mi.

Lo alejaba, inconscientemente lo alejaba, y después lo acercaba. Lo usaba como a un muñeco porque no quería que viera que me rendía ante él, yo que era el líder de un ejército... me rendía ante él, un mocoso.

Alzó el rostro y se le cortó un poco el llanto al oírle, no lo entendía - por eso olía a ti? - murmuró la pregunta, pero entonces se volvió a enfadar. - Entonces por que mientes? dijiste que nunca habías estado en mi cornisa. Dices una cosa y luego otra ya no se que creer como cierto y que no. No puedo saber de ti si juegas al ahora si ahora no, no dejas a marearme.

Se secó las mejillas, aunque aun sollozaba e hipaba, empezaba a estar cansado, realmente cansado. Tenía sueño y el llorar le había agotado aún más, suspiró derrotado echandose el pelo hacia atrás. - No te entiendo, no se que quieres de mi. Dices que quieres que sea tuyo, pero eres tu mismo quién me aleja.

-No intentes comprenderme, si tanto me quieres deberías quererme aunque no lo hicieras.-dije caminando calmado y elegante, como si fuera un gato, hacia mi cama.-Voy a entrar en letargo, tú mismo.

Cuando entré en la habitación me tumbé, aún con la luz de la mesilla encendida, mientras miraba el techo y sentía su aroma. Lloré aún más, daba por hecho que no vendría y yo no me acercaría más a él. Tenía miedo, no veía que todo era miedo.

Me encogí como siempre, cubriéndome, mientras lloraba hasta quedarme en letargo en segundos. Sentía cuando mis piernas flaqueaban. No quería sexo porque no tenía tiempo para eso, pero él no lo comprendía o más bien no se daba cuenta que amanecía.

- Me ayudaría a quererte más y sufrir menos - murmuró viendo como se alejaba y metía en su habitación... suspiró derrotado, confundido. Ahora no sabía que hacer, todo con Amaury era igual, caótico y confuso.

Al final se frotó la cara y miró su reloj de muñeca, había amanecido... eso le hizo morderse los labios, era idiota. Cuando el castaño le invitó tan tanta insistencia a su cama no era por sexo, no había tiempo... por que no había sido simplemente más sincero? Finalmente entró la habitación, lo encontró ya en letargo pero con las mejillas húmedas, se las limpió con su propia camisa y le besó la mejilla. Se desvistió y metió en la cama, abrazandose a él por la espalda.

Sentí sus brazos rodeándome, su aroma, y aunque estaba suspendido en la nada podía escuchar sus latidos y percibir todo como si estuviera cien por cien vivo. Nunca había sentido tanto calor cuando dormía, me sentía en paz y las lágrimas dejaron de correr casi de inmediato.

En sueños pude ver la mano de mi padre abofeteándome, dejándome casi inconsciente, quitándome mi ropa, tan diminuta como mi cuerpo, y violándome de nuevo. Después esos golpes, esas patadas, los gritos. D había logrado apaciguar algo de mi dolor, pero no todo. La mariposa no fue capaz de captarlo todo. Mi infancia seguía doliéndome, aunque no tanto, y mi adolescencia cargada de dependencia a todo, incluso al pegamento, me hería. Si él me conociera no me querría, lo daba por hecho, y era mejor dejarlo todo con cierto misterio... no quería ser un niño perdido.

En comparación en sus sueño no había recuerdos, todos se los llevó la mariposa, peor no estaban serenos del todo. Soñaba con la discusión, solo que él había elegido irse en lugar de quedarse, Amaury se olvidaba totalmente de él, gélido cuando se encontraban, haciendo conincidir sus sesiones de sexo con cuando el estaba presente o por los alrededores. Como todo lo que el castaño ya había hecho pero multiplicado mil veces.

Como consecuencia se aferraba más a él, escondiendo el rostro en su espalda, solo su contacto frío le tranquilizaba y acabó por calmarle los sueños.

Cuando desperté él estaba aún ahí, aferrado a mí. Me giré viéndole, para nada más pasar unos minutos abrazarle por inercia. Mis manos acariciaban sus cabellos, jugaba con ellos como si fueran un estambre y yo un gato que quería jugar un rato.

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Comencé a cantar bajo cerca de su oído, influyendo en sus sueños. Las canciones eran la única forma de expresar mis sentimientos. Mis manos no dejaban de acariciarle, mis dedos parecían hundirse en él. Mis ojos, bueno mis ojos no estaban quietos y tenía una mirada intensa sin proponérmelo.

Se relajó aún más al sentirse abrazado, acurrucandose contra él y suspirando apoyó la frente contra su pecho. Su cantar le arrullaba y calmaba, igual que sus caricias en el pelo. Se abrazó un poco más fuerte a él y al fin abrió los ojos.

- Ama - susurró aún con cara de dormido, mirandole a los ojos - lo siento, perdóname - volviendo a esconder la cara contra su pecho - te quiero, siento mucho lo de anoche.

-Si te dije que lo mejor es que te buscaras a otro no es porque no quiera tenerte a mi lado, es que tenerte a mi lado sólo te hará mal.-dije acariciando sus cabellos.-Pero soy egoista, no me gusta que te vayas.-susurré antes de besar su frente, sus labios y sus mejillas.-Quiero que te quedes, que te quedes a mi lado. Y todo lo que te dije era cierto, a nadie le he dejado pasar aquí, no he estado con nadie más desde que estuvimos juntos y he ido a verte...-susurré antes de besar su frente.

Me quedé mirándole a los ojos, acariciando sus mejillas, para luego girarme sobre el colchón. Mis ojos se deslizaban por la pared intentando comprender qué pasaba conmigo.

- No quiero a otro susurró sin apartar los ojos de él, sintiendo sus caricias en el pelo y sus besos por el rostro. Mirandole embelesado y algo rojo, cuando Amaury se giró el rubio se pegó a él, besandole la espalda y acariciandole el pecho.

- Te quiero - murmuró - y me quedaré, no me separaré de ti - acariciandole la espalda con la nariz

-No sabes lo que dices.-murmuré cerrando los ojos, sintiendo su abrazo y deseando apartarlo a la vez que aferrarme a él.-No sé amar, no sé expresarme, sólo soy un animal salvaje.-comenté antes de girarme para mirarle a los ojos con intensidad.-Pero como he dicho, te quiero a mi lado.

Me iba a costar más de un enfrentamiento, pero no quería que él sufriera. Estaba planteándome decirles a todo lo que había, aquello que sucedía y que nadie se esperaba. Diría que elegí una pareja, la mejor de todas para ser mi amante. Si bien, tuve miedo. Sabía que algunos comenzaban a sospechar de mí y temía que la tomaran con él.

- Yo tampoco se amar, pero podemos aprender juntos - murmuró como contestación, acariciando su vientre aún, pegado a él. - Y los animales me gustan - contestó mirandole a los ojos, alzando una de sus manos para acariciarle el rostro después de apartarle la melena de la cara.

- Tu quieres que me quede y yo quiero quedarme, intentemoslo - realmente quería estar con él, el primer intento salió mal,si es podía llamarsele intento a eso que habían tenido. - Esta vez me esforzaré más, en hacerme entender y entenderte.

Me abracé con ganas, hundiendo mi rostro en su torso olfateando su aroma. Hundí mi rostro en su cuello, dejando mi cara encajada entre sus cabellos y su rostro. Mis brazos lo rodeaban con necesidad, acariciando su cintura y su espalda como sus piernas y trasero.

-Deberíamos salir, tengo que decirle a un par de personas un encargo.-susurré.-Y hacer unos recados en la ciudad, podrías acompañarme pero no sé cómo será de peligroso. Además, debo alimentarme.

Se sentía muy a gusto así, aceptado por el castaño y reconocido, no sabía cuanto duraría esa sensación pero le gustaba. Pasó a acariciarle el pelo cuando encajó la cara en su cuello.

- De acuerdo - contestó, aunque no quería separarse de él - se siente bien estando así - susurró - pero tienes cosas que hacer, tendremos que movernos. Si voy a acompañarte necesitaré pasar por mi casa para coger mi ballesta.

-Y supongo que comida.-dije estirazándome como si fuera un felino.

Me moví por la habitación buscando mis armas, preparándolas para la salida. Después tomé la ropa, algo cómoda y nada de chaqueta. Todo era cuero, para mí no había algo más cómodo que el cuero y viejas camisetas de grupos que ya nadie recordaba. Me coloqué una de W.A.S.P, un collar de pinchos y un brazlete idéntico al collar.

El cuero me abrigaba, al ser oscuro también me hacía parecer parte de la noche y no un blanco fácil. Me giré hacia él contemplándolo, notando como se vestía igual que yo. Me preguntaba si aquello que iba a hacer sería bueno o simplemente la mayor metedura de pata desde hacía mucho.

- También, también, aunque ahora mismo no tengo hmbre - contestó viendo como se estiraba y levantaba, tenía ganas de tirar de él y devolverlo a la cama para no salir hasta la noche siguiente.

En lugar de ello se estiró un poco y levantó, vistiendose con la ropa del día anterior. - También necesitaré cambiarme de ropa, esta ya huele un poco a sudor... quieres que come algo en la cafetería mientras das los recados que tenías que dar? - terminando de abrocharse los pantalones se sentó en la cama para colocarse las convers. Alzó la vista para verle y sonrió - este tipo de ropa también te queda bien.

-A mí me queda todo bien.-dije como respuesta mientras me perdía en sus rasgos.

Quería decirle cuanto me gustaba despeinado, con ropa arrugada y algunas orejas. Se veía perfecto así, sin más pretensiones que querer ser él y desear un buen café. Me acerqué sin decir ni una sola palabra, simplemente acariciando sus mejillas y fundiéndome en sus ojos claros.

-Killian.-murmuré antes de rozar sus labios.-Quédate aquí, en el edificio. Hay una planta que no se usa. Son viejas zonas donde se atendían a los heridos de la pasada guerra. Podía quedarse también Román, así os vigilaría a ambos y creo que Cat estaría más tranquilo.-mentía, el que se quedaba tranquilo era yo. Román era para mí como un hijo, un sobrino, o algo muy querido que había cuidado desde su nacimiento. Él era mi amante, realmente podía llamarlo así porque lo amaba.

- Que creído - comentó alzando una ceja, nervioso por como le miraba, sentía como si practicamente le pudiera leer el alma a través de la piel. Fijó sus ojos en los suyos, de forma tímida, mientras sentía las caricias en su rostro.

- Ah? - exclamó sorprendido - quedarme aquí? bueno... para Román si sería mejor, si el padre sabe que le vigilas seguramente pondrá menos impedimentos. Pero... no molestaríamos? el resto podría protestar si lo saben.

-Verás, sólo hay escoltas. Ellos saben que tengo un lugar cerca del jefe, en sí piensan que soy su hijo. Otros, sin embargo, creen que soy un hermano suyo. Algunos apuestan que somos viejos amigos. Pero todos saben que jamás me alejo del edificio y que soy el único que puede verle, a parte de algunos generales como el señor Sakura. Un día te lo presentaré.-comenté apartándome de él para recoger mis armas.

Sakura era uno de esos vampiros leales, fuertes y sanguinarios. Te penetraba con los ojos produciéndote escalofríos. Un día hablaría con él, necesitaba que me informara sobre unos barrios cercanos a los nuestros, los cuales me estaban alertando de presencias indeseables.

-Daré un comunicado como que te quedarás de vigilancia por si hay heridos, al ser un trabajo de alerta tendrás que pernoctar en el edificio así como hacer vida diaria. Podrás comer en la cafetería, no necesitarás cocina. Román comenzará a trabajar contigo, si te das cuenta es omega y no sólo se tranquiliza solo sino que desprende algo parecido a tu poder.

Escuchaba atento, meditandolo, tenía sus pros y contras. Podía ayudar a Román a independizarse un poco y ganaba acercamiento a Amaury, pero a cambio perdía libertad y dejaba de ser tan invisible como antes en la organización.

- A ver... déjame pensarlo en esta noche, mañana por la noche te daré una respuesta segura. No es cualquier tontería, tengo que meditarlo bien - sonriendole un poco, acarició su mejilla y beso sus labios. - Vamos.

-Pues no lo pienses demasiado, no creo que Cat cuando vea tu barrio quiera a su hijo allí. Aunque diga que se lo pensará en cuanto vea a su hijo solo, solo y desprovisto de su acoso, pues va a empezar a chillar y a decir que no le deja.-comenté antes de buscar por mi chupa una nota, tenía que mostrársela a un imbécil para que me dejara pasar a un club, allí tomaría la sangre de un estúpido vampiro que se creía un genio. Sabía que tenía organización, una contraria a mis intereses, y me lo cargaría.-Sólo quiero que no te metas en líos, que no digas nada cuando entremos al club y que no te separes de mí. Vas a ver como me alimento, pero no quiero tonterías ¿de acuerdo?

- Solo esta noche, mañana tendrás una respuesta, una mudanza no es una tontería que decidir a la ligera - volvió a insistir, verificando que tenía toda la ropa colocada. Entonces hizo una pequeña mueca - ok, no me hace gracia, peor ok.

No sería la primera vez que viera a un vampiro alimentarse, pero el olor y visión de la sangre era siempre algo que no le agradaba - cuando quieras pues podemos irnos.

-Mira mejor ve donde tu casa, estoy seguro que por allá ronda Cat con su hijo. Intentad hablarlo, solucionar lo que tengáis que solucionar. Yo necesito encontrar informadores, hablar con ellos y luego transmitir el mensaje a varios de mis aliados.-no quería exponerlo, además me cabreaba que no dijera que sí como colegiala. ¿A caso no me quería tanto? pues debía decirme que sí de una maldita vez.-Nos vemos mañana, o quizás hoy antes de levantarse el sol.-me acerqué a él tomándolo por la nuca, pegándolo a mí para besarlo con ganas. Era un ansia que no podía controlar.-Nos vemos.

- Seguro? no me importa acompañarte - murmuró mirandole dudoso, pero quizás era lo mejor, no sabía si estorbaría en su trabajo o lo fastidiaría de alguna forma - Si, mejor vuelvo a casa.

Entonces ese beso, se agarró a su chupe perdiendose en sus labios, jadeando por aire al cortarlo. Amaury le acabaría asfixiando en un beso, pero no le importaba precisamente. - Si, cuidate - murmuró acariciandole la mejilla, dándole otro beso más leve - te esperaré en mi casa, sino pues vendré mañana por la noche.