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Se abre el bar - privado
Me encontraba limpiando el bar como de costumbre, estaba a punto de abrir el local mientras escuchaba una vieja balada japonesa en la radio. Sank había tenido que ir a entrenar con algunos lobos jóvenes, yo me dedicaba a concentrarme en prearar todo para al apertura. Cada noche era lo mismo, cientos de lobos pasaban por mi local a tomar un descanso de sus distintas organizaciones centradas en los barrios bajos, sobre todo Bloody Rose y Thorns, junto a los guerreros que iban por si solos como almas libres en medio de esta ciudad tóxica.
Me quedé apoyado en la barra mirando hacia la puerta, esperando el primer cliente de la noche. Hacía tan sólo diez minutos que conté el cambio, miré los vasos y comprobé el hielo. Los licores estaban en su sitio y había buenas reservas de las distintas cervezas. También había comprobado los aperitivos, tanto los frutos secos como aquellos de pincho de carne y los platos de pescado.
-En media hora no daré a basto.-murmuré suspirando pesado mientras el luminoso se encendía. Por una de las ventanas se podía ver el ocaso con sus distintos y llamativos colores.-Ya todo vuelve a la vida...-de día todo estaba más bien muerto, de noche todo era distinto.
Los lobos comenzaron a entrar, primero un par de lobos algo serios que solían sentarse en una mesa apartada a mirarse fijamente mientras jugaban a las cartas. Después un par de cachorros alborotadores. Los pedidos empezaron a llegar y yo a moverme. Sank no estaba y debía atender todo yo solo, cada vez tenía más afluencia de público y aunque no era un bar muy grande había quienes preferían un lugar así a mezclarse con otras razas.
Me quedé apoyado en la barra mirando hacia la puerta, esperando el primer cliente de la noche. Hacía tan sólo diez minutos que conté el cambio, miré los vasos y comprobé el hielo. Los licores estaban en su sitio y había buenas reservas de las distintas cervezas. También había comprobado los aperitivos, tanto los frutos secos como aquellos de pincho de carne y los platos de pescado.
-En media hora no daré a basto.-murmuré suspirando pesado mientras el luminoso se encendía. Por una de las ventanas se podía ver el ocaso con sus distintos y llamativos colores.-Ya todo vuelve a la vida...-de día todo estaba más bien muerto, de noche todo era distinto.
Los lobos comenzaron a entrar, primero un par de lobos algo serios que solían sentarse en una mesa apartada a mirarse fijamente mientras jugaban a las cartas. Después un par de cachorros alborotadores. Los pedidos empezaron a llegar y yo a moverme. Sank no estaba y debía atender todo yo solo, cada vez tenía más afluencia de público y aunque no era un bar muy grande había quienes preferían un lugar así a mezclarse con otras razas.
Invitado- Invitado
Re: Se abre el bar - privado
Dos días, solo dos días de haber salido del bosque a la supuesta civilización y ya estaba más que jodido, perseguido por Demonios, un encuentro con el Demonio de las moscas. Con hambre, sed, sin dinero, sin trabajo, sin hogar, sin absolutamente nada que me diera al menos un aliento por el cual seguir adelante.
Estaba cansado, un poco herido tras el encuentro, mal oliente, con unas ropas que no me pertenecían, porque aquel chico, llamado Nikita, me las proporciono amablemente. Hambriento y sediento. Me resigne a seguir padeciendo mientras recorría aquellos lugares. Pero luego llego a mi mente la idea de simplemente, ser gandaya, por una vez en la vida.
Sabia de ante mano que si mis padres estaban pendientes de mis acciones, se retorcerían en sus respectivas tumbas por lo que estaba pensando hacer, mi padre seguramente me habría azotado tan duro, que no podría ponerme en pie durante días dada la gravedad de los azotes. Mi madre… ella solamente me habría de haber visto con esos sus ojos hermosos llenos de desilusión y tristeza… el solo imaginarlo, me dolía… pero estaba en una situación precaria, aunque eso no justificaba el hecho de que iba a cometer un atraco a alguien que no tenía la culpa de mi desgracia.
Tras un día vigilando el lugar, sabía que ese hombre de aspecto oriental, estaba solo, atendía a todos hábilmente. Pero no podía estar pendiente de todo el local ¿Cierto? La puerta de atrás del mismo, estaba abierta como lo note la noche anterior que comencé a maquinar el atraco. De momento, no pensé siquiera en la posibilidad de pedirle empleo de buena manera y no tener que mermar su Local, quizá solo era el deseo de experimentar adrenalina, sentir que era bueno cometiendo actos vandálicos. Estupideces que se me cruzaban por la mente de vez en cuando tras haber sido criado dura y estrictamente. Pero también la necesidad. Supe que estaba ocupado, dada la afluencia de clientela, algo que aproveche, para adentrarme al lugar, siendo lo más cuidadoso posible, evitando tocar más de la cuenta, tomando algunas cosas para el camino, como lo eran bebidas, algunas que ni conocía, pero que parecían tener buena pinta, pero nada como lo que mis ojos notaron, comida, y variedad, frutos secos, pescado y carne. El estomago se quejo, relamí mis labios acercándome a la mesa donde estaban pulcramente colocados los platos con los respectivos alimentos, quizás en espera de ser llevados a alguna de las mesas de los clientes. No dude en tomar un bocado de carne y disfrutarlo enormemente, aunque no se comparaba con la carne tibia de una presa recién cazada.
Estaba cansado, un poco herido tras el encuentro, mal oliente, con unas ropas que no me pertenecían, porque aquel chico, llamado Nikita, me las proporciono amablemente. Hambriento y sediento. Me resigne a seguir padeciendo mientras recorría aquellos lugares. Pero luego llego a mi mente la idea de simplemente, ser gandaya, por una vez en la vida.
Sabia de ante mano que si mis padres estaban pendientes de mis acciones, se retorcerían en sus respectivas tumbas por lo que estaba pensando hacer, mi padre seguramente me habría azotado tan duro, que no podría ponerme en pie durante días dada la gravedad de los azotes. Mi madre… ella solamente me habría de haber visto con esos sus ojos hermosos llenos de desilusión y tristeza… el solo imaginarlo, me dolía… pero estaba en una situación precaria, aunque eso no justificaba el hecho de que iba a cometer un atraco a alguien que no tenía la culpa de mi desgracia.
Tras un día vigilando el lugar, sabía que ese hombre de aspecto oriental, estaba solo, atendía a todos hábilmente. Pero no podía estar pendiente de todo el local ¿Cierto? La puerta de atrás del mismo, estaba abierta como lo note la noche anterior que comencé a maquinar el atraco. De momento, no pensé siquiera en la posibilidad de pedirle empleo de buena manera y no tener que mermar su Local, quizá solo era el deseo de experimentar adrenalina, sentir que era bueno cometiendo actos vandálicos. Estupideces que se me cruzaban por la mente de vez en cuando tras haber sido criado dura y estrictamente. Pero también la necesidad. Supe que estaba ocupado, dada la afluencia de clientela, algo que aproveche, para adentrarme al lugar, siendo lo más cuidadoso posible, evitando tocar más de la cuenta, tomando algunas cosas para el camino, como lo eran bebidas, algunas que ni conocía, pero que parecían tener buena pinta, pero nada como lo que mis ojos notaron, comida, y variedad, frutos secos, pescado y carne. El estomago se quejo, relamí mis labios acercándome a la mesa donde estaban pulcramente colocados los platos con los respectivos alimentos, quizás en espera de ser llevados a alguna de las mesas de los clientes. No dude en tomar un bocado de carne y disfrutarlo enormemente, aunque no se comparaba con la carne tibia de una presa recién cazada.
Invitado- Invitado
Re: Se abre el bar - privado
Atendía con amabilidad a todos mis clientes, ellos parecían tener paciencia al ver que hoy no podía ser ayudado por mi compañero. Sank no era mi camarero, era un discípulo por así decirlo. Quería que aprendiera las buenas formas, el trato, la elegancia de la espada era otro motivo por el cual enseñarle a usar sus habilidades de forma más centrada y civilizada. Era un buen chico, tenía un espíritu fuerte y sin duda buen corazón. Habíamos cazado varios conejos las noches anteriores, preparé la carne para que fuera lo más sabrosa junto a una ternera. Estaba en la trastienda, todo en la parte que daba a mi vivienda. Vivía en ese local igual que trabajaba, con humildad.
-¿Te queda sashimi?-preguntó uno de los chicos quedándose pegado en la barra.-¿Sushi de pescado tienes? ¿Gambas?
-Sí, tengo.-dije como una sonrisa.-Y wasabi recién importado de Tokyo.-comenté de forma amable.-Voy a por la bandeja y elijes la tapa.
-¡Sí!
Era un cachorro, tendría unos cien años, su apariencia era la de un chico de unos doce años. Su padre lo vigilaba muy de cerca mientras jugaba al dominó con varios camaradas. Eran Thorns y Bloody Rose jugandose unas monedas por diversión. Sin embargo, nada más girarme noté una presencia poco familiar, el aroma de un lobo que no conocía ni había visto entrar por la puerta.
Al entrar en la trastienda lo vi comiendo de espaldas, ni siquiera hice ruido cuando el filo de mi espada quedó en su garganta. Pasé lentamente la hoja por debajo de su mandíbula y sonreí de forma peligrosa.
-¿Está bien condimentado el conejo?-pregunté sonriendo de lado.-Pero hombre, bebe un poco... que esos mofletes y traga.
-¡Gackupo! ¡El sushi! ¡Tengo hambre!-dijo hiperactivo el cachorro, esperando quizás que le diera su gran bandeja para elegir los que él viera más jugosos. Ese pequeño era uno de mis mejores clientes, quizás no por su consumición alcohólica, pero sí por su alegría que llenaba el local y animaba a otros a beber.
-¡Ya voy Joon Gi!-dije riendo como si no pasara nada, pero mis ojos se quedaron fijos con cierta crueldad en el lobo. No podía decir bien qué edad poseía pero sin duda había que ser muy estúpido para entrar en mi cocina.
Tal vez me estaba ablandando, o quizás era su peste y sus ojeras, porque bajé la espada y suspiré pesado. Le di un golpe a sus manos para que no tocara más comida y tomé la bandeja.
-Si quieres comer y no tienes dinero ofrécete al menos a lavar los platos, aunque antes lávate porque apestas.-sususurré.
Fue lo único que dije antes de salir fuera con la bandeja. La dejé frente a él y sus ojos curiosos empezaron a mirar todos. No sabía cual elegir aunque sabía que su favorito era el de salmón y el de gambas, también estaba el de tortilla pero ese no era el más jugoso.
-¿Te queda sashimi?-preguntó uno de los chicos quedándose pegado en la barra.-¿Sushi de pescado tienes? ¿Gambas?
-Sí, tengo.-dije como una sonrisa.-Y wasabi recién importado de Tokyo.-comenté de forma amable.-Voy a por la bandeja y elijes la tapa.
-¡Sí!
Era un cachorro, tendría unos cien años, su apariencia era la de un chico de unos doce años. Su padre lo vigilaba muy de cerca mientras jugaba al dominó con varios camaradas. Eran Thorns y Bloody Rose jugandose unas monedas por diversión. Sin embargo, nada más girarme noté una presencia poco familiar, el aroma de un lobo que no conocía ni había visto entrar por la puerta.
Al entrar en la trastienda lo vi comiendo de espaldas, ni siquiera hice ruido cuando el filo de mi espada quedó en su garganta. Pasé lentamente la hoja por debajo de su mandíbula y sonreí de forma peligrosa.
-¿Está bien condimentado el conejo?-pregunté sonriendo de lado.-Pero hombre, bebe un poco... que esos mofletes y traga.
-¡Gackupo! ¡El sushi! ¡Tengo hambre!-dijo hiperactivo el cachorro, esperando quizás que le diera su gran bandeja para elegir los que él viera más jugosos. Ese pequeño era uno de mis mejores clientes, quizás no por su consumición alcohólica, pero sí por su alegría que llenaba el local y animaba a otros a beber.
-¡Ya voy Joon Gi!-dije riendo como si no pasara nada, pero mis ojos se quedaron fijos con cierta crueldad en el lobo. No podía decir bien qué edad poseía pero sin duda había que ser muy estúpido para entrar en mi cocina.
Tal vez me estaba ablandando, o quizás era su peste y sus ojeras, porque bajé la espada y suspiré pesado. Le di un golpe a sus manos para que no tocara más comida y tomé la bandeja.
-Si quieres comer y no tienes dinero ofrécete al menos a lavar los platos, aunque antes lávate porque apestas.-sususurré.
Fue lo único que dije antes de salir fuera con la bandeja. La dejé frente a él y sus ojos curiosos empezaron a mirar todos. No sabía cual elegir aunque sabía que su favorito era el de salmón y el de gambas, también estaba el de tortilla pero ese no era el más jugoso.
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Re: Se abre el bar - privado
Tengo que admitir, que me sentí realmente estúpido al ser sorprendido de esa forma. O yo era muy lento o el era excesivamente rápido.
-En realidad, está un poco salado…- Respondí con cinismo total, terminando de tragar el trozo de carne que mantenía en mi boca.
- Lo siento…- Murmure luego, al girarme, con la voz baja al igual que la mirada. Estaba al tanto de mi falta y de las consecuencias que esta pudo haber acarreado, pero por azares del destino, este hombre, no se deshizo de mí, lo cual me hizo apreciarle como noble al darme una oportunidad.
- Pagare lo que he consumido, si me da trabajo… lavare los trastos si es necesario…mas no aceptare ser esclavo de ninguna especie, ni cumplir deseos sexuales...- Comente mientras él estaba afuera, de antemano sabia que me estaba escuchando. Suspire pesadamente, sentándome en el suelo, abrazando mis piernas, en lo que el regresaba.
- Siempre viví en el bosque… con mi familia, hace poco, dos días exactamente, Salí del mismo, y no me ha ido nada bien…- Fui diciendo, sin esperar a que mi historia fuera a causarle lastima, solo comentaba los hechos tal cual habían sucedido. Recordar mi familia ahora fallecida, era sumamente difícil, me volvía melancólico cuando sucedía, deseaba poder detener el tiempo y que ellos dos, nunca me hubieran dejado, vivía muy a gusto con ellos, sin más preocupaciones que las de entrenar, cazar, ese tipo de cosas, hasta que llegaron estos malditos seres carroñeros… todo se vino abajo, todos perecieron, y a mi… bueno, estaba ahora huyendo prácticamente de ellos. Porque honestamente, no podía pelear con tantos yo solo.
- Si me dice donde puedo lavarme, lo hare, pero igual necesitare mas favores suyos, como ropa y calzado, aunque esto último no me importa mucho, me siento más bien descalzo… con mayor libertad…- Agregue mirando a donde él se encontraba, esperando que aceptara darme trabajo, no era yo ningún inútil, mis padres supieron educarme bien, enseñándome de todo un poco, para poder defenderme a lo largo de mi camino en este mundo, y esas enseñanzas, nunca se olvidan.
-En realidad, está un poco salado…- Respondí con cinismo total, terminando de tragar el trozo de carne que mantenía en mi boca.
- Lo siento…- Murmure luego, al girarme, con la voz baja al igual que la mirada. Estaba al tanto de mi falta y de las consecuencias que esta pudo haber acarreado, pero por azares del destino, este hombre, no se deshizo de mí, lo cual me hizo apreciarle como noble al darme una oportunidad.
- Pagare lo que he consumido, si me da trabajo… lavare los trastos si es necesario…mas no aceptare ser esclavo de ninguna especie, ni cumplir deseos sexuales...- Comente mientras él estaba afuera, de antemano sabia que me estaba escuchando. Suspire pesadamente, sentándome en el suelo, abrazando mis piernas, en lo que el regresaba.
- Siempre viví en el bosque… con mi familia, hace poco, dos días exactamente, Salí del mismo, y no me ha ido nada bien…- Fui diciendo, sin esperar a que mi historia fuera a causarle lastima, solo comentaba los hechos tal cual habían sucedido. Recordar mi familia ahora fallecida, era sumamente difícil, me volvía melancólico cuando sucedía, deseaba poder detener el tiempo y que ellos dos, nunca me hubieran dejado, vivía muy a gusto con ellos, sin más preocupaciones que las de entrenar, cazar, ese tipo de cosas, hasta que llegaron estos malditos seres carroñeros… todo se vino abajo, todos perecieron, y a mi… bueno, estaba ahora huyendo prácticamente de ellos. Porque honestamente, no podía pelear con tantos yo solo.
- Si me dice donde puedo lavarme, lo hare, pero igual necesitare mas favores suyos, como ropa y calzado, aunque esto último no me importa mucho, me siento más bien descalzo… con mayor libertad…- Agregue mirando a donde él se encontraba, esperando que aceptara darme trabajo, no era yo ningún inútil, mis padres supieron educarme bien, enseñándome de todo un poco, para poder defenderme a lo largo de mi camino en este mundo, y esas enseñanzas, nunca se olvidan.
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Re: Se abre el bar - privado
Mientras le escuchaba recordaba la historia que me había narrado Sank, él también se había visto solo debido a la muerte y secuestro de todos los de su aldea. El poblado de Sank se había quedado convertido en nada, como si jamás hubiera existido, y sabía que podía haber acabado metido en líos si la organización a la que estaba de alguna forma vinculado no hubiera dado con él. Los licántropos que se encontraban en el bar disfrutaban de la música, conversaciones, juegos de azar clásicos y algunas historias sobre caza de uno de los presentes. El pequeño tomó aquellos que más le gustaron, pero terminé dejándolo tras la barra subido a un taburete.
-Vigila, tengo que hacer un recado y vuelvo en cinco minutos.-dije palpando sus sedosos cabellos, los cuales eran lacios y oscuros como los míos.-Se buen chico.-susurré bajo.-Si lo eres te invito a todo lo que has elegido.
-¡Sí!-gritó colocando sus manos en la barra, atento a que nadie hiciera nada para dañar mi negocio.
Entré dentro y lo vi sentado en el suelo, mis manos fueron a mis caderas y suspiré cansado. Era la segunda vez que tenía que ver un caso parecido en menos de una semana. Me incliné hacia él y lo inspeccioné.
-Te doy trabajo, necesito que alguien me ayude junto a mi discípulo.-Sank podía hacerse cargo de la puerta, él junto a mí de preparar los alimentos y llevar las mesas.-Te ofrezco un trato. Por este mes te pagaré en comida, ropa, sandalias cómodas y te ayudaré a buscar un apartamento. Estamos a punto de entrar en la segunda quincena.-comenté apartándome para tenderle una servilleta de papel.-Para el próximo cobrarás trescientos dólares cada quincena, algo de alimento durante tu turno y ayuda para arrendar un apartamento.-dije mirándolo fijamente.-Para el mes próximo tendrás el mismo sueldo con todo lo anterior más propinas, podrás sacar unos mil dólares. Dólar arriba, dólar abajo.
Miré hacia fuera y vi como el cachorro miraba a todos con atención, terminé por reír dándome cuenta que incluso se había olvidado de comer el sushi que tanto quería. Me apoyé en la puerta mirando al muchacho mientras aquel intruso quedaba a mis espaldas.
-No quiero favores sexuales. Desde que murió mi pareja no es algo que me apetezca.-aunque Sank me atraía, pero era demasiado inmaduro aún para comprender ciertas cosas.-Y mi carne jamás está salada.-me rasqué la nuca y suspiré.-Hay unos baños termales al final de la calle, puedo darte algo de dinero para que vayas... aunque también tienes mi pequeño baño cruzando la puerta que tienes frente a ti.
Era un baño pequeño que comunicaba a una habitación aún más humilde. Mi vida era humilde y sencilla, sin demasiadas cosas. La honestidad y la fortaleza era algo que debía aprender y teniendo poco, lo justo para vivir, me hacía sentir honesto con el mundo y preparado para el momento en el cual tuviera incluso que dormir al raso. Había vivido algunos meses en el bosque con tan sólo unas mudas y las plantas que recogía para la cocina y medicina.
-Vigila, tengo que hacer un recado y vuelvo en cinco minutos.-dije palpando sus sedosos cabellos, los cuales eran lacios y oscuros como los míos.-Se buen chico.-susurré bajo.-Si lo eres te invito a todo lo que has elegido.
-¡Sí!-gritó colocando sus manos en la barra, atento a que nadie hiciera nada para dañar mi negocio.
Entré dentro y lo vi sentado en el suelo, mis manos fueron a mis caderas y suspiré cansado. Era la segunda vez que tenía que ver un caso parecido en menos de una semana. Me incliné hacia él y lo inspeccioné.
-Te doy trabajo, necesito que alguien me ayude junto a mi discípulo.-Sank podía hacerse cargo de la puerta, él junto a mí de preparar los alimentos y llevar las mesas.-Te ofrezco un trato. Por este mes te pagaré en comida, ropa, sandalias cómodas y te ayudaré a buscar un apartamento. Estamos a punto de entrar en la segunda quincena.-comenté apartándome para tenderle una servilleta de papel.-Para el próximo cobrarás trescientos dólares cada quincena, algo de alimento durante tu turno y ayuda para arrendar un apartamento.-dije mirándolo fijamente.-Para el mes próximo tendrás el mismo sueldo con todo lo anterior más propinas, podrás sacar unos mil dólares. Dólar arriba, dólar abajo.
Miré hacia fuera y vi como el cachorro miraba a todos con atención, terminé por reír dándome cuenta que incluso se había olvidado de comer el sushi que tanto quería. Me apoyé en la puerta mirando al muchacho mientras aquel intruso quedaba a mis espaldas.
-No quiero favores sexuales. Desde que murió mi pareja no es algo que me apetezca.-aunque Sank me atraía, pero era demasiado inmaduro aún para comprender ciertas cosas.-Y mi carne jamás está salada.-me rasqué la nuca y suspiré.-Hay unos baños termales al final de la calle, puedo darte algo de dinero para que vayas... aunque también tienes mi pequeño baño cruzando la puerta que tienes frente a ti.
Era un baño pequeño que comunicaba a una habitación aún más humilde. Mi vida era humilde y sencilla, sin demasiadas cosas. La honestidad y la fortaleza era algo que debía aprender y teniendo poco, lo justo para vivir, me hacía sentir honesto con el mundo y preparado para el momento en el cual tuviera incluso que dormir al raso. Había vivido algunos meses en el bosque con tan sólo unas mudas y las plantas que recogía para la cocina y medicina.
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Re: Se abre el bar - privado
Mi padre siempre decía que aun quedaban personas justas en este mundo. Y tendría razón, lo estaba comprobando con este hombre que me ofrecía todo aquello, me sentí confortado y de alguna manera, feliz, no esperaba realmente tener tanta suerte luego de toda la mala racha.
“Cuando menos piensas, sale el sol” – Solía decir mi madre cuando su enfermedad pesaba demasiado sobre su frágil cuerpo. Inmediatamente después, me puse de pie esbozando una amplia sonrisa.
- ¡Acepto! Seré buen trabajador, te doy mi palabra, daré lo mejor de mi cada día, no me gusta defraudar a las personas – Civilizado, sí, eso me sentía nuevamente, y no un patético Lobo salvaje. Aunque aclaro, no tengo nada en contra de los Lobos salvajes, me agradan de cualquier forma, pero su manera de vivir no me parece realmente la adecuada, tonterías inculcadas por mi difunto padre.
También dirigí la mirada hacia afuera luego de limpiarme las manos y el rostro con la servilleta de papel que me proporciono amablemente, a donde se encontraba ese chico, de menor edad a la nuestra, parecía tan contento y tan entusiasmado por ayudar.
No respondí al comentario que yo mismo hice, de favores sexuales, sonó algo ridículo cuando lo formule, lo sé, pero era lo más común que escuche durante mí andar en la ciudad. En tres ocasiones, antes de que me persiguiera aquella parva de Demonios, me ofrecieron sexo por algunas monedas. Me pregunte si es que estaban de alguna forma discapacitados esos sujetos, es decir, tenían: Piernas, brazos y manos, lo necesario para trabajar, y por supuesto, boca para pedir trabajo [Si, lo sé, ahora mismo me siento un hipócrita al hacer esa crítica, dado que termine robando en vez de hacer lo que he escrito.]
- Tomare tu baño prestado…- Respondí lanzando la servilleta de papel, hecha bola al cesto de la basura. Mirándolo para finalmente, acercarme, extendiendo el brazo derecho y abriendo la palma con la finalidad de que estrechara mi mano.
- Soy Eldritch Silberschatz…espero que seamos amigos, o al menos buenos conocidos, nuevamente me disculpo por mi osadía y falta de modales…en veces suelo ser demasiado impulsivo y termino haciendo cosas de las cuales me arrepiento luego…- Encogí suavemente los hombros, sin apartar la vista de su figura.
“Cuando menos piensas, sale el sol” – Solía decir mi madre cuando su enfermedad pesaba demasiado sobre su frágil cuerpo. Inmediatamente después, me puse de pie esbozando una amplia sonrisa.
- ¡Acepto! Seré buen trabajador, te doy mi palabra, daré lo mejor de mi cada día, no me gusta defraudar a las personas – Civilizado, sí, eso me sentía nuevamente, y no un patético Lobo salvaje. Aunque aclaro, no tengo nada en contra de los Lobos salvajes, me agradan de cualquier forma, pero su manera de vivir no me parece realmente la adecuada, tonterías inculcadas por mi difunto padre.
También dirigí la mirada hacia afuera luego de limpiarme las manos y el rostro con la servilleta de papel que me proporciono amablemente, a donde se encontraba ese chico, de menor edad a la nuestra, parecía tan contento y tan entusiasmado por ayudar.
No respondí al comentario que yo mismo hice, de favores sexuales, sonó algo ridículo cuando lo formule, lo sé, pero era lo más común que escuche durante mí andar en la ciudad. En tres ocasiones, antes de que me persiguiera aquella parva de Demonios, me ofrecieron sexo por algunas monedas. Me pregunte si es que estaban de alguna forma discapacitados esos sujetos, es decir, tenían: Piernas, brazos y manos, lo necesario para trabajar, y por supuesto, boca para pedir trabajo [Si, lo sé, ahora mismo me siento un hipócrita al hacer esa crítica, dado que termine robando en vez de hacer lo que he escrito.]
- Tomare tu baño prestado…- Respondí lanzando la servilleta de papel, hecha bola al cesto de la basura. Mirándolo para finalmente, acercarme, extendiendo el brazo derecho y abriendo la palma con la finalidad de que estrechara mi mano.
- Soy Eldritch Silberschatz…espero que seamos amigos, o al menos buenos conocidos, nuevamente me disculpo por mi osadía y falta de modales…en veces suelo ser demasiado impulsivo y termino haciendo cosas de las cuales me arrepiento luego…- Encogí suavemente los hombros, sin apartar la vista de su figura.
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Re: Se abre el bar - privado
-Gackupo.-dije con una leve reverencia inclinando levemente mi cabeza y parte de mi cuerpo. Después terminé aceptando el apretón de manos, era un comportamiento occidental al que estaba acostumbrado.-Mi nombre es Satoru, pero todos me llaman Gackupo. Este lugar será para ti una oportunidad, lo único que espero es que no la desperdicies.-aparté mi mano de él para luego salir fuera colocando ambas sobre los hombros del cachorro.-¿Por qué no te comes el sushi? Te lo has ganado.
Revolví los cabellos del cachorro justo antes de incorporarme definitivamente en la barra. Comencé a tirar unas cañas a los nuevos clientes que habían llegado, pidieron un poco de chacina y varias bandejas de carne de conejo. Era la época de la caza del conejo, había muchísimos en el monte. También había terminado capturando algunos jabalíes, pero eso fue meses atrás y ahora era la época de apareamiento. Tenía carpas y salmones frescos dispuestos en la bandeja de sushi y tashimi, así como otros de marisco y tortilla que fueron saliendo. Todos parecían contentos de llevarse algo a la boca. También pidieron algunos caldos, varias sopas de miso terminaron en sus respectivos cuencos. Era un ir y venir de personas, una marea que no se acababa. Muchos decidían quedarse en las viejas ramas muertas del exterior tomando los aperitivos mientras contemplaban el ir y venir de seres bajo el grueso tronco de aquel enorme árbol muerto.
Entré en mi habitación dejando de nuevo al muchacho encargado de todo. Saqué de mi armario una camiseta negra simple y unos pantalones. No sabía si le estarían bien, pero yo era de un tamaño considerable idéntica a la suya, aunque no sabía si él estaba algo más musculado y podría sentir las telas algo ajustadas.
-Te dejo esto en el pomo de la puerta.-dije en un tono normal, sin elevar la voz, porque sabía que él me escucharía.
Me marché fuera y me quedé en la barra atendiendo a los nuevos clientes, despidiendo al cachorro y siguiendo con la noche.
Revolví los cabellos del cachorro justo antes de incorporarme definitivamente en la barra. Comencé a tirar unas cañas a los nuevos clientes que habían llegado, pidieron un poco de chacina y varias bandejas de carne de conejo. Era la época de la caza del conejo, había muchísimos en el monte. También había terminado capturando algunos jabalíes, pero eso fue meses atrás y ahora era la época de apareamiento. Tenía carpas y salmones frescos dispuestos en la bandeja de sushi y tashimi, así como otros de marisco y tortilla que fueron saliendo. Todos parecían contentos de llevarse algo a la boca. También pidieron algunos caldos, varias sopas de miso terminaron en sus respectivos cuencos. Era un ir y venir de personas, una marea que no se acababa. Muchos decidían quedarse en las viejas ramas muertas del exterior tomando los aperitivos mientras contemplaban el ir y venir de seres bajo el grueso tronco de aquel enorme árbol muerto.
Entré en mi habitación dejando de nuevo al muchacho encargado de todo. Saqué de mi armario una camiseta negra simple y unos pantalones. No sabía si le estarían bien, pero yo era de un tamaño considerable idéntica a la suya, aunque no sabía si él estaba algo más musculado y podría sentir las telas algo ajustadas.
-Te dejo esto en el pomo de la puerta.-dije en un tono normal, sin elevar la voz, porque sabía que él me escucharía.
Me marché fuera y me quedé en la barra atendiendo a los nuevos clientes, despidiendo al cachorro y siguiendo con la noche.
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Re: Se abre el bar - privado
- No la desperdiciare, Jefe, se lo aseguro – Respondí apretando su mano, para luego guardarla en el bolsillo de mi pantalón viéndole salir afuera, donde estaba ese chico. Yo mientras tanto, mire más o menos el lugar, mas bien, la cocina, al menos el hambre había pasado, dado el par de trozos de carne que me había llevado a la boca anteriormente. El ambiente del lugar me gusto. No estaba allí, pero escuchar las risas, las platicas ajenas, me dio gusto, me sentía como en casa sin que lo fuera. Aunque si iba a trabajar desde ahora en el lugar, tendría que tomar el nombre de mi nuevo hogar ¿Cierto?
Además, era un lugar altamente novedoso y curioso, ¿Cuándo iba yo a imaginar que dentro de aquel tronco había un lugar? Me percate de ello cuando pude observar la afluencia de Licántropos al mismo. Me agradaba demasiado este ambiente, será que me gustaba estar rodeado de personas, si eran de mi misma raza, mucho que mejor, yo era de la idea de que cuando me casara con quien fuera el amor de mi vida, tendríamos una familia numerosa, solía disfrutar demasiado, la hora de la comida, porque todos nos sentábamos a la mesa a conversar y eran charlas amenas que llenaban de satisfacción.
Al verlo tan atareado en la cocina, llevando y trayendo platos sin parar, me pregunte si el solo cocinaba toda esa variedad de alimentos, el menú era extenso y sin duda apetecible, todo lo servido, tenía muy buena pinta, y qué decir del aroma. No por nada note que los comensales disfrutaban sus respectivos platillos con gran felicidad.
- Esta bien, muchas gracias…- Me encamine al cuarto de baño, tomando las ropas que me hubo dejado en el pomo de la puerta, posteriormente la cerré sin seguro, para comenzar a desvestirme, dejando las ropas sucias en el cesto de la basura, solo guardando las preciadas pertenencias que guardaba en los bolsillos. Conmigo siempre iba mi espada, pero esta siempre solía llevarla oculta tras la ropa en la espalda, por eso de que no fueran a robármela, no confiaba siquiera en mostrarla si no era necesario, era el único recuerdo que tenía ahora de mi padre.
Una vez que estuve por completo desnudo, abrí la llave del agua tibia así como la del agua helada, regulando ambas, no sin antes claro, haberme llevado un par de sustos al experimentar con ambas. Pero cuando encontré el punto ideal, disfrute enormemente el sentir el agua corriendo mi cuerpo, era algo que disfrutaba enormemente, además de otras cosas. Tome un poco de jabón liquido y comencé a tallar todas las partes de mi cuerpo a conciencia, dejando que el agua se llevara la suciedad que arrancaba el jabón. Hice lo mismo con mis cabellos, batallando un poco mas con estos, dado que estaban tan enmarañados, que de un momento a otro creí que llegaría a quedarme calvo, pues en cada intento de desenmarañarlo, era un tanto de cabellos que se desprendían, obviamente, todos los rejunte en un solo lugar, para que no se fueran a ir por la coladera y terminaran taponeándola.
Quizá dure una hora allí dentro, cuando Salí de allí, secando mis cabellos completamente vestido, solo con la camisa abierta, mostrando mi torso desnudo y levemente húmedo. La ropa que me dio, me quedo bien, mi muy holgada, ni muy justa, me permitía mover mis extremidades libremente.
- Por Loki… que falta me hacia…- Murmure.
Además, era un lugar altamente novedoso y curioso, ¿Cuándo iba yo a imaginar que dentro de aquel tronco había un lugar? Me percate de ello cuando pude observar la afluencia de Licántropos al mismo. Me agradaba demasiado este ambiente, será que me gustaba estar rodeado de personas, si eran de mi misma raza, mucho que mejor, yo era de la idea de que cuando me casara con quien fuera el amor de mi vida, tendríamos una familia numerosa, solía disfrutar demasiado, la hora de la comida, porque todos nos sentábamos a la mesa a conversar y eran charlas amenas que llenaban de satisfacción.
Al verlo tan atareado en la cocina, llevando y trayendo platos sin parar, me pregunte si el solo cocinaba toda esa variedad de alimentos, el menú era extenso y sin duda apetecible, todo lo servido, tenía muy buena pinta, y qué decir del aroma. No por nada note que los comensales disfrutaban sus respectivos platillos con gran felicidad.
- Esta bien, muchas gracias…- Me encamine al cuarto de baño, tomando las ropas que me hubo dejado en el pomo de la puerta, posteriormente la cerré sin seguro, para comenzar a desvestirme, dejando las ropas sucias en el cesto de la basura, solo guardando las preciadas pertenencias que guardaba en los bolsillos. Conmigo siempre iba mi espada, pero esta siempre solía llevarla oculta tras la ropa en la espalda, por eso de que no fueran a robármela, no confiaba siquiera en mostrarla si no era necesario, era el único recuerdo que tenía ahora de mi padre.
Una vez que estuve por completo desnudo, abrí la llave del agua tibia así como la del agua helada, regulando ambas, no sin antes claro, haberme llevado un par de sustos al experimentar con ambas. Pero cuando encontré el punto ideal, disfrute enormemente el sentir el agua corriendo mi cuerpo, era algo que disfrutaba enormemente, además de otras cosas. Tome un poco de jabón liquido y comencé a tallar todas las partes de mi cuerpo a conciencia, dejando que el agua se llevara la suciedad que arrancaba el jabón. Hice lo mismo con mis cabellos, batallando un poco mas con estos, dado que estaban tan enmarañados, que de un momento a otro creí que llegaría a quedarme calvo, pues en cada intento de desenmarañarlo, era un tanto de cabellos que se desprendían, obviamente, todos los rejunte en un solo lugar, para que no se fueran a ir por la coladera y terminaran taponeándola.
Quizá dure una hora allí dentro, cuando Salí de allí, secando mis cabellos completamente vestido, solo con la camisa abierta, mostrando mi torso desnudo y levemente húmedo. La ropa que me dio, me quedo bien, mi muy holgada, ni muy justa, me permitía mover mis extremidades libremente.
- Por Loki… que falta me hacia…- Murmure.
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Re: Se abre el bar - privado
Mientras él se dedicaba a relajarse y reencontrarse con su piel sin mugre, yo me quedé fuera atendiendo a los clientes. Algunos empezaron a crear alboroto, pero no había nada mejor que el filo de mi espada en su gaznate. Era un lobo alfa y por lo tanto uno de los más dominantes que se encontraba en el local. Mi gemelo negaría la fuerza bruta o mostrar mi katana, pero él no estaba para regañar o simplemente ponerse como mujer desquiciada. En ocasiones los echaba de menos, pero no podía decirle a Kiba que trajera a la niña, era una ciudad más peligrosa que el tranquilo pueblo en el cual nos habíamos criado. En él podíamos hacer frente a demonios y algunos vampiros, pero aquí era todo bien diferente. La maldad se podía hallar en cualquier especie, igual que la bondad, y a veces todo era muy confuso y lo confuso era peligroso.
Cuando hubo cinco minutos de calma en el bar me dediqué a encender las velas aromáticas entorno al cuatro de mi difunto prometido, estas se movían lentamente gracias a las vibraciones del reproductor de música. Mis ojos se detuvieron en su cálida sonrisa y aquellos ojos que durante algunas semanas me dieron esperanzas, aunque no demasiadas, de verlo feliz realmente gracias a mi. Todos mis esfuerzos fueron en vano. Mi corazón sangraba y se encogía con el dolor más desgarrador que nada ni nadie podía imaginarse. La vida que había imaginado a su lado no se daría.
-Maldito idiota.-susurré evitando llorar mientras acomodaba los pétalos de sakura entorno al borde inferior del marco. Besé la cruz de mi madre, la cual llevaba colgada del cuello, antes de girarme y seguir atendiendo a la clientela.
Noté como un par de chicos se iban y venían a pagar lo consumido. Era tan sólo un par de cervezas, unos bocadillos de lomo y pollo, unas brochetas de cerdo y patatas bravas. Tenía comida asiática, pero también europea y americana. Los países que había recorrido no sólo fue para hacerme fuerte y mejor guerrero, también para conocer su cultura. Dejaron una buena propina en el bote y yo les obsequié con un pequeño teru-teru que elaboraba desde hacía unos días con el nombre del local en el borde de la tela.
-Ese me va a gastar todo el agua caliente.-dije resignado mientras me dirigía hacia dentro y lo vi.-Te encargarás de limpiar el fuego, platos y vasos que tengo pendientes desde ya. Ten cuidado, no los rompas porque los descontaré de tu sueldo. Son vasos y cuencos que he mandado a pedir especialmente para mi local.-una vez dicho eso me salí fuera.
Había bastantes platos y vasos, pero el fuego no estaba muy sucio. Tenía comida preparada para los pocos que quedaban.
Cuando hubo cinco minutos de calma en el bar me dediqué a encender las velas aromáticas entorno al cuatro de mi difunto prometido, estas se movían lentamente gracias a las vibraciones del reproductor de música. Mis ojos se detuvieron en su cálida sonrisa y aquellos ojos que durante algunas semanas me dieron esperanzas, aunque no demasiadas, de verlo feliz realmente gracias a mi. Todos mis esfuerzos fueron en vano. Mi corazón sangraba y se encogía con el dolor más desgarrador que nada ni nadie podía imaginarse. La vida que había imaginado a su lado no se daría.
-Maldito idiota.-susurré evitando llorar mientras acomodaba los pétalos de sakura entorno al borde inferior del marco. Besé la cruz de mi madre, la cual llevaba colgada del cuello, antes de girarme y seguir atendiendo a la clientela.
Noté como un par de chicos se iban y venían a pagar lo consumido. Era tan sólo un par de cervezas, unos bocadillos de lomo y pollo, unas brochetas de cerdo y patatas bravas. Tenía comida asiática, pero también europea y americana. Los países que había recorrido no sólo fue para hacerme fuerte y mejor guerrero, también para conocer su cultura. Dejaron una buena propina en el bote y yo les obsequié con un pequeño teru-teru que elaboraba desde hacía unos días con el nombre del local en el borde de la tela.
-Ese me va a gastar todo el agua caliente.-dije resignado mientras me dirigía hacia dentro y lo vi.-Te encargarás de limpiar el fuego, platos y vasos que tengo pendientes desde ya. Ten cuidado, no los rompas porque los descontaré de tu sueldo. Son vasos y cuencos que he mandado a pedir especialmente para mi local.-una vez dicho eso me salí fuera.
Había bastantes platos y vasos, pero el fuego no estaba muy sucio. Tenía comida preparada para los pocos que quedaban.
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Re: Se abre el bar - privado
-¡A la orden Jefe!- Exclame adoptando la posición de “Firmes”. Mal cerré los botones de la camisa, me amarre los cabellos aun húmedos con un pedazo de trapo y busque un delantal, para no ensuciarme tanto cuando fuera a limpiar la cocina. Afortunadamente noté que este no estaba tan sucio, era cuestión de sacudir, tomar una esponja y pasarla.
Busque lo necesario, vertí un poco de jabón en un trasto hondo, tome una esponja y con ella fui lavando cuidadosa aunque rápidamente cada recoveco a mi alcance de la cocina, incluso la estufa, con todo y cochambre viejo que tenia pegado en partes donde no se miraba a simple vista.
Me gusta trabajar, o estar en movimiento constante, solo cuando estaba deprimido o enfermo, era cuando no me levantaba de la cama ni para comer ni beber agua.
Al poco tiempo, termine de limpiar todas las superficies, dejándolas, sin ser exagerado, relucientes y olorosas. Ahora me fui al fregadero, mirando el cerro de trastos que allí había. Suspire pesado, arremangue las mangas de la camisa y me dispuse a lavar cada plato con cuidado, no tenía ganas de que me descontara ni un quinto de lo que me iba a pagar, porque tenía pensado ahorrarlo todo y con ello, al menos comprar o rentar un buen departamento en la ciudad, por capricho realmente.
Mientras lavaba primeramente los platos, comencé a cantar una canción que me gustaba mucho, solía cantarla mi padre cuando íbamos a cazar, el me decía que le recordaba a mi madre, porque con ella se conocieron e iniciaron una eterna vida juntos:
Estaba seguro, que donde sea que estuvieran ahora, ambos estaban unidos, como siempre, tomados de la mano y sonriendo gentiles. Justo como los recordaba… los extrañaba, su pérdida pesaba mucho, resultaba imposible deshacerse de los recuerdos dolorosos, pero a veces ese dolor era el que me recordaba que estaba vivo.
- ¡Mierda!- Murmure justo cuando atrapaba uno de los platos antes de que cayera al suelo. Suspire confortado, por poco y terminaba sin el sueldo completo. Al término de los platos, comencé a secarlos, de uno por uno con una franela limpia y dejando estos acomodados por tamaño según su lugar fuera. Proseguí con los vasos y los cubiertos, dejando para el ultimo las cazuelas y sartenes, esos estaban en remojo, para que el cochambre y la grasa se fuera aflojando mientras tanto.
Busque lo necesario, vertí un poco de jabón en un trasto hondo, tome una esponja y con ella fui lavando cuidadosa aunque rápidamente cada recoveco a mi alcance de la cocina, incluso la estufa, con todo y cochambre viejo que tenia pegado en partes donde no se miraba a simple vista.
Me gusta trabajar, o estar en movimiento constante, solo cuando estaba deprimido o enfermo, era cuando no me levantaba de la cama ni para comer ni beber agua.
Al poco tiempo, termine de limpiar todas las superficies, dejándolas, sin ser exagerado, relucientes y olorosas. Ahora me fui al fregadero, mirando el cerro de trastos que allí había. Suspire pesado, arremangue las mangas de la camisa y me dispuse a lavar cada plato con cuidado, no tenía ganas de que me descontara ni un quinto de lo que me iba a pagar, porque tenía pensado ahorrarlo todo y con ello, al menos comprar o rentar un buen departamento en la ciudad, por capricho realmente.
Mientras lavaba primeramente los platos, comencé a cantar una canción que me gustaba mucho, solía cantarla mi padre cuando íbamos a cazar, el me decía que le recordaba a mi madre, porque con ella se conocieron e iniciaron una eterna vida juntos:
- My Selene:
Estaba seguro, que donde sea que estuvieran ahora, ambos estaban unidos, como siempre, tomados de la mano y sonriendo gentiles. Justo como los recordaba… los extrañaba, su pérdida pesaba mucho, resultaba imposible deshacerse de los recuerdos dolorosos, pero a veces ese dolor era el que me recordaba que estaba vivo.
- ¡Mierda!- Murmure justo cuando atrapaba uno de los platos antes de que cayera al suelo. Suspire confortado, por poco y terminaba sin el sueldo completo. Al término de los platos, comencé a secarlos, de uno por uno con una franela limpia y dejando estos acomodados por tamaño según su lugar fuera. Proseguí con los vasos y los cubiertos, dejando para el ultimo las cazuelas y sartenes, esos estaban en remojo, para que el cochambre y la grasa se fuera aflojando mientras tanto.
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Re: Se abre el bar - privado
Era casi las cuatro de la noche cuando comencé a explicarle a los clientes que en menos de media hora cerraríamos. Coloqué el cartel de cupo completo y regresé a la barra para cobrar a un par de clientes satisfechos. La noche había dejado una buena recaudación. Hoy cerraría pronto porque necesitaba descansar. No sabía a que hora llegaría Sank y si lo haría, me había dicho que deseaba entrenar toda la noche. Yo no podía retenerlo y pedirle que regresara pronto, no era ni su padre ni su amante. Sin embargo, echaba en falta poder conversar con él.
Limpiaba la barra cuando el último grupo comenzó a salir por la puerta, habían dejado el dinero y la propina como siempre en la mesa. Siempre consumían un mismo tipo de productos cuando venían, sabían bien los precios, y salvo algún capricho no se desmarcaban. Buscaban platos del mismo precio y mismos ingredientes aunque cocinado de forma distinta. Yo la verdad lo veía como una vieja costumbre, cuando se toman no sabes como pararlas.
Fui dentro y vi como terminaba de limpiar, no dije nada porque lo único que deseaba era tomar la escoba y pasarla antes de terminar de recoger la última mesa. No había mucha suciedad, cada cierto tiempo pasaba a revisar que todo el suelo del local estuviera limpio. Necesitaba que no existieran ratones, o cualquier otro animal pequeño, que pudiera dañar más el tronco. Las hormigas y demás insectos eran los causantes de muchas plagas, con ellos también debía luchar.
Después de limpiar el suelo pasé un paño húmedo por las mesas, coloqué sobre estas las sillas y taburete, recogí los últimos vasos para fregar y los llevé hacia donde estaba él. Me hice un lado en el fregadero y acabé con los pocos vasos que quedaban.
-Puedes quedarte a dormir en el bar, puedo dejarte un saco y dormir en el suelo.-dije antes de suspirar pesado.-Cuando vine a esta ciudad estuve más de dos meses en el bosque, no tenía nada salvo la cadena de mi madre y poco más.-comenté.-Un golpe de buena suerte, creo, me llevó hacia mi pareja y algo de dinero heredado de un buen amigo.-sonreí de forma amarga y proseguí.-Esto es lo único que tengo ahora, un bar que en dos meses me ha dado más alegrías que penas... poco a poco se está haciendo conocido y necesito que alguien me ayude a parte de Sank, un cachorro que entreno.
Limpiaba la barra cuando el último grupo comenzó a salir por la puerta, habían dejado el dinero y la propina como siempre en la mesa. Siempre consumían un mismo tipo de productos cuando venían, sabían bien los precios, y salvo algún capricho no se desmarcaban. Buscaban platos del mismo precio y mismos ingredientes aunque cocinado de forma distinta. Yo la verdad lo veía como una vieja costumbre, cuando se toman no sabes como pararlas.
Fui dentro y vi como terminaba de limpiar, no dije nada porque lo único que deseaba era tomar la escoba y pasarla antes de terminar de recoger la última mesa. No había mucha suciedad, cada cierto tiempo pasaba a revisar que todo el suelo del local estuviera limpio. Necesitaba que no existieran ratones, o cualquier otro animal pequeño, que pudiera dañar más el tronco. Las hormigas y demás insectos eran los causantes de muchas plagas, con ellos también debía luchar.
Después de limpiar el suelo pasé un paño húmedo por las mesas, coloqué sobre estas las sillas y taburete, recogí los últimos vasos para fregar y los llevé hacia donde estaba él. Me hice un lado en el fregadero y acabé con los pocos vasos que quedaban.
-Puedes quedarte a dormir en el bar, puedo dejarte un saco y dormir en el suelo.-dije antes de suspirar pesado.-Cuando vine a esta ciudad estuve más de dos meses en el bosque, no tenía nada salvo la cadena de mi madre y poco más.-comenté.-Un golpe de buena suerte, creo, me llevó hacia mi pareja y algo de dinero heredado de un buen amigo.-sonreí de forma amarga y proseguí.-Esto es lo único que tengo ahora, un bar que en dos meses me ha dado más alegrías que penas... poco a poco se está haciendo conocido y necesito que alguien me ayude a parte de Sank, un cachorro que entreno.
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Re: Se abre el bar - privado
Me hice a un lado mirando como terminaba de lavar los vasos que quedaron.
- Para mí está bien, se lo agradezco…solo le pido que no me deje encerrado, es que salgo a correr muy de mañana… ya es una vieja costumbre que tengo, me pone de mal humor no hacerlo…-Explique conforme ahora lavaba las hoyas y cazuelas, siendo cuidadoso de despojarlas de toda suciedad y grasa que pudiera anidarse en las agarraderas u orejeras.
- Además, sufro de claustrofobia, no es severa, pero generalmente no me agrada quedarme encerrado en ningún lugar…- Encogí suavemente los hombros, siguiendo con otra de las cazuelas restantes, ya faltaba mas poco para terminar con ellas, luego seguiría limpiar la superficie del fregadero y barrer el resto de la cocina, igualmente sacar la basura.
- Sea como haya sido, ahora tiene un lugar prospero y agradable… ya quisiera yo tener un lugar así, donde muchos de nosotros se reunieran… no sé, me agradan los lugares familiares o con afluencia de personas…- Agregue mientras ponía a escurrir las hoyas y cazuelas, para luego acomodarlas donde iban.
- ¿Está entrenando a uno? – Formule la pregunta un tanto incrédulo. Así que era un cachorro, me dio curiosidad el conocerlo, y saber… si podríamos llevarnos bien. Algunos de nosotros solíamos ser sumamente territoriales, aunque de mi parte no era así, era más abierto en esos aspectos, mas no podía asegurarlo del todo dado que no estaba del todo acostumbrado a compartir.
Aunque… ¿Qué tenía que compartir aquí? Nada era mío. Como dije, mi meta era ahorrar todo el dinero que me fuera pagado en este trabajo y con el rentar o comprar un cómodo departamento en la ciudad, así me tardara años. También existía la posibilidad de conseguir otro trabajo, era simple cuestión de acomodar bien los horarios, de forma que ninguno chocara con el otro, así tendría tiempo para todo, ya tendría la noche para descansar, aunque era lo de menos, se acercaba el periodo de apareamiento.
Como yo no tenía a nadie, ni un prospecto siquiera, simplemente me retiraba a invernar. Eso funcionaba hasta ahora. Mientras tanto ya había terminado de limpiar la superficie del fregadero, ahora barría el resto de la cocina, rejuntando la basura en una sola bolsa, que posteriormente tiraría donde el Jefe me dijera.
- Y si yo le pidiera que me entrenara...¿Lo haría?...- Me atreví a preguntar, era bueno con mi espada, incluso en combate cuerpo a cuerpo, pero había perdido practica, solo quería tener un motivo para perfeccionarme.
- Para mí está bien, se lo agradezco…solo le pido que no me deje encerrado, es que salgo a correr muy de mañana… ya es una vieja costumbre que tengo, me pone de mal humor no hacerlo…-Explique conforme ahora lavaba las hoyas y cazuelas, siendo cuidadoso de despojarlas de toda suciedad y grasa que pudiera anidarse en las agarraderas u orejeras.
- Además, sufro de claustrofobia, no es severa, pero generalmente no me agrada quedarme encerrado en ningún lugar…- Encogí suavemente los hombros, siguiendo con otra de las cazuelas restantes, ya faltaba mas poco para terminar con ellas, luego seguiría limpiar la superficie del fregadero y barrer el resto de la cocina, igualmente sacar la basura.
- Sea como haya sido, ahora tiene un lugar prospero y agradable… ya quisiera yo tener un lugar así, donde muchos de nosotros se reunieran… no sé, me agradan los lugares familiares o con afluencia de personas…- Agregue mientras ponía a escurrir las hoyas y cazuelas, para luego acomodarlas donde iban.
- ¿Está entrenando a uno? – Formule la pregunta un tanto incrédulo. Así que era un cachorro, me dio curiosidad el conocerlo, y saber… si podríamos llevarnos bien. Algunos de nosotros solíamos ser sumamente territoriales, aunque de mi parte no era así, era más abierto en esos aspectos, mas no podía asegurarlo del todo dado que no estaba del todo acostumbrado a compartir.
Aunque… ¿Qué tenía que compartir aquí? Nada era mío. Como dije, mi meta era ahorrar todo el dinero que me fuera pagado en este trabajo y con el rentar o comprar un cómodo departamento en la ciudad, así me tardara años. También existía la posibilidad de conseguir otro trabajo, era simple cuestión de acomodar bien los horarios, de forma que ninguno chocara con el otro, así tendría tiempo para todo, ya tendría la noche para descansar, aunque era lo de menos, se acercaba el periodo de apareamiento.
Como yo no tenía a nadie, ni un prospecto siquiera, simplemente me retiraba a invernar. Eso funcionaba hasta ahora. Mientras tanto ya había terminado de limpiar la superficie del fregadero, ahora barría el resto de la cocina, rejuntando la basura en una sola bolsa, que posteriormente tiraría donde el Jefe me dijera.
- Y si yo le pidiera que me entrenara...¿Lo haría?...- Me atreví a preguntar, era bueno con mi espada, incluso en combate cuerpo a cuerpo, pero había perdido practica, solo quería tener un motivo para perfeccionarme.
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Re: Se abre el bar - privado
-Sank es especial, ha vivido aislado en un poblado. No conocía que era la luz eléctrica, ni siquiera podía explicarle con claridad qué era la cocina preparada con condimentos. Parecía perdido cuando lo encontraron los Thorns, aunque yo he terminado por educarlo y hacerle comprender el ritmo de caza en al zona.
No podía cazarse en ciertas épocas del año, las presas debían ser las dadas en ciertas temporadas y por supuesto la pesca debía hacerse con conciencia. Además, siempre había que vigilar lo que se comía y comprobar antes de ingerir si la carne estaba intoxicada. Nada era como siglos atrás, todo debía ser observado para no terminar muerto.
-Él quien cuida del local, digamos que es la persona encargada de echar a borrachos y vigilar que nadie se vaya sin pagar. Hoy le invitaron a un entrenamiento y una pequeña competición entre lobos jóvenes, creo que es lo mejor para que se adapte.-esbocé una sonrisa al hablar así, tenía cierto cariño al muchacho y no podía negarlo.-Puedo enseñarte a meditar, eso tal vez apaciguaría tus ánimos y te haría concentrarte en la batalla.-le miré durante unos segundos.-Así como algunas artes marciales, debido a ciertas habilidades no me duelen las piernas cuando me golpean y prácticamente puedo caminar con ellas hechas trizas. Se fortalece de tal forma la mente que no hay dolor.
Uno debía aprender a controlar el dolor si quería terminar luchando por su seguridad. Recordaba las técnicas más fuertes de cada rama, el kendo era una lucha elegante que pocos sabían apreciar hoy día. Mis artes de lucha asiáticas las había aprendido de mi padre, mi padre de su abuelo, su abuelo de su padre y así hasta remontarnos a la época de samurais, los cuales inventaron ciertas técnicas que fueron pasando de generación en generación.
-Te dejaré las llaves, podrás salir por la puerta si no olvidas cerrar cuando salgas y no perderlas mientras corres. Quizás puedes usar algún collar o llavero que se enganche al cinturón.-suspiré pesado secándome las manos.-También si lo deseas puedo enseñarte a realizar ciertos tipos de nudos, así como nociones avanzadas para sobrevivir en el bosque. Estabas mal nutrido porque tal vez te falta algunas nociones, no sé cuales tienes... pero aquellas que no comprendas o no tengas mejoradas puedo ofrecértelas, así como tú ofrecerme las que conozcas.
No podía cazarse en ciertas épocas del año, las presas debían ser las dadas en ciertas temporadas y por supuesto la pesca debía hacerse con conciencia. Además, siempre había que vigilar lo que se comía y comprobar antes de ingerir si la carne estaba intoxicada. Nada era como siglos atrás, todo debía ser observado para no terminar muerto.
-Él quien cuida del local, digamos que es la persona encargada de echar a borrachos y vigilar que nadie se vaya sin pagar. Hoy le invitaron a un entrenamiento y una pequeña competición entre lobos jóvenes, creo que es lo mejor para que se adapte.-esbocé una sonrisa al hablar así, tenía cierto cariño al muchacho y no podía negarlo.-Puedo enseñarte a meditar, eso tal vez apaciguaría tus ánimos y te haría concentrarte en la batalla.-le miré durante unos segundos.-Así como algunas artes marciales, debido a ciertas habilidades no me duelen las piernas cuando me golpean y prácticamente puedo caminar con ellas hechas trizas. Se fortalece de tal forma la mente que no hay dolor.
Uno debía aprender a controlar el dolor si quería terminar luchando por su seguridad. Recordaba las técnicas más fuertes de cada rama, el kendo era una lucha elegante que pocos sabían apreciar hoy día. Mis artes de lucha asiáticas las había aprendido de mi padre, mi padre de su abuelo, su abuelo de su padre y así hasta remontarnos a la época de samurais, los cuales inventaron ciertas técnicas que fueron pasando de generación en generación.
-Te dejaré las llaves, podrás salir por la puerta si no olvidas cerrar cuando salgas y no perderlas mientras corres. Quizás puedes usar algún collar o llavero que se enganche al cinturón.-suspiré pesado secándome las manos.-También si lo deseas puedo enseñarte a realizar ciertos tipos de nudos, así como nociones avanzadas para sobrevivir en el bosque. Estabas mal nutrido porque tal vez te falta algunas nociones, no sé cuales tienes... pero aquellas que no comprendas o no tengas mejoradas puedo ofrecértelas, así como tú ofrecerme las que conozcas.
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Re: Se abre el bar - privado
…
Así que teníamos un cachorro en casa, y por la forma en que se expresaba de él, le tenía cariño, aprecio. ¿Quizás le atraía sexualmente? Quién sabe, tampoco me iba a poner a indagar sobre eso, no me incumbía. Solo me preocupaba que a ese chico mi presencia no le agradara, sería realmente fastidioso convivir con él entre jaleos. Si lo mantenía como saca borrachos, es porque poseería un carácter fuerte y decidido, algo característico entre los Licántropos más jóvenes.
- Ya veo… tengo una pregunta…-. Dije secándome las manos y los brazos con una franela, quitándome los restos de humedad que habían quedado sobre mi piel.
- ¿Qué son los “Thorns”? ¿Es alguna organización?-. Cuestione dejando colgando el mandil sobre un gancho. Sentándome al filo del fregadero. Mirando a Gackupo. Me interesaba enterarme de algunas cosas, puesto que no pretendía pasarme la vida observando cómo cambiaban las cosas para mal. Además… tenia sed de venganza… mi deseo estaba de momento frenado, no sabía nada de esta ciudad, primero me adaptaría a ella, conocería quizás alguna que otra organización. En busca de aquella que se acomodara a mí y no yo a ella, detestaba recibir órdenes, así que… dudo mucho que encajara en alguna.
- Me gusta lo de aprender artes marciales, si bien, soy bueno luchando cuerpo a cuerpo y blandiendo mi espada, no me vendría mal aprender otras tácticas- Comente de cierta forma entusiasmado, sabiendo de ante mano que no lo defraudaría, después de todo, tuve una formación dura desde temprana edad, por mi propio padre. Recibía clases particulares a temprana hora, posteriormente, venían las clases de esgrima, lucha grecorromana, lucha libre y lucha con espadas, el entrenamiento era duro y en veces agobiante, fue hasta que alcancé la mayoría de edad que se me dio la libertad de escoger mis quehaceres, fue entonces que me sentí libre y de alguna forma, me desvié del camino, volviéndome alguien caprichoso y volátil.
- No, en eso se equivoca, tengo todas las nociones necesarias para sobrevivir en caso de austeridad… es solo que… estaba derrumbado, recién he perdido a mis familiares… ¿Comprende? Superar esa clase de perdidas lleva su tiempo…me descuidé, fue solo eso… perdí lo único bueno que tenia en el mundo...- Suspire profundamente, aun la herida estaba fresca y tratar el tema era como escarbar en ella con un maldito clavo ardiente.
- Conservare bien las llaves, no se preocupe Jefe…agradezco de antemano la confianza que me está dando y me permita realizar mis rutinas…- Me encogí de hombros levemente.
- Quiero mejorar porque tengo deseos que cumplir…- Añadí como último, guardando silencio.
Así que teníamos un cachorro en casa, y por la forma en que se expresaba de él, le tenía cariño, aprecio. ¿Quizás le atraía sexualmente? Quién sabe, tampoco me iba a poner a indagar sobre eso, no me incumbía. Solo me preocupaba que a ese chico mi presencia no le agradara, sería realmente fastidioso convivir con él entre jaleos. Si lo mantenía como saca borrachos, es porque poseería un carácter fuerte y decidido, algo característico entre los Licántropos más jóvenes.
- Ya veo… tengo una pregunta…-. Dije secándome las manos y los brazos con una franela, quitándome los restos de humedad que habían quedado sobre mi piel.
- ¿Qué son los “Thorns”? ¿Es alguna organización?-. Cuestione dejando colgando el mandil sobre un gancho. Sentándome al filo del fregadero. Mirando a Gackupo. Me interesaba enterarme de algunas cosas, puesto que no pretendía pasarme la vida observando cómo cambiaban las cosas para mal. Además… tenia sed de venganza… mi deseo estaba de momento frenado, no sabía nada de esta ciudad, primero me adaptaría a ella, conocería quizás alguna que otra organización. En busca de aquella que se acomodara a mí y no yo a ella, detestaba recibir órdenes, así que… dudo mucho que encajara en alguna.
- Me gusta lo de aprender artes marciales, si bien, soy bueno luchando cuerpo a cuerpo y blandiendo mi espada, no me vendría mal aprender otras tácticas- Comente de cierta forma entusiasmado, sabiendo de ante mano que no lo defraudaría, después de todo, tuve una formación dura desde temprana edad, por mi propio padre. Recibía clases particulares a temprana hora, posteriormente, venían las clases de esgrima, lucha grecorromana, lucha libre y lucha con espadas, el entrenamiento era duro y en veces agobiante, fue hasta que alcancé la mayoría de edad que se me dio la libertad de escoger mis quehaceres, fue entonces que me sentí libre y de alguna forma, me desvié del camino, volviéndome alguien caprichoso y volátil.
- No, en eso se equivoca, tengo todas las nociones necesarias para sobrevivir en caso de austeridad… es solo que… estaba derrumbado, recién he perdido a mis familiares… ¿Comprende? Superar esa clase de perdidas lleva su tiempo…me descuidé, fue solo eso… perdí lo único bueno que tenia en el mundo...- Suspire profundamente, aun la herida estaba fresca y tratar el tema era como escarbar en ella con un maldito clavo ardiente.
- Conservare bien las llaves, no se preocupe Jefe…agradezco de antemano la confianza que me está dando y me permita realizar mis rutinas…- Me encogí de hombros levemente.
- Quiero mejorar porque tengo deseos que cumplir…- Añadí como último, guardando silencio.
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Re: Se abre el bar - privado
-Son una organización donde cualquier tipo de raza tiene cabida, se ayudan como si fueran hermanos o parte de una familia. Hay lobos que incluso se emparejan con vampiros, krusnik que tienen amantes vampiros, humanos que acaban retozando con otras criaturas y también poseen ángeles caídos que luchan por cuidar la humanidad y no destruirla como la mayoría de ellos. Es una buena organización, pero yo pertenezco a mi clan y no voy a tolerar que otro sea mi capitán.-dije quedándome de pie mientras lo veía emocionado, tenía ciertos rasgos de cachorro aunque se veía adulto. Quedarse solo siempre te deprimía, la muerte de mis padres fue un duro golpe que tuve que aceptar y tomar las riendas de mi grupo, para así llevarlos a varias victorias importantes. Por ahora estaban a salvo de cualquier enemigo, mi primo y mi hermano defendían la manada apoyados con otra cercana.-Te daré clases de lo que quieras, también se las he prometido a Sank.-dije antes de empezar a reír.-Juro que cuando vine a la ciudad sin un dólar en mi bolsillo jamás hubiera pensado que terminaría así.-mi rostro entonces se ensombreció.-Ni mucho menos cuando mi pareja se suicidó.-susurré saliendo fuera para sentarme en la barra tomando un par de viandas que no se habían vendido, aún no había comido demasiado esa noche y ni siquiera me dio tiempo a entrenarme.-Verás.-dije después de masticar y tragar.-los deseos se cumplen si le pones empeño, si pones empeño aquí tendrás dinero, el dinero es necesario para tener un techo, algo de alimento y también un poco de diversión. Todo en esta vida no es trabajar, pero para conseguir lo básico sí. Dicen que los soñadores no tienen futuro, pero es falso. En este mundo se necesita soñar porque no hay nada mejor que eso para poner empeño, no soy optimista pero sí alguien muy racional.
Miraba más o menos su edad y supuse que quizás tenía un par de décadas menos que yo. Sank era más joven que él, eso era seguro. Sus rasgos eran europeos como los de mi discípulo, sin embargo no las tenía todas conmigo si venían de lugares similares. El mundo era muy grande, tan grande como se pudiera pensar, y a pesar de los adelantos era grande si lo recorrías a pie y en barco.
-¿De dónde exactamente has dicho que venías?-pregunté antes de tomar otro trozo de carne condimentada con un poco de salsa.-¿O no lo has dicho?
Miraba más o menos su edad y supuse que quizás tenía un par de décadas menos que yo. Sank era más joven que él, eso era seguro. Sus rasgos eran europeos como los de mi discípulo, sin embargo no las tenía todas conmigo si venían de lugares similares. El mundo era muy grande, tan grande como se pudiera pensar, y a pesar de los adelantos era grande si lo recorrías a pie y en barco.
-¿De dónde exactamente has dicho que venías?-pregunté antes de tomar otro trozo de carne condimentada con un poco de salsa.-¿O no lo has dicho?
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Re: Se abre el bar - privado
- Esa organización me suena como que no tiene un reglamento ¿Es que todas las razas se pueden unir sin más? Me parece un tanto…complicado…no tengo nada entre la unión de razas, mas lo mas adecuando para mi, seria emparejarme con alguien de mi misma raza y seguir manteniendo la especie sin desequilibrar el linaje…- Comente sin esperar que fuera a ofenderse, en caso de que sucediera. Mis costumbres las mantenía sumamente arraigadas, y mi prioridad ante todo, era emparejarme con alguien afín a mí en todo sentido.
- Se luchar por mis sueños, y sé lo que tengo que hacer para que estos se hagan realidad… no me incomoda el esforzarme más de la cuenta si a eso se refiere… soy constante en lo que me propongo…- Dije mientras tanto, observando lo que hacía.
- Lamento lo de su pareja…- Añadí honestamente, el perder siempre a un ser querido era por demás de doloroso, y seguir adelante costaba demasiado, había que tener mucha fuerza de voluntad para ello.
- No lo he dicho en realidad, vengo de nueva Zelanda…el pueblo donde vivía con mis padres, fue atacado… no quedo nada ni nadie…ya no tenía nada que hacer allí, así que vague hasta llegar acá…- Me encogí de hombros, contar la historia me provocaba dolor en el corazón, uno muy fuerte realmente, aun tenía en fresco los rostros de mis padres, el de mis amigos, todos muertos, siendo yo el único maldito sobreviviente.
No me perdonaba interiormente por eso, yo también debí haber perecido… ahora me sentía en la absoluta necesidad de vengarlos a todos, destrozar a cada maldito Demonio que se me antepusiera en el camino. O cualquier raza, no me importaba, si alguno impedía mi propósito se iría a la mierda.
- Así como ve pues, es que llegue hasta acá, sin nada más que mi espada y conocimientos, deshecho moralmente…- Suspire llevando ambas manos a mi rostro, para tallarlo con insistencia.
- Se luchar por mis sueños, y sé lo que tengo que hacer para que estos se hagan realidad… no me incomoda el esforzarme más de la cuenta si a eso se refiere… soy constante en lo que me propongo…- Dije mientras tanto, observando lo que hacía.
- Lamento lo de su pareja…- Añadí honestamente, el perder siempre a un ser querido era por demás de doloroso, y seguir adelante costaba demasiado, había que tener mucha fuerza de voluntad para ello.
- No lo he dicho en realidad, vengo de nueva Zelanda…el pueblo donde vivía con mis padres, fue atacado… no quedo nada ni nadie…ya no tenía nada que hacer allí, así que vague hasta llegar acá…- Me encogí de hombros, contar la historia me provocaba dolor en el corazón, uno muy fuerte realmente, aun tenía en fresco los rostros de mis padres, el de mis amigos, todos muertos, siendo yo el único maldito sobreviviente.
No me perdonaba interiormente por eso, yo también debí haber perecido… ahora me sentía en la absoluta necesidad de vengarlos a todos, destrozar a cada maldito Demonio que se me antepusiera en el camino. O cualquier raza, no me importaba, si alguno impedía mi propósito se iría a la mierda.
- Así como ve pues, es que llegue hasta acá, sin nada más que mi espada y conocimientos, deshecho moralmente…- Suspire llevando ambas manos a mi rostro, para tallarlo con insistencia.
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Re: Se abre el bar - privado
-No lo sé, ellos son felices a su modo. Supongo que si te enamoras de alguien no importa de dónde es, quién es o dónde se supone que debería ir.-dije apoyándome en la pared contraria, observándolo con minuciosidad.-Mi pareja era un hechicero, aún recuerdo como sentí que debía cuidarlo en el hospital. Fue por sobredosis, se sentía culpable por muchos motivos que actualmente no vienen a cuento.-me encogí de hombros y sonreí de forma amarga.-Supongo que los pocos meses que viví con él fue su forma de despedirse de la forma más amable, nunca tuvo suerte y yo la verdad creo que tampoco.-cerré los ojos para dejar ir un suspiro bastante desalentador.-No es la primera vez que escucho esa historia, es como si se repitiera. Van varios que me dicen que su pueblo quedó arrasado, por eso quiero traer a mis hermanos y al resto de mi manada aquí.-entonces volví a mirarlo antes de despegarme de la pared para salir fuera.
Debía echar las persianas para que la luz no se proyectara demasiado en el local, no era porque nosotros fuéramos contrarios a la luz solar sino porque era molesta para dormir. Desde allí seguí hablando elevando la voz para que me escuchara, aunque el local tenía buena acústica y casi no hacía falta.
-Creo que hoy sería una mañana fría, me veo venir una buena tromba de agua. Seguro que todo se llenará de charcos, puedo sentirlo.-dije cerrando bien cualquier escondrijo, dejando bien sellada las ventanas por seguridad, por la luz, por el agua y por mil tonterías más.-¡Anda!-grité viendo que había un par de billetes en el suelo.-Tenemos propina extra.-dije mostrando estos mientras me giraba.
Intentaba mantenerme a flote pero aún dolía el recuerdo de Alexei. No podía olvidar su pequeño cuerpo pegado al mío, sus lágrimas amargas y también su sonrisa. Ese recuerdo me perseguía como si fuera un fantasma. Un recuerdo que escocía.
Debía echar las persianas para que la luz no se proyectara demasiado en el local, no era porque nosotros fuéramos contrarios a la luz solar sino porque era molesta para dormir. Desde allí seguí hablando elevando la voz para que me escuchara, aunque el local tenía buena acústica y casi no hacía falta.
-Creo que hoy sería una mañana fría, me veo venir una buena tromba de agua. Seguro que todo se llenará de charcos, puedo sentirlo.-dije cerrando bien cualquier escondrijo, dejando bien sellada las ventanas por seguridad, por la luz, por el agua y por mil tonterías más.-¡Anda!-grité viendo que había un par de billetes en el suelo.-Tenemos propina extra.-dije mostrando estos mientras me giraba.
Intentaba mantenerme a flote pero aún dolía el recuerdo de Alexei. No podía olvidar su pequeño cuerpo pegado al mío, sus lágrimas amargas y también su sonrisa. Ese recuerdo me perseguía como si fuera un fantasma. Un recuerdo que escocía.
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Re: Se abre el bar - privado
A mí, en lo particular, si me gustaría mantener el linaje puro de mi familia. Seguir con la tradición, pero quizás eso no pudiera ser en estos tiempos, pude que por alguna razón, me emparejara con alguien distinto a mi raza, o simplemente, no emparejarme y vivir solo para el resto de mi vida.
Aunque yo ciertamente deseaba ser padre algún día, por lo menos cuando tuviera algo que ofrecerle a mis crías y a quien fuera la madre de mis hijos. Tener para ellos un patrimonio seguro, en el cual pudieran desarrollarse tranquilamente. Brindarles desde lo más básico hasta aquello que para algunos podría parecer innecesario.
- Quizás usted haya tenido más suerte, pues está aquí, de pie, sobreviviendo sin rendirse…- Comente. Poniéndome en sus zapatos, ambos tuvimos perdidas irrecuperables, porque ciertamente la familia y el ser amado, nadie los puede suplir. Queda ese vacío dentro del alma, en compañía de otros tantos que se van creando conforme nuestra vida avanza.
- Es creo, lo más común en la actualidad, los Demonios van arrasando todo sin importarles nada… - Mis puños se cerraron, albergaba tanta maldita rabia dentro de mi cuerpo, que en veces sentía que esta terminaría carcomiéndome, porque no lograba sacarla de mi sistema por mucho que me peleara con alguien, por muchos Demonios que destrozara, esa ira seguía allí, sedienta y creciendo.
- Puede que tenga razón… “Y yo estaré afuera para disfrutarla”- Pensé para mis adentros. Aunque no lo creyeran amaba mojarme en la lluvia cada que tenia oportunidad. ¿Saben lo relajante que es? Es liberador incluso, puedes correr, echarte al suelo si quieres, es divertido, y lo mejor, no tienes que pagar para disfrutar de ella un buen rato. De niño, en casa, mi padre construyo una especie de tragaluz, que en el centro tenía una hermosa fuente hecha a base de conchas marinas, de esas que brillan cual tornasol… concha nácar sino me equivoco. La fuente servía para recoger el agua de cuando llovía, se filtraba la acumulada y con ella nos bañábamos, bebíamos incluso cocinábamos, mi padre siempre gustaba de aprovechar todo lo que la madre naturaleza nos ofreciera.
A lo que iba, siempre que llovía en casa, así fuera muy de noche, yo me escapaba de la cama, tan solo para subirme al techo de nuestro hogar, y disfrutar de la lluvia desde que iniciaba, hasta que finalizaba, solo recuerdo una ocasión que me enferme por haber permanecido bajo la lluvia más de 4 horas seguidas, brincoteando con la felicidad de un crio de en aquel entonces, 12 años.
Obviamente, luego me llevaba la regañada de mi vida, así como alguno que otro castigo por parte de mis padres.
- Enhorabuena jefe, siempre viene bien algo extra…aprovechando… ¿Quiere que case algo cuando salga a correr? Por las mañanas es muy común ver cervatillos bebiendo agua del rio…podría al menos regresar con algo en las manos…- Sugerí encogiendo los hombros.
Aunque yo ciertamente deseaba ser padre algún día, por lo menos cuando tuviera algo que ofrecerle a mis crías y a quien fuera la madre de mis hijos. Tener para ellos un patrimonio seguro, en el cual pudieran desarrollarse tranquilamente. Brindarles desde lo más básico hasta aquello que para algunos podría parecer innecesario.
- Quizás usted haya tenido más suerte, pues está aquí, de pie, sobreviviendo sin rendirse…- Comente. Poniéndome en sus zapatos, ambos tuvimos perdidas irrecuperables, porque ciertamente la familia y el ser amado, nadie los puede suplir. Queda ese vacío dentro del alma, en compañía de otros tantos que se van creando conforme nuestra vida avanza.
- Es creo, lo más común en la actualidad, los Demonios van arrasando todo sin importarles nada… - Mis puños se cerraron, albergaba tanta maldita rabia dentro de mi cuerpo, que en veces sentía que esta terminaría carcomiéndome, porque no lograba sacarla de mi sistema por mucho que me peleara con alguien, por muchos Demonios que destrozara, esa ira seguía allí, sedienta y creciendo.
- Puede que tenga razón… “Y yo estaré afuera para disfrutarla”- Pensé para mis adentros. Aunque no lo creyeran amaba mojarme en la lluvia cada que tenia oportunidad. ¿Saben lo relajante que es? Es liberador incluso, puedes correr, echarte al suelo si quieres, es divertido, y lo mejor, no tienes que pagar para disfrutar de ella un buen rato. De niño, en casa, mi padre construyo una especie de tragaluz, que en el centro tenía una hermosa fuente hecha a base de conchas marinas, de esas que brillan cual tornasol… concha nácar sino me equivoco. La fuente servía para recoger el agua de cuando llovía, se filtraba la acumulada y con ella nos bañábamos, bebíamos incluso cocinábamos, mi padre siempre gustaba de aprovechar todo lo que la madre naturaleza nos ofreciera.
A lo que iba, siempre que llovía en casa, así fuera muy de noche, yo me escapaba de la cama, tan solo para subirme al techo de nuestro hogar, y disfrutar de la lluvia desde que iniciaba, hasta que finalizaba, solo recuerdo una ocasión que me enferme por haber permanecido bajo la lluvia más de 4 horas seguidas, brincoteando con la felicidad de un crio de en aquel entonces, 12 años.
Obviamente, luego me llevaba la regañada de mi vida, así como alguno que otro castigo por parte de mis padres.
- Enhorabuena jefe, siempre viene bien algo extra…aprovechando… ¿Quiere que case algo cuando salga a correr? Por las mañanas es muy común ver cervatillos bebiendo agua del rio…podría al menos regresar con algo en las manos…- Sugerí encogiendo los hombros.
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Re: Se abre el bar - privado
-Yo también suelo sentir la lluvia, creo que es algo relajante. Pero si dejo que entre en el negocio la madera del suelo se pudrirá. Tengo que ser consciente de velar por mis intereses.-dije terminando de tapar cada rendija.-Además, es un árbol. Bueno en su día fue un árbol desarrollado por los poderes de un hechicero de la senda de Lilith. El árbol con el paso de los años murió, quedó destrozado y yo he decidido pagar a un par de hechiceros para que me ayudaran a construir buena cimentación. Algunos pases de magia son muy eficaces, sobre todo si a parte de ser hechicero eres medio lobo.
La última vez que había estado bajo la lluvia con una sonrisa en la cara fue con Alexei, en Roma. Fue la mejor noche de mi vida. Aún podía sentir como la lluvia comenzaba a caer, la tierra mojada y el asfalto empapado, como nosotros. Aquellas lágrimas entre felicidad y desdicha, sus ojos llenos de belleza conteniendo un suspiro y sus labios ensanchando una sonrisa, una que duró tan sólo unas horas. Estaba hermoso aquella noche. No me importó que las estrellas no se vieran, que el tráfico de volviera intenso y fuera casi imposible llegar bien al hotel. Caminar con él bajo la lluvia fue el mejor regalo que me había dado la vida.
-Yo también salgo temprano a cazar, caza mejor conejos porque estamos en fechas. Hay mucha liebre y mucho conejo, es fácil de cazar.-dije acercándome al mostrador.-Hoy he vendido un poco de carne de conejo cazada por mi.-entonces le miré fijamente.-Ten cuidado, hay cambiaformas con aspecto animal y casi ni huelen a humano. Y yo a los humanos los respeto.
La última vez que había estado bajo la lluvia con una sonrisa en la cara fue con Alexei, en Roma. Fue la mejor noche de mi vida. Aún podía sentir como la lluvia comenzaba a caer, la tierra mojada y el asfalto empapado, como nosotros. Aquellas lágrimas entre felicidad y desdicha, sus ojos llenos de belleza conteniendo un suspiro y sus labios ensanchando una sonrisa, una que duró tan sólo unas horas. Estaba hermoso aquella noche. No me importó que las estrellas no se vieran, que el tráfico de volviera intenso y fuera casi imposible llegar bien al hotel. Caminar con él bajo la lluvia fue el mejor regalo que me había dado la vida.
-Yo también salgo temprano a cazar, caza mejor conejos porque estamos en fechas. Hay mucha liebre y mucho conejo, es fácil de cazar.-dije acercándome al mostrador.-Hoy he vendido un poco de carne de conejo cazada por mi.-entonces le miré fijamente.-Ten cuidado, hay cambiaformas con aspecto animal y casi ni huelen a humano. Y yo a los humanos los respeto.
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Re: Se abre el bar - privado
...
Entendí a la perfección que tuviera que velar pos sus intereses, al ser el bar su única fuente de ingresos. Yo haría lo mismo de estar en su misma situación.
- Entonces, cazare conejos y liebres… los mejores para que los prepare a sus clientes – Respondí bajándome del fregadero, para luego estirar mi cuerpo completamente, haciendo crujir a propósito algunos de mis huesos, prestando atención a lo último que menciono.
- ¿Hay alguna forma de reconocerlos? Pese a que tengo un olfato experimentado, odiaría alguna vez cometer el error y lastimar a alguno…no me lo podría perdonar, estimo a la humanidad, con algunas excepciones…- Eso me preocupo demasiado, lo mejor sería primeramente, aprender a reconocer ese tipo de humanos a los verdaderos animales. Algún rasgo tendrían que tener en común, que los diferenciara de los animales.
Tenía bastante bien identificados a los Demonios, incluso ángeles y arcángeles. Más de momento me faltaban otras razas que reconocer, como la de los magos, metamorfos, híbridos y otros que parecían ser vampiros, pero que no lo eran completamente. Razas extrañas que nunca llegue a pensar que existían, parecía que durante todo ese tiempo, vivía en compañía de mi familia, en una burbuja, alejado del mundo que había más allá de mis narices.
- Bueno jefe… ¿Desea que haga algo más? He terminado con todo lo que me encomendó, todo en su lugar y limpio…- Sonreí ampliamente, mostrándole toda la cocina, limpia y sin un rastro de suciedad, se podría dar cuenta que era un hombre de palabra, que hacia su trabajo de la mejor forma posible sin importar si tenía o no lo adecuando para ello.
Entendí a la perfección que tuviera que velar pos sus intereses, al ser el bar su única fuente de ingresos. Yo haría lo mismo de estar en su misma situación.
- Entonces, cazare conejos y liebres… los mejores para que los prepare a sus clientes – Respondí bajándome del fregadero, para luego estirar mi cuerpo completamente, haciendo crujir a propósito algunos de mis huesos, prestando atención a lo último que menciono.
- ¿Hay alguna forma de reconocerlos? Pese a que tengo un olfato experimentado, odiaría alguna vez cometer el error y lastimar a alguno…no me lo podría perdonar, estimo a la humanidad, con algunas excepciones…- Eso me preocupo demasiado, lo mejor sería primeramente, aprender a reconocer ese tipo de humanos a los verdaderos animales. Algún rasgo tendrían que tener en común, que los diferenciara de los animales.
Tenía bastante bien identificados a los Demonios, incluso ángeles y arcángeles. Más de momento me faltaban otras razas que reconocer, como la de los magos, metamorfos, híbridos y otros que parecían ser vampiros, pero que no lo eran completamente. Razas extrañas que nunca llegue a pensar que existían, parecía que durante todo ese tiempo, vivía en compañía de mi familia, en una burbuja, alejado del mundo que había más allá de mis narices.
- Bueno jefe… ¿Desea que haga algo más? He terminado con todo lo que me encomendó, todo en su lugar y limpio…- Sonreí ampliamente, mostrándole toda la cocina, limpia y sin un rastro de suciedad, se podría dar cuenta que era un hombre de palabra, que hacia su trabajo de la mejor forma posible sin importar si tenía o no lo adecuando para ello.
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Re: Se abre el bar - privado
-Algunos huelen a ciudad, pavimento y gasolina. Sin embargo, no son todos los que van y vienen el bosque a la ciudad. Para esos casos intenta fijarte en sus ojos, cuando los atrapes antes de darle la dentellada.-comenté sentándome en una de las mesas, quedándome pensativo.
La primera vez que vi uno de esos animales era un enorme lobo. Pensé que era uno de los nuestros, pero él mismo me confesó que podía convertirse en chacal y en perro. Era un ser lleno de misterio en su mirada, unos ojos color miel muy intensos casi como si fuera ámbar líquido. Su pelaje era más cuidado y suave que el nuestro, aunque eso lo pude notar una vez tocado con mi ocio. Me dejó olfatearlo, olía a manada y no a humanidad. Un hombre que vivía con lobos porque se sentía más cómodos con ellos.
-Sólo ten cuidado.-dije suspirando pesado antes de estirazarme.-He recordado a un conocido, no sé que será de él y de todo lo que ama.-murmuré antes de mirarlo fijamente.-Puedes retirarte a descansar si lo deseas, ya el local está cerrado y pronto amanecerá.-comenté bajándome de la mesa para caminar hacia la barra, quedándome detrás de ella y pasando a su lado.-Espero que puedas descansar, la ciudad es muy ruidosa en la mañana.-murmuré.-Ah, no sé si quieres saco de dormir o qué... poseo uno.
La primera vez que vi uno de esos animales era un enorme lobo. Pensé que era uno de los nuestros, pero él mismo me confesó que podía convertirse en chacal y en perro. Era un ser lleno de misterio en su mirada, unos ojos color miel muy intensos casi como si fuera ámbar líquido. Su pelaje era más cuidado y suave que el nuestro, aunque eso lo pude notar una vez tocado con mi ocio. Me dejó olfatearlo, olía a manada y no a humanidad. Un hombre que vivía con lobos porque se sentía más cómodos con ellos.
-Sólo ten cuidado.-dije suspirando pesado antes de estirazarme.-He recordado a un conocido, no sé que será de él y de todo lo que ama.-murmuré antes de mirarlo fijamente.-Puedes retirarte a descansar si lo deseas, ya el local está cerrado y pronto amanecerá.-comenté bajándome de la mesa para caminar hacia la barra, quedándome detrás de ella y pasando a su lado.-Espero que puedas descansar, la ciudad es muy ruidosa en la mañana.-murmuré.-Ah, no sé si quieres saco de dormir o qué... poseo uno.
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Re: Se abre el bar - privado
Fijarme en sus ojos…
Detestaba hacerlo con mis presas, porque generalmente veía en ellos reflejado el temor y la suplica… no deseaban morir, pero yo también luchaba por sobrevivir y ellos eran quienes me darían ese aliento necesario para hacerlo, el más fuerte siempre ganaba ¿O no?
- Seré más atento entonces…- Si iba a tener que pasar por tanto aquí en la ciudad, me arrepentí por un instante de haber dejado mi pueblo. Quizás estaría solo, y con los fantasmas de mi memoria.
Quizás un día volviera allá…
- Me gustaría el saco, sino es mucha molestia…- Respondí finalmente, dejando para después las lamentaciones y arrepentimientos. Ya cuando estuviera en soledad, podría conversar como de costumbre conmigo mismo.
- Eso…no me incomoda, el ruido… al contrario, es como una nana para mi…- Solía tener un maldito sueño muy pesado, por lo que en veces era difícil despertarme. Aunque mi reloj biológico estaba bien entrenado, todos los días puntualmente despertaba a las 4 de la mañana. Excepto hoy, porque ya pasaba de esa hora y estaba en pie, apenas dispuesto a dormir, esto sería como un leve destanteo, mas no dudaría en volver a mi ritmo normal en cuanto pudiese.
- Jefe… ¿Alguna vez ha pensado que este mundo estaría mejor sin nadie ocupándolo?...- Cuestione cambiando de conversación radicalmente. Yo, junto con el resto de las razas, me consideraba un cáncer, uno muy molesto. A veces, sentía la pena de la tierra al soportar tantas injusticias en su contra, siendo violada y menospreciada por cada uno de nosotros, pese a que muchos buscamos la forma de ser diferentes, siempre terminábamos haciendo daño sobre su “cuerpo” cincelando con nuestras acciones su ser… era muy cruel… pero… ¿Era nuestra culpa realmente? Nosotros, creo que ninguno, pidió existir…
¿La culpa de todo la tenía entonces el Creador?
Detestaba hacerlo con mis presas, porque generalmente veía en ellos reflejado el temor y la suplica… no deseaban morir, pero yo también luchaba por sobrevivir y ellos eran quienes me darían ese aliento necesario para hacerlo, el más fuerte siempre ganaba ¿O no?
- Seré más atento entonces…- Si iba a tener que pasar por tanto aquí en la ciudad, me arrepentí por un instante de haber dejado mi pueblo. Quizás estaría solo, y con los fantasmas de mi memoria.
Quizás un día volviera allá…
- Me gustaría el saco, sino es mucha molestia…- Respondí finalmente, dejando para después las lamentaciones y arrepentimientos. Ya cuando estuviera en soledad, podría conversar como de costumbre conmigo mismo.
- Eso…no me incomoda, el ruido… al contrario, es como una nana para mi…- Solía tener un maldito sueño muy pesado, por lo que en veces era difícil despertarme. Aunque mi reloj biológico estaba bien entrenado, todos los días puntualmente despertaba a las 4 de la mañana. Excepto hoy, porque ya pasaba de esa hora y estaba en pie, apenas dispuesto a dormir, esto sería como un leve destanteo, mas no dudaría en volver a mi ritmo normal en cuanto pudiese.
- Jefe… ¿Alguna vez ha pensado que este mundo estaría mejor sin nadie ocupándolo?...- Cuestione cambiando de conversación radicalmente. Yo, junto con el resto de las razas, me consideraba un cáncer, uno muy molesto. A veces, sentía la pena de la tierra al soportar tantas injusticias en su contra, siendo violada y menospreciada por cada uno de nosotros, pese a que muchos buscamos la forma de ser diferentes, siempre terminábamos haciendo daño sobre su “cuerpo” cincelando con nuestras acciones su ser… era muy cruel… pero… ¿Era nuestra culpa realmente? Nosotros, creo que ninguno, pidió existir…
¿La culpa de todo la tenía entonces el Creador?
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Re: Se abre el bar - privado
-No, el mundo nos necesita del mismo modo que necesitamos al mundo. Durante cientos de años hemos vivido en el mundo, nos hemos desenvuelto acorde a las leyes naturales. Los culpables son los demonios que manipulan las mentes juveniles, la de aquellos que ambicionan sueños sin esforzarse y de la crueldad que estos muestran.-suspiré pesado apoyándome en el marco de la puerta que daba a mi vivienda.-Se necesita un equilibrio, pero el equilibrio se ha roto.
Fui hacia uno de los escasos muebles que poseía, sacando uno de los sacos que usaba cuando salía de cacería los días que cerraba el local. Iba de caza mayor con Sank. Deseaba piezas de carne grande, vacas que habían quedado libres de sus ganados porque sus dueños morían asesinados por vampiros y otros seres. Sin embargo, también iba a lugares donde se podía cazar bajo control. Todo era en base a la naturaleza, no más de aquello que se necesitaba.
-Aquí tienes.-era un saco negro.-Toma.-dije dejándola entre sus brazos para luego pulsar los interruptores de las luces que había fuera del bar, apagando así finalmente el local. Suspiré pesado quedando con los ojos cansados sobre su apariencia.-Hazte un favor, no vuelvas a robar nada. Conmigo has tenido mucha suerte, con otro habrías acabado muerto.-dije antes de meterme en mi habitación.
Necesitaba dormir de una buena vez. Alejarme de mis malos recuerdos y pensamientos, adentrándome quizás en la felicidad de mundos y momentos que ya no se darían. Los sueños no se hacían realidad, no los míos. Una vez deseé una familia y estuve a punto de tenerla, ahora ya no podía permitirme ese sueño. Sólo quedaba luchar por los demás, para ayudar a otros como Sank o como él.
Fui hacia uno de los escasos muebles que poseía, sacando uno de los sacos que usaba cuando salía de cacería los días que cerraba el local. Iba de caza mayor con Sank. Deseaba piezas de carne grande, vacas que habían quedado libres de sus ganados porque sus dueños morían asesinados por vampiros y otros seres. Sin embargo, también iba a lugares donde se podía cazar bajo control. Todo era en base a la naturaleza, no más de aquello que se necesitaba.
-Aquí tienes.-era un saco negro.-Toma.-dije dejándola entre sus brazos para luego pulsar los interruptores de las luces que había fuera del bar, apagando así finalmente el local. Suspiré pesado quedando con los ojos cansados sobre su apariencia.-Hazte un favor, no vuelvas a robar nada. Conmigo has tenido mucha suerte, con otro habrías acabado muerto.-dije antes de meterme en mi habitación.
Necesitaba dormir de una buena vez. Alejarme de mis malos recuerdos y pensamientos, adentrándome quizás en la felicidad de mundos y momentos que ya no se darían. Los sueños no se hacían realidad, no los míos. Una vez deseé una familia y estuve a punto de tenerla, ahora ya no podía permitirme ese sueño. Sólo quedaba luchar por los demás, para ayudar a otros como Sank o como él.
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Re: Se abre el bar - privado
-… Y recuperar el equilibrio será realmente imposible… - Murmure pensando en que a pesar de la situación, entre los habitantes de la tierra, sin importar la raza, había mucha discrepancia. Exceso de desconfianza, prepotencia, violencia, intolerancia… nada de eso ayudaba. Era cuando todos debíamos de estar unidos para hacer frente la situación en unidad y fuerza.
- Gracias…- Tome el saco entre mis brazos y lo mantuve entre ellos en todo momento. Asintiendo a su recomendación.
- Lo siento nuevamente, se que fue una estupidez…- Lo cierto es que desde mucho antes de realizar dicha acción. Sabía que era una estupidez, mas sin embargo, lo quise hacer, por el simple hecho de saberme capaz de hacerlo y por experimentar ese tipo de Adrenalina. Romper la rectitud y hacer algo arriesgado al menos una vez en mucho tiempo ¿Sonaba acaso descabellado?
Una vez que se retiro a su habitación, guarde las llaves del local en uno de los bolsillos de mi pantalón. Posteriormente me dedique a extender el saco en el suelo, luego me recosté sobre él, esperando a que mis ojos se cerraran producto del cansancio y de la comodidad que ahora experimentaba. Afuera claramente se podía escuchar, aunque a lo lejos, el inicio de una tormenta, no, esta vez no saldría a mojarme, no me sentía de humor como para ello.
Tome una posición fetal y cerré los ojos, algunos minutos más tardes, me quede completamente dormido, no escuchaba nada de allá afuera, ni nada de adentro, más bien estaba soñando, soñaba con mi familia, aquellos días que extrañaba tanto… y Lott… ese maldito desgraciado…
¿Nos volveríamos a encontrar alguna vez? Yo deseaba que así fuera, quería hacerle pagar muchas cosas… ¿Cómo puedes amar y odiar a una misma persona al mismo tiempo?...
- Gracias…- Tome el saco entre mis brazos y lo mantuve entre ellos en todo momento. Asintiendo a su recomendación.
- Lo siento nuevamente, se que fue una estupidez…- Lo cierto es que desde mucho antes de realizar dicha acción. Sabía que era una estupidez, mas sin embargo, lo quise hacer, por el simple hecho de saberme capaz de hacerlo y por experimentar ese tipo de Adrenalina. Romper la rectitud y hacer algo arriesgado al menos una vez en mucho tiempo ¿Sonaba acaso descabellado?
Una vez que se retiro a su habitación, guarde las llaves del local en uno de los bolsillos de mi pantalón. Posteriormente me dedique a extender el saco en el suelo, luego me recosté sobre él, esperando a que mis ojos se cerraran producto del cansancio y de la comodidad que ahora experimentaba. Afuera claramente se podía escuchar, aunque a lo lejos, el inicio de una tormenta, no, esta vez no saldría a mojarme, no me sentía de humor como para ello.
Tome una posición fetal y cerré los ojos, algunos minutos más tardes, me quede completamente dormido, no escuchaba nada de allá afuera, ni nada de adentro, más bien estaba soñando, soñaba con mi familia, aquellos días que extrañaba tanto… y Lott… ese maldito desgraciado…
¿Nos volveríamos a encontrar alguna vez? Yo deseaba que así fuera, quería hacerle pagar muchas cosas… ¿Cómo puedes amar y odiar a una misma persona al mismo tiempo?...
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Re: Se abre el bar - privado
Me tumbé suspirando pesado en el colchón, probando la suavidad de la cama. Me sentía como si el mundo se hubiera detenido por unos instantes antes de escuchar la lluvia. Primero eran gotas leves, un tintineo, junto con el olor de tierra mojada suave, hasta que se volvió como el café recien hecho, un aroma intenso y una lluvia que golpeaba cruelmente los edificios. La ciudad entera rugía en un amanecer pluvioso. Mis manos se quedaron con los dedos extendidos sobre el colchón y los ojos fijos en el retrato familiar, mis hermanos y mi primo sonriendo en la última fotografía que me habían enviado.
-Días como hoy os echo de menos.-murmuré antes de tirarme hacia atrás y quedarme dormido.
El día sería largo, quizás estaría lleno de nuevas sorpresas. Pero de momento dejaría que la lluvia me meciera y me hiciera sentir cómodo, como si volviera a estar en el poblado echado sobre una cama mucho más dura y compartida con mi gemelo.
-Días como hoy os echo de menos.-murmuré antes de tirarme hacia atrás y quedarme dormido.
El día sería largo, quizás estaría lleno de nuevas sorpresas. Pero de momento dejaría que la lluvia me meciera y me hiciera sentir cómodo, como si volviera a estar en el poblado echado sobre una cama mucho más dura y compartida con mi gemelo.
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