Silence {Privado}

Entrar a la ciudad había resultado fácil, pese a las mil y una cosas que había escuchado hablar de ella, especialmente respecto a sus guardianes y a al seguridad, la verdad, era fácil evadirlos, eran humanos, mortales, que para el con todos sus años de existencia significaban nada. Camino entre las oscuras calles, hasta hallarse en el centro de la ciudad, frente a la histórica Abadía, intento recordar aquellos tiempos cuando esta no existía, cuando la tierra donde estaba construida era solo eso, tierra baldía cercana al río.

Entro, sin ningún problema, observando las paredes renovadas, suponía que habían sido tratadas para intentar sub sanar los daños del tiempo y las guerras y los bandalos que habían minado la belleza del lugar. Suspiro largamente y saco de su chaqueta la cigarrera de plata que siempre llevaba consigo, tomando uno de los blancos cilindros, colocandolo entre sus labios y usar su don para prenderle fuego mientras introducía la caja dentro de sus ropas, fumando en silencio, mirando fijamente hacia un punto muerto y dejando que su mente se expandiera, buscando aquel pulso que lo había obligado a ir a ese lugar, un ser con escaso poder, no era como aquella sensación de sentirse unido a todos los vampiros del mundo, algo a lo que se había acostumbrado a sentir y aprendido a ignorar, pero este vinculo, era distinto a todos, único.

No sabía muy bien que estaba buscando por allí. Recordaba muy bien aquel sitio. Había servido allí, cuando la iglesia era algo más impura. Los curas que no rendían culto a la sodomización, preferían alegrar sus penas con las chicas que servían en secreto dentro de la abadía. 
Por supuesto había padres impunes de pecado. Recordaba uno en especial, el único que me había tratado como si fuera una persona...

Entré en el interior del decaído edificio. Ahora poco quedaba de las riquezas que se podían contemplar en su interior en tiempos pasados. Mis pasos resonaban debido a los tacones y manos rozaban los asientos de madera desgastados. Algunos algo rotos, otros con agujeros...

Resoplé. Aquello estaría vacío... Y los religiosos si es que los había, no serían ninguno los que yo había conocido. 
Sentí una presencia y me escondí tras una columna. 
"Joder" pensé."¿Quién narices querría estar aquí?"
Asomé la cabeza para intentar ver a la persona que compartía estancia conmigo. Un hombre de aspecto altivo y oscuro se encontraba allí.