Los sin nombre [Privado]

Oscurecia en una fria noche de invierno. Mis pasos me habian llevado hasta los barrios bajos en busca de elementos que solo podia encontrar en estos lugares. Oculto bajo unas ropas negras que me conferian la apariencia de un monje, camine silencioso por las calles oscuras y desoladas. Pero ni mi sutileza podia disimular el eco de mis pisadas, simplemente habia demasiado silencio en una zona en la que solia haber mucho bullicio, trafico de drogas, putas, peleas, borrachos...

Pero todo estaba bajo un abismal silencio y la bruma blanquecina manaba de las rejillas que daban al alcantarillado. A medida que me adentraba en ese callejón sentí mas frio, como decirlo, me encontraba jodidamente helado y de mis labios escapo un suspiro que se tonró vaho.

Algo habia pasado aqui, algun demonio habia desinfectado esta zona o quizas algun angel. Fuera lo que fuera, aquel ente parecia que habia abandonado el lugar.
Abrí la puerta que conducia al fondo del garito en donde me encontré con la macabra escena.
Cadaveres mutlados, la sangre encharcaba el suelo, las visceras colgaban del ventilador de aspas que giraba lentamente y miles de ojos desorbitados parecieron mirarme.

Definitivamente no fue un ángel, claro que el entorno no me afecto en lo mas minimo, es mas, me facilitaria las cosas. Solo tenia que robar lo que deseaba y me ahorraria dinero y encantamientos disuadorios.

Caos, destrucción y muerte... A Asmodeus le encantaba eso... Masacrar a esos humanos había sido de lo más fácil... ¡Y lo había hecho sin ensuciarse ni un poquito las manos! ¿Cómo? Muy simple... Envenenó las mentes de los presentes en el garito desde una distancia prudente, fue muy divertido ver como se mataban los unos a los otros, acuchillándose, partiéndose botellas de cerveza en la cabeza, usando uñas y dientes para arrancar carne del hueso... El ser humano vuelto a su forma más primitiva y bestial... Su Toque Corrupto hacía maravillas... No pudo evitar reír al ver aquella escena, gritos, dolor, muerte... Todo por un pequeño toque que había hecho en una de las paredes externas del lugar para luego alejarse... Era muy divertido sin duda causar aquel desastre...
A la distancia, desde el otro lado de la calle vio como un hombre entraba a aquel garito... Sonrió... Ahora no quería dañar, simplemente socializar, deseaba ver que reacción tenía el hombre recién llegado ante el desastre.
Entró al garito a paso elegante, con un traje muy fino y caro, un hombre rubio, de traje negro y porte aristocrático, comenzó a caminar, ignorando el desastre y esquivando cuidadosamente los cadáveres... No quería mancharse con sangre de aquellos que no eran dignos:
- Buenas tardes joven... Bonito desastre...

Estaba todo echo un verdadero asco y no tenia sentido alguno ocultar mi identidad en un lugar en donde nadie podia identificarme y por lo tanto reclamarme algunas cosas. Siempre que salia de esos barrios llevaba una pelea a mis espaldas, enemistades y algunas cosas que desde luego me habia agenciado por que se me daba la gana...asi que la precaucion era mi segunda piel. Sin embargo retiré la capucha y aspire el olor de la sangre y la peste de la muerte antes de mirar al suelo, sorteando cadaveres, buscando algun objeto de valor que pudiera interesarme.

Lo que yo queria estaba en el sotano, pero no me importaba recrearme un poco mas en aquel macabro escenario y lo habria hecho de haber estado solo. Al escuchar como alguien se acercaba me erguí, pues me encontraba agachado rebuscando y me volteé para fijarme en el recien llegado. Simplemente no tenia sentido que alguien como ese hombre estuviera en un lugar como este, a no ser claro...que fuera un demonio. Olia su aura, es mas, podia verla, rodear todo ese cuerpo.

-Oh si ya lo creo, debio ser realmente divertido, lastima que no hubiese estado aqui para verlo- respondi sonriendo como si nada -¿Se ha perdido? Creo que el lugar que busca esta em ptro barrio..en otro... -chasqueó la lengua- mas elegante.- sisee esbozando una ladina sornisa. Quien mas podia haber realizado esta obra que no fuera un demonio, tenia el sello personal de uno, quizas de ese rubio desconocido que regresaba al lugar del crimen como lo haria un asesino incauto.

Esbozó una media sonrisa suave mientras lo observaba, si, seguramente decía lo de barrio elegante por sus ropas tan finas y delicadas.
- Tiene razón... No me apetece estar en este... lugarejo...- echó una mirada de disgusto alrededor, odiaba los lugares de baja categoría, pero eso no importaba ahora porque lo divertido había sido la matanza que había provocado entre esos vagos y viciosos que ahora eran puros cadáveres. - Pero se equivoca en algo... El lugar que busco está allá donde haya seres vivientes. Además es entretenido...- puso el pie en la cara de uno de los muertos, cara que estaba casi irreconocible debido a cortes, golpes y laceraciones, le faltaba un ojo y tenía la boca abierta revelando que la lengua le había sido arrancada de cuajo, en la mano una botella de cerveza, sus ropas totalmente arruinadas y harapientas - eliminar la escoria social...
Comenzó a caminar por el garito observando todo, fue hasta detrás de la barra y tranquilamente sacó una botella de whisky y dos vasos, vertió parte de aquel contenido ambarino en uno de los vasos y miró al joven que se encontraba ante él:
- ¿Gustas?- vertió más del líquido en el vaso vacío, ahí lo tenía si quería beber, si no se lo bebería el también.

Trate de adivinar que clase de demonio era, pero lo que me mostraba resultaba ser comun en todos ellos. El poder les proporcionaba confianza y seguridad, los lujos venian atraidos por ese poder y todo giraba en torno a él. Su apariencia pulcra y su rostro altivo lo hacia parecer de la "alta realeza" demoniaca. Cuanto mas me metia en Los Angeles mas me divertia la cochina ciudad, uno nunca sabe que podia encontrarse en cualquier esquina.

-Que bien que seamos tanta escoria eh...- añadi a su simple y fatal comentario. Una persona normal se habria ofendido, habria sacado su orgullo al ser atacada su condicion humana y habria perecido inutilmente como lo habian hecho los cadaveres que pisaba....Sin embargo mi fascinacion por esas criaturas era algo ilogico, terriblemente ironico. Envidiaba su condicion y habia tenido suerte en mis anteriores encuentros, o era muy escurridizo, o solia caerles bien.

-Claro que gusto y mas si me invita.- añadí acercandome al desconocido pero entre él y yo habia un cadaver reclinado en un taburete y su cabeza estaba sobre la barra, anclada por el puñal que la atravesaba.

Saqué el puñal y empuje el cadaver al suelo para ocupar su lugar. Alargué la mano y me hice con la copa mientras echaba un vistazo a mi alrededor.
-Tengo curiosidad.. ¿Como fue que lo hizo? Sembró la discordia? ¿Mando a una legion de demonios? Sedució a la hija del dueño?..- susurré regresando mi mirada al demonio rubio.

Sonrió cuando aceptó la invitación y tomó el vaso de whisky para luego beber un largo trago de él aunque sin terminarlo con aquel primer sorbo, el licor era delicioso, aparentemente tenían cosas de buena calidad para ser un antro de mala muerte. Dijo:
- Oh, por favor, no me malinterprete. No quise decir que todos los humanos sean una escoria social... Cuando hablaba de escoria hablaba de los desvalidos, los pobres, los viciosos, mendigos y borrachos... Aunque creo que la irritante capacidad humana de amar es algo que convierte a la especie en poco más que escoria... Aunque claro, hay algunas honrosas excepciones...
Ante la curiosidad del humano, el Demonio rió y dijo:
- Un mago jamás revela sus trucos... Pero no sé..- con atrevimiento podría decirse tomó la barbilla del muchacho, y clavó sus ojos intensamente en su mirada, como evaluándolo... Por alguna razón algo le decía que ese humano podía ser de cierta confianza. Apartó la mano del rostro ajeno y sonrió con malicia, comenzó:
- Envenenar la mente del humano promedio es algo más que simple... ¿Corromper sus cuerpos? Más fácil... Apliqué mi esencia a este lugar... La misma volvió locos a los que estaban aquí y los puso a unos contra otros... Fue de lo más entretenido ver como se asesinaban mutuamente... Genial. Cuando no quedó vivo ninguno de ellos el "hechizo" desapareció... Nada más simple que eso.

No pretendi con mis palabras que me explicara las motivaciones de su carniceria, yo era de los que pensaba que los humanos eran una enfermedad, el veneno para este mundo del cual se extraian miles de esencias interesantesy también deshechadas...sin embargo lo hizo. A mi modo de ver, parecia un justiciero hasta que entró el "amor" en escena. Aun no sabia a ciencia cierta si esos demonios sabian amar. Yo amaba a mi manera, pero mi amor implicaba crueldad y dureza...por eso no agradaba.

-¿Lo va a probar conmigo?- susurre en cuanto sus ojos se clavaron en los mios, quizas tratando de ver algo mas que mis pupilas afiladas cual serpiente y de un color inusual. La culpa habia sido tanta sangre, habia excitado a la serpiente que anidaba en mi.

-Oh...jugar con las mentes debe ser realmente entretenido. Quizas algun dia consiga atraer ese poder, creo que tendre que hacer algunos pactos- sonrei y me encogi de hombros ligeramente -Asi que...se podria decir que fuiste la discordia en esta situación...verá segun como yo lo veo, propociar una pelea en un lugar como este no debe ser muy dificil, solo basta con decir las palabras adecuadas en el oido adecuado...causar la confusion et voilá. Todos los borrachos y drogados lanzaran las manos al cielo y sacaran sus cuchillos y pistolas.- hice una pausa para aclarar la garganta con un poco de whisky -Por cierto. No me ha dicho su nombre. Me llamo Red.- añadí lanzandole la mano, aunque entenderia si este no me la quisiera estrechar.

Sonrió ante las palabras del joven... Red... Observó la mano que el otro le tendía, miró a los ojos otra vez al muchacho... Algo de él le agradaba, lo notaba en cierta manera corrompido, destructivo... Dotes que le gustaban... Así que, en señal de agrado para con el chico, extendió su mano y se la estrechó mientras decía:
- Yo soy Asmodeus... Y claro... causar la discordia en este lugar sería muy fácil si, pero solo un poder demoníaco podría volver al humano a su fase más primitiva como para arrancar carne del hueso y vísceras del vientre...
Dio otro sorbo al whisky y lo observó inquisidoramente... Se le hacía la mar de interesante estar con un chico como ese, se notaba que era inteligente y era una inteligencia bastante maliciosa, lo que le agradaba todavía más. Le dijo:
- Veamos, Red... Creo que cuando llegue estabas tomando algo de los cuerpos... Puedes proseguir si estabas buscando algo en particular... Por lo pronto, dudo que cualquier cosa que estos ebrios tuviesen en vida me pudiera servir... Y sobre usar mis poderes en ti... No creo que sea una experiencia satisfactoria.

Asmodeo, el que tento a Eva bajo la apariencia de una serpiente. Igual resultaba que teniamos algo en comun, aunque fuera solo eso. Estreche su mano con fuerza y firmeza, abandonandola finalmente y asenti a lo que dijo. Desde luego la crueldad que habian empleado los unos con los otros era bastante extrema. Estaba emocionado, pero no queria que se me notase demasiado ni parecer una estupida colegiala adolescente. Toparse con demonios era algo agradable, retorcidamente agradable.

-Bueno Asmodeus, resulta que tengo varias preguntas que hacerle, pero como bien dice, es preciso que siga con mi saqueo...en verdad lo que he robado es para costearme en lo que estoy metido- me levanté del taburete y apure lo que quedaba del whisky dejando que este abrasara mi garganta momentaneamente.

-Lo que yo busco es una droga que ingerido en grandes dosis puede ser un veneno letal...- comente mientras caminaba hacia la puerta situada al final de la barra -Resulta que me gusta investigar y descubrir nuevas formas de pudrir la carne y dañar los organos...me gustan los venenos, jugar con ellos- a medida que me adentraba en la otra habitacion mi voz fue menos audible. Una vez dentro ,prendi la luz y me enzarce en una rapida busca. Seleccionando lo que me llevaria y tirando a la basura lo que no. Al ser una esencia cotizada estaria en algun lugar mas retorcido y ajá...finalmente dí con un compartimento secreto.

-Creo que deberia echar un vistazo...aqui hay algo mas que eso.- Comenté en voz alta observando una amplia seleccion de armas especiales...observese especiales por que su municion era capaz de dañar intensamente tanto a un angel como a un demonio.

¿Algo útil? Que raro... No esperaba que Red encontrase algo útil para él en su búsqueda, no le interesaban las drogas ni nada de eso... Cuando el humano lo convocó, se metió por la puerta por la que él había ido y fue a aquella especie de sótano en el que se encontraba... Fue junto al chico y miró un compartimiento que parecía haber estado oculto... El mismo estaba lleno de bolsas y paquetes con distintas drogas y una variada gamas de armas... Armas extrañas, parecían ser muy pesadas... Las municiones eran grandes y letales, se notaba a la legua...
Abrió los ojos al ver eso y tomó una de las armas... Una especie de escopeta, pero plateada y con el orificio para las municiones muy grande... Eso podría dañar a cualquier ser, incluso a seres sagrados o diabólicos.
- Vaya vaya... Mira lo que se ve aquí... Me parece raro... ¿Armas capaces de dañar a seres como yo en un lugar de mala muerte donde acuden pobres, necesitados y borrachos? Me parece una medida de seguridad bastante drástica...
Y si... ¿si ese lugar había pertenecido a un ángel? No carecía de sentido, después de todo estaba en los barrios bajos, con la mayor cantidad de pobres y carenciados, podía bien tratarse de que ese garito podía llegar a ser una especie de refugio para los necesitados... Pero la presencia de drogas allí parecía indicar lo contrario, él estaba seguro de que cualquier ángel que se preciara no permitiría que hubiese drogas como esas allí... El hecho de que fueran más bien producto del tráfico con los Bloody Rose resultaba más factible.
- Esto me da mala espina... ¿Cómo unos humanos degradados socialmente pueden tener acceso a armas como estas sin contactos místicos...? Claro está podría ser por medio del tráfico y del mercado negro... Aunque por otro lado, es una suerte encontrarse con esto... Al Infierno le serán más que útiles...- sonrió con malicia mientras examinaba más de cerca las armas. Miró una de las bolsas con drogas de diferentes colores: azul, verde, rojo, blanco y distintas presentaciones: polvo, hojas trituradas, una sustancia granulada... - ¿La droga que buscabas es alguna de estas?

No es que despreciara este tipo de armamento, pero preferia fabricarlos yo mismo. Cierto es que a veces tomaba como modelo alguna de estas, las desmontaba, tomaba lo mas esencial y creaba las mias propias. Desde luego no espere encontrarme tal cosa en un lugar asi, ¿Casualidad que aquel demonio hubiese acabado con unos rebeldes?

-Bueno...quizas es una buena forma de ocultar la mercancia, entre deshechos...un demonio no esperaria encontrar semejantes objetos en un sitio asi- respondi encongiendome de hombros, pues mis sentidos estaban mas centrados en otras cosas como la que me mostro a continuación

-Es extraño...¿Normalmente no las tienen almacenadas en bunkers con bastante seguridad? Claro que hecha la ley, hecha la trampa.- musite mientras me inclinaba e inspeccionaba una a una las drogas -muchas de estas son el contenido de otras tantas balas...paralizantes, coagulantes...- fui descartando una bolsa tras otra hasta dar con una sustancia transparente. La bolsita contenia algo similar a pequeños cristales con formas esfericas, inoloro, sin sabor, incoloro...el veneno perfecto para conseguir una muerte rapida, efectiva e indetectable.

-¿Que haras con ellas?- pregunté al tiempo que guardaba la bolsita en el bolsillo interior de mi gaban negro -¿Las destruiras? De ser asi me gustaria llevarme una..- asentí mirandolo de reojo y alargué la mano para tomar una pistola de un tamaño mediano, color plateado y ligera como una pluma. La examiné de cerca, parecia estar hecha con una aleacion entre acero y particulas de plata.

El Demonio escuchó a su compañero mortal... Quería llevarse alguna de las armas... Si ¿porqué no? Se encogió de hombros y le dijo:
- Toma la que necesites...- luego lo vio tomando una de las pistolas y arqueó una ceja, pasó la mano una vez más por aquel arsenal mientras observaba el armamento, no le costaría mucho transportarlas hasta el Infierno, a aquella caverna en la que habitaba cuando iba a ese mundo.
- Voy a trasportarlas al Infierno, a mi hogar allí... Esta muy protegido y resguardado y ningún otro demonio ni Caído tiene acceso a él... Será un lugar seguro...
Cuando estuvo a punto de realizar el movimiento necesario para enviarlas allí una voz detrás de ellos dijo:
- ¡No tan rápido!
El Demonio se dio media vuelta... Allí cerca de la puerta por la que habían entrado había un joven pelirrojo, tenía brillantes ojos verdes y tez pálida, iba vestido con una especie de traje que recordaba a los de esas absurdas películas de mafia italoamericana... Sin duda algún socio de los traficantes del garito o algo así. El muchacho les apuntaba con un largo rifle de plata... Seguramente sus proyectiles serían como los del armario, capa de dañar a un ser místico.
- Un solo movimiento más y disparo... Sé que esas armas están descargadas pero ésta está bien cargada... Y mejor que se alejen de ese compartimiento o acabarán ambos con una bala entre ceja y ceja.
Asmodeo enarcó una ceja y arrojó el arma que tenía entre sus manos, tenía razón, estaba descargada, pero no necesitaba de un arma para salir de esa situación, simplemente siendo listo podría zafarse de eso. Levantó las manos como en señal de rendición, pero le echó una disimulada mirada a Red... Esperaba que comprendiese el significado de dicha mirada... Quería que le siguiera el juego.
- Oh... Entonces era usted el dueño de todo esto... Que falta de educación por nuestra parte... Disculpe... No volverá a suceder. Ah, una cosa... ¿Los de arriba eran todos amigos suyos? Es que debería enviarle flores a sus viudas si tenían ¿sabe?

El muchacho pareció afirmar su agarre a su rifle mietras lo miraba con odio e los ojos:
- No me provoques... Sé que clase de ser eres, Demonio... Solo alguien como tú podría haber causado eso...
Asmodeus esbozó una media sonrisa llena de malevolencia para decir alegremente:
- ¡Me declaro culpable!
El joven apretó los dientes, el General prosiguió, aún con esa sonrisa malévola en sus labios... Lo veía en sus ojos... El idiota había venido solo... Temía a pesar de su firmeza y el temor lo hacía débil... Sin duda pasaba por allí, seguramente para recaudar algo del tráfico o algo parecido e, imprudentemente, se había adentrado sin refuerzos.
- Dispara...- siguió con aquella media sonrisa.
- ¡Ja! Con mucho gusto...- dijo el muchacho que apretó el gatillo... Hubo un estruendo y un fogonazo y una bala plateada salió rauda del arma. Pero la bala pegó en el fondo metálico del compartimiento e hizo un chispazo... Desparramó un líquido plateado al explotar, pero que no llegó a tocar el suelo propiamente dicho, sino el suelo de aquel compartimiento.

En el lugar donde había estado Asmodeo solo había un montón de ceniza negra... El muchacho se acercó, sin dejar de apuntar a Red, aunque mirando el suelo confundido. Se posicionó entre la ceniza y el mortal, apuntándole a éste último y mirándolo.
- Tu compañero Demonio te dejó solo... Creo que ahora serás tú el que tendrá una bala entre ceja y ceja... Lástima, me habrían dado mucho por un Demonio muerto...
Pero en ese momento, un frío inmenso se hizo presente en la sala... Las cenizas comenzaron a elevarse del suelo, como atrapadas por un remolino intenso de viento... Las mismas empezaron a apelmazarse y unirse unas a otras, hasta que formaron, nuevamente, el cuerpo del Demonio. El rubio tomó de uno de sus hombros al joven, que palideció de pánico:
- No deberías confiarte tanto... Novato...
Dicho esto la uña del dedo índice de la otra mano se alargó y se ennegreció notablemente, en ese momento clavó esa uña afilada en el medio de la espalda del muchacho, tal como si un escorpión hubiera clavado su aguijón, el humano gritó de dolor y soltó el arma. De pronto su piel pareció cubrirse de ampollas que explotaban en pus y sangre, gritaba de dolor muy intenso y frenético... Pero no moriría... Quería que Red se divirtiera también... Sacó su uña de la piel del otro y volvió a su estado normal.
- Anda Red, juega con él... No vas a quedarte como si nada ¿no?
Vio que el muchacho retorciéndose de dolor parecía querer tomar su arma, pero el Demonio puso un pie sobre ella y chasqueó los dedos haciendo desaparecer las demás excepto la que Red sostenía.
- Mejor déjate pequeño...- dijo al pelirrojo- Un toque más y te juro que terminarías con la piel derritiéndose y separándose del hueso, fui clemente... Podría haberte matado de un solo toque, pero no sería justo para Red a quien también amenazaste, el también se merece su porción de diversión.

El cargador estaba vació asi que si apretaba el gatillo no saldria nada de allí, pero por el rabillo del ojo observe unos cartuchos de diferentes formas y tamaños, tenian unos simbolos grabados en relieve en el metal que resguardaba las balas, parecian unas especie de runas antiguas. Lo que decia Asmodeus tenia bastante sentido, un demonio inteligente se haria con esas armas para examinarlas y fortalecerse en base a lo investigado evitando que pudieran dañarle de ahí en adelante... y me hubiese detenido a estudiar dichas runas de no ser por el imbecil que nos interrumpio.

Al escuchar el kakareo de aquel joven y al ver lo que hacia el demonio decidí imitarlo arrojando tambien el arma y elevando mis manos. Me causo mucha gracia el comportamiento altivo y confiado que le procuraba un trozo de metal, aunque claro esta, ese pelirrojo no tenia ni idea de quien era el demonio que me acompañaba. Pude haberlo interceptado. Haber provocado que la pistola se atascara al dispararla y el cañon le reventara en la cara, pero preferi esperar, tenia curiosidad por lo que haria el rubio.

Trate de no reirme ante la teatralidad y dramatismo que Asmodeus desliaba, ya nos pareciamos en algo mas, también me gustaba jugar con las victimas, confundirlas, confiarlas y asesinarlas. Entonces esa mano temblorosa apretó el gatillo y yo tuve que cubrirme el rostro ante el estruendo causado. El resultado aparente es que el pelirrojo habia ganado y como resultado rebosaba de confianza en esa sonrisa ladina mientras el cañon ahora me apuntaba a mi.
-Siempre he querido ser un monton de cenizas, dispara- anuncie alegremente bajando las manos en actitud desafiante mientras tras la espalda de este cobraba nuevamente vida el demonio, resurgiendo de las cenizas como todo un ave fenix.

Una sinfonia de gritos sucedio al toque maldito de Asmodeus y su confiado rostro se torno aterrorizado, agonico y tembloroso mientras su cuerpo se retorcia en el suelo cual serpiente. Miraba con cierta fascinacion la piel magullada, llena de sarpullidos que desfiguraron ese apuesto rostro.

-Apuesto a que ya sabespara quien trabaja y lo que hacian estas armas por aqui, asi que nos saltaremos el interrogatorio si no le parece.- ahora si mis rostro fue surcado por una cruel sonrisa a medida que me inclinaba para contemplar al pobre hombre -Oh mirate, estas realmente horrible eh. ¿En que pensaste al venir solo por aqui? Eres realmente idiota, un pobre diablo- musite mientras el futuro cadaver me miraba pidiendo clemencia, los ojos desorbitados, las pupilas temblorosas. Alargó la mano jalando el bajo de mi pantalon y me pareció escuchar una suplica.

-¿Que dices? Hmm Creo que quiere morir- comente divertido lanzando una fugaz mirada a Asmodeo antes de escupirle en el rostro una saliva espesa y de un color verde ácido. El veneno penetro por sus ojos deshaciendo la gelatinosa masa hasta dejar el hueso al descubierto. Para entonces sus chillidos fueron mas insoportables hasta el punto en que no pude aguantarlos. Tomé el arma y agarré na de esas municiones aleatoriamente. En un rapido movimiento la cargué, apunte a su cabeza y aprete el gatillo. La bala salió disparada y en el trayecto se desprendieron lo que parecian ser unas diminutas cargas que impactaron en el cuerpo a modo de metralla.

La reacción de la carne con aquellas cargas fue la carbonización instantanea. Al parecer habia cogido muncion para cargarse a vampiros que resulto ser util tambien para cargarse a humanos.
-Genial...definitivamente genial...- miré a Asmodeus, tenia la respiracion entrecortada de la emocion -Tendra que reconocer que para ser humanos insignificantes algunos inventan cosas impresionantes.- reí luego, guardandome la pistola en el interior del abrigo.

-¿De quien era el alijo?- pregunte curioso, aunque sabia que ese demonio no tenia que responderme si no se le antojaba.

El Demonio asintió... Sin duda Red tenía razón, los humanos tenían una gran capacidad para crear ese tipo de armas destructivas y siempre lo admiraba... Sin embargo, sabía que podía haber armas más resistentes y poderosas. Además... Lo sorprendió otra cosa...el modo en que Red lo mataba... Escupiéndole veneno tal como lo habría hecho una cobra escupidora del África y luego disparándole con aquel arma... Curioso y más que entretenido, sin duda le gustaba el estilo del joven...
El General se inclinó a inspeccionar el cadáver mientras escuchaba la pregunta del joven... Se volvió a incorporar y observó el compartimiento de metal ahora vacío... En el fondo del mismo había un símbolo diminuto grabado a fuego, no muy alejado del hoyo que había hecho la bala que el pelirrojo le había disparado... Era una rosa de la cual se desprendían un par de gotas también grabadas en el metal... No necesitaba más confirmación... Seguro esa era la señal de la organización traficante más influyente del mundo en el mercado negro, la Bloody Rose...
- Traficantes...- respondió ante la pregunta del joven. - Sin duda era de la organización Bloody Rose... Y si no me equivoco este tío...- puso el pie en el pecho del cadáver - Debía trabajar para ellos... Apostaría mi cabeza a que había venido aquí a cobrar el dinero que sin duda el dueño de éste garito debía pagarle a la organización... Bueno, no se encontró con el dinero, sino con una bonita muerte...
En ese momento, volvió a inclinarse cerca del cadáver... Tenía que hacerlo antes de que fuera tarde... Puso la mano en el pecho del muerto y cerró los ojos concentrándose fuertemente... El frío volvió a invadir la sala y la luz pareció titilar un poco mientras Asmodeus iba separando su mano del cuerpo...

Al hacerlo se reveló que en su mano flotaba una pequeña esfera de luz blanca si se lo miraba con atención, dentro de ella parecía verse la figura del difunto pelirrojo... yendo de un lado para otro, como si estuviera desorientado...
Un alma... un alma regular... el alma de un humano con sus bajezas, sus virtudes... Todas las matices de un humano... A pesar de que era un alma "regular" sabía lo sabrosas que sabían... Miró a Red y sonrió... Abrió la boca y acercó la esfera atrapada en su mano a la misma, engulló el alma que pareció emitir un grito antes de ser devorada... El sabor... Que maravilloso sabor, era casi... orgásmico... Creía que había pocas cosas tan placenteras como comer almas... Era toda una delicattesen...
Terminó por relamerse para acercarse nuevamente a Red, nuevamente y como anteriormente, su mirada celeste lo observaba otra vez como evaluadoramente...
- Red...- otra vez lo tomó de la barbilla y lo hizo mirarlo a los ojos, una sonrisa astuta curvándose en los labios del Demonio: - Eres una criatura interesante... Quiero saber algo...- le soltó la barbilla y prosiguió: - Tengo planeado hacer que los humanos vuelvan a temer a los Demonios como hace años ya... Implantar nuevamente el terror por el Infierno en el mundo... Quisiera saber ¿te interesaría ayudarme a hacerlo?

Había escuchado hablar de Bloody Rose, controlaban no se que zona, tampoco es que hubiera investigado mucho a esa organización pues no llamaba mi atención en lo mas minimo. Solo sabia que algunos miembros de ellos eran poderosos y que se dedicaban a mantener a raya a los demonios. Y por lo visto de precariamente, pues estos estaban por todos lados, como plagas, brotando como setas bajo las rocas.
-Y en lugar de retirarse y venir con refuerzos para que nos pudiesemos divertir mas, entró el solo. Asombrosa la confianza que deposita el ser humano en este tipo de armas...- murmuré mientras observaba lo que hacia el demonio, como arrancaba el alma del cuerpo y se la comia literalmente mientras su rostro mostraba el placer de haber engullido dicho ser.

Tenia que joderme asi, me habia hecho la boca agua, aunque para mi las almas no tenian ningun sentido tragarlas, aun asi habia desarrollado un gusto perverso por la carne humana. De aquel tipo no me apetecia nada en absoluto, demasiadas yagas en su rsotor y en su piel y los ojos ya se los habia fundido yo.
-Dejame adivinar...el sabor de un alma....¿Similar al placer de cuando te la chupan cierto?- reí cinico y le puse atención a sus ojos. De nuevo evaluandome con esos ojos demoniacos que despedian diferentes matices de un mismo color y posteriormente escuche su propuesta. Pedia una colaboración, no un pacto, no parecia querer nada a cambio excepto mis artes oscuras. Mejor, pues mi alma ya tenia dueño y dudo que quisiera algo mas de mi.

-Me asombra. ¿No quiere abrir algun local, casino o mansion en donde pueda esclavizar a un sin fin de humanos, drogarlos y hacer que follen entre si? Parece ser la moda entre sus...contemporaneos -siseo con puro veneno, ah si, el dominio era de los demonios y la muerte habia dejado de ser temida. No valoraban sus vidas, pues la caducidad de las mismas eran temprana. Servian a demonios como las putas que eran y si no lo hacian simplemente dejaban de existir -Me agradan tus palabras...no tienes ni idea.- musité esbozxando una envenenada sonrisa -¿Socios de destrucción entonces?- alcé una de mis finas cejas y lancé la mano hacia el dmeonio para finalizar el "trato".

Asmodeus sonrió ante la comparación que Red había hecho entre devorar almas y un felación... Si, sin duda quizá era una de las comparaciones más acertadas que había oído sobre el tema hasta la fecha.
- Podría decirse que sí... Que la sensación de devorar un alma es, al menos para mi raza, muy parecida a la que se siente cuando se recibe una buena mamada...
Rió suavemente y luego siguió escuchando lo que el joven decía... ¿Así que lo que quería lo asombraba? El resto de los Demonios aparentemente no tenían por objetivo hacer temer a los humanos, sino esclavizarlos, tratarlos como sus putas, sus servidores... Y la sola idea de tener humanos por servidores le daba en cierto modo asco... Si los Infernales de bajo rango a veces probaban no ser más que unos incompetentes, creía que con los mortales la cosa no irá mucho mejor... Excepto claro está por algunas excepciones como podría resultar Red. No, él no buscaba tener a los humanos como esclavos, no quería ninguna de las cosas que el joven había nombrado anteriormente: quería hacerles temer... Que el miedo verdadero por sus vidas y sus almas volviese a sacudir a los Humanos ante la mención de los Demonios... Ahhhh la maravillosa época de la Edad Media... Ahí si los Demonios eran dignos de terror y miedo, y el mismo miedo provocaba matanzas y carnicerías como la organizada por la Inquisición que se suponía servía a los designios del Otro y su Hueste Celestial, pero que en realidad solo atestaba los círculos del Infierno con nuevas almas que morían brutal y sórdidamente al ser quemados los cuerpos en hogueras... Al Demonio le agradaba que Red hubiese aceptado su propuesta... Estrechó la mano que el otro le tendía... Generalmente sentía repulsión a tocar la piel de un humano o siquiera rozarla, pero este no era el caso... El joven era poderoso, cruel y destructivo, cosas que Asmodeus valoraba sobremanera, sonrió suavemente:
- Me alegra que hayas aceptado, Red... Creo que no me estoy equivocando contigo... Éste "trato" será más que productivo para ambos, no me cabe duda...

Las buenas mamadas las podia contar con los dedos de la mano, la mayoria no duraban con mi polla en su boca por demasiado tiempo, pero en fin, hablabamos de negocios, tractos o favores, ya que ni tenia muy presente lo que era esto...lo catalogaria de una colaboracion eventual.

Estreche su mano, aunque no con demasiada intensidad, sabia a consciencia que la fuerza de estos seres era desmedida incluso cuando no pretendian aplicarla.
-¿Como haras que mortales como vosotros teman a seres como usted?- pregunté una vez solte esa mano observando la palma en un acto reflejo, comprobando que la piel estaba intacta -Antes tenian aprecio a sus vidas, pero ahora tras la guerra muchos han perdido el valor de su propia existencia, se contentan con lamer las suelas de algunos zapatos por comida u otros favores. Claro que no todos son iguales, algunos si valoramos nuestro futuro.- alcé la mano y retiré un largo mechon de cabello que me acomode tras la oreja.

-Y la otra mitad como ve- señalé al cadaver del suelo- tienen estas armas capaces de dañar a seres infernales, angelicales, sobrenaturales....y confian en ellas antes que en cualquier simbolo cristiano- me encogi ligeramente de hombros -¿Sabe? La humanidad esta muy desprotegida, indiferente y mantiene el velo de la precaria ignorancia sobre sus rostros. Hice una masacre en la Basilica de San Pedro y la han vuelto a reconstruir como si pudieran borrar las huellas de esos feligreses que murieron entre sus muros- añadi y rei finalmente, definitivamente los simbolos estaban pasados de moda.

Asmodeo sonrió malignamente ante las palabras de Red... Sabía que el muchacho hablaba con verdad. La humanidad había tomado dos alternativas bastante estúpidas: o inclinarse para perecer y que la azoten o confiar excesivamente en sus armas anti-seres místicos... Armas que, si uno sabía como ser astuto, se probaban que eran casi totalmente ineficientes... Según como él lo veía, el trabajo que debían realizar se dividía en varias ramas...
- Por un lado tenemos que comenzar con ciertos ataques a pueblos... Han de ser totalmente diferentes en cada uno, y deben ser discretos... El mayor miedo que los Humanos siempre han tenido es el miedo a lo desconocido... Y si logramos dar golpes en asentamientos humanos variados sin dejar huella de quien ha provenido el ataque y lo hacemos de manera que no pueda encontrarse ninguna conexión entre ellos, es casi seguro que el miedo incrementará... Los Demonios que quieren esclavizar humanos son bastante blandos a mi entender, por lo que calculo se conforman con ser obedecidos... Si no lo son es ahí cuando se aniquilan Humanos... Hay que aniquilarlos a toda costa, hayan obedecido o no, sin distinguir entre género o edad, y de un modo engañoso... De formas sigilosas y sutiles, que puedan exterminar poblados enteros pero sin dar pista de quien ha perpetrado tal acción. El miedo a lo desconocido... A no poder encontrar una explicación racional, ni siquiera pensando en los Demonios como una posibilidad de las matanzas, es algo que implantará la semilla del horror en los corazones humanos... Si a esto le sumamos que tendríamos que hacer algunos ataques a los principales fabricantes y distribuidores de armas "místicas" para reducir el stock y por ende, la capacidad humana de defenderse... Los mortales volverán a sentir terror... - un brillo de maldad iluminó los ojos del Demonio... Los Humanos sentirían miedo otra vez y todo sería tan perfecto... Tan maravilloso.... Que ya tenía ganas de empezar... Miró a Red mientras sonreía, con esa sonrisa tan malévola... Toda la estúpida confianza y apatía humanas desaparecerían en un santiamén... Pronto solo habría una opción para esa raza: temer y morir.

Apoye mi cuerpo relajadamente en un extremo de aquella pared que mas o menos estaba entera y me cruce de brazos mientras escuchaba el supuesto plan de dicho demonio. Lo cierto es que yo procuraba dejar mi huella alli donde pasaba, me sentia tambien un poco artista, a mi manera. Si mataba a alguien por mis huevos que sabrian quien habia sido. En la Basilica lo dejé bien claro, aunque las pistas no fueron demasiadas claras, que quien quisiera cortar mi cabeza se las ingeniase para buscarme, de otro modo no seria un enemigo demasiado tenaz.

-¿Te refieres quizas a extender una plaga como en su dia lo hizo el jinete de la Peste?- musité una vez el rubio dejó de hablar -ah...eso seria facil para mi, podria elegir algunas ciudades al azar, masacrar a sus gentes y nadie sabria que he sido yo y de ser asi, le daria muerte -me encogi de hombros y percibi el tufo desagradable del muerto.

-¿Te parece si seguimos esta conversación en otra parte?- pregunte avanzando con una gran zancada, pasando por el lado del demonio hasta salir al bar en donde la peste se hizo mas acuciada -como bien dijiste -ladee el rostro hacia Asmodeus mientras sujetaba el marco de la puerta con las manos antes de salir -el mayor miedo del ser humano es el miedo a lo desconocido...por lo que no deberiamos dejar ningun rastro aqui. Propongo el fuego como solucion mas inmediata y eficaz.- esboce una perfida sonrisa y sali de aquel pequeño compartimento con intención de salir tambien del mismo local.

El Demonio salió junto a Red de aquella especie de parte secreta del local... Luego atravesó el bar a paso elegante, saliendo del mismo junto con Red, procuró no respirar en ese trayecto porque el tufo era horrible... Si seguía allí seguramente el olor a muerto lo descompondría...
Repasando las partes de su plan suspiró... Matar, acabar con todos los malditos humanos y hacerles sentir miedo era una tarea muy especial y única... Algo que tendría que tener una marca propia de él... Creía que la maldad y causar muerte eran un arte... Y él se enorgullecía de ser un buen artista, por alguna razón sentía que Red era también de ese pensamiento y eso le agradaba, ante la "propuesta" que hizo sobre el fuego, el Demonio sonrió malignamente... Levantó una mano y al instante una pequeña bola de fuego comenzó a flotar sobre la palma:
- Eso está hecho...- dicho esto lanzó el fuego hacia el local... Entró por la puerta y explotó en el interior prendiendo fuego a todo el bar, incendiándolo y quemando los cadáveres...
- Si quieres ir a algún lugar en especial solo di... Sino podríamos continuar esta conversación en mi residencia en el mundo mortal... Dejaré que tu elijas...

Lo habria hecho yo, pero a Asmodeus le daba las mas placer aniquilar y acabar con todo, tornarlo todo cenizas y no era algo que pudiera discutirle a un general infernal, ¿Cierto? Despues de todo era consciente de mi insignificancia respecto a él. Observe con ojos golosos como el fuego lo consumia todo, como las llamas anaranjadas lamian las estructuras de madera y amenazaban a edificios vecinos. Lo ultimo que deseabamos era que el fuego se propagara pues llamaria la atencion de la poblacion quienes extinguirian el fuego y quizas las pruebas no llegaran a desintegrarse por la ineficacia del fuego. Asi que controle un poco aquelals llamas para que se centraran en el objetivo, recubriendo las paredes colindantes con pura roca y tierra que haria de cortafuegos.

-Creo que ya nos podemos ir.- anuncie mirando al demonio -la verdad es que no me apetece pisar ningun antro de estos lugares por que seguro que me acabo cargando a alguien y asi no modo que podamos planear mi estimado general... asi que vayamos a tu casa..- asenti con una media sonrisa -Tu me llevas, yo no tengo vehiculo, voy por la vida con mis propios pies- añadi encogiendome de hombros.

El General Infernal sonrió cuando Red aceptó su invitación y mientras observaba como las llamas consumían el bar, la luz del fuego reflejándose en sus ojos, haciéndolos brillar de una manera algo siniestra y maligna.
Miró al hechicero y se acercó un poco más a él hasta que quedaron muy cerca, frente a frente, observándose fijamente. Le dijo:
- Ir con nuestros pies a mi casa sería una tarea titánica, tenemos todo un océano que cruzar, por suerte los pies no serán necesarios...
Puso ambas manos en los hombros del humano y cerro los ojos, luego de un poco de concentración, ambos se deshicieron en en un remolino de ceniza negra que desapareció completamente al ser llevado como por un viento frío.

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