Encuentos - Privado

Mi presencia se desató aquel atardecer. Surgí de mi guarida completamente desatado, como un perro en jauría, corrí por las calles desatado cual pura sangre. Mis piernas se movían rápidas mientras mi espada se blandía bajo mi sonrisa de marfil, o demonio insatisfecho, mis colmillos aparecían crueles y sanguinarios. Brincaba hacia los tejados levitando y volando combatiendo con un demonio que se escondía en las sombras.

Mi voz sonaba como el eco de los infiernos, mis carcajadas eran aullidos de un loco que hundía su espada en el maltrecho cuerpo del demonio. No debió entrar en mi zona, no debió agredir a varios de mis hombres. Giraba sobre mi propio punto de equilibro y tomaba impulso para enterrar mi espada. A pesar que su espada cortaba mis brazos estos cicatrizaban rápidamente. Voz se alzaba con una canción llena de poder y magia, quería aturdirlo para que finalmente cayera de rodillas.

Finalmente quedó en medio de la calle jadeando. Era del aspecto de un niño, pero a mí era un bastardo. Enterré mi arma en su corazón provocando que se difuminara finalmente. Miles de pétalos negros se expandieron junto a plumas tan densas como la noche. Un grito de dolor abrió el suelo bajo mis pies, pero yo simplemente guardé mi espada y continué mi camino.

-Demonios a mí...-susurré echando a caminar notando como escocían mis cicatrices. Estaba bañado en mi propia sangre.

Volví a cantar la misma canción, pero ahora sin motivos ocultos. Simplemente recordaba aquellos años en los que era una estrella del rock y metal. Me gustaba los viejos tiempos, sobretodo porque eran más agradables que la escoria que tenía que patear hoy en día. El mundo se veía mucho mejor. El pecado no era más que una virtud hoy en día, completamente disfrazada de chicas bonitas y alcohol barato, pero antes era algo demasiado caro al cual yo pagaba encantado para olvidarme de todo y todos. En estos momentos odiaba a los cretinos que caían en la droga o en chicas exuberantes, sólo hacían que los demonios estuvieran un paso más cercano a la gloria.

-Putas, putas everywhere.-murmuré antes de sentir una nueva presencia, un humano pero no uno común.-¿Cambiaformas o hechicero?-me dije antes de volverme completamente silencioso.-¿Amigo o enemigo?-susurré antes de ocultarme en las sombras.

la canción:

Estaba dando un paseo para despejar mi mente para intentar entender mi nueva situación. Eran demasiadas cosas a las que hacer frente de pronto. Una noche te acuestas siendo humano, y al día siguiente, te enteras de que eres un híbrido entre hechicero y metamorfo. ¿Cómo no habíamos podido saberlo antes? En casa, las cosas eran normales y nada se salía de lo común. Entonces ¿por que un gran secreto en una familia corriente? Ojalá siguieran vivos para poder preguntarles.

Pero las enseñanzas del abuelo habían servido de mucho, pues gracias a mis habilidades como metamorfo tenía los sentidos más agudizados, al igual que con mi parte de hechicero había sentido una presencia extraña.

- ¿Hay alguien ahí? - dije, sacando mi arma de su funda y apuntando hacia delante, a la vez que recitaba conjuros defensivos para protegerme de lo que quiera que fuese lo que sentía.

Off: espero que disculpes el que sea corto, pero no se me ocurría más. A medida que avancemos prometo posts mas largos ^^

Sentí una presencia que me alertaba, provocando que me pegara a las sombras refugiándome en estas para observarlo. Podía contemplarlo con sigilo. Acaricié el muro de ladrillos vistos de aquel edificio y al ver como aparecía con su arma simplemente solté una buena risotada.

-Baja ese arma, tú no me interesas como alimento.-dije saliendo de la oscuridad, apareciendo ante él empapado en sangre. Tenía el cuerpo lleno de heridas, sangre de demonio y sudor sanguinolento en mi frente. Mis cabellos se movían leve con una brisa nocturna algo gélida, el invierno pegaba con fuerza.-Welcome to the jungle, pequeño.-susurré colocando mi espada en su funda para luego quedar a pocos metros.-¿Quién eres? ¿Quién se adentra en mis dominios?-proseguí con un par de preguntas antes de quedar contemplándole con cierto interés, pues no era uno de mis hombres y quizás podía reclutarlo. Nadie sabía que yo era el líder, eso era lo más divertido, y por ello podía socializar y encontrar nuevos hombres con los que hacer camaradería.

Spoiler:

De pronto, una enorme figura cubierta de sangre aparece de entre las sombras, haciendo que me eche hacia atrás y esté a punto de disparar. La situación era bastante tensa, pues aunque el ser dijo que no le interesaba como comida, pero estaba totalmente cubierto de sangre y eso me hacía desconfiar. Era la primera vez que me encontraba con una criatura así, a excepción de Markus, que había sido el único vampiro al que había conocido, y él no atacaba a los humanos. Además, para rizar el rizo, el hombre, si es que era eso, tenía una gran espada desenfundada y por cuyo filo caía un reguero de sangre.

- Vas a perdonarme pero no puedo fiarme de un tio que sale de entre las sombras cubierto de sangre que me dice que no va a usarme como almuerzo - dije en tono amenazante, pero como vi que guardaba su espada, yo hice lo mismo. Pero no estaba indefenso, ni mucho menos, pues ya estaba recitando mentalmente hechizos de protección y defensa, por si eran necesarios. - ¿Puedo preguntarte que demonios eres? - temí lo peor al hacer esa pregunta.

Se puso a dar vueltas a mi alrededor mientras hacía preguntas sobre que quién era y que estaba haciendo por esta zona. La verdad es que no era un sitio por el que solía ir normalmente, pero me metí por aquí para atajar. Mala idea...

- Soy Adam. De momento, es todo lo que debes saber. ¿Y tu quien eres?

No dudé ni un momento en soltar unas buenas risotadas metálicas, mis largos colmillos se veían más afilados y puntiagudos gracias a la escasa luz. Las pocas farolas, y el letrero de neón, iluminaba mi faz. Tenía sentido del humor, mucha altanería para ser un bocadillo con patas para muchos de los que eran como yo.

-Krusnik.-respondí apoyándome en una de las farolas, sacando la cajetilla de cigarrillos para prender uno y darle una calada.-Este lugar es un santuario al que se debe entrar con santo y seña, practicamente.-desde que las hordas de Caim se paseaban como si nada recogiendo almas, destrozándolas en sus locales y dejándoles sin nada, había doblado mis guardias en las calles y pedido a Darius que se mantuviera alerta.

Yo cuidaba de la zona, ejercía cierto dominio y lo hacía para cuidar de los míos. Tenía ciertas sedes en puntos estratégicos del mundo, esta era la principal, en plenos barrios bajos de Los Ángeles. La decadencia reinaba aquí como yo reinaba en la guerra.

-Hechicero ¿eh?-dije dando una bocanada de aquella dulce nicotina que ya ni me afectaba.

Había sido consumidor de cocaina, LSD y otras sustancias que me habían hecho hundirme en los infiernos o caminado por los cielos. A mis veinte años ya era un consumidor habitual, tuve suerte de convertirme en lo que era. El tabaco sólo era por mero placer, la sangre era lo que más me atraía, como a todo inmortal, y si era de demonio aún más.

-Es sangre de demonio ¿no hueles? apestan a huevos podridos cuando mueren, al menos para mí es ese el aroma de un demonio al morir. Aunque no mueren del todo, sólo evitan el cuerpo que tienen y se transforman. Eso unos, otros simplemente caen como si estuvieran muertos.-la colilla se encendía en mis labios, prendida de ellos mientras mis ojos le observaban.-¿Crees de verdad que si quisiera matarte no lo hubiera hecho ya?

Cuando el hombre comenzó a reírse a carcajadas, supe exactamente lo que era. Un vampiro, como Markus,. pero mucho más siniestro. Tras habérmelo encontrado en esas circunstancias, estaba bastante asustado. Sabía que, si quería atacarme, ni mi magia ni mis armas me servirían contra él, y tampoco me daría tiempo a transformarme para huir de allí. Solo esperaba que, si me hacía algo, Shamuel estuviera mirando para ayudarme.

- No sabía que este lugar fuera sagrado de verdad. De hecho, hasta hace bien poco no sabía que existían las criaturas sobrenaturales. Así que tendrás que disculparme por mi desconocimiento ante todo este mundo - dije, intentando sonar amable para poder marcharme de allí sin tener problemas.

Cuando pregunta que si soy un hechicero, me quedo totalmente en blanco. ¿Cómo había podido saberlo? No sabía como, pero me encargaría de preguntarle a Markus si podían hacer eso. Hasta entonces, lo negaría todo.

- ¿Hechicero yo? Más quisiera, pero no, soy un humano corriente que sabe defenderse de los seres como tú. Así que déjame irme y prometo no volver por aquí. En cuanto a los demonios, prefiero no saber tantas cosas de golpe. No me he encontrado con ninguno, y espero no hacerlo. Y sí, se que ya me habrías matado. Pero mi pregunta es ¿de que es toda esa sangre?

-¿Vienes de marte?-exclamé riéndome a carcajadas.-¡¿Lo dices de verdad?!

Era un mundo caótico en el cual Lucifer había destrozado todo lo que había podido tocar. Los demonios tenían locales donde las almas se cambiaban por drogas de diseño. Los ángeles caían por culpa del sexo, el ego o la envidia más humana. Yo mismo había visto como el cielo ardía y caían ángeles mutilados a mis pies.

Jamás creí en Dios firmemente, pero cuando vi aquellos querubines mutilados me afectó. Dios existía y sus hijos morían, de alguna forma, frente a todos nosotros. Luchaba la oscuridad más pura contra la luz del "Buen Padre". Yo jamás lo supe entender, a Dios, ni a sus clérigos. Sin embargo, había hablado con ángeles y ángeles caídos que temían a las hordas y legiones de los demonios más salvajes y cruentos.

La ciudad era de Belial, sus nietos caminaban por las calles cuidándolas y yo tenía mi lugar en ellas junto a mis amigos, porque así los consideraba. Adrian era tan inocente y tierno como Román, a pesar de ser un Dhampir hambriento.

-Hace poco más de dos siglos ángeles caían del cielo envuelto en llamas, sus alas se carbonizaban, así como eran recogidos por sus hermanos caídos. Muchos no estaban a favor de aquella guerra, pues los ángeles caídos a veces caen porque aman a sus protegidos, porque han ambicionado cierta libertad que el cargo les prohibe.-guardé bien mi arma y quedé frente a él, cara a cara.-¿Me juras que no sabes porque el mundo está en ruinas? ¿Crees que siempre ha estado así?... ¿Mestizo? ¿Tal vez cambiaformas? Seas lo que seas ¿de qué planeta has aterrizado?

Apenas podía comprender algo de lo que me estaba diciendo. Quizá pensaba que le estaba mintiendo o engañando, pero nada más lejos de la realidad. Hacía bien poco que había aceptado mi condición de híbrido, con todas las habilidades de ambos lados familiares, pero no sabía mucho más del mundo sobrenatural. Acababa de saber que existían otros seres, como vampiros, hombres lobo, ángeles, demonios y cosas peores. Era algo que podía imaginarme, pues todo era posible si megos, brujas y cambiaformas existían, ¿qué me hacía pensar a mi que no existieran seres más puros o más tenebrosos?

- Te juro que nunca había oído hablar de vosotros...al menos no realmente. Siempre he escuchado leyendas o cuentos populares, pero nada que se acerque a la realidad. He vivido durante años en pueblos apartados, mudándome de vez en cuando con mi familia. Mis padres nunca nos explicaban nada a mi hermana y a mi...pero quizá ahora entiendo los motivos de los continuos traslados.

Entonces, se acerca más a mi, poniéndose a pocos centímetros de distancia, cara a cara. Lo que siento cuando hace eso es una mezcla de miedo y excitación, pues nunca había estado tan cerca de un vampiro y había vivido para contarlo. Era enorme, más de lo que podía llegar a ser un humano con un entrenamiento muy fuerte. Su cuerpo era muy robusto y se le marcaban todos los músculos de su cuerpo. Muy masculino, no dejaba de mirarme.

- ¿Cambiaformas yo? No sé de que me estas hablando...¿también existen? - dije, mintiendo mientras recitaba más hechizos que esperaba que me salvasen.

-¿Te crees que me chupo el dedo?-dije antes de soltar una buena carcajada al aire, tan metálica y cruel como si proviniera de los infiernos.

Admito que me encantaba esa sensación de pavor que podía sentir de seres como él, y si no era pavor era frustración. Cuando conocí a Killian le hundí la moral por ser un mocoso llorón el cual aún se lamentaba de su situación, si lamentas tanto algo haz cosas por cambiarlo y no te pases el día en un cementerio odiando tu pasado.

-Creo que cometieron un terrible error tus papis con vosotros, ¿cómo coño os vais a defender si ni siquiera sabéis a qué os enfrentáis?-interrogué alejándome de él para apoyarme en un muro cercano, una casa que estaba a punto de ser demolida y reconstruida por parte de mis muchachos.

Era un edificio alto, de tres plantas aproximadamente, comparada con las casas algo más bajitas de la zona. Tenía una terraza que podía convertir en un lugar perfecto para vigilar el barrio. Allí viviría un lycan y su pareja dhampir, ambos harían guardias en las mañanas, y en las noches les acompañaría un vampiro antiguo. Todo el barrio estaba lleno de personas leales a mí o a los Bloody Rose.

-¿En qué te conviertes? Porque con tanta palabrería de ocus pocus en tu cabeza no consigo leerlo, me marea.

Al parecer, mi intento por tratar de ocultar mi verdadera naturaleza y todo lo que eso llevaba no había resultado, pues su risa y su frase parecían decir lo contrario. ¿Tendrían los vampiros algún poder que les permitía leer los pensamientos de otros o tendrían otras formas de detectar la presencia de seres sobrenaturales como ellos? La próxima vez que vea a Markus se lo preguntaré...

Empezó a decir una serie de coas que no me gustaron nada. No tenía de hablar de nada que no supiera, no tenía derecho a juzgar a personas que no conocía y que no tenían nada que ver con él. Enfadado, empecé a sentir como el fuego empezaban a crecer en mi interior, cosa que era peligroso pues aun no conocía todo mi poder y, por supuesto, no sabía controlarlo.

- ¡¡No te atrevas a hablar de mis padres!! No les conoces y no tienes ni idea de por lo que tuvieron que pasar. Querían protegernos de vosotros y de seres malignos. Así que no vuelvas a mencionarlos o te arrepentirás. ¿Me has entendido bien, vampiro? - dije, y sin poder controlarlo, invoqué una bola de fuego en mi mano, pero aun la mantuve conmigo. - Fueron seres como tu los que acabaron con sus vidas, así que no tendría ningún problema en usar esto. Sí, soy un híbrido, pero eso no es de tu incumbencia. Y si con los hechizos consigo bloquearte, mejor.

Estaba harto de que seres como él aterrorizaran a la gente. Pero eso se había terminado.

-El fuego.-dije mirándolo fijamente para hacer arder una papelera con mi mente.-¿Como ese?-pregunté señalando aquella bola de hierro en llamas.

Los humanos tendían a sacar de quicio todo. Hablaba de sus padres como si yo los hubiera matado, no cazaba humanos desde los primeros años de mi existencia, y tampoco cazaba humanos frágiles. Me gustaban los asesinos porque yo asesiné a los míos, yo tenía las manos manchadas de sangre antes que mis colmillos.

-No he dicho nada de tus padres, sólo he dicho que hicieron mal en no entrenaros. ¿Eso es hablar mal de tus padres?-hice crujir mi lengua antes de apagar aquel fuego.-No me hagas prenderte como una llama, que a mí sólo me dolería unas noches pero a ti te mataría. Así que deja de ponerte en plan todos los vampiros son malos, todos los vampiros nos cazan. No soy un vampiro, soy un Krusnik, y mejor no me cabrees del todo porque entonces morirás de miedo ahí mismo de pie, observándome con los ojos y la mandíbula desencajada.

Desde la guerra nadie me había molestado hasta tal punto, ni siquiera David. Había estado molesto, pero había mantenido mi energía a salvo. Si me mostraba tal cual era, si todos veían quién era, sabrían que yo era el líder de los Thorns y entonces, sólo entonces, no habría trucos de Atsushi para librarme de los recuerdos de aquellos que me sintieran. Toda la ciudad quedaría alertada.

-Mi alimento son vampiros, demonios, ángeles y algunos hechiceros llorones que intentan destrozar a los míos. ¿Vamos comprendiendo?

Mis intimidaciones no habían servido de nada, aunque sinceramente no contaba con ello, pues me imaginaba que era casi imposible intimidar a un ser como este. Pero no pensaba ceder ante sus amenazas, pues aun me quedaban varios ases en la manga. Y, en caso de que se pudiera descontrolar, haría alguno de los hechizos que conocía para crear distracciones. Pero eso llevaba su tiempo y suficiente energía como para no quedarme exhausto después de hacerlo.

Pero la cosa cambia cuando, de repente, una papelera comenzó a arder de forma espontánea. Y no había sido yo el que lo había hecho...así que tenía que suponer que mi nuevo amigo también tenía cierta habilidad sobre el fuego.

- Vaya...veo que tu también puedes hacer cosas con el fuego. Y no creo que pudieras hacerme nada con tu fuego, pues mis hechizos de protección contrarrestaran tu habilidad y no podrás tocarme con tu fuego. Ya sé que todos los vampiros no son malos, uno de mis mejores amigos no ataca a ninguna persona, pero la mayoría no son así. Siento haberte hablado de esa forma, pero cuando se trata de vampiros pierdo la cabeza. ¿Y que es un Krusnik? - pregunté con curiosidad.

Siguió con su postura amenazante mientras la sangre seguía cayendo por su torso musculoso. Quería escapar de allí como fuera, pero estaba lo suficientemente asustado como para no moverme. ¿Que podía hacer un híbrido de mi nivel contra un ser que llevaba cazando y matando siglos?

Me preguntó entonces qué era un krusnik, después de explicarme detalladamente que jamás le podría hacer daño con el fuego. Ni yo cuando era pequeño sabía qué era, mi padre me tuvo aislado de todo tipo de información al respecto. Me quedé atado a la idea que era un chico normal hasta que un vampiro me comentó que era, incluso intentó hacerme su discípulo, pero supongo que estaba demasiado engullido en mi ira que ni escuché claramente qué era. Tuve suerte porque Atsu me encontró, de otra forma hubiera sido muy diferente. Mi "conversión" fue con mi maestro, donde sacó a relucir qué era y a qué estaba destinado, pero en realidad Atsu había sido mejor maestro, amigo e incluso un padre.

-Digamos que mamá demonio se folla a papá ángel y nace hijo problemático.-comenté con simpleza antes de apoyarme en una farola cercana, la cual me iluminó como si fuera un ángel a pesar de mi aspecto rudo.-Soy un come vampiros, aunque tengo amigos vampiros. Como a todo aquel que destruya lo que yo construyo, que hace daño a los míos. Engullo incluso a demonios, o ángeles inferiores que han caído del cielo por ser soberbios y ahora dañan a los humanos, lycan o vampiros.

Expuse todo de forma simple, para que comprendiera qué era y qué podía ser. Pero evitaría mostrar mi verdadera forma, podía morirse de un ataque al corazón o mearse encima. No quería lloriqueos o un fiambre a pocos metros, no estaba por matarlo. Me causó curiosidad su desconocimiento de la guerra y de todo lo que había sucedido.

Off: Perdon por el gran retraso...no volvera a ocurrir :S

Aun había muchas cosas que no sabía sobre todo este mundo pero, a pesar de la mala espina que me daba este individuo, si quisiera matarme ya lo habría hecho. Así que empezaba a pensar que no era tan malo como parecía por lo que, poco a poco, comencé a tranquilizarme y a escuchar atentamente todo lo que tenía que decirme. A pesar de su atractiva apariencia, debía de ser mucho más mayor de lo que aparentaba y debía de conocer muchas más cosas de las que decía, así que tenía la intención de preguntarle todo aquello sobre lo que tenía dudas.

- Gracias por tu explicación tan explícita, pero creo que podrías habérmelo explicado de otra manera y lo hubiese entendido igual. Entonces no somos tan distintos, pues mi objetivo es acabar con todos aquellos seres que quieran atacar a otros. No solo los vampiros o demonios se convierten en asesinos. Hay cambiantes, hechiceros y otras criaturas que asesinan a gente a sangre fría. Pero no matas a todos los vampiros ¿no? Porque yo conozco a un vampiro que no se alimenta de personas y que, por supuesto no las mata. Así que creo que estamos del mismo lado - digo, temiendo mis palabras. - En cuanto a la guerra ¿que puedes contarme sobre ella?

-No, como te dije sólo mato a quien mata inocentes o personas de mi bando.-ahí entraban hechiceros, pero normalmente provocaba que los míos capturaran el poder de esos hechiceros y los encerraran bajo tortura.

Me gustaba sacar información de hechiceros cercanos a Lucifer, Caim, Samael y todo demonio poderoso que se encontrara en este mundo. Sabía que Astaroth estaba vivito y coleando de nuevo, como Samel. Pero no sabía cuantos poderosos estaban mostrándose. Debía saber más de ellos, cuanto más mejor para todos.

-Sobre la guerra.-dije rodando los ojos intentando recordar y no ser muy explícito.-Visceras, sangre, muerte, caos, mentiras y una partida de ajedrez entre Dios y Lucifer. Lucifer sintió celos de los juguetitos de Dios y juró venganza, en el año 2012 la obtuvo de alguna forma y la humanidad pasó a ser mierda aplastada.-escupí hacia un lado un trozo de carne de demonio, había engullido la esencia de un idiota que me tocó la moral nada más salir de mi guarida, si así se podía llamar a mi Hospital.-Ahora es mierda y media. Ha salido a la luz todo lo que estaba oculto. Lo único que falta es que aparezcan unicornios, por poner una de esas razas que siguen siendo fantasía.-me acerqué a él y le miré a los ojos.-No te fies de los humanos, están más corruptos que nosotros... sólo un tercio de la humanidad no está siendo manipulada y usada por el poder de la oscuridad. Los ángeles intentan luchar y acaban siendo pecadores. Y aún así, muchos con alas negras luchan a mi lado porque se han enamorado de la Tierra y han deseado a los juguetes de Dios.

PD: na, no pasa nada. Aquí estaré.