Crystallize - Privado

Volví a desaparecer, casi por seis meses, lejos del nuevo continente. Había viajado a Italia en busca de una nueva distracción, algo que mantuviera mi mente ocupada y lejos de cualquier recuerdo o pensamiento, y lo había encontrado: el violín. Había aprendido, practicado, y luego tocado melodías por noches completas, dejando de lado incluso la sangre, saliendo de mi apartamento en Roma sólo cuando la necesidad era apremiante.

Entonces decidí regresar a Los Ángeles, junto a mi nuevo compañero nocturno y vicio, un viejo violín que databa del siglo XIX y que había sido renovado y preservado todo este tiempo. ¿Por qué había escogido esa ciudad y no otra? No estaba muy seguro, simplemente, vagaba a donde mis pasos me llevaran. Pensé que podría pasar por Nueva Orleans o lo que quedase de ella, pero ya pronto, ya luego.

Me había quedado en una esquina del Sunset Strip, tocando las nuevas melodías que mi alma iba formando, sonidos que me abstraían y que cautivaban a las personas que circulaban cerca, humanos, vampiros, licántropos... Me gustaba tocar para ellos, aquella experiencia era totalmente nueva y agradable para mí. Iba vestido con un largo abrigo negro tipo levita, aunque bastante más ligero y delgado, ideal para el reciente clima primaveral de la zona. Los cabellos los llevaba largos y sueltos, algo desordenados por el viento.

Canción - Crystallize

Habia pasado tiempo si, y despues de todo era mas que obvio que Louis y yo no durariamos juntos, no por mucho tiempo, era por mi naturaleza salvaje y su eterna melancolia, aun que intentaba ocultarla, le era imposible o casi , ocultar su dolor.

Caminaba por aquella ciudad, en todo caso la unica ciudad intersante con suficientes humanos de los cuales alimentarse, no que su amada Paris o Nueva Orleans no tuvieran, pero era minima la poblacion humana, a diferencia de los angeles.

Suspire largamente con las manos dentro de los bolsillos del abrigo, no hacia frio, pero el viento era recio, cerre los ojos dejando que este despeinara sus cabellos, dejandose envolver por los sonidos nocturnos de aquella ciudad, familiarisandome con ellos hasta que un sonido, aquella melodia y la punsada en el pecho fue tan fuerte, me descoloco por complto, el sinido del violin y el recuerdo inminente de aquel... el primer gran amor... Nicolas.

Comenze a andar a paso rapido entre la gente, siguiendo el sonido observando a un joven en la esquina daba inicio al sunset, con el corazon desbocado... Nicolas.

Repetia el nombre en mi mente y mis labios, aun que no sabia si el sonido salia de ellos, pero la sensacion abasalladora estaba presente. Me acerque a paso lento hasta que estuve lo suficientemente cerca para observar al musico, sin saber si sentirme ... desepcionado o sorprendido, provablemente ambos sentimientos, el ver a Louis tocando el violin, era doloroso, cerre los ojos apretando los puños y sali corriendo de ahi, cobardemente, alejandome del sonido de aquel maldito instrumento y de los ojos verdes de Louis.

Me había abstraído profundamente en el sonido, por lo cual no había notado su presencia acercándose a paso lento. Sin embargo, en algún momento abrí los ojos y le vi cerca de mí, su expresión que se me clavó en el alma y el cómo se alejaba... Suspiré sintiendo una punzada de angustia en el pecho y seguí tocando con mayor pasión y emoción, procurando a la vez no romper las cuerdas ni la madera del violín. Sin embargo, dolía... él me dolía.

Dejé de tocar a los pocos minutos, guardando el violín en su funda y apoyando la espalda en la pared. Observé el cielo oscuro sin expresión alguna en mi rostro, para luego, cerrando mi puño, dar un golpe de frustración a la pared, dejando un agujero y desquebrajándola. Pasó el tiempo y la gente seguía circulando, ¿cuánto estaría allí? ¿Diez minutos, una hora? Me sentía cansado y sediento. Empecé a caminar sin pensar en nada, alejándome un poco de las zonas concurridas, notando cómo los colmillos parecían aumentar de tamaño debido a la sed repentina que me invadió.

Empecé a correr y no me detuve hasta llegar a un callejón desierto, con un único hombre ocultándose en él. Hombre no, vampiro-. Lestat... -susurré su nombre, no me esperaba encontrarlo realmente, ni mucho menos seguirle. Tal vez fuera la sangre lo que me llevara hasta él, o tal vez, la simple casualidad, el destino.

Habia corrido sin sentido alguno, solamente buscaba alejarme de la musica, de aquella sensacion aterradora de estar cayendo en un abismo sin fondo, sintiendo que estaba a punto de colapsar de volver a sentir aquellos ataques de ansiedad que solia tener cuando humano, en mis dias con Nicolas.

Me oculte en un callejon, cubriendome los labios con la mano para acallar los sollozos que no pude evitar, sintiendo las lagrimas angustiantes correr y quemar la piel de mis mejillas, odiando aquella patetica suceptibilidad. Cerre los ojos, dejando que mi cuerpo se deslizara, hasta quedar sentado sobre el suelo sucio, aun sintiendo la opresion en el pecho, escuchando mis sollozos ahogados, y las lagrimas que no cesaban.

El aroma de su sangre me hizo acercarme, vi que lloraba y no había que ser muy perspicaz para saber el motivo, no al menos, conociéndolo lo que le conocía. Me detuve al quedar frente a él y me agaché despacio, manteniendo mi distancia aunque la sed me hacía imaginarme lamiendo sus lágrimas de sangre. A un lado dejé mi violín enfundado.

-Te oí murmurar su nombre -comenté en voz baja, sin expresión alguna en mi rostro pese a que el sólo verle llorar, me dolía, más aún que el que hubiera pronunciado el nombre de su primer gran amor. Estiré una mano hacia él con algo de duda, pero finalmente, armándome de valor y quitándole con la punta del dedo índice una lágrima que caía por su mejilla... Y sin resistirme, llevar mi dedo a mis labios, saboreando su sangre.

Abri los ojos justo cuando senti su fria mano en mi mejilla, senti que la sangre hervia en mi interior, obligandome a actuar por impulso, lo empuje, alejandolo de mi, poniendome de pie di dos pasos al frente, alejandome, limpiando mis lagrimas con la manga del sueter que llevaba puesto y me movi, saliendo del callejon, alejandome de los recuerdos, de el.

-Eres mas cruel de lo que el alguna vez pudo haber sido - sisee permaneciendo a la entrada del callejon, sin dirgnarme a volver el rostro hacia el.

Me puse de pie mientras se alejaba, temblando ligeramente ante el sabor de su lágrima de sangre, deseando que sus palabras no me hirieran tanto como hacían.

Sin embargo, mi rostro mostraba una expresión serena e indiferente, y me giré a verle, resignado-. Supongo que tienes razón, normalmente pareces tenerla -comenté con voz cansada, recargando la espalda en la pared cercana mientras él aún me daba la espalda.

-Puede que Belial hizo un buen trabajo conmigo -me encogí de hombros, mi garganta escocía molestamente por culpa de la sed y supongo que era esa misma sed, la que me hacía perder el control de mis palabras y me embrutecía, o tal vez, sólo me hacía más vulnerable y transparente en cuando a mis experiencias y secretos.

-No uses excusas que no te van, Louis - sisee, realmente molesto con todo aquello, el hecho de que jugara así conmigo, con mis recuerdos.

Me aleje de él nuevamente, era lo mejor o mi reacción podría resultar algo imprudente si me mantenía a su lado, estando cerca de el, de su exasperarte presencia.