Cachorro en apuros - Privado

Me había escapado de casa. No quería que mi padre me encontrara. Ya estaba harto que no me dejara crecer ni un milímetro, aunque mi escasa estatura era genética y yo hablaba más bien de mi mentalidad. Quería conocer mundo, tener aventuras como decía mi abuelo, y quizás meterme en algún lío del cual salir solo. Pensé en ir a ver a Amaury, pero sabía que nada más estar frente a él me colocaría en la puerta de casa. No podía confiar en los conocidos de mi padre, porque iba a irme muy mal.

Así que decidí caminar por L.A, concretamente, por los barrios bajos. Lamía una de mis piruletas de corazón, una inmensa que tenía escrito en caramelo blanco "I Love You". Tenía guardada una de mariposa, otra de gato, una de conejo y varias de corazones pequeñas. Llevaba una mochila de montaña de estilo camuflaje con distintos tonos de negro y gris, dentro tenía un saco de dormir y un par de prendas de vestir. En mi mano libre estaba la guitarra, la que tanto amaba. Era vieja pero me gustaba, sabía que había sido de mi padre cuando joven y ahora restaurada sonaba muy bien.

-Buscaré un grupo de música, sí.-ese era mi mayor pensamiento, el mayor de todos.-Tendré un grupo de música, como tuvo el abuelo, y seré conocido por mi talento. Viajaré por el mundo, sí.-decía asintiendo y hablando solo.-Tendré amigos y quizás un novio, sí.-me sonrojé cuando pensé en lo del chico. Jamás me había planteado tener pareja, pero sí tener muchos amigos a los cuales poder llamar para contarle algo emocionante, aunque mi vida era simple y sosa.-Pero antes tengo que buscarme una madriguera.-susurré bajando los hombros tras un buen suspiro.-Menos mal que es de día, si fuera de noche papá ya habría dado conmigo.-susurré antes de pararme frente a un escaparate.-¡Ah!-grité antes de notar como rugía mi estómago.

Al otro lado había un restaurante, uno de esos de comida rápida, y las hamburguesas se veían jugosas. Quería comerme todo el local. Movía mis caderas como si mi cola de lobo estuviera ahí. Lamía rápidamente mi piruleta, quizás intentando imaginar que era esa sabrosa carne. Me di cuenta entonces que era idiota, me había ido de casa sin agarrar mis ahorros.

-Sí que soy un perro bobo...-susurré golpeando mi cabeza una y otra vez contra el cristal.

Esa mañana salió, necesitaba hacer unas compras pues su nevera empezaba a tener eco, como era una compra grande pidió que se la llevaran a casa, no tenía ganas de cargar demasiado. Era temprano y tenía hambre, su nevera estaba vacía, almorzaría fuera.

A eso iba, a la caza de un restaurante cuando un pequeño chico le llamó la atención, miraba embobado el escaparate de un restaurante de comida rápida, moviendo el culo como si tuviera una cola. Más aún le sorprendió cuando empezó a darse cabezazos contra el cristal.

- Hola, perdona pero ¿estás bien? - preguntó parando frente a él, con las manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero, ladeando la cabeza.

Estaba a punto de romper en llanto llamando a mi padre, regresándome frustrado a casa y deseando engullir toda la caja de bombones que me escondía. Quería atiborrarme de comida hasta que me saliera por las orejas. Yo tenía hambre, mucha hambre, tanta que mi estómago se estaba comiendo a sí mismo. No dejaba de darme cabezazos con los ojos llenos de lágrimas que no terminaban de salir.

Cuando me hablaron sólo me puse a llorar. Lo hice como si fuera un niño pequeño, no un adulto. Me frustraba haber sido tan torpe. Mi abuelo tenía razón, había criado mi padre a un perro torpe y bobo. Me temblaba el labio inferior y aparentaba quizás estar en plena adolescencia, inclusive iniciándola, como si fuera un niño.

-¡Tengo hambre y me fui sin dinero de casa!-dije hipando alzando la voz.-¡Y papá cuando se entere me castigará!-se me cayó la piruleta y la miré tembloroso. Era mi piruleta favorita, cuando alcé el rostro lo hice con más lágrimas sorbiéndome los mocos.-Soy un perro tonto y torpe.-murmuré antes de darme cuenta que estaba hablando con un extraño.

Me asusté y di unos cuantos pasos hacia atrás escondiéndome tras el cartel del menú del restaurante. Mi estómago rugió aún más fuerte, fue como si hubiera gritado yo mismo. Me quedé mirándolo mientras me secaba las lágrimas, agachado pero haciendo un buen bulto por culpa de todo lo que cargaba.

Casi tuvo el impulso de salir corriendo cuando vio su reacción, como lloraba esmorecido haciendo que la gente que pasaba les miraran y murmuraban. No sabía si seguir andando y dejarlo allí, pedirle que se calmara, o no se. Pero finalmente paró y le hizo reír suave.

- No llores, todo eso tiene fácil solución - contestó, sonriendole un poco antes de llamarle con un movimiento de mano - ven, no tienes que tenerme miedo, no voy a hacerte nada... salvo invitarte a comer si tienes hambre. Yo también tengo hambre y con el estómago lleno se piensa mejor ¿no?

Entrecerré los ojos mirándole fijamente, no me fiaba porque mi padre siempre me dijo que no me fiara ni de mi sombra. Si bien, tenía mucha hambre y terminé por acercarme.

-¿Me darás de comer rico?-pregunté rascándome el brazo.-Me gustan las hamburguesas, las pizzas, pero no las legumbres ni la fruta. Me gusta la carne.-volvía a mover de esa forma mis caderas, lo hacía como si moviera mi cola igual que un pequeño perro.-Pero como mucho, no salgo barato.-aunque siempre decía eso al ver mi tamaño nadie se lo creía, sobretodo porque tenía un aspecto frágil y delgado.

Mis enormes ojos se quedaron fijos en los suyos, agrandé mi sornisa y un colmillo de vampiro asomó. Aunque este colmillo tenía un toque raro de aspecto parecido al de un perro.

-Papá dice que estoy en edad de crecer, pero llevo así mucho tiempo y sigo pequeño.

- Ser pequeño no es malo, así se es más escurridizo - comentó contagiado por su sonrisa una se dibujo en sus labios - acompañame hasta la próxima esquina, hay una hamburguesería a lo grande, tienen hamburguesas familiares y yo tengo esto. - Sacó un papel de su bolsillo, que fue desdoblando y resultaron ser un montón de cupones descuento - no saldrás tan caro - con un guiño, hizo un movimiento de cabeza para que le siguiera.

- Una pregunta indiscreta ¿eres lican cierto? Me he fijado en que mueves la cadera como si tuvieras cola, es mono - sonriendo. - Como te llamas por cierto? Yo soy Killian.

Eso me hizo suspirar calmado, aunque tenía cierta preocupación por dejarlo sin blanca. Papá decía que comía por seis, aunque Dio era peor que yo al parecer. Mi padre Dio era capaz de comerse una vaca entera. Yo caminaba a su lado escuchando lo que me dijo, ese movimiento que salía sin que yo lo pensara... como si fuera activado por un tercero.

-No, no soy lycan.-comenté.-Pero papá Dio sí era... papá Cat es vampiro como el abuelo y parte de la familia.-dije notando que de nuevo me rugía el estómago.-Quiero comer ya, quiero comer... no debí de irme de casa sin dinero pero si vuelvo papá me encerrará y dirá "mi tesorito no puede salir nunca más solo" y yo ya no soy su tesorito. ¿Sabes? tengo casi 240 años.-sonreí antes de olfatear las hamburgesas y gruñir bajo.

-Ah, eres hibrido entonces - murmuró pero el chico parecía metido en su monologo. Rió suave al oír su gruñidito - tranquilo, ya comemos, ya estamos aquí.

Abriendo la puerta para dejarle pasar antes - tu edad me sorprende, yo también parezco más joven de lo que soy, pero no tanto. Mira los descuentos y dime que quieres - pasandole los cupones para que el eligiera las ofertas que quería mientras esperaban en la cola. - Tienes un padre sobreprotector entonces?

Moví mi trasero como si tuviera esa espesa cola que pocas veces aparecería, miré los cupones y comencé a babear. Mordí mi labio inferior y luego el superior, clavé mis ojos en las imágenes de hamburguesas y gruñí.

-Todo.-susurré antes de tragar duro.-Y papá no es que sea sobreprotector, sólo tiene miedo que me muera como papá Dio o mis hermanos.-pellizcaba el labio inferior y me movía inquieto. Yo quería asaltar el mostrador.-Lo siento, normalmente estoy calmado y nunca me pongo nervioso... pero jamás me he separado de mi padre y siempre he sido obediente ¿crees que me castigará si vuelvo?-le miré con los ojos de cachorro en plena tormenta.

Rió mas al oirle - Ok, todo - contestó, parecía nervioso, como un perrito hambriento cuando saben que van a darle de comer. - Es normal, has hecho una travesura gorda y además tienes hambre, esos nervios son normales - tomandose la libertad de dar un par de palmaditas en la morena cabeza.

- Se enfadará, por que estará asustado, pero es tu padre y por como te cuida puedo decir que seguro que te perdona. Quizás te castigue si, es a lo que te arriesgas si te escapas de casa. Como consejo personal, es mejor que regreses tu a que te encuentre él, se enfadará más si te pilla con las manos en la masa.

Entonces tocó su turno - hola, vera, quiero todas estas ofertas - pasandole los cupones, la cara del dependiente fue épica.

Pero si regresaba sabía a todo lo que me exponía, prefería la libertad hasta que me atraparan. Deseaba tocar como lo había hecho mi padre, viajar quizás y tal vez encontrar algún amigo. Sus palmaditas me hicieron sonrojarme, me gustaba que me tocaran el pelo.

-Hueles familiar.-dije mientras colocaba mis manos en el mostrador del cual sólo podía asomar mi cabeza.-Como a...-le olfateé un momento.-Como a Amaury.-sonreí mostrando uno de mis colmillos.-Amaury es un chico que tiene más o menos la edad de mi padre, se conocieron hace años y él ayudó a que yo naciera. También tontea con mi padre, pero es algo en lo cual yo no me meto. Mi padre está viudo, así que puede hacer lo que quiera.-decía todo aquello pendiente de la comida.-Él me trata bien, es algo frío pero me trata bien. Pensé en ir donde Amaury, luego me perdí y me di cuenta que era de día. Los vampiros duermen de día como si estuvieran muertos, por mucho que chilles no te hacen caso.

Fue su turno de sonrojarse un poco cuando le dijo aquello ¿en serio olía al castaño? - él es mi jefe, por eso huelo a Amaury - contestó, el verlo tan atento a la comida le hacía gracia. - Si quieres puedo llevarte donde él cuando entre la noche, o podemos llamarle y que él venga ¿no estas acostumbrado a andar por aquí?

Algunas de las cosas que habían pedido iban llegando, amontonandose en una de las bandejas - ¿quieres llevarte ya esto e ir comiendo? yo voy cuando esté el resto - volviendo a acariciarle la cabeza.

-Tu jefe.-respondí intentando memorizarlo.-No sabía que Amaury tuviera otro secretario.-dije tomando la bandeja para ir hacia la mesa.-Vale.

Quería comerme todo. Había refresco de naranja, cola, lima y té frío. También unas seis hamburguesas, patatas grandes, palitos de pescado y una ensalada enorme. La ensalada para él, yo verde no comía.

Me senté en uno de los bancos y comencé a comer, pero antes puse bastante salsa barbacoa y ketchup a todo. Comía a grandes bocados, aunque no rápido porque papá siempre me dijo que había que mantener las formas o todo el mundo se alejaba de uno. Antes que regresara estaba con hambre otra vez, me había comido todo de la bandeja menos la ensalada.

El chico se fue y el esperó a la siguiente bandeja, se preguntaba cuantas horas llevaba sin comer. Aunque era cierto que los lycan comían mucho, el era híbrido así que lo mismo también sacaba ese lado a parte de lo de mover el "rabo" imaginario. Ya con todo volvió a la mesa y se sorprendio enormemente.

- Pues si que tenias hambre - murmuró dejando la bandeja, tomó una hamburguesa y le dio el resto, tres menus, uno doble - puedes comerte todo eso, yo con una hamburguesa y la ensalada tengo suficiente. Oh y recuerdame ir a pedir los helados cuando terminemos, venían gratos con el meno doble.

Empezó a comer, la ensalada luego de aliñarla, y mordisqueaba la ensalada de tanto en tanto - Um, no soy secretario, soy curandero.

Me sonrojé mucho más cuando vino y vio que me había comido todo, pero sonreí lleno de felicidad cuando dijo que las otras cuatro restantes eran para mí. Tomé todas comenzando a comerlas sin decir nada, tan sólo comía y bebía. Cuando acabé terminé acariciándome mi estómago con una mano, pero con la otra me frotaba uno de mis ojos intentando mantenerme cuerdo.

-Tengo sueño.-murmuré.-Quiero ir a dormir.-susurré.-El abuelo Lestat tenía razón, soy torpe y bobo.-dije echándome sobre la mesa.-Ni encontré madriguera nueva, el abuelo si me viera se reiría.

Comía mirando disimuladamente y sorprendido como se las zampaba, a él aún le quedaba ensalada cuando el chico terminó. - Has comido mucho,esnormal que tengas sueño - murmuró terminando la ensalada - no lo tenías planeado cierto? Por que no vuelves a casa? Yo tengo que volver a la mía,van a traerme la compra...

Se levantó de la mesa para ir a tirar los envases, pensando, no podía dejar al chico solo podía tener muchos años pero se veía y comportaba como un niño, estaba seguro de que se dormiría en cualquier sitio y eso con ese aspecto tan vulnerable no era bueno.

- Ey - dándole un par de toques en el hombro - no tienes dónde ir ¿verdad? si quieres puedo llevarte ami casa, y luego te llevo donde Amaury...pero lo mejor sería que volvieras a casa con tu padre.

Me quedé dormido aferrado a mi guitarra, de la cual nunca me separaba, y con la mochila aún acomodada en mi espalda. Estaba tan cansado, había discutido durante días con mi padre. Desde el día de Navidad tenía ganas de conocer mundo, que mi padre me dejara salir de día y poder contemplar con mis propios ojos lo poco que quedaba de aquello que una vez fue perfecto, o al menos aparentaba serlo.

Mi voz menuda, mi aspecto pequeño y frágil, y que estaba algo angustiado, cosa que jamás sucedía, provocaba que apreciera un niño y no un mestizo adulto y capaz de cometer cualquier crimen contra aquellos que le hicieran daño.

Nada más tocarme abrí los ojos mirándolo cansado. Escuché sus palabras y mis ojos se llenaron de miedo.

-Se nota que tú jamás has visto a mi padre molesto.-murmuré.-Y si voy donde Amaury lo llamará, vendrá a por mí y me gritará de tal forma que terminaré hecho una pelota en el suelo mientras me señala.

- Puede... pero no tienes dinero, sin eso no puedes llegar muy lejos - contestó acariciandole un poco el pelo - tienes que saber cuando rendirte... pero vayamos a algo más práctico ahora. No puedes dormir en esa mesa y no me queda dinero para darte y que alquiles alguna habitación - colocando las manos en la cadera y mirandole - que hacemos pues? No puedo dejarte solo en mitad de la calle, me has caido bien y me remordería la conciencia.

-Verás, mi padre siempre me echa en cara que él lo ha dado todo por mi. Creo que me agarra de esa forma para no estar solo.-murmuré levantándome.-No sólo estará molesto.

Dejé la guitarra en el suelo para abrazarlo. Aunque antes me había dado miedo ahora me caía bien, era como eso que llaman amigos. Nunca había tenido uno. Amaury era un conocido al cual ayudaba a veces, al ser omega y tener una habilidad especial para equilibrar mis sentimientos provocaba que fuera bueno, un buen elemento, para usar. Pero por lo demás, amigos que cuidaran de mí, no tenía.

Mi padre se esforzaba porque Adrian fuera mi amigo, quería elegirme a todos los que me rodeaban. Yo no quería eso. Estaba seguro que por él, si pudiera, me casaba con un chico al cual elegiría a su gusto y nos haría la boda como la que no pudo tener con Dio.

-Vayamos a tu casa, te ayudaré a poner las cosas en la despensa.-murmuré antes de sacar una de las piruletas pequeñas y tomar mi guitarra.

- Entiendo - cometó peor no puedo decir mucho más, ese abrazo le sorprendió y acabó sonriendo y acariciandole la cabeza. - Vamos, me vendrá bien tu ayuda, es una compra enorme.

Así que salieron el restaurante, se había dejado una buena pasta en él pero al menos parecía que su hambre se había saciado.

- ¿Has intentado hablar todo esto con tu padre? Yo, no entiendo mucho del tema... no se quién es mi padre y mi madre me odió incluso antes de nacer, pero por como lo dices creo que tu padre te quiere mucho, pero ha perdido a tantos que también tiene miedo de perderte a ti, por eso aprieta tanto la correa y no te deja respirar... hablandolo quizás entendería un poco... tampoco lo conozco así que no se.

Me imaginé como un perro con correa, llevándome de aquí para allá en un parque y haciéndome levantar la patita sólo en contadas ocasiones. Eso me hizo hundirme más y le miré con cara de "no me hables de correas"

-Mi padre estaba embarazado de mi cuando mi otro padre murió.-dije abrazando mi guitarra.-Por eso es así, pero mi abuelo Lestat le ha dicho que está criando un perro bobo y torpe. Quiere que sea como él, que corra aventuras, y que no haga que el apellido Lioncourt se vaya a la mierda.-chisté.-Yo sólo quiero recorrer países y quizás tener un grupo, como el que tuvo él, mientras hago amigos y conozco cosas, aunque no sean asombrosas. Quiero vivir. Llevo más 200 años siendo un niño.

- Perdón, era una expresión - murmuró escuchandole después. En parte entendía a su padre y ese miedo a perderle, había perdido demasiado... pero también le entendía a él, quería extender las alas, como cualquier hijo acaba por querer hacer. Tener su propia vida y cometer sus propios errores.

- No quieres ni un extremo ni el otro, sino estar en medio, es comprensible... no se bien como ayudarte - chasqueando la lengua - en realidad no sirvo para estas cosas, no tengo amigos así que no se dar consejos - riendo un poco. - Bien, mi edificio, subamos, es el ático, pero no hay ascensor así que toca escaleras.

Era un ático pequeño pero cómodo para una persona salón-dormitorio, cocina americana y cuarto de baño - bienvenido a mi casa - abriendo para dejarle pasar primero.

No me importó subir por las escaleras, me gustaba correr y hacer ejecicio. Si bien, siempre que comía me daba sueño. Cuando llegué miré todo como lo haría un animal, no un humano. Después me asomé por la ventana para ver el barrio.

-¿Aún no ha llegado la compra?-pregunté algo evidente.-Si quieres puedo hacer algo por ti, por haberme dado de comer.-me giré y sonreí como lo haría un niño, con toda la inocencia del mundo.

Me senté en el suelo tomando la guitarra, después de soltar la mochila, acaricié sus cuerdas antes de comenzar a tocar. Había una canción que siempre, siempre, tocaba. Me recordaba a la tragedia que habíamos vivido y soportado.

https://www.youtube.com/watch?v=OXG5_U_VNHc

Cerró tras ellos, haciendo lo habitual, quitarse los zapatos para ir más cómodo y dejando artera y llaves en el bol junto a la puerta - no, pero seguramente llegará en breve.

El chico investigaba mientras Killian se ponía cómodo, deshaciendose de la chaqueta de cuero, respondió a su sonrisa con una igual pero negó - no hace falta.

Entonces empezó a tocar y no pudo evitar sentarse a escucharle, sonrió más aún cuando terminó - cantas y tocas muy bien, pensandolo mejor si te voy a pedir algo... te importaría cantar y tocar mientras friego y recojo un poco la casa? - Remangandose y metiendose tras la barra americana - aunque sea un ratito, pero si tienes mucho sueño te puedes echar una pequeña siesta.

Cuando tocaba el sueño se iba, era como si la guitarra se pegara a mí y se convirtiera conmigo en una única cosa. Era uno con ella, ella me quería y yo la adoraba. Era una simbiosis poco común. Me sentía feliz, porque la música era magia y pocos lo veían de ese modo.

-Sí.-dije con una sonrisa feliz porque le gustara, yo quería hacer covers de los grandes que mi padre había amado, y que ahora yo amaba por inercia.

Me descalcé como él hizo, me saqué la ropa de abrigo y revolví mis cabellos antes de volver a tocar. Miraba a mi Susan con una sonrisa en mis labios, Susan así la había llamado mi padre y así la llamaba yo. Los instrumentos tenían un alma propia y había que darle nombre, por mucho que pensáramos que era una estupidez.

https://www.youtube.com/watch?v=gxnVE7OQW14

https://www.youtube.com/watch?v=GwaXmVsG9Mg