beauty killed the beast +18 priv

Nada más estar tumbado como yo quería, teniéndolo a él sobre mí, abrí mis piernas para terminar rodeándolo con estas y mis brazos. Besé sus labios con apetito, quería estar siempre de ese modo. Era tan cómodo, tan excitante a la vez y también algo tierno cosa que no era muy común para mí. Los besos era de todo lo que más me atraía, un contacto íntimo y lleno de algo más que deseo.

-Jonte...-murmuré jadeando bajo antes de mordisquear su cuello, clavando mis uñas en su espalda mientras movía leve mis caderas.-Te ves atractivo de esta forma.

Tu crees? - pregunte con inocencia, pero sabia que lo era.
Le mostré mis colmillos con una sonrisa y le volví a besar apretando sus caderas.

Cogí mi miembro y fui empujando poco a poco dentro suyo cerrando los ojos a causa del placer de entrar dentro y sentir de nuevo aquella estrechez que me volvía loco.

Te deseo... Te quiero... - susurre sobre sus labios besando estos con demanda saliendo poco a poco y volviendo a entrar con las manos en sus caderas.

Quedé en shock por ese te quiero, nadie me había dicho eso salvo mi abuelo. Mi abuelo siempre decía que era su criatura, que era el ser que más quería y apreciaba. Procedía de su hijo, o eso decía, y él me había dado vida. No comprendía bien sus palabras, pero su cariño era importante. Ahora, en esos momentos, Jonte era mi meta. Mi meta era sentir su cariño, cosa que hacía, pero no pensaba que lo diría.

Me quejé cuando empezó a moverse, pero pronto comencé a gemir bajo tiritando mientras sentía el roce de su cuerpo. Cerré los ojos disfrutando de aquello, clavando más mis uñas en su espalda y viviendo el momento como algo especial, no sólo sexo.

-Yo también a ti.-dije cuando pude reaccionar y hablar sin titubeos.

Cuando tiritó lo envolví con mis alas para darle mas calor sin dejar de moverme, ni acariciarle ni besar sus labios.
Comencé a gemir un poco mas alto, temblando y apretándome mas a su cuerpo, no me daba cuenta de que mi cara siempre mutaba cuando recibía mi cuerpo placer, pero ahora era el placer de alguien a quien quería, D era mio, mi dragón de la suerte, alguien a quien protegería para siempre.

Aumenté algo mas la velocidad de mis empujones, jadeando y gruñendo como animal en celo. Aquello era el arte de hacer el amor que hacía unas semanas le había dicho, lo quería, le amaba, lo adoraba y lo extrañaba.

Grité su nombre cuando sentí que el calor me podía, comencé a sudar cosa que no era habitual en mí. Mis cabellos empezaron a pegarse a mi cuello, completamente revueltos, mientras movía la cabeza de un lado a otro. Cuando abrí mis ojos eran completamente distintos a los habituales, no había frío sino emoción y un cierto cariño en mi mirada, se podía ver que había cambiado y me dejaba llevar por completo.

Busqué sus labios besándolo, perdiéndome en ellos mientras mis manos arañaban sus hombros y brazos, quería pegarme más, no apartarme en absoluto. Mi cadera se movía de forma contraria y a un ritmo parecido al suyo.

-Más.-dije jadeando.-Jonte... más.-lamí sus labios como lo haría un gato y mordí el inferior tirando de este para volver a perderme en su boca.

Me dejaba guiar por el instinto, no por el raciocinio.

Le correspondía a los besos que me daba aumentando y disminuyendo la velocidad de las embestidas, escuchando aquella suplica de mas. Sonreí y seguí con aquella velocidad, pero aumentándola siempre que podía.

Moví un poco sus piernas dejándolas ahora en mis hombros para poder penetrarlo mas profundo, para que sintiera mas de mi. Podía escuchar nuestros gemidos y nombres mezclados en la habitación, el cuerpo nos quemaba hasta los dos sudábamos, resople un poco notando que iba a venirme pronto. Lleve una mano a su miembro y comencé a masturbarlo quería que termináramos los dos.

Vas... vas.. a saber... lo que se siente... con un orgasmo... - sonreí mirándole con los ojos entrecerrados jadeando

Intentaba controlar mis impulsos, no quería dejarme llevar por completo. Cada vez que lo hacía sentía que mi alma salía de mi cuerpo, era placentero pero tenía miedo. Me quedé en silencio observándolo para acabar chillando mientras me venía. No pude controlar más aquello, jamás lo había sentido, y cuando lo hice noté como todo mi cuerpo se encogía y retorcía.

-¡Jonte!-grité entre asustado y complacido.

Estaba sudoroso, jamás lo había estado, y eso me parecía extraño. Aquello fue como entrar en los infiernos y sentir el cielo.

Me quedé clavado en él mientras chillaba, se retorcía y se corría. Yo emití un fuerte gemido para luego desplomarme encima de su cuerpo con los ojos cerrados y jadeando. Me acomodé mejor abrazándole y besando sus labios y su rostro bañado en sudor.

Joder! te quiero para mi - dije aun entre jadeos con los ojos cerrados apoyado en su pecho.

Te quiero... pero voy a dormir un rato... luego si quieres hablamos de todo - sonreí dando un último beso en sus labios y me quede dormido abrazado a su cuerpo.

¿Hablar de todo? me iba a morir de la vergüenza si hablábamos de esto. Me abracé a su cuerpo cubriéndolo con las sábanas y sintiéndome cansado. Mis piernas dolían, dolían más que antes, todo mi cuerpo dolía. Creo que hasta mis largas pestañas dolían.

-Sí.-balbuceé rojo, empapado en sangre y completamente agotado.-Sí...

Me dormí nada más lograr una postura cómoda sobre él, con mis manos enredadas en sus cabellos, ya que comencé a jugar con estos mientras mis ojos se cerraban finalmente.

Se respiraba paz y sexo en la habitación, por fin una noche sin pesadillas, con la muerte de mi querida Camille, volvieron y se hacían inaguantables. Pero ahora no tenía ninguna, tal vez fuera gracias a Daichi.

Me desperté sin saber que hora era, pero suponía que debía ser de madrugada. Le vi dormidito pegado a mi cuerpo, sonreí y le di un beso para despertarlo.
Aunque no sabía muy bien de que hablar, suspire y me levanté para ducharme. Me metí en la ducha disfrutando del agua caliente y cambiando de cuerpo del mio al de Lauren ella también tenía que ducharse.

Cuando se levantó sentí frío, así que inmediatamente me cubrí para no sentirlo. Estaba aún dormido metido en sueños plácidos. Si bien, cuando abrí los ojos y no lo vi me asusté. También, porque no era mi casa ni mi cama. Después recordé todo, en un parpadeo rápido. Mis mejillas se pusieron rojas, mis manos temblaron por unos segundos y terminé suspirando.

-Bueno, no importa... estuvo bien.-murmuré para mí con las mejillas iluminadas por un color rojo intenso.

Comencé a curiosear su apartamento, no era muy distinto del de cualquiera... no parecía de demonio aunque ¿cómo eran las casas de los demonios? en fin... simplemente observaba todo.

Seguí oscilando entre Lauren y mi cuerpo, noté que ya estaba despierto, y lo deje que mirase en el apartamento, aunque no tenía gran cosa especial.
Suspiré y salí de la ducha secándome el cuerpo y el pelo, salí del baño y fui a la cocina.

Quieres algo para comer? - pregunte encendiendo un cigarro y abriendo la nevera. - O prefieres ducharte? - volví a preguntar acercándome a él

-Me ducharía si mis piernas me funcionaran.-pregunté notándolas tan adoloridas que no era capaz ni de bajar de la cama.-Me duele la pelvis, nunca me había movido tanto y los músculos de haberlos tenido tensos.-murmuré cerrando los ojos buscando palabras y fuerzas para seguir hablando, estaba muy rojo.-¿Tienes zumo natural? Si no es así... me conformo con un poco de agua y algo de fruta.-dije intentando incorporarme, pero el trasero también lo sentía extraño.

Me cruce de brazos mirándole desde el marco de la puerta de la habitación, sonreí escuchando lo que decía e hice aparecer un vaso con zumo de manzana. Me acerque a él y me senté en la cama.

Bueno es normal que te duela todo. Pero ya verás que poco a poco te pasa - le dí el vaso y luego comencé a acariciar las partes que me había dicho que le dolían para aliviarle un poco y que pudiera moverse.
Me alegro que a fin de cuentas te gustara, supongo que ya no pensarás que es vulgar todo esto - sonreí apartándole el cabello del rostro y dándole un beso en la mejilla

Tomé el vaso y mientras bebía sentía sus caricias. Cerré mis ojos y negué antes de terminarme el vaso, para luego mirarlo directamente a los ojos.

-No, no pienso eso... pero tampoco comprendo como puedo sentir así, es algo que no comprendo y necesito hacerlo.-era demasiado racional y frío, examinaba todo con lupa en ese aspecto. Podía parecer frío y frívolo, quizás demasiado lejano, pero si lo hacía era para poder ofrecer algo mejor.-Necesito dormir, me duele todo y mis sueños de belleza son de al menos doce horas.-murmuré dejando el vaso en la mesilla cercana.-Quiero dormir... a tu lado.-dije con las mejillas rojas, demostrando que no era tan frío como aparentaba.

Suspire levemente pero sonriendo, me senté mejor en la cama y luego me tumbe cogiendo las sábanas con una mano y la otra la estire a un lado para que se abrazara a mi cuerpo.

Ven, dormiremos juntos pues - sonreí esperando a que se acercara a mi

Me hice hueco junto a él, acariciando su torso y sintiéndome cómodo. Besé su cuello y sus mejillas, para luego rodearlo con cierta necesidad y calidez.

-¿Todo lo que dijiste es cierto?-pregunté en un murmullo.-¿Todo es cierto?-me refería a que me quería.

Cerré los ojos y después respiré pesado, necesitando poner en claro todo porque no querí dañarme.

Escuche su pregunta y sonreí tapándonos con la sábana, le bese los labios por un rato antes de responder su pregunta.

Te quiero, yo me alimento de la lujuria de las humanas, por eso tengo sexo con ellas, pero en un principio no me las comía, hasta que ellas mismas mataron a Camille sin que yo pudiera hacer nada. - suspire acariciando sus cabellos con una mano y con la otra acariciando su brazo. - Por culpa de los celos Camille murió, por suerte nadie sabía de la vida de Lauren y se pudo salvar. - ronronee levemente cerrando los ojos

-Creo que a Lauren tampoco le hace gracia que su padre ande jugando por ahí.-dije apoyado en su torso.-¿No se le podría pasar el alma a otro cuerpo? uno que esté a punto de morir y se pueda salvar.-murmuré frotándome la frente.-Creo que se merece más que estar atada a ti, pero ni idea... sólo pregunto.-alcé la vista y sonreí leve.-Sea como sea, tranquilo... te creo en tus sentimientos, pero me gustaría que ella tuviera más libertad y no unos minutos cuando dejas que tenga su oportunidad.-

Lo he intentado muchas veces, pero los cuerpos no son compatibles - susurre con los ojos cerrados.

Había dejado de contar las veces que había intentado darle un cuerpo estable, pero no eran compatibles, suponía que porque los cuerpos no eran de Nephilims. Suspire cansado durmiendo vagamente.

Y tranquilo, siempre la dejo ir a su aire, a veces la dejo a su aire por una semana

-Eres un buen padre.-murmuré antes de acomodarme un poco más.-Cuando esté ella quiero llevarla al bosque, quiero que vea por sus propios ojos y con calma la vida que puede haber... animales que quizás pasan desapercibidos por ella por su nerviosismo.-dije cerrando los ojos con una sonrisa.-Sí, la llevaré allí y a un tienda de dulces.

Ella era agradable conmigo, sin buscar nada de mi parte. Era agradable estar con ella por eso mismo, además parecía una niña y eso la hacía encantadora.

Solo tenía cien añitos mi pequeña - ronronee terminando de dormirme.

Me dormí pero la pesadilla regreso, aquella que siempre me había atormentado, aquellas zorras celosas acuchillando a Camille mientras un hechizo me había anulado por completo, pero cuando terminaron cometieron el error de no matarme por lo que las perseguí y terminé por matarlas a todas, las descuarticé y luego las queme.

Pero se repetían mil veces las imagenes de Camille muerta, su cuerpo inerte.... Por miedo me apreté al cuerpo de D para sentirme protegido.

Nada más notar que estaba inquieto puse mis manos sobre él murmurando un hechizo. Era uno de los que usaba con mis animales, así como con algunas personas, para calmar su alma.

-Sangre dragón para el guerrero, escamas de serpiente y flores muertas. Esos son los reinos de las pesadillas... plumas de ángel, flores frescas y dulces caricias... nana en forma de magia... la magia de un gato flor y un ave sin alas.-mis manos brillaban mientras tarareaba esa nana, era como un cuento diferente a todo.-Nenúfares violáceos, hombres con ojos negros de pozos de tormento que encuentran la libertad.-besé sus labios pasándole un poco de mi sangre.

Solía aliviar las heridas del alma como heridas corporales.

Noté como se pasaba mi pesadilla, escuchando de lejos la voz de mi nuevo amado. Suspire aliviado relajándome y me pegue a su cuerpo cuando me beso, sonreí levemente.

Gracias...- susurre volviendo a dormir tranquilamente en sus brazos. Ahora comencé a soñar en cuando le había conocido a él, me encantaba, su olor era tan.... atrayente, aunque ya no olía a virgen, pero me daba igual, olía igual de bien

Acaricié sus cabellos al ver como se quedaba nuevamente dormido. Seguí tarareando leve, murmullos que no tenían lógica pero que con mi voz se volvía como un canto de sirena. Jugaba así con su estado anímico, relajándolo de alguna forma que no sabía explicar.

Me acomodé en la cama para descansar yo también, mientras le rodeaba con cariño acariciando su espalda, sintiendo su piel como una experiencia nueva.