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Hijo de la luna - privado
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Re: Hijo de la luna - privado
Dormía plácidamente, como si nada fuera a ocurrir. Su aroma extraño me envolvía, no me importaba que oliera a vampiro mientras que hubiera rastros de su esencia misma. Noté como mis brazos caían a ambos lados de mi cuerpo y él se levantaba, no dije ni hice nada. Continué como si durmiera, esperaba que no se fuera y si lo hacía lo seguiría.
Percibí entonces el ente, un pequeño eco, y sus sentimientos fundirse con la tristeza de la pequeña. Él se quedó con cierta preocupación, practicamente la olfateaba. Me incorporé buscándolo en aquella penumbra intensa, la cual hacía a muchos ciegos y yo podía ver con cierta facilidad por mis características de lycan.
-Alex.-susurré tomándolo entre mis brazos como si fuera un niño, acariciando sus cabellos.-Ven, te enfriarás y es temprano.-dije besando su mejilla intentando apartar de él cualquier pensamiento amargo.-Si no tienes sueño puedo cantarte, pero te juro que si luego llueve no será mi culpa.-reí bajo antes de sacarlo por completo del cuarto.
Me quedé parado notando unos pasos rápidos por el callejón cercano, era de una esencia parecida a un ángel por no decir que lo era. Pude escuchar murmullos y como se desvanecía.
-Los gorriones de Dios, siempre me han parecido eso.
Percibí entonces el ente, un pequeño eco, y sus sentimientos fundirse con la tristeza de la pequeña. Él se quedó con cierta preocupación, practicamente la olfateaba. Me incorporé buscándolo en aquella penumbra intensa, la cual hacía a muchos ciegos y yo podía ver con cierta facilidad por mis características de lycan.
-Alex.-susurré tomándolo entre mis brazos como si fuera un niño, acariciando sus cabellos.-Ven, te enfriarás y es temprano.-dije besando su mejilla intentando apartar de él cualquier pensamiento amargo.-Si no tienes sueño puedo cantarte, pero te juro que si luego llueve no será mi culpa.-reí bajo antes de sacarlo por completo del cuarto.
Me quedé parado notando unos pasos rápidos por el callejón cercano, era de una esencia parecida a un ángel por no decir que lo era. Pude escuchar murmullos y como se desvanecía.
-Los gorriones de Dios, siempre me han parecido eso.
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Re: Hijo de la luna - privado
Me dejé llevar de vuelta, aquel pequeño eco casi me había dejado shockeado, más que nada por el recuerdo que trajo consigo. Cuando volví a mí mismo, noté que estábamos de vuelta en el cuarto de antes, y, parpadeando varias veces, noté que de nuevo estaba junto a él. Cerré con fuerza mis ojos, intentando no llorar ni salir corriendo y gritando histéricamente. Aquel pequeño eco se me hizo parte de una pesadilla.
-No, no quiero dormir de nuevo -le dije con voz ahogada, casi un hilo de voz mientras le miraba suplicante. Me abracé a él, sintiendo la angustia en mi pecho.
Me quedé unos minutos aferrado a él, ahogando la angustia. Cuando me separé, por mis más calmado, noté que había estado aferrando su camiseta y que la había arrugado.
-Lo siento -le susurré, mirándole implorante aún, sintiendo que temblaba ligeramente- Lo siento... salgamos de aquí, ¿si? Por favor...
-No, no quiero dormir de nuevo -le dije con voz ahogada, casi un hilo de voz mientras le miraba suplicante. Me abracé a él, sintiendo la angustia en mi pecho.
Me quedé unos minutos aferrado a él, ahogando la angustia. Cuando me separé, por mis más calmado, noté que había estado aferrando su camiseta y que la había arrugado.
-Lo siento -le susurré, mirándole implorante aún, sintiendo que temblaba ligeramente- Lo siento... salgamos de aquí, ¿si? Por favor...
Invitado- Invitado
Re: Hijo de la luna - privado
Notaba su angustia subir y bajar de su pecho, deslizarse hacia sus ojos y estos evitar que las lágrimas acudieran como única esperanza. Asentí a sus palabras tomando las mantas, envolviendo su cuerpo en la más suave y tomándolo en brazos como si fuera un niño.
-No sé si puedes caminar o no, pero hace frío allá fuera y es mejor que vayas pegado a mí. Tu salud es delicada todavía, no quiero que te caigas o enfermes más.-susurré antes de besar su frente y tomar la más rasposa, aunque algo gruesa, para cubrir mi cuerpo. Era grande y negra, parecía una capa.
Me agaché cuando me acerqué a la puerta, tomando mis armas y colocándolas como pude. No dejé que él pisara el suelo, nos iríamos de allí a caminar hasta que el día calentara un poco. Habían dicho que helaría, pero no sabía que incluso algunas fuentes se congelarían y que el aire gélido sería una cuchilla tras otra.
Cuando salimos fuera el aire heló mis mejillas, dejando que se sonrojaran por el contraste de temperatura. Mis labios temblaron unos segundos, pero después nada. Como si no me afectara el frío que se calaba hasta mis huesos comencé a caminar, dejando que mis pies pisaran con firmeza cada trozo de la calzada.
-Veré que puedo conseguir, tal vez podamos ir a una cafetería.-tenía hambre, un hambre atroz.-Quizás podamos comprar algo de pan, conseguir alguna fruta de los jardines... hay frutas de invierno y quizás aún no se echaron a perder.-susurré justo antes de ver una tienda de empeños.-Tengo una idea, podría empeñar una cosa.-era la cruz de mi madre, siempre juré llevarla conmigo pero era una situación extrema.
Había prometido cuidar de él, aquella cruz no me devolvería a mi madre. Así que entré en aquella tienda, la cual aún estaba abierta y apestaba a vampiro, para dejarlo momentáneamente en el suelo y sacar de mi cuello la hermosa cruz de mi madre. La llevaba en un cordón de cuero, el cristo estaba tallado en perfectas proporciones y si lo mirabas con lupa veías un perfecto trabajo de artesanía.
-¿Cuánto me da por esto? es de oro blanco.-comenté al tipo que estaba allí oculto tras un periódico y una enorme nube de humo de su puro.
Apartó el periódico y me miró con cara de asco, era un mestizo pero nosotros éramos clientes y no nos trataría como escoria. Tomó la cruz y la miró atentamente. Sus ojos grises eran crueles y su boca hizo un gesto insatisfactorio.
-Es chatarra, te doy como mucho diez dólares.
-Pero era de mi madre y tiene valor, más que diez dólares.-comenté golpeando la pequeña madera del mostrador.
-Diez y si sigues protestando incluso te daré menos.-sonrió de lado mirándole a él.-Pero si tu amiguita se abre de piernas tal vez te doy más.
Gruñí lleno de rabia con los ojos cargados de algo más que molestia. Él sólo tragó saliva y volvió a ofrecerme los diez dólares, pero yo estaba lleno odio.
-Mi amiguita es mi pareja, mucho más decente que la zorra de tu madre.-dije antes de agarrarlo de la camisa para atraerlo hacia mí.-Pídele disculpas ahora.-mis dientes se veían amenazantes, era más fuerte que él a pesar que era un Dhampir.
-Lo siento.-susurró.
-¡Qué pueda oírlo!-grité en un rugido.
-Lo siento.-dijo más claro antes de soltarle para seguir intentando algo más de dinero.
-No sé si puedes caminar o no, pero hace frío allá fuera y es mejor que vayas pegado a mí. Tu salud es delicada todavía, no quiero que te caigas o enfermes más.-susurré antes de besar su frente y tomar la más rasposa, aunque algo gruesa, para cubrir mi cuerpo. Era grande y negra, parecía una capa.
Me agaché cuando me acerqué a la puerta, tomando mis armas y colocándolas como pude. No dejé que él pisara el suelo, nos iríamos de allí a caminar hasta que el día calentara un poco. Habían dicho que helaría, pero no sabía que incluso algunas fuentes se congelarían y que el aire gélido sería una cuchilla tras otra.
Cuando salimos fuera el aire heló mis mejillas, dejando que se sonrojaran por el contraste de temperatura. Mis labios temblaron unos segundos, pero después nada. Como si no me afectara el frío que se calaba hasta mis huesos comencé a caminar, dejando que mis pies pisaran con firmeza cada trozo de la calzada.
-Veré que puedo conseguir, tal vez podamos ir a una cafetería.-tenía hambre, un hambre atroz.-Quizás podamos comprar algo de pan, conseguir alguna fruta de los jardines... hay frutas de invierno y quizás aún no se echaron a perder.-susurré justo antes de ver una tienda de empeños.-Tengo una idea, podría empeñar una cosa.-era la cruz de mi madre, siempre juré llevarla conmigo pero era una situación extrema.
Había prometido cuidar de él, aquella cruz no me devolvería a mi madre. Así que entré en aquella tienda, la cual aún estaba abierta y apestaba a vampiro, para dejarlo momentáneamente en el suelo y sacar de mi cuello la hermosa cruz de mi madre. La llevaba en un cordón de cuero, el cristo estaba tallado en perfectas proporciones y si lo mirabas con lupa veías un perfecto trabajo de artesanía.
-¿Cuánto me da por esto? es de oro blanco.-comenté al tipo que estaba allí oculto tras un periódico y una enorme nube de humo de su puro.
Apartó el periódico y me miró con cara de asco, era un mestizo pero nosotros éramos clientes y no nos trataría como escoria. Tomó la cruz y la miró atentamente. Sus ojos grises eran crueles y su boca hizo un gesto insatisfactorio.
-Es chatarra, te doy como mucho diez dólares.
-Pero era de mi madre y tiene valor, más que diez dólares.-comenté golpeando la pequeña madera del mostrador.
-Diez y si sigues protestando incluso te daré menos.-sonrió de lado mirándole a él.-Pero si tu amiguita se abre de piernas tal vez te doy más.
Gruñí lleno de rabia con los ojos cargados de algo más que molestia. Él sólo tragó saliva y volvió a ofrecerme los diez dólares, pero yo estaba lleno odio.
-Mi amiguita es mi pareja, mucho más decente que la zorra de tu madre.-dije antes de agarrarlo de la camisa para atraerlo hacia mí.-Pídele disculpas ahora.-mis dientes se veían amenazantes, era más fuerte que él a pesar que era un Dhampir.
-Lo siento.-susurró.
-¡Qué pueda oírlo!-grité en un rugido.
-Lo siento.-dijo más claro antes de soltarle para seguir intentando algo más de dinero.
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Re: Hijo de la luna - privado
Iba a protestar, a decirle que no era necesario empeñar nada porque yo tenía dinero, pero él ya había entrado en la tienda guiado por su testarudez. Le seguí hasta donde estaba aquel sujeto, un dhampir que de inmediato me causó desconfianza. Cuando vi que se quitaba su cruz y la enseñaba, quise detenerle, no podía deshacerse de algo como eso sólo por mi culpa, y mucho menos por 10 dólares.
Sin embargo, las palabras de aquel sujeto hacia mí me detuvieron. Le miré con odio, iba a decir algo cuando Satoru se me adelantó. Agradecía que me defendiera, pero yo también sabía defenderme de tipos así y mejor aún, sacar provecho de eso.
-Déjalo, no tienes que darle algo tan preciado -le comenté, tomando su mano y haciendo que lo soltara. Me adelanté quitándome la manta, me sentía mejor y además, cuando me enfadaba toda mi salud regresaba así como mi energía.
Tomé con fuerza a aquel tipo de la camisa de la misma forma que hizo él antes, colocando sobre su cuello el filo de mi puñal. Una sonrisa sarcástica apareció en mi rostro antes de hablar con voz suave, aunque su tono destilaba odio.
-Mira, mestizo de mierda, para mí tus disculpas valen tanto como las de un cerdo. ¿Crees que puedes timarnos tan fácil? -apreté el filo contra su garganta, no le había cortado porque sólo eso era necesario para que mi arma le matara- ¿Sientes eso? Es el llamado de la muerte, sé que lo oyes. Vuelve a tocarme los cojones y te aseguro que no seré tan amable contigo -le empujé con fuerza, soltándole y mirándole retadoramente.
-Dame 100 dólares como disculpas, para mí y para mi amigo, si no quieres despertar en el infierno -le ordené con voz seria. Mi mirada hablaba por mí, él podía ver que hablaba en serio y que era capaz de matarle. De hecho, para mí era bastante sencillo.
Sin embargo, las palabras de aquel sujeto hacia mí me detuvieron. Le miré con odio, iba a decir algo cuando Satoru se me adelantó. Agradecía que me defendiera, pero yo también sabía defenderme de tipos así y mejor aún, sacar provecho de eso.
-Déjalo, no tienes que darle algo tan preciado -le comenté, tomando su mano y haciendo que lo soltara. Me adelanté quitándome la manta, me sentía mejor y además, cuando me enfadaba toda mi salud regresaba así como mi energía.
Tomé con fuerza a aquel tipo de la camisa de la misma forma que hizo él antes, colocando sobre su cuello el filo de mi puñal. Una sonrisa sarcástica apareció en mi rostro antes de hablar con voz suave, aunque su tono destilaba odio.
-Mira, mestizo de mierda, para mí tus disculpas valen tanto como las de un cerdo. ¿Crees que puedes timarnos tan fácil? -apreté el filo contra su garganta, no le había cortado porque sólo eso era necesario para que mi arma le matara- ¿Sientes eso? Es el llamado de la muerte, sé que lo oyes. Vuelve a tocarme los cojones y te aseguro que no seré tan amable contigo -le empujé con fuerza, soltándole y mirándole retadoramente.
-Dame 100 dólares como disculpas, para mí y para mi amigo, si no quieres despertar en el infierno -le ordené con voz seria. Mi mirada hablaba por mí, él podía ver que hablaba en serio y que era capaz de matarle. De hecho, para mí era bastante sencillo.
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Re: Hijo de la luna - privado
Permití que se acercara a ese imbécil, así como que le amedrentara. Había hecho muy mal en molestarnos. Sin embargo, yo no me quedaba atrás. Mis ojos brillaban con odio y mis canidos se mostraban como los de un animal salvaje. Si hubiera estado convertido en lobo sería un enorme animal a punto de atacar.
-Sí, claro.-dijo abriendo la máquina registradora tomando un buen fajo para dárselo, allí había más de cien dólares.
-Alex no te ensucies las manos con él, no merece la pena que te toque su sangre.-comenté con un tono de voz que podía haber sacado del infierno.
Agarré el dinero colocándolo en mis bolsillos, para después tomar a mi amigo por la cintura acariciando su cadera. Le alejaba de él porque no quería siquiera que su aliento se cruzara con Alexei. Deseaba que ese sujeto muriera, había hecho mal en molestarnos.
-Sí, claro.-dijo abriendo la máquina registradora tomando un buen fajo para dárselo, allí había más de cien dólares.
-Alex no te ensucies las manos con él, no merece la pena que te toque su sangre.-comenté con un tono de voz que podía haber sacado del infierno.
Agarré el dinero colocándolo en mis bolsillos, para después tomar a mi amigo por la cintura acariciando su cadera. Le alejaba de él porque no quería siquiera que su aliento se cruzara con Alexei. Deseaba que ese sujeto muriera, había hecho mal en molestarnos.
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Re: Hijo de la luna - privado
-Con peores me he ensuciado las manos -comenté, sintiendo su mano alrededor de mi cintura. Al notar que me alejaba, lo pensé durante una fracción de segundos mientras notaba que dejaba la caja registradora abierta.
Con los años, me había vuelto un experto lanzador de cuchillos. En lo que dura un parpadeo, lancé con fuerza el puñal directo a su cabeza. El grito que dejó escapar fue similar al del demonio que ya había matado, un grito de puro dolor mientras sus almas eran arrastradas al infierno. No me inmuté, por supuesto, ni siquiera cuando sentí algunas gotas de su sangre ensuciaron mi blanco rostro.
No me había importado matarlo. Yo no era mejor persona que él, que un demonio o que el mismo Lucifer, y lo sabía. Y aún así, me daba completamente lo mismo.
-Ya tenemos dinero -le comenté a Satoru, soltándome de su agarre y acercándome al cuerpo del tipo, tomando mi puñal el cual se había incrustado en su cabeza, justo sobre sus ojos. Lo limpié en su ropa como si nada, y luego me acerqué a la caja abierta y tomé buena parte del dinero que allí había y que no era poco.
Con los años, me había vuelto un experto lanzador de cuchillos. En lo que dura un parpadeo, lancé con fuerza el puñal directo a su cabeza. El grito que dejó escapar fue similar al del demonio que ya había matado, un grito de puro dolor mientras sus almas eran arrastradas al infierno. No me inmuté, por supuesto, ni siquiera cuando sentí algunas gotas de su sangre ensuciaron mi blanco rostro.
No me había importado matarlo. Yo no era mejor persona que él, que un demonio o que el mismo Lucifer, y lo sabía. Y aún así, me daba completamente lo mismo.
-Ya tenemos dinero -le comenté a Satoru, soltándome de su agarre y acercándome al cuerpo del tipo, tomando mi puñal el cual se había incrustado en su cabeza, justo sobre sus ojos. Lo limpié en su ropa como si nada, y luego me acerqué a la caja abierta y tomé buena parte del dinero que allí había y que no era poco.
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Re: Hijo de la luna - privado
Siempre había matado por supervivencia, no por malicia. Me quedé callado observándole tomar el dinero y su daga. No dije nada, tan sólo guardé mis pensamientos hacia ese acto de odio puro. Era un acto que lo conduciría al infierno.
-No debiste matarlo, no nos iba a hacer nada.-comenté mirando el dinero, era demasiado para nosotros.-Deberíamos donarlo, parte digo.-dije colocándome la cruz de mi madre.
Miraba la cruz, una hermosa cruz de oro blanco. Una belleza sin duda. Estaba colocada en un colgante de cuero negro. Me sentía un niño cuando la veía, era como poder volver a sentirla a mi lado. No me hubiera importado perderla si conseguía algo bueno para él.
Tomé la manta colocándosela sobre sus hombros, abrigándolo, para después limpiar con el puño de mi camisa su mejilla. Besé su frente como lo haría un amante, algo cómplice de todo aquello.
-Vamos, Alex.-dije intentando alejarlo de aquel lugar que apestaba a muerte.
-No debiste matarlo, no nos iba a hacer nada.-comenté mirando el dinero, era demasiado para nosotros.-Deberíamos donarlo, parte digo.-dije colocándome la cruz de mi madre.
Miraba la cruz, una hermosa cruz de oro blanco. Una belleza sin duda. Estaba colocada en un colgante de cuero negro. Me sentía un niño cuando la veía, era como poder volver a sentirla a mi lado. No me hubiera importado perderla si conseguía algo bueno para él.
Tomé la manta colocándosela sobre sus hombros, abrigándolo, para después limpiar con el puño de mi camisa su mejilla. Besé su frente como lo haría un amante, algo cómplice de todo aquello.
-Vamos, Alex.-dije intentando alejarlo de aquel lugar que apestaba a muerte.
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Re: Hijo de la luna - privado
-Siento que vieras eso -comenté, acomodando la manta sobre mis hombros y pasando por su lado hacia la salida, suspirando pesado- Usemos parte para comer, lo demás lo enviaré a un orfanato -le dije, saliendo de la tienda y notando el aire demasiado frío.
Me estremecí un poco y le esperé a que me alcanzara. No me arrepentía de haberle matado, con el tiempo me había vuelto un hijo de puta pero ¿qué sacaba con arrepentirme de ser lo que era? Todo yo era lo que las calles habían creado, y no me interesaba cambiar. Ya iría al infierno sí o sí.
-Sé que tienes hambre, busquemos una cafetería o algo... -le dije, girándome a verle con rostro triste, aunque esbozando una ligera sonrisa de disculpas- En verdad siento que tuvieras que ver eso, nunca es del agrado de nadie, ni siquiera del mío. No entenderías mis razones, aunque sólo te pido que no me juzgues, porque hasta ahora has sido la primera persona amable que me encuentro.
Me estremecí un poco y le esperé a que me alcanzara. No me arrepentía de haberle matado, con el tiempo me había vuelto un hijo de puta pero ¿qué sacaba con arrepentirme de ser lo que era? Todo yo era lo que las calles habían creado, y no me interesaba cambiar. Ya iría al infierno sí o sí.
-Sé que tienes hambre, busquemos una cafetería o algo... -le dije, girándome a verle con rostro triste, aunque esbozando una ligera sonrisa de disculpas- En verdad siento que tuvieras que ver eso, nunca es del agrado de nadie, ni siquiera del mío. No entenderías mis razones, aunque sólo te pido que no me juzgues, porque hasta ahora has sido la primera persona amable que me encuentro.
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Re: Hijo de la luna - privado
-Sólo mato para comer y para defenderme.-comenté acercándome a él, antes de rodearlo con mis brazos para besar sus mejillas.
Notaba su rostro triste, un rostro lleno de amargura. Se veía mal por haber hecho aquello frente a mí. No me importaba sus motivos, tendría buenas razones, así que simplemente levanté su mentón para poderle ver bien.
Era mucho más bajito que yo, parecía un muñeco al lado de un coloso. Terminé por tomarlo en brazos de nuevo, caminando hacia una cafetería, tomaríamos todo lo que nuestro vientre pidiera. Comeríamos hasta cansarnos. Después no sabía qué hacer, pero deseaba quedarme a su lado.
-Cuando comamos ¿puedo quedarme contigo? Lo decía de verdad, lo de cuidarte.-comenté abrigándolo con mi cuerpo, evitando que el frío le dañara.
Notaba su rostro triste, un rostro lleno de amargura. Se veía mal por haber hecho aquello frente a mí. No me importaba sus motivos, tendría buenas razones, así que simplemente levanté su mentón para poderle ver bien.
Era mucho más bajito que yo, parecía un muñeco al lado de un coloso. Terminé por tomarlo en brazos de nuevo, caminando hacia una cafetería, tomaríamos todo lo que nuestro vientre pidiera. Comeríamos hasta cansarnos. Después no sabía qué hacer, pero deseaba quedarme a su lado.
-Cuando comamos ¿puedo quedarme contigo? Lo decía de verdad, lo de cuidarte.-comenté abrigándolo con mi cuerpo, evitando que el frío le dañara.
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Re: Hijo de la luna - privado
Dejé que me tomara en brazos, me agradaba aquel calor que irradiaban sus brazos y no me refiero sólo al físico. Apoyé la cabeza sobre su pecho, cerrando los ojos, dejando que me cargara hasta algún local. Sabía que mi peso no le molestaba, por eso me sentía menos incómodo y le permitía que hiciera aquello.
Abrí los ojos viéndole sorprendido con su pregunta. No supe cómo contestar, yo debía volver a la casa y cuidar de Lutho, y si se marchaba, seguir con mi miserable vida hasta que me cansase. No podía llevarle conmigo, ni tampoco quería que por mi culpa se expusiese a quedar herido si Lucifer me encontraba, o si a alguien se le ocurría matarme.
-Ya me has cuidado lo suficiente, y te lo agradezco -dije luego de dejar escapar un suspiro y bajar la mirada- Además, debes buscar a aquella jovencita con la que casarte -agregué, con voz un poco más baja.
Abrí los ojos viéndole sorprendido con su pregunta. No supe cómo contestar, yo debía volver a la casa y cuidar de Lutho, y si se marchaba, seguir con mi miserable vida hasta que me cansase. No podía llevarle conmigo, ni tampoco quería que por mi culpa se expusiese a quedar herido si Lucifer me encontraba, o si a alguien se le ocurría matarme.
-Ya me has cuidado lo suficiente, y te lo agradezco -dije luego de dejar escapar un suspiro y bajar la mirada- Además, debes buscar a aquella jovencita con la que casarte -agregué, con voz un poco más baja.
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Re: Hijo de la luna - privado
Caminaba con él por la calle buscando por mi olfato una cafetería que tuviera bollos de crema, café y cacao. Deseaba tomar de todo, así como un bocadillo de jamón y queso. Sería una puesta a punto de mi estómago, aunque guardaría algo de dinero para la cena. Tenía que comer bien para un buen funcionamiento ese día.
-No, yo te he prometido que te cuidaré y no lo haré sólo unas horas.-dije aún a sabiendas que él podía cuidarse solo, aún así yo quería hacerlo.-Y lo de la chica, bueno no es algo que me interese en estos momentos aunque a mi hermana le haga ilusión.-en realidad me atraía él, quería quedarme con él y sacarlo de aquellas heladas calles.
No deseaba que otro lo tocara, otro que no fuera yo, porque sabía que lo hacían de forma deshonesta y sucia. Si tuviera una pareja que le quisiera no me plantearía el quedarme a su lado, pero creía que tenía posibilidades.
-No, yo te he prometido que te cuidaré y no lo haré sólo unas horas.-dije aún a sabiendas que él podía cuidarse solo, aún así yo quería hacerlo.-Y lo de la chica, bueno no es algo que me interese en estos momentos aunque a mi hermana le haga ilusión.-en realidad me atraía él, quería quedarme con él y sacarlo de aquellas heladas calles.
No deseaba que otro lo tocara, otro que no fuera yo, porque sabía que lo hacían de forma deshonesta y sucia. Si tuviera una pareja que le quisiera no me plantearía el quedarme a su lado, pero creía que tenía posibilidades.
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Re: Hijo de la luna - privado
Suspiré rodando los ojos, era un testarudo de primera. No entendía que yo intentaba protegerle de mí y de mi entorno, de todos mis problemas; era mejor así. Pero... de cierta forma también me alegraba que me dijera aquello, y que no desapareciera en la nada como Atsushi había hecho.
-Te agradezco lo que haces por mí y no sabes cuánto -le dije, dejando una suave caricia en su mejilla mientras le miraba a los ojos- Pero ya me siento mejor... tengo que regresar por donde vine, y tú debes seguir tu camino -le sonreí ligeramente, con un deje de tristeza, antes de acercarme a sus labios y besarlos suavemente, con cierta timidez aunque con dulzura.
Era una forma, mi forma, de agradecerle todo lo que hacía, pero no podía dejar que se quedara conmigo. Cuando me separé de sus labios, manteniendo aquella sonrisa, volví a dejar una caricia en su mejilla antes de bajar la mirada.
-Bájame, ya estoy mejor... gracias por todo, pero será mejor que nos separemos y continuemos nuestros caminos separados -le dije, sintiéndome triste de pedirle aquello pero aguantando, así era mejor para los dos aunque él no lo entendiera.
-Te agradezco lo que haces por mí y no sabes cuánto -le dije, dejando una suave caricia en su mejilla mientras le miraba a los ojos- Pero ya me siento mejor... tengo que regresar por donde vine, y tú debes seguir tu camino -le sonreí ligeramente, con un deje de tristeza, antes de acercarme a sus labios y besarlos suavemente, con cierta timidez aunque con dulzura.
Era una forma, mi forma, de agradecerle todo lo que hacía, pero no podía dejar que se quedara conmigo. Cuando me separé de sus labios, manteniendo aquella sonrisa, volví a dejar una caricia en su mejilla antes de bajar la mirada.
-Bájame, ya estoy mejor... gracias por todo, pero será mejor que nos separemos y continuemos nuestros caminos separados -le dije, sintiéndome triste de pedirle aquello pero aguantando, así era mejor para los dos aunque él no lo entendiera.
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Re: Hijo de la luna - privado
No comprendía porque me besaba y luego me echaba. Era raro. Ese beso me había gustado bastante, no había pedido nada a cambio ni siquiera una caricia o palabra amable. Sin embargo, mi recompensa fue un beso que me dejó con ganas de más.
-¿Por qué me besas y luego me dejas?-pregunté con la voz tomada por cierta confusión.-Alex... no me quiero ir de tu lado, no quiero que te pase algo malo y además me gusta acompañarte.-comenté sin permitir que se bajara, lo estrechaba contra mí sin ser brusco.-No tengo por donde irme, por eso prefiero quedarme a tu lado aunque sea en una casucha... no quiero estar solo sin ti.-quería quedarme con él, era demasiado bonito para ser un chico.-Además no hemos desayunado...
-¿Por qué me besas y luego me dejas?-pregunté con la voz tomada por cierta confusión.-Alex... no me quiero ir de tu lado, no quiero que te pase algo malo y además me gusta acompañarte.-comenté sin permitir que se bajara, lo estrechaba contra mí sin ser brusco.-No tengo por donde irme, por eso prefiero quedarme a tu lado aunque sea en una casucha... no quiero estar solo sin ti.-quería quedarme con él, era demasiado bonito para ser un chico.-Además no hemos desayunado...
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Re: Hijo de la luna - privado
-Es mi forma de darte las gracias por todo, Satoru -le dije dejando leves caricias por su mejilla. No quería bajarme, pero tendría que hacerlo aunque le pesara- Debo irme porque hay alguien que espero, debe echarme de menos. Llevo demasiado tiempo lejos, debo regresar a mi hogar aunque tal vez ya ni siquiera sea mío -dije bajito, destilaba dolor en cada palabra a pesar de que intentaba aguantarlo.
-Entiende que no soy una buena compañía, vas a pasarla muy mal a mi lado y tienes un camino que seguir. Busca a tu chica ideal, sé feliz con ella y cuida de tu familia -le dije, mirándole a los ojos. Era tarde, ¿cuánto tiempo llevaba sin ver a Lutho? Quería regresar, él me había dado aquella fuerza para no matarme de una nueva sobredosis apenas saliera del hospital.
-Entiende que no soy una buena compañía, vas a pasarla muy mal a mi lado y tienes un camino que seguir. Busca a tu chica ideal, sé feliz con ella y cuida de tu familia -le dije, mirándole a los ojos. Era tarde, ¿cuánto tiempo llevaba sin ver a Lutho? Quería regresar, él me había dado aquella fuerza para no matarme de una nueva sobredosis apenas saliera del hospital.
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Re: Hijo de la luna - privado
Me sentí un estúpido. Mis ojos e llenaron de una tristeza insondable. Me quería ir lejos de él para que no viera que me había hecho daño. ¿Tenía a alguien? ¿Entonces por qué no le cuidaba? ¿Por qué otros podían tener su compañía y yo no? Yo era alejado como escoria, como si no valiera nada.
-¿Tienes pareja?-pregunté con un hilo de voz intentando reprimirme. Sentía rabia, decepción, deseos de salir corriendo y a la vez de pegarme a él y pedirle que me llevara ante el idiota que no sabía cuidarlo.-¿Por qué no te cuida? Yo podría ser mejor que él.-me descubrí a mí mismo mostrándome algo ansioso en esas palabras.-Podría cuidarte mejor que él... no tendrías que estar en la calle, no tendrías que volver a sufrir nunca más y no estaría solo... no te dejaría solo.
-¿Tienes pareja?-pregunté con un hilo de voz intentando reprimirme. Sentía rabia, decepción, deseos de salir corriendo y a la vez de pegarme a él y pedirle que me llevara ante el idiota que no sabía cuidarlo.-¿Por qué no te cuida? Yo podría ser mejor que él.-me descubrí a mí mismo mostrándome algo ansioso en esas palabras.-Podría cuidarte mejor que él... no tendrías que estar en la calle, no tendrías que volver a sufrir nunca más y no estaría solo... no te dejaría solo.
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Re: Hijo de la luna - privado
Le miré fijamente, sorprendido de su conclusión tanto como de su reacción. Negué con la cabeza lentamente, ¿pareja yo? Era algo que veía demasiado lejano, y aquello se debía a demasiadas razones.
-Es una niña... bueno, quiero creer que es una niña aunque ya es una mujer -le dije, ésta era la primera vez que le contaba a alguien de Lutho y me sentía extraño- No es mía, pero la cuido como si lo fuera... Soy su guardián y a veces, quiero creer que soy su padre, pero ella encontró a su familia hace poco... -sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas amargas, y los limpié rápidamente porque no quería que las viera, no sabía lo que dolían y lo que me avergonzaban.
-Por favor, no vuelvas a decir todo eso... No entiendes, no podrías entenderlo nunca -dije cubriéndome el rostro con las manos- Suéltame y vete, sigue tu camino porque conmigo nunca serás feliz, dices que quieres cuidarme pero no sabes lo que conlleva si quiera conocerme -le miré con rostro implorante, las lágrimas se escapaban de mis ojos y era que me dolía, entendía lo que quería decirme y me dolía pensar que nunca podría estar con él ni con nadie que se le pareciera.
-Es una niña... bueno, quiero creer que es una niña aunque ya es una mujer -le dije, ésta era la primera vez que le contaba a alguien de Lutho y me sentía extraño- No es mía, pero la cuido como si lo fuera... Soy su guardián y a veces, quiero creer que soy su padre, pero ella encontró a su familia hace poco... -sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas amargas, y los limpié rápidamente porque no quería que las viera, no sabía lo que dolían y lo que me avergonzaban.
-Por favor, no vuelvas a decir todo eso... No entiendes, no podrías entenderlo nunca -dije cubriéndome el rostro con las manos- Suéltame y vete, sigue tu camino porque conmigo nunca serás feliz, dices que quieres cuidarme pero no sabes lo que conlleva si quiera conocerme -le miré con rostro implorante, las lágrimas se escapaban de mis ojos y era que me dolía, entendía lo que quería decirme y me dolía pensar que nunca podría estar con él ni con nadie que se le pareciera.
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Re: Hijo de la luna - privado
Era incomprensible entonces porque me pedía que me fuera. Podía cuidar de ambos, podía estar atento a las necesidades de ambos. Sabía que era un estúpido orgulloso pero podía comerme mi orgullo, encontrar un trabajo aunque me degradara, y darle todo lo que deseara.
-No, no.-dije mirándole fijamente bastante tozudo.-Puedo ayudarte a cuidarla, puedo ser yo tu guardián...-susurré antes de llevar una de mis manos a su rostro, sujetándolo únicamente con uno de mis brazos. Mi mano derecha comenzó a secar sus lágrimas.-No llores, por favor...
Seguí caminando abrazado a él, lo llevaría a la cafetería como había prometido. Tomarías un desayuno y le convencería el quedarme con él. Podía hacer cualquier cosa por calmarlo, pero pensaba que primero podía ser un buen desayuno... tal vez con el estómago lleno pensara mejor.
-No, no.-dije mirándole fijamente bastante tozudo.-Puedo ayudarte a cuidarla, puedo ser yo tu guardián...-susurré antes de llevar una de mis manos a su rostro, sujetándolo únicamente con uno de mis brazos. Mi mano derecha comenzó a secar sus lágrimas.-No llores, por favor...
Seguí caminando abrazado a él, lo llevaría a la cafetería como había prometido. Tomarías un desayuno y le convencería el quedarme con él. Podía hacer cualquier cosa por calmarlo, pero pensaba que primero podía ser un buen desayuno... tal vez con el estómago lleno pensara mejor.
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Re: Hijo de la luna - privado
-Por favor, déjame, no tienes que hacer todo esto por mí, ¿de verdad crees que valgo la pena? No sabes lo equivocado que estás -le dije, notando que volvía a caminar.
- ¡Satoru! ¡Hazme caso! -exclamé, al notar que no me hacía caso en lo absoluto.
Terminé por tragarme todas las lágrimas y limpiar las que quedaban, pero aquel sentimiento de dolor no desaparecía. Me estaba dando esperanzas que al mismo tiempo me asustaban, sus palabras sonaban tan confiadas, tan seguras... Los dos éramos unos tozudos, pero yo lo era más. Aquello no podía continuar así.
-Por favor bájame, ¡Satoru!
- ¡Satoru! ¡Hazme caso! -exclamé, al notar que no me hacía caso en lo absoluto.
Terminé por tragarme todas las lágrimas y limpiar las que quedaban, pero aquel sentimiento de dolor no desaparecía. Me estaba dando esperanzas que al mismo tiempo me asustaban, sus palabras sonaban tan confiadas, tan seguras... Los dos éramos unos tozudos, pero yo lo era más. Aquello no podía continuar así.
-Por favor bájame, ¡Satoru!
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Re: Hijo de la luna - privado
-¡No!-grité como respuesta, única respuesta.
Mis pasos se movían lentos, muy sigilosos, porque intentaba encontrar un lugar para desayunar abundante. No quería únicamente un par de tostadas, quería comer con él como si se acabara el mundo ese mismo día.
Entré en un lugar que se veía limpio, no había personas aún sólo un viejo. Mis pasos se escucharon decididos y lo dejé sobre un taburete. Quedamos frente a la camarera en la barra, ella nos miró con cierto recelo.
-Churros, tostadas con mermelada de fresa, tortitas con caramelo, cacao caliente, café con leche y galletas. También quiero bollos de crema.-ella fue anotando todo rápidamente sobretodo cuando dejé bastante dinero, para eso y para más.
-Ahora mismo.-dijo corriendo hacia la cocina.
-Te dije que vamos a desayunar.
Mis pasos se movían lentos, muy sigilosos, porque intentaba encontrar un lugar para desayunar abundante. No quería únicamente un par de tostadas, quería comer con él como si se acabara el mundo ese mismo día.
Entré en un lugar que se veía limpio, no había personas aún sólo un viejo. Mis pasos se escucharon decididos y lo dejé sobre un taburete. Quedamos frente a la camarera en la barra, ella nos miró con cierto recelo.
-Churros, tostadas con mermelada de fresa, tortitas con caramelo, cacao caliente, café con leche y galletas. También quiero bollos de crema.-ella fue anotando todo rápidamente sobretodo cuando dejé bastante dinero, para eso y para más.
-Ahora mismo.-dijo corriendo hacia la cocina.
-Te dije que vamos a desayunar.
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Re: Hijo de la luna - privado
Me callé cuando entramos a una cafetería, tampoco quería quedar como un maleducado y no quería pasar vergüenzas, ni hacer dramas en los que todo el mundo pusiera su atención sobre mí. Aunque no lo pareciera, sabía ubicarme.
Me senté bien sobre el taburete, cruzándome de piernas y cruzando mis brazos sobre la barra, dejando escapar un bufido bajo. Cuando desapareció la camarera, le miré con el ceño fruncido y negando con la cabeza.
- ¡Eres un tozudo! -exclamé bajo, de modo que sólo él me escuchara- No tienes que hacer todo esto por mí, Satoru... Sólo te harás daño a ti mismo, ¿no lo entiendes? -tomé su mano entre las mías, apretándolas y mirándole a los ojos, que viera que lo que le decía era cierto, que estaba siendo sincero con él- No quiero que te hagas ilusiones conmigo, eres una gran persona y te mereces cuidar de alguien que sí valga la pena... Yo soy una simple prostituta y ya está...
Me senté bien sobre el taburete, cruzándome de piernas y cruzando mis brazos sobre la barra, dejando escapar un bufido bajo. Cuando desapareció la camarera, le miré con el ceño fruncido y negando con la cabeza.
- ¡Eres un tozudo! -exclamé bajo, de modo que sólo él me escuchara- No tienes que hacer todo esto por mí, Satoru... Sólo te harás daño a ti mismo, ¿no lo entiendes? -tomé su mano entre las mías, apretándolas y mirándole a los ojos, que viera que lo que le decía era cierto, que estaba siendo sincero con él- No quiero que te hagas ilusiones conmigo, eres una gran persona y te mereces cuidar de alguien que sí valga la pena... Yo soy una simple prostituta y ya está...
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Re: Hijo de la luna - privado
No quería que dijera eso. Él podía dejar su oficio, viviríamos decentemente aunque nos costara. Quería cuidar de él, estar con él. Sin darme cuenta me estaba sintiendo vinculado a su vida, a su destino, y no me importaba. Sus manos eran suaves, empecé a preguntarme como serían sobre mi rostro o rodeándome en las noches. Yo no quería una sola noche a su lado, quería todas y aunque sonara egoista... no me importaba si otros querían tenerlo, era mío y no permitiría que así pasara.
-Puedes dejarlo, ser sólo para mí.-dije justo antes de besarlo para que no respondiera con un interminable discurso.
Plantaron delante parte del desayuno y yo comencé a comer. Bebía café calmado pero comía con glotonería, se notaba que hacía días que no comía.
-Puedes dejarlo, ser sólo para mí.-dije justo antes de besarlo para que no respondiera con un interminable discurso.
Plantaron delante parte del desayuno y yo comencé a comer. Bebía café calmado pero comía con glotonería, se notaba que hacía días que no comía.
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Re: Hijo de la luna - privado
Iba a negarle, no podía dejarlo, jamás podría hacerlo... Pero sus labios me callaron. Aquel beso me hizo sentir tan extraño, tan cerca suyo y a la vez, tan angustiado porque sabía que no podía tenerle. Guardé silencio cuando se separó, suspirando.
Me quedé viendo cómo comía, se notaba que estaba muy hambriento y también me sentí culpable por ello, si no hubiera sido por mi culpa no hubiera tenido que morirse de hambre. Me apoyé en su costado tomando mi taza de café con cuidado, soplando un poco para no quemarme la boca.
-Quisiera serlo, no te imaginas cuánto -comenté bajito antes de beber un poco del cálido líquido, sintiendo un pequeño estremecimiento ante el cambio brusco de temperatura.
Me quedé viendo cómo comía, se notaba que estaba muy hambriento y también me sentí culpable por ello, si no hubiera sido por mi culpa no hubiera tenido que morirse de hambre. Me apoyé en su costado tomando mi taza de café con cuidado, soplando un poco para no quemarme la boca.
-Quisiera serlo, no te imaginas cuánto -comenté bajito antes de beber un poco del cálido líquido, sintiendo un pequeño estremecimiento ante el cambio brusco de temperatura.
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Re: Hijo de la luna - privado
Lamí mis labios cuando escuché lo que decía, me quedé mirándolo con algo de mermelada en los labios que limpié con mi lengua. Mis ojos se quedaron fijos en su pose, lo quería para mí. Me había tocado esa llamada, ese deseo de estar con alguien, no tenía porque ser una chica y podía ser un chico bonito que me diera lo que quería. Una vida a su lado, era todo lo que deseaba. Aunque lo conocía de poco era como si siempre hubiera estado a mi lado, al menos así lo sentía. Notaba en él la presencia cálida de mi madre en él, una presencia similar.
-Entonces, se para mí.-dije secándome con una servilleta que parecía plástico.-Sé mío, se para mí.
Quité la taza de sus labios para besarlo otra vez, esta vez de forma más demandante. Mi lengua jugaba con la suya con cariño, para nada con pura lujuria. Caundo me separé sonreí contemplándolo, olvidándome de su escasa ropa y de todo lo que tenía que soportar.
-Entonces, se para mí.-dije secándome con una servilleta que parecía plástico.-Sé mío, se para mí.
Quité la taza de sus labios para besarlo otra vez, esta vez de forma más demandante. Mi lengua jugaba con la suya con cariño, para nada con pura lujuria. Caundo me separé sonreí contemplándolo, olvidándome de su escasa ropa y de todo lo que tenía que soportar.
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Re: Hijo de la luna - privado
Me sorprendió que me besara pero no me negué, porque en el fondo esperara que lo hiciera. Por años, muchos años, me había negado estar con alguien para no hacerle daño, y aunque esta nos ería la excepción, quería disfrutar al menos de un beso sincero, al menos uno en toda mi vida.
Al separarme, dejé una caricia leve en su mejilla, pasando la punta de mis dedos por la comisura de su labio inferior, quitando algunas migajas. Le sonreí con tristeza, bajando luego mi mirada y mi mano.
-No sabes... -suspiré con cansancio- No puedo aunque quiera, Satoru, es algo que nunca comprenderías -le dije en voz baja, juntando mis manos y contemplándolas- No podría ser solo tuyo nunca, no sabes todo lo que vas a sufrir conmigo, con sólo quererme un poco... No sería justo para ti.
Al separarme, dejé una caricia leve en su mejilla, pasando la punta de mis dedos por la comisura de su labio inferior, quitando algunas migajas. Le sonreí con tristeza, bajando luego mi mirada y mi mano.
-No sabes... -suspiré con cansancio- No puedo aunque quiera, Satoru, es algo que nunca comprenderías -le dije en voz baja, juntando mis manos y contemplándolas- No podría ser solo tuyo nunca, no sabes todo lo que vas a sufrir conmigo, con sólo quererme un poco... No sería justo para ti.
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Re: Hijo de la luna - privado
-Sí puedes ser sólo mío, puedo conseguir dinero... puedo hacerme de alguna organización. He escuchado que en los Thorns pagan bien a los lycan.-comenté acariciando su cintura atrapándolo y pegándolo un poco más a mí.
Había acercado con una de mis piernas el taburete. Lo había hecho porque necesitaba sentirlo cerca. Era como un veneno. No podía dejar de buscar su boca ahora que sabía el sabor que poseía. Mi lengua se deshacía en caricias conscientes que podían ser las últimas. No me importaba que pensaran de su atuendo, para mí era importante y al que no le gustara que no mirara.
-Te quiero para mí.-susurré.-Para cuidarte.-añadí.-Te quiero desde que te vi... te quise para cuidarte entre mis brazos.
Había acercado con una de mis piernas el taburete. Lo había hecho porque necesitaba sentirlo cerca. Era como un veneno. No podía dejar de buscar su boca ahora que sabía el sabor que poseía. Mi lengua se deshacía en caricias conscientes que podían ser las últimas. No me importaba que pensaran de su atuendo, para mí era importante y al que no le gustara que no mirara.
-Te quiero para mí.-susurré.-Para cuidarte.-añadí.-Te quiero desde que te vi... te quise para cuidarte entre mis brazos.
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