Sleeping with sirens -Priv Cerberus [+18]

Mi mano se deslizaba suavemente por una muralla destrozada. No sabía bien cómo había llegado hasta allí, mis recuerdos eran algo confusos y me sentía perdido. Apestaba a vampiro, a ese que me dio su apellido y me alimentó cuando abrí los ojos en la tierra y luego... Nada, tenía muchas lagunas mentales. Susurré en voz alta mi nombre, para no olvidarlo-. Me llamo Alexei Escamilla, tengo 20 años desde hace dos siglos... Acabo de salir del infierno y sobreviví al apocalipsis... Me llamo Alexei Escamilla... un vampiro me dio su apellido y me ofreció ayuda... ¿Dónde estoy?

Miré a mi alrededor desorientado. Ruinas por todos lados, olor a muerte y sangre, ecos de gritos... ¿O los imaginaba? Sacudí la cabeza y me abracé a mi mismo sintiéndome solo, intentando recordar cómo era antes aquella ciudad... Tenía otro nombre, pero no lo recordaba. Ahora le decían Vollkommen, el vampiro me lo había dicho.

De repente, tuve la necesidad de empezar a correr. Llevaba los largos cabellos sueltos, los ojos pintados de negro y los labios rojos. Mis ropas eran ligeras para el frío que hacía a esas horas de la noche, pero no importaba, quería correr, me sentía perseguido y vigilado a pesar de saber que estaba solo. Terminé chocando con algo cálido y duro y por poco caigo al suelo, estúpidos tacones, estúpida falda que se me enredaba entre las piernas. Al levantar la vista... Un sujeto extraño me observaba con curiosidad.

tenia la noche libre en el bar, no era luna llena aun, pero como habia estado teniendo muchos problemas, mejor me dieron una noche libre para calmar mis ancias, y eso que me estaba dando lindo con calmantes para no sucumbir a la ira y combertirme en crynos, aun cuando mi hijo y yoko me habian retado y reprochado que no lo hiciera, no podia evitarlo, puesto que si no los tomaba, sentia que me convertiria en cualquier momento, y estaba seguro que eso no serviria de nada para tratar de recordar quien era.

caminaba por las ruinas, paterando piedritas con mis borcegos y soltando humo por las fosas nasales, porque me daba bagancia sacar las manos de los bolsillos para quitar el cigarro de mis labios, la noche estaba fresca, mas como la temperatura de mi cuerpo era alta, por ser lycan supongo yo, me bastaba con una musculosa negra y mis pantalones, de todos modos llebaba los cabellos sueltos que no se dejaban peinar, ya los llebaba casi por la mitad de la espalda y definitivamente peinarlos ya era caso perdido..

hiba distraido en mis pensamientos cuando una voz me saco de ellos, le escuchaba repetir un nombre, una edad, que estubo en el infierno... eso fue lo que hiso que le prestara atencion, y entonces, al pasar los escombros de un edificio, esa persona se choco conmigo, le tome del brazo con rapidez para que no callera y me le quede mirando.

- deves tener cuidado, Alexei, este no sera el infierno, mas no por eso deja de ser un lugar peligroso.- le dije utilizando el nombre que le habia escuchado repetir, mientras mi cigarro bailaba en mis labios cuando hablaba.- no te lastimaste verdad?- pregunte soltandole

Mi primer instinto al escucharle decir mi nombre fue sacar la navaja, o apartarme, o pronunciar aquel hechizo... ¿cómo eran esas palabras? Parpadeé varias veces y me aparté de su agarre, observándole con desconfianza aunque con altivez a la vez-. Estoy bien, gracias -dije con voz fría y suave a la vez, mi tono de voz incluso a mí me sorprendía, era tan suave... Casi como el ronroneo para un gato, mi voz me tranquilizaba.

Volví a observar a aquel sujeto, un licántropo. Lo sentía, lo sabía sólo con mirarle, y yo apestando a vampiro... ¿Me traería problemas eso? Pero, Lucifer una vez comentó que la guerra de razas había acabado... no, creo que lo había soñado. No podía fiarme de mis propios recuerdos, aquello se sentía horrible.

-¿Es muy normal que un licántropo vague solo por aquí? ¿Me atacarás? -Pregunté directamente, frunciendo ligeramente el entrecejo. No recordaba mis hechizos, no recordaba aquel lenguaje mágico... pero tenía mi navaja de plata-. Sé cuidarme bien.

levante las manos sonriendo tranquilo, de no estar tan drogado capas que hasta le sonreia con peligro en mi rostro, mas en esos momentos, estaba muy drogado.

- por que habria de atacarte? porque hueles a vampiro?- pregunte comenzando a reir por ello- mira, no se si hay guerra entre razas hoy por hoy, y si la hay, la verdad no me intereza, tengo cosas mas importantes en las que pensar-dije con cinismo para luego pensar: * o las tendria de tener recuerdos al menos*

- no te alteres, te escuche decir tu nombre varias veces, tengo un oido agudo, mas me intereza otra cosa de lo que dijiste.- declare sin rodeos puesto que por ello habia caminado hacia esa vos - has estado en el infierno? me es muy importante preguntarte algo sobre ello-

Empecé a temblar completamente cuando nombró aquel lugar, a pesar de que yo mismo había estado repitiendo aquello en voz alta como terapia... Mis recuerdos, mi mente, evocó la imagen mental de mi celda, de los pasillos, de la risa de Lucifer... Llevé mis dos manos a la cabeza y caí de rodillas en el suelo, sintiendo que me costaba respirar.

-No lo digas... no lo digas, no lo vuelvas a repetir -le pedí entre jadeos, intentando despejar mi mente y relajarme, intentando no derrumbarme-. Me llamo Alexei Escamilla... Tengo 20 años desde hace dos siglos... -repetí en voz baja, para mí mismo. Mis ojos se habían empañado, me costaba un poco respirar, pero de a poco, sentía que me calmaba, no era primera vez que me pasaba aquella crisis nerviosa.

-¿Qué sucedió aquí? ¿Qué pasó con New York? -Pregunté en voz un poco más alta, bajando mis manos hasta mis piernas y levantando la vista-. ¿Lucifer te mandó a llevarme de vuelta? Por favor, te lo ruego, no me lleves allí otra vez, ya saldé mi deuda... Ya no quiero volver allí -mis ojos se llenaron de lágrimas, pero me sentía paralizado por el miedo. No quería volver, ya había pagado, ahora era libre.

le mire entrar en esa crisis ecxistencial y me preocupe, porque yo habia ebocado cualquiera que fuece el recuerdo que le atormentaba, me agache junto a el y le mire.

- hey, no te asustes, no tengo nada que ver con lucifer... y con respecto a la ciudad.. le preguntas al lycan equibocado, he esttado muerto por 126 años, en el infierno y se ve que me hice de enemigos muy rencorosos, porque me revivieron sin ningun recuerdo, de mi estadia alli, o de mi vida anterior, devi haber molestado a alguien no?, solo queria saber si me habias visto alli, pero mejor no te preocupes en contestar, si te hace mal el recuerdo, no vale la pena que te tortures por alguien que ni conoces- saque la cajetilla de cigarros y apague el que tenia en la boca que habia llegado a su fin, para prender uno nuevo, le puse la cajetilla frente a el... ella.. su aroma me era contradictorio para con su imagen.

- fumas? y por lo de llevarte al infierno... de eso ni te preocupes, no sabria ni como llegar. mi nombre es cerberus-

-¿Cerberus? ¿Así te llamas? -Le pregunté, no muy seguro de si había escuchado todo eso de sus labios o de mi mente. Tomé uno de los cigarrillos y lo miré, lo recordaba, cómo se usaba, para qué servía... pero no fui capaz de hacer nada más que mirarlo con cierta frustración-. Yo... oí de un licántropo... no sé si eras tú, Lucifer no me dejaba salir de su... de su... -tragué duro y cerré los ojos, concentrándome en respirar. Eso no volvería a pasar, no dejaría que volvieran a encerrarme.

Con algo de dificultad me puse de pie y me arreglé la falda, para luego verle bien el rostro. Me sonaba vagamente familiar, pero no podía estar seguro, ni siquiera me reconocía a mí mismo cuando me veía al espejo. Me mordí el labio inferior ligeramente y le devolví el cigarrillo, incapaz de encenderlo.

-Soy Alexei... -me presenté conscienzudamente, sonriéndole levemente, tímido-. ¿Hiciste un trato con algún demonio o ángel caído? Los demonios son temperamentales... ellos creen que son juguetones y graciosos, pero yo no entiendo su humor. ¿Lo recuerdas?

- hum.. no presisamente, mira.. cuando me revivio, el demonio que me revivio, no me preguntes el nombre porque estaba mas interezado yo en defenderme y atacar que escucharle su nombre, dijo que esto era su venganza por... no se que, se ve que algo le hice... y que cuando el viera qeu seria mas divertido, vendria a por mi a matarme, al parecer y por lo poco que escuche, el queria tener el placer de tomarce mi vida... aunque al revivirme, bien se encargo de dejarme sin nada de memoria, nada de nada, salvo por mi nombre.- explique tomando de nuevo el cigarro sin comprender para que lo habia agarrado en un principio.

- espero no te moleste mi brutalidad, pero eres hombre o mujer? porque.. tu aroma dice una cosa y tus vestimentas y figuras dicen otra...- pregunte observandole fijamente mientras se acomodaba. me habia ilucionado por un momento, cuando dijo que algo de un lycan habia escuchado pero no parecia recordar mucho o parecia demaciado .. traumado/a como para recordar, y no le hiba a forzar.

No pude evitar sentir lástima y empatía por él, seguramente el demonio cumpliría su palabra y regresaría para matarlo y llevarlo de vuelta a ese horrible lugar. Bajé la vista y luego escuché su pregunta, ruborizándome completamente. Luego fruncí el ceño, yo nunca había sido tímido en este tema, ¿o sí? No recordaba, o más bien, no me reconocía bien.

-Digamos que soy ambos... -respondí de forma algo ambigua, subiendo la vista con una tímida sonrisa. Luego volví a bajar el rostro y miré a mi alrededor, las ruinas, el viento frío, el eco de gritos en mi mente-. Quiero salir de aquí, aún siento la muerte fresca -dije con un poco de angustia, temblando ligeramente. Llevaba tan sólo una blusa ligera y algo escotada, que dejaba ver mis finas clavículas y parte de mi blanco y liso pecho. Sin embargo, esta vez no llevaba puesto sujetador ni relleno, pero aún así, mi aspecto resultaba ambiguo-. Creo que ahora soy una chica. Me siento bastante femenina, de hecho...

- ho.. ok...- dije sin terminar de entender su respuesta , pero alla el.

- hum, deves tener frio tambien, lo siento hoy no tengo tapado sino te lo prestaria... quieres ir a la parte de casas de la ciudad? no esta tan destruido como para deprimir a la gente, y podemos encontrar locales donde tomar algun cafe o algo para que te calientes... o podemos pasar por mi casa y te presto unos abrigos... y ropa mas comoda, porque mujer u hombre, no creo que lo que tienes puesto sea comodo realmente.- dije observandolo detenidamente viendo esos tacones, me imagine que si yo fuece mujer, JAMAS podria caminar en esos, porque me romperia la cara contra el piso cada dos minutos

- anda, tu decides, y yo te guio por lo poquito que conosco de la ciudad- dije sonriendole amablemente, me daba cierta gracia la cituacion, eramos dos sacados del infierno, dos seres que uno no recordaba quien era y el otro parecia tener que repetircelo a si mismo para recordarlo.

-Sí, vamos a las casas -le pedí, abrazándome a mí mismo y suprimiendo un escalofrío. Ya había aguantado dos días y nos noches así, sin comer y sin dormir, y empezaba a notar el cansancio y el agotamiento. Un lugar cálido sería lo mejor que pudiera pasarme. Su siguiente comentario me hizo gracia y no pude evitar mirarme los finos y altos tacones-. En realidad son muy cómodos... no sé cómo recuerdo usarlos después de tanto tiempo... -lo último fue mas bien un comentario para mí mismo. Me sorprendía la forma en que mi cuerpo recordaba un sinfín de cosas, como usar tacones, caminar bien, responder en la cama...

-¿Vives aquí? ¿Vive gente aquí aún? -Le pregunté con algo de perplejidad, empezando a caminar a su lado, atento a cada movimiento suyo, recordaba mi miedo hacia los licántropos, pero también, sabía qué hacer en caso de un ataque y cómo defenderme... No por nada, casi había matado al vampiro que me encontrara y acogiera, Alexandre.

- bueno no es que viva un sin fin de gentes... y tampoco es que vivamos aqui en esta parte en particular, que esta bien derruida... pero unas cuadras hacia alli, empiesan las casas a estar mas sanas y ser habitadas... en esta zona, pues en esta zona que caminamos ahora es donde se cometen los asesinatos, las batallas entre vampiros las cazerias de aquellos que aun creen que siendo humanos normales pueden hacernos frente sin salir dañados...- comente sonriendo y dandome cuenta al fin a quien me recordaba su aroma, mas para estar seguro me le hacerque y le olisquee de manera muy poco disimulada.

- ha!! es el olor de Alexandre!! tu tambien le conoces?- dije sonriendo y soltando humo para luego seguir caminando en direccion ami casa.

- vivo a unas cuadras de aqui, ponle unas dos hasta terminar con las ruinas y 5 mas para llegar a mi casa.- le comente como para decirle que ya no tenia que pasar mucho frio.

-¡Hey! -me engrifé y aparté cual gato cuando empezó a olisquearme, frunciéndole el ceño y poniéndome en guarda inmediatamente mientras las mejillas se me teñían de rojo al oír aquel nombre-. ¿Lo conoces? Cielos, no me digas que también te acostaste con él... -comenté con total naturalidad, sin pensar y luego me cubrí la boca, ¿yo había dicho eso? Mis mejillas ardían por el rubor y la vergüenza, y me limité simplemente a desviar la vista y pensar en algo, lo que fuera, mi nombre, mi edad... Y entonces mi estómago rugió sonoramente, como para terminar de auto-humillarme.

-Ignora eso -dije rápidamente y me cubrí parte del rostro con el largo cabello-. No subestimes a los humanos, puedo matarte si se me antoja y sin ayuda de ningún hechizo -comenté de forma algo ególatra, rogando interiormente por desaparecer. Luego me detuve en seco, al procesar la cantidad de cuadras que aún nos quedaban-. ¡Siete cuadras! -Exclamé algo horrorizado y, sin pensarlo dos veces, me quité los tacones y me los llevé en la mano-. Extraño mi motocicleta...

-que si... jajajaja.. no no.. jajaja, me meti en alguna pelea en mi trabajo y el se metio tambien asi que lo conoci hace unas semanas... jaja, pero no no me acoste con el...- al escuchar su estomago, y su replica de que ignorara eso me comence a reir mas fuerte aun.

pero luego dijo eso de que podria matarme incluso sin magias, supuse entonces que era un brujo o hechicero que no sabia cuando guardar sus secretos.

- quieres probar la valides de esas palabras?- pregunte con una leve sonriza macabra, mas la desestime con un movimiento de cabeza.- aunque con lo drogado que ando ultimamente, es probable que si puedas, si eres lo suficientemente avil.-declare ollendo que decia de que extrañaba su moto, yo no sabia si alguna vez habia tenido una, pero me urgia tambien conseguirme una, porque eso de andar caminando desde las ruinas hasta el ferry todas las noches no era negocio.. aunque tampoco lo era tener que pasar sobre esas aguas profundas en las que podia morir pateticamente ahogado....

- no son tantas cuadras.- dije defendiendo mi casita que ya no estaba tan lejos.

-Créeme, puedo, ¿cómo te explicas que vague en total soledad por estos lugares? Sólo no te doy una lección porque vas drogado y sería injusto ganarte así -comenté con cierta indignación, más que nada por el hecho de que se había reído que por su comentario. Mi rostro ardía por la vergüenza, no recordaba tener la lengua tan... ni ser tan tímido, se me hacía raro, no era la imagen que recordaba de mí... Aquella imagen que me metió en tantos problemas. Empecé a tener un nuevo ataque de nervios al recordar las razones por las cuales le gustaba tanto a Lucifer, y el por qué había cambiado tanto...

-Me llamo Alexei Escamilla... tengo 20 años.. -murmuré bajito, deteniéndome y temblando por completo, intentando calmarme. No, esta vez las piernas me temblaban más de lo normal, por lo cual busqué afirmarme de lo que tenía más cerca, en este caso, el brazo de Cerberus-. Espera... Espera... -le pedí, notando la vista nublada por imágenes distorsionadas y el sonido de la risa de Lucifer. No, él venía de nuevo, a buscarme, ¡no! Miré a ambos lados y me abracé al licántropo en busca de protección.

Mi vista se detuvo entonces en la fuente de aquella risa siniestra: frente a nosotros, había aparecido un hombre cuya aura no podía ver. Me sentía ciego, ¿era un demonio? ¿Un vampiro? No era Lucifer... ¿eran sus enviados? Me apreté contra el pecho de Cerberus y cerré con fuerza los ojos, su sonrisa, era él, ¡venía por mí! Sin embargo, cuando volví a parpadear... ya no estaba. No oía la risa, pero sí aquel eco, un eco, del pasado, una visión-. No fue real... no fue real... -me repetí en voz baja, temblando y totalmente pegado como gato al licántropo.

decidi, para que no nos matemos a los 5 minutos entre nosotros, no seguir la tira y tira de lenguas con respecto a quien mataria a quien..., mas derrepente parecia que se mareaba y cuando extendio su brazo para agarrarme, le tome yo tambien para sostenerle.

- hey estas bien? que te sucede?- pregunte cuando derrepente parecia aterrado y se pego a mi cuerpo como buscando refugio de algo, una vision infernal persiguiendolo sinduda, hoso que me preguntara por un segundo como estaria yo sai recordara al menos la estadia en el infierno...- hey, esta bien, no hay nadie aqui salvo nosotros, nadie viene por ti.- declare, mas como lo veia tan aterrado y ya veia que podiamos estar horas con eso, decidi hacer lo que me jor me salia, ser impulsivo, asi que lo cargue en brazos y comence a avanzar con el, cosa de que asi llegaramos al menos, mas pronto a mi casa.

- no te preocupes, asi llegamos mas pronto a mi casa, alli no puede perseguirte nadie...- no era algo que me gustaba, pero desde el momento en que comence a tener conciencia de que ya no tenia recuerdos, y un demonio me los habia quitado, habia comenzado a investigar todo lo que podia sobre ellos, buscando sellos que protejieran el lugar donde vivia, estaban ocultos en mi casa, fuera de la vista de la gente, pero estaban.

Lo único que atiné a hacer fue abrazarme a su cuello cuando sentí que me cargaba en brazos, y cerrar los ojos. Oculté el rostro en su hombro intentando calmarme y respirar con normalidad, olvidar aquella visión, el día en que Lucifer apareció en esta ciudad con su séquito de ángeles caídos y demonios y empezaron a destruirlo todo, a matar todo lo que se movía y su risa... esa risa que jamás podría quitar de mi mente.

-Gracias... por ayudarme... -dije con voz temblorosa, apretándome un poco más contra su cuerpo cálido y notando cómo recuperaba el ritmo normal de mi respiración. Más no tuve el valor para abrir los ojos otra vez, temía seguir teniendo esas visiones del pasado y no poderlo soportar. Ahora admitía con gusto que caminar hacia allí había sido una mala idea-. Y perdón por ser una molestia...

- nha, no te preocupes, empieso a creer que aunque no lo recuerde, ayudar a personas en peligro o en problemas ya era una de mis cualidades antes de morir y sigue siendolo ahora que revivi, no lo recuerdo, pero por lo que me cuentan, siempre terminaba metiendome en problemas por ayudar a la gente, generalmente damicelas en peligro o androginos en la msima cituacion... es como un karma que me persigue lo recuerde o no.- dije llegando a casa y abriendo la puerta con una mano.

La casa no era muy grande, pero tenia lo necesario, un living room era la primera sala tras la puerta, habia alli un sillon individual y uno como para tres personas, en el que deje a Alexei, en el medio una mesita de cafe, que tenia dos ceniceros repletos de colillas y cuatro libros... sobre demonios... habia dos libreros que estaba empezando a llenar con libros de la misma tematica... valla uno a saber porque...., luego estaba la coscina, que era asi como cosina comedor, pero no tenia tanto de comedor, al otro lado estaba el baño y mi habitacion.. donde habia mas cigarros.... y colillas... y alcohol... sobre la mesita ratona tambien habia unas dos botellas de tekila, una vacia y la otra por la mitad, en el piso habia otra vacia. tambien habia varios potes de calmantes, la mayoria vacios, regados por toda la casa.

luego de dejarlo en el sillon decidi que como hacia ya unas 6 horas que habia tomado los ultimos calmantes, mejor me tomaba otros.

- deja te traigo agua.- dije llendo a la cosina por dos basos con agua, cuando volvi, tome uno de los potes de pastillas y saque tres calmantes que me trague como si fueran caramelos y me los pase con mi baso de agua, aunque ya empesaba a ver con cariño las botellas de tekila...

-Tu cuerpo recuerda, se llama memoria física... -le dije, abriendo los ojos una vez me depositó en el sofá. Me acomodé y me arreglé la falda, mirando con curiosidad a mi alrededor-. Creo que eso hizo que caminara desde la Isla hasta aquí... -comenté, fijando mi vista sobre los libros que estaban en la mesa frente a mí. Los recordaba, los conocía, ¡eran libros sobre demonios! ¡Magia! Sin poderlo evitar, tomé uno de los libros mientras él iba por agua y empecé a ojearlo, notando que mi rostro se iluminaba por la felicidad de ver otra vez esa clase de libros.

-Gracias -dije cuando volvió con el agua, despegando mi vista del libro para ver cómo tomaba unas pastillas. Entonces caí en la cuenta de que por todos lados habían tiras vacías-. ¿Por qué tomas de eso? Te dañarán -comenté, cerrando el libro y devolviéndolo a su lugar con gran pesar. Me crucé de piernas delicadamente, regresando la vista a los libros-. ¿Crees que podrías prestármelo? Hace casi 200 años que no veo uno... no recuerdo... cómo usar mi magia -le conté aquel secreto sin saber bien por qué, creo que porque el instinto me decía que era seguro. Sí, Cerberus me inspiraba la suficiente confianza como para decirle que no podía usar magia, pese a ser un hechicero.

- las tomo porque sirven para calmarme y evitar que me combierta en Crynos, he sentido demaciadas veces la urgencia, y por probocaciones estupidas, de convertirme, y solo las pude detener a tiempo porque mi compañero de trabajo me dio sus calmantes... yo estoy enojado y enfurecido lleno de ira las 24 horas del dia, ccon migo, con el mundo con mi mente que no recuerda, con mi alma que tampoco lo hace, tengo un hijo de quien si no lo hubiera visto hace una semana por primera vez desde que revivi, no le conoceria, no recordaria su rostro, y aun habiendolo visto, no lo recuerdo, solo se que es mi hijo, se que es mi sangre, mas no se realmente quien es el. no se quien soy yo, no se quien era mi pareja cuando tuve a morgan, todo esto me llena de ira, y no quiero combertirme, no quiero perder mi empleo y no quiero causar destrozos, no aun, quiero primero saber quien soy.. quien era...- le explique con una mirada seria y austera, casi perdida, la droga comenzaba a hacer efecto lo cual era bueno porque sino me hubiera comenzado a enojar de solo explicarme.

[color=brwon]- el libro? si, puedes llevarlo tranquilo, todo lo que me puede servir de el ya lo he anotado en mis cuadernos.. hum.. no recuerdas como utilizar tu magia? mi hijo morgan, el me dijo que tiene una libreria en New Orleands, llamada Dark Dungeons, y que vende de ese tipo de libros oscuros y que son reales, no inventos de viejas chismosas, podria luego darte su numero, el conseguira lo que necesites para reaprender tu magia.-

No pude sino compadecerme por él, entendía cómo se sentía ya que algo parecido me pasaba, pero por suerte, yo conservaba mis recuerdos, algo desordenados y distorsionados por el trauma vivido, pero los tenía... sólo era cosa de volver a asociarlos a mi persona y borrar de mi mente las noches que pasé encerrado en el infierno. Noté que las pastillas le hacían efecto y le adormecían y embobaban un poco, pero aún así, su voz destilaba rabia y no lo culpaba.

-Me gustaría poder ayudarte, hacer algún hechizo que te devuelva la memoria y que controle tu estado crynos... pero no recuerdo cómo, lo lamento en verdad -me disculpé, poniéndome de pie y acercándome a él. Instintivamente llevé mis manos a sus hombros y presioné suavemente, empezando a masajearle para que se relajase-. En verdad te agradecería si me pasaras ese dato, tal vez encuentre los libros que yo misma... mismo, escribí... -comenté con voz suave, atrayéndolo hacia el sofá más grande-. Ven, deja que te de un masaje, es lo mínimo que puedo hacer por tu ayuda...

- pues, se poco del tema, pero segun mi hijo, no hay forma de evitar el estado crynos, salvo del modo que lo estoy haciendo yo, si no andas drogado, te enfureces, te transformas y pierdes todo el control. dije dejandome llevar hasta mi sillon.

cerre mis ojos sintiendo sus manos en mis hombros tratando de relajarme, creo que hasta sonrei porque me parecia un gasto de tiempo y energia ponerce a masajear mi espalda.

- me dio unas tarjetas... hum.. creo que estan... en mi habitacion... luego cuando te quieras cambiar las ropas me avisas y te doy todo junto- saque un cigarro de mi cajetilla y lo prendi.- seguro que no quieres uno?- volvi a ofrecerle

-En algún momento tendrás que entrar en fase crynos, es parte de tu naturaleza... la magia sólo ayudará a retrasar ese momento, pero pasará -dije para luego preguntarme cómo sabía aquello. Hacía unos instantes apenas recordaba nada sobre los licántropos, ¿estarían reapareciendo mis recuerdos, mis conocimientos? Tal vez... Un rayo de esperanza me hizo sonreír con suavidad.

Negué con la cabeza cuando me ofreció cigarrillos. Por dentro me moría por volver a sentir el sabor del tabaco, pero entonces recordé cómo acabé la última vez, totalmente dependiente de las drogas, enfermo, prostituyéndome, haciendo de todo con tal de conseguir un poco de cocaína-. No, gracias. Sé que si empiezo con esto, ya no voy a parar hasta probar cosas más fuertes... Lo sé por experiencia -dije, suspirando pesado y bajando suavemente mis finas y pequeñas manos hasta su pecho. Era muy diferente de Alexandre, su piel me resultaba cálida y no me hacía temblar por el frío. Cuando noté el rumbo de mis pensamientos, me ruboricé y me aparté con cuidado, entrelazando mis dedos sobre mi vientre-. ¿Sirvió de algo mi masaje? Espero que no te molestara.

levante la ceja extrañado.- son solo cigarros...- murmure puesto que no le estaba ofreciendo mis cedantes... pero bueno, era su decicion.

- si, gracias, no era nescesario, pero gracias.- solte el humo y me lleve las manos a la cara para sacarme los cabellos del rostro, era una guerra perdida realmente, porque apenas sacaba las manos los cabellos volvian a su revelde poscicion.- argh.. joder... ni acomodarme el pelo como quiero... cambiando de tema, me imagino que si no quieres tabaco tampoco queires alcohol... y tomar solo es aburridisimo, quieres comer algo?-

-¿Tienes alcohol? -Sentí que me brillaron los ojos y a la vez, que la boca se me hacía agua... pero no, no debía, me prometí a mí mismo no volver a caer en ningún vicio y ser una persona sana... pero... Una vez no me haría nada, ¿verdad? Sentí que me frustré interiormente, pero mejor no tentar mi suerte todavía.

-Bueno, si no te molesta, en verdad te agradecería algo para comer... Aunque, si no tienes, da igual, y si quieres comer y no hay nada preparado, puedo cocinar -dije, con un poco de ansiedad. Me gustaba cocinar y no quería sentirme ni inútil ni que me aprovechaba de su amabilidad. Luego, suavemente y con dedos delicados, quité algunos mechones de cabello de su rostro y los acomodé bien detrás de su oreja-. ¿Mejor así?