All these things I hate - Privado Cerberus

Me encontraba sentado a los pies de un árbol, a menos de dos cuadras del hotel en donde la banda del Príncipe se hospedaba. No me sentía de muchos ánimos y habían sido unas horas un tanto complicadas, pero finalmente, ahora tenía mi merecido descanso... obligado. Ya que el Príncipe me había prácticamente obligado a prometerle que me tomaría el resto de la noche libre, ya que él se quedaría junto a su nueva adquisición. Y conociéndole, me era inevitable preguntarme si en verdad quería a ese híbrido o simplemente le veía como un nuevo juguete o adquisición. Después de todo, el amor siempre era tan misterioso y complicado... Y aunque no lo demostrara, deseaba que todo fuera bien para ellos. Me resultaba casi enternecedor. 

Luego de haber terminado con todo mi trabajo, me había quedado a los pies del árbol mirando los coches pasar y las luces de la ciudad. En algún momento saqué de mi morral una libreta y me puse a escribir frases sueltas, algunos pensamientos fugaces y a describir todo a mi alrededor. Extrañaba escribir como antes, pero ya no era lo mismo. Casi al borde de la primera hora de la madrugada, metí todo a mi morral y empecé a caminar por aquella calle en busca de un árbol más alto al cual subir, y desde el cual, poder ver la luna llena. Y como muchas veces, volví a agradecer interiormente el llevar aquel amuleto que me impedía transformarme, y que me hacía sentir más humano.

luna llena... no había muchas cosas que su lado humano sintiera querer, pero las lunas llenas si las quería... mas, no importaba que tanto las quisiera, apenas había llegado a pasar un momento como lobo cuando el cansancio por tanto trabajo y estrés, le obligo a buscar donde dormir, y en el momento en el que perdió conciencia, su cuerpo cambio, de nuevo a una forma mas humana, pero no por completo, sino a la de su forma demoníaca sellada... aquella donde el collar que drenaba su poder, le modificaba el cuerpo, aquella forma humanoide donde tenia ojos iridiscentes , y orejas puntiagudas, y sus colmillos eran iguales a los de siempre, puesto que como humano incluso tenia colmillos exageradamente largos, y sus uñas... sus uñas eran negras, y largas, garras de lobo sin duda.

no estaba en la casa, de hecho estaba lejos de allí, en el bosque de volkomen, puesto que cerberus no quería asustar a Alexei con su forma lobo... por lo que no estaba acompañado... con un poco de concentración, no mucho la verdad... ubico el lugar exacto donde estaba su ultimo hijo... aquel que había tenido con su cuerpo mortal y que no había heredado nada de su verdadero poder, sentía lastima por ello, aunque era un ser que si aprendía, seria muy poderoso... sonrió... podría conocerle en ese estado? su cuerpo se desvaneció en llamas, y en llamas apareció en la ciudad de New Orleands, frente a un edificio enorme.. lujoso... no entraría.... podía saber, que su hijo en esos momentos estaba en una situación... intima... y no iba a interrumpir aquello... no tenia intenciones tales... pero se quedo allí por un momento, hasta que se percato que no muy lejos había un joven, demasiado joven, lycan que llevaba impregnado levemente el aroma de ese híbrido...

camino hasta donde estaba esa precencia, sintiendo que seria prudente mantenerce a distancia, pero eso no evitaba que su energia emanara desbocada de su cuerpo.. dado que añoraba poder expandirse.

- tu, llevas el aroma de mi hijo impregnado...- dijo sin poder contenerce el aparecerce frente a el, no habia podido evitarlo, su instinto de demonio era mas que su instinto de precaucion.

Caminaba con ambas manos en mis bolsillos mirando el cielo de forma distraída, sintiéndome cautivado por la luna. Así era desde hacía ocho años, cada luna llena, no podía dejar de mirarla, de sentir esa energía en mi cuerpo que me hacía cambiar... Pero, ya no cambiaba aunque mi cuerpo me lo rogaba. Y el motivo era sencillo: no quería hacerlo, no quería dejar de sentirme humano y arriesgarme a volver a perder el control. 

En un momento, me detuve, sintiéndome perturbado. Podía sentir una poderosa presencia frente al hotel del Príncipe, un ser oscuro. Y luego, sentí que se acercaba hacia donde yo me encontraba. No había terminado de girarme cuando ya le tenía en frente mío, un demonio, preguntándome sobre un aroma. Le miré con ojos enormes y retrocedí un paso al notar cómo su poder parecía desear expandirse y me llevé una mano al pecho, aferrando mi amuleto y concentrándome en no cambiar debido al pánico que sentí ante esa mirada, esos ojos de un verde iridiscente que me hacía temblar.

No fui capaz de responder nada y sólo le miré con miedo en mis ojos, cerrando mis puños cuidando de no romper el amuleto. Repasé mentalmente, con rapidez, si había sentido alguna otra presencia demoníaca en aquel antro en donde horas atrás había sido el concierto, pero sólo recordaba a Dante, lo más cercano a un demonio que me había topado en años. Quise decirle que no sabía a qué se refería, pero no me salía la voz, me sentía demasiado intimidado por su poder y su mirada.

observo al joven lycan, sin poder evitar sonreír ante el pánico de sus ojos, su cuerpo tenso, el miedo... simplemente era algo que no podía evitar disfrutar, por mas que no fuera su intención causarlo.

- no tengo intención de dañarte, no necesitas entrar en pánico, lobo... solo quiero preguntarte sobre mi hijo...- sus ojos se clavaron en lo que tanto aferraba con sus manos... y luego en la luna llena... cierto... era luna llena, ese joven debería tener forma de lobo.... por lo que evidentemente ese collar suprimía su forma, y probablemente le ayudaba a controlar su estado crynos tambien. sonrió de nuevo

Pese a las palabras del demonio, ya era demasiado tarde, mi pánico era casi demasiado incontrolable. Bajé la mirada directo al suelo cuando me llamó lobo, odiaba que me dijeran de esa forma pues me dolía parte del alma. Mi cuerpo estaba totalmente tenso pero podía controlar bien mis temblores, más mi voz, seguía estancada en mi garganta y me volvía incapaz de responder.

Retrocedí nuevamente un paso, sólo entonces, notando lo alto que él era y sintiéndome nuevamente intimidado por su presencia, por los músculos de sus brazos, por su poder y su aura oscura. En esos momentos, pensé que lo mejor para que se marchara por la paz era darle lo que quería así que usando toda mi fuerza de voluntad, me obligué a hablar en voz baja, temblorosa, controlándome al máximo para no tartamudear.

-N-no sé... no sé quién es... su hijo, lo siento -me disculpé, hablando con apenas un hilo de voz, de forma tal que apenas yo mismo podía escucharme. Subí nuevamente la mirada armándome de valor, sintiendo cómo mi rostro estaba cada vez, más pálido-. Ya... ya debo marcharme. Lo s-siento -me incliné rápidamente frente a él haciendo una leve reverencia y me apresuré a pasar por su lado, con la intención firme de regresar al hotel.

era divertido ciertamente.. el temor de ese lycan, era casi alimento puro...

se sintió algo intrigado, al ver que no parecía orgulloso de pertenecer a la raza de los lobos.. un vistazo mas atento y noto que era un ser convertido... si.... cuando uno era obligado a ser algo... uno suele no estar orgulloso de ello... como guardián de las puertas lo sabia.

el joven negó conocer a su hijo, y casi parecía querer correr lo mas lejos de el, alejarse de esa energía que se escapaba de su cuerpo

- mi hijo, es el híbrido que esta en la habitación con tu amo...- dijo con tono completamente calmo, girando solo un poco su cabeza para mirar al otro - aunque no posee poder de demonio- no creía necesario aclarar eso, la energía de ese chico, morgan, no era la de un híbrido demonio ni por poco, pero aquel joven lobo parecía muy asustadizo y nervioso, así que mejor aclarar... aunque esa sonrisa en sus labios, podía no aclarar nada.

Me detuve en seco ante su aclaración, girándome a verle con ojos incrédulos. Más esa sonrisa, ese poder, y esa mirada, me hicieron cambiar mi semblante a uno más serio y decidido, soltando mi amuleto y cerrando mis manos en puños a mis costados, mirándole, con el ceño ligeramente fruncido. Mi reacción fue totalmente involuntaria, más bien, completamente instintiva.

-¿Morgan? -susurré ya sin tartamudear, mirádole a los ojos, aún intimidado y temeroso de él. Sin embargo, si se trataba de la protección de mi... amo... como él había dicho, pues si lo pensaba bien, Kanade era una suerte de amo para mí... Por él, no me importaba tener que sacar las garras-. Si él... o usted... le hacen daño a mi amo, o tienen esa intención... Juro que no quedará impune -le advertí, casi sintiendo que perdía el control, por momentos, y mi cuerpo me pedía cambiar a Lupus. 

Conseguí controlarme cerrando los ojos y retrocediendo otro paso, respirando profundamente. No quería cambiar, ni perder el control, ni volver a hacerle daño a nadie a menos que tuviera un motivo para ello. Y en plena ciudad, un crynos sí que sería un problema-. Lo... siento... -me disculpé, retrocediendo otra vez hasta chocar mi espalda con la pared, pegando un brinco de pánico ante el tacto frío de la misma.

no pudo evitarlo, y probablemente fue cruel, pero ante esa amenaza comenzó a reírse, una risa demasiado jovial y despreocupada para un demonio, o para alguien que había sido amenazado por un lycan... aunque al notar que su control estaba flaqueando, dejo de reír, y le miro con seriedad.

- ho, no temas si pierdes el control y te conviertes en Crynos, me encargare de controlarte... aunque eso te dejara inconsciente en pocos segundos....- declaro sonriendo con seriedad, clavando su mirada en ese lycan, dando unos pasos hacia el, había un poco menos de un metro de distancia entre ellos.

- Morgan, si... ese es su nombre- dijo distraída mente, con una expresión extraña, como si le desconociera... -pero este hijo mio, no es como Hati o Skoll, este hijo mio nació de un yo mortal, solo es un híbrido de lycan y vampiro, nada mas, no deberias temer por el... ademas... por lo que puedo sentir...- cerro los ojos con parsimóna - morgan jamas dañaría a tu amo por voluntad propia.- sonrió y volvió a abrir sus ojos brillantes mirando al lycan

-motivo por el cual deberías ahorrarte tus amenazas contra su integridad- aquello había sonado mas a una amenaza, que a un comentario u orden. y su sonrisa o mirada, no ayudaban a cambiar la idea de ello.

Su amenaza y su sonrisa me hicieron soltar un gruñido amenazador, un sonido más similar al de un animal que al de un humano. Le vi reírse y acercarse, más, fueron sus últimas palabras y la amenaza que destilaban, lo que inevitablemente, me hicieron perder en control, más que nada, del pánico que sentía. Tanto nerviosismo y tanta tensión en mi cuerpo me volvían demasiado inestable, y aunque quise controlarme y cerré los ojos con fuerza, de poco sirvió mi amuleto para calmar mis instintos, pues éstos, eran mucho más fuertes, en especial, por la influencia de la luna llena.

El dolor, casi me cortó la respiración. Mis huesos crujían y se extendían, mi piel cambiaba su textura y mis quejidos de dolor, casi gritos ahogados, que aguantaba por una suerte de experiencia y entrenamiento que por otra cosa. Mis pensamientos dejaron de tener conexión alguna y una vez el cambio a crynos acabó, dejándome convertido en un ser de pelaje castaño oscuro, casi negro, y ojos amarillos, dejé salir un aullido casi como de advertencia, a la luna.

Y sin pensarlo dos veces, lancé un zarpazo contra él, con una única idea en mente... destruirlo... devorar su carne y luego, salir a cazar, sintiendo el aroma de la carne humana y vampírica desperdigado por la ciudad. Estaba furioso y hambriento, y ese demonio, que amenazó con dañar a alguien a quien quería... ese ser, sería mi primera presa.

así que esa era la imagen que presentaban cuando se descontrolaban los hijos de Hati o Skoll... sonrió, esquivando los primeros ataques de aquel Crynos, el cual le parecía pequeño en tamaño... al menos sabia que su cuerpo mortal, su forma crynos como "cerberus" era bastante grande, y no recordaba aun mucho, pero todos debían de tener esa forma alta... suponía al menos.. pero al parecer no era así.

- si no te calmas por cuenta propia cachorro voy a tener que romperte... comento con calma saltando y dándole una patada en el estomago para alejarlo, con poca fuerza, no queria pulverizarle las costillas, aunque ya sabia, lo sabia por instinto y por su forma humana, una vez crynos, solo el dormirse o el quedar inconscientes, les devolvía la forma humana

Sentí su patada y dejé escapar un leve gemido de dolor, poniéndome de pie rápidamente y observándole fijamente, sin entender lo que me decía. El instinto me guiaba y las cientos de peleas y luchas del pasado, así que en vez de volver a atacarle de frente, empecé a rodearlo, dejando mi peso sobre mis cuatro patas. Mis gruñidos bajos hacían temblar los vidrios de los escaparates y mis garras, enormes incluso para un lobo, se enterraban en los pastelones de cemento de la acera, resquebrajándolos. 

Pronto el dolor lacerante en mis costillas, producto de su patada, remitió, y fue entonces, que salté hacia él o más bien, a la pared a su costado, apoyándome en ésta para caer sobre él y morder su brazo con sorna, jalando de él intentando arrancárselo. El sabor de la sangre y de la carne me hizo gruñir con fuerza de forma amenazadora y hambrienta, apretando un poco más mis fauces sintiendo que mis colmillos llegaban hasta su hueso.

lobos... crynos... todos eran tan hermosos a su manera, criaturas que desde la antigüedad eran de mal augurio en tantas religiones... aunque mas tardes habían sido adoptados como seres de protección por otras culturas mucho mas jóvenes.

aquel crynos enterró sus colmillos en el brazo del demonio, y lo tumbo al piso, jalando y haciéndole sangrar, aquel ser, solo miro al crynos, jadeando ligeramente con placer ante el sentimiento de dolor, el placer de sentirse vivo... con su mano libre lo aferro con fuerza de la oreja, sabiendo que eso a los canes, no les es de agrado en lo mas mínimo.

- dime lobo... comes fuego? pregunto convirtiendose en ello soltando la oreja del joven cryos, para así desaparecer extinguiendo esas llamas atrapadas en la boca del animal, y reaparecer envuelto en fuego, a un misero metro de distancia... esparciendo llamas a su alrededor en varios niveles, un espiral celta a decir verdad... uno que los dejaba en el centro de todo, al fin y al cabo, no quería que huyera, y los lobos.. y el fuego.. no se llevan muy bien, por su pelaje tan inflamable.. por instinto se alejan y por instinto al ser rodeado, que haría ese crynos?

dio un paso hacia el, desapareciendo las llamas que envolvían su cuerpo y aumentando el nivel de las que los rodeaban, sus ojos brillaban intensamente, mientras sus heridas sanaban, tentado estaba de tomar su verdadera forma.. y ese lycan solo seria una hormiga... pero.. eso no seria divertido o si?

Le solté apenas sentí el fuego, sacudiéndome y retrocediendo intentando quitarme aquellas llamas aunque realmente, no me había quemado. Me erguí sobre mis patas traseras gruñendo ferozmente, furioso y decidido a volver a atacarle, pero entonces vi el fuego. Enormes llamas que nos rodeaban y que me hicieron erizar todo el pelo de mi cuerpo, mientras sentía el calor e intentaba apartarme, quedando casi al medio de aquel círculo, con la cola prácticamente entre las patas. 

Luego miré nuevamente al demonio gruñéndole amenazador, ahora sí, realmente demasiado alterado por aquellas llamas que amenazaban con quemar mi pelaje. Y guiado por el pánico y el terror, salté nuevamente sobre él clavando mis garras en sus hombros y tumbándole, dejando mi hocico semiabierto a pocos centímetros de su rostro enseñándole los colmillos. Pero en vez de morderle, aullé con fuerza a la luna escuchando cómo todos los vidrios de aquella calle se rompían, y dejándome llevar por el instinto, salté atravesando aquellas llamas y saliendo del círculo, revolcándome en el suelo para apagar el fuego que empezaba a consumir mi pelaje. 

Tras rodar casi desesperadamente hasta apagarme, me erguí en mis cuartos traseros y volví a aullar con fuerza, para luego empezar a correr en cuatro patas, lejos de aquel fuego, siguiendo el aroma de la carne y la sangre. Corría a enorme velocidad por la calle hasta saltar sobre el primer humano que encontré, arrancándole la cabeza y empezando a devorarlo con hambre, destrozándolo.

el miedo al fuego al parecer fue demaciado, y en lugar de paralizarce, huyo.. pero en su huida busco una preza... mientras el demonio le seguia a corta distancia, divertido, sin necesidad de detenerle.. hasta que vio como le arranco la cabeza a alguien...

-- hum... dudo que quieras recordar como le arrancaste la cabeza a un humano... comento apareciendo frente a el soltandole un folpe en el ocico, para qeu soltara el cuerpo, y luego cuando el pecho de la criatura estubo expuesto, le solto un zarpazo que aunque sus garras eran mas cortas que las de un crynos, dejo una herida similar o mas profunda, por razones energeticas.

- ahora cachorro... vamos a decidir si te dormirmos o no....- comento lamiendo la sangre de sus garras, con una sonrisa

Dejé escapar un gimoteo al sentir ambos golpes soltando a mi presa, sintiendo la sangre salir y el ardor de aquellos zarpazos, lo cual sólo consiguió enfurecerme mucho más y prácticamente rugirle amenazadoramente al demonio que me observaba, y que insistía en hablar en aquel lenguaje que no alcanzaba a comprender. Me eché en el suelo jadeando de dolor, mirándole fijamente para luego, sin previo aviso, saltarle encima, dándole un zarpazo y volviendo a replegarme contra la muralla.

Pese a mi genética lycana, la sangre salía de mi pecho copiosamente, lo cual sólo me hacía gruñir con ferocidad pero volvía a tener cierto dominio instintivo sobre mí, así que sólo le observé gruñendo y caminando lentamente en círculos a su alrededor, acechándole. Aún me sentía hambriento y aquel ser me había arrebatado mi presa, y aunque fuera más fuerte, iba a pelear por lo mío. Tras un breve momento, embestí contra él para al último minuto, saltar sobre su pecho buscando morder su cuello.

al parecer, hablarle como a un humano no servia.. casi lo olvidaba, mas bien lo había olvidado, cuando no tenían control sobre su forma crynos, los lycan no comprendían el lenguaje humano... solo el de los lobos...

el crynos avanzo hacia el, soltándole un zarpazo, que el demonio acepto con gusto, soltando otro jadeo de placer, sintiendo como las garras dañaban sus costillas que comenzaban a regenerarse de nuevo, al tiempo que el atacante se replegaba contra un muro, sonrió casi con malicia mientras le rodeaba de esa manera, como si fuera una presa, cansado de jugar y viendo que si seguía así terminaría por matarlo por error...

esta vez, cuando el crynos salto con la intención de desgarrarle el cuello con sus fauces, hizo un leve movimiento, esquivándole por poco y agarrando el cuello ajeno con una mano, presionando, dejándole sentir sus garras arañar la piel, y gruño, gruño como un lobo, advirtiéndole que de seguir atacándole le rompería todos y cada uno de sus huesos, y eso, seria solo el comienzo.

paso su mano libre por la herida aun abierta, al menos lo shuesos ya estaban sanos de nuevo, aunque su pecho aun sangraba, lo que le hiso sonreir, y gruñir de nuevo, preguntandole cual seria su respuesta al crynos

Cuando me esquivó, tomando mi cuello, sólo atiné a clavarle las garras en sus hombros, sintiendo aquella presión ya conocida y bajando las orejas, gimoteando apenas. Sabía lo que venía después de aquel agarre y me obligué a calmarme si no quería terminar nuevamente roto, mi instinto de supervivencia me instaba a bajar la cola y dejar de gruñir.

Escuché su gruñido y desclavé las zarpas de sus hombros, definitivamente no quería volver a terminar con los huesos rotos y medio muerto, ya que seguía mi instinto natural... sobrevivir. Era lo único que podía discernir con claridad en mi mente y cuando me preguntó qué haría, respondí con un bajo gimoteo indicándole que no me hiciera daño, que haría lo que ordenara. Y tras eso cerré los ojos, preparándome mentalmente para el golpe que me dejara aturdido.

extraña la reaccion de ese lycan, si definitivamente extraña, de sumicion instantanea... evidentemente, un pasado tormentoso, uno que lo controlaba por instinto...

- entonces cálmate y toma forma humana de nuevo, respira y cálmate, si lo haces, no tengo porque hacerte daño...- le dijo en forma que entendiera, con esos sonidos de lobo, sintiendo que un lobo con tanta facilidad para volverse sumiso, debía ser re entrenado...

Volví a gimotear con sus palabras sintiendo aún su agarre en mi cuello, queriendo zafarme y huir, pero evidentemente no podía hacerlo, no podía controlar mis nuevos temblores incluso en aquella forma salvaje. En cierta forma estaba demasiado entrenado para aguantar golpes, pero ante ese agarre, sólo me volvía sumiso, pues si lo hacía, el dolor de las palizas serían menos. 

Abrí los ojos de nuevo y abrí mis fauces, ladeando la cabeza levemente dentro de ese agarre y lamiendo sumisamente parte de su mano y brazo, gimoteando porque me soltara e intentando, a la vez, relajarme y respirar, sin mucho éxito realmente. Tenía el cuerpo en tensión por el miedo pero seguía sumiso, incapaz de controlar mi forma lycana e instinto a pesar del amuleto mágico que aún, pese a mi cambio de tamaño, seguía colgando de mi cuello. Fugazmente, pensé que sería por culpa de la luna llena.

el miedo y la sumisión de ese lycan, por un simple agarre... era molesto y desgarrador a la vez.

llevo su mano libre a la cabeza del lycan, dejando unas palmadas, demostrandole que no debía temer, a la vez que accedía a soltarle.

- ahora calmate, no es mi intencion herir a un camarada lobo, asi que recobra el control de tu cuerpo y vuelve a ser humano - declaro en ese lenguaje de animal, mas no eran gruñidos, eran palabras calmas... pues no le decia, que si no lo lograba, lo golpearia lo suficientemente fuerte como para que perdiera conciencia y recuperara su cuerpo humano.

- anda.. que de humano se puede hablar con mayor facilidad-

Apenas me liberó el cuello me replegué hacia atrás, mirándole fijamente con la cabeza gacha y la cola aún entre las patas. Cuando sentí que chocaba contra la muralla, me tumbé en el suelo sintiendo el ardor de las heridas en mi pecho y jadeando levemente, con la lengua afuera. Me calmé lo suficiente, respirando y controlando mis temblores, como para cambiar de forma dolorosa a mi forma lupus, debido al efecto de la luna. 

Mi aspecto, era el de un pequeño lobo marrón de ojos ambarinos, y pese a que mi amuleto seguía colgando de mi cuello, aún no me había calmado lo suficiente como para controlarme y volver a mi forma humana. Los huesos me dolían de forma horrible debido a la transformación y jadeaba notablemente, echado en el suelo y medio aovillándome contra la muralla, mirándole con las orejas bajas, casi, de forma implorante. 

Quería regresar a mi forma humana pero aún me era imposible, mis heridas sanaban lentamente y el agotamiento por el crynos me impedía levantarme. Además, llevaba demasiado tiempo sin cambiar a mi forma lycana, el cual también era un efecto negativo pues no sabía cómo controlar aquel estado. Mis pensamientos empezaban a conectar lentamente pero en el fondo, seguía pensando como un lobo, como un animal salvaje que ha sido entrenado a base de golpes.

le observo tomar esa forma de lobo pequeño... su mirada era austera ante esa expreción de imploración ajena... viendo el dolor causado por la transformacion y por las heridas.

se acunclillo frente al lobo y le acaricio las orejas

- no me es grato en lo mas minimo... ver a mis decendientes en un estado tan indefenso... tan desvalido....- era una mirada casi sin sentimientos la que expresaba, pero la voz, decia lo que sus ojos no.

- yo, Soy Fenrir, padre de los lycans originales... y tu un desendiente, aunque de manera indirecta... - dijo al fin presentandoce, viendo el dolor del muchacho...-no puedes tomar forma humana?- sus ojos esta vez si brillaron..

Le gruñí casi por instinto cuando dijo que era Fenrir, el padre de los primeros licántropos... entonces, ¿por su culpa existía esta horrible raza? ¿Por su culpa, de forma indirecta, yo había sido convertido en un licántropo a la fuerza? Quise morder aquella mano que me acariciaba las orejas, pero ante el brillo de su mirada y la forma agradable en que se sentía aquella caricia, me calmé lo suficiente como para apartar la cabeza y morderle levemente, lamiéndole luego. 

Me medio estiré estremeciéndome por el dolor de aquella acción y apoyé la cabeza sobre las patas delanteras cerrando los ojos, concentrándome nuevamente en cambiar a mi forma humana sin mucho éxito, pues no sabía hacerlo. Podía controlar mis trasformaciones de humano a Lupus, pero no sabía cómo hacerlo en viceversa y eso me frustraba, odiándome por ello y sintiéndome demasiado inútil. 

-"No sé hacerlo. No puedo hacerlo por mí mismo" -gimoteé bajo, sintiendo el aroma de la sangre y un aroma en particular. Levanté la cabeza con las orejas en alto y pesadamente, me puse de pie, temblando completamente y cojeando hasta el lugar de donde provenía ese olor, viendo un cuerpo destrozado, un humano. ¿Lo había hecho yo? ¿O lo había hecho él? Como fuera, al ver eso, me desplomé en el suelo casi en shock, sintiéndome mareado y colapsando.

o se inmuta ni ante la mordida ni ante la lamida, aunque si pone una exprecion de reprobacion ante el hecho de que no pueda tomar a voluntad su forma humana.. a ese lñycan le faltaba fuerza de voluntad... demaciada...

entonces lo vio hacercarse al cuerpo destrozado de aquel humano desdichado... se puso de pie y camino hasta detenerce a su lado.

- no es concetrarte en combertirte en humano, es querer serlo... usa el poder de tu talisman, usa el pdoer de tu mente sobre tu cuerpo... o terminaras por perder el control y volveras a hacer esto...- declaro refiriendoce al cuerpo destruido, su vos era severa, y su mirada igual

Miraba el cuerpo destrozado mientras oía sus palabras cada vez más lejanas, probablemente, porque volvía a perder el control en pleno ataque de nervios e histeria. Entonces yo le había matado... pese a que había prometido jamás dañar a nadie inocente, jamás, volver a perder el control. Frías lágrimas cayeron de mis ojos y aullé con dolor, un aullido a la luna, la maldita luna llena, la estúpida maldición que me seguiría por el resto de mis días. 

Por dentro, pensaba, casi de forma inconexa, ¿y si hubiera matado al Príncipe, mi amo? ¿O a alguno de los chicos de la banda? ¿Y si Dante...? Me aterré al recuerdo de su nombre, pues con su poder, de seguro ya lo sabía. Sentí que volvía a colapsar y aullé con más fuerza y dolor, sintiendo cómo mis huesos crujían ante el cambio de forma y regresando al fin, a mi cuerpo humano, abrazándome a mí mismo con frío haciéndome un ovillo al notar mi desnudez, no quería que nadie me viera.