At my way (Libre)

Un paquete de chile le dio acertadamente en la cabeza a Imre, no cualquier paquete de chicle, sino uno de menta y fresa, de esos sabores locos y ácidos que estallaban dentro de la boca, sobre la lengua para hacer que la saliva hiciera burbujitas. Había sido lanzado directamente por un jovencito que estaba sentando a la entrada de un pub, haciendo pompas con su chicle y con los brazos cruzados sobre su pecho. Vestía como un rokero de pies a cabeza, chupa de cuero con tachuleas plateadas, una camiseta negra, ajustada a su pecho donde se podían leer traduciendo del inglés; "Me jodí a tu madre porque era una zorra. Baila o muere" , unos pantalones vaqueros con rotos desde muslo a rodillas y unas de esas botas de suela gruesa capaz de pisotear botellas o cabezas, dependiendo del conciertos. Los cabellos eran rubios casi blancos y bajo el espeso flequillo se veía el brillo divertido de unos azules ojos y los sonrosados labios bajo los cuales destacaba un piercing.

Alice continuo masticando su chicle y haciendo una pompa enorme, sin dejarlo de mirarlo, mira tu que curioso, un híbrido, si apestaba a eso justamente, sus sentidos no se solían equivocar y además caminando con cara de despitados como si no tuviera ni idea de donde encontrar un aseo y tuviera ganas de orinar. Se irguió donde estaba apostado, desde dentro del pub sonaba una música estruendose, allí estaba actuando uno de sus grupos de novatos, los descubrió hace poco y los estaba llevando de gira de local en local, parecía que tenían telento, al menos de entrada para iniciar follones.

Hizo otra pompa, masticó y lanzó el chicle a un lado, pegándolo a una pared certeramente, se sacudió la chupa y lo escrutó, sonriéndole y al tiempo mirándolo con unos extrañamente tiernos, alzó una mano y le hizo un gesto con el dedo índice donde brillaba una anillo, le estaba diciendo sin palabras; "ven".

Cerberus se acercó cuando él estuvo a medio metro, ahora sus sentidos estaban más alerta pero no podía dejarse llevar, dentro del local estaba aquel grupito de locos con crestas, la actuación podía ser una absoluto éxito o un rotundo fracaso, también podína destrozar el local. Dio una vuelta en torno suyo, escuchando sus preguntas, no tenía demasiadas razones para lo hacía, a veces era completamente racional y otras completamente instintivo. Cuando estuvo a su espalda, se inclinó y lo olió, sin duda era un híbrido pero no tenía ni idea de que tipo aunque su aroma era muy agradable, desde luego no era el perfume de un ángel, tampoco lo había olido antes, de lo contrario lo habria reconocido. Volvió a colocarse delante de él, todavia sin responder, mirándolo divertido, aunque quisiera hablar, no podía, era mudo, su lengua fue cortada y quemada hace mucho, era un muñón negruzco dentro de su boca.

Metió los dedos dentro de su chaqueta y sacó una tablet de mediano tamaño, Cerberus era un apasionado de toda la tecnología, movió sus dedos sobre la pantalla tactil y escribió un mensaje con rapidez y soltura-"¿Una copa, chico perdido?, invito yo. Por cierto, no soy un animal"-bueno, al menos no de todo en aquella forma, la otra era una cuestión diferente.-"¿Desear? bien, lo que deseo ahora es una cerveza fría ahí dentro y me parece que tú no tienes prisa alguna"-lo escrutó con sus azules ojos bajo aquel flequillo que casi lo ocultaba del todo, esperando su respuesta. Era juguetón como un cachorrillo en aquellos momentos, guardó la tablet y aguardó su respuesta, metiendo sus manos en los bolsillos traseros de su ajustado pantalón.

Alice entrecerró los ojos cuando dijo que tenía algo de animal, pudiera ser que aquel híbrido tuviera una gran intuición, no todos eran capaz de captar su naturaleza infernal, en el sentido que no poseía una forma humanoide, era el perro del señor del Infierno, guardaba las puertas cada vez que lo encadenaban a ellas. Pero ahora poseía ese cuerpo de adolescente, era su otra forma, siempre la misma, quizás porque era la que correspondía en realidad en su edad como demonio, después de todo era el más joven de los generales infernales, era el cachorro, el muchacho. Ladeó el rostro cuando sintió que lo estaba oliendo, él no sabía cual era su propio aroma, esperaba que no fuera algo así como azufre pero sería tremendamente rídiculo, sonrió levemente cuando se separó, dejando de nuevo espacio entre sus cuerpos.

Parpadeó cuando escuchó su nombre, frunciendo el ceño, le era muy familiar...¿sería alguna estrella de cine?, era muy atractivo, eso seguro, tenía la impresión de haberlo escuchado en alguna parte pero ahora mismo no recordaba donde. Él había pasado mucho tiempo en el inframundo, hasta hace poco, un siglo para atrás, su amo no decidió soltar su cadena por tiempo más prolongado, él no participó en las batallas directamente, estaba guardando las puertas como era su deber como demonio, era su función y se le daba extraordinariamente bien. Corromper almas y timar se lo dejaba a sus señores para algo poseían una lengua que él no tenía. Sonrió cuando inquirió por su nombre, tenía dos como dos eran sus cuerpos.

Sacó la tablet y escribió-"Llámame Alice"-la guardó de nuevo y se acercó a él, lo cogió de la mano como si fuera un niño, se acercaron al "gorila" que custodiaba la entrada y le mostró su pase de representante. Les abrió la puerta a ambos y Alice tiró de él con suavidad, bajaron unas escaleras alumbradas por luces azules y rojas, con posters de cantantes y grupos famosos en blanco y negro, pintadas, en una esquina, una pareja se besaba. Entraron en la sala principal, no era grande, más bien pequeña pero con buena acústica, todo estaba a oscuras y las luces de colores destellaban en el techo, decorado todo con tonos dorados y negros, Alice se abrió paso entre los cuerpos que saltaban, bailando mientras el grupo tocaba. Logró llegar hasta la barra y alongó en ella, levantando su mano para llamar la atención de la camararera de enormes pechos que fue hasta ellos.

-¿Qué os pongo, preciosos?-Alice miró a Imre, esperando que hiciera su petición, puede que no bebiera cerveza.