Conectarse
Invierno
Últimos temas
Hell song - privado
Página 2 de 3.
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Re: Hell song - privado
Los espasmos de mi cuerpo no pararon aun cuando sus caricias eran suaves sobre mi, mi nombre en sus labios lo podía escuchar mil veces, aquella presión que sus labios hacían sobre mi piel la erizaba, cada acción me seguía haciendo temblar, cada caricia era una experiencia que quedaba guardada en mi atesorando cada momento su frente sobre mi espalda que aun temblaba por aquella liberación que había tenido, cada caricia, me alzo un poco y lo ayude como pude sintiendo como de nuevo nos uníamos, de mi boca volvió a salir un gemido ante aquella sensación, ya no fue dolorosa como la primera vez, esta vez era mucho mas placentera y agradable.
De nuevo en sus palabras recordándome que eso era pecado ante los ojos de nuestro padre pero no puede evitar sonreír al escuchar que solo lo deseaba conmigo y que me amaba -Si es pecado yo solo puedo pecar contigo - dije jadeante apenas audible debido a mi respiración agitada -Te amo Rafael- los jadeos que salían de mi boca apenas me dejaban pronunciar algunas palabras, mi corazón parecía que saldría de mi pecho.
Me movi como el me había dicho anterior mente sintiendo también como lo hacia el, mis manos seguían volando por sus piernas apretándolas de vez en vez debido a las sensaciones que tenia, mi boca abierta dejando salir aquellos jadeos que no podía contener algunos se convertían en gemidos mientras sentía el agua que nos acariciaba, sus manos que me sostenían y aquella unión que me hacia ver que éramos perfectos el uno para el otro.
De nuevo en sus palabras recordándome que eso era pecado ante los ojos de nuestro padre pero no puede evitar sonreír al escuchar que solo lo deseaba conmigo y que me amaba -Si es pecado yo solo puedo pecar contigo - dije jadeante apenas audible debido a mi respiración agitada -Te amo Rafael- los jadeos que salían de mi boca apenas me dejaban pronunciar algunas palabras, mi corazón parecía que saldría de mi pecho.
Me movi como el me había dicho anterior mente sintiendo también como lo hacia el, mis manos seguían volando por sus piernas apretándolas de vez en vez debido a las sensaciones que tenia, mi boca abierta dejando salir aquellos jadeos que no podía contener algunos se convertían en gemidos mientras sentía el agua que nos acariciaba, sus manos que me sostenían y aquella unión que me hacia ver que éramos perfectos el uno para el otro.
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
El movimiento oscilante de su cuerpo contra el mío, sus manos apoyándose sobre mis piernas, la sensación de estar en ella ahondando dentro de su ser, sus palabras llenas de una calidez, su cintura femenina provocada por sus caderas amplias, para nada estrechas, y el sonido del agua corriendo y salpicando todo era demasiado excitante como para no detenerse a sentir cada estímulo como grandes oleadas, pero por supuesto eran sus gemidos. Gemidos altos y otros bajos, jadeos tan sólo, que me mostraban que aún quedaba cierto pudor en ella, algo que me motivaba a buscar arrancarle los más altos y desesperados.
Mi miembro se hundía en ella como si fuera una daga, irrumpía con fuerza y deseo. El calor de su interior se mezclaba con el mío, dándonos así a ambos una fricción y placer que ni siquiera había alcanzado con Marta. Ella era tan inocente en mis manos, tan delicada, que me ofrecía una visión nueva del placer carnal. Mi mano derecha fue a recorrer sus muslos, acariciando la zona interior de estos hasta comenzar a estimular su clítoris.
-¿Sientes mi dedo?
Interrogué con la voz ronca debido al esfuerzo. Mis dientes saborearon la piel de su cuello en lado izquierdo, para pasar la lengua sobre la marca hundiéndome por completo en ella, provocando que se quedara quieta.
-Dame tu mano.
Dije aquello tomando con mi mano izquierda su mano derecha, colocándola junto a mi dedo. Puse su dedo corazón sobre el mío, para luego despegarlo mientras besaba su nuca y la cruz de su espalda.
-Necesito que seas feliz incluso en el pecado, necesito me ayudes a complacerte. Así que haz lo que yo te hacía.
Murmurado aquello volví a tomarla de las caderas con ambas manos, moviéndome desesperado en aquella bañera. Gruñía roncamente mientras cerraba los ojos rezando por no perderme en la oscuridad, sin embargo lo hacía. Sabía que no estaba bien destrozar su inocencia y mostrarle todo aquello, había retenido a la bestia desde la muerte de Marta y ya no podía contenerme. En el sexo perdía mi calma dando rienda suelta a la desesperación.
Mi miembro se hundía en ella como si fuera una daga, irrumpía con fuerza y deseo. El calor de su interior se mezclaba con el mío, dándonos así a ambos una fricción y placer que ni siquiera había alcanzado con Marta. Ella era tan inocente en mis manos, tan delicada, que me ofrecía una visión nueva del placer carnal. Mi mano derecha fue a recorrer sus muslos, acariciando la zona interior de estos hasta comenzar a estimular su clítoris.
-¿Sientes mi dedo?
Interrogué con la voz ronca debido al esfuerzo. Mis dientes saborearon la piel de su cuello en lado izquierdo, para pasar la lengua sobre la marca hundiéndome por completo en ella, provocando que se quedara quieta.
-Dame tu mano.
Dije aquello tomando con mi mano izquierda su mano derecha, colocándola junto a mi dedo. Puse su dedo corazón sobre el mío, para luego despegarlo mientras besaba su nuca y la cruz de su espalda.
-Necesito que seas feliz incluso en el pecado, necesito me ayudes a complacerte. Así que haz lo que yo te hacía.
Murmurado aquello volví a tomarla de las caderas con ambas manos, moviéndome desesperado en aquella bañera. Gruñía roncamente mientras cerraba los ojos rezando por no perderme en la oscuridad, sin embargo lo hacía. Sabía que no estaba bien destrozar su inocencia y mostrarle todo aquello, había retenido a la bestia desde la muerte de Marta y ya no podía contenerme. En el sexo perdía mi calma dando rienda suelta a la desesperación.
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
De mi boca no paraban aquellos jadeos, algunos trataba de contenerlos pero sin éxito alguno aun que eran un poco mas tenues, otros eran gemidos a los cuales no podía calla ya que salían de manera involuntaria, sus manos sobre mi me hacían estremecer mientras nuestra unión me hacia temblar con aquella sensación tan exquisita a la cual no me podía negar, su pregunta me hizo abrir los ojos -S…Si - dije con algo de trabajo y atendí a su petición dando mi mano para que la llevara hasta la suya, había sentido lo que hacia así que no fue difícil seguir sus instrucciones, pero lo que no me esperaba era la sensación que me dio el hacerlo yo misma.
El quería que yo fuera feliz, lo era de una forma que no había imaginado, a su lado estaba conociendo cosas que sabia que no lo haría con nadie mas solo con el, sus manos en mis caderas fue una sensación que me estremeció y luego ese ritmo frenético aunado a la estimulación que yo misma me estaba dando, todo eso provoco que aquellos jadeos que trataba de contener fuera imposible y se convirtieran en gemidos que salían de mi boca de una manera incontenible y desesperada, todo mi cuerpo era rodeado por una sensación similar a la que había sentido un poco antes pero mil veces mas intensa, en ese momento no podía pensar mas que en el y en mi unidos siendo uno.
El quería que yo fuera feliz, lo era de una forma que no había imaginado, a su lado estaba conociendo cosas que sabia que no lo haría con nadie mas solo con el, sus manos en mis caderas fue una sensación que me estremeció y luego ese ritmo frenético aunado a la estimulación que yo misma me estaba dando, todo eso provoco que aquellos jadeos que trataba de contener fuera imposible y se convirtieran en gemidos que salían de mi boca de una manera incontenible y desesperada, todo mi cuerpo era rodeado por una sensación similar a la que había sentido un poco antes pero mil veces mas intensa, en ese momento no podía pensar mas que en el y en mi unidos siendo uno.
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Su boca se abría únicamente para que sus cuerdas vocales mostraran el placer encendido que se colaba en ella, el cual la ataba y liberaba al mismo tiempo. Podía sentir como la lujuria corría por cada una de nuestras arterias, colándose por nuestros músculos y traspirando por los poros de nuestra dermis. Notaba como mi alma se entrelazaba a la suya, hundiéndose en aquel caos de placer y amor a partes iguales.
Percibí aquel ligero cosquilleo por mi vientre, el cual pronto me perforaría en deseos de eyacular dentro de ella. No deseaba terminar, la cima del placer no podía ser tan inoportuna. Quise prolongar aquel instante saliendo de ella. Jadeé de forma ronca echando mi cabeza hacia atrás, acariciando lentamente su espalda con la punta de mis dedos. Mis manos eran algo más ásperas que su piel, a pesar de no ser el guerrero más belicoso de Dios conocía el arte de la espada y esta había dejado su huella.
Con cuidado la levanté haciéndola surgir de las aguas, como la hermosa Venus naciendo de la espuma del mar. Sabía que sus piernas temblaban por culpa del placer que yacía entre ellas. Podía ver sus delicadas y redondeadas nalgas frente a mi rostro, así como sus piernas largas y firmes. Tomé la regadera con mis manos temblorosas, deseaba seguir tocando su piel hasta condenarme por completo. Hundirme entre sus piernas, saborear sus pechos y besar sus labios perdiendo el aire de mis pulmones.
El agua salió tibia y salpicó rápidamente su espalda, cabellos y piernas. Deseaba quitarle el jabón que poseía su cuerpo para llevarla envuelta en toallas hasta la cama. Hundí dos de mis dedos en su vagina. Jadeé sofocado al comprobar que estaba dilatada, caliente y húmeda. Deslicé mi mano derecha entre sus muslos mientras el agua limpiaba por completo su espalda. La hice girar hacia mi, no sin antes levantarme para quitarme con rapidez toda la espuma producto del jabón. Acaricié sus pechos lentamente mientras la contemplaba. Lamí sus pezones y acabé por succionarlos, lo hice deslizando el chorro a presión por su vientre y el resto de su cuerpo.
Salí de la tina sacándola en mis brazos, envolviéndola en una de las toallas para llevarla hasta el colchón. Antes de arrojarla con cuidado la sequé a pesar que mi miembro dolía, estaba erecto y deseoso de volver a continuar con aquel ritual de lujuria, amor y desesperación. Con tino la tumbé despacio, colocando su cabeza sobre las almohadas mullidas que teníamos, abriendo sus piernas. Contemplé su cuerpo antes de colocarme sobre su figura, dejando sus piernas entorno a mi pelvis y dejando sus manos sobre mis hombros.
-Dios te creó para ofrecer felicidad, yo te he robado de su lado de forma egoísta.
Hundí mi miembro en ella llevando nuevamente un ritmo sofocante. La cama comenzó a quejarse, el cabezal golpeaba con fuerza el muro que daba a la habitación contigua. La ropa se desprendían, alborotaban y caían ambos lados sin orden alguno. Las almohadas incluso se desprendían por culpa de la danza de nuestros cuerpos.
-Te amo, te amo Olivia. Mi inocente Olivia.
Percibí aquel ligero cosquilleo por mi vientre, el cual pronto me perforaría en deseos de eyacular dentro de ella. No deseaba terminar, la cima del placer no podía ser tan inoportuna. Quise prolongar aquel instante saliendo de ella. Jadeé de forma ronca echando mi cabeza hacia atrás, acariciando lentamente su espalda con la punta de mis dedos. Mis manos eran algo más ásperas que su piel, a pesar de no ser el guerrero más belicoso de Dios conocía el arte de la espada y esta había dejado su huella.
Con cuidado la levanté haciéndola surgir de las aguas, como la hermosa Venus naciendo de la espuma del mar. Sabía que sus piernas temblaban por culpa del placer que yacía entre ellas. Podía ver sus delicadas y redondeadas nalgas frente a mi rostro, así como sus piernas largas y firmes. Tomé la regadera con mis manos temblorosas, deseaba seguir tocando su piel hasta condenarme por completo. Hundirme entre sus piernas, saborear sus pechos y besar sus labios perdiendo el aire de mis pulmones.
El agua salió tibia y salpicó rápidamente su espalda, cabellos y piernas. Deseaba quitarle el jabón que poseía su cuerpo para llevarla envuelta en toallas hasta la cama. Hundí dos de mis dedos en su vagina. Jadeé sofocado al comprobar que estaba dilatada, caliente y húmeda. Deslicé mi mano derecha entre sus muslos mientras el agua limpiaba por completo su espalda. La hice girar hacia mi, no sin antes levantarme para quitarme con rapidez toda la espuma producto del jabón. Acaricié sus pechos lentamente mientras la contemplaba. Lamí sus pezones y acabé por succionarlos, lo hice deslizando el chorro a presión por su vientre y el resto de su cuerpo.
Salí de la tina sacándola en mis brazos, envolviéndola en una de las toallas para llevarla hasta el colchón. Antes de arrojarla con cuidado la sequé a pesar que mi miembro dolía, estaba erecto y deseoso de volver a continuar con aquel ritual de lujuria, amor y desesperación. Con tino la tumbé despacio, colocando su cabeza sobre las almohadas mullidas que teníamos, abriendo sus piernas. Contemplé su cuerpo antes de colocarme sobre su figura, dejando sus piernas entorno a mi pelvis y dejando sus manos sobre mis hombros.
-Dios te creó para ofrecer felicidad, yo te he robado de su lado de forma egoísta.
Hundí mi miembro en ella llevando nuevamente un ritmo sofocante. La cama comenzó a quejarse, el cabezal golpeaba con fuerza el muro que daba a la habitación contigua. La ropa se desprendían, alborotaban y caían ambos lados sin orden alguno. Las almohadas incluso se desprendían por culpa de la danza de nuestros cuerpos.
-Te amo, te amo Olivia. Mi inocente Olivia.
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Cada movimiento era una dulce caricia que hacia que mis labios no dejaran de emitir aquella simfonia de gemidos que salían involuntariamente y solo el podía hacerlos salir, mi cuerpo temblaba por completo cuando sentí que paro con aquel ritmo y me levanto, yo apenas me podía sostener en pie mis piernas dolían y temblaban al igual que el resto de mi cuerpo, su mano acariciando mi piel era una muy grata sensación, el agua corria por mi cuerpo haciendo caer el jabon que estaba envolviendo nuestros cuerpos.
Sentí de nuevo sus caricias y sus dedos en mi, cada una de sus caricias hacia que de mis labios salieran de nuevo jadeos, mi piel se sentía mas calida de lo que ya estaba, pronto estaba envuelta en una toalla en sus brazos, mis manos temblorosas le ayudaban a secar mi cuerpo y cuando me recostó en la cama y cuando sus ojos se posaron en mi sonreí de forma dulce acariciando su rostro, haciéndole sentir todo el amor que tenia por el, mi respiración aun estaba agitada, deje que me siguiera guiando acomode mis piernas en torno a el sintiendo su cuerpo sobre el mio, no comprendía por que creía que me había arrancado de algún lado pero en algún momento le haría comprender que yo era de el
De nuevo lo sentí en mi esa fucion esa sensación me aferre a sus hombros viéndolo a los ojos por momentos pero sin poder evitarlo los cerraba sin contener aquellos gemidos que salían de mis labios sin poderlos contener, sus palabras eran lo mas hermoso que pudiera escuchar
Sentí de nuevo sus caricias y sus dedos en mi, cada una de sus caricias hacia que de mis labios salieran de nuevo jadeos, mi piel se sentía mas calida de lo que ya estaba, pronto estaba envuelta en una toalla en sus brazos, mis manos temblorosas le ayudaban a secar mi cuerpo y cuando me recostó en la cama y cuando sus ojos se posaron en mi sonreí de forma dulce acariciando su rostro, haciéndole sentir todo el amor que tenia por el, mi respiración aun estaba agitada, deje que me siguiera guiando acomode mis piernas en torno a el sintiendo su cuerpo sobre el mio, no comprendía por que creía que me había arrancado de algún lado pero en algún momento le haría comprender que yo era de el
De nuevo lo sentí en mi esa fucion esa sensación me aferre a sus hombros viéndolo a los ojos por momentos pero sin poder evitarlo los cerraba sin contener aquellos gemidos que salían de mis labios sin poderlos contener, sus palabras eran lo mas hermoso que pudiera escuchar
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Me movía con un ritmo rápido sin dejar de ser preciso o de atender sus necesidades, no podía concebir el placer si ella no lo sentía. Su cuerpo temblaba bajo el mío como una hoja contra el viento. Mis manos acariciaban sus costados, hasta que no dudé en apoyarme en el colchón. Mi pelvis se movía de forma que le provocaba espasmos. Pronto ambos volveríamos a estar cerca de la cima, esta vez dejaría que su cuerpo me atrapara y engullera hasta provocar que sintiera aquella maravillosa sensación, la de llegar a un orgasmo junto a la persona que tanto se ama.
Mis labios buscaron los suyos, mi lengua se enredó dentro de su boca con la de ella. No podía dejar de desearla, era como si mi cabeza sólo pudiera tener un pensamiento lógico y admisible. Mi cuerpo entero le pertenecía, así como mi alma, y me entregaba a ella con la misma devoción con la cual aún oraba a Dios. Sabía que él ya no nos escuchaba, aún menos desde que no podíamos arrepentirnos por todo lo hecho. Yo la amaba, si él no comprendía ese sentimiento no era mi culpa. Mi única culpa era no haber cedido mis impulsos, el no haberla apartado a tiempo, pero una vez juntos no iba a dejarla. Si Dios pedía que la dejara, o entregara, a cambio de volver a su lado no lo haría, preferiría que acabara conmigo como si fuera un trozo de barro sin cocer.
Quedé paralizado dentro de ella gimiendo su nombre de forma ensordecedora. Me sentí liberado cuando lo hice, enterrado en su cuerpo y tirando de las sábanas aferradas a mis dedos en forma de puño. Mis ojos volvieron a ser claros, el placer me había cegado hasta llegar a desconectar mi mente de mi cuerpo. Mi figura cubría la suya temblorosa. Ambos habíamos vuelto a sudar pese a venir de aquel cálido baño. La cama estaba revuelta, no quedaba siquiera ni una almohada en su lugar.
No me quedaba aliento, sin embargo me esforcé por besar su rostro con ternura. Primero deposité un tímido beso en su frente, varios en sus mejillas sonrojadas por el esfuerzo y el calor, y uno lento en su boca. Mi lengua recorrió su cavidad con calma y dulzura, deseaba que comprendiera que a pesar de todo deseaba cuidarla.
Mis labios buscaron los suyos, mi lengua se enredó dentro de su boca con la de ella. No podía dejar de desearla, era como si mi cabeza sólo pudiera tener un pensamiento lógico y admisible. Mi cuerpo entero le pertenecía, así como mi alma, y me entregaba a ella con la misma devoción con la cual aún oraba a Dios. Sabía que él ya no nos escuchaba, aún menos desde que no podíamos arrepentirnos por todo lo hecho. Yo la amaba, si él no comprendía ese sentimiento no era mi culpa. Mi única culpa era no haber cedido mis impulsos, el no haberla apartado a tiempo, pero una vez juntos no iba a dejarla. Si Dios pedía que la dejara, o entregara, a cambio de volver a su lado no lo haría, preferiría que acabara conmigo como si fuera un trozo de barro sin cocer.
Quedé paralizado dentro de ella gimiendo su nombre de forma ensordecedora. Me sentí liberado cuando lo hice, enterrado en su cuerpo y tirando de las sábanas aferradas a mis dedos en forma de puño. Mis ojos volvieron a ser claros, el placer me había cegado hasta llegar a desconectar mi mente de mi cuerpo. Mi figura cubría la suya temblorosa. Ambos habíamos vuelto a sudar pese a venir de aquel cálido baño. La cama estaba revuelta, no quedaba siquiera ni una almohada en su lugar.
No me quedaba aliento, sin embargo me esforcé por besar su rostro con ternura. Primero deposité un tímido beso en su frente, varios en sus mejillas sonrojadas por el esfuerzo y el calor, y uno lento en su boca. Mi lengua recorrió su cavidad con calma y dulzura, deseaba que comprendiera que a pesar de todo deseaba cuidarla.
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Al sentirlo de nuevo en mi mis manos corrieron por su espalda aferrándome a ella, una de mis piernas se abrazo a su cadera, era una necesidad poder estar cerca de el sentir su piel como su aroma se impregnaba en mi, mis labios respondían a sus besos siguiendo el ritmo que el llevaba, aquellos gemidos se apagaban en su boca de una forma que parecía tan natural, mis manos temblorosas viajaban por su espalda mientras mi cuerpo temblaba bajo el de el.
Por un momento todo se hizo mas intenso y mi espalda se arqueo mientras en mi vientre sentía una explosión como la que había experimentado hacia poco en la tina gracias a sus dedos pero mucho mas grande me aferre a su espalda dando un gemido con fuerza cerrando los ojos sintiendo aquella calida explocion de mi vientre
Mi respiración estaba muy agitada, abri los ojos sintiendo sus besos en mi frente y en mis mejillas, respondi aquel beso lento y después lo vi sonriendo de manera dulce acariciando su rostro - Te amo Rafael - dije y me acerque a darle suave beso y lo abrace, lo amaba y me había mostrado una forma distinta de amar mas alla de la que alguna vez podía imaginar
Por un momento todo se hizo mas intenso y mi espalda se arqueo mientras en mi vientre sentía una explosión como la que había experimentado hacia poco en la tina gracias a sus dedos pero mucho mas grande me aferre a su espalda dando un gemido con fuerza cerrando los ojos sintiendo aquella calida explocion de mi vientre
Mi respiración estaba muy agitada, abri los ojos sintiendo sus besos en mi frente y en mis mejillas, respondi aquel beso lento y después lo vi sonriendo de manera dulce acariciando su rostro - Te amo Rafael - dije y me acerque a darle suave beso y lo abrace, lo amaba y me había mostrado una forma distinta de amar mas alla de la que alguna vez podía imaginar
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Llegó al orgasmo junto a mí, provocando que todo fuera perfecto a pesar de ser un terrible error. Sentía que la apartaba cada vez más de su camino, el destino que debía tener en esos momentos. Sin embargo, las pequeñas arrugas de su rostro al susurrar un te amo, junto a mi nombre, me hacía comprender que quizás mi destino estaba echado, igual que el suyo, y que Padre únicamente permitió que sucediera. Mis dedos acariciaron sus labios lentamente, mi frente se colocó contra la suya.
-Cada vez que odio esas palabras siento que he sido bendecido, en vez de maldito.
Susurré antes de apartar mis dedos de sus labios para besarla, lo hice lentamente mientras salía de ella. Sabía que el placer nos había cegado, pero el amor era más importante que nuestros cuerpos perlados por el sudor, el deseo y la satisfacción.
Me aparté en la cama tomándola entre mis brazos, dejándola sobre mi pecho mientras deslizaba mis manos por su espalda. Mis ojos se quedaron fijos en los suyos, mientras mis dedos recorrían cada vértebra de su columna. Aquello no era bueno a ojos de nadie, sabía que me culparían siempre de su caída. Había dejado al mundo sin un rayo de esperanza, quedándome con él como si hubiera estado destinada a mi. Me sentía egoísta, pero era algo que no podía remediar.
-Te amo, te amo tanto. Espero que jamás me culpes por todo esto.
Su cuerpo parecía frágil junto al mío, su tamaño y sus curvas provocaba que se viera como una sirena delicada esperando ser lanzada de nuevo al océano. Sin embargo, ya no lo haría. El océano, nuestro océano, había quedado atrás y Dios no deseaba dejarnos abrir las puertas. El cielo era el océano que no volvería a contemplar, ni siquiera a sentir. Aún me sentía confuso con respecto a ese suceso, a su caída.
-Cada vez que odio esas palabras siento que he sido bendecido, en vez de maldito.
Susurré antes de apartar mis dedos de sus labios para besarla, lo hice lentamente mientras salía de ella. Sabía que el placer nos había cegado, pero el amor era más importante que nuestros cuerpos perlados por el sudor, el deseo y la satisfacción.
Me aparté en la cama tomándola entre mis brazos, dejándola sobre mi pecho mientras deslizaba mis manos por su espalda. Mis ojos se quedaron fijos en los suyos, mientras mis dedos recorrían cada vértebra de su columna. Aquello no era bueno a ojos de nadie, sabía que me culparían siempre de su caída. Había dejado al mundo sin un rayo de esperanza, quedándome con él como si hubiera estado destinada a mi. Me sentía egoísta, pero era algo que no podía remediar.
-Te amo, te amo tanto. Espero que jamás me culpes por todo esto.
Su cuerpo parecía frágil junto al mío, su tamaño y sus curvas provocaba que se viera como una sirena delicada esperando ser lanzada de nuevo al océano. Sin embargo, ya no lo haría. El océano, nuestro océano, había quedado atrás y Dios no deseaba dejarnos abrir las puertas. El cielo era el océano que no volvería a contemplar, ni siquiera a sentir. Aún me sentía confuso con respecto a ese suceso, a su caída.
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Cada momento con el era maravilloso, era algo que no podía comparar con nada, respondí de nuevo su beso y cuando me acomodo sobre el no podía dejar de ver esos ojos que poseían en cielo en ellos sus manos acariciaban mi piel aun y mis manos acariciaban su pecho despacio, su piel en las yemas de mis dedos hacían que se sintiera un cosquilleo que no sabia por que se hacia pero era grato, todo era maravilloso y sus palabras el escucharlo decir que me amaba sonreí ante sus palabras
-Jamas te odiare por nada yo te amo y siempre será así - dije respondiendo a sus palabras, no sabia por que yo podía algún día sentir eso si era imposible que lo hiciera, sabia que como un angel caído que era ahora podía sentir odio o rencor pero jamás por el yo lo amaba sentía que con el me completaba que es ahí donde debía de estar justo en el lugar donde me encontraba
Subi mis manos acariciando su rostro sin dejar de verlo, no podía pero después recordé algo -Iremos a cenar? - pregunte aun no tenia mucha hambre ni deseaba moverme de donde estaba, me sentía tan feliz a su lado, me acerque y bese de nuevo sus labios de la misma forma en que el lo había hecho lentamente
-Jamas te odiare por nada yo te amo y siempre será así - dije respondiendo a sus palabras, no sabia por que yo podía algún día sentir eso si era imposible que lo hiciera, sabia que como un angel caído que era ahora podía sentir odio o rencor pero jamás por el yo lo amaba sentía que con el me completaba que es ahí donde debía de estar justo en el lugar donde me encontraba
Subi mis manos acariciando su rostro sin dejar de verlo, no podía pero después recordé algo -Iremos a cenar? - pregunte aun no tenia mucha hambre ni deseaba moverme de donde estaba, me sentía tan feliz a su lado, me acerque y bese de nuevo sus labios de la misma forma en que el lo había hecho lentamente
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Sus besos eran como el amanecer tras una noche tormentosa, se podía contemplar toda la paleta de colores difuminarse en pleno firmamento. Su tenue voz era dulce e inocente, sin un ápice de maldad, y sus palabras me hacían sentirme conforme con la situación pese al dolor que cargaba. Sin embargo, el sentimiento de felicidad era mayor al que terminaba llevando a cuestas.
-Aún es temprano, en unas horas.
Susurré como respuesta antes de besar su frente. Antes me faltaban palabras para comunicarme, necesitaba expresar todos mis sentimientos sin dejar siquiera uno al azar. Pero, desde que caí parecía que las palabras sobraban y los gestos eran más importantes. Necesitaba abrazarla, deslizar mis manos por su espalda desnuda y sentir su flequillo acariciando la punta de mi nariz. Ese aroma único, el que ella desprendía, era demasiado dulce pese al azufre.
-Pronto tendremos un hogar, el cielo no es el único mundo que podemos tener.
Besé su frente antes de subir con ciertas dificultades las cobijas, dejando que estas cayeran con delicadeza sobre su cuerpo. Giré mi rostro hacia la ventana contemplando como la ciudad se veía oscura, tan impenetrable como cruel, y con un aura que le daba apariencia de vivir en una noche eterna. Decidí entonces que debíamos quedarnos fuera de ella, viajar a su corazón y caminar por sus calles a ciertas horas. Teníamos que ayudar, pero no quería exponerla a un daño mayor que una caída. Sin embargo, bien sabía que era simple egoísmo pues sentía pánico. No deseaba perderla en aquella maraña llena de humo y crueldad.
-Intenta dormir, en unas horas bajaremos.
Quería quedarme contemplándola, como hice cuando viajábamos en la furgoneta. Temía que en cualquier momento volvieran a llevársela. Mi mano derecha se enredó en su pelo húmedo, mientras la izquierda quedó sobre la cruz de su espalda. Bajé los párpados intentando cerrar los ojos, descansar, hasta sentir su respiración pausada y poder quedarme vigilando sus sueños, los cuales esperaba que fueran tranquilos.
-Aún es temprano, en unas horas.
Susurré como respuesta antes de besar su frente. Antes me faltaban palabras para comunicarme, necesitaba expresar todos mis sentimientos sin dejar siquiera uno al azar. Pero, desde que caí parecía que las palabras sobraban y los gestos eran más importantes. Necesitaba abrazarla, deslizar mis manos por su espalda desnuda y sentir su flequillo acariciando la punta de mi nariz. Ese aroma único, el que ella desprendía, era demasiado dulce pese al azufre.
-Pronto tendremos un hogar, el cielo no es el único mundo que podemos tener.
Besé su frente antes de subir con ciertas dificultades las cobijas, dejando que estas cayeran con delicadeza sobre su cuerpo. Giré mi rostro hacia la ventana contemplando como la ciudad se veía oscura, tan impenetrable como cruel, y con un aura que le daba apariencia de vivir en una noche eterna. Decidí entonces que debíamos quedarnos fuera de ella, viajar a su corazón y caminar por sus calles a ciertas horas. Teníamos que ayudar, pero no quería exponerla a un daño mayor que una caída. Sin embargo, bien sabía que era simple egoísmo pues sentía pánico. No deseaba perderla en aquella maraña llena de humo y crueldad.
-Intenta dormir, en unas horas bajaremos.
Quería quedarme contemplándola, como hice cuando viajábamos en la furgoneta. Temía que en cualquier momento volvieran a llevársela. Mi mano derecha se enredó en su pelo húmedo, mientras la izquierda quedó sobre la cruz de su espalda. Bajé los párpados intentando cerrar los ojos, descansar, hasta sentir su respiración pausada y poder quedarme vigilando sus sueños, los cuales esperaba que fueran tranquilos.
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Sus caricias eran todas bien recibidas por mi piel, yo jamás fui de muchas palabras, todo eran sentimientos y buenos deseos, sabia que los podía transmitir solo con una mirada o un roce, cuando vi que el necesitaba de la felicidad que yo podía transmitir aun que por ser el un arcángel sabia que tenia que tener un poco de mas contacto por eso siempre buscaba eso y ahora que lo tenia de esa forma me sentía satisfecha de haberle podido dar esa alegría aun que sabia que llevaba cierto dolor implícito en ella
Sonreí cuando dijo que aun era temprano, lo cual significaba que aun no nos moveríamos de ahí, me acomode de nuevo en sus brazos cerrando los ojos, no me sentía cansada pero seria bueno poder descansar un rato y tal vez en sus brazos seria mas fácil luchar contra aquellas pesadillas que estaban en mi mente
Cerre mis ojos dejándome llevar por aquel sueño que aun rondaba por mis ojos, su aroma me envolvía por completo y sentía su respiración y sus caricias aun en mi, pronto el sueño me invadió y con el aquellas pesadillas aquellas manos que me quemaban al tocarme, esas garras que arañaban y arrancaban mis plumas tintadas como la noche, los ojos rojos que me veian escrutándome y aquellas voces roncas que me herían con sus palabras, empuñe mis manos con fuerza luchando para alejar aquello de mi mente, de pronto todo se volvió negro y no puede recordar mucho
Sonreí cuando dijo que aun era temprano, lo cual significaba que aun no nos moveríamos de ahí, me acomode de nuevo en sus brazos cerrando los ojos, no me sentía cansada pero seria bueno poder descansar un rato y tal vez en sus brazos seria mas fácil luchar contra aquellas pesadillas que estaban en mi mente
Cerre mis ojos dejándome llevar por aquel sueño que aun rondaba por mis ojos, su aroma me envolvía por completo y sentía su respiración y sus caricias aun en mi, pronto el sueño me invadió y con el aquellas pesadillas aquellas manos que me quemaban al tocarme, esas garras que arañaban y arrancaban mis plumas tintadas como la noche, los ojos rojos que me veian escrutándome y aquellas voces roncas que me herían con sus palabras, empuñe mis manos con fuerza luchando para alejar aquello de mi mente, de pronto todo se volvió negro y no puede recordar mucho
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Abrí mis ojos contemplándola nuevamente, sintiendo que mis ojos se deslizaban por sus hombros desnudos, para luego deparar en su rostro taimado hasta que los sueños comenzaron a ser pesados. Mis manos se hundieron en sus cabellos algo enredados y húmedos, no podía despertarla aunque sabía que las pesadillas la estaban ahogando. Únicamente comencé a invocar mi poder concentrado en el interior de mi pecho, mi alma, justo en el núcleo de mi corazón.
Mis labios se movían entonando una vieja canción del grupo de rock inglés The Beatles, Let it be. Las yemas de mis dedos se pegaban a su cráneo deslizándose hasta su nuca, brillaban mis uñas y parte de mis manos. Dejé las palmas de ambas sobre su espalda, justo donde se concentraban sus oscuras alas ocultas, mientras varias lágrimas surcaban mis mejillas. El dolor que podían causarle a ella era insufrible, sin embargo yo podía soportar acero ardiendo en la punta de la lengua, así como azotes durante varias noches o crueles castigos físicos que serían simple caricias. No podía soportar ver su ceño fruncido a causa del dolor, por ello me concentraba en ofrecer mis mejores intenciones para sanar su alma.
Podía notar como sus sueños se iban taimando, la calma llegaba al final tras cada tormenta. Sin embargo, por mucho que sanara su alma y su dolor, aunque me esforzara en ello, terminaría volviendo a sentir esas manos abrasadoras contra su piel. Era algo que debía superar sola, sin mi ayuda, sería un miedo terrible que en ocasiones aparecería y la asecharía. Si bien, sabía que era fuerte y aprendería a caminar. No deseaba que notara que yo la protegía en exceso, no quería que viera lo frágil que era a mis ojos. Necesitaba darle mi voto de confianza en sus posibilidades.
Finalmente quedé dormido agotado, con mis manos sobre sus omóplatos. Mi cuerpo quedó relajado, pero mi mente luchaba contra los demonios de la frustración y el desasosiego. Volvía a mí la imagen de su frágil figura siendo conducida hasta los infiernos, pese a no haberlo presenciado sino imaginado durante mi recorrido a estos, así como sus ojos desconsolados esperando su cruel castigo. El dolor me provocaba llorar en silencio en mis sueños, así como sucedía en la realidad.
cancionMis labios se movían entonando una vieja canción del grupo de rock inglés The Beatles, Let it be. Las yemas de mis dedos se pegaban a su cráneo deslizándose hasta su nuca, brillaban mis uñas y parte de mis manos. Dejé las palmas de ambas sobre su espalda, justo donde se concentraban sus oscuras alas ocultas, mientras varias lágrimas surcaban mis mejillas. El dolor que podían causarle a ella era insufrible, sin embargo yo podía soportar acero ardiendo en la punta de la lengua, así como azotes durante varias noches o crueles castigos físicos que serían simple caricias. No podía soportar ver su ceño fruncido a causa del dolor, por ello me concentraba en ofrecer mis mejores intenciones para sanar su alma.
Podía notar como sus sueños se iban taimando, la calma llegaba al final tras cada tormenta. Sin embargo, por mucho que sanara su alma y su dolor, aunque me esforzara en ello, terminaría volviendo a sentir esas manos abrasadoras contra su piel. Era algo que debía superar sola, sin mi ayuda, sería un miedo terrible que en ocasiones aparecería y la asecharía. Si bien, sabía que era fuerte y aprendería a caminar. No deseaba que notara que yo la protegía en exceso, no quería que viera lo frágil que era a mis ojos. Necesitaba darle mi voto de confianza en sus posibilidades.
Finalmente quedé dormido agotado, con mis manos sobre sus omóplatos. Mi cuerpo quedó relajado, pero mi mente luchaba contra los demonios de la frustración y el desasosiego. Volvía a mí la imagen de su frágil figura siendo conducida hasta los infiernos, pese a no haberlo presenciado sino imaginado durante mi recorrido a estos, así como sus ojos desconsolados esperando su cruel castigo. El dolor me provocaba llorar en silencio en mis sueños, así como sucedía en la realidad.
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Después que todo se volvió obscuro una calma me invadió llenando mi ser, mi sueño se volvió placido solo recordando los hermosos momentos con Rafael, su aroma de nuevo volvió a envolverme sintiendo aquel aroma a incienso tan suave pero inconfundible que despedia, todo se comenzó a aclarar y sentí de nuevo su cuerpo aferrado al mio, abri los ojos y vi su perfecto rostro bañado de aquellas lagrimas, mi ceño se frunció y mis manos limpiaron aquellas lagrimas despacio para no despertarlo, en ese momento sentí una sensación algo extraña al ver ese dolor en el, odiaba que el sufriera no podía soportarlo.
Después de limpiar sus lagrimas bese sus ojos tratando de curarlos de aquel dolor que lo acongojaban acaricie su rostro sin dejar de contemplarlo, el agotamiento que tenia lo había hecho caer en ese profundo sueño, sin moverme de donde estaba me quede llenándolo de carisias llenas de ternura y de amor que el se merecía mas que nadie, no podía evitar sonreír al verlo, y sin poder evitarlo tampoco me acerque depositando un pequeño beso en sus labios apenas rosándolos esperando no despertarlo
Después de limpiar sus lagrimas bese sus ojos tratando de curarlos de aquel dolor que lo acongojaban acaricie su rostro sin dejar de contemplarlo, el agotamiento que tenia lo había hecho caer en ese profundo sueño, sin moverme de donde estaba me quede llenándolo de carisias llenas de ternura y de amor que el se merecía mas que nadie, no podía evitar sonreír al verlo, y sin poder evitarlo tampoco me acerque depositando un pequeño beso en sus labios apenas rosándolos esperando no despertarlo
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Podía sentir sus caricias, a pesar de haber caído en un sueño profundo mi cuerpo las sentía como bálsamo para las heridas inexistentes a simple vista. Mi rostro quedó taimado con un velo de paz, los sueños se volvieron más sosegados. Podía contemplarla en medio de un prado, hierba fresca y de un poderoso color verde, el cielo despejado como en plena primavera y el sol resplandeciendo entre las altas copas de los árboles cercanos, manzanos y naranjos que se movían al son de la apetecible brisa. Un mundo colorido y simplista, pero en definitiva un mundo lleno de belleza.
Se divisaba un cerro en aquel sueño, muy a lo lejos, marrón y retorcido que daba a otro prado extenso y cerca de este un bosque tupido. El agua subterránea, no muy lejana, corría bajo nuestros pies y se podía observar a lo lejos surgiendo como una cascada cristalina. El aire transportaba los aromas de la primavera y la esperanza.
Mis pies se movieron calmados hacia ella, eran mis pies desnudos, los cuales no podían dejar de conducirse hasta donde se encontraba. La rodeé por la espalda mientras mis labios se pegaban a su sien. El mundo parecía nuevo, comenzar como antaño cuando lo contemplé por primera vez. Parecía un paraíso. El eco de las voces de otros seres, risas de niños, el movimiento de la humanidad, sosegado y sin terror alguno.
No comprendía cómo podía ser un ángel caído cuando buscaba algo tan hermoso en mis sueños, no era iracundo como alguno de mis hermanos. Era algo que sabía, muchos de mis hermanos habían caído pero seguían sin ser oscuros fragmentos del infierno.
Al despertar la noche había caído, no era demasiado tarde. Me estiracé estrechándola contra mi cuerpo, sintiendo el suyo tan cálido a pesar de la caída. Mis manos se deslizaron por su espalda de forma ascendente hasta sus mejillas.
-¿Aún quieres ir a cenar?
Se divisaba un cerro en aquel sueño, muy a lo lejos, marrón y retorcido que daba a otro prado extenso y cerca de este un bosque tupido. El agua subterránea, no muy lejana, corría bajo nuestros pies y se podía observar a lo lejos surgiendo como una cascada cristalina. El aire transportaba los aromas de la primavera y la esperanza.
Mis pies se movieron calmados hacia ella, eran mis pies desnudos, los cuales no podían dejar de conducirse hasta donde se encontraba. La rodeé por la espalda mientras mis labios se pegaban a su sien. El mundo parecía nuevo, comenzar como antaño cuando lo contemplé por primera vez. Parecía un paraíso. El eco de las voces de otros seres, risas de niños, el movimiento de la humanidad, sosegado y sin terror alguno.
No comprendía cómo podía ser un ángel caído cuando buscaba algo tan hermoso en mis sueños, no era iracundo como alguno de mis hermanos. Era algo que sabía, muchos de mis hermanos habían caído pero seguían sin ser oscuros fragmentos del infierno.
Al despertar la noche había caído, no era demasiado tarde. Me estiracé estrechándola contra mi cuerpo, sintiendo el suyo tan cálido a pesar de la caída. Mis manos se deslizaron por su espalda de forma ascendente hasta sus mejillas.
-¿Aún quieres ir a cenar?
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
No se cuanto tiempo estuve obsequiándole caricias, mis ojos no se podían apartar de el, era como si fuera una luz que iluminaba cada espacio de esa habitación, era como si no hubiera nada mas que el, mis manos recorrieron su rostro una y otra vez, su respiración pausada se unia a la mia con calma y tranquilidad, sus facciones poco a poco se fueron relajando hasta alcanzar una tranquilidad que me hizo sonreír, eso era lo que deseaba que el fuera feliz ahora lo veia era lo que yo mas deseaba, me gustaba ayudar a los demás y hacerlos feliz pero a mi me hacia feliz verlo a el sonreír.
Cuando abrió los ojos lo vi sonriendo de manera dulce -Hola - dije cuando despertó y me abrace a el cuando me estrecho de nuevo a el -Si me encantaría- dije ya que ahora si sentía un poco de hambre y deseaba compartir con el todo lo que pudiera era una de las cosas que ahora se habían convertido en parte de mis anhelos sabia que junto a el todo podía ser distinto pero aun así aquellas ganas de aprender y conocer no se habían mermado al contrario aun seguían latentes lo único que había cambiado era la perspectiva con la que las veia, ahora no me veía sola aprendiendo y conociendo todo lo que había por ver si no ahora me via a su lado
Me acerque de nuevo a el dando un dulce beso en sus labios -Dormiste bien?- le pregunte a pesar de que al final lo había visto descansar tranquilo no sabia si había sido suficiente, tal vez seria bueno que no saliéramos a la ciudad hasta que el se recuperara por completo no quería que le pasara nada malo y si estaba débil podía ser blanco de algún demonio, aun que yo no dejaría que le pasara nada ni nadie lo dañara eso era seguro
Cuando abrió los ojos lo vi sonriendo de manera dulce -Hola - dije cuando despertó y me abrace a el cuando me estrecho de nuevo a el -Si me encantaría- dije ya que ahora si sentía un poco de hambre y deseaba compartir con el todo lo que pudiera era una de las cosas que ahora se habían convertido en parte de mis anhelos sabia que junto a el todo podía ser distinto pero aun así aquellas ganas de aprender y conocer no se habían mermado al contrario aun seguían latentes lo único que había cambiado era la perspectiva con la que las veia, ahora no me veía sola aprendiendo y conociendo todo lo que había por ver si no ahora me via a su lado
Me acerque de nuevo a el dando un dulce beso en sus labios -Dormiste bien?- le pregunte a pesar de que al final lo había visto descansar tranquilo no sabia si había sido suficiente, tal vez seria bueno que no saliéramos a la ciudad hasta que el se recuperara por completo no quería que le pasara nada malo y si estaba débil podía ser blanco de algún demonio, aun que yo no dejaría que le pasara nada ni nadie lo dañara eso era seguro
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
La calma de aquel prado parecía instalada en su mirada, como si sus ojos me hubieran conducido de nuevo a esas imágenes tan preciadas. Su rostro era hermoso, igual que todo lo creado por Padre, sus facciones eran dulces y delicadas, muy femeninas, y su boca siempre parecía tener una sonrisa dispuesta a ofrecérmela, así como el roce de sus labios contra los míos. Mis manos acariciaron sus mejillas perfectamente formadas, sus ojos eran la luz de mi oscuridad. El aroma de su cuerpo era demasiado atrayente, deseaba quedarme aferrado a ella por toda la eternidad.
-He descansado bien, en la cena te contaré el sueño que he tenido.
Deseaba contarle sobre el calmado prado, pero no sobre el dolor de los infiernos. Al moverme en la cama mi espalda dolió, podía sentir los latigazos como si hubieran sido en ese mismo instante. Mi sangre se deslizaba imaginariamente sobre mis heridas, las cuales escocían. Me alcé de la cama rogando que no apreciara ese dolor en mi rostro, intentaba parecer el de siempre pero el dolor seguía aferrándose a mi piel. Di gracias al destino, o más bien a mi diligencia, el haber llegado a tiempo al infierno y haber podido evitar que ella padeciera tan horrible castigo.
-Tengo apetito, creo que desearé algo caliente para mi estómago.
Me giré con una sonrisa ocultando mis sentimientos, sobre todo el sentimiento de castigo por ser egoísta deseando que ella se quedara a mi lado. Tomé mi ropa que se encontraba cerca de la puerta del aseo, creé otra igual para mí pero limpia, sin tanto aroma a infierno. Para ella hice lo mismo, creándola sobre su cuerpo tibio. Sonreí contemplándola un instante, deleitándome con su rostro lleno de candidez e inocencia.
Solté mis prendas en el suelo y metí mis manos en el bolsillo, sacando unos anillos de oro blanco. Fui hacia ella dejando uno colocado en su mano, justo en el dedo y mano que se usaba para las mujeres prometidas. Hice lo mismo con otro anillo, más robusto pero de igual forma y material. Me quedé contemplándola unos instantes y sonreí.
-Simboliza mi sentimiento por ti, es algo que deseo que lleves como yo llevaré. Es mi promesa de cuidarte, amarte y respetarte.
-He descansado bien, en la cena te contaré el sueño que he tenido.
Deseaba contarle sobre el calmado prado, pero no sobre el dolor de los infiernos. Al moverme en la cama mi espalda dolió, podía sentir los latigazos como si hubieran sido en ese mismo instante. Mi sangre se deslizaba imaginariamente sobre mis heridas, las cuales escocían. Me alcé de la cama rogando que no apreciara ese dolor en mi rostro, intentaba parecer el de siempre pero el dolor seguía aferrándose a mi piel. Di gracias al destino, o más bien a mi diligencia, el haber llegado a tiempo al infierno y haber podido evitar que ella padeciera tan horrible castigo.
-Tengo apetito, creo que desearé algo caliente para mi estómago.
Me giré con una sonrisa ocultando mis sentimientos, sobre todo el sentimiento de castigo por ser egoísta deseando que ella se quedara a mi lado. Tomé mi ropa que se encontraba cerca de la puerta del aseo, creé otra igual para mí pero limpia, sin tanto aroma a infierno. Para ella hice lo mismo, creándola sobre su cuerpo tibio. Sonreí contemplándola un instante, deleitándome con su rostro lleno de candidez e inocencia.
Solté mis prendas en el suelo y metí mis manos en el bolsillo, sacando unos anillos de oro blanco. Fui hacia ella dejando uno colocado en su mano, justo en el dedo y mano que se usaba para las mujeres prometidas. Hice lo mismo con otro anillo, más robusto pero de igual forma y material. Me quedé contemplándola unos instantes y sonreí.
-Simboliza mi sentimiento por ti, es algo que deseo que lleves como yo llevaré. Es mi promesa de cuidarte, amarte y respetarte.
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Mis manos recorrían su rostro, no podía dejar de verlo, me podía perder en aquellos ojos que eran los pedazos de cielo mas hermosos que pudiera ver, cuando se movió me percate de aquello que sentía, en ese momento no dije nada para no preocuparlo, pero mas tarde me ocuparía de tratar de sanar aquella herida que lo atormentaba, sabia que el había llegado a tiempo antes que yo fuera flagelada pero también sabia que el lo había sufrido, me sentía mal por no haber podido hacer por el lo que hizo por mi.
Sonreí al escuchar que tenia apetito, yo también lo tenia y curiosidad por probar algo nuevo -Quiero saber que es lo que ese restaurant puede ofrecer - dije sonriendo para luego sentir sobre mi piel aquella ropa que el había creado para mi, me levante y lo vi llegar hasta donde estaba yo y aquella pequeña joya que coloco en mi dedo, sonreí ante sus palabras y lo abrace con fuerza -La llevare con gran felicidad - dije y di un suave beso en sus labios
Sonreí al escuchar que tenia apetito, yo también lo tenia y curiosidad por probar algo nuevo -Quiero saber que es lo que ese restaurant puede ofrecer - dije sonriendo para luego sentir sobre mi piel aquella ropa que el había creado para mi, me levante y lo vi llegar hasta donde estaba yo y aquella pequeña joya que coloco en mi dedo, sonreí ante sus palabras y lo abrace con fuerza -La llevare con gran felicidad - dije y di un suave beso en sus labios
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
El pecado del mundo no se apartaba, ni se apagaba, con castigo y dolor. El pecado del mundo se limpiaba con caricias y palabras sinceras. Dios estaba olvidando que el amor debía surgir en la Tierra, ella me amaba al igual que yo lo hacía. Mi amor era puro, aunque mis caricias fueran lascivas. Me sentía un pecaminoso, sin embargo al contemplar su sonrisa el pecado se escurría y quedaba la pureza del sentimiento. Sus labios rozando los míos en aquella comunión de dulzura y cariño me daba fuerzas para continuar, la felicidad necesaria para seguir mis pasos por el mundo prácticamente destrozado que aún nos quedaba.
-Seguro que hay comida casera, te enseñaré a cocinar cuando tengamos nuestro hogar.
Deseaba preparar con ella nuestros alimentos, dar gracias por un día más a nuestro creador a pesar que él nos hubiera dejado de escuchar. No perdía mi fe, la fe que un día nos contemplara y viera que no éramos más que sus hijos, hijos nobles que seguían el mismo camino emprendido una vez con su ayuda. Haríamos una vida acorde a la bondad que anidaba en nuestros corazones, al amor que aún sabíamos ofrecer al mundo, y si Dios no deseaba verlo era su problema. Nosotros no dejaríamos jamás de intentarlo, procuraría que ella no dejara de hacerlo al igual que yo mismo me daría fuerzas, me sostendría en su amor, para continuar ofreciendo lo mejor de mí.
-Vamos.
Tomé sus manos entre las mías, tirando de ella, para guiarla hasta la puerta de la habitación. Guardé la llave en mis bolsillos, para después guiarla por el pasillo hasta las escaleras. Por donde mismo habíamos subido. Bajaba con deseos de explorar aquel lugar, de contemplarlo nuevamente. El sol aún no había caído del todo, ciertos tonos rojizos se podían contemplar acariciando los lejanos campos y montañas.
El piso inferior estaba lleno de vida. El muchacho comía escuchando un partido de béisbol en la radio. El aroma a hamburguesa y patatas fritas lo impregnaba todo. Sorbía su refresco de forma escandalosa mientras se mecía en la silla giratoria. Parecía inquieto por su equipo, aunque iba ganando. Había unas mesas al fondo, en ella había un par de ancianos que jugaban a las cartas como único pasatiempo mientras contaban como era todo en su juventud. Uno de ellos era un centenario hechicero, el cual poco a poco veía como la vida se le agotaba.
-Buenas noches.
Dije pensando que nadie me escucharía, pero todos se giraron asintiendo con una sonrisa y una respuesta agradable hacia la mía. El chico rió, quizás nos había oído, sin embargo no hizo comentario jocoso sobre nuestro momento de desenfreno en la habitación.
-Que cenen bien.
Escuché como últimas palabras del joven antes de salir hacia la calle. El timbre de la puerta volvió a sonar, unas extrañas campanillas de bienvenida, mientras pisaba la alfombra y me dirigía hacia el final de aquella estrecha acera. Llevaba a Olivia tomada de mi mano derecha, entrelazando mis dedos con ella. Me sentía completo a su lado, como si nada horrible pudiera suceder.
A lo lejos se podía ver un local pequeño, aunque no demasiado pequeño, con una decoración simple y acogedora. Dentro había mesas de madera con cuatro sillas a su alrededor. Eran mesas y sillas robustas. La mantelería era roja y blanca formando cuadrados de ambos colores, la cubertería tenía mango de madera del mismo color que las sillas y la vajilla era blanca con bordes rojizos. El aroma de la comida casera se agitaba en las ollas, sarteneros y cazuelas. La carta reposaba a un lado de cada mesa, una carta sencilla y llena de variedad.
Ayudé a Olivia a sentarse en una de las mesas libres, esperando que viniera la camarera a tomarnos el servicio. Ella revoloteaba entre las mesas de los escasos clientes, todos parecían huéspedes del hotel o camioneros que paraban a descansar un rato. Los dos cocineros se apuraban con los últimos pedidos y la cajera intentaba hacer recuento del dinero que ya iba entrando, así de cuanto ascendía el dinero que debían en cada mesa.
Tomé la carta aproximándome a Olivia, para que ella también pudiera leer. Estaba compuesta por distinto menú dependiendo la hora del día. Los tres que había distintos para las cenas sonaban apetecibles, pero uno era muy pesado. Miraba las legumbres, frutas, carnes y todo lo que pudiera pedir cualquiera de los clientes.
-Creo que un filete con puré de patatas y guisantes estaría bien para mí. De postre creo que me pediré un flan, o quizás unas natillas caseras. Es el menú número dos de la noche.
Señalé el recuadro donde te daba a elegir distintos postres y bebidas, pero el plato principal era un filete de vacuno con puré y guarnición de guisantes en salsa. Me pregunté si sería como los que comí una vez invitado por un humano, hacía tiempo que no tomaba una cena de este modo.
-¿Qué deseas? Todo se ve apetitoso, ¿no crees?
-Seguro que hay comida casera, te enseñaré a cocinar cuando tengamos nuestro hogar.
Deseaba preparar con ella nuestros alimentos, dar gracias por un día más a nuestro creador a pesar que él nos hubiera dejado de escuchar. No perdía mi fe, la fe que un día nos contemplara y viera que no éramos más que sus hijos, hijos nobles que seguían el mismo camino emprendido una vez con su ayuda. Haríamos una vida acorde a la bondad que anidaba en nuestros corazones, al amor que aún sabíamos ofrecer al mundo, y si Dios no deseaba verlo era su problema. Nosotros no dejaríamos jamás de intentarlo, procuraría que ella no dejara de hacerlo al igual que yo mismo me daría fuerzas, me sostendría en su amor, para continuar ofreciendo lo mejor de mí.
-Vamos.
Tomé sus manos entre las mías, tirando de ella, para guiarla hasta la puerta de la habitación. Guardé la llave en mis bolsillos, para después guiarla por el pasillo hasta las escaleras. Por donde mismo habíamos subido. Bajaba con deseos de explorar aquel lugar, de contemplarlo nuevamente. El sol aún no había caído del todo, ciertos tonos rojizos se podían contemplar acariciando los lejanos campos y montañas.
El piso inferior estaba lleno de vida. El muchacho comía escuchando un partido de béisbol en la radio. El aroma a hamburguesa y patatas fritas lo impregnaba todo. Sorbía su refresco de forma escandalosa mientras se mecía en la silla giratoria. Parecía inquieto por su equipo, aunque iba ganando. Había unas mesas al fondo, en ella había un par de ancianos que jugaban a las cartas como único pasatiempo mientras contaban como era todo en su juventud. Uno de ellos era un centenario hechicero, el cual poco a poco veía como la vida se le agotaba.
-Buenas noches.
Dije pensando que nadie me escucharía, pero todos se giraron asintiendo con una sonrisa y una respuesta agradable hacia la mía. El chico rió, quizás nos había oído, sin embargo no hizo comentario jocoso sobre nuestro momento de desenfreno en la habitación.
-Que cenen bien.
Escuché como últimas palabras del joven antes de salir hacia la calle. El timbre de la puerta volvió a sonar, unas extrañas campanillas de bienvenida, mientras pisaba la alfombra y me dirigía hacia el final de aquella estrecha acera. Llevaba a Olivia tomada de mi mano derecha, entrelazando mis dedos con ella. Me sentía completo a su lado, como si nada horrible pudiera suceder.
A lo lejos se podía ver un local pequeño, aunque no demasiado pequeño, con una decoración simple y acogedora. Dentro había mesas de madera con cuatro sillas a su alrededor. Eran mesas y sillas robustas. La mantelería era roja y blanca formando cuadrados de ambos colores, la cubertería tenía mango de madera del mismo color que las sillas y la vajilla era blanca con bordes rojizos. El aroma de la comida casera se agitaba en las ollas, sarteneros y cazuelas. La carta reposaba a un lado de cada mesa, una carta sencilla y llena de variedad.
Ayudé a Olivia a sentarse en una de las mesas libres, esperando que viniera la camarera a tomarnos el servicio. Ella revoloteaba entre las mesas de los escasos clientes, todos parecían huéspedes del hotel o camioneros que paraban a descansar un rato. Los dos cocineros se apuraban con los últimos pedidos y la cajera intentaba hacer recuento del dinero que ya iba entrando, así de cuanto ascendía el dinero que debían en cada mesa.
Tomé la carta aproximándome a Olivia, para que ella también pudiera leer. Estaba compuesta por distinto menú dependiendo la hora del día. Los tres que había distintos para las cenas sonaban apetecibles, pero uno era muy pesado. Miraba las legumbres, frutas, carnes y todo lo que pudiera pedir cualquiera de los clientes.
-Creo que un filete con puré de patatas y guisantes estaría bien para mí. De postre creo que me pediré un flan, o quizás unas natillas caseras. Es el menú número dos de la noche.
Señalé el recuadro donde te daba a elegir distintos postres y bebidas, pero el plato principal era un filete de vacuno con puré y guarnición de guisantes en salsa. Me pregunté si sería como los que comí una vez invitado por un humano, hacía tiempo que no tomaba una cena de este modo.
-¿Qué deseas? Todo se ve apetitoso, ¿no crees?
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
La sonrisa de mis labios no se podía borrar, el estar con el me hacia sentir tan bien como si nada mas necesitara, de nuevo sus palabras aquella promesa de que tendríamos una casa para los dos y ahora el que me enseñara a cocinar, yo podía crear cualquier cosa que el deseara pero seria algo maravilloso que pudiera aprender a hacerlo como lo hacían los demás, sonreí ante la idea y sus palabras -Me gustaría eso - dije como respuesta
Tomo mi mano y bajamos por el mismo camino que habíamos llegado, el lugar estaba con un poco mas de movimiento que a nuestra llegada, sonreí al ver que no éramos los únicos en aquel lugar, mis dedos entrelazados a los de el, me hacia sentir tan segura y amada cada instante era único, escuche la risa de aquel chico y no puede evitar sonrojarme, tal vez había escuchado algo de lo que había pasado en el cuarto, cuando aquellos señores respondieron el saludo de el solo les dedique una amable sonrisa y lo segui hacia afuera para ir rumbo al restaurante aquel.
Al llegar me ayudo a sentarme, la chica iba y venia de un lado a otro, yo casi no conocía las comidas que la tierra pudiera ofrecer y estaba segura que los postres que acostumbraba no serian alimento así que lei aquella carta y llamo mi atención uno de los menús - Creo que pediré una pechuga asada con ensalada de lechuga con manzana y pera - ayudaba que aquella carta tuviera algunas imágenes, en verdad se veía apetecible aquello, cuando escuche que pediría flan recordé aquel chico junto al mar el que me había invitado aquel delicioso helado, sonreí ya que tenia la esperanza de encontrarlo de nuevo y en esa ocasión poder ayudarlo,- Creo que algo de agua también - dije ya que tenia mucha sed, tal vez por toda aquella experiencia que había vivido me había deshidratado y estaba segura que el también.
Sonreí y acaricie su rostro viendo aquellos hermosos ojos azules aquel cielo que siempre estaba presente en el, llego la chica para tomar el pedido y sonreí al verla, se veía algo agotada y tal vez un poco de alegría le haría un poco mas llevadero su carga de trabajo, ella era la única que atendía a cuantos llegaban ahí por lo que pude notar, sabia que no siempre era fácil tratar a la gente y mas si venían de malas a causa del hambre.
Tomo mi mano y bajamos por el mismo camino que habíamos llegado, el lugar estaba con un poco mas de movimiento que a nuestra llegada, sonreí al ver que no éramos los únicos en aquel lugar, mis dedos entrelazados a los de el, me hacia sentir tan segura y amada cada instante era único, escuche la risa de aquel chico y no puede evitar sonrojarme, tal vez había escuchado algo de lo que había pasado en el cuarto, cuando aquellos señores respondieron el saludo de el solo les dedique una amable sonrisa y lo segui hacia afuera para ir rumbo al restaurante aquel.
Al llegar me ayudo a sentarme, la chica iba y venia de un lado a otro, yo casi no conocía las comidas que la tierra pudiera ofrecer y estaba segura que los postres que acostumbraba no serian alimento así que lei aquella carta y llamo mi atención uno de los menús - Creo que pediré una pechuga asada con ensalada de lechuga con manzana y pera - ayudaba que aquella carta tuviera algunas imágenes, en verdad se veía apetecible aquello, cuando escuche que pediría flan recordé aquel chico junto al mar el que me había invitado aquel delicioso helado, sonreí ya que tenia la esperanza de encontrarlo de nuevo y en esa ocasión poder ayudarlo,- Creo que algo de agua también - dije ya que tenia mucha sed, tal vez por toda aquella experiencia que había vivido me había deshidratado y estaba segura que el también.
Sonreí y acaricie su rostro viendo aquellos hermosos ojos azules aquel cielo que siempre estaba presente en el, llego la chica para tomar el pedido y sonreí al verla, se veía algo agotada y tal vez un poco de alegría le haría un poco mas llevadero su carga de trabajo, ella era la única que atendía a cuantos llegaban ahí por lo que pude notar, sabia que no siempre era fácil tratar a la gente y mas si venían de malas a causa del hambre.
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Sus cabellos pelirrojos atados en dos palillos chinos de color negro, sus gafas pequeñas colocadas sobre la puntera de la nariz y la cuerda de esta moviéndose creando cierto sonido al andar, su ropa algo sudada por culpa del ritmo de pedidos y con cierto aroma aceitoso por la cocina, la comida y todo lo que la rodeaba, junto con aquel delantal escueto e inmaculado le daban un aspecto único. Su piel era rosada, tenía las mejillas ruborizadas por mi mirada atenta a cada uno de sus movimientos.
Jamás perdía detalle de las personas que cumplían un cometido tan importante como era alimentar a los clientes voraces, desesperados por un plato de sopa, y a la vez llevar en su mente a un punto taimado. Su vida siempre estaba llena de sobresaltos, además era madre soltera y parecía agotada.
Su hijo era aún pequeño, muy vulnerable, y siempre enfermo debido a su asma. Me preguntaba si podría curarlo, pero para ello debía ir a su apartamento, diminuto y ordenado hasta el más mínimo detalle, e imponer mis manos sobre el pecho del niño. En esos momentos estaba siendo cuidado por su madre, la cual era demasiado anciana como para soportar tantas horas de estrés, problemas y achaques.
Cuando quedó frente a nosotros sonreí. Miré la carta nuevamente y clavé mis ojos en ella, en los suyos dorados con ciertos tonos café. Se colocó dispuesta a dejar constancia de nuestro pedido, abrió su libreta y apretó su lapicero.
-Un menú número dos y un menú número uno, por favor. Traiga una jarra de agua fría y un par de jugos de naranja dulce, si no es molestia.
Ella respondió a mi sonrisa con otra aún más hermosa y serena. Ni siquiera tenía que imponer mis manos en ella, un simple gesto bastaba. Pensé en dejar una buena propina, sabía que lo gastaría en mejores medicamentos y algunas golosinas para el pequeño. Los niños eran los más frágiles y hermosos, ángeles en la Tierra. Ellos eran las flores nuevas, los brotes más verdes.
Se marchó rápida hasta la zona de pedidos, dando la orden. Mi atención pasó en ese momento a Olivia, notaba como ella también deseaba ayudarla. Algunas mujeres nos observaban, pero no me detenía a pensar qué podían estar murmurando. Mis manos se entrelazaron con las suyas, besándolas mientras en silencio intentaba sentir su cariño. Únicamente necesitaba saber que estaba ahí, pues de esa forma era feliz.
Su hijo era aún pequeño, muy vulnerable, y siempre enfermo debido a su asma. Me preguntaba si podría curarlo, pero para ello debía ir a su apartamento, diminuto y ordenado hasta el más mínimo detalle, e imponer mis manos sobre el pecho del niño. En esos momentos estaba siendo cuidado por su madre, la cual era demasiado anciana como para soportar tantas horas de estrés, problemas y achaques.
Cuando quedó frente a nosotros sonreí. Miré la carta nuevamente y clavé mis ojos en ella, en los suyos dorados con ciertos tonos café. Se colocó dispuesta a dejar constancia de nuestro pedido, abrió su libreta y apretó su lapicero.
-Un menú número dos y un menú número uno, por favor. Traiga una jarra de agua fría y un par de jugos de naranja dulce, si no es molestia.
Ella respondió a mi sonrisa con otra aún más hermosa y serena. Ni siquiera tenía que imponer mis manos en ella, un simple gesto bastaba. Pensé en dejar una buena propina, sabía que lo gastaría en mejores medicamentos y algunas golosinas para el pequeño. Los niños eran los más frágiles y hermosos, ángeles en la Tierra. Ellos eran las flores nuevas, los brotes más verdes.
Se marchó rápida hasta la zona de pedidos, dando la orden. Mi atención pasó en ese momento a Olivia, notaba como ella también deseaba ayudarla. Algunas mujeres nos observaban, pero no me detenía a pensar qué podían estar murmurando. Mis manos se entrelazaron con las suyas, besándolas mientras en silencio intentaba sentir su cariño. Únicamente necesitaba saber que estaba ahí, pues de esa forma era feliz.
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
La chica tomo la orden y de inmediato se dirigió hacia el lugar que debía para que nos la prepararan, el entonces volteo a verme y sonreí de manera dulce mientras entrelazaba sus manos con las mias, lo observe en silencio unos minutos completamente perdida en aquella mirada que tenia tanto que dar, tanto amor dentro de ella, me sentía afortunada por poder estar a su lado, el lugar tenia algo de clientela, algunos nos veían pero el estar así con el me hacia olvidarme de muchas cosas solo podía pensar en nosotros.
Me acerque y deposite un dulce y pequeño beso en sus labios mientras una de mis manos se posaba en su mejilla acariciándola -Gracias- le dije ya que estaba agradecida por que no se alejara aquel día en el bosque de mi de nuevo, por haber ido por mi al infierno y sacarme, pero sobre todo por amarme
La chica llego sin que me diera cuenta si no hasta que dejo la jarra de agua y los jugos en la mesa, la comida aun no estaba pero no tardaría, sonreí a la chica agradeciendo el que nos hubiera llevado aquello, y se retiro para poder tomar el pedido de una pareja de ancianos que acababa de llegar en ese momento a aquel local que poco a poco se iba llenando de comensales, alguno eran camioneros que acaban de llegar en sus enormes tráiler, otros parecían que eran clientes asiduos por la forma tan familiar y natural que se comportaban saludando a los que trabajaban ahí
Me acerque y deposite un dulce y pequeño beso en sus labios mientras una de mis manos se posaba en su mejilla acariciándola -Gracias- le dije ya que estaba agradecida por que no se alejara aquel día en el bosque de mi de nuevo, por haber ido por mi al infierno y sacarme, pero sobre todo por amarme
La chica llego sin que me diera cuenta si no hasta que dejo la jarra de agua y los jugos en la mesa, la comida aun no estaba pero no tardaría, sonreí a la chica agradeciendo el que nos hubiera llevado aquello, y se retiro para poder tomar el pedido de una pareja de ancianos que acababa de llegar en ese momento a aquel local que poco a poco se iba llenando de comensales, alguno eran camioneros que acaban de llegar en sus enormes tráiler, otros parecían que eran clientes asiduos por la forma tan familiar y natural que se comportaban saludando a los que trabajaban ahí
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Podía escuchar el murmullo lejano de sus conversaciones, sus sueños y metas estaban presentes, así como sus nuevos temores y los más viejos defectos. Todos conversaban de forma animada, salvo dos hombres solitarios, cada uno en un rincón de aquel lugar, preguntándose qué estarían haciendo sus familias en ese momento, pensando en los kilómetros que aún tenían que recorrer, y mojando el pan o bebiendo un trago de cerveza sin alcohol. La camarera trajo las bebidas, sonrió al comprobar que parecíamos perdidos en un mundo a parte, como si el resto sólo fueran ecos de otras vidas.
-Yo soy quien debe agradecer, yo soy quien no puede dejar de sentirse agradecido.
Susurré acercándome a sus labios, atrapándolos con cierto deseo. A pesar de estar en público no me importaba mostrar mi amor hacia ella, pues necesitaba sentir las caricias de sus labios apretando los míos. Mi lengua se entrelazó con la suya mientras mis dedos se aferraban a sus manos, como si estuviera en plena oración. Al separar mi boca de ella no dudé en dejar un tímido beso en su frente.
-Olivia, no permitiré que nada ni nadie te aparte de mi. Confía en mis sentimientos, pues yo confío en los tuyos. Gracias a ti aún puedo sentir la luz, la pureza y la fuerza de las emociones que me provocas y me regalas.
Aparté mis manos de ella cuando la comida estuvo frente a nosotros, había sido rápido el servicio. Pronto podríamos probar los manjares de la Tierra. Inconscientemente oré bajo, tan sólo se veía como mi boca se movía mientras observaba nuestros platos. Mis ojos recorrieron cada detalle de la mesa justo antes de partir el pan y llevar un trozo a mi boca. Era pan casero, crujiente por fuera y esponjoso por dentro. Aún estaba caliente y su sabor era muy intenso. Me agradaba el pan blanco, el horneado en horno de leña y dispuesto en pequeñas partes en la mesa.
-Espero que te guste lo que has pedido.
Murmuré antes de dar un trago de zumo, tenía pulpa y estaba frío. Sin duda era agradable el encontrar aún lugares que no te servían jugo de caja. Prefería lo natural, aquello que no tenía mayores conservantes que el esfuerzo que se ofrecía al elaborarlo.
-Yo soy quien debe agradecer, yo soy quien no puede dejar de sentirse agradecido.
Susurré acercándome a sus labios, atrapándolos con cierto deseo. A pesar de estar en público no me importaba mostrar mi amor hacia ella, pues necesitaba sentir las caricias de sus labios apretando los míos. Mi lengua se entrelazó con la suya mientras mis dedos se aferraban a sus manos, como si estuviera en plena oración. Al separar mi boca de ella no dudé en dejar un tímido beso en su frente.
-Olivia, no permitiré que nada ni nadie te aparte de mi. Confía en mis sentimientos, pues yo confío en los tuyos. Gracias a ti aún puedo sentir la luz, la pureza y la fuerza de las emociones que me provocas y me regalas.
Aparté mis manos de ella cuando la comida estuvo frente a nosotros, había sido rápido el servicio. Pronto podríamos probar los manjares de la Tierra. Inconscientemente oré bajo, tan sólo se veía como mi boca se movía mientras observaba nuestros platos. Mis ojos recorrieron cada detalle de la mesa justo antes de partir el pan y llevar un trozo a mi boca. Era pan casero, crujiente por fuera y esponjoso por dentro. Aún estaba caliente y su sabor era muy intenso. Me agradaba el pan blanco, el horneado en horno de leña y dispuesto en pequeñas partes en la mesa.
-Espero que te guste lo que has pedido.
Murmuré antes de dar un trago de zumo, tenía pulpa y estaba frío. Sin duda era agradable el encontrar aún lugares que no te servían jugo de caja. Prefería lo natural, aquello que no tenía mayores conservantes que el esfuerzo que se ofrecía al elaborarlo.
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
El me agradecio a lo que solo sonreí, no tenia que hacerlo al contrario le había dado un peso el cual sabia que se sentía culpable, sus labios se juntaron con los mios de nuevo y no dude en responder de la misma manera, mis mejillas se colorearon un poco pero no impedía que aquellas muestras de amor me hicieran feliz, cada una de ellas, cada acercamiento que teníamos me llenaba de felicidad.
La chica trajo la comida y sonreí, se veía muy rica tome los cubiertos y tome un poco de aquello que había pedido, su sabor lleno mi boca de una explosión bastante deliciosa era un combinación que no había probado pero me gusto mucho como todo lo que había probado en aquella tierra, di un par de bocados mas antes de tomar un trago de jugo de naranja, era tan dulce que me hizo sonreír, bebí un trago mas y tome otro poco de comida - Esta muy rico - dije cuando la chica regreso a ver si nos faltaba nada, ella sonrió y volvió a otra mesa que le llamaban
El aroma de la comida flotaba en el aire, aparte de aquella sensación de bien estar que aquellas personas dejaban ver, me pregunte como seria nuestra vida ahora, el me había dicho que tendríamos un hogar y me enseñaría a cocinar, tal vez vivíamos como lo hacían los humanos eso seria algo interesante aun que poseíamos aun nuestros dones, por lo que pude ver en ese poco tiempo desde nuestra caída
La chica trajo la comida y sonreí, se veía muy rica tome los cubiertos y tome un poco de aquello que había pedido, su sabor lleno mi boca de una explosión bastante deliciosa era un combinación que no había probado pero me gusto mucho como todo lo que había probado en aquella tierra, di un par de bocados mas antes de tomar un trago de jugo de naranja, era tan dulce que me hizo sonreír, bebí un trago mas y tome otro poco de comida - Esta muy rico - dije cuando la chica regreso a ver si nos faltaba nada, ella sonrió y volvió a otra mesa que le llamaban
El aroma de la comida flotaba en el aire, aparte de aquella sensación de bien estar que aquellas personas dejaban ver, me pregunte como seria nuestra vida ahora, el me había dicho que tendríamos un hogar y me enseñaría a cocinar, tal vez vivíamos como lo hacían los humanos eso seria algo interesante aun que poseíamos aun nuestros dones, por lo que pude ver en ese poco tiempo desde nuestra caída
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
Tomaba aquellos alimentos con calma, demostrando mis mejores modales pese a sentirme agotado. Convertiría aquellos alimentos en energía, así como aquella que nos rodeaba. Los seres humanos eran cálidos, mostraban sus mejores intenciones mientras conversaban con viejos amigos o la persona amada, eso generaba una energía que siempre me había dado la capacidad de reponerme. Sin embargo, algo fallaba. Sentía que no tenía suficiente, que aún me sentía agotado. Esos buenos sentimientos no me servían, recordé mi caída y rogué que mis peores temores no hubieran alcanzado dicho extremo.
Tenía miedo. Un miedo terrible que me hacía vibrar como una caña de azúcar agitada por el viento. Tal vez la calidez humana ya no era motivo de dicha para mí, sino sus desgracias. Sin embargo, no importaba. Yo seguiría firme en mis convicciones luchando contra el dolor, reconfortaría a los enfermos y ofrecería mi apoyo a todo aquel que lo necesitara. Era el ángel del consuelo y la salud, lo era aún.
Guardaba silencio mientras la contemplaba, dejando que todo lo que se hallaba a mi alrededor se disipara. El mundo se transformó en nuestra pequeña mesa, el ruido de nuestros cubiertos contra la vajilla, nuestra respiración y la palpitación de nuestros corazones. Contemplarla como si fuera una aparición, el amor mismo encarnado en su belleza femenina.
-Mañana, quizás pasado mañana, nos dispondremos a marchar hacia la ciudad. Allí buscaremos un lugar seguro, aunque sea momentáneamente seguro. Te quedarás en él, aguardando que venga, pues conozco la ciudad mejor que tú e intentaré encontrar algo estable para los dos.
No permitiría que Caim, o cualquier demonio sofisticado con la crueldad como estigma, cruzara su mirada con ella. Buscaría el mejor lugar, aunque fuera en las afueras cerca del bosque o la playa. Un lugar donde nada ni nadie la dañara en las noches que necesitara estar solo. No deseaba que ella viera el horror, quería que su dulzura no se agrietara. Yo podía combatir con demonios temibles, seres horribles de ojos negros cegadores, pero si ella estaba a mi lado estaría más preocupado por su seguridad que por la lucha encarnizada. Prefería salir con ella en los momentos donde buscáramos enfermos, personas que necesitaran de nuestros cuidados. Sabía que no era débil, pero aún así debía cuidar de ella.
Tenía miedo. Un miedo terrible que me hacía vibrar como una caña de azúcar agitada por el viento. Tal vez la calidez humana ya no era motivo de dicha para mí, sino sus desgracias. Sin embargo, no importaba. Yo seguiría firme en mis convicciones luchando contra el dolor, reconfortaría a los enfermos y ofrecería mi apoyo a todo aquel que lo necesitara. Era el ángel del consuelo y la salud, lo era aún.
Guardaba silencio mientras la contemplaba, dejando que todo lo que se hallaba a mi alrededor se disipara. El mundo se transformó en nuestra pequeña mesa, el ruido de nuestros cubiertos contra la vajilla, nuestra respiración y la palpitación de nuestros corazones. Contemplarla como si fuera una aparición, el amor mismo encarnado en su belleza femenina.
-Mañana, quizás pasado mañana, nos dispondremos a marchar hacia la ciudad. Allí buscaremos un lugar seguro, aunque sea momentáneamente seguro. Te quedarás en él, aguardando que venga, pues conozco la ciudad mejor que tú e intentaré encontrar algo estable para los dos.
No permitiría que Caim, o cualquier demonio sofisticado con la crueldad como estigma, cruzara su mirada con ella. Buscaría el mejor lugar, aunque fuera en las afueras cerca del bosque o la playa. Un lugar donde nada ni nadie la dañara en las noches que necesitara estar solo. No deseaba que ella viera el horror, quería que su dulzura no se agrietara. Yo podía combatir con demonios temibles, seres horribles de ojos negros cegadores, pero si ella estaba a mi lado estaría más preocupado por su seguridad que por la lucha encarnizada. Prefería salir con ella en los momentos donde buscáramos enfermos, personas que necesitaran de nuestros cuidados. Sabía que no era débil, pero aún así debía cuidar de ella.
Invitado- Invitado
Re: Hell song - privado
La comida llenaba mi boca haciendo que cada sabor me hiciera sentir bien, el sabor de las frutas era tan dulce, la ensalada llevaba un poco de crema lo cual hacia tan suave el sabor, partí la pechuga comiéndola de a poco, de vez en cuando levantaba la mirada y sonreía al verlo observarme, no podía evitar sonrojarme un poco sobre todo porque él hacía que mi corazón latiera con fuerza, era algo que aun no entendía pero era una sensación agradable.
Casi terminando de comer escuche sus palabras -Esta bien - dije a lo de ir a la ciudad pero cuando dijo que me quedaría a esperarlo en el lugar que encontráramos fruncí un poco el ceño ya que la idea de que el fuera solo a aquel lugar no me hacia muy feliz, sabia que un lugar así por muy bien que lo conociera podía tener peligros que lo podían alcanzar, yo confiaba en el y sabia que el era muy fuerte y sabia defenderse pero eso no mermaba mi preocupación, solo asentí sin decir mas, sabia también que el solo intentaba protegerme
La chica llego a recoger nuestros platos vacios y vasos, después trajo pequeños platos con los postres dos rebanadas generosas de flan, sonreí al verlo, se veía bastante bien y cuando lo probé sonreí aun mas, desde mi llegada las cosas dulces habían sido mi fascinación no sabia por que la cocoa, el helado, los pasteles, eran alimentos que no solo llenaban el estomago llenaban el alma a mi consideración
Casi terminando de comer escuche sus palabras -Esta bien - dije a lo de ir a la ciudad pero cuando dijo que me quedaría a esperarlo en el lugar que encontráramos fruncí un poco el ceño ya que la idea de que el fuera solo a aquel lugar no me hacia muy feliz, sabia que un lugar así por muy bien que lo conociera podía tener peligros que lo podían alcanzar, yo confiaba en el y sabia que el era muy fuerte y sabia defenderse pero eso no mermaba mi preocupación, solo asentí sin decir mas, sabia también que el solo intentaba protegerme
La chica llego a recoger nuestros platos vacios y vasos, después trajo pequeños platos con los postres dos rebanadas generosas de flan, sonreí al verlo, se veía bastante bien y cuando lo probé sonreí aun mas, desde mi llegada las cosas dulces habían sido mi fascinación no sabia por que la cocoa, el helado, los pasteles, eran alimentos que no solo llenaban el estomago llenaban el alma a mi consideración
Invitado- Invitado
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» Mama, we all go to Hell... [Damian]
» Lost in the Hell - Fanfic
» Hell Realm {Normal}
» Crystallize - Privado
» Se abre el bar - privado
» Lost in the Hell - Fanfic
» Hell Realm {Normal}
» Crystallize - Privado
» Se abre el bar - privado
Página 2 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Jue Mayo 24, 2018 10:09 am por Kenneth Shaw
» Disenchanted [Adrian]
Jue Mayo 24, 2018 7:15 am por Kenneth Shaw
» Links caídos.
Miér Nov 16, 2016 2:25 pm por Leonor Regnault
» Registro de Avatares - OBLIGATORIO
Miér Nov 16, 2016 2:11 pm por Leonor Regnault
» Water Into Wine {Priv: Dennis JonBenét}
Jue Mayo 26, 2016 3:53 pm por Dennis JonBenét
» New Beginning
Jue Abr 21, 2016 2:04 pm por Garret Giordano
» Reconsiderando...
Vie Abr 15, 2016 12:53 pm por Sammael
» Leviathan (Liv Yatan)
Miér Abr 13, 2016 10:34 am por Leviathan
» World of Shadows (normal)
Vie Abr 08, 2016 10:24 am por Invitado