Mama, we all go to Hell... [Damian]

Tan sólo había pasado un mes en Los Ángeles y mi existencia había dado un vuelco: había conocido a muchos seres diferentes. Algunos agradables, otros no tanto. ¿Qué podía decir? Sinceramente amaba LA. Era una ciudad de gente loca y despiadada, por eso era que me llamaba tanto. Pues bien, mi estadía por los parajes de los Merchant había llegado a su fin. En realidad, nadie me coaccionaba a partir. Simplemente había decidido hacerlo por mi cuenta. Tenía ganas de cambiar de aires un poco. Hacía demasiado tiempo que no recorría los sucios y desolados callejones de NY. Y es que en realidad, pisar aquel sitio de nuevo provocó que inmediatamente llegaran a mí como en una cinta de video recuerdos, recuerdos fuertes. Memorias de mis primeros días sobre la faz de la Tierra, cuando aún era un emplumado del ejército celestial. Tan servicial, inocente y devoto... En fin, aquellos días quedaban atrás. Pero aún así, NY me obligaba a evocar todo aquello. En especial a mi único amor... Nos habíamos conocido allí, una noche fría, estúpida y sin sentido como esta. Sólo, una noche más. Una noche más que cambió mi existencia para siempre.
No traía demasiadas ganas de meterme en problemas, sólo quería resguardarme en algún lugar oscuro y apartado dentro de aquella absurda ciudad, a meterme droga hasta perder control de mi cuerpo... y mi mente. En ese momento, deseé intensamente que Andy estuviera allí para hacerme compañía, aunque sólo fuera en silencio. Hasta sus silencios eran cómodos. Pero qué va, por lo que parecía, esa noche estaría a solas.

En América, Europa, Asia, en las ciudades concurridas y en las islas pequeñas, en todo lugar, todos los días me he de presentar. Algunos por enfermedades, de vejez, accidentes y asesinatos. Todos los días en todas las horas me encuentro con esos eventos que los seres consideran "desafortunados" donde sus seres amados encuentran su destino final, el momento en que su estadía física llega a su fin. Es frustrante y a veces irritante siempre verlo, no ppr lo que mi trabajo significa en sí ya que es un noble y necesario destino, ya que la eternidad es peor de lo que alguna alma pueda soportar o alguna mente pueda entender; Lo que me trae nostalgia es no solo enfrentarme al conflicto interno al tener que llevar almas jóvenes inundadas de sentido y visiones, y dejar continuar la vida de quienes no conocen lo que es la vida. Aquello no es de mi jurisdicción, sin embargo, mis decisiones carentes de sabiduría no juegan ningún papel en ello.

No soy un ser perfecto, y entre esas imperfecciones se encuentra ese juicio subjetivo, influenciado enteramente por pensamientos egoístas. Sin embargo, me es imposible negar el hecho que observo, analizo y siento. Y siento, al ver quien se encontraba en aquel callejón esa vez.

Un ser poderoso pero oscuro, un demonio tal vez se encontraba bajo la apariencia de un recipiente en un callejón de la ciudad. Sus razones eran inciertas, pero el hallarse por su cuenta en ese lugar, inyectándose droga, era casi una invitación a la muerte, a desaparecer. Los vicios no alteran el tiempo de vida como se cree, pero visiblemente alteran su calidad. Sea o no un ángel su recipiente jamás lo será. Pero cuando lo veo puedo ver tras eso melancolía, un trasfondo a esa condición. La tristeza es tristemente rutina para mi y, reconociendo su naturaleza, es...incluso atrayente. Un morbo que no puedo negar. Ver y conocer la tristeza es interesante oara mi y en aquel día en nueva york, sin esperarlo, en un callejón aleatorio me encontré con un alma y de pronto me encontré observándolo detenidamente. Más que notar mi presencia, ¿Le brindará importancia alguna? Me cuestioné.

OFF: un millón de "lo siento" no son suficientes por la demora, pero aún así no sé qué más decir, con todo esto de las fiestas me he distanciado bastante de Damned, en especial considerando que me conectaba varias veces en un día... Bueno, como sea, gracias por la paciencia, y FELIZ AÑO NUEVO!!

No quería pensar más, prentendía tener la mente en blanco, pero se me volvía imposible. Eso era sin lugar a dudas lo que más llamaba mi atención de los estupefacientes que consumía: el poder que tenían de borrar los recuerdos y las ideas; para que pudiera estar en paz con las voces de mi mente, aunque fuera un par de horas. Me sonreí. Esa noche, la heroína y yo teníamos una cita, y no prentedía llegar un segundo tarde...
Los primeros efectos de la droga empezaron a hacerse presentes, no podía elaborar siquiera una idea coherente. Mi cuerpo fue poseído por un conocido placer, unos particulares cosquilleos que luego se tornaron fuertes espasmos. Me sacudí con violencia un par de veces, en contra de mi voluntad.
Cuando noté que no lograría permanecer de pie demasiado tiempo, decidí que lo mejor sería sentarme en el piso. Comencé a visualizar aquel callejón. Aunque la imagen era borrosa y los objetos estaban distorsionados, podría jurar que había visto a alguien. Un hombre, cabello oscuro, piel particularmente blanca. Y hasta parecía que me observara. ¿Era todo aquello veradero, o sólo un delirio?
-¿Se te extravió algo?-Pregunté, aunque no tenía certezas de que la voz hubiese salido de mí, porque no logré escucharla.
Luego de otra sacudida, me apoyé en una pared e hice una carcajada que ahogué colocando una mano en mi boca. No tenía una razón de ser, claro. Pero resultaba imposible controlarme, así es que ya no lo intenté.