Hora de hacer presentaciones-priv

Durante varias noches le di la vuelta a un asunto. Me preguntaba si debía hacerlo o no. La cuestión es que Killian se había llevado una mala impresión de Hella, yo no quería que el rubio pensara que era una furcia. Hella tenía un carácter de mil demonios, pero tenía buen corazón porque en las pocas veces que había visto en sus ojos ese destello, ese mínimo destello, de esperanza me provocaba verla como una niña, una hermana a la cual cuidar. Me recordaba mucho a mí, a mis duros años como adolescente, ella parecía estancada en ese punto sin retorno.

Había estado conversando con varios de mis guerreros, un par de lycan y un misterioso dhampir hijo de un viejo conocido. El aspecto de Julien, así se llamaba el dhampir, era delicado, como un ángel, pero era fuerte y tenaz en la batalla. Se parecía demasiado a su madre, la cual conocí justo antes de morir en el parto. Su padre fue uno de los primeros en unirse a los Thonrs, un guerrero eficaz y sensato. Después de esa breve reunión donde les comentaba las nuevas medidas de seguridad, así como códigos para intercambiar información, decidí buscar a Killian.

Encontré a mi amante sentado en su despacho dormido sobre un montón de informes. Aún estaba introduciendo los datos, actualizándolos con las nuevas emboscadas, y señalando lo más importante de cada guerrero. Un informe que me vendría perfecto para articular mejor a mis tropas en combate.

Entré quedándome de pie con aquel traje oscuro, todo un clásico, con los cabellos alborotados y los ojos fijos en sus dedos aferrados a un pequeño montón de hojas y fotografías. Me incliné hacia él besando su coronilla, olfateando su aroma a frutas producto del champú. Logré apartarme a tiempo quedando en pose indiferente contemplando los papeles que había por el suelo, como si no me hubiera tentado el arroparlo y ser tierno con él.

Habían pasado varios días, agitados y ajetreados días, en los que no había parado. Pasando y pasando informes a los archivos y al pc, empezaba a dolerle el puente de la nariz por la poca costumbre de llevar las gafas tanto tiempo.

Cansado apoyó la frente en la mesa un segundo y sin darse cuenta se durmió, se despabiló al notar un cosquilleó en su pelo, como si algo le hubiera tocado. Abrió los ojos parpadeando pesado e incorporandose - Ama - murmuró, se quitó las gafas y frotó los ojos. - Me dormí, que tonto - estirandose - que hora es? llevas mucho aquí?

-Acabo de llegar, pero no sabía si dejarte dormir o no.-comenté jugando con uno de mis anillos, llevaba un par aquella noche y todos de plata. Me gustaba ver mis manos blancas con aquellos anillos con gemas negras.-Tendríamos que ver a Hella, no sé como se está tomando todo.

Se lo solté de improviso, no sabía como iba a reaccionar. Necesitaba una buena excusa, pensé rápido y sonreí apoyándome en la mesa. Le miré fijamente a los ojos y acerqué mis labios a él. Un breve beso que se volvió violento, tal vez despertándolo del todo.

-Vamos, vemos como está y le entrego sus órdenes. Además ahora es la segunda a bordo en el grupo de Krusnik.-susurré antes de darle otro de esos besos agarrándolo por la nuca.-Quiero que sepa como eres, ya que le hablé de ti, y así podrías explicarle como funciona lo de la enfermería.

- Tengo que trabajar, así que gracias por despertarme - dijo echandose el pelo hacia atrás, y esa proposición le dejó frío. - Como? - llegó a murmurar sorprendido, recibiendo ese par de besos a cada cual más violento y profundo.

- A-ama, no se... - murmuró y ese segundo beso le hizo gemir - es-está bien que deje el trabajo? - preguntó, no muy seguro, no sabía si sería demasiado violento para él ya que aún recordaba el ataque de celos que tuvo.

-Sí, es necesario porque quiero pasear contigo luego... podemos ir a un lugar a solas, tú y yo, donde no haya demonios ni nada que nos moleste. Una hora, no más de eso, alejado de todo... ¿eh?-eso había sido tierno, pero no me importó porque quería estar a solas.

Me jodía tener gente a todas horas a mi lado, necesitaba unos minutos para hablar con él. Quería escuchar más sobre su vida, no quería ir de cotilla a su cerebro y leer neurona por neurona. Sus ojos me hacían sentirme en paz, mientras sus cabellos rubios me provocaban tocarlos, y eso lo quería para mí en un momento íntimo.

Sus mejillas enrrojecieron un poco al oírle, poniendose tímido y avergonzado de golpe, pero en su mirada se leía anhelo. - Eso, eso estaría muy bien... hace días que no podemos tener un momento tranquilo... solo para los dos - contestó.

Terminó por levantarse, arreglandoe un poco el pelo - Ok, vayamos a verla Ama - apagó el portatil antes de acercarse a él - y luego demos una vuelta, hace tiempo que no respiro aíre fresco - pues hacía días que no salia del edificio.

Afortunadamente nadie recordaba el hecho con David, claro que todo había quedado encubierto por una nube de sueños de Atsushi. Él no se tuvo que preocupar, nadie tuvo que saber que yo era el que era. Me dolía horrores saber que él se preocupaba en exceso, si me hubiera visto machacado por aquel vampiro y su rostro destrozado por mis salvajes actos tal vez me obligaría a quedarme junto a él, a no salir jamás.

Me acomodé el traje y estiré mi mano hacia él para que la tomara, le concedería ese grusto. Era todo porque aceptara, quería que se le pasara esa estupidez con Hella. No me importaba que se celara del resto, pero no de ella. Así que simplemente tenía pensado un encuentro casi fortuito, una visita inesperada, al principio de la noche cuando seguro que ella estaba en su apartamento.

-Vamos.-dije clavando mis ojos en él, buceando en su alma.-Veremos que nos cuenta, tal vez se queja de la caldera...

Miró su mano algo sorprendido, eso no era lo habitual, que le tomara por la cintura o incluso que le pasara el brazo por los hombros... pero que le tomara de la mano? Sinceramente no lo desaprovecharía, se agarró a ella, entrelazando sus dedos y sonriendole.

- Ok, vamos... pero está muy lejos? lo digo para coger la chaqueta - señalando con la cabeza al perchero donde tenia colgada una chamarra vaquera deslavada que hacía juego con sus pantalones. - No quiero resfriarme, últimamente hace bastante frío en las noches, o eso dicen los chicos al menos.

-Sí, toma la chaqueta y si puedes la bufanda.-había una colgada al lado de color verde de varios tonos.

No quería que se enfermara, si lo hacía yo no lo podía cuidar y tampoco lo hubiera hecho de poder. Me sentía demasiado vulnerable con él a mi lado. Era como si cualquiera pudiera venir y dañarlo sólo para joderme a mí, como si él fuera el emblema de algo. Era mi talón de Aquiles.

-No es que esté lejos, pero si luego queremos pasear ya sabes.-comenté apoyado en la mesa.-No vamos a hacerlo bajo cubierto.

Um, cierto, cierto - fue su contestación, soltandole de la mano descolgó ambas cosas colocandoselas, chamarra y bufanda, la cual se enrrollo por el cuello. Tras esto volvió a su lado agarrandose de su mano - tu guías entonces- mirando a su alrededor, asegurandose de no dejar nada encendido o descolocado.

- Por cierto... como es ella? No soy precisamente bueno socializando con gente que no conozco, la excepción ha sido Román por que es demasiado adorable. Si no solo recuerda como te traté cuando te conocí... no se me da bien conocer gente.

-Puede ser un poco cruel.-dije recordando como habíamos sido con aquel ángel.

Yo no pensaba hacer nada salvo corretearla un poco y terminar dándole la mano en señal de paz. Pero todo lo que pasó a nuestro alrededor, y alcaro que todo, me volvió un poco frenético y acabé discutiendo con ella, así como peleando. Hella me animó y yo saqué todas mis frustraciones con Dios.

-Cuando la veas creo que te impactará un poco su aspecto, pero dudo que te sea desagradable.-murmuré antes de apretar su mano contra la mía.

Caminábamos por el largo pasillo hacia el ascensor, el cual nos llevaría a la planta baja. Desde el hospital al lugar donde residía había como dos calles, prácticamente, y eran pisos reconstruidos con los mejores sistemas de seguridad.

Andaban cogidos de la mano, dejandose guiar por el mientras le escuchaba atento. - Um, por que debería de sorprenderme su aspecto? - preguntó curioso ladeando la cabeza - bueno... espero que nos llevemos bien... no suelo congeniar con las mujeres... con los hombres tampoco... soy un antisocial - haciendo una mueca al darse cuenta. - Solo me gustan los animales, será por eso que he acabado contigo? eres una bestia al fin y al cabo - haciendo referencia a su tatuaje, nunca le había visto luchar como para saber que realmente lo era.

Al salir al exterior resopló y se acurrucó pegandose más al castaño, hacía frío y además viento - menos mal que te hice caso y llevo bufanda.

-Debiste también ponerte un gorro, cae humedad.-murmuré rogando interiormente que jamás me viera luchar o se asustaría, ahora no quería que él saliera corriendo y sobre todo que fuera por mi culpa.-También unos guantes, la temperatura incluso la siento yo pero no enfermaré, sin embargo tú sí.-me preocupaba por él siempre, por eso no le dejaba salir y me buscaba mis porque para que nadie sospechara, aún así lo hacían.

La calle estaba bien iluminada, días atrás había pedido que colocaran nuevas farolas. Me dedicaba a cuidar a las personas de ese barrio, a darles lo mínimo y un poco más. No quería que tuvieran miedo, que sintieran el pánico, que Caim y otros demonios estaban causando.

Rió un poco al oírle, negando suave y abrazandose a su brazo - Ama, me crié entre nieves no te preocupes no voy a enfermarme por un poco de frío. No voy a enfermarme con tan poco, tengo un cuerpo resistente aunque no lo parezca, tengo la impresión de que me ves como si fuera de porcelana - con unas risita divertida, realmente eso no le importaba demasiado, le parecía en cierta manera tierno.

- Oye la calle se ve mas bonita con la luz de las farolas, antes se veía demasiado oscura, daba cierto miedo caminar por ellas. Daba la impresión de que cuando menos lo esperaras te saldría algo peligroso de entre las sombras.

-La calle se ve genial, como en los viejos tiempos. Recuerdo cuando paseaba por aquí en busca de algo de diversión. Había venido a tocar, una de esas veces, y había fiestas de primavera. Los Ángeles se veían geniales en esa época.-comenté antes de suspirar pesado.-Joder hablo como un viejo, sólo me queda ponerme frente a una obra a observar. Si hay algo que no ha cambiado son los ancianos y su gusto por mirar como se construye. Aunque ahora se construye para dos días, porque en dos días se derrumba todo.

Recordaba con cierta nostalgia todo aquello, me daba pena ver que el mundo que él conocía era tan distinto al mío. Quería contarle mil cosas, pero no iba a entenderlas y sólo se sentiría extraño, con dudas y tal vez se reiría sólo por imaginarselo un poco. Quería recuperar viejas cintas, para que todos pudieran ver aquello por lo cual luchábamos. Un mundo como el que conocí, con muchos robos y algo de inseguridad pero nada como lo de ahora.

Rió francamente divertido - si, has sonado como un viejo, pero bueno, contando con los años que tienes es algo normal - acarició el brazo al que se abrazaba, apoyando la cabeza en su hombro.

- Tenía que ser bonito, seguramente no perfecto, pero muchísimo mejor que lo que yo he conocido. Yo he nacido entre oscuridad, sangre y guerras, aunque me crié aislado por suerte, quizás por eso la inocencia me duró mucho más que al resto, en estos tiempos la inocencia se pierde nada más nacer... es algo triste, los niños no pueden ser niños. Tienes que crecer y ser fuerte o te acaban comiendo.

-Es la época de hombres duros, de niños criados como se hacía en Esparta. El que vale sigue con vida, el que tropieza puede perderla y el que cae definitivamente muere. No se puede aceptar fracasos, no hay disculpas posibles. Todos somos soldados, todos.-dije con un tono ronco recordando como era la guerra, como se arrasó todo, como cayeron los cuerpos de ángeles incendiados y que aún adoloridos se levantaban para seguir luchando.

La vida había cambiado. El mundo era un infierno comparado con el cielo que habíamos conocido. La época dorada de la tierra se perdió y quedó sólo el bronce. El ocre de los campos pasó a gris, el verde de los prados es negro como la muerte misma y el azul de los océanos es verde tóxico. Nada es como antes, nada. Por mucho que se intente recuperar siempre hay un capullo que incumple las reglas, que pacta contra el mundo y que escupe su veneno.

- Si, pero no debería de ser así, los niños tienen derecho a ser niños, si no podemos tener siquiera eso es que el mundo está hecho una verdadera mierda. No se puede caminar tranquilo y sin tener miedo, eso no es vida, quiero cambiar eso, por eso me uní a Thorns, la gente tiene derecho a vivir libre no bajo la dictadura del miedo... aunque no soy precisamente un guerrero, pero intento ayudar como puedo... A veces realmente pienso que nací en la época equivocada...

Suspiró cerrando los ojos por un segundo - me he puesto filosófico perdón.

-Yo no fui niño, no sé que es eso de jugar con las chapas o las canicas. Tampoco recuerdo como era ir al canal a mirar los renacuajos. Veía a otros, pero yo no podía. Mi padre me prohibía a veces ir incluso al colegio.-comenté recordando los golpes, abusos e insultos. Moría por dentro cuando recordaba esas cosas, aún jodía.

-Es aquí.-dije parando frente a la puerta del edificio.-Subamos por el ascensor, es de los últimos pisos. Se quedó libre porque lo destiné a otra ciudad, para que fuera general. Atsushi lo adiestró bien.-comenté abriendo la puerta con mi llave, tenía la del portón de todos los edificios.

Se podía decir que hacía de casero, era algo que me gustaba hacer porque nos daba cierta vinculación.

Y tuvo el impulso de pararle para poder darle el abrazo más tierno que le saliera... pero no lo hizo, en su lugar apretó un poco el abrazo a su brazo, apoyando la cabeza en su hombro acariciandole leve con los dedos. No sabía como reaccionaría el castaño a una muestra tal de cariño como un abrazo protector, seguramente se sentiría incómodo y no quería eso, pondría el ambiente aún más raro de lo que, estaba seguro, acabaría estando cuando le presentara a aquella chica.

- Tenías razón, no está muy lejos - montando en el ascensor no sin antes mirar a su alrededor por curiosidad. Una vez allí le besó la mejilla y finalmente le soltó, nervioso, mucho, por esto de conocer gente nueva no se le daba nada bien.

Me había puesto a juguetear con el ordenador, de tanto salir no había visto lo que contenía, me entretuve en unos juegos espaciales. No sabia cuanto llevaba por lo que me levante y fui a la nevera cogiendo una botella de jugo de fresa.

Estaba apunto de volver a mis marcianos cuando note en el ambiente cosas cursis y el aroma de Amaury, sonreí levemente y fui hacia el hall entretenida en mirarme al espejo ya que parecía que iba acompañado, supuse que por aquel chico rubito.

Como no tenia que salir iba lo mas cómoda que podía aunque tuviera visita por sorpresa. Me había pintado el cabello de verde con extensiones de colores, para adornarlo puse una gran estrella de colores también. Una chaqueta de vinilo negro de mangas de tres cuarto y mostrando un poco la tripa, unos pantalones cortos negros que parecían unas braguitas y unos calcetines largos de color negro con unos lazos rosa y unos botines.

Solté media carcajada y me apoye en la puerta a esperar que salieran del ascensor para recibirlos.

asi va vestida:

Sentí su presencia cuando íbamos en el ascensor, no tenía ni que pulsar a su timbre para saber que estaba allí. Era una presencia fuerte y femenina, se notaba en aquel edificio como si vibrara. Al abrir la puerta la vi, apoyada en su puerta esperándonos al parecer.

-A ti no se te puede visitar por sorpresa.-comenté saliendo del ascensor esperando que Killian también saliera.-Vengo a presentaros, ya que vas a estar por allí seguido. Supongo que Atsushi te pedirá que seas quien esté comunicando todo lo que ha sucedido en las misiones de ambos, ya que ahora sois un ejército algo más fuerte.-y era por ella y por un par de Krusnik que había conseguido hacerles pensar, ver que era mejor estar unidos y cazar únicamente a todos aquellos que destrozaban lo poco que teníamos.-Killian ella es Hella, Hella él es Killian mi pareja.-esta vez no usé consorte, usé otra palabra distinta que seguro que a él le sonaba incluso mejor que consorte.

Se retorcía las manos, mirando al techo mientras subían, nunca se le había hecho tan largo la subida de un ascensor, y eso que no eran demasiados pisos. Al fin llegaron al piso y salió tras de Amaury, solo para acabar cohibiendose aún más por el aspecto de la chica.

Era mona, mucho, una chica llamativa, guapa y segura de si misma, tan diferente de si mismo que le hacía sentirse inseguro y aún más nervioso, y la escasa ropa de ella tampoco le ayudaba demasiado. Pero esa palabra "pareja" le dio algo de ánimo.

- Hola, encantado de conocerte Hella - saludó tendiendole una mano con la intención de que las estrecharan.

Al verle sonreí y me acerque a él escuchando sus palabras, aun ni había puesto los ojos en su novio, paré frente a él aun sonriendo.

He notado vuestra cursileria mientras subíais Ama - solté una carcajada y le di dos besos aguantando las ganas de abrazarle. -Aun no se a puesto en contacto conmigo - murmure con eso de Atsu y luego me gire para ver al chico rubio examinandole hasta cuando habló.

Me acerque a él olisqueando su aroma y sonreí de lado olía a Amaury.

Encantada Killian el rubito -dije estrechando su mano sin dejar de sonreír.
Di la vuelta y caminé hacia a dentro de nuevo. - Estaba jugando a los marcianos, no me apetecía salir hoy - comenté tomando la botella del jugo dando un trago esperando a que entraran.

Estaba medio en bolas, pero estaba acostumbrado a que fuera ligera de ropa. Notaba como Killian se sentía un poco en medio de la nada, con cierta tirantez e intentando relajarse a la vez.

-¿Ves? Le hablo a todos de ti.-susurré en su oído sintiendo el aroma de su perfume, ese perfume que era su champú que me ponía sólo de pensar que se pegara a mis sábanas.

Miré a Hella contoneándose hasta donde se encontraba un jugo con sangre, notando como había cambiado un poco su aspecto. Veía diferente sus cabellos pero no sabía en qué.

-¿Te has hecho algo en el pelo?-pregunté tirando de Killian para que pasara dentro.-Atsushi habló hace unas noches conmigo, creo que ha ido con Faolan a entrarse. Es un hechicero.