une journée spéciale pour vous (+18) priv

-Sí.-susurré recostándome sobre su pecho, cerrando los ojos sintiendo como bajo su piel bombeaba su corazón.-No sabes cuánto te amo Jonte, no puedes imaginarlo.-murmuré besando su torso, para luego depositar varios besos en su cuello.

Mis dedos jugaban con su vientre, rozando su ombligo con la yema de estos. Deseaba que me amara eternamente, que no se fuera de mi lado. Había hecho mi vida de nuevo imaginando el estar con él, en un futuro más tranquilo.

-Quiero que la tierra sea próspera, necesito ver crecer la flora y la fauna junto a ti...

Le abrace por la cintura cuando lo tuve entre mis brazos, pegando mas su cuerpo al mio, notando los besos por mi pecho haciendo que acariciara su vientre. Se estaba tan bien así los dos solos.

No se cuales son los planes de lucifer o de belial sobre la tierra, pero ojalá volviera a ser la que hace siglos fue - murmure mojando un poco sus hombros para quitarle el sudor del sexo que habíamos tenido hacia unos minutos.

Ahora me costaba volver a concentrar mis pensamientos en volver a tener sexo con él, sabiendo que seguía deseándolo. Con la mente me puse a cambiar las sábanas de la cama, no quería hacerlo en un lugar ya manchado.

Te amo Daichi - le tomé de las mejillas y volví a besar sus labios colando mi lengua en su boca disfrutando de su sabor a manzana.

Sus caricias y besos me hacían temblar. Cerré los ojos por completo dejándome hacer, como si fuera un muñeco. Tenía tanto miedo y a la vez todo parecía tan tranquilo, como si no hubiera guerra o dolor. Yo sólo deseaba un mundo en paz, un paraíso como el que hubo hacía siglos comparado con la tierra árida que poseíamos. Incluso había avanzado demasiado el desierto, todo estaba mal.

-Jonte.-murmuré separándome de sus labios.-Ya no quiero sexo, sólo dame cariño... necesito cariño de tus brazos.-susurré abrazándome a él por debajo de sus axilas, quedándome hecho una pequeña pelota.

Sonreí cuando me llamó y dijo aquello, deje que se abrazara a mi y le acaricie el cabello de nuevo moviendo un poco el agua para que se moviera el calor hacia nosotros, me encantaban las nuevas bañeras que mantenían el calor del agua por horas.

Acaricie su espalda y hombro suavemente mientras con la otra mano le abrazaba para mantenerlo en mi cuerpo. Le di varios besos en su cabello, tenerlo así me hacia estar tranquilo, para mi él y lauren lo eran todo en mi vida. Apoye la mejilla en su cabeza mientras mis dedos acariciaban la suya y parte de sus labios.

Se está tan bien así...

El agua se mantenía caliente, aunque con unas breves palabras hice que las brubujas aparecieran y el agua se calentara un poco más. Me gustaba ese tipo de hechizos fáciles y rápidos que me ofrecían un poco más de placer.

-¿Has pensado alguna vez en tomarte un día sin hacer absolutamente nada? Yo llevo pensándolo más de dos siglos, aún espero ese momento... bueno creo que hoy ha llegado ese momento. No quiero hacer nada Jonte, sólo disfrutar como mucho de algún espectáculo mañana en la noche.-susurré cerrando los ojos y echándome hacia atrás, dejando que el agua caliente me adormeciera junto a sus caricias.

Lo que tu desees mi amor - respondí a eso de no hacer nada, acariciando su cabello notando que el agua estaba algo mas caliente por un hechizo que hizo.

Sonreí y cerré los ojos acariciando su vientre, cogí el gel y lo pase por su cuerpo para terminar de quitar todo lo sucio de su cuerpo, para eso estábamos allí, para estar los dos solos sin hacer gran cosa, le di un beso en la cabeza y acaricie sus mejillas.

Volvemos a la camita? Cambie las sábanas y airee la habitación mientras estamos aquí. - sonreí y le di un beso en la mejilla.

-Jonte, me mimas demasiado.-murmuré aferrándome a su cuerpo.-Pero te pediría que me llevaras en brazos, entre el esfuerzo y el agua caliente he quedado demasiado agotado.

No era capaz ya de levantarme, me pesaban las piernas. Necesitaba que él me llevara al lecho, que me abrazara y permitiera que mi cuerpo tomara el hueco perfecto entre sus brazos. Amaba sentirme rodeado por él, su aroma corporal me hacía sentirme tranquilo.

Claro, espera un momento - le di un corto beso en los labios. Aparté con cuidado su cuerpo del mio y salí de la bañera escurriendo el agua de mi cuerpo, lo seque con una toalla y luego la sostuve en el aire.

Cogí su cuerpo con cuidado sacándolo de la bañera y luego enredé la toalla por su cuerpo para secarle mientras caminaba hacia la cama, lo senté y sequé su cabello pasando mis manos por este.

Ya estás sequito. - sonreí y me tumbé para que se tumbara conmigo como siempre.- Olemos rico, eh reí levemente y pase mi brazo por su cuello para traerlo mas a mi cuerpo.

-Jonte ¿por qué eres tan mono?-susurré con las mejillas rojas antes de abrazarlo, pegándolo a mí con fuerzas.

Deseaba pensar que así sería siempre, que no se iría. Algo en mí me hacía sufrir, como si fuera una tortura del pasado. Parecía recordar cosas que no había vivido ni visto, jamás me había enamorado y sin embargo sentía como si fuera la segunda vez... una segunda vez que me provocaba temor, un miedo irracional, a que me dejara riéndose de mi estupidez.

Mis ojos se llenaron de lágrimas entre felicidad y dolor. Me desesperaba ese sentimiento, jamás lo había sufrido y ahora parecía estar marcándome con acero al rojo vivo.

No soy tan malo como todos piensan que soy. -sonreí levemente y me puse a acariciar su cabello ya seco.

Tape nuestros cuerpos con las sábanas, luego me quede mirando al techo dejando que pensara en sus cosas, o al menos creí que pensaba en algo. Aparté los ojos del techo y le mire viendo que estaba llorando, acaricie su cabello y le di un beso.

No llores por favor... -susurre acariciando sus mejillas secando las lágrimas que caían sin yo saber por que. Suspire y lo coloque encima de mi cuerpo quedando su cabeza encima de mi pecho. No llores - volví a pedir acariciando su cabello dando besos en su frente

-Ten miedo, una sensación rara que no consigo saber porque tengo... me siento extraño desde hace días.-me quedé bajo su cuerpo intentando no llorar, mis manos acariciaban su torso y sus brazos.-No me dejes por nadie, mucho menos por zorras que van de divas del infierno... no me dejes de amar.-me aferré a él desesperado, sin embargo me fui calmando por su olor corporal.

Quedé dormido aún con lágrimas en los ojos, mi pecho se movía agitado en algunos momentos pero se paraba y proseguía su curso normal.

Escuche sus palabras sin dejar de besar sus cabellos ni de acariciarlos, cerré levemente los ojos.

Nunca dejare de amarte, Daichi - murmure con los ojos cerrados notando como se aferraba a mi cuerpo.

Tampoco había dejado de amar a Camille después de tantos años, ahora tampoco dejaría de amarle a él, le necesitaba a mi lado, como necesitaba a lauren. Note que se había quedado dormido por lo que le arrope mejor y termine por quedar dormido abrazado a su cuerpo, sintiendo como su respiración se agitaba y volvía a la normalidad.