une journée spéciale pour vous (+18) priv

-No sólo un amigo, también mis líderes.-susurré porque aún no le había dicho que era de una organización en específico.-Soy de los Bloody Rose.-murmuré antes de mirarle a los ojos.-No quiero que ataquen a las personas que he cuidado a mi modo, no son amigos pero son compañeros.-dije apretando uno de los cubiertos.-Muchos de ellos han venido a la tienda últimamente, han pedido colgantes de protección.-susurré antes de mirarle a los ojos.-Jonte... hay incluso ángeles y demonios en esa organización, mestizos de todo tipo... son buenas personas todos ellos. Aunque sé que no te agradan los primeros.

Estaba tremendamente preocupado. Lo estaba sobretodo por Amaury. Una lágrima se escapó corriendo por mi mejilla, aunque no se estropeó mi maquillaje.

-No quiero que le pase algo a Amaury, tampoco a su pareja.-dije cerrando los ojos.-Ni al estúpido de Cat o a su hijo.-abrí los ojos mirándolo de nuevo, mis pupilas parecían cambiar de color a un tono algo verdoso.-Tengo pocos amigos a los cuales nunca les he demostrado sentimiento alguno, todo por las enseñanzas de mi abuelo, y ahora temo perderlos.

Me puse bien en la silla cuando siguió hablando notando su pena tanto en sus palabras como en su cuerpo. Al ver que le caía una lágrima pase el pulgar por su rastro limpiando su mejilla.

Tranquilo mi cielo, todo estará bien ya veras - me levante de la silla tomando su mano para que también se levantara. Vamos, iremos al hotel y te enseñare la habitación, ya verás como te gusta - sonreí acariciando con la mano libre su mejilla esperando a que se levantara.

-Pero ¿y mi dulce?-quería tomar el postre, aunque no me importó porque estaba siendo delicado.-¿Podemos pedir postre en el hotel?-murmuré antes de rodearlo con mis brazos apoyando mi frente en su pecho.

Quería irme de aquel lugar, pero también necesitaba algo más de alimento si él quería que rindiera en la cama. No era capaz de darle toda mi energía en ese estado. A pesar que éramos de la misma altura yo parecía más pequeño y delicado, tal vez por mi aspecto andrógino.

Deje que se abrazara a mi cuerpo y antes de salir del restaurante la chica de la recepción me tendió una bolsa, le di las gracias y baje el brazo con esta.

Aquí lo tienes, es tu dulce favorito, lo comerás en la habitación - respondí a su pregunta acariciando su cabeza.

Al salir del local la limusina ya nos esperaba, abrí la puerta para que entrara él y le puse la bolsa con el milhojas entre sus manos, cerré la puerta y entre por el otro lado.

Ya verás que esta bueno. Es de la pastelería de una vampira en la talamasca, ahora lo lleva su hijo, es la mejor de toda la ciudad

Se me iluminaron los ojos y mis dedos se movieron impacientes frente a la bolsa. No sabía como abrirla sin echar a perder el dulce. Con cuidado lo saqué de la bolsa y abrí la caja hermosamente decorada. Primero deslicé el lazo rojo, después abrí los cuatro lados del paquete y vi que tenía incluso una cucharilla puesta dentro para poder comerlo.

-¡Ay!-grité.-¡Mi dulce!

Comencé a tomarlo saboreándolo, incluso creo que gemí bajo. Mis manos se movían rápidas atacándolo, cogiendo un poco en cada cucharilla. Me manché la comisura de mis labios, pero la limpié pasando mi lengua.

-Que delicioso, está mejor que los de la pastelería donde siempre los consigo.

Solté una carcajada al ver que no podía esperarse a comerlo, me puse mejor para ver como se lo comía, con una sonrisa, me gustaba verle comer aquel dulce.

Puede que sea diferente, pero me he enterado que esa tienda de dulces a la que vas es del mismo dueño que la de aquí solo que lo hacen diferente por el pastelero. - sonreí y le acaricie la mejilla sonriendo aun.

Mire por el cristal viendo que ya casi llegábamos al hotel.

Terminaste? Ya hemos llegado -murmure mirando que tiempo hacía afuera, seguro hacia frío.

-¿No hay más?-pregunté decepcionado al comprobar que había terminado el dulce en apenas un suspiro.

Dejé a un lado la bolsa de papel y la caja en la cual estaba aquel delicioso dulce, para pegarme a él buscando sus labios deseando rozarlos solo un poco antes de subir arriba. Había sido dulce y caballeroso, a pesar de ser un ángel caído. Sabía que era un buen hombre porque sus pecados eran simples, no era un ser cruel sino incomprendido.

-Hace frío.-dije al separarme notando que abrían la puerta.

Quien sabe - respondí a su pregunta abrazándole cuando se acercó a mi besando sus labios.

Dejé que saliera él primero y luego me puse a su lado poniendo la chaqueta que tenía en sus hombros, le abracé y caminamos hacia dentro del hotel.
Al llegar al ascensor y pulsar el botón me puse a acariciar sus mejillas sonriendo.

Espero que te guste - susurre y entre al ascensor con él. Esperaba que la habitación estuviera bien calentita con el frío que hacía afuera. Cuando llegáramos a la puerta y la abriera encendería todas las velas aromáticas que había dispuesto en la habitación, bueno en la suite

Provocaba que me sonrojada y me preguntara qué había hecho yo para que me quisiera así, otro en mi lugar hubiera tenido desconfianza pero creía fielmente en sus palabras, era una confianza ciega venida por los sentimientos que tenía.

-Deseo que esta noche sea especial para ti.-murmuré antes de besar su cuello.

Al abrir la puerta las luces se encendieron, más bien las velas aromáticas que iluminaron todo de forma tenue. Eso me hizo ponerme algo nervioso, siempre me ocurría cuando sabía que él me iba a tocar más allá de mis prendas.

Casi comencé a reír al notar que se ponía nervioso, seguramente porque creía que estaba apunto de hacer lo de siempre.

Bobo, no voy a atacarte aun - sonreí acariciando sus mejillas y parte de su cuello. - Me enseñas tu regalo? Que tal si el que te de hoy sea una noche sin sexo? No me gusta mucho que siempre estés pensando en que voy a atacarte. Parece que no te fíes de mi - le di un beso en el cuello.

Me quite los zapatos y cambie al momento de ropa, poniendo sobre mi cuerpo un pijama azul con naves espaciales que me había regalado Lauren hacia tiempo para el día del padre de los humanos.

No le digas a nadie sobre este pijama... Así todos me perderían el poco respeto que aun me tienen. - suspire sentándome en el sofá esperando que se pusiera mas cómodo.

Me quedé sonrojado por lo que dijo de una noche sin sexo, sin embargo yo quería darselo porque temía que se fuera con esas mujeres. Detestaba sentir que pudieran quitarlo de mi lado y quedarme de nuevo solo. Pero mi sonrojo se fue al ver ese pijama, no pude parar de reír mientras me acercaba a él acariciando su rostro.

-Te regalaré unos calzoncillos a juego, con marcianitos.-murmuré subiéndome bien sobre sus piernas.-¿Puedes crear un arpa para mí? la mía quedó en la tienda... debí decirte que tenrías que hacerla traer aunque es pesada.

Puse medio puchero cuando se comenzó a reír, le saque la lengua y deje que se sentara en mis piernas, escuchando que me regalaría unos calzoncillos de marcianos.

Siento mucho decepcionarte.... - cogí la goma del pantalón bajándolo un poco para mostrarle que ya los tenía. Reí levemente y le di un beso en la mejilla -Claro - murmure e hice aparecer el arpa que se dejo en la tienda, entre sus manos

Era un arpa pesada, tenía el tamaño de mi pecho y un valor incunable. Había sido de mi padre, aunque jamás lo conocí, y según mi abuelo nadie, salvo yo, habíamos sido capaces de hacerle arrancar alguna nota.

Me aparté de él para poder tener libertad y tocar. Comencé a dejar que mis dedos se movieran sobre aquel instrumento de aspecto algo dorado, pero se veía que parte era madera de roble, viejos robles que hacía más de tres centurias que habían sido talados y ofrendados a la música.

https://www.youtube.com/watch?v=RyyFmc3xc14

No le miraba mientras tocaba, sólo me dejaba llevar.

Deje que se pusiera como quería para que tocara el arpa, me quede mirándole y escuchando la melodía que salía de las cuerdas.
Cerré los ojos con la cabeza hacia atrás recordando cuando estaba con Camille, siempre la había tenido presente en mi vida.

Abrí los ojos para que no me quedara dormido, sonreí mirando su porte elegante y misterioso que había tomado.

Cuando acabé de interpretar sentía mi corazón palpitando rápidamente, sin embargo mi pose era fría y lejana. Mis ojos sin embargo no, lo miraba con cierta ternura y dudas. No sabía si le había gustado, esperaba que sí le hubiera parecido agradable al menos.

Me acerqué a él acariciando sus mejillas, dejando el arpa a un lado. Me coloqué de nuevo sobre sus piernas. Mis labios rozaron su cuello, olfateando su colonia, para luego besar su boca con dulzura. Acabé abrazado a él, dejando que mi cabeza tomara un hueco sobre su pecho.

-Te amo Jonte.-murmuré.-Pero tengo tantos miedos... sin embargo, se irán pasando poco a poco. Sólo necesito despertarme cada día a tu lado y darme cuenta que es real.

Cuando termino de tocar sonreí levemente dejando que volviera a sentarse encima mio, pase las manos por su cintura correspondiendo a su beso cuando así lo hizo.

Te amo Daichi - sonreí acariciando sus mejillas. - Estaré cada día a tu lado - le di un beso en la frente y luego hice aparecer una cajita alargada con lazo rojo - Para ti, es otro milhojas - reí levemente poniendo la cajita en sus manos.

Me sonrojé por sus palabras, sonaban tan sinceras que me hizo temblar de pies a cabeza. Acepté el dulce sonriendo de forma dulce como un niño, me sentía como uno por culpa de su forma de tratarme. Todo era nuevo para mí. A pesar de ser un ser antiguo, de haber visto y vivido tanto.

Abrí aquel paquete y comencé a comerlo. Lo hice sobre él y de forma más calmada que antes. Lamí mis labios manchados con la nata antes de apartar la caja vacía, para abrazarlo. Mi boca se pego a la suya mientras jugaba con mis manos con los cabellos de su nuca.

Sonreí viendo de nuevo como se comía aquel dulce, acariciando su mejilla con delicadeza, ahora parecía algo mas calmado al comerlo.
Reí levemente al ver que se manchaba los labios con la nata, sabía sus intenciones por lo que le correspondí al beso pasando mis dedos por su cuello.

Como sigas así te atacaré - murmure sobre sus labios al separarme, sonreí y volví a besarle cogiendo sus muslos poniendo sus piernas a cada lado de mi cuerpo. - Te gustaría hacerlo aquí en el sofá? O quieres ver como esta puesta la cama? - le lamí los labios sin dejar de mirarle a los ojos.

-Dijiste que sería sin sexo.-murmuré sonrojado acurrucándome sobre tu pecho.-Aunque a mí no me importa y quiero ver la habitación.-balbuceé nervioso.

No sé cuantas veces iban ya, tal vez menos de las que me parecían, pero siempre lograba que me sonrojara y me pusiera a punto de un ataque de nervios. Era todavía muy torpe, prácticamente no sabía más que dejarme hacer y procurar que él disfrutara.

-¿Cómo la has puesto?-pregunté acariciando su rostro con mis uñas, sin provocarle daño alguno.

Solté media risita cuando dijo que quería ver la cama y la habitación claro estaba.
Sin esfuerzo alguno me levante del sofá con él cogiéndole de su trasero para que no cayera, camine hacia la habitación recorriendo las puertas para dejar ver una cama en forma de corazón con sabanas rojas y pétalos de rosa negra y un ambientador con olor a frutas silvestres.

Te gusta? - pregunte dejandole con cuidado en el suelo de moqueta rojo pasión de esas que son suaves al tacto

Todo estaba de una forma detallada parecida a la de una novela romántica. Sólo faltaba música de violines, unos bombones en una mesita y un poco de champaña de la mejor calidad enfriándose esperando para brindar. Por supuesto la alfombra, como la cama y el resto de la decoración parecía hecho con cariño, con algo más que buscar sexo.

-Jonte.-murmuré tan rojo que no sabía ni como mirarle.-Jonte... ¿seguro que sólo quieres darme mimos?

Estaba dispuesto a darle todo lo que quisiera, durante toda la noche si quería, y no me importaba quedar tan agotado que no pudiera levantarme. Me apetecía ser menos frío, más cálido y sólo para él.

-Jonte...-mordí su mentón después de sacarme las sandalias.

Me aparté de él quitándome el kimono para dejarlo caer al suelo. Me quedé mirándole tan rojo que parecía un tomate con cuerpo humano. Solté mis cabellos y me aproximé a él para rozar sus labios abrazándolo.

-¿Sólo quieres mimos?-murmuré en su oído.-¿Sólo mimos?... es una lástima porque yo no quiero mimos, quiero sexo durante toda la noche... vas a tener que llamar a alguien entonces para que me de sexo o tú hacer un pequeño esfuerzo.-coloqué mi mano derecha en su entrepierna riendo bajo por los nervios.

Vi que se había sonrojado mucho mas que normalmente, escuchando sus murmullos, viendo como se quitaba el kimono quedando desnudo frente mio.
Me mordí el labio inferior cerrando los ojos jadeando levemente, le mire y reí levemente acariciando su hombro derecho con mis dedos sin dejar de mirarle.

Me quite el pijama quedando en bóxer, pero igual se fue a tomar viento, pase mis manos por su cintura acariciándola y pegando su cuerpo al mio mordisqueando su cuello y bajando las manos hasta su trasero.

Me alegro que te guste pues - susurre tomándole de la barbilla para besarle.

Lo llevé a la cama sentándolo en esta, me puse a horcajadas como siempre y me dedique a darle besos por sus labios y cuello.

Toda la noche...

Me sentó en el colchón el cual era más blando de lo que aparentaba. Era de esos mullidos muy agradables. Mis ojos lo miraron con cierta invitación a que lo hiciera de forma salvaje, no quería esperar mucho para el primer contacto pues después podía ser de forma más calmada. Sabía bien que Jonte lo necesitaba, aunque dijera que no.

-¿Por qué no me lo haces ya?-pregunté acariciando sus cabellos.-Jonte, sé que necesitas sexo y yo quiero sentirte...-murmuré antes de besar su mejilla.-Me siento cortado frente a Lauren, sabiendo que vive con nosotros y puede oirnos, ahora que no está... podemos hacerlo de forma más libre y yo sin sentir pudor. Necesito sentirte, quiero que me domines de la forma más salvaje y placentera que sepas.-le tomé del rostro mirándolo fijamente.-Quiero conocerte por completo esta noche, saber todo lo que te gusta y necesitas... quiero complacerte como nadie lo ha hecho. Si no puedo caminar mañana por agotamiento... no me importará.-lamí sus labios antes de recostarme de forma más que atractiva.

Me recosté bien sobre los almohadones abriendo mis piernas. Tal vez me dolía las primeras embestidas pero sabía controlar el dolor, pronto sentiría placer y después terminaría gimiendo como desesperado.

-Jonte... quiero experimentar el sexo por completo, un sexo con amor como el que me haces aunque sea algo rudo.... quiero conocer todo.-estaba rojo mientras hablaba, pero no me temblaba la voz.

Sus palabras me hacían desearle mas, sus gestos, su cuerpo tendido ahora en la cama me volvían loco. Sonreí y me quite el bóxer poniéndome encima suyo.

Me vuelves loco... - susurre sobre su oreja, lamiéndola.

Las sábanas se movieron bajo su cuerpo haciendo que quedaran movidas al final de la cama.

Si es lo que deseas, porque no me buscas mas? Haz que me ponga duro para ti- acaricie su pecho, quedando sentado encima suyo.

Quería ver hasta que nivel llegaban sus gemidos ahora que Lauren no estaba, pero si quería hacerlo tenía que buscarme antes. Me tumbé a su lado esperando a ver que hacía, de todas las veces que lo habíamos hecho algo tendría que haber aprendido.

Estaba tan rojo y avergonzado que tardé unos segundos en subirme sobre él acariciando su torso, me incliné hacia sus labios besándolo lentamente hasta volverme un desquiciado sacándole el aire. Mis ojos se quedaron fijos en los suyos.

-Podría darte un masaje con final feliz.-murmuré con un tono de voz que hasta ahora no había escuchado de mis labios, hasta yo mismo me sentí extraño al hacerlo.-Podría ponerte duro con palabras, caricias, lamidas y...-coloqué mi mano sobre su miembro acariciándole.-y otras cosas más sexuales... ¿quieres eso?