une journée spéciale pour vous (+18) priv

Lauren se había quedado en el apartamento con Samantha, yo quería pasar un día especial para Daichi. Era san valentin y tenía pensado ir a París con él para pasear y por la noche cenar en un restaurante de lujo que hacia meses no cogían reserva, por suerte yo si tenía una reserva especial. Era dueño de ese restaurante.

Paseaba de arriba a bajo en el pasillo parando de vez en cuando delante de la puerta de las sirenas. Iba con unos jeans algo gastados, una camiseta de tirantes de color blanco y una chaqueta también tejana. Esperaba a Daichi que se estaba vistiendo, tardaba tanto como una mujer. Llevaba un cigarro sin encender en los labios, hacía unos días que había dejado de fumar, pero podía llevar un cigarro en los labios sin que me pasara nada.

Llevaba más de dos horas encerrado en la habitación. Sabía que JOnte no era paciente, pero yo no me decidía. Siempre me había costado elegir el color de las uñas. Decidí que serían negras con dibujos de mariposas violetas. Mi ropa era violeta con mariposas negras y algunos bordados blancos como si fueran pétalos de azucenas.

Acomodé mi ropa sobre mi cuerpo con lentitud, no me gustaba vestirme a toda prisa. En mi cuello colgaba una pequeña piedra violeta en un cordón negro, era el toque especial. Era un objeto que atraía miradas hacia la persona que lo protaba, a mí siempre me había gustado llamar la atención.

Mis cabellos quedaron sueltos ¿para qué usar algo complicado si Jonte me destrozaría el peinado? Una mariposa violeta estaba posada a un lado, dejando una parte de mi cara al descubierto al completo, así como uno de mis hombros.

Los zapatos que usaba eran sandalias típicas japonesas de madera, con su cinta negra y su cómoda suela. Hacían que caminara aún más despacio. Mis pies eran pequeños en comparación con mi cuerpo, pero eran así por nacimiento.

Había estado cantando todo el tiempo, las dos horas, intentando mantenerme sereno y no sentir prisas. No quería desesperarme como Jonte, porque yo también terminaba de los nervios.

Para mi rostro usé un maquillaje complicado que recordaba a la naturaleza. No solía hacerlo, por eso usé mi magia para que todo quedara mucho más exótico y mejor. Inclusive me puse pestañas en la parte inferior de mis ojos, puesto que al ser oriental no tenía pestañas allí y siempre quedaban más hermosos con largas pestañas en ambas partes.

( Maquillaje -> https://www.youtube.com/watch?v=t7slfoikuoE )

-Ya estoy.-dije abriendo la puerta.-¿Y bien?

Parecía ya un ventilador de tantas vueltas que estaba dando, dos horas para arreglarse, tardaba incluso mas que Lauren. Estaba por encender el cigarro o incluso ir a cambiarme, me daba la sensación de que al final no pegaría en su forma de vestir.

Suspire con la cabeza agachada y al escuchar que ya salía me acerque hasta la puerta viendo como iba vestido y maquillado. Parpadee varias veces con la cabeza ladeada, lo repase y luego me fije en como iba yo vestido. Volví a suspirar y le abrace con cuidado.

Estas genial, mon coeur... - olisquee su aroma y enrede mis dedos en su cabello - Tenemos que irnos ya o se nos hará tarde. Voy a llevarte por las calles mas lujosas y renovadas de París - susurre en su oreja mordisqueando el lóbulo.

Sonreí mirándole y calculando un poco la distancia para aparecer en la esquina del hotel al que tenía reservado. Le apreté mas a mi cuerpo y desaparecimos de la tienda ya que me había encargado de cerrarla mientras se arreglaba. En pocos minutos llegamos a la esquina del gran hotel, me separe un poco de su cuerpo para cambiar mi ropa a la de un traje con corbata negra, camisa blanca y pantalón y chaqueta de seda negra.

Vamos.... - le acaricie la mano para caminar hacia la entrada del hotel

Me sonrojé como nunca cuando me dijo aquello. Cerré los ojos permitiendo que nos moviéramos como a él le parecierda. Cuando pude observar donde estábamos sonreí maravillado. Aquel lugar nunca lo había visto, jamás había ido a París y menos en una noche como esa. Me fijé entonces en su cuerpo envuelto en aquel traje, no pude hacer otra cosa que colgarme de su cuello.

-Usa más ese traje.-murmuré antes de besar sus labios, sólo un roce.

Mi carmín no se pegaba, era especial diseñado por mí. Mi maquillaje tampoco se iba con el sudor o la lluvia. La magia le daba protección.

-No tenías que hacer esto, me hubiera conformado con pasear por las calles de la ciudad.-susurré antes de abrazarme a él caminando hacia la entrada.

Me sentía demasiado dichoso, me estaba dando algo que jamás pensé tener. Me movía lentamente junto a él, disfrutando de la noche y del cambio de temperatura. En París era algo más fría la noche, pero también se respiraba más calma.

Sonreí algo sonrojado al ver que se pegaba a mi cuello para decirme aquello, hacia tiempo que no me ponía una ropa como aquella, hasta me sentía un poco ridículo, pero si a él le gustaba eso ya me bastaba.

Quería darte algo especial hoy. - murmure por lo que dijo acariciando su mejilla.

Fuimos hasta las escaleras del hotel subiéndolas de apoco hasta llegar al hall, nos acercamos y pedí la llave de la habitación. Cuando nos la dio la guarde en el bolsillo de adentro de la chaqueta y le conduje de nuevo hacia afuera.

Iremos al restaurante en un auto en el que siempre quise ir. - dije para él haciendo luego una señal a un hombre de la otra esquina del hotel.

Se acerco una limusina negra y cuando paró delante de nosotros, abrí la puerta para que pudiera entrar, le acaricie la mejilla sonriendo y cuando entró cerré la puerta con cuidado dando vuelta y entrando por el otro lado.
Como el conductor ya sabía a donde nos tenia que dejar me puse a acariciar su rostro y besar sus labios embelesado por como se había vestido para mi.

No entendía a mi abuelo cuando decía que era delito para mí tener una pareja, que nadie me comprendería o entendería. Decía que era dar mi vida por alguien que no la merecería. Debía quedar virgen como las chicas de los templos de las viejas culturas, eran las musas y las hijas de las diosas... consagradas a vigilar por ella y a limpiar el templo. Mujeres de vida contemplativa. Sin embargo, le oí decir que yo podía reproducirme y que si un día desobedecía sus palabras que cuidara de no tener hijos, de no enamorarme demasiado y de no desviar mis pasos.

Sin embargo, Jonte había venido a mi vida y todo lo que dijo mi abuelo se desvaneció. Quería sentirme amado, ser parte de él y que mi mundo fuera suyo. Jonte me hacía sentir especial y no como mi abuelo decía.

Me quedé sentado en aquel coche tan caro, una limusina. Siempre veía a ricos y famosos en lujosas limusinas ir a los premios que le otorgaban. Pegué mi cuerpo al suyo dejando que sus caricias y besos me dejaran fuera de juego. Mis mejillas estaban rojas y mis manos jugaban con las mangas de mi ropa.

-¿Por qué me quieres tanto?-pregunté antes de perderme en sus ojos, apoyando entonces mi frente en su torso.-No soy tan valioso.

Me encantaba aquel tacto suyo que tenía su piel, olisqueando esta también.
Acaricié también aquellas telas que llevaba puestas.

Hoy hace un siglo que conocí a Camille, y medio siglo de su muerte, hacía mucho que no sentía de nuevo esto por nadie.- respondí acariciando su cabeza cuando pegó su frente a mi pecho. Me incliné hacia él dando un beso en su cabeza.
Para mi eres especial. - sonreí y note que el coche paraba, ya habíamos llegado. Ya hemos llegado, cielo - murmure separándole de mi cuerpo y bese sus labios.

Salí de la limusina y fui a abrir su puerta tendiendo la mano para ayudarle a salir. Hacía algo de aire pero en el restaurante no se notaría.

Siempre me preguntaba si estaba conmigo por no estar solo. Pero supuse que podía tener a quién deseara. Me bajé del auto ayudado por él, con aquellas sandalias costaba andar. Al quedar junto a él frente al restaurante me sonrojé.

-Haces cosas muy dulces para ser un ángel caído.-susurré en su oído antes de besar su mejilla.-Por eso me gustas Jonte.-dije agarrándome a él para que me llevara dentro, tenía algo de frío.

Sonreí acariciando su sonrojada mejilla cuando dijo que era muy dulce, eran las mismas palabras que me dijo un día Camille. Le di un beso en su mejilla y comencé a caminar hacia el restaurante, cuando se abrió la puerta deje que entrase el primero.

Tengo una reserva a nombre de Jonte Lightman - dije dirijiendome a la chica del altillo con el manos libres y un enorme libro delante.

Esta hizo un gesto a un camarero diciendo un número, le tomé de la mano a Daichi para seguir al camarero. Miraba a la gente que había allí la cual nos miraba con cierto recelo y envidia.

No tengas miedo de quererme - susurre en su oreja y le bese en la mejilla antes de separarme de él para dejar que el camarero le ayudara a sentarse en la silla, yo me senté delante de él.

Cogí la carta que nos había dado el camarero y espere unos segundos antes de pedir un vino tinto.

Tienen comida vegetariana - dije cuando el camarero se había ido para ir a buscar aquel vino que había pedido.

Estaba inseguro por las miradas, no me gustaba que le miraran a él. Me hacía sentir celoso e inquieto. Cuando estaba inquieto mis escamas aparecían y era el monstruo de feria ideal para todos. Sin embargo, me relajé para él y seguí caminando hasta quedar sentado frente a frente.

-Tomaré ensalada de pasta, tal vez alguna crema de verdura y luego postre. No quiero comer mucho más, Jonte.-comía más que antes, pero aún así era poco para una persona de mi tamaño. Él se llevaba toda mi energía y no me importaba, después podía tomar fruta y verduras para recuperarme.-Tal vez de aperitivo podíamos pedir pan caliente con queso... me gusta el queso francés, hay uno cremoso que es ideal para entrante.-dije moviendo mis dedos sobre la carta, lo había visto.

Sonreí escuchando lo que iba a pedir, me hice una coleta con una cinta, aun me sentía algo ridículo por el traje que tenía puesto.

Como gustes - sonreí y luego vi que el camarero regresaba con el vino.

Pedí para él y para mi pedí un buen trozo de chuleta a la brasa con guarnición de patatas y verduras a la brasa y el entrante de pan con queso que él quería.

Un rico trozo de carne... - canturree mirando a una chica que se había quedado hipnotizada mirándome.

Sonreí divertido usando mis malas artes hacia aquella chica, haciendo que se lanzara hacia su amante formando un espectáculo, como estábamos apartados aquel alboroto no nos tocaba. Reí bajito y me fije en Daichi.

Perdón... No pude resistirme - susurre algo sonrojado jugando con el mantel de la mesa pero sin dejar de sonreír por la escena de la chica.

Yo simplemente miraba el plato aún vacío, lo hacía sonrojado porque a mí ese tipo de circunstancias me ponían nervioso y casi alertado. No estaba acostumbrado a cosas como esas. Yo era un hombre alejado de todo acto "impuro". Miré el bordado en blanco del mantel, también de tela blanca. Era un bordado de rosas bastante delicado.

-Jonte, jamás me hagas algo así en público.-susurré antes de mirarle.-No soporto mucho que me beses o me abraces, me pone nervioso y algo asustado... nunca me hagas cosas así.-dije antes de sonreír de forma dulce.-Mejor dime... ¿te gustaría que te regalara algo especial esta noche? tengo algo para ti, pero no sé si te gustará...

Tranquilo puedo controlarme, lo que no me gusta es que se me queden mirando fijamente, además soy el propietario de esto, puedo hacer lo que quiera - sonreí mirándolo.

Ronronee y vi que ya sacaban a la pareja después de todo el lío y como se acercaba a nosotros el encargado alterado y nervioso porque le habían dicho que yo estaba allí.

No se preocupe, solo que nos sirvan ya la comida - dije antes de que comenzara a tartamudear.
Se inclino un poco y se giro para salir casi volando a la cocina para que nos trajeran ya la cena.
Con que te guste la cena y como tengo lista la habitación me vale como regalo - sonreí de nuevo bebiendo un poco del vino que ya habían traido. - Me siento algo ridículo con el traje este - reí levemente rascando mi mejilla jugando con el vino

Me sorprendí que fuera el dueño de aquello, aunque no tenía porque hacerlo. Él era un demonio, no un hombre común. Sonreí leve cuando dijo todo lo demás, me sentía como un adolescente el día del baile. Pero yo nunca había ido a la escuela, todo lo que había aprendido lo hice en casa con mi abuelo. Deseaba mostrarle a Jonte las fotografías de mi abuelo, así como algunos videos donde salíamos ambos.

-Te veo guapo.-comenté mirándole fijamente.-Te ves distinguido, muy elegante, y eso es muy bueno. Aunque a mí me da igual con qué te vistas mientras sólo quieras que te mire yo.-murmuré sonrojándome por lo que había dicho, inclusive bajé la cabeza.

Reí con aquella imagen, estire mi mano y le alcé la barbilla para que me mirase, por suerte aquella mesa no era tan amplia como las demás, aquella mesa solo estaba reservada para mi.

Claro que quiero que solo me mires tu, por eso le hice aquello a la chica, aunque le podría haber dejado ciega... Pero es algo cruel solo por mirarme, tampoco hacia nada malo, no crees? - murmure acariciando sus labios con mi pulgar.

Volví a llevar la copa del vino a mis labios viendo que traían el pan caliente con el queso y su ensalada de pasta. Quería esperar a que comiera el segundo plato para comer mi carne.

Come, ya verás que está bueno, tengo al mejor chef de parís a mi cargo aunque muchos restaurantes me lo querían robar, yo le pago el triple de sus ofertas.

-No importa si es el mejor o no, el sitio es bonito y tú me has sentir calmado.

Tomaba aquel queso con cuidado, lo hacía saboreándolo. Pronto vendría mi ensalada y mi crema de verduras. Pero antes era ese queso, el queso cremoso hecho como antaño de una quesería francesa muy prestigiosa. Sabía que era algo caro, pero al saber que el restaurante era suyo pensé que no importaría. Pocas veces comía ese queso.

Escuché entonces a un animal, hablaba con otro en la calle. Tenía buen oído y eran pensamientos. Ese era mi don. Estaba por marcharme fuera y meter al perro dentro para curarlo. Era un perro labrador que se había dañado una pata, estaba aterido de frío allá fuera, me estaba planteando levantarme cuando el dueño apareció y se lo llevó. Suspiré calmado mientras miraba a Jonte a los ojos, me sentía perdido cuando lo hacía.

-Yo... verás.-balbuceé.-Mi regalo no es tan bueno como todo esto.

Me quede mirando como comía aquel queso, de vez en cuando miraba hacia afuera por el cristal.
Acerque la silla a la suya moviendo mi copa de vino y los cubiertos, le acaricie la mejilla y le di un beso rozando su mejilla.

No importa si no es bueno, lo que me importa es que es tuyo y eso me vale - susurre en su oreja y pase el dedo índice por su cuello.

Tome un poco de aquel queso con un poco de pan, estaba bueno, sonreí de nuevo y cogí la copa bebiendo un poco mas de vino.

No te martirices con eso, cielo - sonreí suave y le acaricie el cabello sin dejar de mirarle.

-Es una canción.-susurré antes de mirarle fijamente con una leve sonrisa.-La aprendí para poder ofrecertela, no sé que se regala en este día. Sólo pensé que debía ser algo mío y especial, aunque creo que podría dartelo cualquier día. Pero todos se ven derrochando felicidad este día, todos.-murmuré mirando a las mujeres y hombres del local, lo hacía desde lo lejos y lo que se me permitía.-Jonte... gracias a ti sé lo que es amar.-dije antes de rozar sus labios con las mejillas encendidas como las luces de un árbol de navidad.-Jonte... ¿algún día te gustaría formar una familia?-no quería hacerlo ahora, no quería que fuera ya, pero tal vez cuando Lauren tuviera su propia vida, cuando todo se hubiera calmado y el mundo fuera quizás algo más calmado...-Podríamos adoptar a un pequeño.-podía tener hijos, propios, pero me aterraba eso del parto.-¿Qué te parece? Pero, dentro de unos años... porque si te soy sincero te ves muy tierno cuando riñes a Lauren o te preocupas por ella.

Era una parte suya que me agradaba ver. Siempre me había planteado aquello, cuando hubiera un tiempo menos violento. Podía tener a un pequeño junto a mí para verle crecer y darle mis dotes de magia. Un pequeño hechicero. Pero ahora debía contar con Jonte en un futuro y eso me aterraba.

Sonreí vagamente por sus palabras comiendo un poco mas de queso, ladee la cabeza pensando en sus palabras, en la posibilidad de volver a tener familia, alguien a quien cuidar aparte de Lauren y Daichi.

Me gustaría mucho, pero tengo miedo de que otros demonios o ángeles caídos se enteren de que vuelvo a tener pareja, a volver a estar atado a alguien y parecer débil - murmure jugando con la botella de vino y pensando en que quizás el único demonio que lo supiera fuera...
Creo que una vieja amiga nos hará una visita a la tienda. Es la única que tiene un vinculo conmigo, no quiero que le hagas daño - le mire esperando un atisbo de celos en su rostro, cosa que pronto hice que se calmara con un suave beso en sus labios.

Ella fue la que hizo que cayéramos, pero no debes ponerte celoso. Ella ama a Samael así que tranquilo - le acaricie el dorso de la mano y vi que ya traían su comida y mi carne a la brasa. - Quería que lo supieras antes de que te la encontraras por sorpresa. Y respondiendo a tu pregunta, si, me encantaría tener una familia cuando pase todo esto - sonreí y mire al camarero poniendo los platos delante de nosotros.

-Espero que pase pronto, tengo breves recuerdos de una infancia dulce pero sólo son fragmentos.-en realidad no era mi infancia, sino la del hijo de mi abuelo. Era la reproducción de su hijo mezclado con animales. Un ser único, mágico y poderoso que evitaba hablar de su vida. No conocía todos los detalles.-Y no eres débil por amarme, más bien sólo te concentras con fuerza en una persona. Yo no soy un flacucho, tengo más poder que aquel que ves.

Una de mis manos se quedó pegada a su rostro, acariciando suavemente sus mejillas. Sí tenía celos, celos de cualquier ser que se acercara a él. No me gustaban las mujeres, ahora las detestaba, salvo a las niñas más pequeñas o Lauren, así como alguna que otra vampira o ángel que habían sido bondadosas conmigo. El resto para mí eran seres asquerosos, estúpidos y que sólo deseaban humillarme.

Cerré los ojos un poco cuando me acarició la mejilla escuchando sus palabras, le mire y tome su mano dando un beso en la palma de esta sin dejar de mirarle.

Naamah tiene curiosidad por saber quien es mi nueva pareja. Es muy poderosa, pero la gente cree que es un ser débil por solo interesarse en pequeñeces... - evite decirle a que se dedicaba creía que le caería mal si le dijera que su pasión eran los niños.
Suspire y me puse a comer un trozo de la carne a la brasa.
Deberías ponerte a comer, está bueno

-Estoy comiendo, no puedo comer a dos carillos como tú. Tengo la boca pequeña.-y era cierto, tenía la boca minúscula para meter tanta comida. Además siempre comía en bocados pequeños, pausados, en silencio y sobre todo degustando cada ingrediente.

Comía mi queso aún cuando empecé con la ensalada que habían dejado frente a mí. Era una deliciosa ensalada de pasta. Tenía un punto diferente y noté que eran pequeñas nueces. Mezclaban los sabores, aunque era de forma sutil. Sólo había sido un toque a frutos secos junto con la pasta típica y algo de salsa especial para ensaladas junto a pequeños trozos de verdura.

Solté una carcajada cuando dijo aquello y le acaricie la mejilla - Esta bien - sonreí bebiendo un trago de vino.

Miraba a las parejas que habían allí cenando, felices en fachada, dispuestos a la infidelidad en días después a este, pensamientos de lujuria con las furcias de Caim, tenía miedo de que algún día Daichi paseara solo por la calle y se encontrase con él.

No pasees solo por la calle cuando regresemos a Los Angeles. No me gustaría que te encontraras con Caim, no quiero que ese demonio te viole, se que es capaz - murmure cogiendo la botella y puse mas del vino en la copa casi llenándola entera, la lleve a mis labios bebiendo mas tragos. No quería que se vieran...

-Caim... Caim... ¿por qué me suena ese nombre?-dije con el tenedor cerca de mis labios, los acariciaba intentando hacer memoria hasta que me quedé blanco.-Ese demonio... es ese.-agaché mi mirada preocupada para que no viera que estaba completamente histérico.

Amaury había hecho llegar una circular a varios de los Bloody Rose que vivíamos en el distrito más cercano a las calles aledañas a los barrios que él estaba conquistando. Nos pedía que nos alejáramos de ciertos locales, yo simplemente jamás fui a uno de ellos ni me interesaban.

-Un amigo tiene problemas... con ese demonio.-susurré intentando alejar el nombre y físico de Amaury por si a Jonte le daba por entrar en mi mente y buscar, Amaury no deseaba ser descubierto.

Llevé otro trozo de carne a mi boca viendo que bajaba la mirada de preocupación. Le di un beso en la mejilla y luego se la acaricie.

Lo se cariño, pero nadie puede hacer nada contra él, solo queda esperar - suspire cerrando los ojos y comencé a comer aquella guarnición bebiendo mas vino.

Cuando termine me apoye en el respaldo acolchado de la silla y cerré levemente los ojos esperando a que acabara para pedir los postres.