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Privado - Conversaciones en un café -
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
cuando tomo mi rostro entre sus manos dejando que pudiera admirar su ojos que relucian con tal brillo uno que podia cegar a cualquiera dejandolo perdido dentro de ellos incluso a un angel como yo, mis mejillas subieron un tono su color, pero poco duro aquella sensacion ya que se aparto de mi comenzando a caminar por aquel jardin lleno de gente y niños corriendo de un lado a otro
Los observe un momento y di un pequeño suspiro casi imperceptible algo que el viento podia llevar o traer por grandes distancias, comprendi que a los ojos de muchos incluyendolo yo era como ellos y en cierta forma tenian razon ellos como yo deceaban conoser saber aprender mas y poder vivir grandes aventuras o poder tener grandes experiencias, y como ellos sabia que en algun momento debia dejar todo eso atras para poder tomar alguna responsabilidas que padre me encomendara
Camine a su lado siguiendo sus pasos, unos centimetros mas atras que el ya que sus sancadas eran mas recias a pesar de ser tan suaves y ligeras como las mias que parecian de una bailarina que parecia flotar sobre la tierra, el paisaje era hermoso a nustros ojos, todo florecia nuevamente era un nuevo amanecer un renacer constante
-Yo creo que se recuperar rapido gracias a ti y a muchos que hacen algo por el - cada uno tenia una mision y los que estaban enfocados en volver a regresar las cosas a como eran hacian un buen trabajo
Los observe un momento y di un pequeño suspiro casi imperceptible algo que el viento podia llevar o traer por grandes distancias, comprendi que a los ojos de muchos incluyendolo yo era como ellos y en cierta forma tenian razon ellos como yo deceaban conoser saber aprender mas y poder vivir grandes aventuras o poder tener grandes experiencias, y como ellos sabia que en algun momento debia dejar todo eso atras para poder tomar alguna responsabilidas que padre me encomendara
Camine a su lado siguiendo sus pasos, unos centimetros mas atras que el ya que sus sancadas eran mas recias a pesar de ser tan suaves y ligeras como las mias que parecian de una bailarina que parecia flotar sobre la tierra, el paisaje era hermoso a nustros ojos, todo florecia nuevamente era un nuevo amanecer un renacer constante
-Yo creo que se recuperar rapido gracias a ti y a muchos que hacen algo por el - cada uno tenia una mision y los que estaban enfocados en volver a regresar las cosas a como eran hacian un buen trabajo
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Los frondosos árboles de hoja perenne movían gracilmente sus ramas, provocaban sombras extrañas sobre los matorrales de flores que aún no habían nacido. Los desnudos robles, cerezos, ciruelos y chopos estaban cubiertos de madreselva que parecía aguantar con garbo el frío invernal. No muy lejos las flores silvestres otoñales e invernales lo cubrían todo, junto a varios árboles de pascua que parecían no querer olvidar los días festivos que ya habían sido arrancados del calendario. Los cactus esperaban la primavera para florecer, mientras que el pequeño huerto poseía naranjos y limoneros junto a hermosos perales que deseaban regalar sus frutos antes de tiempo.
-Es un hermoso lugar.
Comenté acariciando un roble centenario, dejando que mis dedos tocaran la rugosa corteza que albergaba la savia y la vida de aquel enorme gigante. Mis cabellos dorados resplandecían por culpa de algunos rayos del sol. Mi piel algo tostada se veía blanca como la nieve frente al oscuro roble, el cual parecía cobrar vida a causa de mis caricias.
-El ser humano es como estos árboles, como la naturaleza en sí misma. Brotan, germinan dando un aroma nuevo y un color único al mundo, y poco a poco pasan por todas las estaciones hasta llegar al ocaso, el invierno de sus días. Nada ni nadie debería frenar ese desarrollo, ni demonios, ni vampiros ni ángeles confusos.
Susurré antes de apoyar mi frente en el tronco, recordando el fruto que no llegó a nacer del vientre de Marta. Hacía años que no intentaba recordar ese dolor tan agudo. Si bien, el invierno me recordaba que había plantas que no sobrevivían y la sinfonía de la belleza, de la vida, se paraba por completo.
-¿Alguna vez has recogido flores?
Pregunté girándome para clavar mis ojos claros en los suyos, dejando que estos se concentraran en su alma de niña y en su rostro de joven criatura. Mis manos fueron a las suyas acariciándolas con cuidado, contemplando sus dedos delgados y suaves comparados con los míos. Sonreí intentando evitar los malos recuerdos y el dolor que pesaba sobre mi maltrecha alma.
-Nunca lo hagas, deja que la naturaleza brille por si misma. Si bien, siempre es hermoso tener en casa una planta. Para entender el mundo con tus propias manos y ojos intenta cuidar algo más que un animal, noto en ti el aroma de un ave.
Dije antes de ampliar la sonrisa. Podía sentir cerca de ella la fragancia de unas plumas animales, también el aroma del grano tostado que se daban esas criaturas tan delicadas.
-Observa como germina una planta y como acaba marchitando dando su semilla a otra distinta. Toma ese ejemplo con el mundo, planta tu semilla y aunque caiga siempre quedará huella. No decaigas, si fracasas siempre habrá otra primavera para sanar la tierra.
Mis dedos jugaban sobre la planta de su mano, observando esta con minuciosidad.
-Si tu mano es la tierra deja en ella una semilla, cierra el puño para seguir luchando y ten fe de tus acciones. Con tus caricias, con el empuñar de tu espada y con la bondad que puede surgir de un gesto podrás hacer más que únicamente con tus palabras. Palabras y gestos curarán al mundo, aunque tengamos que ser tratados como escoria. Serás igual que el campesino, el jardinero o el niño que juega a ver crecer una flor. Tienes que tener su paciencia y tesón, para después descubrir el fruto de tu trabajo.
-Es un hermoso lugar.
Comenté acariciando un roble centenario, dejando que mis dedos tocaran la rugosa corteza que albergaba la savia y la vida de aquel enorme gigante. Mis cabellos dorados resplandecían por culpa de algunos rayos del sol. Mi piel algo tostada se veía blanca como la nieve frente al oscuro roble, el cual parecía cobrar vida a causa de mis caricias.
-El ser humano es como estos árboles, como la naturaleza en sí misma. Brotan, germinan dando un aroma nuevo y un color único al mundo, y poco a poco pasan por todas las estaciones hasta llegar al ocaso, el invierno de sus días. Nada ni nadie debería frenar ese desarrollo, ni demonios, ni vampiros ni ángeles confusos.
Susurré antes de apoyar mi frente en el tronco, recordando el fruto que no llegó a nacer del vientre de Marta. Hacía años que no intentaba recordar ese dolor tan agudo. Si bien, el invierno me recordaba que había plantas que no sobrevivían y la sinfonía de la belleza, de la vida, se paraba por completo.
-¿Alguna vez has recogido flores?
Pregunté girándome para clavar mis ojos claros en los suyos, dejando que estos se concentraran en su alma de niña y en su rostro de joven criatura. Mis manos fueron a las suyas acariciándolas con cuidado, contemplando sus dedos delgados y suaves comparados con los míos. Sonreí intentando evitar los malos recuerdos y el dolor que pesaba sobre mi maltrecha alma.
-Nunca lo hagas, deja que la naturaleza brille por si misma. Si bien, siempre es hermoso tener en casa una planta. Para entender el mundo con tus propias manos y ojos intenta cuidar algo más que un animal, noto en ti el aroma de un ave.
Dije antes de ampliar la sonrisa. Podía sentir cerca de ella la fragancia de unas plumas animales, también el aroma del grano tostado que se daban esas criaturas tan delicadas.
-Observa como germina una planta y como acaba marchitando dando su semilla a otra distinta. Toma ese ejemplo con el mundo, planta tu semilla y aunque caiga siempre quedará huella. No decaigas, si fracasas siempre habrá otra primavera para sanar la tierra.
Mis dedos jugaban sobre la planta de su mano, observando esta con minuciosidad.
-Si tu mano es la tierra deja en ella una semilla, cierra el puño para seguir luchando y ten fe de tus acciones. Con tus caricias, con el empuñar de tu espada y con la bondad que puede surgir de un gesto podrás hacer más que únicamente con tus palabras. Palabras y gestos curarán al mundo, aunque tengamos que ser tratados como escoria. Serás igual que el campesino, el jardinero o el niño que juega a ver crecer una flor. Tienes que tener su paciencia y tesón, para después descubrir el fruto de tu trabajo.
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Caminaba junto a el escuchando cada palabra con atencion, casi con devoción, vi como acariciaba aquel arbol mientras sus palabras llenaban el aire entre nosotros iluminados por aquel sol que se filtraba entre las copas de los demas arboles que nos rodeaban, escucharlo era como escuchar un canto y ahora sabia por que al saber quien era el en realidad, pero lo guardaria solo para mi tal como lo habia prometido
Cuando toco mis manos con las suyas tan fuertes y seguras, y sus ojos como el cielo se clavaron en los mios del color de la miel mas dulce aquel sonrojo volvio a teñir mis mejillas y en mis labios se dibujo una dulce sonrisa mientras me permitia a mi misma perderme por unos segundos en su mirada pero no tantos como para olvidar que era para el una pequeña niña que tenia ganas de conoser todo a su alrededor
-No nunca he cortado flores- susurre para despues escuchar el resto de sus palabras, cuando menciono a Kabil me sorprendi un poco ya que no habia dicho nada pero siendo quien era dudaba que algo se saliera de su conosimiento -Solo esta conmigo hasta que sane - dije con un suspiro ya que habia mejorado considerablemente y pronto lo tendria que llevar a la tienda de mascotas para que se pudiera encontra con su pareja, sonrei ante ese pensamiento
Segui atenta lo mas que podia a sus palabras ya que sus manos jugaban con las mias y la sensacion era muy agradable pero si me distraia podia perderme en esa sensacion mas que por unos segundos, cada palabra tenia algo que enseñarme para poder seguir en ese mundo y poder hacer algo bueno por el
Cuando toco mis manos con las suyas tan fuertes y seguras, y sus ojos como el cielo se clavaron en los mios del color de la miel mas dulce aquel sonrojo volvio a teñir mis mejillas y en mis labios se dibujo una dulce sonrisa mientras me permitia a mi misma perderme por unos segundos en su mirada pero no tantos como para olvidar que era para el una pequeña niña que tenia ganas de conoser todo a su alrededor
-No nunca he cortado flores- susurre para despues escuchar el resto de sus palabras, cuando menciono a Kabil me sorprendi un poco ya que no habia dicho nada pero siendo quien era dudaba que algo se saliera de su conosimiento -Solo esta conmigo hasta que sane - dije con un suspiro ya que habia mejorado considerablemente y pronto lo tendria que llevar a la tienda de mascotas para que se pudiera encontra con su pareja, sonrei ante ese pensamiento
Segui atenta lo mas que podia a sus palabras ya que sus manos jugaban con las mias y la sensacion era muy agradable pero si me distraia podia perderme en esa sensacion mas que por unos segundos, cada palabra tenia algo que enseñarme para poder seguir en ese mundo y poder hacer algo bueno por el
Invitado- Invitado
Re: Privado - Conversaciones en un café -
Me hacía sentir bien el estar con ella, el conversar de algo tan importante como era reconstruir el jardín de Dios, el mundo y la vida que en él aún intentaba luchar por la supervivencia. Mis ojos se clavaron en los suyos durante varios minutos, intentaba que comprendiera el dolor que aún portaba y del cual no quería desprenderme. El aire mecía las copas de los árboles, las flores, el pasto que parecía crecer sin problemas y nuestros cabellos como ropa. Nos dejaba en una oración silenciosa, un ruego.
-Lucha siempre por tu honor, por la palabra de Dios. Jamás dejes tu camino, nunca dejes que tus brazos caigan y siempre ten presente que no estás sola. Siempre habrá alguien como tú luchando de igual modo, apoyándose en sus fuerzas y no dejando que flaqueen jamás. Lucha como sabes, aprende a ser aún más fuerte y no duermas si no vas a estar alerta. Un ángel debe saber dónde y cuándo debe ir, por instinto, y ese instinto está en todos nosotros. Es el instinto que todo ser de luz posee, el instinto de la bondad. Incluso los demonios poseen ese instinto y luchan contra él, lo he visto. Pero no te acerques a ellos, están manchados.
Deseaba apartarla de cualquier conflicto. Sabía que no estaba preparada para combatir en un medio que aún desconocía, a su debido tiempo podría entrar en combate sin miedo a perecer. De momento, únicamente podía observar y colaborar con aquellos seres que deseaban la paz. Me perdía en sus ojos como ella lo hacía en los míos, una mirada era más importante que una palabra.
Solté sus manos y dejé las mías sobre sus hombros, sonreí con calma influyendo paz con mis acciones, así como confianza, mientras mis ojos seguían perdidos en los suyos. Profundizaba en su alma, un alma cargada de luz y fe, como la de tantos hermanos. Los ángeles éramos los hijos más cercanos a Dios, los hijos de un hombre bondadoso que exponía a su prole, e incluso a él mismo, para salvar a otros que se encontraban perdidos.
-Lucha siempre por tu honor, por la palabra de Dios. Jamás dejes tu camino, nunca dejes que tus brazos caigan y siempre ten presente que no estás sola. Siempre habrá alguien como tú luchando de igual modo, apoyándose en sus fuerzas y no dejando que flaqueen jamás. Lucha como sabes, aprende a ser aún más fuerte y no duermas si no vas a estar alerta. Un ángel debe saber dónde y cuándo debe ir, por instinto, y ese instinto está en todos nosotros. Es el instinto que todo ser de luz posee, el instinto de la bondad. Incluso los demonios poseen ese instinto y luchan contra él, lo he visto. Pero no te acerques a ellos, están manchados.
Deseaba apartarla de cualquier conflicto. Sabía que no estaba preparada para combatir en un medio que aún desconocía, a su debido tiempo podría entrar en combate sin miedo a perecer. De momento, únicamente podía observar y colaborar con aquellos seres que deseaban la paz. Me perdía en sus ojos como ella lo hacía en los míos, una mirada era más importante que una palabra.
Solté sus manos y dejé las mías sobre sus hombros, sonreí con calma influyendo paz con mis acciones, así como confianza, mientras mis ojos seguían perdidos en los suyos. Profundizaba en su alma, un alma cargada de luz y fe, como la de tantos hermanos. Los ángeles éramos los hijos más cercanos a Dios, los hijos de un hombre bondadoso que exponía a su prole, e incluso a él mismo, para salvar a otros que se encontraban perdidos.
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Senti su mirada en mi por un momento un poco mas prolongado, dentro de tanta luz habia dentro un doloor que yo no conosia pero que el por alguna extraña razon no queria soltar, no comprendia por que tal vez por que si lo soltaba pensaria que perderia algo, solte una de mis manos de las de el y acaricie su mejilla unos segundos, mientras sus palabas llegaban a mis oidos
Eran tan llenas de fuerza con tanto ainco, eran palabras de aliento, palabras sabias que llegaban a mis oidos y que se quedaban en mi una a una grabadas, sonrei a cada una de ellas -No me acercare a ellos- dije al final de sus palabras, yo habia tenido una mala experiencia con ellos y la verdad no deceaba tener otra igual
Senti sus manos sobre mis hombros mientras sus ojos seguian sobre los mios, me hacia sentir tan bien tan calmada, pero tambien algo mas, trate de no prestar atencion a esas sensaciones y solo sonreia disfrutando de aquel momento que estabamos compartiendo juntos
Eran tan llenas de fuerza con tanto ainco, eran palabras de aliento, palabras sabias que llegaban a mis oidos y que se quedaban en mi una a una grabadas, sonrei a cada una de ellas -No me acercare a ellos- dije al final de sus palabras, yo habia tenido una mala experiencia con ellos y la verdad no deceaba tener otra igual
Senti sus manos sobre mis hombros mientras sus ojos seguian sobre los mios, me hacia sentir tan bien tan calmada, pero tambien algo mas, trate de no prestar atencion a esas sensaciones y solo sonreia disfrutando de aquel momento que estabamos compartiendo juntos
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Mis palabras cobraban fuerza en ella, germinaban con entereza y sabía que no serían fáciles de olvidar. Como ella muchos deseaban ayudar, terminaban consolando incluso a los demonios más crueles y cayendo en la trampa que les tendían. Yo sabía manejar la situación. Era cierto que había cuidado de algunos demonios, todos ellos jóvenes y confusos. Ellos habían nacido condenados, marcados como seres abominables, pero como decía incluso los demonios tenían un punto de luz en sus almas que les ataba a seguir acciones bondadosas hacia aquellos que amaban.
Dios no me había encargado otra misión que aquella de salvar y proteger a las criaturas que había creado, ellos habían sido fruto del amor, o del deseo, y eran condenados por la vida ruin de sus padres. Muchos podían reformarse, luchar inclusive por la paz, pero no debía de ser por manos de un ángel custodio, menor o simplemente demasiado joven. Debían dejarme esos casos a mí, hacerles escuchar la palabra de Padre y que comprendieran que incluso ellos eran amados por nuestro señor. Si se arrepentían, si daban su vida por buenas acciones, podían ser perdonados y admitidos de nuevo en la corte celestial. Desde hacía mucho, demasiado tiempo, no había ocurrido ese milagro y siempre terminaban torciéndose nuevamente hasta caer en el mismo pecado que sus padres.
-Vamos, caminemos.
Mis pasos prosiguieron por los senderos rodeados de flores, aves y árboles de grueso tronco. Los niños corrían vigilados por sus madres, los ancianos intentaban recordar las anécdotas de sus abuelos. Pocos ancianos podían verse en este mundo, lo normal era morir joven o convertirse en un maldito. La vida aún estaba floreciendo entre rocas.
-Dime Olivia, ¿qué has conocido en estos días?
Deseaba saber los conocimientos sobre el mundo que había logrado, las experiencias que había disfrutado y ofrecerle consejo las cosas más simples. Porque en la simpleza, en lo diminuto, podemos ver a Dios más que en las cosas demasiado grandes y ostentosas.
Dios no me había encargado otra misión que aquella de salvar y proteger a las criaturas que había creado, ellos habían sido fruto del amor, o del deseo, y eran condenados por la vida ruin de sus padres. Muchos podían reformarse, luchar inclusive por la paz, pero no debía de ser por manos de un ángel custodio, menor o simplemente demasiado joven. Debían dejarme esos casos a mí, hacerles escuchar la palabra de Padre y que comprendieran que incluso ellos eran amados por nuestro señor. Si se arrepentían, si daban su vida por buenas acciones, podían ser perdonados y admitidos de nuevo en la corte celestial. Desde hacía mucho, demasiado tiempo, no había ocurrido ese milagro y siempre terminaban torciéndose nuevamente hasta caer en el mismo pecado que sus padres.
-Vamos, caminemos.
Mis pasos prosiguieron por los senderos rodeados de flores, aves y árboles de grueso tronco. Los niños corrían vigilados por sus madres, los ancianos intentaban recordar las anécdotas de sus abuelos. Pocos ancianos podían verse en este mundo, lo normal era morir joven o convertirse en un maldito. La vida aún estaba floreciendo entre rocas.
-Dime Olivia, ¿qué has conocido en estos días?
Deseaba saber los conocimientos sobre el mundo que había logrado, las experiencias que había disfrutado y ofrecerle consejo las cosas más simples. Porque en la simpleza, en lo diminuto, podemos ver a Dios más que en las cosas demasiado grandes y ostentosas.
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Al escuchar sus palabras de nuevo me saco de la profundidad de sus ojos, fue un golpe algo duro, parpadee un par de veces regresando a la tierra literalmente -Claro - conteste con voz dulce y comence a caminar con el tratando de levar su paso viendo la naturaleza que cresia a nuestro alrededor
Sonreia ante cada especie que estaba ahi acariciando las bellas flores que estaban a mi alcance, a comparacion de el yo era de estatura muy pequeña pero siendo el un arcangel eso era natural, o eso yo pensaba -Bueno pues conosi o mas bien me tope con unos demonios- dije haciendo una mueca recordando un poco aquel enfrentamiento poco agradable -Y conosi a dos hibridos - mi exprecion cambio ya que ambos encuentros habian sido mas agradables
Mis pasos eran tan suaves como el vuelo de un cisne, y mi sonrisa se mantenia en mi rostro recordando aquellos encuentros que me habian dado un buen recuerdo
Sonreia ante cada especie que estaba ahi acariciando las bellas flores que estaban a mi alcance, a comparacion de el yo era de estatura muy pequeña pero siendo el un arcangel eso era natural, o eso yo pensaba -Bueno pues conosi o mas bien me tope con unos demonios- dije haciendo una mueca recordando un poco aquel enfrentamiento poco agradable -Y conosi a dos hibridos - mi exprecion cambio ya que ambos encuentros habian sido mas agradables
Mis pasos eran tan suaves como el vuelo de un cisne, y mi sonrisa se mantenia en mi rostro recordando aquellos encuentros que me habian dado un buen recuerdo
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
El cálido y ácido recuerdo de sus vivencias pasadas tenían cierta fragancia a ilusión, curiosidad y miedo. Conocía bien las aptitudes de mis hermanos, eran seres fuertes y con esa fuerza eran capaces de derrotar cualquier enemigo. La soledad podía ser la peor piedra que llevaran sobre sus espaldas, pero también la más importante. El relacionarse con facilidad, con deseo y curiosidad, les reconfortaba momentos únicos y a la vez peligrosos.
-¿Qué tomaste como recuerdo de ellos? ¿Llegaste a lograr algo valioso?
Debíamos saber recordar, recolectar información y usarla para el bien. No debíamos dejar caer en meras anécdotas aquello que nos había lanzado el destino. Mis pasos mientras preguntaban llegaron al final del parque, justo al lado opuesto por el cual habíamos accedido.
Los altos edificios de hormigón, cristal y fuertes hierros saludaban brillando gracias al sol invernal. Dentro, bajo amplias medidas de seguridad, podían hallarse desde humanos hasta seres como nosotros. El mundo era una mezcla intensa, como la de una buena taza de café, y buscaba en esta mezcla la perfección. El mundo que teníamos ante nosotros era el brote de una nueva esperanza.
-Caminemos, busquemos un nuevo lugar. Quizás podríamos dejar que los seres humanos, y otras razas, nos rodearan y pudiéramos tomar de ellos experiencia. Hay que saber sentir el peligro con sólo notarlo en el aire.
-¿Qué tomaste como recuerdo de ellos? ¿Llegaste a lograr algo valioso?
Debíamos saber recordar, recolectar información y usarla para el bien. No debíamos dejar caer en meras anécdotas aquello que nos había lanzado el destino. Mis pasos mientras preguntaban llegaron al final del parque, justo al lado opuesto por el cual habíamos accedido.
Los altos edificios de hormigón, cristal y fuertes hierros saludaban brillando gracias al sol invernal. Dentro, bajo amplias medidas de seguridad, podían hallarse desde humanos hasta seres como nosotros. El mundo era una mezcla intensa, como la de una buena taza de café, y buscaba en esta mezcla la perfección. El mundo que teníamos ante nosotros era el brote de una nueva esperanza.
-Caminemos, busquemos un nuevo lugar. Quizás podríamos dejar que los seres humanos, y otras razas, nos rodearan y pudiéramos tomar de ellos experiencia. Hay que saber sentir el peligro con sólo notarlo en el aire.
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
caminamos aun rodeados de aquel lugar tan maravilloso lleno de tantas maravillas creadas por el padre, tantas cosas tan hermosas, cada una de ellas tan unica como cada estrella en el firmamento, nuestros pasos apenas se escuchaban, suaves y constantes, sus palabras llegaban a mis oidos
-si aprendi a que debo de ser mas cauta con los demonios y si es posible evitarlos - dije con respecto a aquel encuentro con esos cuatro demonios en donde fui atacada sin razon aparente y llamada sobervia sin merecerlo -con lo que respecta a los hibridos bueno el primero fue muy bueno conmigo - dije sonriendo recordando a Darius fue un encuentro muy agradable a decir verdad -Y el otro fue el que me dio a cuidar al ave que tengo en custodia - al recordar aquello pense que pronto tenia que volver a la tienda de mascotas
llegamos al final del jardin y la ciudad se mostraba ante nosotros imponente llena de tantas cosas nuevas para mi y sus palabras hacian que me pusiera alerta
-si aprendi a que debo de ser mas cauta con los demonios y si es posible evitarlos - dije con respecto a aquel encuentro con esos cuatro demonios en donde fui atacada sin razon aparente y llamada sobervia sin merecerlo -con lo que respecta a los hibridos bueno el primero fue muy bueno conmigo - dije sonriendo recordando a Darius fue un encuentro muy agradable a decir verdad -Y el otro fue el que me dio a cuidar al ave que tengo en custodia - al recordar aquello pense que pronto tenia que volver a la tienda de mascotas
llegamos al final del jardin y la ciudad se mostraba ante nosotros imponente llena de tantas cosas nuevas para mi y sus palabras hacian que me pusiera alerta
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Caminaba escuchando sus palabras tras mis pasos, palabras llenas de significado. Estaba encontrando gente que no sólo se preocupaba por sí mismos, sino que tenían tiempo para intercambiar una conversación amena y no usaban únicamente sus puños. Me parecía un acto de bárbaros enfrentarse sin motivos aparentes, la paz debía llegar y el respeto debía comenzar a generarse.
-Las aves son delicadas, pero muestran la majestuosidad de Dios.
Comenté antes de girarme hacia ella para estirar mi mano hacia la suya, la tomé para poder caminar despreocupado sin perderla entre la gran marea de seres que pronto se mezclaría con nosotros. Mis dedos se entrelazaron con los míos, mientras mi rostro siguió al frente.
-Sienten la hermosa libertad que nos da volar, así como su canto es parte de la música de la naturaleza más pura. Las aves, los amaneceres y el mar son de las cosas más hermosas que Dios ha podido crear. De igual modo el color de los bosques otoñales, el frescor de la nieve y el ruido del agua son las que más nos hacen ensoñar. ¿No lo crees así?
Recordaba las viejas postales donde los árboles otoñales se mostraban como pura poesía, así como las felicitaciones de pequeños pueblos rodeados por la nieve o la fotografía de un amanecer en pleno mar para recuerdo de unas vacaciones costeras. Mi pulgar jugaba con su el dorso de su mano, intentaba calmarla mientras entrábamos en una de las calles más transitadas.
El aire sosegado, pero frío, acarició nuestros rostros mientras algunos golpeaban sin desearlo nuestros brazos. Iban tan apresurados que no tenían tiempo ni de disculparse. Algunos ejecutivos iban en manada de hombres trajeados con maletines y corbatas de seda, varios eran demonios intentando controlar la nueva economía. Nos miraron clavando sus ojos en nosotros, eran demonios inferiores pero aún así rechazaban nuestra presencia. Un par de niños correteaban de la mano de un ángel, ellos eran mestizos y fruto de un amor que parecía ser prohibido, pero Dios lo había aceptado por ser puro.
A lo lejos podía escuchar la voz de un muchacho con una guitarra, era un Dhampir que intentaba ganarse la vida, podían soportar el sol aunque no sabía hasta que extremo. La guitarra sonaba francamente bien, igual que su voz algo aterciopelada. Frente a él había un par de lycans sonriendo ante la magia de la melodía. Otro mundo era posible, sólo debíamos aprender a convivir.
-Observa las flores de Dios, observa su jardín y el amor que ha puesto en todos ellos. Obsérvalos, aunque sus corazones estén llenos de odio.
-Las aves son delicadas, pero muestran la majestuosidad de Dios.
Comenté antes de girarme hacia ella para estirar mi mano hacia la suya, la tomé para poder caminar despreocupado sin perderla entre la gran marea de seres que pronto se mezclaría con nosotros. Mis dedos se entrelazaron con los míos, mientras mi rostro siguió al frente.
-Sienten la hermosa libertad que nos da volar, así como su canto es parte de la música de la naturaleza más pura. Las aves, los amaneceres y el mar son de las cosas más hermosas que Dios ha podido crear. De igual modo el color de los bosques otoñales, el frescor de la nieve y el ruido del agua son las que más nos hacen ensoñar. ¿No lo crees así?
Recordaba las viejas postales donde los árboles otoñales se mostraban como pura poesía, así como las felicitaciones de pequeños pueblos rodeados por la nieve o la fotografía de un amanecer en pleno mar para recuerdo de unas vacaciones costeras. Mi pulgar jugaba con su el dorso de su mano, intentaba calmarla mientras entrábamos en una de las calles más transitadas.
El aire sosegado, pero frío, acarició nuestros rostros mientras algunos golpeaban sin desearlo nuestros brazos. Iban tan apresurados que no tenían tiempo ni de disculparse. Algunos ejecutivos iban en manada de hombres trajeados con maletines y corbatas de seda, varios eran demonios intentando controlar la nueva economía. Nos miraron clavando sus ojos en nosotros, eran demonios inferiores pero aún así rechazaban nuestra presencia. Un par de niños correteaban de la mano de un ángel, ellos eran mestizos y fruto de un amor que parecía ser prohibido, pero Dios lo había aceptado por ser puro.
A lo lejos podía escuchar la voz de un muchacho con una guitarra, era un Dhampir que intentaba ganarse la vida, podían soportar el sol aunque no sabía hasta que extremo. La guitarra sonaba francamente bien, igual que su voz algo aterciopelada. Frente a él había un par de lycans sonriendo ante la magia de la melodía. Otro mundo era posible, sólo debíamos aprender a convivir.
-Observa las flores de Dios, observa su jardín y el amor que ha puesto en todos ellos. Obsérvalos, aunque sus corazones estén llenos de odio.
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Cuando salimos del jardin y entramos a aquel lugar lleno de tanta gente el tomo mi mano enredando sus dedos con los mios, sonrei ante esa accion aun que sabia que era como medida de seguridad para mi aun asi no dejaba de agradarme tal vez demaciado, camine a su lado sintiendo como iba a venia la gente sin parar solo preocupados por algunas cosas pero sin ver que habia mas alla de eso
Cuando los demonios se nos quedaron viendo solo me quede alerta, no eran como aquellos que me habian atacado que apesar de lo que paso yo no sentia temor de ellos en realidad, entre tanto bullicio escuchaba su voz clara y dulce -Si tienes razon son criaturas hermosas y su canto es similar al de algunos hermanos tal vez el padre ha querido eso - dije mientras caminaba junto a el
Vi cada uno de los seres que pasaban junto a nosotros y aun que sus caricias por segundos me alejaban de todo solo deceando sentirlas sabia que debia de prestar atencion a todo, cada uno de los seres que estaban a nuestro al rededor
Cuando los demonios se nos quedaron viendo solo me quede alerta, no eran como aquellos que me habian atacado que apesar de lo que paso yo no sentia temor de ellos en realidad, entre tanto bullicio escuchaba su voz clara y dulce -Si tienes razon son criaturas hermosas y su canto es similar al de algunos hermanos tal vez el padre ha querido eso - dije mientras caminaba junto a el
Vi cada uno de los seres que pasaban junto a nosotros y aun que sus caricias por segundos me alejaban de todo solo deceando sentirlas sabia que debia de prestar atencion a todo, cada uno de los seres que estaban a nuestro al rededor
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
El mundo surgía de cada baldosa levantada, había logrado germinar con fuerza y pronto daría sus frutos. Temía otra catástrofe, otra que ninguno pudiéramos soportar y termináramos cayendo exterminados. Dios procuraría que aquel paraíso, su paraíso, no se viera dañado de nuevo. Si bien, sabía que había fuerzas oscuras que se movían inclusive a la luz del día.
Notaba que por breves momentos se distraía, pero terminaba atendiendo a cada criatura. Era un paseo sin peligro alguno, juntos podríamos enfrentarnos a cualquier demonio menor o mayor. Por separado tal vez tendríamos dificultades, pero de ese modo podíamos ir hasta los barrios más pobres donde yo ejercería algunas gestiones importantes.
Necesitaba rodearme de los niños enfermos, sanarlos y procurar que no cayeran en nuevas enfermedades por la suciedad que se acumulaba en las calles. Intentaría que el afecto desgastado volviera a ser férreo y con ella podría incluso devolver alguna sonrisa. Sabía que emanaba felicidad, Dios la había hecho de ese modo para poder devolver al mundo un trozo de su esperanza perdida.
-Iremos a ver a unos niños, necesitaré tu ayuda.
Algunos eran híbridos, la amplia mayoría, y otros eran hijos de lycans que se habían separado de la manada intentando progresar en el asfalto. Lo poco que habían logrado esas personas se las arrebataban las grandes multinacionales, muchas llevadas por los demonios inferiores con los cuales nos habíamos cruzado. El mundo de los negocios era turbio, sobretodo cuando los demonios se hacían con el poder.
Notaba que por breves momentos se distraía, pero terminaba atendiendo a cada criatura. Era un paseo sin peligro alguno, juntos podríamos enfrentarnos a cualquier demonio menor o mayor. Por separado tal vez tendríamos dificultades, pero de ese modo podíamos ir hasta los barrios más pobres donde yo ejercería algunas gestiones importantes.
Necesitaba rodearme de los niños enfermos, sanarlos y procurar que no cayeran en nuevas enfermedades por la suciedad que se acumulaba en las calles. Intentaría que el afecto desgastado volviera a ser férreo y con ella podría incluso devolver alguna sonrisa. Sabía que emanaba felicidad, Dios la había hecho de ese modo para poder devolver al mundo un trozo de su esperanza perdida.
-Iremos a ver a unos niños, necesitaré tu ayuda.
Algunos eran híbridos, la amplia mayoría, y otros eran hijos de lycans que se habían separado de la manada intentando progresar en el asfalto. Lo poco que habían logrado esas personas se las arrebataban las grandes multinacionales, muchas llevadas por los demonios inferiores con los cuales nos habíamos cruzado. El mundo de los negocios era turbio, sobretodo cuando los demonios se hacían con el poder.
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Seguimos caminando por aquellas calles llenas de tanta diversidad junta tanto almas buenas y nobles y otras obscurecidas cada una conviviendo con la otra de la mano sabiendo de la existencia uno del otro pero en mucha ocaciones lo pasaban por alto aun que en otras no tanto y yo lo habia comprobado en aquel dia
Trate de mantenerme concentrada en cada ser pero sin dejar de disfruta de su compañia, caminamos un poco mas hacia las zonas mas pobres y despues me dijo necesitarme, no pude evitar sonreir -Sera un gusto poder hacerlo - dije caminando con el, al fin haria un poco mas en la tierra y eso me llenaba de dicha y de gozo, como una traedora de felicidad eso era bueno para mi
Las calles tomaban un aspecto mas lugubre, una sensacion de tristesa vino a mi pero no podia rendirme a ella asi que respire ondo y me aferre a su mano y a su tacto eso me hacia sentir bien y feliz y podia ser mas fuerte asi si se presentaba alguna cosa, camine a paso firme a su lado para llegar a donde teniamos que ir
Trate de mantenerme concentrada en cada ser pero sin dejar de disfruta de su compañia, caminamos un poco mas hacia las zonas mas pobres y despues me dijo necesitarme, no pude evitar sonreir -Sera un gusto poder hacerlo - dije caminando con el, al fin haria un poco mas en la tierra y eso me llenaba de dicha y de gozo, como una traedora de felicidad eso era bueno para mi
Las calles tomaban un aspecto mas lugubre, una sensacion de tristesa vino a mi pero no podia rendirme a ella asi que respire ondo y me aferre a su mano y a su tacto eso me hacia sentir bien y feliz y podia ser mas fuerte asi si se presentaba alguna cosa, camine a paso firme a su lado para llegar a donde teniamos que ir
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
La ciudad más resplandeciente quedaba a nuestras espaldas, la otra cara de la moneda comenzó a mostrarse con edificios más antiguos y construcciones prácticamente al borde de la demolición. Había casas pequeñas en grandes solares donde antes había emplazamientos de grandes cadenas de televisión, iglesias o parques. Aquel crater humeante de proyectiles y destrucción había sido rellenado con tierra nueva, sobre esta nuevas edificaciones precarias que se mantenían a duras penas.
Tras la gran guerra hubo miseria económica, epidemias de todo tipo, y por lo tanto no había dinero para grandes lujos. Como podían iban aflorando las ciudades y las partes más desfavorecidas parecían paralizadas en el tiempo. Lugares donde niños corrían entre escombros, hombres que luchaban para mantener un sueldo precario y soñar con lugares mejores para su familia. Todos tenían un sueño, pero pocos lograban verlo tras el montículo de edificios bombardeados y recuperados por indigentes.
-Todos aquí piensan que soy un simple cura.
Dije despegándome de su mano para correr hacia el grupo de niños. Muchos de ellos corrieron a saludarme, varios los sanaba sólo con imponer mis manos sobre ellos. Por mucho que yo hiciera las aguas seguían siendo contaminadas, a pesar de mi ayuda no podía lograr demasiado.
Algunas mujeres se aproximaron a mí para conversar, me comentaban la mejoría milagrosa de algunos pequeños y la suerte que corría por las calles. Había llegado de nuevo a la tierra, tenía que acercarme a los más pobres y también a los ricos para hacerles cambiar de opinión, aunque lastimosamente muchos eran demonios y no admitían siquiera cruzar una palabra sin intentar golpearme en vano.
Me giré sonriendo a Olivia, muchos niños se acercaron también a ella tirando de sus manos y acercándola hacia donde nos encontrábamos. Las conversaciones eran de lo más comunes. Hablaban de la droga, el hambre, el frío y la miseria. Muchos decían estar mejor que antes, pero seguían en el mismo agujero y este parecía formar parte del infierno.
-Padre, necesitamos más ayudas. Sé que usted ha hecho mucho, hace unos días trajo mantas pero todo es muy precario.
Escuché la queja de una de las mujeres, no tenía mucho dinero encima pero no me importó desprenderme de aquellos billetes. Saqué de mi billetera varios dólares y se los tendí.
-Compra algunos alimentos para los niños, así como agua embotellada.
Eran unos sesenta dólares, algo contribuía. Sabía que ella lo gastaría con conciencia y sabría encontrar las mejores ofertas. Era una mujer dedicada a la ayuda hacia todos, al parecer se dedicaba en cuerpo y alma a la comunidad desde la muerte de su único hijo. Era una licántropa, pero desconocía mi verdadero poder aunque podía sospecharlo.
-Olivia ¿por qué no juegas con ellos? Estoy seguro que le otorgarás felicidad.
Tras la gran guerra hubo miseria económica, epidemias de todo tipo, y por lo tanto no había dinero para grandes lujos. Como podían iban aflorando las ciudades y las partes más desfavorecidas parecían paralizadas en el tiempo. Lugares donde niños corrían entre escombros, hombres que luchaban para mantener un sueldo precario y soñar con lugares mejores para su familia. Todos tenían un sueño, pero pocos lograban verlo tras el montículo de edificios bombardeados y recuperados por indigentes.
-Todos aquí piensan que soy un simple cura.
Dije despegándome de su mano para correr hacia el grupo de niños. Muchos de ellos corrieron a saludarme, varios los sanaba sólo con imponer mis manos sobre ellos. Por mucho que yo hiciera las aguas seguían siendo contaminadas, a pesar de mi ayuda no podía lograr demasiado.
Algunas mujeres se aproximaron a mí para conversar, me comentaban la mejoría milagrosa de algunos pequeños y la suerte que corría por las calles. Había llegado de nuevo a la tierra, tenía que acercarme a los más pobres y también a los ricos para hacerles cambiar de opinión, aunque lastimosamente muchos eran demonios y no admitían siquiera cruzar una palabra sin intentar golpearme en vano.
Me giré sonriendo a Olivia, muchos niños se acercaron también a ella tirando de sus manos y acercándola hacia donde nos encontrábamos. Las conversaciones eran de lo más comunes. Hablaban de la droga, el hambre, el frío y la miseria. Muchos decían estar mejor que antes, pero seguían en el mismo agujero y este parecía formar parte del infierno.
-Padre, necesitamos más ayudas. Sé que usted ha hecho mucho, hace unos días trajo mantas pero todo es muy precario.
Escuché la queja de una de las mujeres, no tenía mucho dinero encima pero no me importó desprenderme de aquellos billetes. Saqué de mi billetera varios dólares y se los tendí.
-Compra algunos alimentos para los niños, así como agua embotellada.
Eran unos sesenta dólares, algo contribuía. Sabía que ella lo gastaría con conciencia y sabría encontrar las mejores ofertas. Era una mujer dedicada a la ayuda hacia todos, al parecer se dedicaba en cuerpo y alma a la comunidad desde la muerte de su único hijo. Era una licántropa, pero desconocía mi verdadero poder aunque podía sospecharlo.
-Olivia ¿por qué no juegas con ellos? Estoy seguro que le otorgarás felicidad.
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Llegamos hasta el lugar donde habia mucha gente, donde razas se mezclaban, solto mi mano y corrio hacia un grupo de niños que lo resivieron de una manera muy alegre, algunas mujeres tambien lo hicieron hablando con el de lagunos problemas que tenian, el lugar parecia por momento haber sido olvidado por el padre pero no lo era ya que nosotros estabamos ahi.
Me acerque un poco mas cuando escuche sus palabras, sonrei ya que el dar felicidad era lo que yo hacia y me gustaba mucho me hacia sentir bien asi que asenti con la cabeza y fui con algunos niños jugando con ellos, riendo correteando, saltando, era como uno mas de ellos, asi me habia hecho el padre y amaba como era aun que habia aprendido que a muchos en la tierra especialmente demonios les molestaba pero era algo que pasaba por alto
Entre risas y juegos paso el tiempo rapido, algunos de los niños se veian mucho mejor, mas felicies y eso me hacia sonreir mas, de vez en vez volteaba a ver a mi "hermano" el cual estaba ocupado en otras cosas, tal vez mas complicadas, el era uno de los arcangeles y su labor era mucho mas fuerte que la mia eso lo sabia bien pero me daba mucho gusto poder ayudarle por minimo que fuera
Me acerque un poco mas cuando escuche sus palabras, sonrei ya que el dar felicidad era lo que yo hacia y me gustaba mucho me hacia sentir bien asi que asenti con la cabeza y fui con algunos niños jugando con ellos, riendo correteando, saltando, era como uno mas de ellos, asi me habia hecho el padre y amaba como era aun que habia aprendido que a muchos en la tierra especialmente demonios les molestaba pero era algo que pasaba por alto
Entre risas y juegos paso el tiempo rapido, algunos de los niños se veian mucho mejor, mas felicies y eso me hacia sonreir mas, de vez en vez volteaba a ver a mi "hermano" el cual estaba ocupado en otras cosas, tal vez mas complicadas, el era uno de los arcangeles y su labor era mucho mas fuerte que la mia eso lo sabia bien pero me daba mucho gusto poder ayudarle por minimo que fuera
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Las risas de los niños se mezclaba con la suya, uniéndose en una canción que se mecía entre los árboles muertos, casi vencidos, que aún permanecían en el parque donde jugaban. Ella provocaba que sonrieran, que olvidaran por un instante donde se encontraban. Algunos jamás se habían animado a intentar jugar, debido a sus dolencias. Yo me dedicaba a sanarlos, intentando que con mis ungüentos y con la ayuda de Padre no volvieran a enfermar.
Varias mujeres estaban gestando, algunos de sus hijos estaban enfermos antes de nacer. Procuré tocar sus vientres, imponer mis manos y colaborar con el dolor de los pequeños. Nacerían sin menos dolencias, se corregiría la enfermedad antes de ver la luz del día. Una anciana dejó de tener cataratas ese día, si bien sólo dije que había limpiado bien sus gafas.
Después de más de dos horas, quizás tres, me senté en uno de los bancos de madera con una taza de té caliente. Bebía observando a los niños, olvidándose de sus miserias. Las madres pronto los llamaron para el almuerzo, Olivia quedó sola frente a mí mientras ellos se apuraban en llegar pronto a tomar el caldo, las legumbres o la poca carne que habían logrado.
-Has hecho que su mañana sea mucho más amena, gracias.
Comenté dejando el vaso de plástico sobre la madera vieja de aquel banco, me acerqué a ella para besar su mejilla y sonreír como lo habían hecho todos aquellos niños. Era feliz ayudando, era mi cometido y aquello que me daba vida.
-¿Deseas almorzar conmigo? Se hizo tarde, podríamos conseguir un par de hamburguesas o perritos calientes. ¿Los has probado?
Llamaban a ese tipo de comida “basura”, sin embargo yo había encontrado en ella el paraíso en mi paladar. Las salsas algo picante, las verduras que las acompañaban y el pan algo tostado de algunas hamburguesas, o el de semilla, era simplemente espectacular.
Varias mujeres estaban gestando, algunos de sus hijos estaban enfermos antes de nacer. Procuré tocar sus vientres, imponer mis manos y colaborar con el dolor de los pequeños. Nacerían sin menos dolencias, se corregiría la enfermedad antes de ver la luz del día. Una anciana dejó de tener cataratas ese día, si bien sólo dije que había limpiado bien sus gafas.
Después de más de dos horas, quizás tres, me senté en uno de los bancos de madera con una taza de té caliente. Bebía observando a los niños, olvidándose de sus miserias. Las madres pronto los llamaron para el almuerzo, Olivia quedó sola frente a mí mientras ellos se apuraban en llegar pronto a tomar el caldo, las legumbres o la poca carne que habían logrado.
-Has hecho que su mañana sea mucho más amena, gracias.
Comenté dejando el vaso de plástico sobre la madera vieja de aquel banco, me acerqué a ella para besar su mejilla y sonreír como lo habían hecho todos aquellos niños. Era feliz ayudando, era mi cometido y aquello que me daba vida.
-¿Deseas almorzar conmigo? Se hizo tarde, podríamos conseguir un par de hamburguesas o perritos calientes. ¿Los has probado?
Llamaban a ese tipo de comida “basura”, sin embargo yo había encontrado en ella el paraíso en mi paladar. Las salsas algo picante, las verduras que las acompañaban y el pan algo tostado de algunas hamburguesas, o el de semilla, era simplemente espectacular.
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Los niños pronto corrieron con sus mamas que los llamaban a almorzar dejandome sola pero no por eos senti tristesa, volte a ver a mi "hermano " y sonrei con un leve sonrojo en mis mejillas que pudo pasar como si hubiera dido producto de aquella mañana agetreada, pero yo sabia que era caudado por las tiernas caricias que me regalaba mi "hermano", sabia que debia controlar eso de laguna forma
-Claro que si me encantaria bastante - dije sonriendo -Jamas los he comido pero quisiera probar una hamburguesa - era una de las tantas cosas que habia escuchado y sonaba muy bien esperaba que fuera igual de reconfortante como aque pastel que probe con Darius
espere a que me llevara a donde iriamos a almorzar ya que yo aun no conosia demaciado de aquel lugar, era como un hormiguero gigante donde la gente iba y venia con tantas cosas en su mente, pocos sonreian lo cual me hacia decear poder tocarlos para que lo hicieran
-Claro que si me encantaria bastante - dije sonriendo -Jamas los he comido pero quisiera probar una hamburguesa - era una de las tantas cosas que habia escuchado y sonaba muy bien esperaba que fuera igual de reconfortante como aque pastel que probe con Darius
espere a que me llevara a donde iriamos a almorzar ya que yo aun no conosia demaciado de aquel lugar, era como un hormiguero gigante donde la gente iba y venia con tantas cosas en su mente, pocos sonreian lo cual me hacia decear poder tocarlos para que lo hicieran
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Sonreí ante tus palabras. Yo también quería una hamburguesa, casi había olvidado como sabía y olía una. Durante mi vuelta a la tierra no había tomado algo más allá que pasta, arroz chino y fruta. Me había alimentado de algunos huertos cercanos, sanando la tierra y provocando que esta no dañara a todo aquel que tomara su fruto. No sólo podía sanar al hombre enfermo, también evitar la enfermedad que lo exterminara.
Los bosques habían sido mi guarida, los frutos secos y las vallas habían sido mi mermelada natural. El pan que había adquirido en los caseríos de pueblos disgregados tenían aroma a leña, sabían como aquellos panes calientes de la Edad Media. Si bien, lo mejor eran los caldos y las naranjas. Pero todo aquello era idílico, increíble y cansado. Amaba el ritmo de las ciudades, contemplar como estas crecían y las abejas creaban su miel en las malditas oficinas donde se marchitaban. El ser humano era complejo, pero sobretodo el urbanita. Los campesinos eran más simples, con una vida sosegada y medicina tradicional que, a veces, curaba de forma más efectiva los males que aferraban sus duros esfuerzos.
Mi labor estaba entre aquellos hombres que vivían al límite, personas que acumulaban tiempo como si no se esfumara de sus dedos, pero realmente lo hacían y lo único que tenían era estrés. Yo me dedicaba a calmar su estrés, caminar entre ellos, degustar su comida rápida y sentir como el asfalto no mataba la vida. En los jardines, los grandes parques, las plantas sobrevivían y buscaban recordarle al hombre moderno que seguía siendo igual que el campestre.
Caminé junto a ella por las calles, un lugar más vivo y cargado de contrastes. Algunos carros de vendedores de perritos calientes gritaban recordando que eran los más deliciosos, también había venta de café y galletas calientes, como castañas asadas y restaurantes más caros, así como otros de comida italiana y rápida. Se podía ver también tiendas de ropa, juguetes o aparatos tecnológicos que no eran para mí. Aunque me emocionaba conocerlos después era incapaz de usarlos.
Hice que entrara conmigo a uno de los locales, tenía una barra de bar que daba a la cocina. El aroma al aceite, las patatas haciéndose y la carne a la plancha llenó mis fosas nasales. Sentí que mi estómago gritaba por alimento, sonreí como un niño al ver una mesa libre.
-Ve allí, yo pediré por los dos.
Era una mesa cerca de un enorme cristal, daban a la calle y se podía ver pasear de aquí para allá a todos los que buscaban cinco minutos para el almuerzo. Había niños en el local en una caja de bolas de plástico, así como varios adolescentes que se habían saltado las últimas clases. En el fondo una pareja de ancianos conversaban sobre sus arrugas, lo felices que eran a pesar que el tiempo que tenían era escaso.
Me acerqué a la chica de los recados con una sonrisa, ella la devolvió con cortesía y terminé por pedir bastante comida. Dos hamburguesas dobles, salsa ketchup a parte, patatas fritas grandes, refresco de cola para ambos y palitos de merluza así como un yogurt helado.
Los bosques habían sido mi guarida, los frutos secos y las vallas habían sido mi mermelada natural. El pan que había adquirido en los caseríos de pueblos disgregados tenían aroma a leña, sabían como aquellos panes calientes de la Edad Media. Si bien, lo mejor eran los caldos y las naranjas. Pero todo aquello era idílico, increíble y cansado. Amaba el ritmo de las ciudades, contemplar como estas crecían y las abejas creaban su miel en las malditas oficinas donde se marchitaban. El ser humano era complejo, pero sobretodo el urbanita. Los campesinos eran más simples, con una vida sosegada y medicina tradicional que, a veces, curaba de forma más efectiva los males que aferraban sus duros esfuerzos.
Mi labor estaba entre aquellos hombres que vivían al límite, personas que acumulaban tiempo como si no se esfumara de sus dedos, pero realmente lo hacían y lo único que tenían era estrés. Yo me dedicaba a calmar su estrés, caminar entre ellos, degustar su comida rápida y sentir como el asfalto no mataba la vida. En los jardines, los grandes parques, las plantas sobrevivían y buscaban recordarle al hombre moderno que seguía siendo igual que el campestre.
Caminé junto a ella por las calles, un lugar más vivo y cargado de contrastes. Algunos carros de vendedores de perritos calientes gritaban recordando que eran los más deliciosos, también había venta de café y galletas calientes, como castañas asadas y restaurantes más caros, así como otros de comida italiana y rápida. Se podía ver también tiendas de ropa, juguetes o aparatos tecnológicos que no eran para mí. Aunque me emocionaba conocerlos después era incapaz de usarlos.
Hice que entrara conmigo a uno de los locales, tenía una barra de bar que daba a la cocina. El aroma al aceite, las patatas haciéndose y la carne a la plancha llenó mis fosas nasales. Sentí que mi estómago gritaba por alimento, sonreí como un niño al ver una mesa libre.
-Ve allí, yo pediré por los dos.
Era una mesa cerca de un enorme cristal, daban a la calle y se podía ver pasear de aquí para allá a todos los que buscaban cinco minutos para el almuerzo. Había niños en el local en una caja de bolas de plástico, así como varios adolescentes que se habían saltado las últimas clases. En el fondo una pareja de ancianos conversaban sobre sus arrugas, lo felices que eran a pesar que el tiempo que tenían era escaso.
Me acerqué a la chica de los recados con una sonrisa, ella la devolvió con cortesía y terminé por pedir bastante comida. Dos hamburguesas dobles, salsa ketchup a parte, patatas fritas grandes, refresco de cola para ambos y palitos de merluza así como un yogurt helado.
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Camine junto a el por las calles bulliciosas donde todo era una mezcla de aromas, sonidos y cosas, era facil perderse en aquel lugar asi que me asi de su mano nuevamente sintiendo el calor de la misma, tanta diversidad iba y venia de un lado a otro, puestos de comidas sus aromas invitaban a pasar o a quedarse en el lugar donde se encontraban los puestos de comida rapida, casa uno era tan distinto pero no menos apetesible, mi estomago como reaccion de esos aromas reacciono y sonrei a la idea de probar algo nuevo
Entre tanto ir y venir trataba de prestar atencion por que tal vez yo mas adelante que me encontrara sola de nuevo pudiera asistir al lugar que me conducia mi "hermano", cuando llegamos vio un lugar vacio y me indico que me sentara, solte su mano y me dirigi a la mesa, ya ahi recorri con la mirada todo aquel lugar, estaba lleno de gente, algunos humanos, otros eran seres distintos, en su mayoria lycans, tal vez por que la carne era una de sus principales fuentes de alimento.
Vi como hacia el pedido de lo que comeriamos y despues fije mi vista en los niños que jugaban alegres, sus risas me recordaban a mis hermanos, su felicidad tan genuina y pura me llenaba de alegria, nada como la risa de un niño, para una traedora de felicidad como yo eso era como oro puro
Entre tanto ir y venir trataba de prestar atencion por que tal vez yo mas adelante que me encontrara sola de nuevo pudiera asistir al lugar que me conducia mi "hermano", cuando llegamos vio un lugar vacio y me indico que me sentara, solte su mano y me dirigi a la mesa, ya ahi recorri con la mirada todo aquel lugar, estaba lleno de gente, algunos humanos, otros eran seres distintos, en su mayoria lycans, tal vez por que la carne era una de sus principales fuentes de alimento.
Vi como hacia el pedido de lo que comeriamos y despues fije mi vista en los niños que jugaban alegres, sus risas me recordaban a mis hermanos, su felicidad tan genuina y pura me llenaba de alegria, nada como la risa de un niño, para una traedora de felicidad como yo eso era como oro puro
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Esperé al pedido apoyado en la barra observando como trabajaban en la cocina. Los jóvenes siempre habían encontrado algo de dinero, a cambio de mucho trabajo, en lugares como ese. eran universitarios, chicos que intentaban sobrevivir para irse de casa pronto o simplemente muchachos que no habían logrado aspirar a algo mejor. Notaba la mirada de varios lycans, eran un par de jóvenes que comían como presidiarios.
Ellos podían saber qué era yo, el resto simplemente pensaban que era un joven como cualquier otro. Me giré clavando mis ojos azules en la pareja de lycans, sonreí de forma afable y ellos continuaron comiendo sin volver a mirarme. Sus miradas eran de inspección, para averiguar porque estaba allí. Los ángeles no éramos los únicos curiosos en el mundo, también el resto de criaturas lo eran. Sin embargo, los lycans eran cuidadosos y no se aproximaban a nadie que no hubieran observado primero. Me estudiaban, como un estudioso a viejos libros recién adquiridos.
-Su servicio.
Tomé la bandeja y pagué dándole una propina a la chica. Era una mujer de ojos verdes, piel clara y de aspecto aniñado. Tenía veinte años, dos de los cuales los había pasado sirviendo hamburguesas. Deseaba, como muchos, progresar y huir lejos de la ciudad hacia alguna parte que le trajera la felicidad. Quería vivir emociones, quizás un verdadero amor y un poco de diversión sana. Era humana, aunque olía a vampiro y estaba seguro que conocía a uno.
-Gracias, buen día.
Fue mi respuesta tras pagar girándome hacia donde estaba Olivia. Ella parecía encantada por poder estar rodeada por niños y personas que parecían inmersas en sus asuntos, pero todos parecían tener una pizca de felicidad.
-Espero que te sacie y te guste.
Comenté sentándome frente a ella para desenvolver mi hamburguesa, quitar la cebolla y rociarla con uno de los sobres de ketchup. Acomodaba mi comida, para dejarla justo a mi gusto personal. Cuando al fin di un bocado mi estómago se reveló. Me sentía nervioso, pero feliz. Ese tipo de alimentos era de los pocos que me hacían sentir humano, lejos de mi pesada carga y de los servicios a Dios.
https://www.youtube.com/watch?v=MFnNMhTZ2AA
Comencé a escuchar de fondo una vieja canción, una que sonaba antes de la guerra y llegó a ser repetitiva. Era una reflexión, un canto a la verdad. Vivíamos en un paraíso, pero nadie lo apreciaba ni se paraba a dar auxilio al más necesitado. Aquella canción la había llegado a intentar tocar con una vieja guitarra, la misma que me había prestado un músico callejero que vivía entre cartones. Yo no tenía un lugar en este mundo, me camuflaba entre todos aquellos que podían necesitar mi ayuda.
-Me trae viejos recuerdos esta canción, sin embargo por muy vieja que sea sigue siendo real. Después me moveré por algunas zonas, quiero seguir ayudando hoy.
Dije aquello en susurros, aunque sabía que ella podía escucharme. Mis ojos azules jugaban con la calle y comprobaba que seguía siendo un lugar duro donde vivir, cada vez más, y aún así era el jardín de Dios.
Ellos podían saber qué era yo, el resto simplemente pensaban que era un joven como cualquier otro. Me giré clavando mis ojos azules en la pareja de lycans, sonreí de forma afable y ellos continuaron comiendo sin volver a mirarme. Sus miradas eran de inspección, para averiguar porque estaba allí. Los ángeles no éramos los únicos curiosos en el mundo, también el resto de criaturas lo eran. Sin embargo, los lycans eran cuidadosos y no se aproximaban a nadie que no hubieran observado primero. Me estudiaban, como un estudioso a viejos libros recién adquiridos.
-Su servicio.
Tomé la bandeja y pagué dándole una propina a la chica. Era una mujer de ojos verdes, piel clara y de aspecto aniñado. Tenía veinte años, dos de los cuales los había pasado sirviendo hamburguesas. Deseaba, como muchos, progresar y huir lejos de la ciudad hacia alguna parte que le trajera la felicidad. Quería vivir emociones, quizás un verdadero amor y un poco de diversión sana. Era humana, aunque olía a vampiro y estaba seguro que conocía a uno.
-Gracias, buen día.
Fue mi respuesta tras pagar girándome hacia donde estaba Olivia. Ella parecía encantada por poder estar rodeada por niños y personas que parecían inmersas en sus asuntos, pero todos parecían tener una pizca de felicidad.
-Espero que te sacie y te guste.
Comenté sentándome frente a ella para desenvolver mi hamburguesa, quitar la cebolla y rociarla con uno de los sobres de ketchup. Acomodaba mi comida, para dejarla justo a mi gusto personal. Cuando al fin di un bocado mi estómago se reveló. Me sentía nervioso, pero feliz. Ese tipo de alimentos era de los pocos que me hacían sentir humano, lejos de mi pesada carga y de los servicios a Dios.
https://www.youtube.com/watch?v=MFnNMhTZ2AA
Comencé a escuchar de fondo una vieja canción, una que sonaba antes de la guerra y llegó a ser repetitiva. Era una reflexión, un canto a la verdad. Vivíamos en un paraíso, pero nadie lo apreciaba ni se paraba a dar auxilio al más necesitado. Aquella canción la había llegado a intentar tocar con una vieja guitarra, la misma que me había prestado un músico callejero que vivía entre cartones. Yo no tenía un lugar en este mundo, me camuflaba entre todos aquellos que podían necesitar mi ayuda.
-Me trae viejos recuerdos esta canción, sin embargo por muy vieja que sea sigue siendo real. Después me moveré por algunas zonas, quiero seguir ayudando hoy.
Dije aquello en susurros, aunque sabía que ella podía escucharme. Mis ojos azules jugaban con la calle y comprobaba que seguía siendo un lugar duro donde vivir, cada vez más, y aún así era el jardín de Dios.
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Mientras los niños reian y juaban mi "hermano" llego con la comida, olia realmente bien y cuando me dio mi parte observe que era lo que le ponia, jamas habia probado algo asi por lo tanto abri una bolsita de cada uno de los condimentos con cuidado probandolos, primero inicie con el que decia catsup pero no estaba muy convencida de aquel sabor asi que solo lo deje a un lado, luego probe la moztaza con la cual frunci el ceño involuntariamente lo cual hio que lo descartara de inmediato, solo quedaban dos sobres, asi que primero fui por el de mayoneza, sonrei al encotrar algo que me gustara y le puse a mi hamburguesa dos sobres enteros, el ultimo lo probe con cuidado ya que decia picante, habia escuchado hablar de el, pero cuando lo probe me agrado asi que le puse el sobre y luego cuando estubo preparada le di una mordida, la explocion de sabores fue tan maravillosa que hizo que mis glandulas se inflamaran, cerre mis ojos disfrutando de aquel sabor.
el lugar bullicioso lleno de aromas y sonidos, pero lo que yo mas percibía eran las risas de los niños y la felicidad de algunos que estaban ahi presentes, tal vez era por que yo era una traedora de felicidad, pero estaba segura que mi "hermano" tambien lo percibia, una melodia se escucho en el fondo y mientras lo escuchaba a el preste atencion a la letra era algo muy cierto muchos no miraban a aquel que lo necesitaba y eso daba tristesa
-Me gustaria poderte acompañar- dije en el mismo tono, esperaba que aceptara ya que asi yo me sentia util y a demas conosia mas cosas, lugares y seres, aparte que el padre me habia mandado a dar felicidad y solo hasta esa mañana pude hacerlo con los niños, bueno y tambien con Kabil lo habia logrado pero no era suficiente
el lugar bullicioso lleno de aromas y sonidos, pero lo que yo mas percibía eran las risas de los niños y la felicidad de algunos que estaban ahi presentes, tal vez era por que yo era una traedora de felicidad, pero estaba segura que mi "hermano" tambien lo percibia, una melodia se escucho en el fondo y mientras lo escuchaba a el preste atencion a la letra era algo muy cierto muchos no miraban a aquel que lo necesitaba y eso daba tristesa
-Me gustaria poderte acompañar- dije en el mismo tono, esperaba que aceptara ya que asi yo me sentia util y a demas conosia mas cosas, lugares y seres, aparte que el padre me habia mandado a dar felicidad y solo hasta esa mañana pude hacerlo con los niños, bueno y tambien con Kabil lo habia logrado pero no era suficiente
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
Me quedé contemplando su forma de conocer el mundo, de experimentar con los sabores, y sonreí antes de tomar un trago de mi refresco. Esperaba que le agradara todo aquello que había comprado, que le hiciera reponer energías. Yo necesitaba alimentarme en raras ocasiones, pero siempre acababa comiendo por puro deseo de experimentar nuevas texturas o recetas. El ser humano sabía jugar con los sabores, aromas, colores y las distintas temperaturas.
-Había dado por hecho que vendrías.
Sabía que ella quería colaborar, podía notar sus ansias de poder ayudar aunque fuera con algo sencillo, por ello había dado por hecho que vendría junto a mí a colaborar con algunos barrios alejados de la metrópolis. Estaba seguro que los campesinos más pobres nos acogerían en sus casas, podríamos ayudar en sus enfermedades y traerles algo de felicidad, aunque fuera mínima.
-Iremos a las zonas más rurales, intentaremos calmar el dolor y el desánimo de los campesinos. Estaban construyendo una nueva calzada, pero la última nevada destrozó todo su trabajo.
Recordaba los trabajos desempeñados por hombres y mujeres de todas las edades, incluso ancianos, intentando que las comunicaciones con la ciudad fueran más rápidas. Los partos, las operaciones más elaboradas así como algunos fármacos sólo se podían hallar remedio, o ayuda, en los centros hospitalarios de la ciudad. Necesitaban estar refugiados, pero también conectados.
-Estoy seguro que agradeceran nuestra ayuda.
Seguí comiendo degustando aquello como si fuera un manjar digno de las leyendas griegas. Si bien, sólo era la comida más común de la Tierra. Después de tomar la hamburgesa, las patatas con la salsa picante y el refresco ataqué al helado que había pedido de postre. Tenía pequeños cacahuetes triturados por encima de una capa de chocolate líquido, caliente, comparado con el yogurt casi congelado.
-Había dado por hecho que vendrías.
Sabía que ella quería colaborar, podía notar sus ansias de poder ayudar aunque fuera con algo sencillo, por ello había dado por hecho que vendría junto a mí a colaborar con algunos barrios alejados de la metrópolis. Estaba seguro que los campesinos más pobres nos acogerían en sus casas, podríamos ayudar en sus enfermedades y traerles algo de felicidad, aunque fuera mínima.
-Iremos a las zonas más rurales, intentaremos calmar el dolor y el desánimo de los campesinos. Estaban construyendo una nueva calzada, pero la última nevada destrozó todo su trabajo.
Recordaba los trabajos desempeñados por hombres y mujeres de todas las edades, incluso ancianos, intentando que las comunicaciones con la ciudad fueran más rápidas. Los partos, las operaciones más elaboradas así como algunos fármacos sólo se podían hallar remedio, o ayuda, en los centros hospitalarios de la ciudad. Necesitaban estar refugiados, pero también conectados.
-Estoy seguro que agradeceran nuestra ayuda.
Seguí comiendo degustando aquello como si fuera un manjar digno de las leyendas griegas. Si bien, sólo era la comida más común de la Tierra. Después de tomar la hamburgesa, las patatas con la salsa picante y el refresco ataqué al helado que había pedido de postre. Tenía pequeños cacahuetes triturados por encima de una capa de chocolate líquido, caliente, comparado con el yogurt casi congelado.
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Re: Privado - Conversaciones en un café -
sonrei ampliamente cuando me dijo que habia dado por hecho que yo iria con el, si no hubiera sido que tenia la hamburguesa en la mano y la mesa estaba entre nosotros repleta de cosas hubiera saltado sobre el abrazandolo, pero solo puede sonreir -Gracias - dije y luego di otra mordida a mi hamburguesa saboreando la textura de esta y su sabor el crujir de la lechuga y la frescura del jitomate mezclándose con el sabor de la carne, era una verdadera delicia al paladar, ocacionalmente daba pequeños sorbos a mi refresco.
Escuche con atencion a done iriamos, yo no habia salido a otros lugares asi, sabia que habia un poco mas de peligros pero que tambien estaban mas necesitados de ayuda, pero aun pensaba que no estaba lista para ir yo sola, pero con mi "hermano" me sentia protegida asi que asenti mientras terminaba mi hamburguesa y el refresco que fue el complemento perfecto en esa ola de sabores.
Asenti a sus ultimas palabras para luego tomar el helado que habia llevado para mi, cuando tome una cucharada de el no puede evitar saborearlo, lentamente dejando salir pequeños sonidos de placer y deleite, era tan rico como aquel pastel que habia comido con Darius segui disfrutando de aquel helado cerrando los ojos involuntariamente saboreando aquel postre
Escuche con atencion a done iriamos, yo no habia salido a otros lugares asi, sabia que habia un poco mas de peligros pero que tambien estaban mas necesitados de ayuda, pero aun pensaba que no estaba lista para ir yo sola, pero con mi "hermano" me sentia protegida asi que asenti mientras terminaba mi hamburguesa y el refresco que fue el complemento perfecto en esa ola de sabores.
Asenti a sus ultimas palabras para luego tomar el helado que habia llevado para mi, cuando tome una cucharada de el no puede evitar saborearlo, lentamente dejando salir pequeños sonidos de placer y deleite, era tan rico como aquel pastel que habia comido con Darius segui disfrutando de aquel helado cerrando los ojos involuntariamente saboreando aquel postre
Invitado- Invitado
Re: Privado - Conversaciones en un café -
Me despertaba ternura, igual que la de un padre hacia sus hijos. Veía en ella un potencial enorme para hacer feliz al resto de seres, incluso podría hacerlo con los animales más desobedientes y salvajes. Mis ojos azules se fundían en los suyos, me hundía en su felicidad la cual me recordaba a los días más deliciosos sobre el jardín de nuestro Padre.
Días en los cuales el sol tostaba mi piel, las olas bramaban y podía tener un momento de relax en las costas Australianas. Esos mismos donde me perdía por frondosas selvas escuchando a lo lejos el murmullo de las cascadas, los monos deslizándose de rama en rama y el canto de un pájaro desconocido para el hombre más urbano. Días de camino por los frondosos pastos de Galicia, las arrugas de una anciana acariciando mis manos y dándome las gracias por escuchar sus viejas historias sobre el Camino de Santiago. Podía escuchar de fondo las gaitas, los poemas en gallego y el sonido de mis pisadas por los caminos más empedrados. Amaneceres, atardeceres y noches intensas que no regresarían como el cálido sol de medio día en pleno Madrid primaveral. El aroma del café recién hecho y el pan más delicioso con mermeladas amargas, típicas de Londres. El mundo no regresaba al ser el que era, pero todos unidos conseguiríamos que la luz volviera a encenderse al pulsar el interruptor.
-Haces que recuerde tanto, que añore demasiado y a la vez me convenza aún más de la misión que tenemos en nuestras manos. Debemos amar, perdonar y curar. No hay que olvidar que incluso el peor de nuestros enemigos es capaz de amar, es capaz de llorar. Tal vez si sanamos el dolor de los corazones, de las almas rotas, logramos que todos se unan para conseguir que la Tierra vuelva a ser lo que fue una vez, un hermoso paraíso... el edén más hermoso que jamás un pintor pudo imaginar. Pero tenemos que ser fuertes, por eso quiero mostrarte que hay hombres que dejan su salud por un mundo mejor para sus hijos y nietos.
El helado era frío y caliente, el sabor me recordaba a los viejos tiempos en las cafeterías de carretera. El calor del verano, pegajoso al ser tan húmedo, y el aroma a campo y neumáticos. Carreteras inmensas, casi sin casas kilómetros alrededor, y los camiones cruzando la ruta más corta intentando llevar la carga preciada a las fábricas y mercados. Incluso había convivido con ellos, había hecho autostop más de una vez, sobretodo en los años setenta. Mis cabellos habían sido más largos, alborotados y dorados así como un cuerpo más fino.
Después de aquello decidí tener un aspecto más hispano, intentando llegar a las masas más desfavorecidas. Mis ojos azules terminaron castaños, mi cabello fue negro y mi piel se tostó de más. Mi voz fue más gruesa, pero seguía entonando las mismas canciones. Pude sentir el desprecio al pueblo hispano, fuera de donde fueses... ya fueras Español, Mexicano o de países del sur de América como Colombia, tú eras escoria en los ensoñadores campos de avena estadounidenses.
Dios me devolvió a mi aspecto primitivo, hizo que regenerara con los cuidados de mis hermanos, y no por mí mismo. Quería saborear el dolor, sentirlo de nuevo, y llevar conmigo esta tristeza que era la melancolía de haber conocido el amor más puro, lejos de la lujuria desenfrenada que hacía caer a muchos en el pozo de la desesperación. Podíamos amar, pero no desear. El amor no era deseo, era necesidad de proteger a los más débiles y de sentirlo en nuestro pecho. El amor era lo que movía el mundo, no el desprecio.
Días en los cuales el sol tostaba mi piel, las olas bramaban y podía tener un momento de relax en las costas Australianas. Esos mismos donde me perdía por frondosas selvas escuchando a lo lejos el murmullo de las cascadas, los monos deslizándose de rama en rama y el canto de un pájaro desconocido para el hombre más urbano. Días de camino por los frondosos pastos de Galicia, las arrugas de una anciana acariciando mis manos y dándome las gracias por escuchar sus viejas historias sobre el Camino de Santiago. Podía escuchar de fondo las gaitas, los poemas en gallego y el sonido de mis pisadas por los caminos más empedrados. Amaneceres, atardeceres y noches intensas que no regresarían como el cálido sol de medio día en pleno Madrid primaveral. El aroma del café recién hecho y el pan más delicioso con mermeladas amargas, típicas de Londres. El mundo no regresaba al ser el que era, pero todos unidos conseguiríamos que la luz volviera a encenderse al pulsar el interruptor.
-Haces que recuerde tanto, que añore demasiado y a la vez me convenza aún más de la misión que tenemos en nuestras manos. Debemos amar, perdonar y curar. No hay que olvidar que incluso el peor de nuestros enemigos es capaz de amar, es capaz de llorar. Tal vez si sanamos el dolor de los corazones, de las almas rotas, logramos que todos se unan para conseguir que la Tierra vuelva a ser lo que fue una vez, un hermoso paraíso... el edén más hermoso que jamás un pintor pudo imaginar. Pero tenemos que ser fuertes, por eso quiero mostrarte que hay hombres que dejan su salud por un mundo mejor para sus hijos y nietos.
El helado era frío y caliente, el sabor me recordaba a los viejos tiempos en las cafeterías de carretera. El calor del verano, pegajoso al ser tan húmedo, y el aroma a campo y neumáticos. Carreteras inmensas, casi sin casas kilómetros alrededor, y los camiones cruzando la ruta más corta intentando llevar la carga preciada a las fábricas y mercados. Incluso había convivido con ellos, había hecho autostop más de una vez, sobretodo en los años setenta. Mis cabellos habían sido más largos, alborotados y dorados así como un cuerpo más fino.
Después de aquello decidí tener un aspecto más hispano, intentando llegar a las masas más desfavorecidas. Mis ojos azules terminaron castaños, mi cabello fue negro y mi piel se tostó de más. Mi voz fue más gruesa, pero seguía entonando las mismas canciones. Pude sentir el desprecio al pueblo hispano, fuera de donde fueses... ya fueras Español, Mexicano o de países del sur de América como Colombia, tú eras escoria en los ensoñadores campos de avena estadounidenses.
Dios me devolvió a mi aspecto primitivo, hizo que regenerara con los cuidados de mis hermanos, y no por mí mismo. Quería saborear el dolor, sentirlo de nuevo, y llevar conmigo esta tristeza que era la melancolía de haber conocido el amor más puro, lejos de la lujuria desenfrenada que hacía caer a muchos en el pozo de la desesperación. Podíamos amar, pero no desear. El amor no era deseo, era necesidad de proteger a los más débiles y de sentirlo en nuestro pecho. El amor era lo que movía el mundo, no el desprecio.
Invitado- Invitado
Re: Privado - Conversaciones en un café -
Cuando sus ojos azules como el cielo sereno se clavaron en los mios que parecian estar hechos de miel, aquel sonrojo que el podia sacar de mi salio a flote, el cual se acentuo mas al escuchar sus palabras, me sentia alagada al poder darle algunas sensaciones a el, una sonrisa dulce se dibujo en mis labios y tome su mano dando acariciandola levemente, sintiendo su calor y fuerza que emanaban aquellas manos.
Cuando hube terminado mi helado sonrei dispuesta y lista para poder ir a donde el indicara y poder ayudar a aquellos que habia mencionado, solte su mano sin muchas ganas y tome la charola con las cosas ya vacias y la lleve a los contenedores de basura desechando aquello y dejando la bandeja con las demas -Listo - dije sonriendo -Vamos?- pregunte son una sonrisa en mis labios, no era de muchas palabras mas bien era de acciones y hechos, era mi forma de ser y de sentir asi me habia hecho el padre y me gustaba
vi de nuevo aquel local lleno de tanta gente, el par de licantropos nos volteo a ver cuando estabamos a punto de salir y yo solo les dedique una sonrisa lo cual hizo que ellos la devolvieran, era tan facil cuando los corazones tenian bondad y ganas de poder encontrar paz y felicidad
Cuando hube terminado mi helado sonrei dispuesta y lista para poder ir a donde el indicara y poder ayudar a aquellos que habia mencionado, solte su mano sin muchas ganas y tome la charola con las cosas ya vacias y la lleve a los contenedores de basura desechando aquello y dejando la bandeja con las demas -Listo - dije sonriendo -Vamos?- pregunte son una sonrisa en mis labios, no era de muchas palabras mas bien era de acciones y hechos, era mi forma de ser y de sentir asi me habia hecho el padre y me gustaba
vi de nuevo aquel local lleno de tanta gente, el par de licantropos nos volteo a ver cuando estabamos a punto de salir y yo solo les dedique una sonrisa lo cual hizo que ellos la devolvieran, era tan facil cuando los corazones tenian bondad y ganas de poder encontrar paz y felicidad
Invitado- Invitado
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