The Wolf meets the Fox -Priv

Amanecía cuando el blanco canino llegó a la ciudad. Jadeaba cansada y mantenía la cola baja, sin embargo, de su último aliento dejó escapar un agudo aullido de lobo, el cual provenía del fondo de su alma. Después de vagar en solitario por las desconocidas tierras norteamericanas, al fin encontraba un lugar habitado por humanos en medio de todo el caos. Había visto ciudades en ruinas y totalmente abandonadas, algunas aún ardían y en otros sitios, la radiación había alertado sus sentidos lupinos haciéndola correr. Estaba hambrienta y cansada, pero satisfecha, Rusia había quedado atrás.

El día para ella había sido sencillo. Había tomado su forma humana y se había vestido con ropas traídas desde su mansión, un blanco y pálido vestido de estilo ruso que resaltaba su propia blancura y encima, un abrigo negro, una bufanda y un gorro elegante. La idea era no llamar demasiado la atención, mucho menos de ladrones y vándalos, pero no tenía prendas menos elegantes. Incluso sus zapatos resaltaban, ya que tenían incrustaciones de joyas preciosas. Dastya bufó bajo, debería buscar una tienda de ropa pronto y un lugar donde dormir y comer.

No le había costado demasiado, un hotel de lujo no estaba contemplado en sus planes y por ello, había buscado un motel en donde pasar la noche que venía. Guardó cuidadosamente sus cosas y tomó una larga siesta luego de comer, y una vez caída la noche, se levantó para explorar la ciudad. Obviamente, dejó sus cosas de valor escondidas en su habitación, llevando con ella su mochila y algo de dinero, unos 100 dólares en efectivo que para ella, no era mucho. La ciudad era preciosa, habían varios cafés y librerías interesantes. Entró en una que llamó su atención y observó las estanterías, por suerte su inglés era bastante bueno y la comunicación no era para ella un problema.

Aspecto:

morgan estaba en el fondo de la tienda anotando en su inventario los ultimos libros de la lista, no legustaba hacerlo en computadora, asi que lo hacia a mano en un libro de encuadernacion antigua, de cuero original, que le hacia sentir como un personaje de boticario de medioevo, escucho la campanila de la puerta al abrirce y giro la cabeza, aunque desde alli no podia ver del todo la cilueta de la persona, solo parte de un bvestido algo elegante para la ciudad... aun siendo New orleands que era tan ecxentrica a su manera...

- enseguida le atiendo!- dijo con vos amable mientras hiba al mostrador de delante de la tienda, anotando los ultimos libros que faltaban y luego guardandolo para despues hacer la copia digital que tanto detestaba. levanto la vista para ver al cliente, ya por el aroma sabia que no era humana pero eso no era nada nuevo, muy pocos humanos se pasaban por ningun local en las noches hoy en dia... mas no pudo evitar sorprenderce por el color de la blanca piel de la chica y de sus cabellos, se quedo mirandole unos segundos intrigado, mas como recordo que era de mala educacion quedarcele mirando a alguien fijamente, pues se sonrojo lijeramente, sacudio la cabeza y sonrio.

- en... en que puedo ayudarle señorita?- cuando trabajaba, morgan trataba de mantener su respiracion en un ritmo completamente lento y tranquilo para asi no tartamudear y no enrredar a los clientes con su timides.

Se giró al escuchar al dependiente y le sonrió dulce, casi angelicalmente. Notó su mirada curiosa y no se sorprendió para nada por ello, era algo a lo que se había acostumbrado, ya que ella misma aceptaba ser diferente al resto debido a su albinismo.

-Buenas ¿tardes? ¿noches? No lo sé jejeje -rió dulcemente y ladeó el rostro ligeramente, sus ojos con pigmentos rojos observaban al dependiente con fijeza y atención, ya que era parte de sus instintos ser siempre alerta y atenta-. ¿Tienes algún libro de Dostoyevski? Es algo antiguo... ¿o tal vez sólo hay libros de este siglo? -mientras preguntaba, sus ojos se habían fijado en el cabello ajeno sutilmente, le llamaban la atención las rastas del chico.

morgan medio se sintio temblar, como siempre, bajo la mirada escudriñante de la chica, y asintio.

- p... pues , tengo mas libros de siglos.. de siglos pasados y tal ves de hace mas de dos siglos, que.. que de este siglo en si...- miro la computadora con desgano, porque ciertamente era mas rapida que ponerce a ver en el libro en el que acababa de anotar todo, pero, no tenia aun pasado todo el inventario actual, asi que saco su manuscrito y comenzo a buscar...- Dostoyevski... dost... aqui... hum...- cerro el libro con una sonriza y salio de detras del mostrador, caminando hacia una de las estanterias - aqui esta todo lo que tengo de Dostoyevski, son los titulos mas raros de el, todos edicion primera, me dedico a ese tipo de cosas, segundas o primeras ediciones, ya para cuando llegan a la 3º estan demaciado modificados, censurados y recortados para mi gusto... asi que... d.. disfruta de la vista y escoje con tranquilidad.- declaro señalando una fila de libros

Lo siguió hasta las estanterías indicadas y sonrió al reconocer algunos libros, en su antigua casa tenía una exquisita colección de libros originales y manuscritos de grandes escritores rusos, pero sólo tenía uno de Dostoyevski. Asintió en silencio a lo que el vendedor decía y señalaba y su sonrisa se ensanchó ligeramente, de forma astuta.

-Vaya, es una gran colección la que tienes -comentó, sacando uno de los libros, su favorito, "Nétochka Nezvánova"-. ¿Cuánto sale éste? -Preguntó mientras lo ojeaba, notando con satisfacción que estaban escritos en ruso antiguo, uno de sus idiomas favoritos.

En estos años el idioma había cambiado tanto y se había modificado de tantas formas, que Dastya opinaba que había perdido su romanticismo poético y crítico. Repentinamente se giró hacia el chico y le sonrió con dulzura, sus ojos brillaban ligeramente por la emoción. Su mirada estaba fija en sus rastas y su expresión era algo juguetona y curiosa a la vez-. ¿Puedo preguntar qué significan tus rastas? Espero que no sea muy maleducado... Una vez, oí algo maravilloso sobre ellas, ¿será cierto?

morgan estaba a punto de decirle el precio del libro que eso si lo recordaba al ver el nombre solamente, pero se interrumpio cuando ella volteo y le miro de esa forma y luego se puso completamente colorado ante la pregunta que le hacia.

- p... pues.. u.. una... una chica... dijo una vez... qu.. que deveria hacermelas... y ... todos.. todos los.. chicos.. d.. de mi escuela estubieron de acuerdo.. y.. y todos decian q.. que me quedaban muy bien.. q... que me hacian.. m... mas interezante.. y .... y....pues no.. no soy la persona mas interezante del mundo.. asi.. asi que termine.. dejandomelas.. pa.. para asi poder tener al menos... t.. tema de conversacion....a... aparte.. as.. asi es mas.. mas facil de.. de controlar.. s.. sino se va.. p... para cualquier lado...- dijo casi automaticamente tratando de ver para donde dirigirce .. algun lugar donde pudiera ocultar su rostro, aunque tenia la idea de que eso ya era imposible, mas o menos daba siempre la misma explicacion cuando le preguntaban.. al menos ella no habia agarrado su cabello como lo habia hecho Noir en su momento eso le habia puesto mucho mas nervioso

Le escuchó con paciencia y curiosidad, medio abrazando el libro y observando de forma menos disimulada aquellas rastas, eran bastante largas y se veían bonitas-. Entiendo. Una vez, alguien me contó que cada rasta significaba un sueño o meta por cumplir en la vida. Me dijo que cuando alcanzabas esa meta, le ponías un anillo a la rasta para no olvidar tu logro... Tal vez podrías hacerlo, yo quisiera hacerlo -comentó con tono un poco melancólico.

Luego frunció el ceño ligeramente, ¿por qué le contaba eso? Al mirar alrededor, lo comprendió: aquel lugar lleno de libros, tan cálido, como debería de haberse sentido en su hogar. Y un vendedor tímido y amable que coleccionaba y pasaba el tiempo rodeado de libros. Obviamente, su instinto y personalidad le hacían más sociable, además, considerando el hecho de que hacía meses no hablaba con otro humano, desde que huyó de su hogar.

-Llevaré el libro -comentó luego, estirando una mano lentamente y tomando una de las rastas con la punta de sus blancos dedos-. ¿Puedo? Lo lamento -retiró su mano instantáneamente, algo sonrojada por su atrevimiento aunque con la sensación del tacto suave de la rasta en sus dedos.

se quedo algo ensoñado con esas palabras, una meta por cada anillo ed cada rasta.... sonrio levemente pensando que era algo lindo que hacer... aunque retrocedio por isntinto cuando vio que le tomaba de n cabello y se puso aun mucho mas rojo cuando al retroceder, choco con una estanteria y le cayo un libro en la cabeza....

- ou ou ouou.....- dijo frotandoce donde le habia golpeado y agachandoce a agarrar el libro[color=orange]- bueno... a ... al menos no fue la.. la estanteria entera.. como suele pa.. pasarme...- dijo riendo mientras se levantaba aun sonrojado.

- lo.. lo siento no... no soy bueno con... con el contacto para con otros...- declaro a modo de hacerle entender que no era culpa de ella sino propia

- hum... serian.. unos 75 dolares.- dijo retornando nervioso a su puesto seguro tras el mostrador.. aunque no es realmente que fuera seguro, pero el creia que tras este, podia esconderce del mundo.. a veces.. a veces lo creia-

Dio un ligero brinco y un grito ahogando cuando el muchacho chocó con la estantería y le cayó el libro encima, soltando el propio y llevándose ambas manos a la boca-. ¡Oh, lo lamento! ¿Estás bien? -Preguntó preocupada, manteniendo su distancia al oír las palabras del dependiente. Se agachó delicadamente y recogió su libro, caminando hacia el mostrador algo avergonzada por lo que acababa de suceder. De hecho, sus mejillas competían con las del chico en cuanto a rubor y color.

- ¿Sólo 75? Vaya... -comentó sorprendida por lo "barato" del precio, quitándose la mochila y sacando su elegante billetera de cuero ruso. Sacó en efectivo los 75 dólares y se los tendió al muchacho, sonriéndole amablemente-. Aquí está, creo que volveré más seguido. ¿Podrías reservarme el resto de libros de este autor? -Se detuvo de repente, recordando que no tenía un lugar fijo en dónde vivir aún y que debía viajar sólo con su mochila. Difícilmente cabrían todos los libros-. Oh, mejor no...

morgan notaba que ella tambien estaba avergonzada por lo sucedido por lo que mejor no decia nada al respecto y lo dejaban pasar, la miro extrañado de todas formas por lo que dijo de recerbarle los libros del autor y luego que mejor no.. luego reparo un poco en lo elegante que estaba vestida y en esa billetera.

- hum... se.. se que no es de.. de mi incumbencia.. p.. pero no... no estas... un poco.. muy arreglada.. para pasear sola en la ciudad?- pregunto nervioso porque se estaba sintiendo un entrometido, pero ella le parecia una buena chica y le habia dado un lindo dato hacerca de las rastas y le parecia honorable darle el dato de que era peligroso que andubiera sola con esas pintas

-¿Ah? -ladeó ligeramente el rostro por aquella pregunta y se miró a sí misma, no se sentía para nada elegante ya que no usaba sus ropas habituales, sino que lo más viejo que tenía en su armario en Moscú. Sin embargo, sabía que sus zapatos con gemas llamaban la atención, al igual que su vestido, al ser telas extranjeras y caras para el promedio de la gente normal. Luego volvió a mirar al dependiente con expresión algo contrariada y avergonzada.

-De donde vengo es normal vestir así -dijo, alertada un poco por lo que la frase significaba-. De todas formas, no estoy sola. Mis guardaespaldas están cerca por si los necesito -comentó como si fuera lo más normal del mundo, desviando su mirada despreocupadamente hacia el libro. Lo guardó en su mochila junto a su billetera y sonrió suavemente-. ¿Es tan peligrosa esta ciudad? En realidad no la conozco. ¿Sabes dónde venden buenos cafés?

- hum.. no es porque la ciudad sea peligrosa.... es.. es porque son.. ropas muy elegantes... s.. si estubieramos.. en.. en epoca de carnaval.... pues ... no resaltarian... pero.. no es.. no es carnaval...- dijo algo nervioso porque no sabia si malinterpretaria sus palabras, aunque se alivio un poco al saber que andaba con guarda espaldas... aunque.. luego cayo en la cuenta.. de que no sentia ni olia a nadie vigilando la tienda.

- jeje.... lo siento p... pero no puedo fin...fingir que creo tu m...mentira de los guardaespaldas...- declaro nervioso llevandoce una mano a la cabeza porque no le gustaba decirle mentirosa

Se llevó delicadamente un dedo al labio inferior al oírle, para luego sonreír de lado y apartarse un mechón de cabello del rostro-. Sin embargo, los humanos que escuchen sí la creerán -comentó guiñándole un ojo juguetonamente. Luego suspiró y retrocedió un paso, para mirar una estantería cercana de forma distraída.

-Nunca he visto un carnaval, ¿falta mucho para que suceda? -Preguntó en voz más alta, suspirando y evitando mirar al vendedor.Tomó uno de los libros más viejos de aquella estantería y lo hojeó con dedos delicados-. Mi nombre es Dastya. Eso sí es verdad -dijo luego de un corto silencio, guardando el libro y volteando nuevamente a ver al chico. Extendió su mano para presentarse, como había visto hacer en las llamadas "películas gringas".

le observo con cuidado.... no sabia si advertirle que hoy por hoy no habia tantos humanos en la ciudad... supuso qu e era correcto.

-M... Morgan... Morgan cedrick Blackwood Moriarty- estrecho su mano con timides y sonrojandoce levemente al notar que no podia evitar al presentarce, dar su no mbre completo.. esas mañas que le habia pegado su padre Quinn eran terribles...

- hum.. el .. el problema con eso.. es .. es que ya no hay tantos.. humanos como seres... sobrenaturales... si no se dan cuenta por tu tono de.. vos.. se daran.. cuenta por el ritmo ..d.. del latir de tu corazon.. y.. sino.. porque no oleran a nadie.. mas qeu a ti con.. esa ecensia que tu tienes.. que deveria.. de estar.. im.. impregnada en.. t.. tus guardaespaldas- dijo algo nervioso porque parecia que le estaba dando lecciones de como sobrevivir en la ciudad... cuando en realidad era como devia sobrevivir en todos lados.. ya ningun lugar era seguro realmente.

-Bonito nombre, aunque creo que decirlo completo también es algo peligroso. Lo siento, no puedo decir mi apellido -comentó escuchándole y asintiendo, sorprendida al oír que allí no habían tantos humanos. Allá en Moscú, que apenas había sido muy afectada por las guerras, los humanos abundaban tanto como en los viejos tiempos, algunos convivían con los cambiaformas y otros vivían felices ignorando la presencia de seres diferentes y sobrenaturales. Su rostro, sin embargo, no reflejó expresión alguna más que de una angelical dulzura.

- ¿Hay algo mal con el latir de mi corazón? ¿Puedes escucharlo? -Preguntó suavemente. Su ritmo cardíaco seguía normal, sin acelerarse en ningún momento ya que ella, con astucia e instinto, había aprendido a controlarlo para sobrevivir a las bajas temperaturas del círculo ártico. Sin embargo, el chico tenía total razón en el último punto: Dastya estaba allí totalmente sola, con una esencia desconocida para la ciudad. Y eso, probablemente, resaltase mucho más que sus cabellos o su tono de piel.

-Perdona que pregunte, pero, ¿qué eres? Jamás había sentido una esencia como la tuya. No eres ni licántropo ni vampiro, tampoco un ángel o un demonio -comentó con curiosidad, acercándose nuevamente al mostrador. Sus ojos rojizos se clavaron en los ajenos, alertas, fijos, casi intimidantes, aunque su intención no era para nada intimidarlo, sólo sentía curiosidad.

morgan sonrio cuando ella le pregunto sobre su ritmo de corazon y el noraba que este no cambiaba de velocidad... ella estaria acostumbrada a eso, seria...

- para mi..q.. que no me en... entreno en esas cosas... no.. no hay r.. realmente un camb... cambio... p.. pero a.. pero aquellos que son.. mas an.. antiguos que yo... o mas fuertes... o mas astutos, capaz.... e.. ellos si lo notarian...- quiso explicarle sin quedar como tonto o como un insistente.

cuando ella se le quedo mirando de esa forma preguntando por su naturaleza, volvio a ponerce todo rojo hasta las orejas.

- p.. pp.. pues.. soy... un Hybrido....v.. Vampiro y Lycan e.. en uno-

-Puede ser, pero dudo que algún inmortal se fije en una simple muchacha como yo, ¿para qué querrían ellos mis cosas, si poseen tesoros por montones? -Preguntó de forma retórica, sin esperar realmente una respuesta. Luego notó nuevamente aquel rubor en el chico y rió suavemente, cubriendo sus labios con gestos delicados. Sin embargo, estaba impresionada y su curiosidad aumentaba por momentos, aunque sabía que aquel no era un lugar adecuado para ese tipo de conversaciones, menos cuando podía entrar un cliente en cualquier momento.

-Eso me parece fantástico, de donde vengo, no existen los híbridos, menos de ese tipo... Los vampiros y los licántropos siguen en guerra allá en Moscú -al decir el nombre de la ciudad, notó que empalidecía ligeramente y su corazón se desbocaba, se suponía que no debía decirlo y además, pronunciar el nombre de su ciudad natal le produjo nostalgia. Seguía extrañando a su familia y a sus hermanos y hermanas.

-¿Es esta tu tienda? De verdad sería genial seguir conversando, hace meses que no hablo con nadie y muero por un café. ¿Me acompañarías? -Preguntó sonrojándose ligeramente y bajando la mirada, un poco tímida y avergonzada por su pregunta tan directa.

morgan hiba a comentar de que no eran sus ropas o joyas por lo que irian algunos inmortales, pero no dijo nada porque ella no esperaba realmetne una respuesta, se notaba en su tono de voz... cuando Dastya menciono Moscu, morgan quiso preguntarle sobre ese lugar, sobre como era convivir con humanos todo el tiempo, pero ella parecia completamente arrepentida de mencionar su ciudad asi que tambien se quedo con las ganas de preguntarle eso, porque no le parecia caballeroso inundarla a preguntas que le pusieran incomoda. sonrio ante el abrupto cambio de tema que ella creo para distraerle de su ciudad.

- si.., es... es mi tienda, no ne...necesito realmente una, pero me g...gusta saber que me valgo por mi mismo... ademas... me gusta estar rodeado de libros... - dijo sonriendo y luego se sonrojo al ver que ella le invitaba un cafe- hum..s... b..bueno... s... si qu... quieres.. p.. podemos.. pe...pero no seria.. no seria adecuado..d.. dejarte invitarme... .. mejor te.. te invito y....yo c.. como b.. bienvenida a.. New Orleans- le refuto nervioso porque jamas invitaba el a nadie realmente

-Bueno, para que sea justo, paguemos a medias, así no tienes que gastarte tu dinero en una desconocida -dijo sonriendo alegre y amable-. Además, nadie dice qué es lo adecuado y qué no, eso sólo son convenciones un poco estereotipadas, ¿no crees? -Ella lo creía con firmeza, por eso se había marchado, no quería acatar unas normas que creía sin fundamento alguno y que con el tiempo la harían miserable. Como por ejemplo, tener que casarse con un hombre de su misma clase social que era más de 100 años mayor que ella.

Se acomodó un poco la bufanda mientras hablaba, en esa ciudad no hacía frío realmente pero era su forma de ocultar el escote de su pecho y su collar de diamantes, regalo de su madre al cumplir los 140 años. Luego volvió a observar a su alrededor, aspirando suavemente el aroma a polvo y cuero de los libros más antiguos-. Espero algún día tener una tienda tan bonita y cálida como la tuya, también soy amante de los libros, aunque me gusta más lo clásico. Es una pena que ya no queden libros casi del siglo de la luz -comentó algo melancólica-. ¿Vamos?

- es.. es.. que... co.. como caballero... n.. nop.. puedo.. p... permitir... me.. me criaron de.. de esa forma....- dijo algo avergonzado porque ella decia que eso era anticuado y esas cosas, y pues.. era una de las pocas cosas en las que ambos, tanto cerberus como quinn coincidian en torno a su crianza, siempre ser un caballero, he invitar al otro con los cafe o las comidas... jamas dejar que dañen a un inocente frente a sus ojos... cosas asi...

Asintió comprendiendo, sin dejar de lado su dulce sonrisa-. Entiendo, aunque como señorita no puedo evitar sentirme un poco apenada, ya que la idea del café ha sido mía. Tampoco quiero incomodar o aprovecharme de tu hospitalidad -respondió notando que el chico se avergonzaba un poco. Ya había notado lo tímido que era y decidió que lo mejor no era insistir más en el tema, ya que eso también era de mala educación.

-En realidad, Morgan, eres muy amable -comentó con ternura y cierto rubor en sus mejillas, poco acostumbrada a dar cumplidos aunque esta vez lo creía necesario, ya que lo decía de todo corazón. Le costaba un poco procesar que estaba en América y no en su país, y que aquí la gente era algo diferente a cómo le habían contado.

morgan sonrio ante el comentario de que era amable con un poco de rubor m,ientras guardaba el libro nuevamente y tomaba su morral de detras del mostrador, en el siempre tenia su billetera, su celular, la daga que era de su padre, que no la usaba para nada pero la tenia porque si, y algun libro generalmente de mitologia o arte.

- g.. gracias... todos.. todos deverian serlo.. pero.. es.. es una cualidad.. q.. que se esta perdiendo...- dijo tomando sus llaves - v...vamos?- pregunto, estaba tratando de respirar pausado y tranquilo y asi controlar mas su tartamudeo, pero le costaba, bueno, siempre le costaba.

-Más que perdiéndose, diría que e ha distorsionado... -comentó con tristeza, pensando en la vida en su mansión y cómo todo el mundo parecía tratarse entre sí con amabilidad y respeto, pero sólo era una apariencia. Ni siquiera lo hacían porque era lo correcto, sino que porque era lo que los otros esperaban y lo que estaba estipulado.

-Vamos, yo te sigo -dijo confianzuda, su instinto le decía que podía confiar en él y que no tendría problemas. Sin embargo, de todas formas estaba preparada para lo que fuese, ya que llevaba todo el día sin cambiar de forma y su cuerpo estaba descansado. Si surgía la necesidad, no le costaría nada cambiar.

Caminó al lado del chico sin hacer sonar sus pequeños tacones, el sigilo al andar eran parte de su naturaleza. Una de sus manos la guardó en los bolsillos de su abrigo y la otra colgaba a su costado, fría como el hielo.

morgan la guio fuera del establecimiento y cerro las puertas luego de poner las alarmas y bajar la reja, aunque en este mundo eso era algo mas que inutil.. de todos modos, los libros oscuros.. esos que conseguia de modo poco conveniente, estaban resguardados bajo hechisos de proteccion para que nadie mas que el pudiera sacarlos, gracias a sus contactos en el mundo oscuro habia logrado una amistad con alguien que le hacia esos hechizos.

- es por aqui, esta s..solo a dos cuadras.- dijo señalando el camino mientras le guiaba y escuchaba que su celular bibraba, lo quito de la mochila y vio un mensaje de su padre, de que queria luego halar con el, que le llamara cuando estubiera libre, sonrio lijeramente, era bueno saber que queria mantenerce comunicado.

- y te gusta lo que viste de la ciudad .. h.. hasta ahora?-

Asintió caminando a su lado, observando a su alrededor y viendo a la gente que circulaba. Casi todo llamaba su atención, no se parecía en nada a los lugares que había visitado en Moscú y mucho menos, a los lugares que antes frecuentaba, aquí todo parecía más mágico y luminoso, a la vez que real, en comparación con las mansiones y los castillos de cuentos de hadas que había en su ciudad natal.

-En realidad sí, me parece muy atractica y casi mágica. Lo único que me resulta algo extraño, es la humedad, me sofoca un poco -comentó, acomodándose nuevamente la bufanda y un poco el sombrero. Se detuvo frente a un escaparate en donde exhibían ropa y zapatos, ropa bonita pero que no se comparaba con la que ella vestía, ya que no era ropa exclusiva ni cara, sino normal, común y corriente.

La tienda aún estaba abierta, pero lamentablemente, sólo le quedaban 25 dólares, "¿Por qué no habré traído más?" Se regañó mentalmente, suspirando algo frustrada para luego sonreírle ligeramente a Morgan y seguir caminando.