Let's go party tonight - Lutho

Me levanté con movimientos un poco más pesados, me sentía cansada. El muy maldito vampiro que tenía al frente me estaba absorbiendo la energía, pero podía con él, había podido con cientos antes. El callejón cada vez se me hacía más estrecho, el espacio me faltaba y no me quedaban balas en la Colt, excelente. Y la ballesta descansaba a unos metros, dejando al vampiro en medio.

Mi sien sangraba, podía sentir el cálido líquido rojo deslizarse por mi mejilla derecha, y podía ver la sed en el vampiro frente a mí. Sin embargo, mi determinación era tal, que mi cuerpo no podía albergar ni una gota de miedo. Me puse en guardia, esperando el feroz ataque, preparándome para dar el salto de gracia que me conduciría a la ballesta... o a la muerte.

-¡Mierda!

Mi exclamación de frustración vino acompañada de un grito agónico por parte del vampiro. Había fallado el blanco... pero le había dado en donde más dolía. Luego de aquel salto de gracia, había conseguido llegar hasta mi querida ballesta y disparar, cometiendo el estúpido error de cerrar los ojos. Obviamente, fallé los primeros dos disparos, pero el tercero había dado de lleno en su vientre, y ahora el maldito se deshacía en gritos. Flechas modificadas con luz UV, un maravilloso invento del hombre moderno.

El vampiro, al ver cómo me ponía de pie y volvía a apuntarle, salió corriendo fuera del callejón, ante lo cual una nueva maldición salió de mi boca. Recogí las dos flechas cuyos tiros había errado y corrí tras él, deteniéndome justo para ver cómo tumbaba a un chico y caía sobre éste. Con rapidez le apunté a la cabeza, pero el inútil chupasangre se retorcía en el suelo sobre el chico. No podía fallar, no ahora... "Vamos Lutho, puedes hacerlo. ¡Dispara!"

Uno. Dos disparos. Uno en el abdomen y el fatal, en la cabeza, justo al medio. Le di una fuerte patada, quitándolo de encima del muchacho para tomar a éste del brazo y jalarlo hacia mí, observando cómo aquel esbirro de vampiro se retorcía y terminaba por explotar, empapándonos a ambos de sangre.

Abrí unos enormes ojos, sorprendida. ¿Por qué demonios había explotado? ¡Se suponía que vendería su cabeza y sangre al mejor postor! Fruncí los labios con frustración para luego mirar al chico junto a mí. Ni me había dado cuenta de en qué momento habíamos terminado ambos en el suelo, y él prácticamente sentado sobre mí, pero bueno... cosas que pasan a diario en mi vida.

- ¿Te encuentras bien? -Le pregunté, quitándomelo de encima con un empujón y colocándome sobre su cintura, apuntándole a la frente con la ballesta-. ¿Te mordió?

- ¡Demonios! - masculle en el proceso - ¡Ya perdí condición en esto! - y hacia cuanto que había dejado de hacerlo ¿un par de meses? ¿Realmente tanto alcohol y drogas habían acabado con mi perfecta condición?

Vi lo que paso con ese vampiro, lo que la chica hizo con el vampiro y en el segundo siguiente estaba sobre de mi con algo apuntándome.

- No - respondí en un tono molesto - No me mordió, así que hazme el favor de dejar de querer hacerme brocheta con eso - aun llevaba mi baretta 92fs en la mano y se la mostre - creo que hacemos lo mismo

Lo miré sorprendida cuando dijo aquello y me enseñó su arma, bajando la mía y quitándome de encima de él para observar mis ropas totalmente rojas de sangre. Luego le miré a él, en iguales condiciones. Demonios, si teníamos sangre y vísceras hasta en el cabello.

-Pues vaya que eres lento, compañero -le dije, pasándome una mano por el rostro para quitarme la sangre que lo bañaba. Aunque era una droga carísima y muy demandada, no tenía intenciones de probarla, no esa, al menos. Era asqueroso, sobretodo cuando hay trozos de carne o quién sabe qué entre ella.

-No entiendo por qué explotó... usé las mismas flechas y balas de siempre... -a todo esto, apenas recordé mi arma, corrí de vuelta al callejón en busca de mi Colt. Regresé de inmediato junto al chico y junto a lo que quedaba del cadáver de mi presa, más que nada, algunos huesos y vísceras esparcidos.

La mire incredulo, a ella y a mi, mi ropa habia cambiado de color - Demonios, creo que no trabajare hoy - Cuando regreso a mi lado la jale de vuelta al callejon , a las sombras.

- ¿Estas loca? - le dije mientras miraba afuera hacia la calle - que no aprendiaste que debes hacer esto cuando nadie te ve - estabamos en problemas - y mas en esta ciudad - lleve mis manos a la cara. - ¿A todo esto como te llamas? - pregunte - necesitamos cambiarnos de ropa.

Alcé una ceja cuando me llevó de vuelta al callejón, escuchándole. No es como si de la nada se me hubiese ocurrido ir por la vía pública disparando a vampiros a diestra y siniestra, no, ¿cómo creen? Bufé bajo y rodé los ojos-. Ya sabes cómo son los gajes del oficio -le dije simplemente, notando su frustración.

Era consciente de que la ciudad era peligrosa, y aunque temiera, aunque flaqueara, jamás, como buena cazadora, dejaría que mis emociones se exteriorizaran. Eso sería demasiado peligroso, sobretodo cuando hay vampiros y demonios de por medio.

-Soy Lutho, ¿y tú? -Le pregunté por mera cortesía, asintiendo a sus palabras. Era obvio que había que cambiarse, no se puede ir por la vida con las ropas bañadas en sangre y vísceras-. A ver... yo creo que tengo algo que nos ayudará -comenté, después de todo, ¿éramos compañeros de oficio, no? Se supone que entre nosotros nos ayudábamos. O competíamos y nos matábamos mutuamente, una de dos.

Como siempre, llevaba una mochila en donde ocultaba la ballesta. Por suerte la llevaba a la espalda y era la única prenda que llevaba que no tenía sangre, y de ésta saqué una capucha y una sudadera. Luego nos observé a ambos, viendo que quien llevaba más sucia la ropa era él. Le tendí la capucha y me quité la camiseta, sin pudor alguno, quedando sólo en sujetador, y rápidamente me coloqué la sudadera. Ya vería cómo arreglaba el tema de los pantalones...

- Dime, ¿llevas algo de dinero encima? Como para comprar ropa limpia, digo -le pregunté. Yo llevaba encima una tarjeta de crédito cortesía de mi protector, la cual jamás había utilizado. Supuse que aquel sería el momento de estrenarla.

- Un poco - repondi - supongo que por alli podemos empezar - di unos pasos atras me quite la chamarra de cuero la suejete entre mis piernas y luego me quite la playera usandola para limpiar lo mas que pudiera de la sangre que aun quedaba en mi - Ahora tu - busque entre aquel espacio un sitio para dejar aquella prenda ahora inservible.

- Y usa esto - le extendi mi chamarra - no te preocupes no hoy a mirarte - le di la espalda - Si, es necesario - respondi sin esperar la pregunta - Llamaremos menos la atencion asi - cruce los brazos sobre mi torso desnudo, me agradeci por la droga antes consumida pues apesar del estado no lograba sentir el frio.

- Esta ciudad esta limpia - murmure - no hay muchos como nosotros - suspire - y debe seguir asi - mas cuando me habia esforzado por llevar una vida «normal» los ultimos meses.

-Sí, claro, nadie se fijará en ti queriendo violarte, con lo pura e inocente que es la gente de Los Angeles... -comenté, rodando los ojos y con una nueva idea en mente.

Me quité la sudadera y con ella me limpié todo lo que pude mis pantalones, aunque toda la zona de las pantorrillas era un asco. De mi bolsillo saqué mi navaja y con algunas maniobras algo complicadas, logré cortar mis pantalones a la altura de la rodilla, para luego colocarme la chamarra y dejarla abierta, enseñando el negro sujetador. Por suerte usaba unos bototos con cadenas, así que mi nuevo atuendo y cambio de look pasaba bastante desapercibido.

-Ahora sí combinamos. Qué suerte que hoy decidí usar sujetador negro, al menos no se nota tanto... -comenté, recogiendo mi cabello. Parecía toda una chica "rocker" del bajo mundo de LA-. ¿Y me dirás tu nombre o lo tendré que adivinar?

Rei sin mirarle - Se cuidarme solo en esos casos - me agache y coloque el arma entre mi bota derecha y luego la tape con los pantalones asegurándome de que no se notara - pero no creo ser tan violable como dices.

Me gire cuando dijo estar lista y luego sonreí - wow, creo que tuve una buena idea - di unos pasos en su dirección - Andrew - respondi - Mi nombre es Andrew, pero tu puedes decirme Andy, un placer Lutho - estire mi mano como saludo - Ahora que te parece si nos vamos de aqui antes de que tu amiguito llame la atencion - señale donde la mancha de restos del vampiro se hacia mas notoria.

Estreché con fuerza su mano y le sonreí, repitiendo su nombre en voz baja para grabármelo. Sonreí de forma burlona luego y añadí, a un volumen bajo que sólo él podría escuchar-. Yo no estaría tan segura, tienes cara de gay, y de pasivo -comenté, echándome a reír para luego palmear su hombro con fuerza algo desmedida. Sí, debía admitir que de mujer sólo tenía el rostro y las tetas, en lo demás, era bastante bruta.

-Un amigo que explotó, literalmente, de felicidad al verme -murmuré viendo a aquel deshecho humano, notando que un par de perros había llegado, atraído por el olor de la sangre y la carne-. Hora de movernos, esto se torna peligroso -murmuré, guardándome la navaja en el cinturón y empezando a caminar hacia el otro extremo del callejón con paso rápido.

Pestañe incrédulo ante su comentario - Hey! eso no es cierto - repuse - no soy gay - hasta donde yo sabia ... una sola experiencia gay no definía eso o si?, pase mi mano sobre mi hombro - para ser chica vaya que tienes fuerza .... ¡marimacho! - ataque de venganza!.

- Se te paso un poquito la mano con el - repuse - y asi, pon lo pies en marcha - segui su paso para alejarnos de alli - entonces? Cual es la siguiente parte del plan? Buscar ropa? - aunque la brisa pegando en mi pecho no me molestaba en absoluto - Aunque creo que deberia ir primero a avisar que me tomare la noche libre en mi trabajo.

-Marimacho con dos tetas bien puestas, no te jode -dije con una sarcástica sonrisa, guiñándole un ojo-. ¿Seguro eres cazador? Como estás algo flacucho, nunca nadie se había quejado de mi fuerza... salvo mis adoradas presas -comenté, viéndole de arriba a abajo. Era delgado, bastante guapo aunque más aire a no sé, modelo, o cantante, cosas de ese estilo. No se parecía a los fortachones y machotes cazadores que yo conocía-. Mmm... me agradas -comenté tras una pausa, saliendo del callejón y mirando a mi alrededor con disimulo.

-Bueno, la idea es parecer dos jóvenes normales y no dos cazadores cubiertos de vísceras -repuse, caminando hacia la derecha, guardando ambas manos en mis bolsillos-. ¿No crees que te vayan a echar bronca por eso? Mejor te inventas algo bueno mañana y que no te corran -comenté, notando lo desolada que estaba aquella calle-. Esto me da mala espina... ¿crees que ya sepan sobre la explosión de su amiguito? -Le pregunté en voz baja, sólo audible para él, sin dejar de caminar.

Solte a reir - Y uno bueno - repuse - me sorprende que yo no te conozca o haya visto una vez en mi vida, crei que conocía a la mayoría alli - segui caminado a su lado, sin revelar mi posición en aquel circulo de asesinos.

- Bueno tienes razón, tampoco es que trabajar en un bar sea muy importante cmo para no querer perder el trabajo - suspire y mire la calle - Espero que no - y realmente lo estaba suplicando - sera mejor que entremos a algún sitio cercano hasta que esto deje de dar mala pinta, jale de su brazo para dar vuelta a la calle siguiente y empujarle hasta el primer sitio abierto que viera, era una especie de taberna, con pocos clientes, quiza acababan de abrir o algo asi - Actua normal - murmure cerca de su oido sentandonos en una pequeña mesa - ¿Siempre te pasa esto?

Giré el rostro ocultándolo de él cuando mencionó a la organización. No esperaba realmente que me reconociera, eran pocos, los más importantes y por supuesto los más ancianos, los únicos que me habían visto, aunque mi apellido... aquel era otro tema. Todos sabían del clan Linnankivi y la forma en que habían muerto, asesinados por demonios hambrientos de venganza, todo por culpa de la mala jugada de la hija menor... Negué con la cabeza, intentando quitar de mi mente aquellos pensamientos.

Cuando me jaló me sorprendí y volví a la realidad, notando que habíamos entrado en una taberna poco concurrida. Observé a todos los clientes que allí estaban, los cuales no eran muchos- de forma disimulada, para luego acercarme al oído de Andy y susurrar en voz baja, de forma íntima de modo que el resto se pensara que éramos pareja o algo para que no se metiesen con nosotros-. ¿Esto es lo mejor que se te ocurrió?

Tras sentarnos, crucé las piernas y dejé caer mi espesa melena rubia a un lado, observando a Andy fijamente-. ¿Que me exploten en la cara? Realmente no, me gusta más el trabajo limpio y bien hecho -comenté, con una lasciva sonrisa en el rostro, obviamente fingida. Luego me acerqué peligrosamente a él y susurré en su oído, muy bajo-. ¿Ves a los dos de la barra? Estoy casi segura de que son vampiros. Sé que los he visto antes... -necesitaba que él me lo confirmara, por las dudas.

- Si lo son - respondí pesadamente - trata de no mirarlos, mírame solo a mi, trata de que piensen que estamos aquí en plan de ligue y nos dejaran si nos prestamos importancia - llame al cantinero y le pedí un whisky doble, lo necesitaba - ¿Quieres algo? - le pregunte antes de que se fuera.

- Confiemos es que solo llamemos la atención por lindos - dije en tono sarcástico - o me voy buscando otra ciudad para vivir - sonreí a la chica - Parece que disfrutas de esta vida, Lutho. Honestamente eres muy bonita y al parecer inteligente, ¿como te metiste en esto?

Suspiré pesado y fijé mi vista y total atención en Andy. Si aquellos seres querían irrumpir en mi mente, tarea de por sí difícil, no encontrarían nada más aparte del color de la pupila de mi compañero analizada al completo. Cuando el cantinero se acercó, desvié mi mirada hacia los labios de Andy y me relamí-. Lo mismo que tú, amor -dije en un falso tono meloso, pasando una mano por sus hombros.

Cuando el hombre se fue, pude notar que los otros dos no se habían fijado en nosotros -todavía. Volví a fijar mi atención en Andy y le sonreí con toda la naturalidad con que fui capaz.

-Entonces, ¿vives aquí? -Le pregunté, intentando desviar el tema de mi persona- Ah, bueno, tú también eres lindo y pareces inteligente. Lo de ser gay era broma -me disculpé, acercándome un poco más a él cuando el mesero regresó con nuestros vasos.Esperé a que se marchara para volver a hablar-. ¿Y en dónde dices que vives?

Hice un gran esfuerzo para no reirme cuando me llamo «mi amor» en mi vida alguien se habia referido a mi de esa forma tan melosa y no pude evitar que eso sonara gracioso y aunado a su cercanica bueno me estaba divirtiendo. - Lo mismo para mi chica - le repeti al mesero.

-Si, desde algunos meses vivo aqui y descuida tal vez soy un tanto gay y un tanto no gay - le guiñe el ojo callando cuando dejaron los tragos en la mesa

- En ningun lugar exactamente - movi nerviosamente vaso entre mus manos, no tenia forma de explicar como es que habia terminado viviendo en la casa del dueño de la ciudad, de un vampiro que no conocia mi pasado, cosa que deseaba que se mantuviera asi - Vivo donde se pueda y como se pueda.

Lo escuché con cierto deje curioso. Mientras más lo miraba más cara conocida se me hacía, algo así como un deja vú. Supuse que de niña debí de haber visto alguna foto suya o habérmelo topado en la sede de la Fraternite... aunque prefería asegurarme con sutileza, no fuera cosa de que pudiera reconocerme a mí.

-Bueno, en ese caso seríamos iguales, además, ¿quién dice que ser gay es malo? O bueno, bi... tienes doble racha par aligar -comenté, correspondiendo a su guiño para luego reír en voz baja, suavemente-. ¿Y cómo es que un chico como tú se hizo cazador, y "de los mejores"? -Le pregunté citando sus propias palabras, tomando mi vaso y bebiendo un poco.

Otra noche de alcohol. ¡Genial! Pense cuando tuve el vaso a mi alzance, jugue con el haciendo sonar los hielos con el cristal.

- No lo habia pensado asi, pero tienes razon o pega con uno o pega con otra - rei - entonces si somos iguales - solo como un gesto golpe levemente su nariz.

- No fue por voluntad propia - repondi bebiendo - Mi apellido es JonBenét ... ¿Lo conoces no? Yo soy el hermano mas joven del lider - masculle sin separarme del vaso, eso era algo que no iba presuemiedo por alli y por el lugar era algo no iba a decir mas alto - "Naci fui educado para hacer esto" - o eso era lo que nunca se cansaba de decir Dennis - pero yo soy el hermano guapo, atractivo y divertido - bromee. - ¿Y tu? - pregunte - no me contestaste - ¿Como llegaste a este mundo

¡¡JonBenét!! ¡Claro! Me di un facepalm mentalmente, ahora entendía por qué me parecía cara familiar. Mi familia solía competir con la suya, aunque ellos siempre habían salido victoriosos con el tema de los títulos dentro de la Organización. Aunque supe de una tía lejana que se había casado con uno de ellos...

-Vaya... -comenté, desviando la vista de él hacia mi vaso y bebiéndolo todo de golpe, sin poderlo evitar. El alcohol escoció mi garganta pero hice caso omiso de ésto, dejando el vaso sobre la mesa e inclinándome hacia atrás en la silla. Crucé las piernas y quité mis brazos de su cuello-. Quién lo diría... El hermano guapo y sexy -dije lo último para disimular un poco la sorpresa.

-Pues ¿yo? -Hice una pausa, mirando al par de vampiros en la barra-. Digamos que nací para esto. Literalmente. El oficio está en mis venas, lo quiera o no -comenté, suspirando con cansancio, viendo cómo aquel par se ponía de pie y se marchaba hacia la salida-. Una vez te vi. Tus padres te llevaron a una de las reuniones... eras pequeño. Por eso te me hacías cara conocida.

- Aunque no lo creas lo soy - le guiñe el ojo jugando - entre otras cosas más.

Era extraño, era como si la conociera de años atras, como si fueramos muy cercanos, tal vez era esa sensacion de estar cerca de un "compañero" despues de mucho tiempo, aunque no recordaba que yo pudiese llevarme asi con alguno.

Mis dedos se pasaron por el borde del vaso, no le di importancia si me reconocia o no, suspire pesadamente - M padre - correji - mi madre murio cuando yo naci - pero si recordaba cada una de esas reuniones a las que habia sido obligado a ir - ¿Como es que tu me recuerdas y yo no soy capaz nisiquiera de ubicarte? Ademas hablas como si fueras mas grande que yo ¿Cuantos años se supone que tienes? ... Por que vieja no te vez - en esa ultima frase le meti un tono bromista mezclado entre risas ahogadas.

- ¿A ti te gusta esa vida? - pregunte, y en ese momento senti que volvian a mirarnos asi que era momento de improvosar, deslice mi mano por su cintura y la pegue a mi torso desnudo como un gesto de cariño - no te emociones, pero entre mas natural esto parezca mas seguros estamos -