Ashtray Heart -Priv

Era tan facil dejarse llevar, por la suavidad y su entrega, la forma que de forma inmediata correspondio a mis labios, casi con la misma pasión con la que lo le besaba.

Él, Louis, MI Louis era una especie de droga, al que era incapas de negar, al menos de forma interna.

Sonrei cuando el se separo de mi, mirandolo, tome su mano apretandola un poco, caminando a su lado en silencio.

Mis mejillas tomaron cierto carmín cuando tomó mi mano, su tacto suave me llenaba de recuerdos de siglos pasados, cuando éramos una bizarra familia vampírica. Caminamos por la playa en silencio y de a poco iba notando cómo la marea subía, y el agua mojaba mis pies descalzos como si los lamiera.

Era una escena relajante, un momento que desearía que fuera eterno y que atesoraría entre mis confusos y nubosos recuerdos. A lo lejos, tras nosotros, las luces de la ciudad proyectaban nuestras sombras a nuestro paso, y el mar borraba mis huellas, dejando sólo las suyas.

-Esto es bizarro - murmure apretando ligeramente su mano, jalandolo para evitar mojar mis zapatos - Pero me gusta, en cierta forma es ... agradable, pese a ser algo bizarro.

Dije mirandolo, mientras sonreia abiertamente, mostrando mis colmillos sin temor.

-Lo es, ciertamente. Parece fuera de lugar y época -comenté, sonriendo ligeramente y bajando la mirada hacia nuestras manos entrelazadas-. Es extraño viniendo de ti. Al parecer también has cambiado.

Tras decir esto, me detuve y volví a besarle con algo más de confianza, sin soltar su mano y con la otra acaricié su mejilla con suavidad. Mi cuerpo volvió a pegarse al suyo con cierta ansiedad y es que añoraba sus besos, lo añoraba a él, por completo.

Pase mi brazo libre por su cintura, impidiendole alejarse de mi, aceptando sus besos un poco torpes, probablemente timidos, pero calidos.

Cerre los ojos disfrutando del sabor de su boca, del extraño calor que me producia tenerlo cerca y del deseo.

-Te deseo - murmure aun sobre sus labios, besandolo de nueva cuenta, con renovada pasion.

-Lo sé -respondí sobre sus labios con los ojos cerrados, disfrutando del sabor de su boca-. Yo también te deseo...

La mano que estaba en su mejilla descendió por su cuello y pecho dejando una suave y tímida caricia, mientras mi boca bajaba a su cuello, dejando en él suaves besos y mordidas leves, deseosas.

-Lestat... te esperé por tantos años... no sabes cuánto te deseo ahora mismo -murmuré sobre la piel de su cuello con voz suave, mirándole a los ojos con el deseo en los míos.

Sus labios en mi piel, su cuerpo tan pegado al mio, significaba la gloria para mi, me recordaba cuanto lo habia deseado desde el primer instante que le habia visto, aun ebrio y peleando en el puerto, lo deseaba por esa belleza melancolica en sus ojos, por su largo cabello negro, por la belleza de sus manos.

Lo tome en mis brazos como la primera noche, besando su cuello y clavando ahi mis colmillos, sin poder contener el deseo.

De mis labios salió un excitado gemido al sentir sus dientes hundirse en mi piel, y mis manos se aferraron con fuerza a sus hombros, apretándolos ligeramente, presa del más grande deseo.

Era como aquella lejana primera noche, cuando me tomó con deseo, con cierta brusquedad, con la intimidad de dos amantes a pesar de que aún no le conocía como hubiera deseado. Estar entre sus brazos era la gloria más grande, aunque eso jamás se lo diría; me había vuelto más reservado respecto a mis sentimientos.

Su sangre era calida, salada y a la vez dulce, un verdadero nectar, que degustaba a grandes tragos, mientras le sostenia entre mis brazos, muy pegados nuestros cuerpos.

Quize decirle que lo amaba, que disfrutaba mucho tenerle asi, que no queria estar lejos de el, sin embargo las palabras no salieron, simplemente era el sentimiento que no podia expresar por mas deseos que tuviese, un deseo que solo podia expresar de forma fisica y apasionada, casi violenta, como en ese instante.

-Bebe - ordene, moviendo mi cuello, para darle espacio mientras disfrutaba de lamer la piel y las gotitas de sangre que escapaban de las heridas que le habia inflingido.

Sonreí un tanto divertido cuando escuché su orden; nunca cambiaba. Dejé escapar un suspiro de placer al sentir el tacto de su lengua húmeda sobre mi herida y me relamí los labios lentamente antes de acercar mi rostro a su cuello y separar los labios. Le mordí con lentitud, de forma íntima, y bebí pequeños tragos de su sangre curiosamente tibia, dulce y amarga a la vez, un sabor único que me volvía más hambriento de lo que había estado en años.

Su sabor, era adictivo. No quería separarme de su piel, siempre me costaba un poco dejar aquel delicioso néctar que me ofrecía. Una de mis manos se deslizó entre nuestros pechos y se coló bajo su camisa, acariciando la piel de su vientre y de su espalda dentro de un pasional abrazo.

Un sonido gutural salio de mis labios, directo desde la profundidad de mi ser, al sentir sus colmillos perforando mi piel, el correr de la sangre de la herida a su boca y el tacto helado de sus dedos en mi cuerpo.

Me senti excitado al instante, pegandome mas a su cuerpo, restregandome contra su muslo, dejandolo sentir, insinuando lo que realmente deseaba en ese instante, podria tomarlo ahi, en la arena, pero queria que aquello fuese mas intimo, en un lugar alejado de las curiosas miradas o de posibles ataques.

Podía sentir cuán excitado estaba sin la necesidad de que se restregara contra mí; yo me encontraba en las mismas condiciones. Ya no importaba si quería tomarme aquí mismo o en un hotel, me daba igual mientras pudiera estar pronto en contacto directo con su cuerpo, amándole, entregándome a la pasión del momento.

Me separé de su cuello con una sonrisa coqueta y le miré directo a los ojos con el deseo en los míos, relamiéndome lenta y sensualmente los labios rojos por su sangre.

-Delicioso... -comenté, pasando mis frías manos por su espalda y luego empezar a desabotonar lentamente su camisa, sin dejar de verle fijamente a los ojos.

Otro gruñido escapo de mis labios, tomándolo por la mandíbula con una de mis manos lo bese con ansias, rompiendo la piel de su labio inferior, bebiendo las gotitas de sangre que salían de las ligeras heridas.

-Vamos a otro lado - dije con voz ronca, moviendome del lugar, andando a paso rapido con el tomado de la mano en direccion al hotel mas cercano al lugar.

Reí ligeramente ante sus palabras ansiosas, siendo prácticamente arrastrado por él fuera de la playa. Con rapidez acomodé mi paso al suyo y me coloqué a su lado, mirándole con una leve sonrisa cómplice.

- ¿A dónde me llevas? Me gustaba la playa... -dije, haciendo un puchero de forma juguetona, notando cómo me jalaba hacia un hotel, notando que sus costumbres nunca cambiaban. Lo prefería así.

Entre al lobby del hotel, con mi mejor sonrisa me acerque, aun arrastrando a Louis conmigo, hacia la resepcion, exigiendo una habitacion, la mejor de ella, mientras ponia una de mis tantas targetas de credito y mi mejor sonrisa en los labios.

Me movi de ahi en cuanto recibi la targeta llave, subiendo por la escalera de emergencia, pues seria mas rapido subir con el por ese medio que aguardar el elevador.

Sonreí de lado una vez en la recepción, mirándole y siguiéndole sin rechistar ni negarme como hacía en antaño, bien sabía que de nada serviría. Sin embargo, ya en la habitación podría provocarle y jugar un poco con él; también quería divertirme yo esta vez.

Subí las escaleras tras él, aún siendo jalado por su mano y su ansiedad, hasta llegar a nuestro piso y habitación. Antes de entrar, lo empujé hacia la pared y le besé ansiosamente, de forma hambrienta y mordiendo su labio inferior, haciéndole sangrar.

Un jadeo salio de mis labios cuando senti su cuerpo, ligeramente mas pequeño pegado al mio, acorralandome al lado de la puerta mientras me besaba de forma ansiosa.

-Con calma, cher - dije tomando su rostro entre mis manos para separarlo - Primero hay que entrar en la habitacion - comente, tomando su mano, abriendo la puerta para posteriormente cerrarla detras de nosotros.

Ladeé ligeramente la cabeza sin dejar mi sonrisa juguetona, y una vez adentro, tras observar la lujosa estancia que lejos escapaba de mis gustos personales, volví a pegarme a su cuerpo y a recorrer su pecho con mis manos, mientras mi boca buscaba la suya con ansias.

- ¿Desde cuándo eres tan sosegado, mon amie? -Le pregunté separándome de sus labios, mirándole intensa, fijamente-. Parecías ansioso en las escaleras... -reí ligeramente tras decir aquello, apartándome ahora también de su cuerpo-.

Torci mis labios en una media sonrisa, pasando a su lado, para ir directo a la cama, sentandome en la orilla de esta, comodamente, recargando mi cuerpo entero en mis brazos, descansando mis manos en el colchon.

-No se... pero hoy me quiero tomar mi tiempo - dije mirandolo fijamente, de arriba a abajo, comiendomelo casi de forma literal, con la mirada.

-Algo muy impropio de ti -dije, arreglándome los desordenados cabellos con calma, pasando de él. Recorrí la habitación con la mirada de forma más detenida y me dirigí al balcón, la vista era bastante agradable, mucho más que el lujoso interior que me llenaba de recuerdos poco agradables.

Tras escasos minutos, me giré apoyando la espalda contra el balcón y le miré con una media sonrisa, notando cómo me miraba. Le hice un gesto con la mano esperando a que se acercara a donde me encontraba.

- ¿Sabes? Como que en la playa estaba mejor. Este lugar, no sé, me provoca querer mirar la ciudad la noche entera -comenté, desviando la vista hacia la ciudad.

Torci los labios en una sonrisa cargada de sarcasmo, sin dejar de mirarle hambrientamente, relamiendo mis labios.

-Eso podemos arreglarlo - dije mientras caminaba a paso lento, como un predador a punto de cazar a su presa, dejando que el viento proveniente de fuera jugara con mis cabellos y mi camisa ahora abierta. Sonreia.

Lo acorrale contra el barandal, pegando totalmente mi cuerpo a su espalda, moviendo su cabello para poder besar la piel de su cuello, lamiendo.

-Podria tomarte aqui... y dejarte disfrutar de la vista, no te parece buena idea, Louis? - dije en murmullos sugestivos, presionando mi excitacion contra sus muslos, mordisqueando el lobulo de su oreja.

Me mordí el labio inferior al sentir aquellos susurros que provocaron escalofríos en mi piel, intentando controlarme y jugar un poco con él. Aún así, ladeé la cabeza dándole mayor espacio en mi cuello, cerrando los ojos mientras le sentía, tan pegado a mí, tan caliente como siempre.

-No lo sé, creo que me distraería demasiado de las vistas -comenté, dejando escapar un suspiro entrecortado. Con algo de dificultad, conseguí darme la vuelta y quedar frente a él, bastante cerca de su rostro y sintiendo su excitación contra la mía. Me moví un poco, ligeramente, en busca de más contacto mientras le miraba fijamente.

-Además, mon amour... Se me hace tarde y tengo que regresar... ¿Crees que alcancemos a hacer cualquier cosa? -Le pregunté, sonriendo de lado, pasando mis brazos por su cuello, atrayéndole más hacia mí, buscando provocarle de todas las formas posibles.

Levante una ceja, sin necesidad de leer sus pensamientos, era fácil... demasiado fácil adivinar lo que él pensaba o quería, el siempre había sido un libro abierto a todo aquel que le conociera.

Pase mis manos por su cintura, pegándome mas y mas a el, tirando de su camisa para sacarla del pantalón, abriéndola con dedos ágiles, dejando su pecho expuesto, comencé a besar sus clavículas, mientras mis manos se encargaban de su cinturón.

-Creo que puedo ingeniármelas - murmure sobre uno de sus pezones.

-Ah... -Suspiré al sentir sus labios en mi clavícula, notando cómo un escalofrío recorría mi columna vertebral. Cerré los ojos por inercia y sentí mi respiración agitarse. Si mi corazón hubiese estado vivo, estaría golpeando con fuerza mi pecho descubierto.

Jalé ligeramente de sus cabellos al sentir su boca sobre mis pezones, para luego bajar mis manos por su espalda subiendo su camisa, acariciando su fría piel y pasando mis largas uñas por éstas.

- ¿A sí? -Murmuré, sin abrir mis ojos-. ¿Aunque estemos contra el tiempo? Podría amanecer en cualquier momento...

Levante una ceja juguetonamente, abriendo su patalon, liberando su semi ereccion, sin decir mas simplemente baje todo aquel espacio, a penas rosando la piel de su pecho y abdomen, hasta tomar su miembro entre mis dedos, masajearlo ligeramente antes de meterlo a mi boca.