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Wild at Heart [Cain] [+18]
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Wild at Heart [Cain] [+18]
Estoy harto de los malditos humanos, ¿qué se cree el imbécil de mi jefe? Yo sé que soy joven, guapo, carismático, talentoso y básicamente súper genial. Entiendo que me tenga envidia, pero dejarme trabajo extra era algo que no toleraría. En cuanto terminé, le arrojé sobre el escritorio el maldito informe y me salí. Necesito regresar al verdadero mundo, a MI mundo y no esa basura llamada Tierra que sólo sirve para sembrar el caos y la corrupción. Ah, la vida puede ser difícil para un pobre pecado como yo. Que desgraciadamente necesita de los humanos. Aunque me las pagarán todos, tarde o temprano, de contado o en abonos.
De camino veo a una niña a punto de comer una paleta y la quiero. Me hago la víctima pero no sabe si dármela, así que se la quito y me alejo riendo. Los humanos son tan estúpidos y tan débiles que me divierten, tampoco iba a negar eso.
Entro al infierno y de inmediato me siento mejor. Me siento como en casa. Camino por ahí respirando profundamente y embriagándome del sentimiento de estar aquí. Como la paleta que me gané con mi merecido esfuerzo, recordando la cara de envidia de la niña al verme.
De camino veo a una niña a punto de comer una paleta y la quiero. Me hago la víctima pero no sabe si dármela, así que se la quito y me alejo riendo. Los humanos son tan estúpidos y tan débiles que me divierten, tampoco iba a negar eso.
Entro al infierno y de inmediato me siento mejor. Me siento como en casa. Camino por ahí respirando profundamente y embriagándome del sentimiento de estar aquí. Como la paleta que me gané con mi merecido esfuerzo, recordando la cara de envidia de la niña al verme.
Última edición por Senbō Ryuu el Dom Abr 01, 2012 5:27 pm, editado 1 vez
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Las calles de Los Ángeles eran el nuevo infierno gracias a mi ansias de poder. Aunque no conseguía poseer territorio en ellas, sí tenía lujosos y decadentes antros que se convertían en vórtices directos al infierno. En ellos podías encontrar los futuros empresarios del año, los cuales morirían jóvenes por accidentes en carretera, por supuesto propiciados por mis hordas, mujeres sofisticadas llenas de perfume que en realidad estaban vacías, todas buscaban amantes y las más tóxicas acababan fornicando conmigo. Cada pacto que se llevaba a buen término más poderoso y letal me hacía. El último con Leviathan me había dejado plenamente satisfecho, como si supiera en mis fueros internos que él lloraría por no poseerme como deseaba. Era un niño caprichoso y los caprichos tienen un alto coste, un coste que se debe aceptar sin llantos.
Sin embargo, no era únicamente la ciudad oscura y truculenta de L.A la única en caer en el pecado. Poseía locales en todo el mundo, de diversa envergadura. Tenía locales que eran bares irlandeses, algunos billares en las zonas más decadentes, grandes hoteles prestigiosos, balnearios, campos de tiro y golf. Mi imperio no tenía límites, en él no se guarecía el sol jamás. Podía sentir como la oscuridad de tragaba a todos y sin tener afán de territorialidad. Tan sólo mis locales eran sagrados, las calles podían ser de quienes quisieran. Yo sólo ansiaba a los estúpidos que entraban en mis antros y pedían beber una copa de mis labios, unos labios venenosos de sabor amargo.
Muchos habían perdido la fe en Lucifer, algunos le mentían de forma descarada y él seguía soñando que le adoraban. Mi líder estaba perdiendo los papeles, hundiéndose en temas escabrosos demasiado humanos. Respetaba su poder, pero no podía aceptar algunas de sus acciones. Era el mismo cuento que sucedía con Belial. No podía dejar de negar una y otra vez que su talón de Aquiles le costaría caro. Siempre me había mantenido cínico, frío, rehuía de la estupidez paupérrima de los sentimientos clásicos y me concentraba en mis grandes negocios.
Descendí a los infiernos, por primera vez en varios meses, había despertado en mi mansión de lujo en pleno centro decadente y lujoso de Nueva York, donde me había desplazado por negocios. Las mujeres que habían compartido lecho conmigo lamentaron no tener un poco más de mí, en sus ojos se reflejaba la misma frustración de Leviathan. No dudé en reír recordando sus cabellos dorados esparcidos contra la almohada, sus dientes chirriantes balbuceando mil ofensas, sus brazos golpeando la almohada y las mil pataletas que había sentido aquella grisácea y victoriosa noche. Su aspecto de porcelana me había satisfecho, pero no era de un único amante por mucho que él deseara que así fuera. Lo sabía, podía notarlo, y eso me daba cierto deseo de contemplarlo. Era un magnífico guerrero, él sí me parecía digno de ser admirado como respetado.
Mi aspecto era pulcro, había tomado un baño durante una larga hora, mientras tomaba innumerables vasos de whisky escoces. El aroma a puro se había disipado de mi boca, pues la enjuagué antes de bajar. Si bajaba aquí era por una reunión de las altas esferas, o más bien por una fiesta donde se socializaba para nuevos negocios, los cuales poco me importaban si no tenían influencia sobre los míos. Mi traje era de color negro, mi camisa sin embargo era de una tonalidad verde cercana a la de mis ojos, poseía un cinturón trenzado negro con hebilla dorada. Mis zapatos estaban enfundados en unos caros mocasines hechos con la piel de una de mis víctimas, había sido un hermoso detalle por parte de uno de mis hijos. Sin embargo, esos hermosos detalles para mí no contaban, ninguno de ellos era lo suficientemente valeroso para ser un comandante en mis ejércitos.
Deseaba que aquella reunión fuera breve, aunque si no llegaba tampoco importaría demasiado. Estaban acostumbrados que mis asuntos fueran más intensos que sentarme con una copa a escuchar su parloteo insufrible. Si deseaban negocios conmigo sabían donde llamar. Por lo tanto miraba mi espectacular reloj, una de mis mejores creaciones. Había usado mis conocimientos sobre la relojería suiza dándole detalles de lujo de gran belleza. Mis cabellos caían desparramados sobre mi espalda, frente y hombros.
Todo era normal hasta encontrarme con aquel demonio inferior, sabía que era uno de esos pecados que tanto me agradaban. Eran fáciles de convencer si se les daba aquello que deseaban, sabía ofrecerles lo que bien querían, y después eran leales como mis propios vástagos. Pasé a su lado observándolo, feliz con aquella mísera paleta de caramelo en forma de corazón.
-Podría darte mejores manjares que un caramelo, aunque sé bien lo delicioso que es atormentar a los más débiles.
Mi voz sonó ronca y oscura, una voz que se asemejaba a mi aspecto. Mi elegancia era impresionante, así como mis más de dos metros y la tosquedad de mis movimientos debido a mi talla.
Sin embargo, no era únicamente la ciudad oscura y truculenta de L.A la única en caer en el pecado. Poseía locales en todo el mundo, de diversa envergadura. Tenía locales que eran bares irlandeses, algunos billares en las zonas más decadentes, grandes hoteles prestigiosos, balnearios, campos de tiro y golf. Mi imperio no tenía límites, en él no se guarecía el sol jamás. Podía sentir como la oscuridad de tragaba a todos y sin tener afán de territorialidad. Tan sólo mis locales eran sagrados, las calles podían ser de quienes quisieran. Yo sólo ansiaba a los estúpidos que entraban en mis antros y pedían beber una copa de mis labios, unos labios venenosos de sabor amargo.
Muchos habían perdido la fe en Lucifer, algunos le mentían de forma descarada y él seguía soñando que le adoraban. Mi líder estaba perdiendo los papeles, hundiéndose en temas escabrosos demasiado humanos. Respetaba su poder, pero no podía aceptar algunas de sus acciones. Era el mismo cuento que sucedía con Belial. No podía dejar de negar una y otra vez que su talón de Aquiles le costaría caro. Siempre me había mantenido cínico, frío, rehuía de la estupidez paupérrima de los sentimientos clásicos y me concentraba en mis grandes negocios.
Descendí a los infiernos, por primera vez en varios meses, había despertado en mi mansión de lujo en pleno centro decadente y lujoso de Nueva York, donde me había desplazado por negocios. Las mujeres que habían compartido lecho conmigo lamentaron no tener un poco más de mí, en sus ojos se reflejaba la misma frustración de Leviathan. No dudé en reír recordando sus cabellos dorados esparcidos contra la almohada, sus dientes chirriantes balbuceando mil ofensas, sus brazos golpeando la almohada y las mil pataletas que había sentido aquella grisácea y victoriosa noche. Su aspecto de porcelana me había satisfecho, pero no era de un único amante por mucho que él deseara que así fuera. Lo sabía, podía notarlo, y eso me daba cierto deseo de contemplarlo. Era un magnífico guerrero, él sí me parecía digno de ser admirado como respetado.
Mi aspecto era pulcro, había tomado un baño durante una larga hora, mientras tomaba innumerables vasos de whisky escoces. El aroma a puro se había disipado de mi boca, pues la enjuagué antes de bajar. Si bajaba aquí era por una reunión de las altas esferas, o más bien por una fiesta donde se socializaba para nuevos negocios, los cuales poco me importaban si no tenían influencia sobre los míos. Mi traje era de color negro, mi camisa sin embargo era de una tonalidad verde cercana a la de mis ojos, poseía un cinturón trenzado negro con hebilla dorada. Mis zapatos estaban enfundados en unos caros mocasines hechos con la piel de una de mis víctimas, había sido un hermoso detalle por parte de uno de mis hijos. Sin embargo, esos hermosos detalles para mí no contaban, ninguno de ellos era lo suficientemente valeroso para ser un comandante en mis ejércitos.
Deseaba que aquella reunión fuera breve, aunque si no llegaba tampoco importaría demasiado. Estaban acostumbrados que mis asuntos fueran más intensos que sentarme con una copa a escuchar su parloteo insufrible. Si deseaban negocios conmigo sabían donde llamar. Por lo tanto miraba mi espectacular reloj, una de mis mejores creaciones. Había usado mis conocimientos sobre la relojería suiza dándole detalles de lujo de gran belleza. Mis cabellos caían desparramados sobre mi espalda, frente y hombros.
Todo era normal hasta encontrarme con aquel demonio inferior, sabía que era uno de esos pecados que tanto me agradaban. Eran fáciles de convencer si se les daba aquello que deseaban, sabía ofrecerles lo que bien querían, y después eran leales como mis propios vástagos. Pasé a su lado observándolo, feliz con aquella mísera paleta de caramelo en forma de corazón.
-Podría darte mejores manjares que un caramelo, aunque sé bien lo delicioso que es atormentar a los más débiles.
Mi voz sonó ronca y oscura, una voz que se asemejaba a mi aspecto. Mi elegancia era impresionante, así como mis más de dos metros y la tosquedad de mis movimientos debido a mi talla.
- Spoiler:
- Su voz: https://www.youtube.com/watch?v=V0LSO-dtsxo
Debido a que no todos son conocedores del glorioso Peter Steele dejaré este link, para que así puedas hacerte una idea de como se desenvuelve.
Invitado- Invitado
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Camino... Camino por el glorioso infierno con mi porte elegante. No puedo evitarlo, eso hace que me miren muy distinto: con respeto y por supuesto que con envidia. Parezco idol y lo exploto. Soy genial y el mundo debe saberlo y pensar "quiero ser como él". Me aflojo la corbata y desabrocho el último botón de mi camisa. Me gusta vestir de traje pero a veces me siento sofocado. Lamo mi paleta, sabiendo que tal vez me veo demasiado infantil y ridículo pero a veces no lo puedo evitar. Tampoco es como si fuera inocente, por favor.
Tenía un tiempo de no venir aquí, aunque la verdad, no sé cuánto. No tanto seguramente porque es como si recargara mi batería o mi medidor de poder demoníaco simplemente por venir al infierno. Me permitía ver que no debo matar a todos los humanos imbéciles, algunos me sirven más vivos. Teniendo en cuenta que no sirven para nada, claro está.
No sabía qué hacer, así que como mi paleta mientras pienso si busco por ahí a alguien, tal vez a algún otro pecado o ¿por qué no?, al mismísimo señor Lucifer. Que claro está, envidio por tener tanto poder. Si me detengo a pensarlo, envidio a todos...
En eso estaba, divertido con mi pensamiento de que envidio a todos los que conozco, cuando alguien me habla. Otro de los que envidio, pero después de darme cuenta de que envidio a todos, esto no era un gran descubrimiento en verdad. Respetuoso, hago una reverencia aunque una sonrisa juega en mis labios, producto de haber escuchado estas palabras de su boca.
Es demasiado alto... ¿por qué rayos no soy tan alto? Me saca casi medio metro, mi 1.73 es una porquería. ¡Quiero ser más alto, ya!
- Señor... tengo que practicar con algo para darle mejores atenciones a otras cosas mucho mejores que puedo tocar en otras ocasiones con mis labios.
Muerdo la paleta y arrojo por ahí el palito. No me parece nada cool andar comiendo paleta frente a tan importante personaje.
- Debo admitir que no pensé toparme con alguien tan importante, me halaga que me dirija la palabra.
Le sonrío aunque asumo que él no sonríe nunca. Y no es que lo necesite... esa pose le ha funcionado por siglos claramente. La frialdad es demasiado atractiva en realidad.
- ¿Puedo acompañarlo?
Tenía un tiempo de no venir aquí, aunque la verdad, no sé cuánto. No tanto seguramente porque es como si recargara mi batería o mi medidor de poder demoníaco simplemente por venir al infierno. Me permitía ver que no debo matar a todos los humanos imbéciles, algunos me sirven más vivos. Teniendo en cuenta que no sirven para nada, claro está.
No sabía qué hacer, así que como mi paleta mientras pienso si busco por ahí a alguien, tal vez a algún otro pecado o ¿por qué no?, al mismísimo señor Lucifer. Que claro está, envidio por tener tanto poder. Si me detengo a pensarlo, envidio a todos...
En eso estaba, divertido con mi pensamiento de que envidio a todos los que conozco, cuando alguien me habla. Otro de los que envidio, pero después de darme cuenta de que envidio a todos, esto no era un gran descubrimiento en verdad. Respetuoso, hago una reverencia aunque una sonrisa juega en mis labios, producto de haber escuchado estas palabras de su boca.
Es demasiado alto... ¿por qué rayos no soy tan alto? Me saca casi medio metro, mi 1.73 es una porquería. ¡Quiero ser más alto, ya!
- Señor... tengo que practicar con algo para darle mejores atenciones a otras cosas mucho mejores que puedo tocar en otras ocasiones con mis labios.
Muerdo la paleta y arrojo por ahí el palito. No me parece nada cool andar comiendo paleta frente a tan importante personaje.
- Debo admitir que no pensé toparme con alguien tan importante, me halaga que me dirija la palabra.
Le sonrío aunque asumo que él no sonríe nunca. Y no es que lo necesite... esa pose le ha funcionado por siglos claramente. La frialdad es demasiado atractiva en realidad.
- ¿Puedo acompañarlo?
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Los demonios inferiores siempre son extremadamente infantiles, como si la madurez jamás llegara a toparse con ellos en los caminos retorcidos y oscuros del infierno. Sin embargo, eso en vez de ser perjudicial para mí era un gran beneficio. Sabía manejar sus mentes llenas de deseos insignificantes, centradas en caprichos momentáneos, que en algo importante como conquistar el mundo y oprimir a los humanos.
Los humanos, era un tema de vital importancia para nuestra causa. Era mejor doblegarlos, abusar de su confianza, destrozar sus sueños, humillarlos hasta provocar lágrimas de sangre, hundirlos más allá de la locura y pedirles el alma a cambio de baratijas que no disfrutaran una vez muertos. Pues, a todos les llega la hora y la condenación eterna era el elixir que a todos nos excitaba. El infierno olía a muerte, lágrimas, sudor, sangre y azufre. El infierno sólo un pequeño continente varado en una laguna de odio y desesperación, de engaños a cual mejor elaborado, y sin embargo era la fuente de la cual bebíamos con ansiedad. Si el calor de los infiernos se mantenía tan activo era gracias, en parte, a mis hermosos locales en la superficie.
Pensé detenidamente qué podría ofrecerme él, un demonio inferior con un poder especial, a mi causa, la causa de todos. Lo contemplé unos segundos delineando sus rasgos asiáticos, ofreciéndome una perspectiva eficaz de cualquier deseo, por mínimo que tuviera, y que no fuera únicamente provocado por la envidia. Todos deseamos mayor poder, presencia o simplemente que se nos tenga en cuenta.
-Podríamos caminar por la superficie, quizás en alguno de mis locales. Creo que tengo asuntos más importantes que escuchar las entumecidas palabras de demonios de alto rango, los cuales dejan que los nuevos tiempos los acobarden o mancillen con sentimientos poco prácticos.
Di dos pasos hacia él tomándolo por la corbata, cual perro, mientras observaba la calidad de la misma. Esbocé una cínica y fría sonrisa. Un niño mimado educado en la cólera de lo que no puede tener, sólo desear, dándoselas de elegante cuando no soportaba siquiera la sutil soga de una corbata.
-Puedo ofrecerte grandes tratos, algo que te hará ver más poderoso ante otros. Estoy seguro que eso es lo que realmente envidias. Mayor representación y poder.
Mi voz sonó como un susurro que se alzaba fuerte y ruidoso, como el tronar de las campanas, mientras todos esperaban la corneta del juicio final. Algo así como el “ding” “ding” “ding” de una máquina tragaperras alineando las campanas doradas, dándole el mejor premio al estúpido que lleva horas intentando conseguir ganar algo, por mísero que sea.
Los humanos, era un tema de vital importancia para nuestra causa. Era mejor doblegarlos, abusar de su confianza, destrozar sus sueños, humillarlos hasta provocar lágrimas de sangre, hundirlos más allá de la locura y pedirles el alma a cambio de baratijas que no disfrutaran una vez muertos. Pues, a todos les llega la hora y la condenación eterna era el elixir que a todos nos excitaba. El infierno olía a muerte, lágrimas, sudor, sangre y azufre. El infierno sólo un pequeño continente varado en una laguna de odio y desesperación, de engaños a cual mejor elaborado, y sin embargo era la fuente de la cual bebíamos con ansiedad. Si el calor de los infiernos se mantenía tan activo era gracias, en parte, a mis hermosos locales en la superficie.
Pensé detenidamente qué podría ofrecerme él, un demonio inferior con un poder especial, a mi causa, la causa de todos. Lo contemplé unos segundos delineando sus rasgos asiáticos, ofreciéndome una perspectiva eficaz de cualquier deseo, por mínimo que tuviera, y que no fuera únicamente provocado por la envidia. Todos deseamos mayor poder, presencia o simplemente que se nos tenga en cuenta.
-Podríamos caminar por la superficie, quizás en alguno de mis locales. Creo que tengo asuntos más importantes que escuchar las entumecidas palabras de demonios de alto rango, los cuales dejan que los nuevos tiempos los acobarden o mancillen con sentimientos poco prácticos.
Di dos pasos hacia él tomándolo por la corbata, cual perro, mientras observaba la calidad de la misma. Esbocé una cínica y fría sonrisa. Un niño mimado educado en la cólera de lo que no puede tener, sólo desear, dándoselas de elegante cuando no soportaba siquiera la sutil soga de una corbata.
-Puedo ofrecerte grandes tratos, algo que te hará ver más poderoso ante otros. Estoy seguro que eso es lo que realmente envidias. Mayor representación y poder.
Mi voz sonó como un susurro que se alzaba fuerte y ruidoso, como el tronar de las campanas, mientras todos esperaban la corneta del juicio final. Algo así como el “ding” “ding” “ding” de una máquina tragaperras alineando las campanas doradas, dándole el mejor premio al estúpido que lleva horas intentando conseguir ganar algo, por mísero que sea.
Invitado- Invitado
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Me topo nada más y nada menos que con uno de los grandes demonios del Infierno. Intento no cometer ninguna tontería porque no quiero arruinar esta gran oportunidad. Simplemente era cuestión de mantener ciertas manías a raya y todo saldría a la perfección. O al menos lo mejor posible. Ciertamente Cain es superior a mí y por mucho pero yo tengo mis propias ventajas simplemente por ser la Envidia. Acepto que aunque he existido por algunos milenios, no igualaré jamás el poder de un demonio de alto rango, pero tengo mis trucos. Soy útil, todos los pecados lo somos, le guste al resto del mundo o no.
Tiro mi paleta y el gran demonio me mira, sopesándome. Lo miro yo también pero sin sopesarlo porque en mi caso, no hace falta. Sé quien es y aunque tal vez no sé exactamente de lo que es capaz, lo poco que conozco me hace ver perfectamente su poder y sus capacidades.
No sé cómo lo hace pero sus palabras endulzan mis oídos por el simple hecho de que no pensé que un demonio de alto rango se expresara así de los suyos. Aunque no sabía que tuviera locales, aunque lo sospechaba. Todos buscamos tener una forma segura de corromper humanos para mantener ardiendo las llamas del infierno.
- Sería un honor... no conozco sus locales y lo considero una pérdida por mi parte.
Cain se acerca a mí y aprisiona mi corbata en un gesto que honestamente me encanta. Cuando una persona que obvia e innegablemente es mejor que yo, hace algún movimiento con un toque de denigración hacia mi persona, me empieza a hervir la sangre y no exactamente de cólera. Obvio que si un humano o alguien así que nada que ver lo hace, le parto la cara al instante. Observo su mirada y no sé qué pensará de mí, pero casi puedo escucharlo pensar "pequeño", como considerándome un joven inexperto, ingenuo y hasta infantil. ¿Y qué decir? Comparado con él lo soy. Es sólo que no tan ingenuo y ciertamente no me dejo de cualquiera.
Escucho el trato: ya hablábamos palabras mayores y más en serio. Sopeso su propuesta, aunque la verdad hay poco que tomar en consideración. Me acerco a su oído y le hablo en voz baja y hasta podría decirse que sensual, sin hacer movimiento alguno por zafarme de su agarre.
- Envidio muchas cosas... pero efectivamente lo que dices es algo que quiero. Pero, ¿qué es lo que quiere de mí?
Tiro mi paleta y el gran demonio me mira, sopesándome. Lo miro yo también pero sin sopesarlo porque en mi caso, no hace falta. Sé quien es y aunque tal vez no sé exactamente de lo que es capaz, lo poco que conozco me hace ver perfectamente su poder y sus capacidades.
No sé cómo lo hace pero sus palabras endulzan mis oídos por el simple hecho de que no pensé que un demonio de alto rango se expresara así de los suyos. Aunque no sabía que tuviera locales, aunque lo sospechaba. Todos buscamos tener una forma segura de corromper humanos para mantener ardiendo las llamas del infierno.
- Sería un honor... no conozco sus locales y lo considero una pérdida por mi parte.
Cain se acerca a mí y aprisiona mi corbata en un gesto que honestamente me encanta. Cuando una persona que obvia e innegablemente es mejor que yo, hace algún movimiento con un toque de denigración hacia mi persona, me empieza a hervir la sangre y no exactamente de cólera. Obvio que si un humano o alguien así que nada que ver lo hace, le parto la cara al instante. Observo su mirada y no sé qué pensará de mí, pero casi puedo escucharlo pensar "pequeño", como considerándome un joven inexperto, ingenuo y hasta infantil. ¿Y qué decir? Comparado con él lo soy. Es sólo que no tan ingenuo y ciertamente no me dejo de cualquiera.
Escucho el trato: ya hablábamos palabras mayores y más en serio. Sopeso su propuesta, aunque la verdad hay poco que tomar en consideración. Me acerco a su oído y le hablo en voz baja y hasta podría decirse que sensual, sin hacer movimiento alguno por zafarme de su agarre.
- Envidio muchas cosas... pero efectivamente lo que dices es algo que quiero. Pero, ¿qué es lo que quiere de mí?
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
La envidia en los negocios era muy efectiva, un reclamo publicitario impresionante. No sólo se vive de lujuria, de chicas hermosas o chicos con rostro de ángel, es imposible sobrevivir con drogas y hacer que un local permanezca por miedo a marcharse y no poder conseguir más. Se necesitaba algo más. La envidia siempre era una poción deliciosa para que muchos desearan entrar en mis locales, se volviera aún más exclusivo. Nada ni nadie escaparía del llamado de la envidia, los humanos, fueran de la raza que fueran, eran estúpidamente tentados por algo tan simple como codiciar lo que otros desean.
-Primero permite que te muestre mis locales, podrás ver todo lo que te ofrezco, y entonces te diré qué quiero exactamente de ti.
Deseaba que viera todo el lujo que podría atesorar, saborear y poseer. Así como la materia oscura que emanaba de mis locales, hundiéndose hacia el infierno. Cada vórtice que abría, en cualquier ciudad del mundo, era un pozo de los deseos para mis queridos hermanos.
Aparté mi mano de su corbata mientras mis ojos se quedaban fijos en él. Su voz había tenido un tono esclarecedor. Quería sentir ese poder entrando bajo su piel, hundiéndose con su alma, y con ello poder percibir como sus virtudes oscuras se intensificaban. Mis manos se colocaron esta vez sobre sus hombros, frágiles en comparación con los míos, mientras una sonrisa fría era la llave para cambiar de ambiente.
En un breve pestañeo estábamos en uno de mis locales más lujosos, en el cual se daba rienda suelta al sexo y las drogas. El alcohol más caro se vislumbraba en las manos de los barman, los coktails más exclusivos eran saboreados por las mujeres más hermosas y los hombres más atractivos. El confort de cada sala, el lujo de la decoración, la música tentadora que te hacía desear moverte entre ellos, corruptos y muertos de antemano, con la lengua de los demonios oculta entre cada nota y por supuesto la energía fluyendo hacia los vórtices y aquellos hijos míos que ofrecían sus servicios.
-¿Deseas una copa aquí o en mi despacho?
-Primero permite que te muestre mis locales, podrás ver todo lo que te ofrezco, y entonces te diré qué quiero exactamente de ti.
Deseaba que viera todo el lujo que podría atesorar, saborear y poseer. Así como la materia oscura que emanaba de mis locales, hundiéndose hacia el infierno. Cada vórtice que abría, en cualquier ciudad del mundo, era un pozo de los deseos para mis queridos hermanos.
Aparté mi mano de su corbata mientras mis ojos se quedaban fijos en él. Su voz había tenido un tono esclarecedor. Quería sentir ese poder entrando bajo su piel, hundiéndose con su alma, y con ello poder percibir como sus virtudes oscuras se intensificaban. Mis manos se colocaron esta vez sobre sus hombros, frágiles en comparación con los míos, mientras una sonrisa fría era la llave para cambiar de ambiente.
En un breve pestañeo estábamos en uno de mis locales más lujosos, en el cual se daba rienda suelta al sexo y las drogas. El alcohol más caro se vislumbraba en las manos de los barman, los coktails más exclusivos eran saboreados por las mujeres más hermosas y los hombres más atractivos. El confort de cada sala, el lujo de la decoración, la música tentadora que te hacía desear moverte entre ellos, corruptos y muertos de antemano, con la lengua de los demonios oculta entre cada nota y por supuesto la energía fluyendo hacia los vórtices y aquellos hijos míos que ofrecían sus servicios.
-¿Deseas una copa aquí o en mi despacho?
Invitado- Invitado
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Le pregunto al distinguido demonio qué es lo que quiere de mí. La verdad me halaga y me sorprende que quiera algo de alguien con tan bajo rango como yo, pero también me indica que es inteligente. Los pecados, insisto, somos muy útiles. Sonrío de lado cuando me dice que prefiere mostrarme sus locales antes de decirme qué es lo que quiere. Nada tonto en verdad, un tipo muy digno de hacer relaciones públicas, piensa halagar mis sentidos antes de pedir mis servicios. Yo puedo ser la envidia, pero es justamente por esa envidia que me deleito con otros pecados capitales, salvo tal vez ira. No soy muy iracundo, pero por escalar soy capaz de practicar la lujuria y hasta fingir poseer alguna de las virtudes. Y claro está, la pereza y la gula son mi deleite personal para los ratos libres. Inclino la cabeza, aceptando humildemente.
- Será todo un placer, eso puedo asegurárselo.
Me imagino sus locales y tengo varias opciones, que podrían tal vez englobarse en dos. Una, salida de un viejo manga que definitivamente me acompaña en mis noches solitarias: Hoshi no Yakata, el Palace of Stars. Esta idea sería básicamente que Caim tiene un burdel sadomasoquista. La otra, que es un bar más simple o más bien un club nocturno del estilo de los que visitan los gángsters occidentales, con tubos y bailarinas exóticas.
Caim suelta mi corbata y en cuanto pone sus manos sobre mis hombros, noto el cambio en el escenario. En cuanto llegamos formalmente no puedo evitar mirarlo todo a mi alrededor y aceptar humildemente que lo quiero. Y lo quiero, no como lo querría avaricia porque el dinero es algo para mí tan simple que cualquier idiota puede conseguirlo. Pero el estatus, el poder y el control sobre los demás no es algo que pueda obtenerse tan fácil.
- Sugué!
Sobre todo la barra. La barra me llama la atención no sólo por mi afición al alcohol, sino porque hay aquí de todo.
- Es genial en verdad, muy impresionante, señor.
Lo que tal vez me parecía lo segundo mejor, si es que podía ir por ahí enumerando, era que no sólo había chicas. Aunque la mayoría son chicos lindos: el típico uke con cara de angelito que todos quieren violar. Típico y aburrido... no sé cómo en siglos los hombres no prefieren algo mejor, algo que les cueste al menos un poco y no sea simplemente un agujero que gime y no hace absolutamente nada.
Sopeso un poco la propuesta de la copa y tomo una buena decisión. Los negocios se hacen en el lugar de los negocios, que sería justamente su despacho, pero si voy a tener algo que ver con este lugar, debo conocerlo.
- Aquí. No había visto un night club como este. Espero que no le moleste que deleite mi vista mientras deleito mi paladar.
Echo otra mirada al bar y luego vuelvo a mirar a mi interlocutor con una sonrisa. Para cosas como esta sirve hablar un idioma tan útil como el francés.
- Si puedo elegir, me encantaría una copa de Nectar Impérial de Moët & Chandon.
Suelo elegir sólo de dos variedades de champaña y hoy me apetece la variedad atrevida. Porque no negará nadie que tengo clase.
- Será todo un placer, eso puedo asegurárselo.
Me imagino sus locales y tengo varias opciones, que podrían tal vez englobarse en dos. Una, salida de un viejo manga que definitivamente me acompaña en mis noches solitarias: Hoshi no Yakata, el Palace of Stars. Esta idea sería básicamente que Caim tiene un burdel sadomasoquista. La otra, que es un bar más simple o más bien un club nocturno del estilo de los que visitan los gángsters occidentales, con tubos y bailarinas exóticas.
Caim suelta mi corbata y en cuanto pone sus manos sobre mis hombros, noto el cambio en el escenario. En cuanto llegamos formalmente no puedo evitar mirarlo todo a mi alrededor y aceptar humildemente que lo quiero. Y lo quiero, no como lo querría avaricia porque el dinero es algo para mí tan simple que cualquier idiota puede conseguirlo. Pero el estatus, el poder y el control sobre los demás no es algo que pueda obtenerse tan fácil.
- Sugué!
Sobre todo la barra. La barra me llama la atención no sólo por mi afición al alcohol, sino porque hay aquí de todo.
- Es genial en verdad, muy impresionante, señor.
Lo que tal vez me parecía lo segundo mejor, si es que podía ir por ahí enumerando, era que no sólo había chicas. Aunque la mayoría son chicos lindos: el típico uke con cara de angelito que todos quieren violar. Típico y aburrido... no sé cómo en siglos los hombres no prefieren algo mejor, algo que les cueste al menos un poco y no sea simplemente un agujero que gime y no hace absolutamente nada.
Sopeso un poco la propuesta de la copa y tomo una buena decisión. Los negocios se hacen en el lugar de los negocios, que sería justamente su despacho, pero si voy a tener algo que ver con este lugar, debo conocerlo.
- Aquí. No había visto un night club como este. Espero que no le moleste que deleite mi vista mientras deleito mi paladar.
Echo otra mirada al bar y luego vuelvo a mirar a mi interlocutor con una sonrisa. Para cosas como esta sirve hablar un idioma tan útil como el francés.
- Si puedo elegir, me encantaría una copa de Nectar Impérial de Moët & Chandon.
Suelo elegir sólo de dos variedades de champaña y hoy me apetece la variedad atrevida. Porque no negará nadie que tengo clase.
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Podía notar su curiosidad y excitación mezclada con la necesidad inminente de poseer todo lo que ve, siente y escucha. Era uno de los clubs de fiesta más conocidos y valorados, pero tenía todo tipo de locales. Me gustaba la variedad, pues mi clientela era variada y en definitiva tenían un gusto peculiar. Era un club para hombres en general, no para mujeres, el club social de las damas era tan sólo a unos metros de este tan sofisticado y lleno de manjares. Aunque había alguna mujer que se adentraba entre los hombres buscando pequeños deseables a los cuales torturar, mi hijos se dejaban y aceptaban cualquier caricia. Hijos bastardos con mujeres de todo tipo, así como hombres. Hijos que no me importaban en lo más mínimo.
Escuché con rapidez su petición de merodear por el local, cual cliente, para saber qué se cuece. Chasqueé mis dedos al camarero para que atendiera con rapidez su pedido. Era un joven castaño, de ojos verdes silvestres, una constitución algo ruda y un colmillo sobresaliente. Parecía una versión mía mucho más joven y menos atlético, sin embargo tenía una nariz distinta en su forma y unos pómulos algo menos marcados.
-Whisky irlandés, de la mejor calidad como bien sabes. Conoces mi marca.
Colocó el vaso frente a mí, echó los dos cubitos de hielo y me sirvió aquel delicioso manjar. El cristal en el cual era servido era de bohemia, la mejor calidad para lo más lujoso. Cada botella de mi estantería de licores importados valía una fortuna. No era alcohol barato, en mi club social venían clientes importantes a los cuales debía complacer.
-Una copa de Nectar Impérial de Moët & Chandon, para mi acompañante.
Asintió colocando una copa larga, con un pie elegante, sirviendo aquella brubujeante bebida que haría las delicias a su paladar. A nuestro alrededor caminaban mujeres prácticamente desnudas, las cuales servían algo más que copas. Se podía ver como todo aquel que bailaba en la pista con mis chicas, o chicos, perdía parte de su pureza y la oscuridad que provocaba, y promovía, era absorbida por el suelo del local y dirigida a otro plano, a los infiernos.
-Es mi club social para hombres, pero tengo todo tipo de locales. Desde casinos, a billares, pasando por hoteles dedicados al sexo, antros de sadomasoquismo, elegantes burdeles de chicas exuberantes, locales para mujeres en busca de hombres más rudos, algunos hombres también van a esos locales femeninos como verás aquí mujeres. Las escasas clientas son fetichistas, adoran contemplar como dos hombres se complacen y gimen mirándolas. Así como hay hombres que desean ver un espectáculo radicalmente contrario, tu me entiendes.
Saqué mi pitillera de oro blanco y coloqué uno de mis cigarrillos mentolados en mis labios. Bailoteó mientras buscaba mi zippo, el cual prendió aquel tubo verde provocando que un leve aroma a menta. Acerqué mi bebida a los labios mientras el humo salía por mi nariz.
Escuché con rapidez su petición de merodear por el local, cual cliente, para saber qué se cuece. Chasqueé mis dedos al camarero para que atendiera con rapidez su pedido. Era un joven castaño, de ojos verdes silvestres, una constitución algo ruda y un colmillo sobresaliente. Parecía una versión mía mucho más joven y menos atlético, sin embargo tenía una nariz distinta en su forma y unos pómulos algo menos marcados.
-Whisky irlandés, de la mejor calidad como bien sabes. Conoces mi marca.
Colocó el vaso frente a mí, echó los dos cubitos de hielo y me sirvió aquel delicioso manjar. El cristal en el cual era servido era de bohemia, la mejor calidad para lo más lujoso. Cada botella de mi estantería de licores importados valía una fortuna. No era alcohol barato, en mi club social venían clientes importantes a los cuales debía complacer.
-Una copa de Nectar Impérial de Moët & Chandon, para mi acompañante.
Asintió colocando una copa larga, con un pie elegante, sirviendo aquella brubujeante bebida que haría las delicias a su paladar. A nuestro alrededor caminaban mujeres prácticamente desnudas, las cuales servían algo más que copas. Se podía ver como todo aquel que bailaba en la pista con mis chicas, o chicos, perdía parte de su pureza y la oscuridad que provocaba, y promovía, era absorbida por el suelo del local y dirigida a otro plano, a los infiernos.
-Es mi club social para hombres, pero tengo todo tipo de locales. Desde casinos, a billares, pasando por hoteles dedicados al sexo, antros de sadomasoquismo, elegantes burdeles de chicas exuberantes, locales para mujeres en busca de hombres más rudos, algunos hombres también van a esos locales femeninos como verás aquí mujeres. Las escasas clientas son fetichistas, adoran contemplar como dos hombres se complacen y gimen mirándolas. Así como hay hombres que desean ver un espectáculo radicalmente contrario, tu me entiendes.
Saqué mi pitillera de oro blanco y coloqué uno de mis cigarrillos mentolados en mis labios. Bailoteó mientras buscaba mi zippo, el cual prendió aquel tubo verde provocando que un leve aroma a menta. Acerqué mi bebida a los labios mientras el humo salía por mi nariz.
Invitado- Invitado
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Mi mirada recorre con avidez el local, no viendo las simples imágenes que están presentes, desarrollándose frente a mis ojos y cargadas de algo que Lujuria seguramente envidiaría. Veo más allá, a las personas y exactamente lo que codician en este lugar. Ciertamente no es algo que poseo en este momento porque yo no lo provoqué, pero no me es ajeno que mi sentimiento marca reina en este lugar. Respiro profundo por la nariz y exhalo por la boca deleitándome y pensando que estos son unos humanos que amo. A mí manera, claro está. Suelo decir cosas así que sólo tienen el verdadero significado para mí. Los amo porque me aman, los amo porque aman a la Envidia.
Sigo a Caim y tomo asiento. Cruzo la pierna con elegancia y aunque pensaba acomodarme la corbata, no lo hago. En Japón es cool andar así y para mí simboliza que dejé que alterara mi vestimenta sólo un poco. Pido champaña porque ya que estoy en un buen lugar y no tendré que pagarla yo mismo, me da estatus. Eso sí, no bebo jamás algo que no me guste, simplemente elijo de acuerdo a la ocasión. Consideré que Rosé sería demasiado infantil en esta ocasión y después de todo, hacer negocios con este demonio es algo atrevido: tan atrevido como los toques de frutas exóticas del Nectar Impérial. En un movimiento que considero poco amable, pide él primero en lugar de pedir lo mío. Y eso que soy el invitado. Me molesta pero pues ya qué. Miro distraído al mesero, encontrando su colmillo bastante repugnante. Me hacía pensar en licántropos y les tengo manía por peludos.
Trae las bebidas en un instante apenas.
- Domo.
Tomo la mía y la levanto antes de olerla intentando detectar un fraude pero no, es genuina. Luego bebo un pequeño sorbo. Observo de nuevo el local... Parece que Caim está mucho más preocupado por mantener el buen funcionamiento del infierno que el suyo. Bebo otro sorbo mientras esa idea me parece de lo más extraña. Creo que uno está siempre por encima de todo, el resto sale solo. Si eres bueno corrompiendo, habrá para todos.
Lo miro de nuevo a los ojos escuchando la descripción de sus locales. Lo de mujeres exhuberantes me da un escalofrío interno porque yo podía soportar besar alguna y hasta toquetearla pero no más. No le encuentro tanto atractivo a que te cuelgue algo del pecho.
- Naru hodo... ya veo.
Alterno mi mirada entre el humo y algunos de sus clientes: dignas representaciones de lo que me está diciendo, incluyendo a esa mujer que se ve ciertamente rica y adicta al yaoi live.
- Pues... Entiendo que quiera aliarse con Lujuria y con Avaricia. Sus negocios parecen exhudar estas dos virtudes oscuras. Sin embargo, aunque ciertamente están presentes otras como Gula y ciertamente la Envidia...
Delineo el borde de mi copa con el dedo y luego regreso mi vista a él.
- Sigo sin saber qué quiere de mí. Lo tiene todo bien planeado y sazonado con perdición.
Sigo a Caim y tomo asiento. Cruzo la pierna con elegancia y aunque pensaba acomodarme la corbata, no lo hago. En Japón es cool andar así y para mí simboliza que dejé que alterara mi vestimenta sólo un poco. Pido champaña porque ya que estoy en un buen lugar y no tendré que pagarla yo mismo, me da estatus. Eso sí, no bebo jamás algo que no me guste, simplemente elijo de acuerdo a la ocasión. Consideré que Rosé sería demasiado infantil en esta ocasión y después de todo, hacer negocios con este demonio es algo atrevido: tan atrevido como los toques de frutas exóticas del Nectar Impérial. En un movimiento que considero poco amable, pide él primero en lugar de pedir lo mío. Y eso que soy el invitado. Me molesta pero pues ya qué. Miro distraído al mesero, encontrando su colmillo bastante repugnante. Me hacía pensar en licántropos y les tengo manía por peludos.
Trae las bebidas en un instante apenas.
- Domo.
Tomo la mía y la levanto antes de olerla intentando detectar un fraude pero no, es genuina. Luego bebo un pequeño sorbo. Observo de nuevo el local... Parece que Caim está mucho más preocupado por mantener el buen funcionamiento del infierno que el suyo. Bebo otro sorbo mientras esa idea me parece de lo más extraña. Creo que uno está siempre por encima de todo, el resto sale solo. Si eres bueno corrompiendo, habrá para todos.
Lo miro de nuevo a los ojos escuchando la descripción de sus locales. Lo de mujeres exhuberantes me da un escalofrío interno porque yo podía soportar besar alguna y hasta toquetearla pero no más. No le encuentro tanto atractivo a que te cuelgue algo del pecho.
- Naru hodo... ya veo.
Alterno mi mirada entre el humo y algunos de sus clientes: dignas representaciones de lo que me está diciendo, incluyendo a esa mujer que se ve ciertamente rica y adicta al yaoi live.
- Pues... Entiendo que quiera aliarse con Lujuria y con Avaricia. Sus negocios parecen exhudar estas dos virtudes oscuras. Sin embargo, aunque ciertamente están presentes otras como Gula y ciertamente la Envidia...
Delineo el borde de mi copa con el dedo y luego regreso mi vista a él.
- Sigo sin saber qué quiere de mí. Lo tiene todo bien planeado y sazonado con perdición.
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
-Como bien dije a tu hermana, Lujuria, deseo que los pecados vengan a mis locales poco a poco, sin prisa. La prisa jamás fue buena compañera.
Había observado con detenimiento su rostro asiático, como sus ojos se fundían en cada trozo de piel que se veía libre así como en el deseo, la desesperanza, la envidia, gula, ansias de poder y cualquier otro sentimiento desparramado por los sofá de lujo, las mesas de diseño y el escenario donde todos marcaban su instinto más primario. Todo lo que podía contemplar podía tenerlo con sólo desearlo, como si yo fuera un mago de los deseos, una especie de Dios bondadoso con sus ángeles más heroicos. Sin embargo, todo lo que veía estaba podrido, como él y como yo mismo, y los beneficios se tomaban si se participaba.
-Sobre todo, y ante todo, pecados como tú, tan importantes en mis negocios.
Susurré antes de dar un sorbo a mi whisky, un whisky con cuerpo que había reposado en las viejas barricas que habían contenido los mejores vinos de Jerez. El Jerez era un vino aceptable y apetitoso, tenía viñas también el sur de España, así como algunas en el norte, porque los vinos de la Rioja también me tentaban. Pero esos vinos eran para la mesa y el aperitivo, dignos para los nuevos locales de comida que estaba preparando. No sólo tendría negocios nocturnos, también diurnos y algunos restaurantes que únicamente se abrirían en las noches, con hermosos cabaret y actuaciones extasiantes para los sentidos.
Sin embargo, también poseía bodegas y whiskerías en Irlanda, así como en todo Reino Unido y países como el Principado de Mónaco, donde había locales especializados en el alcohol más lujoso. Para mí un buen trago era como regalarle un diamante a la furcia que será tu esposa, con la cual tienes derecho a fornicar y a menospreciar ante tus innumerables amantes.
Si había pedido primero para mí, antes que para él, sólo había sido para que envidiara y codiciara su copa antes de tenerla en la mano. Sabía que incluso pensaría que le engañaba, muchos de mis conocidos solían menospreciar a un demonio inferior. Sin embargo, los demonios inferiores con dones como el suyo eran importantes, necesarios, para mis negocios. Si podía tenerlos contentos, dándole todo lo que quisieran, podría tener sus favores.
Podría servirse cualquier tipo de alcohol, asiático inclusive, pues mis participaciones en negocios de lujo, de alcohol de calidad, era impresionante. También tenía sangre, pero sabía que él no se vería desesperado por algo de sabor tan metálico. La droga también era prácticamente pura, atontaba e incluso mataba, si bien me dije a mí mismo que algo así no casaba con él. Estaba seguro que con una buena copa, amantes atractivos, quizás algo más fornidos que él, y el poder de retorcer aún más a las zarzas humanas que venían a mí sería suficiente. Quizás podía pedir algo más, pero estaba por la labor de ofrecerle un buen trato si terminaba siendo leal a mis negocios, como yo lo era con todo aquel que los hacía.
Naamah mintió a Lucifer, le hizo creer que dejaría mis negocios. Pero Lucifer no sabe tratar a damas como ella, son mujeres ardientes y tan fogosas. Son chicas únicas, necesitadas de halagos y sexo, no de estúpidos discursos ególatras donde uno queda como un Dios y ellas como locas. ¿Y qué si ella estaba loca? Gracias a la combinación con la lujuria mis locales estaban llenos, pero junto a él podría lograr que estuvieran atestadas las calles aledañas. Atestadas de almas deseando entrar, con cierta esperanza vana.
-Deseo que aquellos que no son mis clientes, esos que ni por asomo entrarían en mi negocio, envidien a todo aquel que entra en ellos. Son club's selectos, casinos, hoteles y próximamente incluso restaurantes. Necesito que lo ambicionen, que lo necesiten, un poco más. La publicidad, ya sabes como es, si todos hablan de lo mismo incluso aquellos que no han querido venir jamás. Quiero que tú seas mi mejor publicidad, como lo es tu hermana Lujuria. Ella ya hizo tratos conmigo, está satisfecha con ellos. Puede disfrutar de todo el lujo, amantes, y diversión que le propongo.
Tomé un largo trago de mi whisky clavando mis ojos en él, recorriendo su profunda y oscura mirada que parecía un pozo lleno de ansiedad, de un deseo insaciable. Sabía que un demonio como él se vería tentado de participar en un negocio tan suculento. Por ser inferiores no tenían que ser estúpidos, había otros de mayor rango que pecaban de inocentes y eso me hacía pensar como pesaba los siglos en algunos dejándolos desnudo de frialdad, adentrándose en las pantanosas aguas del afecto y los sentimientos baratos que cualquier furcia sabe imitar.
Había observado con detenimiento su rostro asiático, como sus ojos se fundían en cada trozo de piel que se veía libre así como en el deseo, la desesperanza, la envidia, gula, ansias de poder y cualquier otro sentimiento desparramado por los sofá de lujo, las mesas de diseño y el escenario donde todos marcaban su instinto más primario. Todo lo que podía contemplar podía tenerlo con sólo desearlo, como si yo fuera un mago de los deseos, una especie de Dios bondadoso con sus ángeles más heroicos. Sin embargo, todo lo que veía estaba podrido, como él y como yo mismo, y los beneficios se tomaban si se participaba.
-Sobre todo, y ante todo, pecados como tú, tan importantes en mis negocios.
Susurré antes de dar un sorbo a mi whisky, un whisky con cuerpo que había reposado en las viejas barricas que habían contenido los mejores vinos de Jerez. El Jerez era un vino aceptable y apetitoso, tenía viñas también el sur de España, así como algunas en el norte, porque los vinos de la Rioja también me tentaban. Pero esos vinos eran para la mesa y el aperitivo, dignos para los nuevos locales de comida que estaba preparando. No sólo tendría negocios nocturnos, también diurnos y algunos restaurantes que únicamente se abrirían en las noches, con hermosos cabaret y actuaciones extasiantes para los sentidos.
Sin embargo, también poseía bodegas y whiskerías en Irlanda, así como en todo Reino Unido y países como el Principado de Mónaco, donde había locales especializados en el alcohol más lujoso. Para mí un buen trago era como regalarle un diamante a la furcia que será tu esposa, con la cual tienes derecho a fornicar y a menospreciar ante tus innumerables amantes.
Si había pedido primero para mí, antes que para él, sólo había sido para que envidiara y codiciara su copa antes de tenerla en la mano. Sabía que incluso pensaría que le engañaba, muchos de mis conocidos solían menospreciar a un demonio inferior. Sin embargo, los demonios inferiores con dones como el suyo eran importantes, necesarios, para mis negocios. Si podía tenerlos contentos, dándole todo lo que quisieran, podría tener sus favores.
Podría servirse cualquier tipo de alcohol, asiático inclusive, pues mis participaciones en negocios de lujo, de alcohol de calidad, era impresionante. También tenía sangre, pero sabía que él no se vería desesperado por algo de sabor tan metálico. La droga también era prácticamente pura, atontaba e incluso mataba, si bien me dije a mí mismo que algo así no casaba con él. Estaba seguro que con una buena copa, amantes atractivos, quizás algo más fornidos que él, y el poder de retorcer aún más a las zarzas humanas que venían a mí sería suficiente. Quizás podía pedir algo más, pero estaba por la labor de ofrecerle un buen trato si terminaba siendo leal a mis negocios, como yo lo era con todo aquel que los hacía.
Naamah mintió a Lucifer, le hizo creer que dejaría mis negocios. Pero Lucifer no sabe tratar a damas como ella, son mujeres ardientes y tan fogosas. Son chicas únicas, necesitadas de halagos y sexo, no de estúpidos discursos ególatras donde uno queda como un Dios y ellas como locas. ¿Y qué si ella estaba loca? Gracias a la combinación con la lujuria mis locales estaban llenos, pero junto a él podría lograr que estuvieran atestadas las calles aledañas. Atestadas de almas deseando entrar, con cierta esperanza vana.
-Deseo que aquellos que no son mis clientes, esos que ni por asomo entrarían en mi negocio, envidien a todo aquel que entra en ellos. Son club's selectos, casinos, hoteles y próximamente incluso restaurantes. Necesito que lo ambicionen, que lo necesiten, un poco más. La publicidad, ya sabes como es, si todos hablan de lo mismo incluso aquellos que no han querido venir jamás. Quiero que tú seas mi mejor publicidad, como lo es tu hermana Lujuria. Ella ya hizo tratos conmigo, está satisfecha con ellos. Puede disfrutar de todo el lujo, amantes, y diversión que le propongo.
Tomé un largo trago de mi whisky clavando mis ojos en él, recorriendo su profunda y oscura mirada que parecía un pozo lleno de ansiedad, de un deseo insaciable. Sabía que un demonio como él se vería tentado de participar en un negocio tan suculento. Por ser inferiores no tenían que ser estúpidos, había otros de mayor rango que pecaban de inocentes y eso me hacía pensar como pesaba los siglos en algunos dejándolos desnudo de frialdad, adentrándose en las pantanosas aguas del afecto y los sentimientos baratos que cualquier furcia sabe imitar.
Invitado- Invitado
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Pregunto, básicamente, qué rayos hago aquí haciendo negocios con alguien que parece tener el favor de Lujuria y desear tal vez el de Avaricia y Gula. Teneiéndolos a ellos, ciertamente podría no necesitar más. Ignoro el comentario de la prisa, sospechando que de nuevo es un ligero reproche por el hecho de que yo no soy un demonio de alto rango, y simplemente continúo bebiendo mi champaña, despacio y disfrutándola. Detesto la paciencia, yo cuando quiero algo, lo quiero en el instante, más porque al minuto siguiente seguramente ya quiero otra cosa.
Sonrío de lado con el halago y aunque inclino la cabeza en señal de agradecimiento es obvio que ni él ni yo consideramos que me voy a dejar sobornar por algo así. Soy presuntuoso y soberbio, pero no soy Jane. Sin embargo, es un buen gesto y lo aprecio, simplemente está que no va a comprarme con labia. Y es obvio que lo sabe, porque no abusa de ella. Sólo sazona la conversación con palabras así, sin abusar, al menos de momento.
Por fin vamos directo al grano y sin rodeos y lo escucho mientras delineo un poco mis labios con el índice de mi mano derecha. No puedo evitarlo y sonrío, mientras me brillan los ojos ante las posibilidades que Caim me muestra. Efectivamente lo medí bien: envidioso. Un fiel representante porque quiere todo, aunque no sepa el alcance de lo que es todo. Su todo es al parecer el total del bajo mundo ¿y cómo reprochárselo? Todos queremos un todo. Mientras me mira, termino mi copa, antes de hablar.
- Sé que entiende que Lujuria y yo somos distintos... yo soy mucho más complejo, como seguramente ya está viendo. Me deleito cediendo a pecados representados por mis hermanos y hermanas como una exaltación de la Envidia. No negaré que suena bien, pero quiero saber hasta qué punto quiere atarme... porque no acepto ataduras. Puedo ser su propaganda, pero eso no me impide provocar envidia en cualquier otro lugar, siempre que obviamente no descuide este.
Exhalo lento y echo otra mirada... ciertamente faltan sectores en este cuadro.
- Soy capaz de traerle al nerd más antisocial y a la chica más virginal y casta... y lo sabe. Y quiero saber qué gano... aparte de lo obvio.
Sonrío de lado con el halago y aunque inclino la cabeza en señal de agradecimiento es obvio que ni él ni yo consideramos que me voy a dejar sobornar por algo así. Soy presuntuoso y soberbio, pero no soy Jane. Sin embargo, es un buen gesto y lo aprecio, simplemente está que no va a comprarme con labia. Y es obvio que lo sabe, porque no abusa de ella. Sólo sazona la conversación con palabras así, sin abusar, al menos de momento.
Por fin vamos directo al grano y sin rodeos y lo escucho mientras delineo un poco mis labios con el índice de mi mano derecha. No puedo evitarlo y sonrío, mientras me brillan los ojos ante las posibilidades que Caim me muestra. Efectivamente lo medí bien: envidioso. Un fiel representante porque quiere todo, aunque no sepa el alcance de lo que es todo. Su todo es al parecer el total del bajo mundo ¿y cómo reprochárselo? Todos queremos un todo. Mientras me mira, termino mi copa, antes de hablar.
- Sé que entiende que Lujuria y yo somos distintos... yo soy mucho más complejo, como seguramente ya está viendo. Me deleito cediendo a pecados representados por mis hermanos y hermanas como una exaltación de la Envidia. No negaré que suena bien, pero quiero saber hasta qué punto quiere atarme... porque no acepto ataduras. Puedo ser su propaganda, pero eso no me impide provocar envidia en cualquier otro lugar, siempre que obviamente no descuide este.
Exhalo lento y echo otra mirada... ciertamente faltan sectores en este cuadro.
- Soy capaz de traerle al nerd más antisocial y a la chica más virginal y casta... y lo sabe. Y quiero saber qué gano... aparte de lo obvio.
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
-¿No lo sientes? ¿No sientes que en este lugar puedes tener mayor poder? La materia oscura que los mortales crean con sus malas acciones, la cual es potenciada en conjunto por mis instalaciones, provoca que tú, mi estimado compañero, consigas mayor poder y tus juegos sean más certeros. Nadie se resistirá a ti, prácticamente no tendrás siquiera que actuar. Serás como un talismán.
Quería que fuera partícipe del poder que allí se generaba. Todo el que estaba conmigo se volvía más oscuro, sus poderes aumentaban gracias a la energía que recogía como si fuera un campesino. Podía sentir como él mismo había deseado siempre ser algo más poderoso, envidiado por sus propios hermanos, y respetado como a otros demonios de mayor envergadura.
-Además, podría cuidar de tus intereses llegado el momento. Deberías saber que mis pactos con iguales son especiales, no miento a mis hermanos. Soy alguien leal a ellos, un guerrero que tan sólo busca ganar esta batalla.
Mi batalla personal era conseguir que la oscuridad lo cubriera todo. Deseaba la Tierra y ambicionaba el infierno. Lucifer me parecía un estúpido adolescente correteando tras las plumas blancas de un ángel, alguien que había perdido todo el respeto de parte de sus soldados. Aunque también se había perdido el respeto a sí mismo. La maldad que anidaba en él se estaba consumiendo con sentimientos que lo entorpecían todo. Echaba en falta el hombre que fue, decidido a conseguir y acabar con todo a su paso. Belial también estaba cambiando y Leviathan estuvo a punto de hundirse en sentimientos poco prácticos con un vampiro.
-Quiero un paraíso para nosotros, amigo mío.
Mis ojos centellearon como el brillo del deseo, un deseo que iba más allá de cualquier pecado. Sabía bien qué quería y cuándo lo quería. No era como él que se antojaba incluso por caramelos. Si deseaba algo lo conseguía con mis propias manos, sin intermediarios, y por ello estaba frente a él. Deseaba coleccionar aliados, necesitaba que estuvieran a mi lado. Quería ser implacable y práctico. Cuantos más estuvieran en mis planes mejor saldrían. Con su apoyo lograría mayor poder y él con el mío mayor placer, poder y lujos.
Quería que fuera partícipe del poder que allí se generaba. Todo el que estaba conmigo se volvía más oscuro, sus poderes aumentaban gracias a la energía que recogía como si fuera un campesino. Podía sentir como él mismo había deseado siempre ser algo más poderoso, envidiado por sus propios hermanos, y respetado como a otros demonios de mayor envergadura.
-Además, podría cuidar de tus intereses llegado el momento. Deberías saber que mis pactos con iguales son especiales, no miento a mis hermanos. Soy alguien leal a ellos, un guerrero que tan sólo busca ganar esta batalla.
Mi batalla personal era conseguir que la oscuridad lo cubriera todo. Deseaba la Tierra y ambicionaba el infierno. Lucifer me parecía un estúpido adolescente correteando tras las plumas blancas de un ángel, alguien que había perdido todo el respeto de parte de sus soldados. Aunque también se había perdido el respeto a sí mismo. La maldad que anidaba en él se estaba consumiendo con sentimientos que lo entorpecían todo. Echaba en falta el hombre que fue, decidido a conseguir y acabar con todo a su paso. Belial también estaba cambiando y Leviathan estuvo a punto de hundirse en sentimientos poco prácticos con un vampiro.
-Quiero un paraíso para nosotros, amigo mío.
Mis ojos centellearon como el brillo del deseo, un deseo que iba más allá de cualquier pecado. Sabía bien qué quería y cuándo lo quería. No era como él que se antojaba incluso por caramelos. Si deseaba algo lo conseguía con mis propias manos, sin intermediarios, y por ello estaba frente a él. Deseaba coleccionar aliados, necesitaba que estuvieran a mi lado. Quería ser implacable y práctico. Cuantos más estuvieran en mis planes mejor saldrían. Con su apoyo lograría mayor poder y él con el mío mayor placer, poder y lujos.
Invitado- Invitado
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Pregunto por las ventajas de estar aquí, mi beneficio personal a cambio de ser la musa malvada de este lugar. Podría deleitarme en la pereza o simplemente venir por mi extra aquí. Lo de talismán me gustó... Significa simplemente venir a que vean lo maravilloso que soy y lo mucho que pueden envidiar de mí y del resto de los que están aquí, sin que haga mucho más.
Escucho el resto de su discurso notando que en verdad me quiere aquí. Me valora como lo que soy y por las ventajas que puedo darle, simplemente porque conoce el poder de la envidia. Justo porque la siente correr por sus venas. Caim no es tan cambiante como yo, él es como una montaña que se aferrará a ganarle al viento: estoico, innamovible y sólo buscando crecer por lento que sea. Era un buen plan, todos tenemos una meta mayor o metas parciales. Yo codicio todo por momentos pero no soy Chevalier sólo por esos momentos de envidia. Aún así, hay cosas que deseo y voy a tenerlas.
- Me agrada su oferta... y me agrada mi libertad. Lo ayudaré, pero necesito conocer todos sus locales. Soy efectivo para todos y lo sabe. Por lo que me ha contado, ya tiene a Lujuria como aliada, lo que significa que no soy el único que lo ayuda, aunque lo hacemos de modos ciertamente distintos.
Dejo mi copa vacía sobre la mesa.
- Quiero también ventajas banales como poder pedir el alcohol que quiera, cuando quiera mientras esté aquí sin tener que pagarlo. Tal vez algo de diversión cuando haya terminado mi jornada laboral no estaría mal tampoco.
Cielos, soy genial con mi forma elegante de decirlo: jornada laboral.
- Pero no quiero ataduras. No haré un pacto con usted y por lo tanto no tengo por qué decirle la verdad sobre aspectos que no involucren el trabajo. Usted puede hacer lo mismo. No voy a traicionarlo en el sentido de que no divulgaré cosas que no sean pertinentes y usaré cualquier medio que considere adecuado para cumplir mi trabajo con usted, respetando esto último. Implica por ejemplo que le mienta a un humano sobre lo que hay en sus locales, con el fin de atraerlo. Sé que no debe preocuparle, pero me parece importante hacérselo saber. No dañaré su reputación, no en el sentido verdadero.
Me humedezco los labios y lo miro a los ojos.
- Sólo vendré por mis beneficios cuando trabaje aquí. Pero puedo dejar de ayudarlo cuando me harte o me aburra o por la razón personal que sea. ¿Está de acuerdo?
Mientras mi interés se mantenga, claro que sguiré.
Escucho el resto de su discurso notando que en verdad me quiere aquí. Me valora como lo que soy y por las ventajas que puedo darle, simplemente porque conoce el poder de la envidia. Justo porque la siente correr por sus venas. Caim no es tan cambiante como yo, él es como una montaña que se aferrará a ganarle al viento: estoico, innamovible y sólo buscando crecer por lento que sea. Era un buen plan, todos tenemos una meta mayor o metas parciales. Yo codicio todo por momentos pero no soy Chevalier sólo por esos momentos de envidia. Aún así, hay cosas que deseo y voy a tenerlas.
- Me agrada su oferta... y me agrada mi libertad. Lo ayudaré, pero necesito conocer todos sus locales. Soy efectivo para todos y lo sabe. Por lo que me ha contado, ya tiene a Lujuria como aliada, lo que significa que no soy el único que lo ayuda, aunque lo hacemos de modos ciertamente distintos.
Dejo mi copa vacía sobre la mesa.
- Quiero también ventajas banales como poder pedir el alcohol que quiera, cuando quiera mientras esté aquí sin tener que pagarlo. Tal vez algo de diversión cuando haya terminado mi jornada laboral no estaría mal tampoco.
Cielos, soy genial con mi forma elegante de decirlo: jornada laboral.
- Pero no quiero ataduras. No haré un pacto con usted y por lo tanto no tengo por qué decirle la verdad sobre aspectos que no involucren el trabajo. Usted puede hacer lo mismo. No voy a traicionarlo en el sentido de que no divulgaré cosas que no sean pertinentes y usaré cualquier medio que considere adecuado para cumplir mi trabajo con usted, respetando esto último. Implica por ejemplo que le mienta a un humano sobre lo que hay en sus locales, con el fin de atraerlo. Sé que no debe preocuparle, pero me parece importante hacérselo saber. No dañaré su reputación, no en el sentido verdadero.
Me humedezco los labios y lo miro a los ojos.
- Sólo vendré por mis beneficios cuando trabaje aquí. Pero puedo dejar de ayudarlo cuando me harte o me aburra o por la razón personal que sea. ¿Está de acuerdo?
Mientras mi interés se mantenga, claro que sguiré.
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
-Tal como le dije, Envidia, puede tener todos los beneficios del local, en ello iba implícito todo lo que ve.
Creí haber sido claro y conciso. Si bien, no todos daban por hecho lo que por contrato conmigo poseían. Muchos creían que no era capaz de ofrecer aquello que veían, lo que deseaban, cubriendo sus necesidades, así como las de aquellos que les acompañaban.
-Por supuesto, puede traer a todo aquel que desee. Sea amigo suyo o simplemente un mortal. Permito la mentira hacia los seres inferiores, ellos para mí son simples insectos que torturo arrancándole las alas hasta que van muriendo lentamente.
Para mí los humanos eran como moscas. Los atrapaba al vuelo, tomaba una lupa y los torturaba. Primero les arrancaba la libertad de raciocinio, después les mostraba una caja de monerías donde veían sus deseos cumplidos, a continuación les hacía una oferta razonable por la cual se desvivían, y por último dejaba que disfrutaran unas horas, días o semanas de ese estado de embriaguez que te provoca el tener todo. Su energía se agotaba poco a poco, el dolor se hacía más intenso, y cuando se veían en las últimas recurrían a mí buscando un pacto mejor. Hasta que no les destrozaba, quitaba todo desde la ropa hasta el alma, no les dejaba marchar a morir en la orilla de la desesperación. Algunos se entretenían decapitando y engullendo sus vísceras, como era Leviathan, y otros nos encargábamos de recrearnos como auténticas estrellas del show de un circo donde el público no disfruta, sufre.
-Cuando crea que no obtiene aquello que desee, sus más íntimos deseos, no me abandone. Tan sólo comuníqueme qué ocurre y le ofreceré un mejor pacto. El contrato no es inamovible, siempre se puede mejorar.
Chasqueé los dedos y en ese instante mi hijo volvía a llenar mi copa. Aquellos seres que veía frente a él no eran más que mis vástagos. Tanto mis temibles hordas como mis deseables muchachos, así como mujeres más hermosas, eran hijos míos. Mi sello eran sus ojos verdes observando todo y a todos, atentos a mis deseos. Eran inferiores a mí en poder, pero muy superiores a otros demonios. Sin duda eran el ejemplo perfecto que se podía llevar relaciones cordiales con la familia sin ningún tipo de afecto, pues yo no los amaba ni me preocupaba por ellos y ellos sólo me veían como un jefe al cual complacer.
-¿Le parece apropiado?
Recordé a Lucifer intentando mejorar mi oferta hacia Naamah, la cual quedó profundamente descontenta ante el trato recibido. Nadie se comportaba como yo en los negocios, otros podían decir que te daban el paraíso pero después tenías el puñal enterrándose en tu espalda. Yo ofrecía un suculento negocio, que quizás no era el paraíso pero se acercaba, y era real. Podías percibir que no había engaño. Yo no tenía la culpa de ser un buen negociador, sobre todo porque algunos eran estúpidos que creían que sin argumentos podían ofrecer imposibles. Cumplía mi parte del trato, inclusive podía mejorarlo en un futuro, mientras que me diera beneficios podía ser flexible y ofrecer oportunidades.
Creí haber sido claro y conciso. Si bien, no todos daban por hecho lo que por contrato conmigo poseían. Muchos creían que no era capaz de ofrecer aquello que veían, lo que deseaban, cubriendo sus necesidades, así como las de aquellos que les acompañaban.
-Por supuesto, puede traer a todo aquel que desee. Sea amigo suyo o simplemente un mortal. Permito la mentira hacia los seres inferiores, ellos para mí son simples insectos que torturo arrancándole las alas hasta que van muriendo lentamente.
Para mí los humanos eran como moscas. Los atrapaba al vuelo, tomaba una lupa y los torturaba. Primero les arrancaba la libertad de raciocinio, después les mostraba una caja de monerías donde veían sus deseos cumplidos, a continuación les hacía una oferta razonable por la cual se desvivían, y por último dejaba que disfrutaran unas horas, días o semanas de ese estado de embriaguez que te provoca el tener todo. Su energía se agotaba poco a poco, el dolor se hacía más intenso, y cuando se veían en las últimas recurrían a mí buscando un pacto mejor. Hasta que no les destrozaba, quitaba todo desde la ropa hasta el alma, no les dejaba marchar a morir en la orilla de la desesperación. Algunos se entretenían decapitando y engullendo sus vísceras, como era Leviathan, y otros nos encargábamos de recrearnos como auténticas estrellas del show de un circo donde el público no disfruta, sufre.
-Cuando crea que no obtiene aquello que desee, sus más íntimos deseos, no me abandone. Tan sólo comuníqueme qué ocurre y le ofreceré un mejor pacto. El contrato no es inamovible, siempre se puede mejorar.
Chasqueé los dedos y en ese instante mi hijo volvía a llenar mi copa. Aquellos seres que veía frente a él no eran más que mis vástagos. Tanto mis temibles hordas como mis deseables muchachos, así como mujeres más hermosas, eran hijos míos. Mi sello eran sus ojos verdes observando todo y a todos, atentos a mis deseos. Eran inferiores a mí en poder, pero muy superiores a otros demonios. Sin duda eran el ejemplo perfecto que se podía llevar relaciones cordiales con la familia sin ningún tipo de afecto, pues yo no los amaba ni me preocupaba por ellos y ellos sólo me veían como un jefe al cual complacer.
-¿Le parece apropiado?
Recordé a Lucifer intentando mejorar mi oferta hacia Naamah, la cual quedó profundamente descontenta ante el trato recibido. Nadie se comportaba como yo en los negocios, otros podían decir que te daban el paraíso pero después tenías el puñal enterrándose en tu espalda. Yo ofrecía un suculento negocio, que quizás no era el paraíso pero se acercaba, y era real. Podías percibir que no había engaño. Yo no tenía la culpa de ser un buen negociador, sobre todo porque algunos eran estúpidos que creían que sin argumentos podían ofrecer imposibles. Cumplía mi parte del trato, inclusive podía mejorarlo en un futuro, mientras que me diera beneficios podía ser flexible y ofrecer oportunidades.
Invitado- Invitado
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Asiento... imaginaba que podía tener beneficios de cliente VIP, pero es mejor escucharlo que darlo por sentado. Ciertamente hay cosas que no pediría, como una mujer, pero entretenimiento sexual es algo agradable. Y alcohol y buena comida. Cosas nada despreciables para un bon vivant como moi. No vivo de ello como gula, pero es un placer que nutre los sentidos y te hace envidiable.
- Me parecía importante aclararlo.
De igual modo, consideré pertinente informarle que existía por ejemplo, la posibilidad que yo le dijera a algún humano de esos que se creen buenos y santos que Caim no era un magnate del pecado, sino un ángel o un dios o alguna cosa así para tentar sus sentidos. Cierto que no lo haría con un igual por el simple hecho de que no hace falta. Para los inteligentes, la verdad es más suculenta que las mentiras.
Aclaro de nuevo que quiero mi libertad. Incluso cuando he heco pactos a lo largo de la historia, lo único que me ha unido es un simple hilo delgado frágil porque soy un ser libre. Pero esto es un negocio, y uno demasiado bueno. La petición de no abandonarlo me sorprende. He aquí el verdadero poder que tiene un pecado sobre un practicante del mismo.
- Entiendo... En ese caso negociaremos de nuevo, pero ya que me lo pide de esta forma, antes me podré tomar un par de días. Mi envidia es cambiante y puedo codiciar cosas por momentos largos o cortos. En cosas importantes, me tomo un tiempo para reflexionar. Para tonterías como la que me vio cometer con el caramelo, simplemente lo hago. Soy un ser de muchas dimensiones. A veces necesito revalorar las cosas.
Ante una orden tan directa el colmilludo regresa.
- Oye chico, traéme una botella de sake. Y te advierto que enfrentarás mi ira si me traes la versión para gaijin.
Esta era mi prueba de fuego. En la mayoría de los locales occidentales te dan vulgar vino de arroz cuando pides sake. Era otra prueba como con la champaña, pero estaba seguro que la pasaría. Y sería muy buena propaganda, esto podría traerle a todos los de la empresa donde trabajo. Algo tan simple y superficial.
- Sí, me parece apropiado. Los negocios son los negocios y mientras haya un beneficio para ambas partes, funcionará a la perfección.
Señalo al montón de trabajadores.
- ¿Puedo saber de dónde los sacó? Alguien parece reproducirse como reptil...
O como conejo pero eso no tiene clase. Los reptiles son mucho más interesantes y poseen ventajas de las que carecen los conejos.
- Me parecía importante aclararlo.
De igual modo, consideré pertinente informarle que existía por ejemplo, la posibilidad que yo le dijera a algún humano de esos que se creen buenos y santos que Caim no era un magnate del pecado, sino un ángel o un dios o alguna cosa así para tentar sus sentidos. Cierto que no lo haría con un igual por el simple hecho de que no hace falta. Para los inteligentes, la verdad es más suculenta que las mentiras.
Aclaro de nuevo que quiero mi libertad. Incluso cuando he heco pactos a lo largo de la historia, lo único que me ha unido es un simple hilo delgado frágil porque soy un ser libre. Pero esto es un negocio, y uno demasiado bueno. La petición de no abandonarlo me sorprende. He aquí el verdadero poder que tiene un pecado sobre un practicante del mismo.
- Entiendo... En ese caso negociaremos de nuevo, pero ya que me lo pide de esta forma, antes me podré tomar un par de días. Mi envidia es cambiante y puedo codiciar cosas por momentos largos o cortos. En cosas importantes, me tomo un tiempo para reflexionar. Para tonterías como la que me vio cometer con el caramelo, simplemente lo hago. Soy un ser de muchas dimensiones. A veces necesito revalorar las cosas.
Ante una orden tan directa el colmilludo regresa.
- Oye chico, traéme una botella de sake. Y te advierto que enfrentarás mi ira si me traes la versión para gaijin.
Esta era mi prueba de fuego. En la mayoría de los locales occidentales te dan vulgar vino de arroz cuando pides sake. Era otra prueba como con la champaña, pero estaba seguro que la pasaría. Y sería muy buena propaganda, esto podría traerle a todos los de la empresa donde trabajo. Algo tan simple y superficial.
- Sí, me parece apropiado. Los negocios son los negocios y mientras haya un beneficio para ambas partes, funcionará a la perfección.
Señalo al montón de trabajadores.
- ¿Puedo saber de dónde los sacó? Alguien parece reproducirse como reptil...
O como conejo pero eso no tiene clase. Los reptiles son mucho más interesantes y poseen ventajas de las que carecen los conejos.
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Mi hijo se quedó observándolo largamente, lo contemplaba con cierto recelo. Conocía bien sus cualidades, así como los licores que encargaba a diario. Era un hombre fornido, pero inteligente. A decir verdad, no sentía sentimiento alguno hacia ellos como padre. Si bien, eran inmensamente inteligentes y si no llegaban a tener la suficiente inteligencia podían tener oficios menos pesados, como el simple hecho de dar su vida por mi, por un emblema cargado de odio y ansias de poder. Era un líder ante mi descendencia y los demonios que habían estado siempre a mi favor.
Sacó una botella de Niigata, la cual abrió frente a él sirviéndola con maestría sin derramar una gota. Sus ojos verdes tan intensos brillaron con un fulgor similar al mío, pero más opaco y con un poder diferente. Yo doblegaba con la mirada, tentaba y provocaba que todos bailaran a mi son. Si bien, él podría adivinar con claridad las necesidades, así como caprichos, de todos los clientes del local con sólo un vistazo.
La música seguía enfundado el ambiente en un canto de placer, desinhibición, pecado, falsa felicidad y sentimiento de pertenecer a algo muy grande, un lugar donde todo se podía cumplir con sólo pedirlo. Los dedos de mi mano derecha acariciaban la barra lentamente, mientras mi hijo servía una copa de champaña bien fría a una delicada joven. Ella venía a diario a mi local, se dejaba llevar por las pasiones más bajas. La conocía bien, podría decirse que yo había sido el primero en adentrarme entre sus piernas.
-No se confunda, no soy un reptil.
Mis ojos parecían los de una serpiente, pero sin duda mi elegancia era la de un ave. Yo era un ave infernal, un tordo que sobrevolaba las tinieblas posándose en las mejores ramas. Siempre era representado como un animal elegante, con sutileza, y una inteligencia que aplastaba a la del resto de mis hermanos, aunque algunos también eran magníficas muestras de inteligencia y poder.
-A diferencia de ti me agradan las hembras, las cuales me dan hijos sanos que acaban en mi poder, así como algunos hombres. Pero claro, eso son otros tratos.
Muchos de mis hijos estaban planeados de antemano, otros simplemente habían surgido. Había escuchado rumores de la gestación de Leviathan, pero el muy cobarde me huía. Parecía no desear que me hiciera cargo de aquel retoño, el cual sólo me interesaba si tenía la fuerza indicada para mis nuevos planes.
Sacó una botella de Niigata, la cual abrió frente a él sirviéndola con maestría sin derramar una gota. Sus ojos verdes tan intensos brillaron con un fulgor similar al mío, pero más opaco y con un poder diferente. Yo doblegaba con la mirada, tentaba y provocaba que todos bailaran a mi son. Si bien, él podría adivinar con claridad las necesidades, así como caprichos, de todos los clientes del local con sólo un vistazo.
La música seguía enfundado el ambiente en un canto de placer, desinhibición, pecado, falsa felicidad y sentimiento de pertenecer a algo muy grande, un lugar donde todo se podía cumplir con sólo pedirlo. Los dedos de mi mano derecha acariciaban la barra lentamente, mientras mi hijo servía una copa de champaña bien fría a una delicada joven. Ella venía a diario a mi local, se dejaba llevar por las pasiones más bajas. La conocía bien, podría decirse que yo había sido el primero en adentrarme entre sus piernas.
-No se confunda, no soy un reptil.
Mis ojos parecían los de una serpiente, pero sin duda mi elegancia era la de un ave. Yo era un ave infernal, un tordo que sobrevolaba las tinieblas posándose en las mejores ramas. Siempre era representado como un animal elegante, con sutileza, y una inteligencia que aplastaba a la del resto de mis hermanos, aunque algunos también eran magníficas muestras de inteligencia y poder.
-A diferencia de ti me agradan las hembras, las cuales me dan hijos sanos que acaban en mi poder, así como algunos hombres. Pero claro, eso son otros tratos.
Muchos de mis hijos estaban planeados de antemano, otros simplemente habían surgido. Había escuchado rumores de la gestación de Leviathan, pero el muy cobarde me huía. Parecía no desear que me hiciera cargo de aquel retoño, el cual sólo me interesaba si tenía la fuerza indicada para mis nuevos planes.
Invitado- Invitado
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Observo atento al colmilludo que me mira como estúpido. Pongo los ojos en blanco. Veo con agrado lo que me sirve y entonces incluso le sonrío un poco, como si fuera un buen chico que después de mirarme como tonto unos minutos, entendió.
- Domo... gracias.
Tomo el vaso, lamentando únicamente que no haya sakazuki, pero uno no podía tenerlo todo en la vida. Bebo un sorbo y tal y como esperaba, pasa la prueba. Sin embargo, Cain se molesta cuando comparo su reproducción con la de los reptiles.
- No era mi intención ofenderlo, únicamente intentaba hacer notar que incluso eso parece estar perfectamente orquestado. El sexo de los reptiles se determina por la temperatura así que es posible para ellos elegir si tendrán machos o hembras o cuántos de cada uno. Sólo era por eso.
Motivado en parte por el color de sus ojos y la de los pequeños retoños.
Levanto una ceja cuando menciona que no me gustan las mujeres.
- No creí haberlo dicho. Hasta cierto punto, son decorativas y su ternura me gusta pero no creo jamás hacerlo con ellas en gran cantidad. Probé y no es algo así que me emocione sobremanera. Llego hasta cierto punto con algunas pero pasado el límite, la verdad es que me da aprensión.
Apuro mi vaso de sake y lo pongo sobre la mesa, como intentando alejar el mal espíritu por andar hablando de hijos.
- En cuanto a hijos... no es para mí ni lo será jamás. Un harén como del que presume me parece que da demasiados problemas, ¿no los tiene después a todos diciendo estupideces como que lo aman y debe elegirlos por encima de los demás?
- Domo... gracias.
Tomo el vaso, lamentando únicamente que no haya sakazuki, pero uno no podía tenerlo todo en la vida. Bebo un sorbo y tal y como esperaba, pasa la prueba. Sin embargo, Cain se molesta cuando comparo su reproducción con la de los reptiles.
- No era mi intención ofenderlo, únicamente intentaba hacer notar que incluso eso parece estar perfectamente orquestado. El sexo de los reptiles se determina por la temperatura así que es posible para ellos elegir si tendrán machos o hembras o cuántos de cada uno. Sólo era por eso.
Motivado en parte por el color de sus ojos y la de los pequeños retoños.
Levanto una ceja cuando menciona que no me gustan las mujeres.
- No creí haberlo dicho. Hasta cierto punto, son decorativas y su ternura me gusta pero no creo jamás hacerlo con ellas en gran cantidad. Probé y no es algo así que me emocione sobremanera. Llego hasta cierto punto con algunas pero pasado el límite, la verdad es que me da aprensión.
Apuro mi vaso de sake y lo pongo sobre la mesa, como intentando alejar el mal espíritu por andar hablando de hijos.
- En cuanto a hijos... no es para mí ni lo será jamás. Un harén como del que presume me parece que da demasiados problemas, ¿no los tiene después a todos diciendo estupideces como que lo aman y debe elegirlos por encima de los demás?
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
El amor era un sentimiento que no germinaba en mí, como si fuera una tierra estéril tan desértica como el Gobi. Mi hijos tenían la misma cualidad. Eran ambiciosos, aunque se mantenían a un margen en mis negocios y en mis juegos de poder. Ellos ambicionaban un mejor salario, mayor cantidad de estúpidos engreídos para que fueran sus víctimas y con ello poder destrozarlas, pero jamás superarme porque mi poder era demasiado imponente incluso si un gran número de ellos se sublevaba.
-Mis hijos no me importan más allá de lo profesional. Son demonios eficientes que carecen de sentimientos vacíos y estúpidos, los cuales son capaces de aturdir a los guerreros más imponentes.
Aproximé a mis labios la copa de whisky mientras le observaba. Parecía un pavo real extendiendo sus plumas. Quería derrochar su suspicacia conmigo, poniéndome a prueba. Realmente pensaba que podía encontrar pegas a mi local, como si fuera un lugar común y no un edén para los sentidos.
-No suelo repetir, ¿usted sí? Para mí cualquier mujer que se ha abierto a mí pierde el misterio, igual que cualquier hombre que ha yacido en mi lecho. Dejan de tener ese toque atractivo, terminan siendo simples sacos de carne y huesos.
El sabor del alcohol calentaba mis labios y mi lengua, así como mi garganta y estómago. Podía paladear su perfección, la calidad de la barrica y el placer de tomarlo en un cristal tan caro. Amaba el buen gusto que reinaba en mis mis locales porque todo estaba a mi justa medida, mis clientes disfrutaban como si fueran el propietario.
A nuestro alrededor se podía sentir el calor del ambiente, los cuerpos rozándose mientras la música se volvía aún más sensual para todo aquel que se encontraba en la pista. Mi voz sonaba en el reproductor, como un murmullo que nadie salvo seres de nuestra raza podían escuchar y entender. Eran palabras que alentaban en nuestra lengua a todos aquellos que se encontraban en mis dominios, rogaban que disfrutaran como auténticos posesos basándome en el Carpe Diem.
-No hay relación profunda con mis amantes, es puro sexo.
-Mis hijos no me importan más allá de lo profesional. Son demonios eficientes que carecen de sentimientos vacíos y estúpidos, los cuales son capaces de aturdir a los guerreros más imponentes.
Aproximé a mis labios la copa de whisky mientras le observaba. Parecía un pavo real extendiendo sus plumas. Quería derrochar su suspicacia conmigo, poniéndome a prueba. Realmente pensaba que podía encontrar pegas a mi local, como si fuera un lugar común y no un edén para los sentidos.
-No suelo repetir, ¿usted sí? Para mí cualquier mujer que se ha abierto a mí pierde el misterio, igual que cualquier hombre que ha yacido en mi lecho. Dejan de tener ese toque atractivo, terminan siendo simples sacos de carne y huesos.
El sabor del alcohol calentaba mis labios y mi lengua, así como mi garganta y estómago. Podía paladear su perfección, la calidad de la barrica y el placer de tomarlo en un cristal tan caro. Amaba el buen gusto que reinaba en mis mis locales porque todo estaba a mi justa medida, mis clientes disfrutaban como si fueran el propietario.
A nuestro alrededor se podía sentir el calor del ambiente, los cuerpos rozándose mientras la música se volvía aún más sensual para todo aquel que se encontraba en la pista. Mi voz sonaba en el reproductor, como un murmullo que nadie salvo seres de nuestra raza podían escuchar y entender. Eran palabras que alentaban en nuestra lengua a todos aquellos que se encontraban en mis dominios, rogaban que disfrutaran como auténticos posesos basándome en el Carpe Diem.
-No hay relación profunda con mis amantes, es puro sexo.
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Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Hablamos de sus hijos y escucho lo que opina de ellos. Cómo dice que no le importan pero la verdad es que sí. Tal vez no les tenga cariño ni amor, pero los presume como posesiones valiosas y esa es una forma de aprecio. Lo que sí, no voy a escandalizarme por algo así. Yo no creo en el amor de las familias aunque hay cosas que he llegado a envidiar, como el hecho de que los padres les compren todo a los hijos. Eso sí que lo envidio pero se me pasa rápido. Y a las mamás... ese es un ser digno de envidiarse, yo quiero una. Lava, plancha, limpia la casa, cocina, ¡quiero una! Pero ni así tengo una envidia válida por el concepto de familia y el de los hijos ciertamente menos.
- Son sus posesiones, pero se nota orgulloso de sus capacidades. Los aprecia, al menos hasta cierto punto.
Bebo tranquilo y entonces su comentario lleva la charla al plano de las relaciones. Vaya vaya, así que no repite. Menos mal que la especie humana se regenera al igual que los sobrenaturales, o tendría un límite a las veces que podría tener acción.
- Yo sí repito, si la ocasión lo amerita y la persona es buena en la cama. He tenido hasta noviazgos pero no lo tomo en serio. Eso del amor es una estupidez, ya si alguna vez me da pues que me dé, pero no creo que exista. Creo en la lujuria, en la avaricia y ciertamente en la envidia que te despiertan las personas, incluso en la obsesión. Pero el amor es un cuento para humanos estúpidos.
Pongo más atención a la música y noto el mensaje subliminal. Sí que invierte en propaganda. Esto era original.
- Por algo se llaman amantes y no amores. De hecho no imaginé que fuera distinto, señor Caim. No se ve como el tipo de persona que tuviera una esposa en casa de la cual está profundamente enamorado y una amante por ahí a la cual quiere más. Es simplemente que no creo que el resto piense así y comprendo lo molesto que puede ser que estén fastidiando por eso.
- Son sus posesiones, pero se nota orgulloso de sus capacidades. Los aprecia, al menos hasta cierto punto.
Bebo tranquilo y entonces su comentario lleva la charla al plano de las relaciones. Vaya vaya, así que no repite. Menos mal que la especie humana se regenera al igual que los sobrenaturales, o tendría un límite a las veces que podría tener acción.
- Yo sí repito, si la ocasión lo amerita y la persona es buena en la cama. He tenido hasta noviazgos pero no lo tomo en serio. Eso del amor es una estupidez, ya si alguna vez me da pues que me dé, pero no creo que exista. Creo en la lujuria, en la avaricia y ciertamente en la envidia que te despiertan las personas, incluso en la obsesión. Pero el amor es un cuento para humanos estúpidos.
Pongo más atención a la música y noto el mensaje subliminal. Sí que invierte en propaganda. Esto era original.
- Por algo se llaman amantes y no amores. De hecho no imaginé que fuera distinto, señor Caim. No se ve como el tipo de persona que tuviera una esposa en casa de la cual está profundamente enamorado y una amante por ahí a la cual quiere más. Es simplemente que no creo que el resto piense así y comprendo lo molesto que puede ser que estén fastidiando por eso.
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
-No molestan si destruyes al que no capta el mensaje, es simple.
Había hecho caer a ángeles amados por Dios, todos ellos encomendados a la humanidad y a los buenos propósitos. Cientos quizás, tal vez llegaban al millar, los que habían compartido conmigo lecho en los últimos siglos. Seres celestiales llenos de luz que se internaban en mi cama ofreciéndose por amor, abriendo sus piernas mientras yo me alimentaba del despropósito de mancillar sus alas oscuras. Tan sólo los hacía caer por apuestas con viejos compañeros de batalla, o quizás por pura diversión. No escarmentaban, todos decían amarme y me confesaban sus deseos más íntimos. Tras una noche de pasión en la cual les juraba alta fidelidad, rozaba sus mejillas con entrega y los perforaba sin dilación, los echaba de mi cuarto como Dios los había expulsado del edén. Muchos acababan retorcidos y crueles, muy agradables para mí, pero había otros que pedían ser destruidos por aquellos que aún llamaban hermanos.
-¿A caso usted está para explicaciones?
Dudaba que alguien pudiera detenerse ante cualquier ser, por fascinante que pudiera llegar a ser pervertir su alma hasta que se redujera a oscuros y retorcidos escombros, y ofrecerle palabras sinceras donde describiera sus verdaderos sentimientos. No podía creer que alguien creyera que la emoción del placer, la sensación de desfogue y calma tras eyacular era amor. La pasión existía, pero se extinguía cuando terminaba decapitando al menos ágil en la guerra. Si bien, por muy fogoso que fuera era mayoritariamente racional y este era el secreto de mi éxito.
-Hay que saber qué es lo que merece la pena y qué debe desecharse.
Añadí como último párrafo de nuestra conversación. Me levanté de aquel taburete y le ofrecí seguirme. Mostraría mis instalaciones, si así lo deseaba, como el resto de locales que nos diera tiempo a visitar. Serían los locales más prestigiosos de la ciudad, me guardaría el resto para otra ocasión, aunque era mejor darle las direcciones en un listado pero si bien no había nada como las palabras que engarzaran el valor del lugar.
Había hecho caer a ángeles amados por Dios, todos ellos encomendados a la humanidad y a los buenos propósitos. Cientos quizás, tal vez llegaban al millar, los que habían compartido conmigo lecho en los últimos siglos. Seres celestiales llenos de luz que se internaban en mi cama ofreciéndose por amor, abriendo sus piernas mientras yo me alimentaba del despropósito de mancillar sus alas oscuras. Tan sólo los hacía caer por apuestas con viejos compañeros de batalla, o quizás por pura diversión. No escarmentaban, todos decían amarme y me confesaban sus deseos más íntimos. Tras una noche de pasión en la cual les juraba alta fidelidad, rozaba sus mejillas con entrega y los perforaba sin dilación, los echaba de mi cuarto como Dios los había expulsado del edén. Muchos acababan retorcidos y crueles, muy agradables para mí, pero había otros que pedían ser destruidos por aquellos que aún llamaban hermanos.
-¿A caso usted está para explicaciones?
Dudaba que alguien pudiera detenerse ante cualquier ser, por fascinante que pudiera llegar a ser pervertir su alma hasta que se redujera a oscuros y retorcidos escombros, y ofrecerle palabras sinceras donde describiera sus verdaderos sentimientos. No podía creer que alguien creyera que la emoción del placer, la sensación de desfogue y calma tras eyacular era amor. La pasión existía, pero se extinguía cuando terminaba decapitando al menos ágil en la guerra. Si bien, por muy fogoso que fuera era mayoritariamente racional y este era el secreto de mi éxito.
-Hay que saber qué es lo que merece la pena y qué debe desecharse.
Añadí como último párrafo de nuestra conversación. Me levanté de aquel taburete y le ofrecí seguirme. Mostraría mis instalaciones, si así lo deseaba, como el resto de locales que nos diera tiempo a visitar. Serían los locales más prestigiosos de la ciudad, me guardaría el resto para otra ocasión, aunque era mejor darle las direcciones en un listado pero si bien no había nada como las palabras que engarzaran el valor del lugar.
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Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Vaya vaya... Cada palabra de este hombre me hace desear haber sido psicólogo o psiquiarta. Es un tipo difícil de entender a menos que juntaras todo lo malo y lo transformaras en un demonio. Él parece ser así. Impulsivo y fiel únicamente a sí mismo. Cree tener la verdad absoluta de todo y esa seguridad es algo envidiable. Se sabe superior y no admite réplica, al que no le parezca simplemente lo destruye por completo.
- Parece que pensamos ligeramente diferente. Es tan fácil aprovecharte de alguien que te ama y pide tan poco a cambio... Operamos distinto.
Levanto una ceja cuando pregunta si estoy para explicaciones. Por lo visto Caim es seguidor también de Ira. Menos mal que no estoy siendo molestoso o esto ya se habría complicado sobremanera. Caim no tiene paciencia para cosas así. Es por eso que en realidad me pregunto si no tiene un poder sobrenatural que lo haga llevarse a la cama a quien quiera. Las mujeres suelen ceder sólo ante lo que catalogan como "hombres simpáticos", al grado de decir estupideces como que prefieren un hombre gracioso a uno guapo.
- Tranquilo, no quise ofenderlo, señor.
Me encojo de hombros pero acepto que efectivamente uno debe saber escoger lo que vale la pena de lo que no. Es sólo que a veces no es rentable destruir a todos. Después de todo ¿a quién usarás luego?
- A veces algo que debería desecharse nos da una lección si demuestra ser medianamente útil. A veces algunos incluso demuestran ser extraordinarios y los juzgamos mal.
Se levanta y me levanto también. Sonrío amable y preguntándome si en verdad este hombre o cualquier otro en el mundo, sea humano o sobrenatural, sabe en realidad lo que quiere.
- ¿A dónde vamos? O... a menos que ya se haya fastidiado de mí.
- Parece que pensamos ligeramente diferente. Es tan fácil aprovecharte de alguien que te ama y pide tan poco a cambio... Operamos distinto.
Levanto una ceja cuando pregunta si estoy para explicaciones. Por lo visto Caim es seguidor también de Ira. Menos mal que no estoy siendo molestoso o esto ya se habría complicado sobremanera. Caim no tiene paciencia para cosas así. Es por eso que en realidad me pregunto si no tiene un poder sobrenatural que lo haga llevarse a la cama a quien quiera. Las mujeres suelen ceder sólo ante lo que catalogan como "hombres simpáticos", al grado de decir estupideces como que prefieren un hombre gracioso a uno guapo.
- Tranquilo, no quise ofenderlo, señor.
Me encojo de hombros pero acepto que efectivamente uno debe saber escoger lo que vale la pena de lo que no. Es sólo que a veces no es rentable destruir a todos. Después de todo ¿a quién usarás luego?
- A veces algo que debería desecharse nos da una lección si demuestra ser medianamente útil. A veces algunos incluso demuestran ser extraordinarios y los juzgamos mal.
Se levanta y me levanto también. Sonrío amable y preguntándome si en verdad este hombre o cualquier otro en el mundo, sea humano o sobrenatural, sabe en realidad lo que quiere.
- ¿A dónde vamos? O... a menos que ya se haya fastidiado de mí.
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Pedía que no me molestara, pero únicamente podía molestarme Leviathan con esos extraños sentimientos hacia cosas inútiles y hacia mi. Aún me cargaba en la conciencia el no haber estado ahí evitando que se tropezara con David Talbot, un insecto insignificante que se creía un Dios. Para mí los vampiros no eran más que humanos con el ego subido, igual que los ángeles tenían un poderoso ego que terminaba siendo reducido como un cacahuete. Yo había nacido a la vez que Dios, la luz que se pone a la oscuridad o la oscuridad que se opone a la luz.
Conocía el mundo, sus seres y como caminar entre ellos. Los infiernos no tenían misterio para mí, tampoco los Cielos gracias a los recuerdos que conservaba el cerebro del cuerpo que tomé prestado. Mis rasgos no eran muy diferentes a los del envoltorio que llevaba, mis facciones se habían acoplado a la carne y huesos creando una máscara oscura y terrible. Mi ceño parecía fruncirse con facilidad, pero en realidad tan sólo era una ilusión.
No había nada que me molestara en demasía, como no había nada que me hiciera feliz al completo. Vivía en la completa sed y carencia de emociones, tan sólo podía vibrar ante un cuerpo desnudo y apetecible, una buena copa, un traje extremadamente caro y elegante, un nuevo negocio generándose en mis numerosos planes o conseguir alguien con cualidades para mi grupo de hechiceros a mi servicio, demonios próximos a mí o simples experimentos como aquel tal Red.
-Tranquilo. No hay nada que me perturbe, demasiado.
Mis pasos eran elegantes aunque toscos por el peso de aquella torre de piel, carne y huesos fuertes. Desde mi formidable estatura contemplaba mis dominios como un rey, o Dios mismo, viendo los cuerpos contoneándose en los caros sofás de cuero negro, la elegancia del negro siempre estaba en mis locales junto con la pasión del rojo y la tregua del blanco. Me agradaba en ocasiones poner tonos violetas o verdes, sobre todo en los cuartos presidenciales donde solía yacer con los cuerpos de mis víctimas o sirvientes, estos únicos eran los únicos que podían repetir conmigo debido a su carencia de sentimientos.
-Te haré un tour por este local de lujo. La planta inferior, como puedes observar es una desenfrenada discoteca, posee un bar con una bodega extensa y prestigiosa. Ofrezco lo mejor a mis clientes y aliados, pues todos colaboran dándome sus servicios, en tu caso, o su energía.
Las escaleras metálicas de diseño vanguardista daba acceso a una zona VIP, por así decirlo, donde la droga corría como si fueran golosinas y las mujeres, como hombres, estaban desnudos ofreciendo sus servicios. El pecado de la carne en su máximo explendor. Allí los hombres de negocios dejaban bajar sus cremalleras mientras socializaban, firmaban acuerdos conmigo y dejaban sus almas en cada palabra.
Pasamos entre ellos pisando la moqueta negra, mientras que las paredes, verde prado y violeta en tono añil tinte, sostenían las luces tenues que giraban creando formas y figuras insinuantes. Los cuartos que tenían puertas metálicas guardaban las perversiones más agradables para los sentidos, allí podías ser quien quisieras y dejarte arrastrar hasta la perdición más intensa. Algunos estaban abiertos, las paredes eran negras y el suelo estaba cubierto de mármol blanco, las colchas podían ser violetas o verde, también las había rojas. Las luces jugaban dando un efecto agradable para nuestros sentidos acostumbrados a la oscuridad.
Quedamos frente a un ascensor metalizado. Pulsé el botón y esperé que este marcara el número de nuestra planta en la placa superior.
-La sala VIP para humanos es esta, donde también puede permanecer en sus largas jornadas, pero la exclusiva para clientes de su categoría es otra distinta. La energía baja hacia el suelo del local, llegando a generarse bajo sus cimientos el mismo infierno de donde provenimos pero con un aroma distinto, nada de azufre por supuesto. Allí tiene una selección de licores aún más exclusivos, hombres de distinto físico dispuestos a brindarles servicio, pantallas de plasma con auriculares individuales para poder ver todo lo que desea. Cuando digo todo, es todo. Cualquier canal, cámara de vigilancia de cualquier local y de cualquier región. Tengo acceso ilimitado al mundo, por ello soy tan poderoso.
Conocía el mundo, sus seres y como caminar entre ellos. Los infiernos no tenían misterio para mí, tampoco los Cielos gracias a los recuerdos que conservaba el cerebro del cuerpo que tomé prestado. Mis rasgos no eran muy diferentes a los del envoltorio que llevaba, mis facciones se habían acoplado a la carne y huesos creando una máscara oscura y terrible. Mi ceño parecía fruncirse con facilidad, pero en realidad tan sólo era una ilusión.
No había nada que me molestara en demasía, como no había nada que me hiciera feliz al completo. Vivía en la completa sed y carencia de emociones, tan sólo podía vibrar ante un cuerpo desnudo y apetecible, una buena copa, un traje extremadamente caro y elegante, un nuevo negocio generándose en mis numerosos planes o conseguir alguien con cualidades para mi grupo de hechiceros a mi servicio, demonios próximos a mí o simples experimentos como aquel tal Red.
-Tranquilo. No hay nada que me perturbe, demasiado.
Mis pasos eran elegantes aunque toscos por el peso de aquella torre de piel, carne y huesos fuertes. Desde mi formidable estatura contemplaba mis dominios como un rey, o Dios mismo, viendo los cuerpos contoneándose en los caros sofás de cuero negro, la elegancia del negro siempre estaba en mis locales junto con la pasión del rojo y la tregua del blanco. Me agradaba en ocasiones poner tonos violetas o verdes, sobre todo en los cuartos presidenciales donde solía yacer con los cuerpos de mis víctimas o sirvientes, estos únicos eran los únicos que podían repetir conmigo debido a su carencia de sentimientos.
-Te haré un tour por este local de lujo. La planta inferior, como puedes observar es una desenfrenada discoteca, posee un bar con una bodega extensa y prestigiosa. Ofrezco lo mejor a mis clientes y aliados, pues todos colaboran dándome sus servicios, en tu caso, o su energía.
Las escaleras metálicas de diseño vanguardista daba acceso a una zona VIP, por así decirlo, donde la droga corría como si fueran golosinas y las mujeres, como hombres, estaban desnudos ofreciendo sus servicios. El pecado de la carne en su máximo explendor. Allí los hombres de negocios dejaban bajar sus cremalleras mientras socializaban, firmaban acuerdos conmigo y dejaban sus almas en cada palabra.
Pasamos entre ellos pisando la moqueta negra, mientras que las paredes, verde prado y violeta en tono añil tinte, sostenían las luces tenues que giraban creando formas y figuras insinuantes. Los cuartos que tenían puertas metálicas guardaban las perversiones más agradables para los sentidos, allí podías ser quien quisieras y dejarte arrastrar hasta la perdición más intensa. Algunos estaban abiertos, las paredes eran negras y el suelo estaba cubierto de mármol blanco, las colchas podían ser violetas o verde, también las había rojas. Las luces jugaban dando un efecto agradable para nuestros sentidos acostumbrados a la oscuridad.
Quedamos frente a un ascensor metalizado. Pulsé el botón y esperé que este marcara el número de nuestra planta en la placa superior.
-La sala VIP para humanos es esta, donde también puede permanecer en sus largas jornadas, pero la exclusiva para clientes de su categoría es otra distinta. La energía baja hacia el suelo del local, llegando a generarse bajo sus cimientos el mismo infierno de donde provenimos pero con un aroma distinto, nada de azufre por supuesto. Allí tiene una selección de licores aún más exclusivos, hombres de distinto físico dispuestos a brindarles servicio, pantallas de plasma con auriculares individuales para poder ver todo lo que desea. Cuando digo todo, es todo. Cualquier canal, cámara de vigilancia de cualquier local y de cualquier región. Tengo acceso ilimitado al mundo, por ello soy tan poderoso.
Invitado- Invitado
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Asiento, sonriendo ligero cuando Caim me dice que no cualquier cosa lo perturba. Bueno, pero igual algo lo molesta. Da igual, no molesto gente como él, pero por lo visto si algo se me escapa, no es tan grave.
Camino a su lado, comprobando una vez más que jamás he estado en un lugar como este. Sí en otros parecidos y con una ambientación realmente envidiable, pero esto parecía sacado de una mente más que digna del Marqués de Sade. Contemplo todo, al tiempo que camino con porte principesco, contento con mi puesto al lado del amo y señor.
- ¿Cómo le dan su energía? Sólo es simple curiosidad.
La sala VIP es todavía mejor. Salida de un sueño sexual de grandes dimensiones, capaz de ponerme intranquilo sólo con mirar... Intento no mirar mucho, porque ni es prudente distraerme ni mucho menos emocionarme en un aspecto que no lo amerita. Me concentro en la decoración violeta, porque ese color me encanta. Las puertas metálicas me atraen como si yo fuera un imán... No lo evito, me acerco a fisgonear, sólo un poco. Exhalo lento intentando mantenerme enfocado en el objetivo real de la misión y sigo a Caim hasta el ascensor.
Entro y me recargo en la pared opuesta a la puerta sonriendo con crecida lujuria al saber que está consciente de que para mí también los humanos sólo son para un rato mediocre. Porque casi siempre son mediocres. Lo de las pantallas me parece... demasiado. Demasiado excitante, pero no por lo que pudiera ver, sino porque,
- ¿Eso significa que tiene cámaras también en esta sala súper VIP? ¿O sólo en la de humanos? Y... tengo curiosidad, ¿tiene cuarto oscuro?
Camino a su lado, comprobando una vez más que jamás he estado en un lugar como este. Sí en otros parecidos y con una ambientación realmente envidiable, pero esto parecía sacado de una mente más que digna del Marqués de Sade. Contemplo todo, al tiempo que camino con porte principesco, contento con mi puesto al lado del amo y señor.
- ¿Cómo le dan su energía? Sólo es simple curiosidad.
La sala VIP es todavía mejor. Salida de un sueño sexual de grandes dimensiones, capaz de ponerme intranquilo sólo con mirar... Intento no mirar mucho, porque ni es prudente distraerme ni mucho menos emocionarme en un aspecto que no lo amerita. Me concentro en la decoración violeta, porque ese color me encanta. Las puertas metálicas me atraen como si yo fuera un imán... No lo evito, me acerco a fisgonear, sólo un poco. Exhalo lento intentando mantenerme enfocado en el objetivo real de la misión y sigo a Caim hasta el ascensor.
Entro y me recargo en la pared opuesta a la puerta sonriendo con crecida lujuria al saber que está consciente de que para mí también los humanos sólo son para un rato mediocre. Porque casi siempre son mediocres. Lo de las pantallas me parece... demasiado. Demasiado excitante, pero no por lo que pudiera ver, sino porque,
- ¿Eso significa que tiene cámaras también en esta sala súper VIP? ¿O sólo en la de humanos? Y... tengo curiosidad, ¿tiene cuarto oscuro?
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Noté como su curiosidad se acrecentaba en cada paso que dábamos por mi local, ni siquiera era uno demasiado lujoso y exaltado. La decoración siempre corría de mi parte. Compraba los locales en pésimas condiciones, con mis poderes lograba darles el toque elegante lleno de sofisticación oportuna. Me agradaba sentirme como en mi propio hogar, los locales cliché me hastiaban. Cada uno de mis hermosos monumentos a la depravación eran distintos. Había locales que aparentaban ser el Olimpo, algunos poseían una clara ofrenda a la naturaleza con cascadas interiores y colores neutros, otros eran simple antros con buena música rock y aspecto desenfadado. Cada clientela era distinta, no todos deseaban lo mismo, y yo les ofrecía a todos una amplia variedad.
Si bien, en cada local existían salas donde diamantes y espejos jugaban a captar las esencias humanas. Espejos, focos, diamantes y pequeñas piedras elaboradas por mis hechiceros poblaban los locales de mi Imperio. No importaba si eran franceses, búlgaros, turcos, egipcios, etc... la verdadera importancia de estos eran su sistema de captación de auras, estas se canalizaban hacia varios puntos en el local y se enviaban al infierno, así como a salas VIP para demonios.
-Es un proceso complejo que he ido mejorando con el paso de los siglos. Simplemente te diré que esta sala te hará sentir como nuevo, relajado y lleno de euforia a la vez. Serás uno con la energía. ¿No lo sientes?
Era como si camináramos por el infierno pero como unos lujos tan agradables que llenaban los sentidos, los cuales se sentían como en casa y no había alerta alguna contra enemigos. Si bien, aquí todos éramos aliados y para nada deberíamos temer a sentir un ataque. Fuera de la sala VIP todo era distinto, los sentidos volvían a estar alertados y la energía no fluía de igual modo.
-Sobre salas oscuras en este local no existen ese tipo de diversiones, sí en una discoteca llamada Eclipse. Allí todo el local es una sala oscura, lo único iluminado es la gavina del Dj y por supuesto la barra. El resto es pura perversión a oscuras. Ah, y por supuesto está dividido en tres zonas la homosexual masculina, la heterosexual y la homosexual femenina. Allí los humanos se relacionan con demonios y los demonios con otros de tu clase. Si bien, si deseas algo de ese estilo deberías ir a La Rouge, una sala con luces rojas donde los homosexuales franceses demuestran lo diestros que son con sus lenguas, así como con el resto de su cuerpo.
Tenía locales de todo tipo, sobre todo aquellos destinados a hombres con un gusto particular. Hice aparecer varios folletos en mis manos, ofreciéndoselos al instante. En él se podían leer las cualidades que poseían cada local citado, junto a otros parecidos.
-Y sobre las cámaras, las únicas que no mostrarán nada son de aquellos demonios que han hecho pacto conmigo. El resto puede ser observado y seguido allá donde vaya.
Si bien, en cada local existían salas donde diamantes y espejos jugaban a captar las esencias humanas. Espejos, focos, diamantes y pequeñas piedras elaboradas por mis hechiceros poblaban los locales de mi Imperio. No importaba si eran franceses, búlgaros, turcos, egipcios, etc... la verdadera importancia de estos eran su sistema de captación de auras, estas se canalizaban hacia varios puntos en el local y se enviaban al infierno, así como a salas VIP para demonios.
-Es un proceso complejo que he ido mejorando con el paso de los siglos. Simplemente te diré que esta sala te hará sentir como nuevo, relajado y lleno de euforia a la vez. Serás uno con la energía. ¿No lo sientes?
Era como si camináramos por el infierno pero como unos lujos tan agradables que llenaban los sentidos, los cuales se sentían como en casa y no había alerta alguna contra enemigos. Si bien, aquí todos éramos aliados y para nada deberíamos temer a sentir un ataque. Fuera de la sala VIP todo era distinto, los sentidos volvían a estar alertados y la energía no fluía de igual modo.
-Sobre salas oscuras en este local no existen ese tipo de diversiones, sí en una discoteca llamada Eclipse. Allí todo el local es una sala oscura, lo único iluminado es la gavina del Dj y por supuesto la barra. El resto es pura perversión a oscuras. Ah, y por supuesto está dividido en tres zonas la homosexual masculina, la heterosexual y la homosexual femenina. Allí los humanos se relacionan con demonios y los demonios con otros de tu clase. Si bien, si deseas algo de ese estilo deberías ir a La Rouge, una sala con luces rojas donde los homosexuales franceses demuestran lo diestros que son con sus lenguas, así como con el resto de su cuerpo.
Tenía locales de todo tipo, sobre todo aquellos destinados a hombres con un gusto particular. Hice aparecer varios folletos en mis manos, ofreciéndoselos al instante. En él se podían leer las cualidades que poseían cada local citado, junto a otros parecidos.
-Y sobre las cámaras, las únicas que no mostrarán nada son de aquellos demonios que han hecho pacto conmigo. El resto puede ser observado y seguido allá donde vaya.
Invitado- Invitado
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Todo lo que veo y percibo con mis otros sentidos es simplemente maravilloso. Jamás había conocido algo así, simplemente porque no me había interesado entrar al negocio del bajo mundo de una forma tan directa y en contacto con uno de los jefes. Siento como si hubiera perdido la mitad de mi vida, como si hubiera vivido debajo de una piedra. Este tipo de lugares son una mina tan rica que hay de sobra para todos. Me muestro atento y empiezo por preguntar cosas que me intrigan sobre este lugar. No empiezo siquiera a imaginar el resto de locales porque prefiero darle a este toda mi atención. Para el resto ya tendré oportunidad. Claramente, mi pregunta es delicada y sobre un tema del que Caim no querrá compartirlo todo, así que aunque no me guste, debo aceptarlo. Cierro los ojos para sentirlo mejor, pero ahora que lo menciona, eso explicaría que me siento como hiperactivo.
- Ya veo... Es que lo siento, pero no sé de dónde viene. Y estoy más concentrado en lo que me muestra y en lo que me dice, así que no pongo mucha atención a indagar cosas así.
Continuamos con el tour y en verdad que todo es simplemente delicioso. No puedo honestamente decir que sólo por estar aquí estaré por completo satisfecho, porque la verdad sea dicha, soy un tipo original que piensa porquerías originales y con un humor muy cambiante en cuestiones sexuales. Pero nada pierdo con preguntar lo que se me ocurre en este momento. No puedo evitarlo, al escuchar que tiene todo perfectamente dividido para que no te vayan a salir con algo que no es tu agrado, levanto una ceja sin borrar la sonrisa divertida de mi rostro.
- Usted piensa en absolutamente todo.
Lo de los folletos es lo mejor que se le ha ocurrido en cuanto a propaganda para mí. Al menos en este momento, porque ciertamente es mejor propaganda el tour. Empiezo a hojearlos, sin perder detalle de la otra respuesta a mi pregunta.
- En ese caso, no haré pactos con usted. O aclaro que a veces me place ser exhibicionista. Soy tan genial que de vez en cuando es estimulante y gratificante que otros me vean y aprendan lo que un verdadero uke debe hacer. Los semes del mundo deberían agradecérmelo.
Continúo mirando los folletos, cada vez más sorprendido. Oh, Ryuu, eres tan pequeñito y tonto.
- Osea que este es el negocio mediocre... sus estándares son demasiado altos en verdad. Y en realidad hay de todo, usted gana. Es capaz incluso de satisfacer a alguien como yo que un momento quiere algo y al siguiente otra cosa totalmente diferente.
Guardo los folletos en el bolsillo de mi chaqueta.
- ¿Y si me muestra el mejor? No lo he dicho abiertamente pero pues soy homosexual. O casi, tampoco soy gay de oro pero creo que entiende la idea. Su local amigo de la naturaleza o como quiera llamarlo, es una muy buena idea para ecoturismo... si es que entiende lo que digo. Y el local SM... bueno en realidad me siento como niño con caramelo nuevo. Y siento que mi trabajo será en realidad muy fácil y muy placentero.
- Ya veo... Es que lo siento, pero no sé de dónde viene. Y estoy más concentrado en lo que me muestra y en lo que me dice, así que no pongo mucha atención a indagar cosas así.
Continuamos con el tour y en verdad que todo es simplemente delicioso. No puedo honestamente decir que sólo por estar aquí estaré por completo satisfecho, porque la verdad sea dicha, soy un tipo original que piensa porquerías originales y con un humor muy cambiante en cuestiones sexuales. Pero nada pierdo con preguntar lo que se me ocurre en este momento. No puedo evitarlo, al escuchar que tiene todo perfectamente dividido para que no te vayan a salir con algo que no es tu agrado, levanto una ceja sin borrar la sonrisa divertida de mi rostro.
- Usted piensa en absolutamente todo.
Lo de los folletos es lo mejor que se le ha ocurrido en cuanto a propaganda para mí. Al menos en este momento, porque ciertamente es mejor propaganda el tour. Empiezo a hojearlos, sin perder detalle de la otra respuesta a mi pregunta.
- En ese caso, no haré pactos con usted. O aclaro que a veces me place ser exhibicionista. Soy tan genial que de vez en cuando es estimulante y gratificante que otros me vean y aprendan lo que un verdadero uke debe hacer. Los semes del mundo deberían agradecérmelo.
Continúo mirando los folletos, cada vez más sorprendido. Oh, Ryuu, eres tan pequeñito y tonto.
- Osea que este es el negocio mediocre... sus estándares son demasiado altos en verdad. Y en realidad hay de todo, usted gana. Es capaz incluso de satisfacer a alguien como yo que un momento quiere algo y al siguiente otra cosa totalmente diferente.
Guardo los folletos en el bolsillo de mi chaqueta.
- ¿Y si me muestra el mejor? No lo he dicho abiertamente pero pues soy homosexual. O casi, tampoco soy gay de oro pero creo que entiende la idea. Su local amigo de la naturaleza o como quiera llamarlo, es una muy buena idea para ecoturismo... si es que entiende lo que digo. Y el local SM... bueno en realidad me siento como niño con caramelo nuevo. Y siento que mi trabajo será en realidad muy fácil y muy placentero.
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