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Wild at Heart [Cain] [+18]
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Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Aquel demonio de escasa altura, comparada con mis más de dos metros, y rasgos asiáticos no era más que un retorcido depravado con deseos de ser el centro de atención, poseer más de cinco minutos de fama y exprimirlos con ansiedad. Escuchaba cada una de sus peticiones, así como dudas sobre mis locales. Notaba como necesitaba saber más, regalarse el oído con los encantos de mis locales de moda.
-Siempre he pensado que una imagen vale más que mil palabras.
Era un hombre que sabía extorsionar con grandes discursos, vídeos publicitarios como hice con la señorita Lujuria, grandes placeres como le demostré a Naamah, buenos contratos como obtuvo Agramón y Northman. Leviathan tuvo un caso distinto, tuvo que sentirse humillado para recuperar su rabia y así poder encarar de nuevo la oscuridad con la furia que siempre le había caracterizado. La envidia necesitaba ofrecer sus servicios, demostrar a otros la necesidad de poseer su cuerpo o ser él. Podía sentir con facilidad todo aquello, prácticamente como si lo pudiera palpar en su aura.
Me giré hacia él tomándolo por el mentón, inspeccionándolo como si fuera un animal exótico y salvaje. Sonreí de forma fría acariciando su mandíbula con uno de mis largos y gruesos dedos, ásperos y fríos. Mi mano izquierda le tomó de la cintura acercándolo a mí. Mis pupilas se dilataban y contraían, justo antes de desplazarnos de lugar hacia uno más oportuno, el cual quizás fuera de mayor agrado.
La música cambió, como la temperatura y el ambiente. El rock más pesado sonaba retumbando los fuertes muros de aquel amplio espacio decorado para la ocasión. La moqueta que estaba bajo nuestros pies era violeta espectral, el cual no puede ser reproducido por las cámaras del local, y las paredes, desnudas de cualquier pintura, eran de gruesas piedras grisáceas. Las antorchas llameaban cada cuatro metros, siendo prácticamente decorativas, pues las luces no era lo necesario en un ambiente tan decadente con toques medievales. Nos encontrábamos en el centro del local, justo en la pista principal, y estábamos siendo observados por cuerpos desnudos y sudorosos de hombres que se dejaban seducir por mis hijos, demonios de mediano rango que disfrutaban del sexo destrozando el cuerpo humano.
-Elije, podrás tener a cualquier hombre que se halle en el local.
Los gemidos no podían siquiera ser opacados con la estruendosa melodía de guitarras, voces roncas y bajos desesperados. No, no podían ser opacados. La situación privilegiada que teníamos era entorno a una masa ingente de cuerpos, los cuales no podían subir hacia donde estábamos. Una mullida cama, muy diferente al suelo duro, aunque cálido, que se hallaba bajo la alta tarima. Aquel pedazo del local estaba acordonado, tan sólo los elegidos subían allí para vivir la sensación de sentirte vigilado por cientos de ojos.
-¿No era algo así lo que usted deseaba? Se encuentra en Turquía.
-Siempre he pensado que una imagen vale más que mil palabras.
Era un hombre que sabía extorsionar con grandes discursos, vídeos publicitarios como hice con la señorita Lujuria, grandes placeres como le demostré a Naamah, buenos contratos como obtuvo Agramón y Northman. Leviathan tuvo un caso distinto, tuvo que sentirse humillado para recuperar su rabia y así poder encarar de nuevo la oscuridad con la furia que siempre le había caracterizado. La envidia necesitaba ofrecer sus servicios, demostrar a otros la necesidad de poseer su cuerpo o ser él. Podía sentir con facilidad todo aquello, prácticamente como si lo pudiera palpar en su aura.
Me giré hacia él tomándolo por el mentón, inspeccionándolo como si fuera un animal exótico y salvaje. Sonreí de forma fría acariciando su mandíbula con uno de mis largos y gruesos dedos, ásperos y fríos. Mi mano izquierda le tomó de la cintura acercándolo a mí. Mis pupilas se dilataban y contraían, justo antes de desplazarnos de lugar hacia uno más oportuno, el cual quizás fuera de mayor agrado.
La música cambió, como la temperatura y el ambiente. El rock más pesado sonaba retumbando los fuertes muros de aquel amplio espacio decorado para la ocasión. La moqueta que estaba bajo nuestros pies era violeta espectral, el cual no puede ser reproducido por las cámaras del local, y las paredes, desnudas de cualquier pintura, eran de gruesas piedras grisáceas. Las antorchas llameaban cada cuatro metros, siendo prácticamente decorativas, pues las luces no era lo necesario en un ambiente tan decadente con toques medievales. Nos encontrábamos en el centro del local, justo en la pista principal, y estábamos siendo observados por cuerpos desnudos y sudorosos de hombres que se dejaban seducir por mis hijos, demonios de mediano rango que disfrutaban del sexo destrozando el cuerpo humano.
-Elije, podrás tener a cualquier hombre que se halle en el local.
Los gemidos no podían siquiera ser opacados con la estruendosa melodía de guitarras, voces roncas y bajos desesperados. No, no podían ser opacados. La situación privilegiada que teníamos era entorno a una masa ingente de cuerpos, los cuales no podían subir hacia donde estábamos. Una mullida cama, muy diferente al suelo duro, aunque cálido, que se hallaba bajo la alta tarima. Aquel pedazo del local estaba acordonado, tan sólo los elegidos subían allí para vivir la sensación de sentirte vigilado por cientos de ojos.
-¿No era algo así lo que usted deseaba? Se encuentra en Turquía.
Invitado- Invitado
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
- Y una acción más que mil imágenes... lo cual explica de manera perfecta sus razones para contratarme, ¿no es así?
Al parecer, Caim termina por tenerme medido del todo. Es lo que me informa esa mirada tan escrutinizadora cuando levanta mi mentón. Me pega a él y lo miro desafiante: no se atreve. Soy demasiado genial para él, sólo que no lo ve así. No me intimida y mientras le sostengo la mirada, es claro que de nuevo va a teletransportarnos a otro lugar. Aprovecho el trayecto y la cercanía para pegarme mucho más de lo que es estrictamente necesario y restregarme incluso un poco contra su cuerpo.
En cuanto llegamos me aparto un poco, simplemente un paso de distancia y finjo que nada pasó. Porque nada pasó, una simple niñería para tantear el terreno. Observo el local y me humedezco los labios mientras contemplo la acción. Una acción que no me llama por lo que está pasando, sino por el entorno. Por la mezcla de calabozo con piso morado y la gran cantidad de mirones. Exhalo lento, en un suspiro mientras observo las antorchas cuyo fuego hace eco de mi estado interior.
Escucho sin verlo y sonrío divertido cuando me hace semejante oferta. Me acerco justo a la orilla mientras escucho la localización de este hermoso lugar. Efectivamente este hombre terminó con los problemas que podrían tener sus empleados. Todos "pequeñines" de ojos verdes. Lentamente, volteo a verlo.
- No a todos... Porque no quiero gastar mi vale de una vez. Y al mismo tiempo no hay cosa que desée más en este momento que un talonario de vales de una vez con usted para que todos los que no han podido tener dos mueran de envidia.
Me acerco más y rodeo su cuello.
- Le pediría una recomendación, pero imagino que tendremos gustos opuestos... por decirlo de algún modo.
Lamo sus labios y luego lo beso, sabiendo que esto es peligroso y sintiendo cómo la adrenalina se apodera de mi ser. No me importa si me corresponde o no, esas cosas salen sobrando cuando lo que sientes no está teñido por estupideces como el amor o el cariño. Simplemente lo envidio y lo deseo porque no puedo tenerlo. Y lo detesto porque quiere que me conforme con nimiedades. Pero al menos tendré un poco. Antes de separarme, muerdo con fuerza su labio inferior y pruebo un poco de su sangre. Luego lo suelto y me siento sobre el piso, con una pierna encogida y satisfecho por mi acción, sin importarme mucho las consecuencias. Esto es para mí como un juego, y jugar con fuego es siempre algo peligroso y tan emocionante que no puedo evitar hacerlo.
- Si no puedo tener lo mejor, tendré a todos. A ver si la suma de mediocridades me acerca un poco a algo más digno.
Al parecer, Caim termina por tenerme medido del todo. Es lo que me informa esa mirada tan escrutinizadora cuando levanta mi mentón. Me pega a él y lo miro desafiante: no se atreve. Soy demasiado genial para él, sólo que no lo ve así. No me intimida y mientras le sostengo la mirada, es claro que de nuevo va a teletransportarnos a otro lugar. Aprovecho el trayecto y la cercanía para pegarme mucho más de lo que es estrictamente necesario y restregarme incluso un poco contra su cuerpo.
En cuanto llegamos me aparto un poco, simplemente un paso de distancia y finjo que nada pasó. Porque nada pasó, una simple niñería para tantear el terreno. Observo el local y me humedezco los labios mientras contemplo la acción. Una acción que no me llama por lo que está pasando, sino por el entorno. Por la mezcla de calabozo con piso morado y la gran cantidad de mirones. Exhalo lento, en un suspiro mientras observo las antorchas cuyo fuego hace eco de mi estado interior.
Escucho sin verlo y sonrío divertido cuando me hace semejante oferta. Me acerco justo a la orilla mientras escucho la localización de este hermoso lugar. Efectivamente este hombre terminó con los problemas que podrían tener sus empleados. Todos "pequeñines" de ojos verdes. Lentamente, volteo a verlo.
- No a todos... Porque no quiero gastar mi vale de una vez. Y al mismo tiempo no hay cosa que desée más en este momento que un talonario de vales de una vez con usted para que todos los que no han podido tener dos mueran de envidia.
Me acerco más y rodeo su cuello.
- Le pediría una recomendación, pero imagino que tendremos gustos opuestos... por decirlo de algún modo.
Lamo sus labios y luego lo beso, sabiendo que esto es peligroso y sintiendo cómo la adrenalina se apodera de mi ser. No me importa si me corresponde o no, esas cosas salen sobrando cuando lo que sientes no está teñido por estupideces como el amor o el cariño. Simplemente lo envidio y lo deseo porque no puedo tenerlo. Y lo detesto porque quiere que me conforme con nimiedades. Pero al menos tendré un poco. Antes de separarme, muerdo con fuerza su labio inferior y pruebo un poco de su sangre. Luego lo suelto y me siento sobre el piso, con una pierna encogida y satisfecho por mi acción, sin importarme mucho las consecuencias. Esto es para mí como un juego, y jugar con fuego es siempre algo peligroso y tan emocionante que no puedo evitar hacerlo.
- Si no puedo tener lo mejor, tendré a todos. A ver si la suma de mediocridades me acerca un poco a algo más digno.
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Se restregaba contra mí como una serpiente en busca de una manzana, la cual mordió y fueron mis labios. Parecía deseoso de ver mi reacción, eso me recordó a los caprichos insulsos de Leviathan. Suspiré pesado escuchando sus palabras, una a una era un golpe a mi orgullo y una tentación para mi paciencia. Sin embargo, me mantuve sereno hasta que concluyó su exposición de diva en bajas horas.
-¿A caso piensas que podría obsequiarte con un sexo continuado cuando se te antoje? No hago ese tipo de favores, soy bastante estricto en mi dieta.
Deseaba experimentar con cualquier tipo de amantes. Era un hombre de excesos. Las mujeres más exuberantes, con las caderas más insinuantes y los labios más jugosos eran mi mayor tentación. Los hombres como él eran un buen bocado, al igual que Leviathan. No aparentaban ser lo que eran, parecían niños jugando con fuego y eso era atractivo en cierta forma. Sin embargo, ni siquiera a mi hermano Leviathan le había dado más de una noche de placer.
-Si deseas puedo hacerte mío esta noche hasta que tu cuerpo lo resista, por supuesto.
Mi forma de cerrar mis tratos era a la vieja usanza. Me agradaba tener una conversación amena, o lo más agradable posible, un par de tragos y finalmente sellarlo todo con sexo. No importaba si era sobre la mesa de mi despacho o en una cama con cientos de ojos señalándonos como el plato fuerte de la noche.
Me incliné hacia él tomándolo del brazo, mi mano derecha se cerró entorno a su muñeca jalando de su cuerpo hacia mi. Era de escasa altura, mis más de dos metros lo rebasaban con creces. Mi mano izquierda se posó en su nuca, apretándola para que su rostro quedara pegado al mío. Sus pies dejaron de tener contacto con el suelo. Mi respiración se hizo profunda mientras mis ojos lo examinaban con cautela.
-Si te hago mío te haré a mi manera, no esperes tratos delicados de un hombre con escasa paciencia en la cama.
Aproximé mi boca a la suya ofreciéndole mis labios finos y duros, como todo mi cuerpo que parecía cincelado en piedra. Mi lengua se introdujo entre los suyos, acariciando la suya húmeda y deseosa de ser acariciada por la mía. Podía notar como le daba lo que quería, un poco de mi atención y quizás eso le callaba de una buena vez. Me estaba cansando de tanta palabrería inútil, aunque tenía la paciencia justa para no hacer notar mi molestia.
-¿A caso piensas que podría obsequiarte con un sexo continuado cuando se te antoje? No hago ese tipo de favores, soy bastante estricto en mi dieta.
Deseaba experimentar con cualquier tipo de amantes. Era un hombre de excesos. Las mujeres más exuberantes, con las caderas más insinuantes y los labios más jugosos eran mi mayor tentación. Los hombres como él eran un buen bocado, al igual que Leviathan. No aparentaban ser lo que eran, parecían niños jugando con fuego y eso era atractivo en cierta forma. Sin embargo, ni siquiera a mi hermano Leviathan le había dado más de una noche de placer.
-Si deseas puedo hacerte mío esta noche hasta que tu cuerpo lo resista, por supuesto.
Mi forma de cerrar mis tratos era a la vieja usanza. Me agradaba tener una conversación amena, o lo más agradable posible, un par de tragos y finalmente sellarlo todo con sexo. No importaba si era sobre la mesa de mi despacho o en una cama con cientos de ojos señalándonos como el plato fuerte de la noche.
Me incliné hacia él tomándolo del brazo, mi mano derecha se cerró entorno a su muñeca jalando de su cuerpo hacia mi. Era de escasa altura, mis más de dos metros lo rebasaban con creces. Mi mano izquierda se posó en su nuca, apretándola para que su rostro quedara pegado al mío. Sus pies dejaron de tener contacto con el suelo. Mi respiración se hizo profunda mientras mis ojos lo examinaban con cautela.
-Si te hago mío te haré a mi manera, no esperes tratos delicados de un hombre con escasa paciencia en la cama.
Aproximé mi boca a la suya ofreciéndole mis labios finos y duros, como todo mi cuerpo que parecía cincelado en piedra. Mi lengua se introdujo entre los suyos, acariciando la suya húmeda y deseosa de ser acariciada por la mía. Podía notar como le daba lo que quería, un poco de mi atención y quizás eso le callaba de una buena vez. Me estaba cansando de tanta palabrería inútil, aunque tenía la paciencia justa para no hacer notar mi molestia.
Invitado- Invitado
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Logro molestarlo... aunque admito que mucho menos de lo que molestaría a cualquier otro. No me da una reacción ni favorable ni desfavorable a mi acercamiento a él y debo admitir que sólo por esto, mi respeto hacia su persona ha subido como mil puntos al menos. Río un poco cuando malinterpreta y toma las cosas justo por el opuesto.
- Usted cree que me tiene medido y no es así. Yo no decía eso, porque es más que obvio que usted no cede a los caprichos de nadie. Simplemente pensé que podíamos llegar a divertirnos más de una vez si a usted le apetecía. Que en mí podía tener algo bastante decente con quien entretenerse y sin riesgo de caer en tonterías. Porque yo jamás me enamoro, simplemente me atrae y no busco más que dar y compartir placer con usted. Veo que no le agrada la idea, pero también veo que no sabe cómo soy en realidad.
Volteo a mirar el espectáculo, más pendiente de él y río abiertamente cuando insinúa que no voy a resistirlo.
- Lamento informarle que no soy una muñeca. Soy más resistente de lo que parezco.
No me acababa de cuadrar que dijera cosas como esa, donde me deja toda la decisión a mí. Siento que no va con él. Tal vez por eso lo estoy molestando, es el error que veo en un súper seme como él. Como si le dijera "la gente como tú no debe darle concesiones al uke, haces lo que quieres y ya". Y funciona, aunque admito que me toma por sorpresa y el comienzo de la violencia ya me empieza a excitar sobre manera. Prácticamente me carga de la muñeca y de la nuca y a diferencia de él mi respiración es agitada y mis ojos brillan emocionados. Levanto una ceja al escucharlo y lo miro con sonrisa burlona.
- Sigue pensando que soy una princesita... Ya deje de hacerlo, me molesta que piense que voy a acobardarme cuando lo que me agrada es ciertamente alguien que hace conmigo lo que se le da la gana, hasta que se le da la gana, de la forma que le da la gana y yo simplemente me... adapto. Y potencio sus ideas...
Me besa con fuerza, la justa fuerza para marcar su superioridad y mis manos no tardan en acariciar su pecho. Busco su entrepierna porque pese a todas sus palabras, él podrá marcar la voz cantante, pero yo no soy de los que se quedan como idiotas dejándose. Empiezo a desabrochar su pantalón, lo justo al menos para poder meter mi mano y tocar mi ansiada presa. Nadie negará que pese a ser un ser de palabrería, tengo más acción que él.
- Usted cree que me tiene medido y no es así. Yo no decía eso, porque es más que obvio que usted no cede a los caprichos de nadie. Simplemente pensé que podíamos llegar a divertirnos más de una vez si a usted le apetecía. Que en mí podía tener algo bastante decente con quien entretenerse y sin riesgo de caer en tonterías. Porque yo jamás me enamoro, simplemente me atrae y no busco más que dar y compartir placer con usted. Veo que no le agrada la idea, pero también veo que no sabe cómo soy en realidad.
Volteo a mirar el espectáculo, más pendiente de él y río abiertamente cuando insinúa que no voy a resistirlo.
- Lamento informarle que no soy una muñeca. Soy más resistente de lo que parezco.
No me acababa de cuadrar que dijera cosas como esa, donde me deja toda la decisión a mí. Siento que no va con él. Tal vez por eso lo estoy molestando, es el error que veo en un súper seme como él. Como si le dijera "la gente como tú no debe darle concesiones al uke, haces lo que quieres y ya". Y funciona, aunque admito que me toma por sorpresa y el comienzo de la violencia ya me empieza a excitar sobre manera. Prácticamente me carga de la muñeca y de la nuca y a diferencia de él mi respiración es agitada y mis ojos brillan emocionados. Levanto una ceja al escucharlo y lo miro con sonrisa burlona.
- Sigue pensando que soy una princesita... Ya deje de hacerlo, me molesta que piense que voy a acobardarme cuando lo que me agrada es ciertamente alguien que hace conmigo lo que se le da la gana, hasta que se le da la gana, de la forma que le da la gana y yo simplemente me... adapto. Y potencio sus ideas...
Me besa con fuerza, la justa fuerza para marcar su superioridad y mis manos no tardan en acariciar su pecho. Busco su entrepierna porque pese a todas sus palabras, él podrá marcar la voz cantante, pero yo no soy de los que se quedan como idiotas dejándose. Empiezo a desabrochar su pantalón, lo justo al menos para poder meter mi mano y tocar mi ansiada presa. Nadie negará que pese a ser un ser de palabrería, tengo más acción que él.
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Percibía en él unos notorios deseos de tentarme a probar más de él, sin embargo yo me encontraba bastante satisfecho con mi harem particular. Jamás faltaba nuevas experiencias en mi haber, el sexo era la base fundamental de mi alimentación y por ello nunca había repetido el mismo plato. Me negaba a tener sexo con una misma persona cada noche, sería algo estúpido atarse cuando se podía hundir en el placer de penetrar el cuerpo caliente de todo aquel que se posara ante mí. Estaba equivocado, ni siquiera el mejor sexo me haría quedarme junto a alguien.
-Sólo eres una furcia, como todas las que poseo.
Parecía una zorra insaciable que camina por la avenida más transitada, la cual se contonea con su bolso intentando que cualquiera que la ve la desee. Una de esas estúpidas que dicen no amar a nadie, pero por dentro desean tener algo estable aunque las traten como la escoria que son. Sin embargo, él venía envuelto en un bonito envoltorio bastante agradable a la vista y su mano se mostró bastante escurridiza. Pronto noté como sus dedos acariciaban mi miembro por fuera de la ropa interior, mi bragueta había cedido gracias a su habilidad mientras aún lo tenía agarrado de la muñeca.
-¿Crees que quiero tratarte como una princesa? Tan sólo deseo ver que tan ansioso estás de tener buen sexo todos los días. Dices que tú me lo darás a mí, pero eso es algo de lo cual no deberías estar tan seguro.
Llevé mi mano a su corbata, pero esta vez no fue de forma amigable. Tiré de él prácticamente asfixiándolo con la prenda. Mis ojos verdes se hundieron en los suyos algo desorbitados. Mi lengua se hundió en su boca apoderándose de esta, mis labios presionaban los suyos y mi aliento se mezclaba con sus deseos de tomar aire. La mano derecha dejó de agarrar su muñeca para jalar de su camisa, esta cedió convirtiendo sus botones en proyectiles que cayeron al suelo en varias direcciones. Su camisa y chaqueta terminaron hechas jirones mientras lo besaba. Había sacado su mano para ello, pero no me importó en lo más mínimo.
-Aprenderás modales, perra. Entonces, cuando dejes mi cama quizás sientas envidia por el siguiente que la ocupe.
Arrojé su cuerpo a la cama provocando que los muelles de esta gimiera, su cuerpo rebotó en el colchón destrozando el lecho. Las ropas quedaron revueltas y los almohadones cayeron a ambos lados, prácticamente pasando el cordón que evitaban que subieran hacia nuestro lugar privilegiado. Arranqué sus pantalones antes de quitarle los zapatos, estos salieron disparados. En segundos estaba desnudo cubierto sólo por la escasa tela de sus boxer y su corbata.
Cientos de ojos nos contemplaban mientras gemían y rogaban más placer. Mis ojos sólo tenían atención para él, para sus ojos tan expresivos. No desanudé su corbata, volví a jalar de esta para besarla de forma más dominante que la vez anterior. Mi mano izquierda la cual se encontraba libre, ayudándome a quedar apoyado sobre la cama, bajó hasta quedar bajo su cuerpo en la zona de sus nalgas. Aún con la tela introduje mi largo y grueso dedo corazón dentro de él, lo hice buscando su próstata.
-Apuesto que lo deseas tanto que hasta la boca se te hace agua.
Murmuré cerca de sus labios, rozándolos con los míos, apartando mi dedo de entre sus nalgas. Terminé arrojándolo al suelo dejándolo de rodillas, tirando con furia de su corbata hasta notar como su boca se quedaba pegada a mi bragueta. Con mi mano derecha tiré de sus cabellos para aplastarlo contra mi miembro, aún flácido y embutido en mi ropa interior.
-Si lo quieres gánatelo con tu boca, no con tus manos.
-Sólo eres una furcia, como todas las que poseo.
Parecía una zorra insaciable que camina por la avenida más transitada, la cual se contonea con su bolso intentando que cualquiera que la ve la desee. Una de esas estúpidas que dicen no amar a nadie, pero por dentro desean tener algo estable aunque las traten como la escoria que son. Sin embargo, él venía envuelto en un bonito envoltorio bastante agradable a la vista y su mano se mostró bastante escurridiza. Pronto noté como sus dedos acariciaban mi miembro por fuera de la ropa interior, mi bragueta había cedido gracias a su habilidad mientras aún lo tenía agarrado de la muñeca.
-¿Crees que quiero tratarte como una princesa? Tan sólo deseo ver que tan ansioso estás de tener buen sexo todos los días. Dices que tú me lo darás a mí, pero eso es algo de lo cual no deberías estar tan seguro.
Llevé mi mano a su corbata, pero esta vez no fue de forma amigable. Tiré de él prácticamente asfixiándolo con la prenda. Mis ojos verdes se hundieron en los suyos algo desorbitados. Mi lengua se hundió en su boca apoderándose de esta, mis labios presionaban los suyos y mi aliento se mezclaba con sus deseos de tomar aire. La mano derecha dejó de agarrar su muñeca para jalar de su camisa, esta cedió convirtiendo sus botones en proyectiles que cayeron al suelo en varias direcciones. Su camisa y chaqueta terminaron hechas jirones mientras lo besaba. Había sacado su mano para ello, pero no me importó en lo más mínimo.
-Aprenderás modales, perra. Entonces, cuando dejes mi cama quizás sientas envidia por el siguiente que la ocupe.
Arrojé su cuerpo a la cama provocando que los muelles de esta gimiera, su cuerpo rebotó en el colchón destrozando el lecho. Las ropas quedaron revueltas y los almohadones cayeron a ambos lados, prácticamente pasando el cordón que evitaban que subieran hacia nuestro lugar privilegiado. Arranqué sus pantalones antes de quitarle los zapatos, estos salieron disparados. En segundos estaba desnudo cubierto sólo por la escasa tela de sus boxer y su corbata.
Cientos de ojos nos contemplaban mientras gemían y rogaban más placer. Mis ojos sólo tenían atención para él, para sus ojos tan expresivos. No desanudé su corbata, volví a jalar de esta para besarla de forma más dominante que la vez anterior. Mi mano izquierda la cual se encontraba libre, ayudándome a quedar apoyado sobre la cama, bajó hasta quedar bajo su cuerpo en la zona de sus nalgas. Aún con la tela introduje mi largo y grueso dedo corazón dentro de él, lo hice buscando su próstata.
-Apuesto que lo deseas tanto que hasta la boca se te hace agua.
Murmuré cerca de sus labios, rozándolos con los míos, apartando mi dedo de entre sus nalgas. Terminé arrojándolo al suelo dejándolo de rodillas, tirando con furia de su corbata hasta notar como su boca se quedaba pegada a mi bragueta. Con mi mano derecha tiré de sus cabellos para aplastarlo contra mi miembro, aún flácido y embutido en mi ropa interior.
-Si lo quieres gánatelo con tu boca, no con tus manos.
Invitado- Invitado
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Levanto una ceja, molesto por su comentario. No me molesta el sustantivo, me molesta el género que usa. Debo darme mi lugar, al menos un poco.
- Perdone, pero furcio en todo caso. A diferencia de los niños lindos que emplea, yo sí me considero hombre. Deje de hablarme en femenino, seré metrosexual, pero no soy alguien que intente ser del sexo opuesto.
Sonrío indulgente, como siendo bueno y dispuesto a dejarlo pasar.
- Y no me posee, porque no soy ni seré jamás su propiedad, no se equivoque.
Me jala violento y no voy a quedarme como imbécil sólo viéndolo. Va contra mis principios, ser pasivo no significa que debas transformarte en muñeco inflable, faltaba más. Y noto que fue un buen movimiento, aunque jamás lo aceptará. Y por mí, da igual.
La lucha con palabras me hace querer aún más quemar mi boleto de una vez. A ver si es pura palabrería, o tal y como con el asunto de los locales, termina siendo verdad.
- Tal vez sólo ansío esto porque me dice que nadie lo tiene. Igual y mañana se me pasa. De cualquier modo, buen sexo es algo que nadie en su sano juicio debería despreciar. Y yo no lo hago... Pero quiero comprobar sus habilidades, a ver si es en serio lo que dice o no.
Al instante lamento haber hablado, porque mi bocanada de aire no es tan grande como debió ser y Caim me ahorca con el trozo de tela más inútil de toda la vestimenta. Sé que no puedo morir, pero ese conocimiento está perdido en algún rincón de mi mente y no estoy exactamente consciente de eso, únicamente de la necesidad de aire. Intento respirar mientras me mira, pero es obvio que es un movimiento inútil, y antes de poder hacer mucho, me impide seguir en intentos que sé que no lograrán nada. Pese a sentir la necesidad de aire, intento corresponder a ese fuerte beso, al menos un poco. Rodeo su cuerpo con mis piernas y sólo aprisiono su miembro con mi mano, intento olvidar el instinto de respirar. No lo logro del todo, pero esforzarme me hace genial, al menos ante mí.
Destroza mi ropa y todavía tiene el descaro de llamarme nuevamente en femenino, ahora que no puedo contestarle y de nuevo intento que el aire entre a mis pulmones.
Finalmente me libera, arrojándome con violencia deliciosa que aprecio pese a jadear en busca del preciado aire. Toso y me sobo un poco el cuello, valorando por primera vez en mucho tiempo esa cosa invisible que nos metemos a los pulmones.
Caim no me da tregua y ya está sobre mí, y me arranca los pantalones. Empiezo a pensar que es una ventaja monetaria sólo estar con él una vez. Me gastaría una fortuna en ropa. Pero eso sí, lo vale. Sonrío de lado disfrutando de todo: el dolor del cuello, el haber perdido mi ropa en la batalla, las miradas de todos. Lo miro lascivo y me paso la lengua descarado por los labios para terminar mordiéndome el labio inferior.
Estoy encantado, ya me hacía falta algo así. Me encanta su forma de besar porque es tan propia, va naturalmente con él. Empiezo a apreciar sobremanera al trapo inútil llamado corbata. Mientras nos besamos, yo sólo correspondo haciéndole ver que honestamente, inclino la cabeza en señal de respeto ante él. Es un súper seme, mi primer vistazo no me falló. Mis manos van tras su camisa, pero en medio de todo, desabotono tanto como rasgo.
Introduce un dedo en mi interior y jadeo, controlándome al menos un poco. Acaricio su pecho con una mano y aparto el resto de tela con la otra, sin dejar de mirarlo.
- Desde hace rato, ¿no lo habías notado?
Apenas si roza el punto más sensible de interior, cuando se aparta y me frustra un poco. Un bastante, a decir verdad, pero no hay más remedio. Me jala de nuevo y siento el contacto con la fría y sobretodo dura moqueta de ese color tan hechizante. De inmediato siento cómo mi cara literalmente se estrella con su masculinidad. Cierro los ojos por unos instantes mientras me lleno y me deleito con esta nueva posición.
Lo miro... sin poder ocultar ni en mi sonrisa ni en mi mirada el hecho de que sabré aprovechar esto que codicié y ahora tengo. Termino de abrir su pantalón y mordisqueo su entrepierna un poco, aprovechando que la barrera de la tela está presente. Lo miro desde donde estoy y luego bajo la ropa interior para contemplar una de las mejores delicias. Enorme y deliciosa...
La sostengo con mi mano y lamo primero sus testículos... lento y suave para empezar a calentarlo, mientras lo masturbo a la misma velocidad. Lamo la base y hasta la punta en varias ocasiones, mientras me hago una imagen más que realista de lo que requiero para poder metérmelo a la boca. Lamo alrededor de la punta y le echo otra mirada. Me aparto un poco y me relamo, antes de metérmela. Poco a poco, muevo mi boca sobre su gran instrumento, introduciéndolo cada vez más. Mi lengua le proporciona una cama móvil que no deja de moverse.
- Perdone, pero furcio en todo caso. A diferencia de los niños lindos que emplea, yo sí me considero hombre. Deje de hablarme en femenino, seré metrosexual, pero no soy alguien que intente ser del sexo opuesto.
Sonrío indulgente, como siendo bueno y dispuesto a dejarlo pasar.
- Y no me posee, porque no soy ni seré jamás su propiedad, no se equivoque.
Me jala violento y no voy a quedarme como imbécil sólo viéndolo. Va contra mis principios, ser pasivo no significa que debas transformarte en muñeco inflable, faltaba más. Y noto que fue un buen movimiento, aunque jamás lo aceptará. Y por mí, da igual.
La lucha con palabras me hace querer aún más quemar mi boleto de una vez. A ver si es pura palabrería, o tal y como con el asunto de los locales, termina siendo verdad.
- Tal vez sólo ansío esto porque me dice que nadie lo tiene. Igual y mañana se me pasa. De cualquier modo, buen sexo es algo que nadie en su sano juicio debería despreciar. Y yo no lo hago... Pero quiero comprobar sus habilidades, a ver si es en serio lo que dice o no.
Al instante lamento haber hablado, porque mi bocanada de aire no es tan grande como debió ser y Caim me ahorca con el trozo de tela más inútil de toda la vestimenta. Sé que no puedo morir, pero ese conocimiento está perdido en algún rincón de mi mente y no estoy exactamente consciente de eso, únicamente de la necesidad de aire. Intento respirar mientras me mira, pero es obvio que es un movimiento inútil, y antes de poder hacer mucho, me impide seguir en intentos que sé que no lograrán nada. Pese a sentir la necesidad de aire, intento corresponder a ese fuerte beso, al menos un poco. Rodeo su cuerpo con mis piernas y sólo aprisiono su miembro con mi mano, intento olvidar el instinto de respirar. No lo logro del todo, pero esforzarme me hace genial, al menos ante mí.
Destroza mi ropa y todavía tiene el descaro de llamarme nuevamente en femenino, ahora que no puedo contestarle y de nuevo intento que el aire entre a mis pulmones.
Finalmente me libera, arrojándome con violencia deliciosa que aprecio pese a jadear en busca del preciado aire. Toso y me sobo un poco el cuello, valorando por primera vez en mucho tiempo esa cosa invisible que nos metemos a los pulmones.
Caim no me da tregua y ya está sobre mí, y me arranca los pantalones. Empiezo a pensar que es una ventaja monetaria sólo estar con él una vez. Me gastaría una fortuna en ropa. Pero eso sí, lo vale. Sonrío de lado disfrutando de todo: el dolor del cuello, el haber perdido mi ropa en la batalla, las miradas de todos. Lo miro lascivo y me paso la lengua descarado por los labios para terminar mordiéndome el labio inferior.
Estoy encantado, ya me hacía falta algo así. Me encanta su forma de besar porque es tan propia, va naturalmente con él. Empiezo a apreciar sobremanera al trapo inútil llamado corbata. Mientras nos besamos, yo sólo correspondo haciéndole ver que honestamente, inclino la cabeza en señal de respeto ante él. Es un súper seme, mi primer vistazo no me falló. Mis manos van tras su camisa, pero en medio de todo, desabotono tanto como rasgo.
Introduce un dedo en mi interior y jadeo, controlándome al menos un poco. Acaricio su pecho con una mano y aparto el resto de tela con la otra, sin dejar de mirarlo.
- Desde hace rato, ¿no lo habías notado?
Apenas si roza el punto más sensible de interior, cuando se aparta y me frustra un poco. Un bastante, a decir verdad, pero no hay más remedio. Me jala de nuevo y siento el contacto con la fría y sobretodo dura moqueta de ese color tan hechizante. De inmediato siento cómo mi cara literalmente se estrella con su masculinidad. Cierro los ojos por unos instantes mientras me lleno y me deleito con esta nueva posición.
Lo miro... sin poder ocultar ni en mi sonrisa ni en mi mirada el hecho de que sabré aprovechar esto que codicié y ahora tengo. Termino de abrir su pantalón y mordisqueo su entrepierna un poco, aprovechando que la barrera de la tela está presente. Lo miro desde donde estoy y luego bajo la ropa interior para contemplar una de las mejores delicias. Enorme y deliciosa...
La sostengo con mi mano y lamo primero sus testículos... lento y suave para empezar a calentarlo, mientras lo masturbo a la misma velocidad. Lamo la base y hasta la punta en varias ocasiones, mientras me hago una imagen más que realista de lo que requiero para poder metérmelo a la boca. Lamo alrededor de la punta y le echo otra mirada. Me aparto un poco y me relamo, antes de metérmela. Poco a poco, muevo mi boca sobre su gran instrumento, introduciéndolo cada vez más. Mi lengua le proporciona una cama móvil que no deja de moverse.
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Su boca parecía disfrutar de aquel preciado regalo de la carne, devorándolo como si realmente mi falo le alimentara y no hubiera comido en semanas. Mis manos le agarraron por la cabeza enterrando mis dedos en sus cabellos, tirando de estos mientras mis uñas se enganchabas a sendos mechones de pelo. Mis caderas se movían lento para deleitarme con aquella lengua que parecía desear embarrar mi miembro con una espesa lámina de saliva, sin embargo la brusquedad era mi sello. Aparté mi mano derecha de su cabeza para echar mis cabellos largos y negros hacia atrás, mientras la izquierda aún me ayudaba a enterrar su rostro en mi bragueta.
Mi miembro aún no había tomado su tamaño total, empezaba a endurecerse mientras gruñía clavando mis ojos en él como si fueran dagas. Podía sentir como el resto seguía copulando follándose los unos a los otros, gritando terribles alaridos de placer. Sabía que algunos estaban atentos a nuestros movimientos, pero era algo que no me interesaba.
Me aparté de él arrojándolo nuevamente contra la cama, notando como esta crujía bajo su cuerpo. Parecía un pelele pero con vida, algo que podía sentir cálido si entraba entre sus nalgas. Di un par de pasos hacia la cama, girándolo para dejar su torso contra el colchón. Abrí sus piernas dejando sus rodillas sobre la moqueta, su entrada parecía desear que lo rompiera por la mitad.
Había quienes disfrutaban contando cada acción que iban a llevar acabo en la cama, a otros nos gustaba el silencio para deleitarnos con los gemidos y gritos de placer. Él era la víctima de aquella noche, la cual se entregaba con inconfundible lascivia. Entré de una vez en él, las paredes de su esfinter se ensancharon a duras penas sintiendo como se desgarraba ante mi grosor. Los músculos de su trasero se tensaron obligándome a ser más bestia, entrando con mayor rudeza hasta dejar que mis testículos golpearan sus nalgas.
Mi mano derecha fue a su cuello agarrándolo para apretarlo entre mis dedos, hundiendo mis uñas en su garganta. Me incliné hacia su espalda lamiendo su columna vertebral mientras disfrutaba de la sangre de su interior, se había roto porque quizás no estaba acostumbrado últimamente a miembros gruesos, quizás tan sólo a cierto tipo de violencia. Pero ese no era mi problema, él alardeaba de adaptarse a cualquier amante y probaría si era cierto.
Mi aliento cayó sobre su nuca antes de embestir con rabia, una pasión típica en mí. Tan sólo había tanteado su orificio, el cual parecía ya aceptar que había comenzado el juego. La cama se desplazaba en cada estocada, pronto quedó tirado en el suelo con mi mano en su garganta. Gruñía en cada arremetida disfrutando de aquel cuerpo.
Mi miembro aún no había tomado su tamaño total, empezaba a endurecerse mientras gruñía clavando mis ojos en él como si fueran dagas. Podía sentir como el resto seguía copulando follándose los unos a los otros, gritando terribles alaridos de placer. Sabía que algunos estaban atentos a nuestros movimientos, pero era algo que no me interesaba.
Me aparté de él arrojándolo nuevamente contra la cama, notando como esta crujía bajo su cuerpo. Parecía un pelele pero con vida, algo que podía sentir cálido si entraba entre sus nalgas. Di un par de pasos hacia la cama, girándolo para dejar su torso contra el colchón. Abrí sus piernas dejando sus rodillas sobre la moqueta, su entrada parecía desear que lo rompiera por la mitad.
Había quienes disfrutaban contando cada acción que iban a llevar acabo en la cama, a otros nos gustaba el silencio para deleitarnos con los gemidos y gritos de placer. Él era la víctima de aquella noche, la cual se entregaba con inconfundible lascivia. Entré de una vez en él, las paredes de su esfinter se ensancharon a duras penas sintiendo como se desgarraba ante mi grosor. Los músculos de su trasero se tensaron obligándome a ser más bestia, entrando con mayor rudeza hasta dejar que mis testículos golpearan sus nalgas.
Mi mano derecha fue a su cuello agarrándolo para apretarlo entre mis dedos, hundiendo mis uñas en su garganta. Me incliné hacia su espalda lamiendo su columna vertebral mientras disfrutaba de la sangre de su interior, se había roto porque quizás no estaba acostumbrado últimamente a miembros gruesos, quizás tan sólo a cierto tipo de violencia. Pero ese no era mi problema, él alardeaba de adaptarse a cualquier amante y probaría si era cierto.
Mi aliento cayó sobre su nuca antes de embestir con rabia, una pasión típica en mí. Tan sólo había tanteado su orificio, el cual parecía ya aceptar que había comenzado el juego. La cama se desplazaba en cada estocada, pronto quedó tirado en el suelo con mi mano en su garganta. Gruñía en cada arremetida disfrutando de aquel cuerpo.
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Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Deleito mi boca con este delicioso trozo de carne, dispuesto a ponerlo a punto para acciones aún mejores. No desaprovecho ninguna oportunidad y la brusquedad a la que me somete Caim cuando sus manos no dejan que me aparte ni un milímetro de su entrepierna sirven para aumentar más mi placer y mis ganas de demostrarle que mi lengua no se dedica exactamente al ocio. Por momentos siento incluso como si me ahogara de nuevo, atragantándome con semejante delicia pero no es una sensación para nada desagradable, sino todo lo contrario.
Y sin embargo, se harta mucho antes de que yo piense que ha sido suficiente. Me nutro de la forma en que el resto nos mira y envidia lo que hacemos, pero apenas si me da tiempo para deleitarme con eso por haber terminado. Me arroja de nuevo contra la cama y suelto el aire de golpe, teniendo apenas tiempo para relamerme. Se acerca a mí y lo miro con deseo antes de ser víctima de nuevo de su brusquedad. Me jala al piso y separo aún más las piernas mientras giro la cabeza lo suficiente como para poder mirarlo. Dejo los brazos sobre la cama y levanto un poco el trasero, buscando tentarlo. Aunque creo que no es necesario, mi lengua fue lo suficientemente persuasiva. Vamos, ven gran demonio, yo sé que quieres...
Y me la deja ir, con tanta violencia que sólo siento dolor. Grito con fuerza mientras me aferro a las sábanas. Incluso me lloran los ojos aunque no estoy lloriqueando como imbécil, simplemente es una reacción natural al dolor que siento. Lejos de inmutarse, es aún más brusco y ahogo mis gritos mordiendo las sábanas. Intento recuperar la habilidad de pensar con claridad porque ciertamente que no va intimidarme el dolor. El dolor me gusta, es sólo que a veces hay que esperar un poco a que se transforme en placer y necesito ayuda. Sueto las sábanas y comienzo a masturbarme casi al mismo tiempo que siento la mano de Caim atrapando mi cuello. Gimo de dolor mezclado con placer y empiezo a moverme, animado por encontrar el detonante que me lleve camino a la transformación de todo este dolor en placer. A más dolor, más placer tendré después y con ese conocimiento de una verdad absoluta e irrevocable me contoneo al ritmo de las embestidas que son salvajes y deliciosas.
Mi cuerpo lo acepta tal y como yo acepto siempre todo, buscando el beneficio personal. La alegría de vivir y ciertamente el placer. Termino de bruces contra el piso, incapaz de detener la caída por la sorpresa y porque mi mano dominante está ocupada en otro lugar. Me suelto, el dolor de la caída es como un toque de especias en algún platillo exótico. Tanto, que dejo la cara de lado contra el piso sin importarme el dolor en el pómulo. La transformación ha ocurrido sin que lo note apenas y mi cuerpo se mueve contra el suyo con la cadencia de una danza violenta. Grito, gruño, gimo, intento decir algo coherente pero mi raciocino se perdió hace ya algún tiempo, al sentir el dolor extremo. Ahora sólo hay placer porque el dolor es placer también.
Y sin embargo, se harta mucho antes de que yo piense que ha sido suficiente. Me nutro de la forma en que el resto nos mira y envidia lo que hacemos, pero apenas si me da tiempo para deleitarme con eso por haber terminado. Me arroja de nuevo contra la cama y suelto el aire de golpe, teniendo apenas tiempo para relamerme. Se acerca a mí y lo miro con deseo antes de ser víctima de nuevo de su brusquedad. Me jala al piso y separo aún más las piernas mientras giro la cabeza lo suficiente como para poder mirarlo. Dejo los brazos sobre la cama y levanto un poco el trasero, buscando tentarlo. Aunque creo que no es necesario, mi lengua fue lo suficientemente persuasiva. Vamos, ven gran demonio, yo sé que quieres...
Y me la deja ir, con tanta violencia que sólo siento dolor. Grito con fuerza mientras me aferro a las sábanas. Incluso me lloran los ojos aunque no estoy lloriqueando como imbécil, simplemente es una reacción natural al dolor que siento. Lejos de inmutarse, es aún más brusco y ahogo mis gritos mordiendo las sábanas. Intento recuperar la habilidad de pensar con claridad porque ciertamente que no va intimidarme el dolor. El dolor me gusta, es sólo que a veces hay que esperar un poco a que se transforme en placer y necesito ayuda. Sueto las sábanas y comienzo a masturbarme casi al mismo tiempo que siento la mano de Caim atrapando mi cuello. Gimo de dolor mezclado con placer y empiezo a moverme, animado por encontrar el detonante que me lleve camino a la transformación de todo este dolor en placer. A más dolor, más placer tendré después y con ese conocimiento de una verdad absoluta e irrevocable me contoneo al ritmo de las embestidas que son salvajes y deliciosas.
Mi cuerpo lo acepta tal y como yo acepto siempre todo, buscando el beneficio personal. La alegría de vivir y ciertamente el placer. Termino de bruces contra el piso, incapaz de detener la caída por la sorpresa y porque mi mano dominante está ocupada en otro lugar. Me suelto, el dolor de la caída es como un toque de especias en algún platillo exótico. Tanto, que dejo la cara de lado contra el piso sin importarme el dolor en el pómulo. La transformación ha ocurrido sin que lo note apenas y mi cuerpo se mueve contra el suyo con la cadencia de una danza violenta. Grito, gruño, gimo, intento decir algo coherente pero mi raciocino se perdió hace ya algún tiempo, al sentir el dolor extremo. Ahora sólo hay placer porque el dolor es placer también.
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Sus gritos de dolor estaban cargados de furiosa necesidad. El matiz de aquel canto era como el trino de un ave encerrada en mis mazmorras, la cual sabía que pronto la gasearía y dejaría de cantar. Pude escucharlos durante unos minutos, en los cuales profundizaba con crueldad en su trasero. Podía notar como lo engullía con unos deseos insaciables, con una capacidad envidiable para muchos patéticos que no soportaban mis embestidas. Sin embargo, esos gritos se llenaron de placer.
Ofrecí mayor presión a su cuello, provocando que algunas de sus vértebras se aplastaran momentáneamente, alzando con rudeza sus caderas con mi mano izquierda. Deseaba contemplar su cuerpo maniatado por la necesidad, perlado por el calor que comenzaba a sentir debido al acto cruel y lujurioso que mostrábamos ante cientos de ojos. Mis movimientos rudos y certeros iban en busca de cegar sus sentidos, cualquier pensamiento racional o emotivo. Deseaba que fuera lascivo como cualquier puta barata, que se ofreciera a mí entregándome prácticamente su alma oscura. Él deseaba ser la envidia de todos, pues lo sería con aquellos gemidos que yo le arrancaría.
Apreté el lado izquierda de su cadera, fracturando la pelvis. Sabía que ese dolor le haría chillar de estar plenamente consciente, si escuchaba tan sólo gemidos sería que ya entró en ese limbo que era el placer, la decadencia del espíritu, la necesidad más básica. Hice aparecer en su miembro un aro, el cual evitaría que llegara a derramarse repentinamente.
Salí de él ofreciéndole a todos una imagen bastante clara de su recto enrojecido y dilatado, el cual aceptó de buena los dedos de mi mano derecha. Comencé a introducir mis dedos en su interior, hasta que finalmente enterré mi puño en él, doblegando el placer nuevamente. Muchos quedaron atónitos ante aquel acto salvaje, mientras de mi garganta surgía crueles carcajadas. Movía mi brazo derecho, mientras las uñas de mi mano izquierda arrancaba parte de la piel que recubría su espalda.
Ofrecí mayor presión a su cuello, provocando que algunas de sus vértebras se aplastaran momentáneamente, alzando con rudeza sus caderas con mi mano izquierda. Deseaba contemplar su cuerpo maniatado por la necesidad, perlado por el calor que comenzaba a sentir debido al acto cruel y lujurioso que mostrábamos ante cientos de ojos. Mis movimientos rudos y certeros iban en busca de cegar sus sentidos, cualquier pensamiento racional o emotivo. Deseaba que fuera lascivo como cualquier puta barata, que se ofreciera a mí entregándome prácticamente su alma oscura. Él deseaba ser la envidia de todos, pues lo sería con aquellos gemidos que yo le arrancaría.
Apreté el lado izquierda de su cadera, fracturando la pelvis. Sabía que ese dolor le haría chillar de estar plenamente consciente, si escuchaba tan sólo gemidos sería que ya entró en ese limbo que era el placer, la decadencia del espíritu, la necesidad más básica. Hice aparecer en su miembro un aro, el cual evitaría que llegara a derramarse repentinamente.
Salí de él ofreciéndole a todos una imagen bastante clara de su recto enrojecido y dilatado, el cual aceptó de buena los dedos de mi mano derecha. Comencé a introducir mis dedos en su interior, hasta que finalmente enterré mi puño en él, doblegando el placer nuevamente. Muchos quedaron atónitos ante aquel acto salvaje, mientras de mi garganta surgía crueles carcajadas. Movía mi brazo derecho, mientras las uñas de mi mano izquierda arrancaba parte de la piel que recubría su espalda.
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Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Siento el dolor... un dolor que me abruma y me nubla la mente, pero ni siquiera por eso quiero que termine. Lo que quiero es que se transforme en placer porque sé que todo el dolor tarde o temprano lo hace. Más cuando lo sientes al tiempo que te embisten. Me ayudo masturbándome para hacer lo que hago mejor, que es adaptarme. O bueno, no lo que hago mejor, pero tal y como dije, esto se me da. La transformación es increíble y no es completa: ahora puedo sentir por momentos dolor y por momentos un placer extremo y embriagante que me nubla la mente.
Me aplasta el cuello y no puedo más que hacer un intento de gritar porque no puedo hacerlo por la presión de su mano. No puedo respirar y pongo los ojos en blanco pero lejos de cortarme, mi cuerpo se estremece con espasmos provocados por la falta de aire y no dejo de sentir el placer provocado por su miembro. Caim me mueve y yo sólo adapto el movimiento de mis caderas para no interrumpir en ningún momento la penetración.
Siento de nuevo un dolor muy fuerte y grito como un poseso al sentir cómo se mezcla con las deliciosas oleadas de placer. Me tiembla de nuevo el cuerpo y gimo intentando controlarme. Empiezo a lograrlo pero a costa de perder la coherencia racional que me queda y siento mi miembro aprisionado, no sé por qué.
Sale de mi interior y empiezo a gritar incoherencias, desesperado en verdad. Esto es verdaderamente lo peor que te pueden hacer, dejarte a la mitad. La desesperación es tanta que uno pierde por completo la cabeza.
- Iia... ii... a...
Me siento invadido de nuevo. Ya ni siquiera enfoco bien las caras de aquellos que se deleitan con el espectáculo erótico. Respiro agitado y me incorporo ligeramente sobre las manos, quedando en cuatro puntos y tratando de razonar que debo seguir. Mi cuerpo sigue y seguirá, pero siento que mi cerebro debería ser quien lo controlara.
No resisto... no logro lo que quería. Mientras me doy cuenta de que Caim me está haciendo fisting, caigo de nuevo de bruces sobre la moqueta, dándome en el mismo lugar donde ya me pegué hace rato. Grito de placer, al sentir cómo abusa de esta forma de mi cuerpo con algo que es delicioso y me encanta. Sólo que nunca antes lo había tenido así, porque este tipo sí que es sádico en extremo. Y yo masoquista, así que no veo el problema. Mi mente no reacciona, pero mi cuerpo se mueve frenético contra su puño, incitado por la risa malévola que escucho y sé que viene de él, de mi torturador, violador o lo que sea que es. Siento al mismo tiempo un ardor en la espalda que sazona mi placer con un toque más de dolor. Y nada me importa, únicamente la sensación tan abrumadora, mezcla de placer y dolor...
Me aplasta el cuello y no puedo más que hacer un intento de gritar porque no puedo hacerlo por la presión de su mano. No puedo respirar y pongo los ojos en blanco pero lejos de cortarme, mi cuerpo se estremece con espasmos provocados por la falta de aire y no dejo de sentir el placer provocado por su miembro. Caim me mueve y yo sólo adapto el movimiento de mis caderas para no interrumpir en ningún momento la penetración.
Siento de nuevo un dolor muy fuerte y grito como un poseso al sentir cómo se mezcla con las deliciosas oleadas de placer. Me tiembla de nuevo el cuerpo y gimo intentando controlarme. Empiezo a lograrlo pero a costa de perder la coherencia racional que me queda y siento mi miembro aprisionado, no sé por qué.
Sale de mi interior y empiezo a gritar incoherencias, desesperado en verdad. Esto es verdaderamente lo peor que te pueden hacer, dejarte a la mitad. La desesperación es tanta que uno pierde por completo la cabeza.
- Iia... ii... a...
Me siento invadido de nuevo. Ya ni siquiera enfoco bien las caras de aquellos que se deleitan con el espectáculo erótico. Respiro agitado y me incorporo ligeramente sobre las manos, quedando en cuatro puntos y tratando de razonar que debo seguir. Mi cuerpo sigue y seguirá, pero siento que mi cerebro debería ser quien lo controlara.
No resisto... no logro lo que quería. Mientras me doy cuenta de que Caim me está haciendo fisting, caigo de nuevo de bruces sobre la moqueta, dándome en el mismo lugar donde ya me pegué hace rato. Grito de placer, al sentir cómo abusa de esta forma de mi cuerpo con algo que es delicioso y me encanta. Sólo que nunca antes lo había tenido así, porque este tipo sí que es sádico en extremo. Y yo masoquista, así que no veo el problema. Mi mente no reacciona, pero mi cuerpo se mueve frenético contra su puño, incitado por la risa malévola que escucho y sé que viene de él, de mi torturador, violador o lo que sea que es. Siento al mismo tiempo un ardor en la espalda que sazona mi placer con un toque más de dolor. Y nada me importa, únicamente la sensación tan abrumadora, mezcla de placer y dolor...
Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
El espectáculo que me ofrecía era el de un amante del sadismo. Un hombre como él se sentía en mis brazos como si estuviera visitando el paraíso. Sabía que la tentación inundaría su cerebro y anularía sus sentidos. Aparté mi puño de su interior de forma brusca, para volver a colocar mi inmensa figura sobre la suya mucho más delicada. Los dedos de ambas manos acariciaron sus costados mientras introducía mi miembro en él, deleitándome con su piel caliente cubierta por numerosas gotas de sudor. El ambiente en el local estaba sobrecargado, apestaba a sexo y se podían escuchar gemidos hacia cualquier rincón. Parecían trepar por los altos muros hasta el techo y volver a caer desparramados sobre los cuerpos desnudos que copulaban sin límite ni remedio, como su una fiebre los recorriera de pies a cabeza.
Movía mis caderas a un ritmo brusco y rápido, buscando mi placer y no el suyo. Parecía que a él eso no le interesaba, lograba concentrarse buscando un punto donde parecía encontrar su satisfacción personal. Mis testículos golpeaban con rabia sus nalgas mientras el deseo de llegar al límite se hizo evidente, dejé que un poderoso rugido surgiera de mi garganta y cayera sobre su oído derecho antes de morder su cuello, llevándome un trozo de su carne.
Me aparté masticando aquel trozo de carne de textura resbaladiza, algo dura y con un sabor distinto al de otra criatura que no fuera nuestra raza. Fuéramos más débiles o más fuertes poseíamos unas apariencias similares, por ello estaba dispuesto a sacrificar mi tiempo y mi esfuerzo en lograr que nosotros fuéramos los predominantes junto a los ángeles caídos más poderosos. El resto podía ser exterminado o esclavizado, pues parecían que sus acciones los llevaban hacia nosotros como polillas a la luz.
-Ya tienes lo que querías.
Dije con frialdad mientras cubría mi cuerpo con un batín de satén verde oscuro que creé, sobre mi cuerpo fue tejiéndose el entramado de aquella tela suave al tacto y bastante liviana. Mis ojos lo escrutaban tirado en el suelo sofocado y con mi esencia entre sus piernas, esperaba que él no quedara gestando vástago alguno pues esta vez no sería condescendiente ni paciente, lo exterminaría.
Movía mis caderas a un ritmo brusco y rápido, buscando mi placer y no el suyo. Parecía que a él eso no le interesaba, lograba concentrarse buscando un punto donde parecía encontrar su satisfacción personal. Mis testículos golpeaban con rabia sus nalgas mientras el deseo de llegar al límite se hizo evidente, dejé que un poderoso rugido surgiera de mi garganta y cayera sobre su oído derecho antes de morder su cuello, llevándome un trozo de su carne.
Me aparté masticando aquel trozo de carne de textura resbaladiza, algo dura y con un sabor distinto al de otra criatura que no fuera nuestra raza. Fuéramos más débiles o más fuertes poseíamos unas apariencias similares, por ello estaba dispuesto a sacrificar mi tiempo y mi esfuerzo en lograr que nosotros fuéramos los predominantes junto a los ángeles caídos más poderosos. El resto podía ser exterminado o esclavizado, pues parecían que sus acciones los llevaban hacia nosotros como polillas a la luz.
-Ya tienes lo que querías.
Dije con frialdad mientras cubría mi cuerpo con un batín de satén verde oscuro que creé, sobre mi cuerpo fue tejiéndose el entramado de aquella tela suave al tacto y bastante liviana. Mis ojos lo escrutaban tirado en el suelo sofocado y con mi esencia entre sus piernas, esperaba que él no quedara gestando vástago alguno pues esta vez no sería condescendiente ni paciente, lo exterminaría.
- Spoiler:
- PD: he estado demasiado ocupado, lo lamento
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Re: Wild at Heart [Cain] [+18]
Las sensaciones me abruman... Placer mezclado con dolor que es más de lo que muchos podrían soportar en verdad. Tal vez algunos me miren con compasión, tal vez otros con sorpresa pero me gustaría pensar que la mayoría me mira con envidia. Celosos de ver lo que puede soportar un chico en apariencia pequeño, débil y por qué no, hasta inocente. No soy ninguna de esas cosas, pero todas las uso a mi beneficio.
Lo cierto es, que en este momento ya no razono, sólo siento el placer aumentado por el dolor y no tengo absolutamente ningún pensamiento, coherente o incoherente. Mi garganta parece otra entidad, que jadea, gime, gruñe e incluso grita a pleno pulmón. Porque todo esto es para mí como un gran y largo orgasmo que no terminará hasta que Caim me haya exprimido lo último de mi ser.
Vuelve a embestirme con apenas un gruñido de protesta de mi parte cuando de nuevo siento el vacío en mi interior. Es brusco, tal vez más que antes y grito de dolor al sentir que me arrancan parte del cuello. Si fuera humano, me preocuparía, pero ya que no lo soy, sólo sazona mi placer. Sigo y sigo moviéndome, frenético pero sabiendo que lo hago todo a su ritmo, consciente de que está exprimiéndome hasta la última gota de placer y consciente de que saberme usado de esta manera es excitante. Esto era justo lo que quería en este momento y no me voy a arrepentir. Ha superado con creces lo que codiciaba.
Suelto el grito más fuerte al sentir que ha llegado el final y podré por fin colapsarme tranquilamente como no suele pasarme tan seguido por falta de semes superiores a la media. No enfoco bien, es como si me hubiera quedado ciego momentáneamente y sólo jadeo mientras lo escucho. Le diría alguna cosa de las que suelo soltar, pero él es demasiado literal como para tomarlo a broma y además, la verdad es que no puedo hablar. El aire entra a mis pulmones en cortos jadeos y aunque no puedo verlo, o creo no poder verlo, sé que va a dejarme aquí botado como lo que soy para él: su juguete de esta noche.
Efectivamente, tengo lo que quería: una de las mejores sesiones de placer en mucho tiempo. Un capricho cumplido con creces y espero que él lo haya pasado bien también... o tal vez la verdad me da igual. En eso somos iguales, egoístas. Tal vez tiene alguna idea estúpida todavía, pese a que le dije que no me enamoro. Supongo que piensa que volveré mañana con los ojos llorosos y o un reclamo por lastimarme o una declaración de amor incondicional y eterno. Y se equivoca, volveré con lo que prometí, clientes para sus locales.
Cierro los ojos... Me movería, pero ni puedo. Y la verdad, sólo quiero colapsar deliciosamente de placer. Sé que mañana cuando despierte todas las heridas habrán desaparecido...
Lo cierto es, que en este momento ya no razono, sólo siento el placer aumentado por el dolor y no tengo absolutamente ningún pensamiento, coherente o incoherente. Mi garganta parece otra entidad, que jadea, gime, gruñe e incluso grita a pleno pulmón. Porque todo esto es para mí como un gran y largo orgasmo que no terminará hasta que Caim me haya exprimido lo último de mi ser.
Vuelve a embestirme con apenas un gruñido de protesta de mi parte cuando de nuevo siento el vacío en mi interior. Es brusco, tal vez más que antes y grito de dolor al sentir que me arrancan parte del cuello. Si fuera humano, me preocuparía, pero ya que no lo soy, sólo sazona mi placer. Sigo y sigo moviéndome, frenético pero sabiendo que lo hago todo a su ritmo, consciente de que está exprimiéndome hasta la última gota de placer y consciente de que saberme usado de esta manera es excitante. Esto era justo lo que quería en este momento y no me voy a arrepentir. Ha superado con creces lo que codiciaba.
Suelto el grito más fuerte al sentir que ha llegado el final y podré por fin colapsarme tranquilamente como no suele pasarme tan seguido por falta de semes superiores a la media. No enfoco bien, es como si me hubiera quedado ciego momentáneamente y sólo jadeo mientras lo escucho. Le diría alguna cosa de las que suelo soltar, pero él es demasiado literal como para tomarlo a broma y además, la verdad es que no puedo hablar. El aire entra a mis pulmones en cortos jadeos y aunque no puedo verlo, o creo no poder verlo, sé que va a dejarme aquí botado como lo que soy para él: su juguete de esta noche.
Efectivamente, tengo lo que quería: una de las mejores sesiones de placer en mucho tiempo. Un capricho cumplido con creces y espero que él lo haya pasado bien también... o tal vez la verdad me da igual. En eso somos iguales, egoístas. Tal vez tiene alguna idea estúpida todavía, pese a que le dije que no me enamoro. Supongo que piensa que volveré mañana con los ojos llorosos y o un reclamo por lastimarme o una declaración de amor incondicional y eterno. Y se equivoca, volveré con lo que prometí, clientes para sus locales.
Cierro los ojos... Me movería, pero ni puedo. Y la verdad, sólo quiero colapsar deliciosamente de placer. Sé que mañana cuando despierte todas las heridas habrán desaparecido...
- Spoiler:
- No te apures, yo estuve en el hospital y me operaron, así que me cuesta concentrarme pero aquí estoy. Así que sin problemas, ya ves n_n
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