Heart of Darkness [Michael]

Necesitaba el caos, la entropía, ese desorden que sólo puede existir en lugares destruidos o en el mismo infierno. Las ciudades humanas últimamente son todas perfectas y aunque sin los humanos, un pecado como yo no podría existir ni ser tan poderoso, igual puedo tener esta relación de amor-odio con las ciudades. El mundo es libre, digan lo que digan.

Así que de nuevo voy a las ruinas a sentirme uno mismo con el caos. Camino por el lugar, sabiendo que la elegancia de mi traje no parecería ser una vestimenta adecuada para este lugar, pero al diablo. Yo debo verme bien, es una de mis muchas técnicas para provocar la envidia. Me siento sobre una de las rocas derruidas y cierro los ojos, sólo sintiendo el viento contra mi cara.

Empiezo a tararear una canción antigua, de hace tal vez un par de siglos o más. Muevo la cabeza y los hombros al ritmo de una melodía que pareciera sólo existir en mi propio mundo. Cuando de repente, el fétido olor a bondad y luz inunda mi nariz y me hace sentir asqueado. Suspiro fastidiado y molesto porque ya sé lo que viene: un sermón, habladurías altaneras y la típica indicación de que los demonios deberían ser destruidos o encerrados para siempre en el infierno mientras que los ángeles protegen a los humanos para que vivan en paz y bla bla bla, todas esas estupideces.

El ángel se acerca y me habla... En lugar de voltear, me recuesto boca arriba y lo miro, aunque está al revés. Woh, genial, uno de los importantes...

- Vaya, vaya, ¡pero si es Miguelito! Migue, ¿qué acaso tu gran señor Dios no te ha enseñado quiénes son los importantes dentro de las filas de sus enemigos? ¡Qué falta de educación! O más bien, ¡qué estúpido! Yo no soy sólo "un" demonio, del mismo modo en que tú no eres sólo "un" ángel, ¿o acaso sólo eres uno más del montón, Mike?

Lo que sí, ya que Dios es el tonto más grande del universo, pues sus seguidores lo son aún más. Me enderezo y volteo a verlo.

- ¿Víctimas? Yo no busco víctimas, ellas vienen a mí. Te tengo una noticia: los humanos son estúpidos, ángel. Les encanta aquello que a ti y a tu Dios les gustaría que odiaran. Y una de esas cosas es lo que tiene el de al lado, así que me adoran a mí mucho más seguido que a ti o al gran sujeto pseudo-todopoderoso. No, yo sólo vine a pasar un rato a solas y a meditar.

Abro los ojos incrédulo y me señalo como diciendo "¿defectos, yo?" Y luego me suelta eso de que es tan importante como sus hermanos. Como si esos hermanos no quisieran su puesto o el cariño de Dios, ese que supuestamente es tan grande que hay bastante para todos, pero luego tenías casos de ángeles que Él dejaba de querer. No si ese es el señor más voluble del universo. Al menos, le ha enseñado a don Migue quién soy yo. Sonrío en cuando abiertamente me reconoce y ya que yo soy muy educado, inclino la cabeza respetuoso.

- Así está mejor, ¿no crees?

Su reacción a mi comentario sobre los humanos me anota un tanto.

- Disculpa pero... ¿no se supone que tu Dios los hizo a imagen y semejanza suya? Significa que Dios es tan vulnerable al pecado como ellos ¿no? Tan ingenuo, infantil... El hombre comió del fruto prohibido y supuestamente ganó la inteligencia de Dios... lo cual, a mi humilde modo de verlo, no habla muy bien de la sabiduría de Dios.

Empieza a caminar y yo encojo una pierna y lo miro, divertido. Ese es justo el problema de los buenos, creen que no somos capaces más que de odiarnos y pelearnos entre nosotros y matar a todos los humanos que podemos.

- Se equivoca... Tal vez muchos sean así, pero algunos somos diferentes, o al menos yo lo soy.

Me da un gancho al ego porque sí, yo no soy un demonio mayor súper poderoso, pero la verdad es que soy capaz de hacer muchas fechorías. No tengo que matar ángeles para ser genial, ni tampoco humanos. Hay otras formas de ir ganando poco a poco la batalla.

- Entonces ¿por qué tan lejos? El asesinato de arcángeles no está de moda para mí en este año. Podemos charlar un poco... Anda, dime qué has hecho últimamente.

Hablar de teología con un arcángel fanático ciertamente que no me va a llevar a ningún lado. Dios dejó los árboles por estúpido y la serpiente fue mucho más lista, pero jamás va a admitirlo. Sonrío divertido.

- Dios expulsó al hombre antes de que fuera igual a él. Comió del árbol del conocimiento y antes de que comiera del de la inmortalidad, condenó a la humanidad. Es un dios vengativo y los humanos son estúpidos por seguir creyendo en él. Y masoquistas, pero de los tontos. Hay niveles... En cuanto a la humanidad en decadencia, es porque nosotros les damos algo mucho mejor de lo que dan ustedes, y sin sacrificios. Dios pide obedencia y cosas que van en realidad contra la naturaleza de los hombres, como la castidad, a cambio de que cuando se mueran, igual y Él los trata bien. Nosotros damos beneficios en el momento.

Al igual que Miguel, yo no dejo de sonreír. Sé que estoy pisando terreno peligroso, pero eso es justo lo que le da emoción a la vida. No se atreverá abiertamente a pelear conmigo, por mucho que haga sus chistes sobre la extinción. Esperará a que yo lo ataque para decir que todo es mi culpa, así son todos. No entiende que no soy la Ira.

- Yo no usaría "extinguir". Extinguir es eliminar por completo una especie, y eso dudo que lo logres. Ni nosotros en realidad. En realidad tienes una idea muy equivocada de mí con respecto al asesinato o como quieras llamarlo, pero me da igual. La sangre es sexy... eso se lo concedo a los vampiros.

Se pone de sentimental y salva un pollo. Yo les digo pollos a todas las aves, aunque este es un pequeño pájaro.

- Al menos yo si respeto la muerte. Acabas de atentar contra el designio de Dios que llamó al alma de este pollo a Su servicio. Amén...

Con agrado veo que se sienta cerca, a ver si al menos me demuestra que aprendió a no discriminar demonios.

- Qué aburrido, tómate unas vacaciones. Yo hasta trabajo humano tengo.

Se pone a sermonearme por el asunto del mugriento pollo ex-muerto. Pongo los ojos en blanco y no oculto para nada mi fastidio. Después de todo, no le debo nada al don Migue, yo no soy arcángel, ni de los buenos ni pienso arrepentirme como un humano idiota por toda la diversión que he tenido desde que empezó mi existencia. Veo que está molesto y eso me divierte. Había logrado fastidiarlo, pese a su fama de tranquilo y eso deja el marcador a mi favor. Lo bueno es que nosotros somos los volátiles y enojones.

- Si me dices qué placer quieres tú, te digo a cambio de qué lo doy. Si no... pues es secreto de profesión, mi estimado amigo. En cuanto a tu pollo Lázaro, la verdad es que suenas muy pagano. Suenas a budista o shinto con eso del ciclo de las almas y bla bla bla. Ante mí, eso te hace un pecador, ruega porque tu jefe no piense igual.

Le dedico una mirada misteriosa y me encojo de hombros al escuchar que los demonios no tenemos vacaciones. Es otro secreto de profesión, aunque la verdad es que yo siento que vivo de vacaciones. Será el amor a lo que hago o simplemente que está en mi naturaleza y todo me sale espontáneo. Miguel parece emocionarse de más, dejándose vencer por la ira que vive dentro de él muy a su pesar y se la toma con la pobre roca. Levanto una ceja, pero sonrío contento por mi hermano Ira.

- Creí que el violento era Gabriel... igual y me equivoqué.

De nuevo le sonrío divertido y me acomodo un poco el saco antes de responderle.

- Oh, muchas cosas. A darle gusto al cuerpo, que soy inmortal y me gusta vivir la buena vida. Tengo que disfrutarla... Y por ahora soy programador de videojuegos. He tenido muchas profesiones y esta es la de ahora.

El loco del ángel cree que yo voy a contarle los secretos de mi profesión. Como si él fuera a contarme los suyos. Dice que soy divertido y le sonrío. Empieza de fanfarrón y dejo que hable y hable. Bueno hasta extiende sus alas y me las presume. Lo señalo.

- Eso... se llama soberbia. Le darás demasiados beneficios al Dios ese y eso te da inmunidad y se hace tonto y así ya no ve la realidad. Ayyyy, viva la justicia.

Me echa la amenaza de Uriel y me encojo de hombros.

- No me importa quién, no suelo codearme con ángeles. Salvo una que la verdad es la mejor angelita que he visto en mi vida. Y no es como los favoritos de Dios, la verdad deberían aprenderle algo. Hasta es mi amiga.

Empieza a llover y Miguel intenta que me enoje ahora yo. Simplemente me encojo de hombros.

- Puedo comprarme otros, me da igual.

Extiendo una mano y contemplo la lluvia. La lluvia me gusta bastante en realidad, sobre todo cuando hay truenos, pero eso no es algo que le importe a don Migue. Le sonrío cuando de nuevo intenta sacarme información.

- Me motivan los humanos; lo que hago está bien porque los veo contentos después; y... pues la verdad es que si tú me atacas sin que yo lo haga, sólo confirmará lo aprovechados e injustos que son ustedes los arcángeles. Sólo estamos charlando y yo ni estoy armado, ni te he atacado ni nada.

Suspiro, trágico.

- ¿Ves? Por eso sólo puedo llevarme bien con la única angelita que no se porta como ustedes, que sí es capaz de verdadera bondad y hablar de cosas que no le den un beneficio personal. Es mi ejemplo de ángel, lástima que nadie más piense así.

Le hago un guiño.

- Y los de abajo me hacen cosas mucho más divertidas... Pero en fin, mejor ni te cuento que se te antoja.

Meto una mano dentro de mi traje y saco un par de paletas.

- ¿Quieres? Un poco de gula no te hará mal.

Si había algo que le reconocía a Miguel era que sabía hablar. Tiene argumentos para todo y esa convicción y esa fe ciegas en su dios. De algún modo admiro que pueda creer ciegamente en alguien que dejaría que se muriera si eso beneficiara sus intereses personales.

- Ya ya, muchas amenazas. Y sólo te diré que pienso que Dios debería darle oportunidad a los ángeles caídos. Tal vez algunos se arrepientan de verdad y podrían volver a ser ángeles, ¿no crees? Si los humanos se arrepienten y Dios los acepta, ¿por qué no a los ángeles?

Por fin lo que estaba esperando, un relámpago. Le sonrío al cielo y extiendo la palma de mi mano, pero Miguel parece interpretarlo de forma muy diferente. Soy compartido y quiero probar con otro pecado, tal vez Miguel también sea propenso a la gula como parece serlo a la soberbia, pero se niega.

- Mi nombre es Ryuu Senbō, puedes llamarme Ryuu. Creo que hay la suficiente confianza, Mike.

Lo observo divertido hasta que se marcha...