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Malas compañías [Privado]
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Re: Malas compañías [Privado]
Su esbelto cuerpo entró practicamente en convulsion una y otra vez, azuzado por las sensaciones placenteras que evocaba el leon que la mantenia domada, aunque no por mucho tiempo. Ronroneo largamente cuando recibió una mordida posesiva en su cuello y rió con suaves y entrecortadas carcajadas producto del frenesí. Sus uñas se hincaron con mas fuerza a medida que el hechicero de fuertes fauces arremetia mas duro en su interior y es que cuando esos dedos que frotaban su clitoris intensificaron el movimiento ella sintió que el placer le invadia el cerebro golpeando sus terminaciones nerviosas, erizando su piel y haciendo que las puntas de los dedos de sus pies se contorsionaran signo de que habia alcanzado el primer orgasmo.
Una sacudida intensa dejo su cuerpo laxo y receptivo durante unos segundos. Y gimió, y grito de placer y jadeo y respiro entrecortada cuando asi esa exigente boca se lo permitia. Aren se habia olvidado completamente de todo su pasado, de su pesar, de su dolor, de su confusion...era una persona totalmente diferente, entregada a sentir placer a cada segundo y a provocarlo también. Astareth lo mira con dulzura, observa su rostro sudoroso, sus largos cabellos pegados al mismo y esos ojos verdes que destellan como verdaderas joyas. Un repentino jadeo se escapa de sus suaves labios cuando siente que el leon baña su interior repentinamente, adora sentir bajo sus manos el cuerpo masculino vibrando sobre ella asi como también adora que vean su cuerpo sin irrumpir el acto sexual.
Siendo también una infernal no le cuesta demasiado mover al hechicero hasta dejarlo bajo de ella sin romper la penetracion. Besa sus labios mientras acaricia su masculino y perlado rostro con barba de unos dias. Jadea sobre ellos cuando se aleja y se incorpora domando la danza desde arriba, moviendo su cadera, subiendo y bajando sobre ese falo rigido y engrosado.
Ahhh....estaremos asi...hasta que tu lo desees Aren...
Susurro Astareth mientras se acariciaba a si misma sus pechos, deslizando mientras lo montaba sus manos por su vientre y su sexo el cual acaricie con sus delgados y elegantes dedos. En el cuello estaban las marcas de Aren, contrario a lo que pasara en un demonio normal, estas no se habian regenerado dejando la piel impoluta, Astareth deseaba tener esas marcas, recordarle su dominio.
Vamos mi fiero leon...hazme saltar hasta el paraiso una vez mas...
Acarició ahora el fuerte pecho del moreno, inclinandose para mordisquear juguetonamente uno de sus pezones sin detener el movimiento de cadera, ahora un poco mas pausado.
Una sacudida intensa dejo su cuerpo laxo y receptivo durante unos segundos. Y gimió, y grito de placer y jadeo y respiro entrecortada cuando asi esa exigente boca se lo permitia. Aren se habia olvidado completamente de todo su pasado, de su pesar, de su dolor, de su confusion...era una persona totalmente diferente, entregada a sentir placer a cada segundo y a provocarlo también. Astareth lo mira con dulzura, observa su rostro sudoroso, sus largos cabellos pegados al mismo y esos ojos verdes que destellan como verdaderas joyas. Un repentino jadeo se escapa de sus suaves labios cuando siente que el leon baña su interior repentinamente, adora sentir bajo sus manos el cuerpo masculino vibrando sobre ella asi como también adora que vean su cuerpo sin irrumpir el acto sexual.
Siendo también una infernal no le cuesta demasiado mover al hechicero hasta dejarlo bajo de ella sin romper la penetracion. Besa sus labios mientras acaricia su masculino y perlado rostro con barba de unos dias. Jadea sobre ellos cuando se aleja y se incorpora domando la danza desde arriba, moviendo su cadera, subiendo y bajando sobre ese falo rigido y engrosado.
Ahhh....estaremos asi...hasta que tu lo desees Aren...
Susurro Astareth mientras se acariciaba a si misma sus pechos, deslizando mientras lo montaba sus manos por su vientre y su sexo el cual acaricie con sus delgados y elegantes dedos. En el cuello estaban las marcas de Aren, contrario a lo que pasara en un demonio normal, estas no se habian regenerado dejando la piel impoluta, Astareth deseaba tener esas marcas, recordarle su dominio.
Vamos mi fiero leon...hazme saltar hasta el paraiso una vez mas...
Acarició ahora el fuerte pecho del moreno, inclinandose para mordisquear juguetonamente uno de sus pezones sin detener el movimiento de cadera, ahora un poco mas pausado.
Astaroth- Cantidad de envíos : 195
Fecha de inscripción : 18/03/2012
Localización : Octavo circulo del Infierno
Re: Malas compañías [Privado]
Aren perdió toda la noción del tiempo en aquella ilusión, se convirtió en un delirio de besos, mordiscos, lenguas ensalivadas, caricias y arañazos, no supo cuantas veces alcanzó el climax con Astereth, ella no le dejaba un respiro para pensar o arrepentirse. Era un torbellino carnal, perfumado, lascivo, sensual y dulce, una mujer que era lo más parecido a una diosa, apropiándose de todo el cuerpo de Aren y sometiéndola a su voluntad. El hechicero se entregó, rindiendo las armas, dejándose arrastrar por ella hasta que agonizó de placer y su espalda estuvo completamente marcada por las uñas de Astareth, hasta que finalmente la sangre corrió por su piel tersa y bronceada en el último orgasmo y todo se rompió en miles de pedazos luminosos mientras su consciencia ascendía de nuevo a la superficie del mar de la realidad.
Abrió los ojos despacio, jadeando, estaba en el suelo de aquella anodina habitación, ya no había flores, ni enredaderas, no estaba bajo un cielo abierto y estrellado...todo se desvaneción, incluida Astareth. Se sentó despacio, mirando hacia el sofá donde había estado reposando, volvía a la apestosa realidad que de repente le resultaba opresiva y gris después de haber saboreado el paraiso de los labios de Astareth en aquel jardín de ensueño.
-Mierda...-bajó la vista, no todo fue irreal, su entrepierna estaba empapada, los pantalones húmedos del esperma vertido varias veces, se había corrido en la ropa como un adolescente sin control. Inspiró y despacio se puso en pie, le dolía le cuerpo de una forma extraña pero placentera, sus ojos inspeccionaron alrededor hasta posarse en la puerta que llevaba al baño. Sobre la cama que estaba en el centro del recinto, habian ropas negras, ajustadas, al parecer podría cambiarse y no apestar a semen. Fue hasta el baño y entró se comenzo a desnudar y tirar las prendas al suelo, de reojo se miró al espejo y se frenó en seco, su espalda era un mapa de profundos arañazos, algunos sangraban un poco. Aren se aproximó a su reflejo y se viró, observando su espalda marcada, al parecer no era solo una ilsión, el jardín entero lo era pero Astareth era tan poderosa a pesar de estar limitada que logró marcarlo para que recordara que yacieron juntos, sonrió.
Entró en el plato de ducha y cerró los ojos mientras el agua bañaba todo su cuerpo, suspiró y apoyó las manos contra las azulejos negros, se sentía menos miserable que unos días atrás, menos dolorido, quizás sentirse amado de alguna manera, deseado durante el acto sexual, logro detener la hemorragia que se había vertido desde dentro. Sacudió sus cabellos castaños, frotandolos con fuerza, parecía las nieblas de la mente de iban disipando y se aclaraba. Lástima que Astareth estuviera atrapda dentro de Astaroth pero al tiempo, ella le confirmó que él estaba unido a ella.
-Astareth..-mencionar su nombre no iba a invocarla, no había poder suficiente para ello pero le sabía dulce en la lengua y eso le gustaba, mejoraba su humor. Suponía que quedaría poco para que amaneciera y tendría que llevar a cabo el cometido que deseaba Astaroth de él y luego desaparecer como un buen gato.
Abrió los ojos despacio, jadeando, estaba en el suelo de aquella anodina habitación, ya no había flores, ni enredaderas, no estaba bajo un cielo abierto y estrellado...todo se desvaneción, incluida Astareth. Se sentó despacio, mirando hacia el sofá donde había estado reposando, volvía a la apestosa realidad que de repente le resultaba opresiva y gris después de haber saboreado el paraiso de los labios de Astareth en aquel jardín de ensueño.
-Mierda...-bajó la vista, no todo fue irreal, su entrepierna estaba empapada, los pantalones húmedos del esperma vertido varias veces, se había corrido en la ropa como un adolescente sin control. Inspiró y despacio se puso en pie, le dolía le cuerpo de una forma extraña pero placentera, sus ojos inspeccionaron alrededor hasta posarse en la puerta que llevaba al baño. Sobre la cama que estaba en el centro del recinto, habian ropas negras, ajustadas, al parecer podría cambiarse y no apestar a semen. Fue hasta el baño y entró se comenzo a desnudar y tirar las prendas al suelo, de reojo se miró al espejo y se frenó en seco, su espalda era un mapa de profundos arañazos, algunos sangraban un poco. Aren se aproximó a su reflejo y se viró, observando su espalda marcada, al parecer no era solo una ilsión, el jardín entero lo era pero Astareth era tan poderosa a pesar de estar limitada que logró marcarlo para que recordara que yacieron juntos, sonrió.
Entró en el plato de ducha y cerró los ojos mientras el agua bañaba todo su cuerpo, suspiró y apoyó las manos contra las azulejos negros, se sentía menos miserable que unos días atrás, menos dolorido, quizás sentirse amado de alguna manera, deseado durante el acto sexual, logro detener la hemorragia que se había vertido desde dentro. Sacudió sus cabellos castaños, frotandolos con fuerza, parecía las nieblas de la mente de iban disipando y se aclaraba. Lástima que Astareth estuviera atrapda dentro de Astaroth pero al tiempo, ella le confirmó que él estaba unido a ella.
-Astareth..-mencionar su nombre no iba a invocarla, no había poder suficiente para ello pero le sabía dulce en la lengua y eso le gustaba, mejoraba su humor. Suponía que quedaría poco para que amaneciera y tendría que llevar a cabo el cometido que deseaba Astaroth de él y luego desaparecer como un buen gato.
Invitado- Invitado
Re: Malas compañías [Privado]
¿Cuanto crees que le quede Astaroth?
Preguntó Pandora mirando en direccion a la puerta tras la cual se encontraba el hechicero. Astaroth permaneció sentado todo el tiempo desde que hubo regresado, unas horas antes del amanecer. Ya habia reclutado a los otros dos hechiceros, en esta ocasion fue mas facil convencerlos, riquezas, poder, lo de siempre y ademas solo tendrian que desempeñar un simple formalismo de calidad, confirmar que Aren habia efectuado bien su trabajo y de no ser asi, realizar las ultimas pinceladas.
Tenia los pies cruzados el uno sobre el otro encima de la mesa y la silla inclinada ligeramente hacia atras, ssu brazos estaban tras su cabeza y mantenia los ojos cerrados, como si en apariencia "descansara". La habia "liberado" en aquella fantasia, ilusion, sueño, con el unico proposito de retirar las telarañas de la mente del hechicero. Lo necesitaba fresco, cuerdo, no totalmente ido y alcoholizado por el recuerdo de un amor perdido. Era una de sus piezas claves y si una pieza fallaba, el plan peligraba.
Nada, ya se despertó.
Dijó abriendo de una vez sus ojos purpuras para mirar a la pequeña demonia. Habia sentido el incremento de su energia y magia, totalmente disminuida en aquella ilusion. Astareth lo habia hecho bien, ambos habian sacado beneficio. Ella un poco de atención y él un guerrero en condiciones. El placer podia traer tanta cordura como locura, y eso lo sabia hasta el propio caido. Se levantó del asiento y se apoyó en el marco de la puerta aun cerrada. Podia escuchar cada movimiento del hechicero por muy sutil que fuera y hasta que este no estuvo perfectamente vestido y aseado, "despejado", no habrió la puerta dejando pasar una abundante cantidad de luz.
Espero que la velada haya sido de tu agrado Aren. Ahora tienes trabajo que hacer.
Le dijo desde arriba primero en un tono ladino y suspicaz, luego con bastante autoridad. Pandora asomó por detras curiosa y se le quedo mirando en cuanto el caido le dio la espalda permitiendo que el hechicero subiera.
Una vez arriba, Astaroth le daria las ultimas instrucciones y consejos.
Se cruzó de brazos y apoyo su cuerpo musculoso contra la pared escrutando al hechicero, si, se veia como renovado.
En la puerta tienes el vehiculo que te he facilitado. Te recuerdo que no debe haber supervivientes y que nadie debe vincular tus acciones conmigo. De ser asi, espero que uses juiciosamente tu poder. Me da igual si matas o si simplemente erradicas esos recuerdos, lo dejo a tu juicio.
Dijo el caido sin dar mas rodeos, se le notaba ligeramente ansioso. Efectivamente en la puerta estaba una Suzuki gsx, ultima generacion equipada con algunos detalles extras por si el hechicero los precisaba.
¿Tienes alguna pregunta antes de partir?
Escrutó con intensidad la mirada verde del hechicero. Astaroth no sabia que podria haberle dicho su parte femenina, aquella que tenia consciencia propia y que en esta ocasion habia "liberado". Tampoco pensaba que fuera a relatarle gran cosa, subestimaba al hechicero. ¿A caso ella le habria dado pistas para destruirlo? No seria suficiente con unas simples pistas. Mientras Aren cumpliera con su parte, este no tendria que temer de Astaroth.
Preguntó Pandora mirando en direccion a la puerta tras la cual se encontraba el hechicero. Astaroth permaneció sentado todo el tiempo desde que hubo regresado, unas horas antes del amanecer. Ya habia reclutado a los otros dos hechiceros, en esta ocasion fue mas facil convencerlos, riquezas, poder, lo de siempre y ademas solo tendrian que desempeñar un simple formalismo de calidad, confirmar que Aren habia efectuado bien su trabajo y de no ser asi, realizar las ultimas pinceladas.
Tenia los pies cruzados el uno sobre el otro encima de la mesa y la silla inclinada ligeramente hacia atras, ssu brazos estaban tras su cabeza y mantenia los ojos cerrados, como si en apariencia "descansara". La habia "liberado" en aquella fantasia, ilusion, sueño, con el unico proposito de retirar las telarañas de la mente del hechicero. Lo necesitaba fresco, cuerdo, no totalmente ido y alcoholizado por el recuerdo de un amor perdido. Era una de sus piezas claves y si una pieza fallaba, el plan peligraba.
Nada, ya se despertó.
Dijó abriendo de una vez sus ojos purpuras para mirar a la pequeña demonia. Habia sentido el incremento de su energia y magia, totalmente disminuida en aquella ilusion. Astareth lo habia hecho bien, ambos habian sacado beneficio. Ella un poco de atención y él un guerrero en condiciones. El placer podia traer tanta cordura como locura, y eso lo sabia hasta el propio caido. Se levantó del asiento y se apoyó en el marco de la puerta aun cerrada. Podia escuchar cada movimiento del hechicero por muy sutil que fuera y hasta que este no estuvo perfectamente vestido y aseado, "despejado", no habrió la puerta dejando pasar una abundante cantidad de luz.
Espero que la velada haya sido de tu agrado Aren. Ahora tienes trabajo que hacer.
Le dijo desde arriba primero en un tono ladino y suspicaz, luego con bastante autoridad. Pandora asomó por detras curiosa y se le quedo mirando en cuanto el caido le dio la espalda permitiendo que el hechicero subiera.
Una vez arriba, Astaroth le daria las ultimas instrucciones y consejos.
Se cruzó de brazos y apoyo su cuerpo musculoso contra la pared escrutando al hechicero, si, se veia como renovado.
En la puerta tienes el vehiculo que te he facilitado. Te recuerdo que no debe haber supervivientes y que nadie debe vincular tus acciones conmigo. De ser asi, espero que uses juiciosamente tu poder. Me da igual si matas o si simplemente erradicas esos recuerdos, lo dejo a tu juicio.
Dijo el caido sin dar mas rodeos, se le notaba ligeramente ansioso. Efectivamente en la puerta estaba una Suzuki gsx, ultima generacion equipada con algunos detalles extras por si el hechicero los precisaba.
¿Tienes alguna pregunta antes de partir?
Escrutó con intensidad la mirada verde del hechicero. Astaroth no sabia que podria haberle dicho su parte femenina, aquella que tenia consciencia propia y que en esta ocasion habia "liberado". Tampoco pensaba que fuera a relatarle gran cosa, subestimaba al hechicero. ¿A caso ella le habria dado pistas para destruirlo? No seria suficiente con unas simples pistas. Mientras Aren cumpliera con su parte, este no tendria que temer de Astaroth.
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Re: Malas compañías [Privado]
Aren le devolvió la mirada, vestía de negro por completo con un mono ajustado y sin distinciones, la vestimenta poseia varios bolsillos donde Aren depositó la redoma con la poderosa esencia de Uriel, se sentía extraño con solo tocarla, resplandecía a latidos como si desde allí percibiera las pulsasiones del corazón del arcángel. La vestimenta era muy parecida a la que llevaban los pilotos profesionales de moto, inifuga y muy resistente a las rozaduras. Los ojos verdes de Aren destellaron cuando se posaron sobre la moto, desviando sus orbes de aquellas amatistas, aun quedaba demasiado presente el recuerdo de Astareth, sobre todo por su cuerpo, la espalda era un mapa de arañazos y la impronda de sus besos ardía en su boca, no quería cometer una loca imprudencia como agarrar por la nuca a Astaroth, besarlo en la boca y decir algo así como; "dale recuerdos a ella"
-¿Puedo quedarme con la moto?-preguntó con una sonrisa, se adelantó cogiendo el casco verde brillante que sostenía Pandora entre sus dedos, fue hasta el vehículo de dos ruedas y abrió las piernas acomodándose sobre ella flexiblemente, sus músculos se perfilaron bajo la ajustada vestimenta, volvió la vista hacia Astaroth-Cumpliré con lo pactado.-se puso el casco, ocultando su rostro y se inclinó hacia delante, sus manos se posaron en las manillas, apretó y la moto rugió como un tigre, vibrando, aceleró y salió disparado hacia delante, en su mente ya estaban los puntos que eran sus objetivos, Aren poseía una gran memoria y además los meses pasados en aquella ciudad cuando fue amante de Sean le dieron el privilegio de conocerla.
La negra moto atravesó las calles como una centella oscura, hacia el centro de la urbe, su primer objetivo era un casino, un rascacielo, atacándolo, atraería la atenció de todos, hasta el punto que los siguientes dos objetivos estaban en las colinas, lo malo, los hombres de la organización de Sean lo verían, estaban al tanto de todo lo que ocurriera en aquella ciudad y que un edificio fuera derribado por un tipo particular de magía no pasaba desapercibido. Aren se detuvo a una distancia prudencia de la alta edificación. Estaba rodeada de jardines, era perfecto. Aren bajo de la moto sin quitarse el casco, miro al cielo, las nubes comenzaron a arremolinarse y cambiando de color a uno negro, todo el cielo se nubló y comenzó a llover, agua muy fría.
Aren se detuvo en el cesped y hundió los dedos en la tierra, cerrando los ojos, lo que pocos personas sabian es que la semillas de las plantas se encontraban en casi todos lados, esporas y esporas que flotaban en el aire y lo mejor de todo, incluso dentro de los estómagos de todo tipo de criatura y Aren solo le bastaba un leve resquicio de vida vegetal.
-¡¿EH, QUE HACE?!-un segurita con aroma a demonio se comenzó a acercar a el y de repente gritó cuando de sus fosas nasales y de su boca brotaron ramas, su piel se desgarró cuando las ramas surgieron y gritó cuando explotó en padazos, en su lugar quedó un arból de su estatura, su tronco poseía tres agujeros que evocaban una cara gritando de dolor, todo retorcido. De repente toda la estructura se sacudió cuando unas raices inmensas brotaron de la tierra, de cientos de metros de alto y ancho, duras y fuertes, sobre todos llenas de odio hacia cualquier criatura de dos patas. Se agarraron al edificio como si fueran un pulpo y comenzaron a aplastarlo como un cucurucho de papel. Aren jadeó mientras de su cuerpo se desprendía una luminiscencia verde, entró en el edificio, escuchaba los gritos pero movio los dedos, todas las salidas de bloquearon. Las raices buscaban los conductos de gas y Aren liquidó a las criaturas que estaban en el interior, usando sus métodos, hasta la carne que los demonios que ingerian los demonios en forma de suculentos de solomillos, hasta esos posean semillas vegetales.
Aren no olvidaba su desempeño, espació algunas gotas de esencia de Uriel por algunas zonas. Creía que todo estaba terminado cuando una cortina de fuego lo rodeó, giró la cabeza, levantando la visera del casco, era un demonio de medio rango.
-Jardín del Eden...-susurró, señalándolo, corvitiendolo en una hormiga, avanzó y lo escachó con la suela de la bota, por el momento tenía suerte, ni un demonio a la altura de su poder.
-¿Puedo quedarme con la moto?-preguntó con una sonrisa, se adelantó cogiendo el casco verde brillante que sostenía Pandora entre sus dedos, fue hasta el vehículo de dos ruedas y abrió las piernas acomodándose sobre ella flexiblemente, sus músculos se perfilaron bajo la ajustada vestimenta, volvió la vista hacia Astaroth-Cumpliré con lo pactado.-se puso el casco, ocultando su rostro y se inclinó hacia delante, sus manos se posaron en las manillas, apretó y la moto rugió como un tigre, vibrando, aceleró y salió disparado hacia delante, en su mente ya estaban los puntos que eran sus objetivos, Aren poseía una gran memoria y además los meses pasados en aquella ciudad cuando fue amante de Sean le dieron el privilegio de conocerla.
La negra moto atravesó las calles como una centella oscura, hacia el centro de la urbe, su primer objetivo era un casino, un rascacielo, atacándolo, atraería la atenció de todos, hasta el punto que los siguientes dos objetivos estaban en las colinas, lo malo, los hombres de la organización de Sean lo verían, estaban al tanto de todo lo que ocurriera en aquella ciudad y que un edificio fuera derribado por un tipo particular de magía no pasaba desapercibido. Aren se detuvo a una distancia prudencia de la alta edificación. Estaba rodeada de jardines, era perfecto. Aren bajo de la moto sin quitarse el casco, miro al cielo, las nubes comenzaron a arremolinarse y cambiando de color a uno negro, todo el cielo se nubló y comenzó a llover, agua muy fría.
Aren se detuvo en el cesped y hundió los dedos en la tierra, cerrando los ojos, lo que pocos personas sabian es que la semillas de las plantas se encontraban en casi todos lados, esporas y esporas que flotaban en el aire y lo mejor de todo, incluso dentro de los estómagos de todo tipo de criatura y Aren solo le bastaba un leve resquicio de vida vegetal.
-¡¿EH, QUE HACE?!-un segurita con aroma a demonio se comenzó a acercar a el y de repente gritó cuando de sus fosas nasales y de su boca brotaron ramas, su piel se desgarró cuando las ramas surgieron y gritó cuando explotó en padazos, en su lugar quedó un arból de su estatura, su tronco poseía tres agujeros que evocaban una cara gritando de dolor, todo retorcido. De repente toda la estructura se sacudió cuando unas raices inmensas brotaron de la tierra, de cientos de metros de alto y ancho, duras y fuertes, sobre todos llenas de odio hacia cualquier criatura de dos patas. Se agarraron al edificio como si fueran un pulpo y comenzaron a aplastarlo como un cucurucho de papel. Aren jadeó mientras de su cuerpo se desprendía una luminiscencia verde, entró en el edificio, escuchaba los gritos pero movio los dedos, todas las salidas de bloquearon. Las raices buscaban los conductos de gas y Aren liquidó a las criaturas que estaban en el interior, usando sus métodos, hasta la carne que los demonios que ingerian los demonios en forma de suculentos de solomillos, hasta esos posean semillas vegetales.
Aren no olvidaba su desempeño, espació algunas gotas de esencia de Uriel por algunas zonas. Creía que todo estaba terminado cuando una cortina de fuego lo rodeó, giró la cabeza, levantando la visera del casco, era un demonio de medio rango.
-Jardín del Eden...-susurró, señalándolo, corvitiendolo en una hormiga, avanzó y lo escachó con la suela de la bota, por el momento tenía suerte, ni un demonio a la altura de su poder.
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Re: Malas compañías [Privado]
Astaroth no respondio a la pregunta del hechicero, nunca le habian interesado las posesiones materiales en la tierra por ello podria hacer lo que deseara con esa moto. Cuando lo vió marchar se dirigio rapidamente a Pandora y le dijo cortante.
No, no puedes ir a ver nada, te quedaras aqui conmigo. ¿Esta claro?
Ella ya bien sabia que no debia desobedecerle ni traicionarlo de nuevo, ya habia aprendido la ultima vez que lo hizo y el caido habia sido muy misericordioso con ella, bien podia haberla asesinado y problema resuelto. Se sentó de nuevo en aquel lugar, colocando los pies sobre la mesa y cerro los ojos. No necesitaba de demonios espias para que viesen que tal lo haria Aren, su propia mente era suficiente. Pronto comprobo el poder del hechicero, que lo estaba haciendo todo a lo grande en lugar de ser sutil. Si cumplia su cometido a Astaroth no le importaba. Ademas tenia entendido por otras fuentes que los demonios de alto rango no pululaban ahora por la ciudad lo cual favoreceria la accion de Aren. Si este se topaba con alguno de sus "hermanos" estaria perdido.
Mhh....llama demasiado la atencion...
Susurro el caido con el ceño ligeramente fruncido. Aun asi otros podrian verlo, algunos demonios podrian escapar y escabullirse a los avernos para contarles la situacion a sus amos.
Manda a los otros, que sigan de cerca al hechicero y destruyan toda prueba o evidencia, que hagan desaparecer esa flora y la fauna que quede.. Que cerquen la zona afectada con una barrera que impida ver la destruccion ocasionada desde fuera. Quiero una ilusion, mas tarde desharan el hechizo. Rapido.
Ordeno Astaroth a su subalterna quien enseguida se desvanecio. Si queria incriminar a Uriel con esto, deberia apegarse a como actuaria el angel, la naturaleza no era su poder, pero si la destruccion en general. En esta mision se estaba arriesgando mucho, si los otros se enteraban de sus tretas entonces lo tendria bien jodido pues no podria enfrentarse a todos.
No, no puedes ir a ver nada, te quedaras aqui conmigo. ¿Esta claro?
Ella ya bien sabia que no debia desobedecerle ni traicionarlo de nuevo, ya habia aprendido la ultima vez que lo hizo y el caido habia sido muy misericordioso con ella, bien podia haberla asesinado y problema resuelto. Se sentó de nuevo en aquel lugar, colocando los pies sobre la mesa y cerro los ojos. No necesitaba de demonios espias para que viesen que tal lo haria Aren, su propia mente era suficiente. Pronto comprobo el poder del hechicero, que lo estaba haciendo todo a lo grande en lugar de ser sutil. Si cumplia su cometido a Astaroth no le importaba. Ademas tenia entendido por otras fuentes que los demonios de alto rango no pululaban ahora por la ciudad lo cual favoreceria la accion de Aren. Si este se topaba con alguno de sus "hermanos" estaria perdido.
Mhh....llama demasiado la atencion...
Susurro el caido con el ceño ligeramente fruncido. Aun asi otros podrian verlo, algunos demonios podrian escapar y escabullirse a los avernos para contarles la situacion a sus amos.
Manda a los otros, que sigan de cerca al hechicero y destruyan toda prueba o evidencia, que hagan desaparecer esa flora y la fauna que quede.. Que cerquen la zona afectada con una barrera que impida ver la destruccion ocasionada desde fuera. Quiero una ilusion, mas tarde desharan el hechizo. Rapido.
Ordeno Astaroth a su subalterna quien enseguida se desvanecio. Si queria incriminar a Uriel con esto, deberia apegarse a como actuaria el angel, la naturaleza no era su poder, pero si la destruccion en general. En esta mision se estaba arriesgando mucho, si los otros se enteraban de sus tretas entonces lo tendria bien jodido pues no podria enfrentarse a todos.
Astaroth- Cantidad de envíos : 195
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Re: Malas compañías [Privado]
Una columnas de fuego brotaron del rascacielos cuando las enredaderas hallaron los conductos de gas y los abrieron, en contacto con cientos de claves cortados, las chispas predieron el gas y varias explosiones sacudieron toda la construcción. Aren ya estaba saliendo cuando vio a los otros dos hechiceros realizando el conjuro de ilusión, a uno de ellos lo conocía, era ruso y respondía al nombre de Vladimir, se miraron y se ignoraron abiertamente, estaba allí para cubrir toda la mierda que estaba salpicando pero Aren no iba a ser sutil precisamente, mucha magía era consumida tan solo en aquello y cuando acabara todo lo pactado puede que se sumiera en un sueño que durara dás completos, tendría que buscar un lugar seguro, su cuerpo continuaba siendo muy humano y muy frágil.
Se encaramó de nuevo a la moto y condujo hacia las colinas hacia lo que sería el segundo local de aquel demonio que más que demonio al parecer actuaba como una especie de chulo putas y narcotraficante, no le sorprendía, después de todos los demonios encarnaban pecados, lo peor, buscar grandeza en ellos era algo completamente absurdo aunque el hijo de Sean era un demonio. El Krusnik se había encariñado con el joven, queriéndolo a su manera, suponía que tendría algo más que Sean pudo apreciar porque Aren nunca tuvo la oportunidad de conocerlo puesto que Sean no los presentó jamás, no deseaba mezclar aquellos aspecto de su vida.
Cuando Aren se detuvo delante de aquel local que era una especie de próstibulo, fruncio el ceño, estaba extrañamente silencioso. Entró libremente, no había guardias apostado en el exterior. De repente una bola de fuego lo golpeó y lo mandó volando por los aire hacia unas mesas, el casco salió desprendido de su cabeza, Aren jadeó, llevando una mano al costado, varias costillas rotas. Alzó la vista, era una demonia, una súcubo que al parecer era la encargada del local de putas de lujo.
-¿Quién eres?-detrás de ella aparecieron más demonios de bajo rango. Alzó una uña pintada y en la punta comenzó a formarse otra bola de energía. Aren se puso en pie, despacio, un hilo de sangre descendió por la comisura del labio, aquella mujer desprendía mucho más poder que los otros pero Aren era hechicero, se carecterizaban por ser rápidos de pensamientos y astutos. Llevó los dedos a uno de los bolsillos, sacando la redoma de Uriel, que contenía aquella poderosa esencia pura y lanzó algunas de las gotas al rostro de ella-¡AGGRRHHHHHHHHHHHH!-la mujer se llevó los dedos al rostro que se derretía como si fuera cera.
Aren cogió aire de nuevo y concentró todo su poder-¡JARDIN DEL EDEN!-segunda vez que usaba el don en un solo día. La ola de magía atravesó a los demonios de bajo rango que se convirtieron en lombrices blancas, una explosion de vida vegente inundó toda la sala y luego el edificio entero, las raíces volvieron a surgir para aplastar toda la construcción. La mujer se retorcía en el suelo entre chillidos, Aren fue hasta una pequeña barra, partió una botella de champage fue hasta ella y le clavó los filos rotos de cristal en lo que quedaba de su cara, empujando hasta que le atrevesó el cerebro, ella cayó completamente fulminada.
Aren escupió sangre sobre ella, mirando su cadaver retorcido, frunció el ceño, era en verdad un trabajo sucio aquel pero si deseaba obtener lo que quiería debía mancharse las manos. Repartió parte de la esencia de Uriel y luego fue hasta las cocinas, abrió todas las llaves de gas, volaría aquello también por los aires.
Se encaramó de nuevo a la moto y condujo hacia las colinas hacia lo que sería el segundo local de aquel demonio que más que demonio al parecer actuaba como una especie de chulo putas y narcotraficante, no le sorprendía, después de todos los demonios encarnaban pecados, lo peor, buscar grandeza en ellos era algo completamente absurdo aunque el hijo de Sean era un demonio. El Krusnik se había encariñado con el joven, queriéndolo a su manera, suponía que tendría algo más que Sean pudo apreciar porque Aren nunca tuvo la oportunidad de conocerlo puesto que Sean no los presentó jamás, no deseaba mezclar aquellos aspecto de su vida.
Cuando Aren se detuvo delante de aquel local que era una especie de próstibulo, fruncio el ceño, estaba extrañamente silencioso. Entró libremente, no había guardias apostado en el exterior. De repente una bola de fuego lo golpeó y lo mandó volando por los aire hacia unas mesas, el casco salió desprendido de su cabeza, Aren jadeó, llevando una mano al costado, varias costillas rotas. Alzó la vista, era una demonia, una súcubo que al parecer era la encargada del local de putas de lujo.
-¿Quién eres?-detrás de ella aparecieron más demonios de bajo rango. Alzó una uña pintada y en la punta comenzó a formarse otra bola de energía. Aren se puso en pie, despacio, un hilo de sangre descendió por la comisura del labio, aquella mujer desprendía mucho más poder que los otros pero Aren era hechicero, se carecterizaban por ser rápidos de pensamientos y astutos. Llevó los dedos a uno de los bolsillos, sacando la redoma de Uriel, que contenía aquella poderosa esencia pura y lanzó algunas de las gotas al rostro de ella-¡AGGRRHHHHHHHHHHHH!-la mujer se llevó los dedos al rostro que se derretía como si fuera cera.
Aren cogió aire de nuevo y concentró todo su poder-¡JARDIN DEL EDEN!-segunda vez que usaba el don en un solo día. La ola de magía atravesó a los demonios de bajo rango que se convirtieron en lombrices blancas, una explosion de vida vegente inundó toda la sala y luego el edificio entero, las raíces volvieron a surgir para aplastar toda la construcción. La mujer se retorcía en el suelo entre chillidos, Aren fue hasta una pequeña barra, partió una botella de champage fue hasta ella y le clavó los filos rotos de cristal en lo que quedaba de su cara, empujando hasta que le atrevesó el cerebro, ella cayó completamente fulminada.
Aren escupió sangre sobre ella, mirando su cadaver retorcido, frunció el ceño, era en verdad un trabajo sucio aquel pero si deseaba obtener lo que quiería debía mancharse las manos. Repartió parte de la esencia de Uriel y luego fue hasta las cocinas, abrió todas las llaves de gas, volaría aquello también por los aires.
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Re: Malas compañías [Privado]
Astaroth ahora estaba solo. Pandora se habia esfumado hacia unos minutos y aun no habia regresado. Seguia celoso la actividad de Aren, totalmente pendiente. Se movia rapido y no se andaba con rodeos, era el mejor mercenario que el caido podria haber elegido. Asi pues mientras visualizaba aquella "pelicula" se sirvió una copa de vino dorado, ese vino con textura ligeramente densa y un pequeño sabor mielado. Por supuesto también estaba vigilando a los otros dos hechiceros, que aunque poseian un trabajo menos agresivo, también debian emplear una gran cantidad de poder.
Tomó un largo sorbo de vino. Dos de los tres objetivos ya habian sido destruidos y su sonrisa se volvió mas acuciada. Ah, ya podia deleitarse de cuando aquellos, sus "hermanos" regresaran al mundo mortal y encontrasen todas sus pertenecienas y posesiones destrozadas apestando a angel. Se lo merecian. Un escarmiento por tratar de abandonar sus raices y sus principios...sobre todo ese demonio, Leviathan, al cual odiaba por haberse dejado seducir por un miserable demonio de rango inferior.
Si, Aren lo estaba haciendo muy bien. Cuando regresara le daria una compensacion extra. Le regresaria aquello que tanto deseaba aunque su corazon ni su mente lo pidieran.
Tomó un largo sorbo de vino. Dos de los tres objetivos ya habian sido destruidos y su sonrisa se volvió mas acuciada. Ah, ya podia deleitarse de cuando aquellos, sus "hermanos" regresaran al mundo mortal y encontrasen todas sus pertenecienas y posesiones destrozadas apestando a angel. Se lo merecian. Un escarmiento por tratar de abandonar sus raices y sus principios...sobre todo ese demonio, Leviathan, al cual odiaba por haberse dejado seducir por un miserable demonio de rango inferior.
Si, Aren lo estaba haciendo muy bien. Cuando regresara le daria una compensacion extra. Le regresaria aquello que tanto deseaba aunque su corazon ni su mente lo pidieran.
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Re: Malas compañías [Privado]
Mientras Aren se tocaba las costillas una vez subido a la moto, varias estaban rotas lo sentía al respirar pero de momento parecía que no tocaba ni uno de sus órganos vitales, no podía usar la magía en sanarlas justo en aquel momento, sería un desperdicio de energía y le quedaba un último objetivo, la mansión de aquel demonio, unos de los cientos de chalets de lujo enclavado en las colinas. Sabía que Sean tenía uno también por allí puesto que el krusnik le lego sus propiedades antes de largarse en la noche pero Aren las rechazó, no aceptaría limosnas como si fuera una cortesana, tenía demasiado orgullo para ello. El casco quedó atrás, quemándose, ahora tenía el rostro al descubierto y los cabellos castaños se agitaron en torno a su rostro cuando emprendió el camino a gran velocidad, subiendo las curvas.
La mansión de aquel demonio estaba aislada de una de las zonas, rodeada de amplios jardines, de nuevo se lo ponian todo en bandeja pero ahora sería más creativo, se detuvo delante de las grandes verjas, los hierros estaban entrelazados los unos con los otros, ni siquiera se molestó en leer el nombre del propietario. Bajó de la moto, sintiendo las cámaras que lo apuntaban. Los hechiceros posesina múltiples poderes y disciplinas, dependiendo de que senda de la magia escogieran. Aren volvió a tocar la tierra con sus dedos y lo que surgio estaba vez eran rosales negros, espinosos, rezumando veneno, como garras se adentraron en la propiedad, agarrando a los dedichados humanos y demonios que hubieran dentro de ella. Una de las ramas abrió la puerta a Aren, haciedola saltar por los aires, ya dentro se escucaban los gritos de dolor, no debía ser agradable morir por un neuro veneno, primero los dejaba completamenta paralizados y luego el corazon se paraba.
Toda la mansión era horteramente opulenta, vulgar mas bien, refljando el gusto de su propietario, Aren pateó varios cuerpos que encontró en su camino y fue hasta las grandes cocinas, abrió todas las llaves de gas mientras esparcia la esencia Uriel.
-Miauuu..-un enorme gato negro persa subio a la mesa de la cocina y lo miro desde ella, lamiendose una pata indolentemente, ignorante del peligro, llevando un collar de brillantes.
Aren lo contempló mientras todo se llenaba de gas a gran velocidad, no le importaban nada los demonios pero un gato....-maldito estúpido...tantas latas de carne te han dejado sin instintos-fue hasta el gato y lo cogio en brazos...Astaroh dijo sin testigos pero era solo un gato, lo supo cuando lo cogio en brazos, sondeando su mente, un gato que solo pensaba en la proxima comida y en las caricias. Aren fue hasta el exterior y chasqueó los dedos, una chispa verde brotó de ellos, una explosión esmeralda hizo que la mansión se viniera practicamente abajo, todo comenzó a arder. Aren corrió hasta la moto, el gato ahroa le clavaba las garras en el pecho, erizado, arrancó...parecía que todo habia sido en unos minutos pero llevaba horas..estaba cerca el ocaso del dia. Enfilo hacia el refugio de Astaroth.
La mansión de aquel demonio estaba aislada de una de las zonas, rodeada de amplios jardines, de nuevo se lo ponian todo en bandeja pero ahora sería más creativo, se detuvo delante de las grandes verjas, los hierros estaban entrelazados los unos con los otros, ni siquiera se molestó en leer el nombre del propietario. Bajó de la moto, sintiendo las cámaras que lo apuntaban. Los hechiceros posesina múltiples poderes y disciplinas, dependiendo de que senda de la magia escogieran. Aren volvió a tocar la tierra con sus dedos y lo que surgio estaba vez eran rosales negros, espinosos, rezumando veneno, como garras se adentraron en la propiedad, agarrando a los dedichados humanos y demonios que hubieran dentro de ella. Una de las ramas abrió la puerta a Aren, haciedola saltar por los aires, ya dentro se escucaban los gritos de dolor, no debía ser agradable morir por un neuro veneno, primero los dejaba completamenta paralizados y luego el corazon se paraba.
Toda la mansión era horteramente opulenta, vulgar mas bien, refljando el gusto de su propietario, Aren pateó varios cuerpos que encontró en su camino y fue hasta las grandes cocinas, abrió todas las llaves de gas mientras esparcia la esencia Uriel.
-Miauuu..-un enorme gato negro persa subio a la mesa de la cocina y lo miro desde ella, lamiendose una pata indolentemente, ignorante del peligro, llevando un collar de brillantes.
Aren lo contempló mientras todo se llenaba de gas a gran velocidad, no le importaban nada los demonios pero un gato....-maldito estúpido...tantas latas de carne te han dejado sin instintos-fue hasta el gato y lo cogio en brazos...Astaroh dijo sin testigos pero era solo un gato, lo supo cuando lo cogio en brazos, sondeando su mente, un gato que solo pensaba en la proxima comida y en las caricias. Aren fue hasta el exterior y chasqueó los dedos, una chispa verde brotó de ellos, una explosión esmeralda hizo que la mansión se viniera practicamente abajo, todo comenzó a arder. Aren corrió hasta la moto, el gato ahroa le clavaba las garras en el pecho, erizado, arrancó...parecía que todo habia sido en unos minutos pero llevaba horas..estaba cerca el ocaso del dia. Enfilo hacia el refugio de Astaroth.
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Re: Malas compañías [Privado]
Los otros dos hechiceros iban mas lentos en comparacion con Aren, peinaban la zona escrupulosamente en busca de algun superviviente para eliminarlo. La ilusion sobre el casino ya habia desaparecido y ahora solo quedaban las verdaderas ruinas. Mientras el hechicero egipcio hubo atacado el otro local, ellos habian mantenido la ilusion de que ahí dentro nada ocurria para evitar miradas curiosas. Tan pronto como Aren abandono el lugar y ellos se hubieron cercionado, también disiparon la ilusion, de un segundo a otro el lugar apareceria en ruinas. El modus operandis fue el mismo en la mansion de aquellos demonios y la mision fue finalmente completada.
Pandora habia regresado minutos atras y ahora se encontraba sentada sobre el escritorio con pinta de aburrida, pues ella no podia ver nada de nada. Sin embargo mirando a Astaroth pudo comprobar que la mision se habia realizado con exito, pues estaba sonriendo, una sonrisa fatal y triunfante. Se pregunto de que forma reaccionarian ahora aquellos generales cuando volviesen a su "hogar". En cualquier caso la reaccion seria divertidisma para él.
Aguardarian en la casa franca unas horas mas hasta que Aren y los otros hechiceros regresaran para completar el pago. Y asi fue cuando Astaroth escucho el rugido de aquella moto acercarse a la cabaña. Poco despues apareció Aren magullado, arañado, con una mancha densa y negra sobre el pecho, y no vino solo, se habia traido a un gato cuyas uñas estaban firmemente agarradas a su piel.
¿Un trofeo?
Susurro el caido alzandose de su asiento para acercarse a él. Pandora también lo hizo, solo que ella le retiró el gato de encima haciendo que este mediante persuasion femenina le quitase las garras. El gato percibia ese tufo demoniaco y de nuevo se sintio mas tranquilo. Ella lo acuno y jugueteo un poco mientras los mayores hablaban. Astaroth sujeto a Aren de la solapa de aquel mono negro y las abrió rasgando la ropa hasta observar la herida. Habia un gran moraton y a simple vista varias costillas rotas.
Lo has hecho muy bien Aren, estoy muy contento con tu trabajo.
Dijo mientras poso la palma de su mano en el costado del hechicero. Sabia que él no tendria fuerzas para usar ninguna magia ahora mismo, asi que el mismo caido le sanaria los huesos. Pronto Aren sentiria un intenso calor y un cosquilleo sofocante en esa zona seguido de una incomoda sensacion, señal de que los huesos se regeneraban. A continuacion se acerco mucho mas al hechicero sin apartar la mirada fiera y purpura de su rostro, y sustrajo del bolsillo trasero del mono el vial con la esencia del arcangel y en su lugar dejó la tarjeta de un hotel cercano a este emplazamiento en donde tenia habitacion disponible para el descanso, pues en esta cabaña ya no podria quedarse, Astaroth la destruiria en cuanto la abandonasen.
Damos por finalizada la mision....ve buscando un nombre para tu heredero.
Susurro cerca del oido del hechicero alejandose luego. Pandora regreso con el gato entre sus manos y se lo dió a Aren, ahora mas calmado e incluso ronroneando.
Pandora habia regresado minutos atras y ahora se encontraba sentada sobre el escritorio con pinta de aburrida, pues ella no podia ver nada de nada. Sin embargo mirando a Astaroth pudo comprobar que la mision se habia realizado con exito, pues estaba sonriendo, una sonrisa fatal y triunfante. Se pregunto de que forma reaccionarian ahora aquellos generales cuando volviesen a su "hogar". En cualquier caso la reaccion seria divertidisma para él.
Aguardarian en la casa franca unas horas mas hasta que Aren y los otros hechiceros regresaran para completar el pago. Y asi fue cuando Astaroth escucho el rugido de aquella moto acercarse a la cabaña. Poco despues apareció Aren magullado, arañado, con una mancha densa y negra sobre el pecho, y no vino solo, se habia traido a un gato cuyas uñas estaban firmemente agarradas a su piel.
¿Un trofeo?
Susurro el caido alzandose de su asiento para acercarse a él. Pandora también lo hizo, solo que ella le retiró el gato de encima haciendo que este mediante persuasion femenina le quitase las garras. El gato percibia ese tufo demoniaco y de nuevo se sintio mas tranquilo. Ella lo acuno y jugueteo un poco mientras los mayores hablaban. Astaroth sujeto a Aren de la solapa de aquel mono negro y las abrió rasgando la ropa hasta observar la herida. Habia un gran moraton y a simple vista varias costillas rotas.
Lo has hecho muy bien Aren, estoy muy contento con tu trabajo.
Dijo mientras poso la palma de su mano en el costado del hechicero. Sabia que él no tendria fuerzas para usar ninguna magia ahora mismo, asi que el mismo caido le sanaria los huesos. Pronto Aren sentiria un intenso calor y un cosquilleo sofocante en esa zona seguido de una incomoda sensacion, señal de que los huesos se regeneraban. A continuacion se acerco mucho mas al hechicero sin apartar la mirada fiera y purpura de su rostro, y sustrajo del bolsillo trasero del mono el vial con la esencia del arcangel y en su lugar dejó la tarjeta de un hotel cercano a este emplazamiento en donde tenia habitacion disponible para el descanso, pues en esta cabaña ya no podria quedarse, Astaroth la destruiria en cuanto la abandonasen.
Damos por finalizada la mision....ve buscando un nombre para tu heredero.
Susurro cerca del oido del hechicero alejandose luego. Pandora regreso con el gato entre sus manos y se lo dió a Aren, ahora mas calmado e incluso ronroneando.
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Re: Malas compañías [Privado]
Aren se quedo quieto en pie con el enorme gato negro entre sus manos, con el mono abierto, mostrando su pecho moreno y su vientre, notando el poder de Astaroth que estaba actuando sobre su cuerpo, sentía el cosquilleo de las costillas volviendose a soldarse y el calor de los vasos sanguineos siendo reparados de nuevo, fue afortunado que el demonio curara esas heridas en el estado en cual estaba no tenía fuerzas suficientes para hacer uso de la magia. Pero todo eso era meramente secundario, sus ojos verdes se abrieron enormemente cuando escuchó las palabras de Astaroth..¿qué quería decir con ella? era algo que a él se le había pasado por alto, algo importante que en aquellos meses que estuvo como completamente aturdido no fue capaz de analizar, frunció el ceño y apretó los labios...que fuera ya eligiendo un nombre como si la llegada de su descendiente fuera algo inminente.
Se giró y se encaminó hacia la moto, se sentó en ella, todavía aturdido, mareado, apretando los labios. Llevó una mano hacia atrás y cogió la tarjeta donde estaba la dirección de aquel hotel, los dedos de Astaroth rozaron divertidos las nalgas de Aren cuando la depositó allí y a cambio cogió el vial con la poderosa esencia de Uriel, al hechicero no habría importado quedarse con ella, era algo realmente podero, capaz de fundir a un demonio de alto rango con tan solo entrar en contacto con su piel. Los morenos dedos de Aren acariciaron el lomo de su nueva mascota que ahora ronroenaba, mirandolo con sus dorados ojos, Aren meditaba mientras acomodaba al animal, notando que su cuerpo comenzaba a quedarse entumecido, necesitaba descansar de inmediado...su organismo estaba agotado.
Arrancó y mientras conducía la luz se fue haciendo en su mente, Sean y él se separaron unos meses pero durante ese tiempo tuvieron sexo, fueron apasionados en su encuentros y el krusnik se corría dentro de él, colmándolo con su semilla, su poderosa esencia. Aren siempre creyó que sería otro ser quien le diera a su descendiente pero nunca se le pasó por la cabeza que sería él mismo quien lo trajera a aquel mundo. Puede que durante esos meses ya estuviera concibiendo vida pero tambien era posible que debido a su estado, la concepción se suspendiera o puede que la magia la mantuviera paralizada sabiendo que su cuerpo y su mente no estaban en buenas condiciones y ahora Astaroh rompia ese bloqueo y la naturaleza continuaba su curso. Todo aquello eran meras suposiciones pero si estaba en lo cierto...se toco el vientre y de repente sonrió, puede que tuviera que buscar en serio donde instalarse, al menos un tiempo.
La moto se detuvo delante de un hotel de buena calidad, Aren se bajó de ella, tambaleándose, comenzaba a temblar, el botones la cogió con cuidado y la aparcó cuando Aren mostró la tarjeta, lo acompañaron hasta la lujosa habitación sin siquiera poner pegas al gato que todavía estaba aferrado a él. Aren no tuvo demasiado tiempo en fijarse en los detalles de la habitación, simplemente se arrastró hacia la cama, se desnudó y se dejó caer entre las sábanas blancas e impolutas, enseguida se sumergió en el sueño del mago, era como se denominaba al descanso que se apoderaba del hechicero tras un gasto de energía y no despertaría en días. Apoyó las manos sobre su vientre de forma protectora, por fin una personita que sería suya, su sangre, que estaría a su lado...tan miles de años, ya llegaba el momento que tanto anheló.
Se giró y se encaminó hacia la moto, se sentó en ella, todavía aturdido, mareado, apretando los labios. Llevó una mano hacia atrás y cogió la tarjeta donde estaba la dirección de aquel hotel, los dedos de Astaroth rozaron divertidos las nalgas de Aren cuando la depositó allí y a cambio cogió el vial con la poderosa esencia de Uriel, al hechicero no habría importado quedarse con ella, era algo realmente podero, capaz de fundir a un demonio de alto rango con tan solo entrar en contacto con su piel. Los morenos dedos de Aren acariciaron el lomo de su nueva mascota que ahora ronroenaba, mirandolo con sus dorados ojos, Aren meditaba mientras acomodaba al animal, notando que su cuerpo comenzaba a quedarse entumecido, necesitaba descansar de inmediado...su organismo estaba agotado.
Arrancó y mientras conducía la luz se fue haciendo en su mente, Sean y él se separaron unos meses pero durante ese tiempo tuvieron sexo, fueron apasionados en su encuentros y el krusnik se corría dentro de él, colmándolo con su semilla, su poderosa esencia. Aren siempre creyó que sería otro ser quien le diera a su descendiente pero nunca se le pasó por la cabeza que sería él mismo quien lo trajera a aquel mundo. Puede que durante esos meses ya estuviera concibiendo vida pero tambien era posible que debido a su estado, la concepción se suspendiera o puede que la magia la mantuviera paralizada sabiendo que su cuerpo y su mente no estaban en buenas condiciones y ahora Astaroh rompia ese bloqueo y la naturaleza continuaba su curso. Todo aquello eran meras suposiciones pero si estaba en lo cierto...se toco el vientre y de repente sonrió, puede que tuviera que buscar en serio donde instalarse, al menos un tiempo.
La moto se detuvo delante de un hotel de buena calidad, Aren se bajó de ella, tambaleándose, comenzaba a temblar, el botones la cogió con cuidado y la aparcó cuando Aren mostró la tarjeta, lo acompañaron hasta la lujosa habitación sin siquiera poner pegas al gato que todavía estaba aferrado a él. Aren no tuvo demasiado tiempo en fijarse en los detalles de la habitación, simplemente se arrastró hacia la cama, se desnudó y se dejó caer entre las sábanas blancas e impolutas, enseguida se sumergió en el sueño del mago, era como se denominaba al descanso que se apoderaba del hechicero tras un gasto de energía y no despertaría en días. Apoyó las manos sobre su vientre de forma protectora, por fin una personita que sería suya, su sangre, que estaría a su lado...tan miles de años, ya llegaba el momento que tanto anheló.
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