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Mensaje por Invitado Vie Jun 15, 2012 3:27 am

¿Dónde coño estaba? Aren se sobresaltó cuando el todoterreno en el que iba cogió un bache y su cuerpo se movió bruscamente en el asiento, seguramente era eso lo que hizo que despertara de su intranquilo sueño. Miró en torno suyo, sus ojos verdes estaban algo opacos, por la nieblas del sueño y de una malas noches, pudo ver a otros hombres acomodados al lado y cerca de él, se les quedó mirando y ellos le devolvieron la mirada, todos iban vestido de negro y parecían parecían peligrosos. No era un efecto difícil de emular, solo se debía estar con el ceño fruncido, sin sonreír y mirando por debajo de las cejas, dando la apariencia de controlar toda la situación. La tensión del ambiente se vio desminuida cuando Aren bajó la ventanilla, se asomó y vomitó en varias arcadas, luego cerró y sin pudor alguno cogió el cinturón de seguridad para limpiarse los labios.

Ahora se encontraba algo mejor después de haber vomitado, se irguió en su asiento, pero continuaba la pregunta de cómo diablos había llegado hasta allí. Llevaba unos meses malos, mas bien de mierda tirando a apocalipticos, Sean y él se habían separado, en realidad no podía culparlo, su hijo murió de una forma horrible y Sean buscaba consuelo por si mismo, aclarar sus ideas, necesitaba estar solo como siempre estuvo, era allí donde se encontraba más fuerte. Pero Aren admitía que era un bastardo egoista porque hubiera deseado quedárselo para él, celoso de que Sean pareciera sentir un cariño natural hacia su vástago aunque fuera un demonio, deseó poder estar a su lado y terminar de cerrar el vínculo que estableció entre ellos y que ahora estaba roto aunque extrañamente notaba que se había llevado una parte de Sean con él.

Se apartó de la organización de Sean, fue facil burlar sus vigilancia, bastó convertirlos en conejos durante quince minutos para que él se pudiera esfumar. Y se dedicó a vagar de bar en bar, quizás tratando de aclararse sus propias ideas y emociones, para empezar, plateándose por qué no fue capaz de declarse y también apaciguar la rabia de haber perdido a Sean. Quizás debió atarlo a la cama con cadenas como un perro en vez de consololarlo solo con caricias, tal vez se equivocó en varias cosas, tal vez nunca debió suceder nada entre ellos.

Descuidó parte de su aspecto, ahora estaba más delgado aunque su cuerpo continuaba definido pero lo cierto es que le costaba meterse algo en la boca sin vomitar, luego bebía pero en realidad no era capaz de pasar del segundo vaso sin estar ya del todo mareado, sus cabellos castaños estaban más largos, los había dejado crecer. Recordaba que la noche anterior alguien se acercó a su mesa, le dijo que buscaban hechiceros, que le darían dinero, Aren perdió el suyo o le robaron, no se acordaba, pero el tipo, que olía a demonio claramente, no entendió la mitad que le decía pero le pagó las copas y necesitaba dinero, no podía crearlo de la nada. Y ahora estaba allí.

Ladeó el rostro, se había quedado en los Ángeles, el por qué no lo sabía, sabiendo que Sean no iba a regresar pero se quedó porque no tenía ganas de viajar, prefería quedarse allí, quizas donde vivió momentos cercanos a la felicidad. Metió los dedos en el bolsillo y notó el tacto del papel, la nota de Sean, doblada, todavía la tenía a modo de recordatorio. Apartó los dedos, quizás una noche la quemara o la tirara, pero de momento se quedaria donde estaba. El coche subió por una cuesta y se detuvo delante de una local, lujoso aunque no parecía que esa noche estuviera abierto al público. Bajó del auto con los otros hechiceros, sí, notaba que eran hechiceros e hizo una mueca de desprecio, no se llevaba bien con otros hechiceros, era tan egocentrico como una peonza. Observo a los seguritas de la entrada, uno era humano pero otro emitía un tufo a demonio.

El demonio les hizo un gesto-entren caballeros, les están esperando.
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Mensaje por Astaroth Vie Jun 15, 2012 4:21 am

Habia algo que Astaroth tenia muy claro desde que habia regresado a la tierra y es que todo el mundo tenia un precio y que no habia alma lo suficientemente candidad que no sucumbiera al pecado. Los Ángeles era la ciudad del pecado gracias a unos demonios que hicieron verdadero patrimonio allí. Estaban demasiado comodos en su pequeña ciudad de vicio y corrupcion en donde varias bandas disputaban tambien el poder territorial de la misma. Astaroth veia esa lucha de poderes demasiado patetica asi que habia decidido actuar de una vez por todas.

Convoco a la mayor parte de sus huestes y los fue desperdigando por toda norte america en busca de los hechiceros mas capaces. Otros tantos habian ido a España, Europa, pero no todos conseguian "reclutar" a dichos elementos, habian algunos bastante tercos que terminaban pereciendo por no cooperar.

La primera selección seria la mas cercana al territorio que pretendia desestructurar. Aguardaba en el interior de ese local, un punto seguro para hurdir sus artimañanas, sin temor a que ninguna ratita se soltara mas de la lengua. Astaroth habia probado personalmente la lealtad de cada demonio que los acompañaba asi que no temia por los chivatos y las traiciones. Llegaron antes de lo establecido, pero él y su pequeña pantomima ya estaban preparados y listos para actuar.

Habian replegado una hilera de cuatro sillas en total, para los cuatro hechiceros y los sentaron ahi vigilandolos celosamente. Una niñita, una joven de unos 12 años estaba sentada sobre una mesa y entre sus delicadas manos hacia girar el tambor de una pistola. Era el unico sonido que se oia a parte de las respiraciones entrecortadas de los "invitados". De los cuatro solo uno habia accedido a montarse en el coche, aunque claro su condicion era de ebriedad total. Les habian vendado los ojos, toda proteccion era poca, excepto al ebrio que seguramente no recordaria nada mas que el sabor de su propio vomito.
Al lado de la niña habian seis hombres, tres a cada lado de ella, todos ellos demonios.

¿Me pueden prestar un poquito de atención?

Dijo la chiquilla irgiendose del asiento para caminar sobre la mesa.

Han sido seleccionados como posibles candidatos en una mision supersupersuper secreta. De antemano disculpamos si nuestro trato ha sido demasiado rudo

Hizo un mohin parecido a un puchero mirando al hechicero de cabellos largos.

Pero es que no todos cooperan facilmente

Y se encogió de hombros. Caminando a grandes zancadas por lo largo de aquella mesa.

La mision consiste en una serie de ataques puntuales en diferentes puntos de la ciudad de los Ángeles y alrededores. Los motivos son confidenciales y supersupersuper secretos. Por supuesto habra una generosa recompensa para aquellos que accedan a colaborar. ¿Alguna pregunta?

Se detuvo, afilo sus vivarachos y oscuros ojos y fue mirando uno tras uno a los hombres mágicos. Alzó la pistola y apunto al que alzó la mano. Denotaba hostilidad y se notaba que no estaba a favor de ninguna colaboracion con demonios. La chica escuchó su pregunta y fruncio el ceño pensativa, apoyando el cañon de la pistola en su menton.

¿Que pasara si os negais? Mhhh lamentablemente no es algo que pueda responder, pero asi como recompensaremos generosamente a los que colaboren, castigaremos generosamente a los que rehusen.

Parpadeo y esbozo una sonrisa soñadora ignorando el gesto de aprension de aquel tipo.

¿Alguna pregunta mas antes de proseguir? ¿Si? ¿El lindo de los cabellos largos? Pareces mareado, ¿Necesitas un cubo para vomitar?

Astaroth observaba desde las sombras, habia mirado las verdades en sus almas y sabia de esos hombres con un simple avistamiento.
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Mensaje por Invitado Vie Jun 15, 2012 4:46 am

Aren se sentía como dentro de alguna película alternativa, de esa de serie B o del propio Tarantino cuando vio a la niña con la pistola. Probablemente se habría echado a reír y hubiera preguntado dónde diablos estaba las cámaras para enviar un saludo a Sean. Pero el aroma de demonio se hizo tan intenso que logró despejar parte de su borrachera y no solo era el olor, era la enorme concentración de poder del lugar, parte provenía de la niña. Una apariencia inocente para esconder otra cosa muy distinta, los demonios eran amantes de ese tipo de juego y engaños, pero notaba algo más una esencia vieja, tan abrumadora que parecía estar en cada molécula del local, llenando el aire y saturando los sentidos, Aren evitó mirar hacia las sombras, consciente de que la oscuridad escondía algo y no estaba del todo seguro de querer verlo, prefería seguir borracho un rato mas. Se pasó los dedos por los cabellos largos ahora, continuaba ebrio pero no tan gilipollas como hace unas horas, era más consciente de todo aunque no se encontraba aterrorizado, simplemente evaluaba las posibilidades de salir de aquel pozo donde él mismo se metió de cabeza.

Los ojos verdes de Aren recorrieron el rostro de la niña que le sonreía con increible dulzura-No, preciosa. No necesito el cubo aunque no me importaría otra copa para pasar la resaca.-cuanto menos supiera era mejor, conociendo a los demonios, eliminarían todos los cabos sueltos cuando terminaran lo que sea que tuvieran entre manos y él no deseaba ser liquidado, ni muerto en un sucio callejón. Pero era evidente que aquello no sería para echar unas cartas del tarot. Hizo una ligera mueca cuando su vientre se removió, ultimamente andaba delicado de estómago, quizás debiera pasarse al zumo de tomate.

-Así que es algo super super super secreto..-se masajeó las sienes y se echó levemente atrás en su asiento, haciendo que su camisa negra se abriera un poco más, mostrando el pecho moreno y el escarabajo de oro. Notando las miradas de los demonios ataviados con sus trajes negros-Y seremos generosamente recompensados. Solo quisiera saber si vamos a enfrentarnos a criaturas sobrenaturales y si se precisa algún tipo de sutileza o meramente vamos a arrasar con lo que veamos-le sonrió a Pandora-Y no lo tomes como una pregunta atrevida, corazón. Solo quiero saber si tengo que darme una ducha fría antes de irnos, nada mas.

No quería saber demasiado, no lo necesitaba, menuda mierda en la que se fue a meter, tenía suerte de no estar siendo vendido en un mercado árabe como esclavo.Inspiró despacio, le estaban entrando ganas de orina, demasiadas copas, necesitaba despejarse-Necesito ir al servicio-aunque no le importaba bajarse los pantalones allí mismo pero tampoco era plan de andar enseñando sus encantos a demonios que parecían estar a punto de dar un golpe de estado.-Y después seré todo tuyo.
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Mensaje por Astaroth Vie Jun 15, 2012 5:08 am

La niña se quedo prendada con el colgante de oro en forma de escarabajo, como a la mayoria de las mujeres y las urracas le encantaban las joyas. Habia notado tambien que de los cuatro hechiceros el moreno era el mas antiguo, poderoso y por lo tanto el mas sensitivo. Posiblemente ya estaria al tanto de que un ente superior observaba oculto y sin embargo no mostro ningun ápice de miedo. Dicha carencia de emocion significaba dos cosas que no le importaba nada excepto el mismo o que habia perdido las ganas de vivir. Pandora bajó de la mesa y caminó hasta donde se encontraba el moreno pelilargo.

Antes de responderle a cualquiera de sus palabras uno de los otros hechiceros, un hombre anodino sin nada especial en su rostro o en su fisico exceptuando su alta dosis de normalidad y patetismo la interrumpio.
Pandora lo miro con ojos exorbitados y suspiro cuando aquel tipo pregunto por el tipo de recompensa.

Señores, vayamos por partes. Estoy segurisima de que la recompensa que les ofreceremos sera de su agrado asi que en cuanto acepten o denegen el trabajo hablaremos de ella. Por otra parte no puedo facilitarte dicha informacion...Aren... hasta como he dicho, saber si estan o no conformes.

Se acercó al hombre y tomó el colgando de escarabajo entre sus pequeños dedos examinandolo. Lo solto al cabo de un rato y taladro esos ojos verdes con los propios que eran oscuros como oscuros pozos a la perdicion. Los segundos pasaron lentamente, ella solo observaba mientras un cambio mas notable se desenvolvia en ese ambiente opresivo.

Uno de los hechiceros, el que aún no habia dicho palabra alguna decidio intentar salir de este embrollo por la fuerza, lamentablemente antes de que pudiera desperdigar sus apoteosicas flamas y posiblemente destruir a algun demonio menor su poder fue sellado y su cuerpo entro en combustion espontanea. Todo fue muy rapido, apenas un cliché. Un segundo y aquel cuerpo ardiente y sumiso en el suelo se consumio en cenizas. La reaccion de los otros dos hechiceros fue francamente comprensible. El señor ceñudo anti-demonios se revolvió creyendose mejor que el otro monton de cenizas y trató de manipular el metal de las armas que los apuntaban, pero la magia fue tambien sellada dentro de su cuerpo y la sangre manó de sus labios y ojos acompañado de una hemorragia interna masiva.

Pandora miró a los cadaveres con indiferencia y luego al tipo anodino que estaba ligeramente encogido, bastante aterrado. Parpadeo un par de veces en silencio, comunicandose mentalmente con su amo y finalmente esbozo una amplia sonrisa, enfocó el arma hacia el aterrado y disparo acertando en medio de los dos ojos.

¡¡Enhorabuena Aren!! ¡¡Tenemos un ganador!!!! Chicos, limpien toda esta mierda y tuuu.....

Jaló al hechicero de la muñeca levantandolo de la silla con pasmosa facilidad y fuerza y lo llevó hasta la pared del fondo en donde se revelo opticamente una puerta que antes no habia sido mostrada.

Entra ahi...podras mear y te responderan a lo que cuestionaste antes...SUERTE!!!!

Animó la chica dandole una palmada a ese firme trasero antes de que este cruzara la puerta. Dentro de la pequeña habitacion habia un maliluminado despacho, una mesa desvencijada, un sillon con una tela rojiza raida y una figura oculta en aquella sombra antinatural.

El baño esta tras esa puerta.

Susurro una voz profunda, grave y aterciopelada sin revelar aun su identidad.

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Mensaje por Invitado Vie Jun 15, 2012 5:37 am

Aren sintió el poder que manaba de Pandora con más claridad cuando ella posó los dedos sobre su terso y lampiño pecho para tomar el escarabajo de oro, admirandolo. Era una joya muy antigua, perteneció a su madre y era todo lo que le quedaba de ella, hecho en oro y turquesa, representaba la vida eterna y también era un símbolo de la nobleza egipcia. Se miraron a los ojos, Aren no hizo amago alguno de apartarse, ni un solo tipo de expresión atravesó su semblante de finos de exóticos ragos, sus orbes verdes e intensos mantuvieron la mirada de Pandora durante minutos, si la apartaba ella haría una de las dos cosas siguientes; lo mataría o le arrebataría la joya. No deseaba ninguna de las dos opciones. Aren parpadeó cuando el primer hechicero se convirtió en llamas, escuchó su grito y el olor a carne quemda llenó todo el recinto, no se movió, ni siquiera ladeó el rostro, notando el calor cerca de él. El segundo no corrió mejor suerte, Aren tampoco se preocupó, eran idiotas, unos grandes idiotas, si uno quería llegar a la edad de él debía saber como sobrevivir.

El hechicero movió los dedos solo cuando Pandora disparó al último desgraciado, unas gotas de sangre salpicaron al rostro de Aren que alzó los dedos y la tocó, deslizando apenas sus yemas por ellas, manchándose. La muerte de aquellos tres no lo conmovió, era muy viejo y había vivido mucho, también tenía un gran ego y solo se preocupaba por el aunque Sean, el poco tiempo que estuvo con él, logró que sintiera cierta empatía por otras criaturas pero estos meses de soledad lograron que volviera a aferrarse a su viejo yo para continuar hacia delante a pesar del dolor sordo de su corazón.

No le sorprendió cuando ella lo llamó por su nombre y lo puso en pie de un tirón, sus rodillas no temblaron pero expiró una bocanada de aire que contuvo en sus pulmones durante aquellos minutos. Al parecer se quedaron con él unico que valia, o sea, él. El ganador de la masacre. Dejó que lo llevara hasta el fondo de la sala y la puerta se abrió, sintió que le daba una palmada en aquella firmes y altivas nalgas haciendo que caminara dentro. Aren dio unos pasos y se detuvo...allí, la presencia era tan aplastante que tuvo que evitar lanzar un quejido de dolor y molestia, la magía era negra, chorreante y oscura...un poder más viejo que el mundo.

Casi se orinó encima cuando escuchó la masculina voz, apretó los labios-Gracías...-susurró roncamente, no movió la cabeza hacia las sombras, de donde provenía la voz. Le temblaron las manos, su corazón se aceleró pero se encaminó al baño y cerró la puerta. Apoyando su espalda contra ella, respirando ahora más rapido-....diosa...te gusta jugar conmigo-susurró. Primero orinó, notando que todavía tenia algunas arcadas, mear le sentó bien, aclaró algo su mente. Luego fue hasta el lavamonos, abrio el agua y se quito la camisa, se lavó las manos, el rostro y el pecho, tratando que despejarse por completo, sus cabellos se humedecieron y se pegaron a su rostro, se observó en el espejo, sus verdes ojos le devolvieron la mirada. Debía concentrarse y mantener la calma para salir vivo de aquello o al menos cuerdo.

Abrió la puerta del baño al cabo de diez minutos y salió, abrochándose la camisa despacio, mirando los botones sin alzar aun la vista hacia las sombras donde estaba aquella presencia abrumadora-No preciso saber tu nombre, me basta que sepas el mio. Pero supongo que eres alguien con el poder de arrancar un alma de un cuerpo con una uña o destruir este lugar con solo chasquear la lengua..-caminó despacio hacia el centro del depacho y luego se acomodó en el sillón, negándose todavia a hacer contacto visual...había creido ver dos chispas violetas suspendidas en la negura-Así que soy un hombre afortunado...dime..¿qué deseas de mi? Supongo que no quieres consejos sobre talismanes o bolas de cristal.
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Mensaje por Astaroth Vie Jun 15, 2012 9:16 am

Astaroth aguardo pacientemente a que el hechicero estuviera listo para tratar las distintas cuestiones. Parecia no haber tratado nunca antes con un ser infernal como él aunque se habia mostrado confiado y seguro durante todo aquel paripé. Al salir del baño mantuvo la intranquilidad y la desconfianza a raya y se expreso con altaneria y cinismo despertando una pequeña risa del principe infernal. No habia razon alguna para ser descortes con este invitado en particular, despues de todo requeria de él una colaboración, no un pacto y a cambio tendria su retribuida recompensa.

La oscuridad se disipó y la figura de Astaroth fue emergiendo de la misma, su rostro moreno con ambas pupilas purpuras centelleantes asi como su cuerpo, el pecho al descubierto con aquel medallon grabado en plata con la figura de un cuervo y un chaleco de raso violeta con bordados arabes. En los brazos musculosos rodeando sus biceps tenia dos pulseras doradas con forma de serpientes y en sus dedos algunos anillos.

Tienes razon, podria arrasarlo todo facilmente... ¿No sientes curiosidad de por que preciso la magia de un hechicero?

Se inclinó hacia adelante escrutandolo con fijeza y movió la mano para arrastrar un vaso de cristal medio lleno con un liquido ambarino y un par de hielos dentro. Se lo estaba ofreciendo para revertir los efectos de esa resaca que cargaba y a falta de remedios menos agresivos bien valia un vaso de whisky.

Bebe... -hizo una pausa y prosiguió- Normalmente los hombres como tu tienen miles de preguntas en mente, son curiosos por naturaleza y ante un ser como yo que puede ofrecer cualquier respuesta a cualquier pregunta se muestran mas...expectantes.

Esbozo una ligera sonrisa y creo una copa de cristal de la nada de la cual el liquido ambarino surgia del interior de la misma. Muchos filosofos, hechiceros, hombres poderosos que invocaron a los demonios buscando sabiduria la habian encontrado en Astaroth, respondia a cualquier pregunta en cualquier idioma incluso a aquellas que se tachaban de dudas existenciales, pero también exigia un alto precio.

Antes de explicarte lo que deseo de ti...¿Que deseas tu Aren? Dime tu precio.

Enarco una de sus gruesas y bien definidas cejas viajando en el pasado y en el presente del hechicero solo con mirarlo a los ojos. Al parecer estaba atravesando un desengaño y su indiferencia hacia todo ademas de su ego superlativo estaba incentivado por ello.
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Mensaje por Invitado Vie Jun 15, 2012 9:40 am

Los ojos verdes de Aren se posaron en el rostro perfecto, atractivo y masculino de Astaroth, sobre todo en aquellos orbes, intensos y penetrantes que parecía estar desnudando su alma y contuvo el impulso de abrazarse a si mismo porque era una sensación incómoda, intimidamente. "Violetas...." había visto aquellos ojos antes, sus dedos apretaron los antebrazos del roido sillón, sí, había visto aquellos ojos en una de las figuras de los frescos del templo de Ra. En las pinturas se mostraban el juicio de las almas y como los corazones de los culpables eran entregado a los chacales para que fuera devorados, en uno de los lados, con cabeza de pájaro negro estaba un demonio o una especio de dios del submundo. Esa fue la primera vez, la segunda fue en la India, de nuevo otro dios del inframundo que jugaba con las almas y devoraba los niños nacidos de incestos..también de ojos violetas. No estaba ante cualquier demonio con ínfulas de grandeza y ansías de poder, estaba ante un príncipe infernal.

Aren agarró el vaso de whisky dio un largo trago, lo necesitaba porque le daba la impresión que su corazón se había detenido en aquel momento, inspiró profundamente y volvió a posar los ojos en él, era hermoso...hermoso y peligroso, recorrió su pecho y reconoció el símbolo de su poder y estatus, ya lo había contemplado en algunos viejos libros de hechiceria. Se recostó hacia atrás, intentando mantener la cabeza fría, hasta ahora había evitado los tratos con demonios, conocía sus juegos, su padre le habló muchas veces de ellos y prefirió no tener que invocarlos ni pedirles favores. Y allí estaba ahora, frente a uno de los grandes...¿debería darse palmaditas en la espalda por ello?

-Los favores de los de tu raza siempre son caros y las preguntas con doble filo...-ahora alzó la vista para mirarlo de frente-Astaroth...-suspiró-hubiera preferido que permanecieras en las sombras como un padrino italiano así no tendría temblores en los dedos-no tener miedo era de estúpidos pero debía controlarlo.-¿Mi precio?

Entrecerró los ojos, podía preguntar cualquier cosa, pedir cualquier cosa, suponía que hasta el regreso del hijo de Sean pero dudaba que un cadáver viviente fuera lo más divertido o el mejor regalo. No, los muertos debían quedarse con los muertos y el pasado enterrado. Se sentía cada vez más viejo, cada menos humano, cada vez más despegado de aquel mundo y cada vez más decepcionado de todo...parecía que el amor solo era una palabra inventada por un grandísimo hijo de puta que debía estar riéndose a costa de todos. Ahora poco le quedaba para sentir que debía aferrarse pero debía saberlo aunque le costara caro. No era poder lo que queria, hasta eso ya lo aburría, era suficientemente poderoso.

-Un hijo..-lo miró-Como sabrás los conocimientos y mi magia se transmite por la sangre. Dime...¿ves a mi descendiente en el futuro o simplemente moriré y todo se pudrirá?-se terminó el vaso de un trago-no pido gran cosa, ya ves. Soy un hombre sencillo, solo quiero saber si merece la pena respetar lo que queda en este estercolero que todos los demonios ambicionan dominar.
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Mensaje por Astaroth Vie Jun 15, 2012 10:02 am

Poco a poco esa capa de seguridad y confianza se fue diluyendo en el mas puro miedo. Astaroth se vió a si mismo reflejado en esos ojos verdes intensos, representado de diferentes formas pero con un atributo comun, el color de sus ojos. A medida que los mortales evolucionaban también lo hacia asi su forma y cuando los demonios se revelaron ante el mundo dejó de presentarse como un verdadero demonio que graznaba terror puro a lo que era ahora, un hombre hermoso e imponente, reflejo de lo que fue alguna vez en el cielo cuando era angel. Sus generosos y sensuales labios se curvaron en una sonrisa cuando lo identificó al fin una vez indagó en sus recuerdos. Portaba el simbolo sobre su pecho a la vista de todos, sin ocultar quien era asi que teniendo dos dedos de frente y sabiendo algo de demonologia rapidamente podrias desentramar el nombre del principe caido.

Escuchó lo que deseaba, descendencia. El infernal habria pensado que le pediria que atase a ese hombre por el que se alcoholizaba y habia perdido el sentido de su existencia a su alma para siempre y sin embargo escogió una opcion aun mas egoista. Queria perdurar en el tiempo, era cuestion de orgullo y ego....ser mas eterno de lo que ya era. No seria él quien cuestionase esos sentimientos y no seria la primera vez que facilitaba la descendencia a un suplicante a cambio de un favor, claro que siempre habian letras pequeñas en el contrato que los pobres inconscientes no leian.

Ver el futuro implicaba ver cuanto de fructiferos serian sus planes. Todo estaba entrelazado, el nacimiento de una criatura y el inicio o fin del mundo. Asintió con un breve movimiento de cabeza y se acomodo inclinandose hacia atras en el sillon. Sus ojos perdieron el color violacio para quedar blancos y velados, imagenes en miniatura destellaron en ellos danzando entre pupila y pupila.

Si..lo veo.

Susurro al cabo de un rato mientras su mirada volvia a su habitual color. No iba a darle mas detalles, no podia decirle cuanto tiempo de vida tendria ese niño y que tan cerca se encontraba el fin. El hechicero alcanzaria su meta tarde o temprano, pero la linea del tiempo y del destino se deterioraba a pasos agigantados y la tierra chillaba de dolor por las continuas cuchilladas huellas de batallas entre humanos, entre vampiros, entre demonios y angeles.

Tu futuro esta intrinsecamente entralazado con otro ser...es complicado ver mucho mas cuando los acontecimientos se presentan difusos y constantemente cambiantes...pero he visto a un niño con sus mismos ojos y tu poderosa sangre egipcia.

Musitó languidamente tomando un trago de su copa. Para llevar a cabo su deseo solo tendria que hacer unos cuantos arreglas, nada complicado. Si bien él podria implantar su propia semilla en el cuerpo del hechicero, no tenia por que implicarse con un mortal cuando otro estaba dispuesto a hacerlo aun sin ser consciente de ello.

Hablemos ahora de mi deseo...usaras tu mágia natural para minar ciertos enclaves y desatar el caos y la muerte.

En la mesa se dibujaba un plano de la ciudad con trazos mas oscuros a gran velocidad, como si un cuchillo invisible surcase la madera. Astaroth vertió unas gotas del liquido de su copa sobre este y estas se mantuvieron suspendidas durante unos segundos como perlas doradas hasta posarse en seis puntos de la ciudad. Un casino, un edificio, dos clubs y una mansion. Todos pertenecientes a una sola persona, a un conocido infernal el cual habia estado demasiado tiempo comodo ejerciendo como un mediocre capo de la mafia italiana, vagando con prostitutas y tratando de crear un imperio del mal en dicha ciudad.
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Mensaje por Invitado Vie Jun 15, 2012 10:21 am

Aren sabía que podía haber pedido otra cosa más distinta, algo que anheló meses atrás pero no pudo obtener..el corazón de Sean. Pero no deseaba eso, su orgullo se lo impedía, no quería un esclavo o un perro, no quería sentir que lo tenía porque un demonio decidió regalárselo como un trofeo, entonces todo perdería el valor y Sean lo odiaría porque sentiría en una parte de su alma que Aren lo había vendido. Puede que todo vínculo estuviera roto entre ellos y que no volvieran a verse jamás sobre aquella tierra pero..¡maldito fuera si se rebajaba a pedir el amor de un krusnik a un demonio como una doncella enferma y languideciendo! En cambio hizo aquella pregunta que siempre lo carcomía durante siglos y que rogaba a la diosa por una respuesta, una y otra vez pero jamás obtenía.

Esperó, notando como fluía el poder, como los ojos de Astaroth se velaban y echaba un vistazo al futuro. Sabía que nada era claro del todo, el futuro estaba sometido a cambios constantes, cada decisión, cada detalle alteraba todo y no era predecible a pequeños rasgos pero sí se podían aferrar ciertos hilos. Aguardó y cuando escuchó su respuesta, Aren inspiró y bajó la cabeza, notando un cierto alivio que diluía la amargura de su corazón y calentaba el frío que llevaba sintiendo algunos meses, así que tendría un hijo, un niño...algo suyo por completo, alguien de su sangre..alguien al cual amar en cierta forma y que no sería decepcionado ni tampoco abandonado. Alguien que podría tener a su lado. Egoista hasta el final, siempre lo sería.

Abrió los ojos verdes y los posó en el mapa de la ciudad, en el plano que se estaba dibujando ante él. Se inclinó hacia delante y los memorizó en apenas unos segundos, asi que deseaba muerte y caos, no había problema, estaba justo del humor para ello, aun algo borracho y completamente cabreado con todo. Aquello no era ningun tipo de pacto con aquel demonio, simplemete una cosa a cambio de la otra y hacia mucho que no usaba su magía para atacar directamente, poco le importaba si para bien o para mal...suponia que era una rivalidad entre demonios y que él sería una mera herramiento, sus razones tendría Astaroth y cuanto menos supiera menos ganas tendría el demonio de liquidarlo.

-¿Deseas que lo destruya toda esta noche?-sus dedos morenos y largos tomaron en el extremo del mapa y lo acercó un poco más-¿quieres superviviente o puedo hacer lo que quiera?-alzó la vista hacia él y antes de que hablara lo interrumpió suavemente-solo una cosa más, cóbrame un extra por esto si lo deseas..-ladeó el rostro y fruncio el ceño-El Krusnik..Sean..¿está vivo? ¿está bien?
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Mensaje por Astaroth Vie Jun 15, 2012 10:38 am

Una fina capa de madera se desprendio de la mesa constituyendo aquel mapa que Aren sujetaba con las manos y tornandose flexible e irrompible, una aleacion entre plastico y papel. Las gotitas de ambar quedaron impregnadas marcandos los lugares y de nuevo la impulsividad del hechicero desperto una pequeña risilla en el demonio.

Impaciente....con tantas ganas de caos...por eso te elegi a ti, se que ansias desfogarte, desatar tu magia y tragarlo todo...el candidato perfecto...pero antes debemos concretar ciertas cosas.

Alargó la mano y le quitó el mapa de las suyas, enroyandolo con cuidado para dejarlo sobre la mesa. Sacó del cajón izquierdo del escritorio un vial con un liquido plateado brillante, con luz propia y con aroma propio. Podria definirse como la bondad y la luz mas absoluta embotellada, pues era esencia del arcangel Uriel que tiempo atras habia sustraido en un enfrentamiento en el averno. La colocó al lado del mapa e ignoro de momento aquella segunda pregunta...la pregunta extra.

¿Sabes lo que es esto Aren?

Formuló la pregunta retorica pues no esperaba contestación alguna.

Es esencia de arcangel...es energia, es sangre, es poder... una gota es suficiente para impregnar el lugar de esta esencia. Quizas tu olfato no pueda distinguirlo, pero si el nuestro y es lo que me interesa realmente...es el punto clave de la operacion Aren. ¿Comprendes?

Hizó una pausa dejando que el hechicero sopesara lo que le estaba pidiendo, no queria dejar su sello de destruccion en bajo los actos de él, de haber sido asi se habria encargado directamente.

No debe haber forma posible de sepan que tras todos esos ataques he estado yo...por ello cuando termines tu trabajo, recibiras tu premio y olvidaras lo que hiciste y respondiendo a tus preguntas....No quiero supervivientes y ciñete a la muerte no uses demasiadas alegorias naturales, se conciso, aunque bien puedes divertirte.

Tomó la botella y la vacio enteramente en el vaso de Aren llenadola hasta mas de la mitad.

La operacion se llevara a cabo mañana cuando reuna a otros guerrilleros. Por ahora aqui podras descansar, la puerta tras de mi lleva a un subterraneo acomodado para pasar la noche. Te quiero bien consciente, alerta...los lugares estaran protegidos y necesitaras tu astucia y tu mente fria para salir bien librado.

Y en cuanto la ultima pregunta, decian que una imagen valia mas que mil palabras y Astaroth se lo haria ver a Aren. La mesa se transformo nuevamente, esta vez parecia una superficie acuosa, reflectante que se fue aclarando para dar una imagen nitida, la de aquel hombre en compañia de una mujer muy especial.

Por lo visto posee gustos parecidos a los tuyos al frecuentar seres infernales.

Susurro despacio y aterciopelado mientras esa imagen se disipaba entre brumas volviendo a la solidez de la madera.
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Mensaje por Invitado Vie Jun 15, 2012 11:01 am

Aren era inteligente, astuto y viejo, cuando Astaroth sacó aquella redoma con la escencia plateada en su interior y le explicó lo que era comprendió lo que deseaba, quería implicar a los ángeles en el ataque, culparlos de todas las muertes e iniciar una guerra abierta, aquella ciudad sería el campo de batalla. Inspiró despacio...ahh, maldita serpiente, ciertamente era una sembrador de discordia, aquello desataría el caos, incluso entre los propios ángeles. Bien, él no le debía nada a los ángeles aunque Sean siempre los respetó, mataron al hijo del Krusnik e indirectamente lo llevaron a aquella situación...nada por lo que preocuparse entonces, sin remordimientos ni consciencia. Tampoco era fiel a los demonios, aquello era meramente un pacto, un acuerdo, un favor por otro favor, no estaba vendiendo su alma ni mucho menos, estaba sobreviviendo y eso se le daba particularmente bien. No distinguía entre luz y oscuridad, eran cosas que no le afectaba ahora de nuevo, quizás le preocuparon unos meses atrás pero eso se acabó.

-Entiendo...-tendría que repartir la esencia entre los lugares pero sin que fuera algo obvio y las muertes debían ser limpias en la medida de lo posible pero no se privaría de ciertas cosas, después de todos seguramente habrían muchos demonios menores y mucha basura.-Nadie saldrá vivo.-se ocuparía de ello y las trampas no le preocupaban tanto mas bien que hubiera alguna criatura lo suficientemente poderosa para resistir enteramente a su don; Jardín del Eden.

A su petición no tuvo una respuesta con palabras sino una muestre del presente. Aren contempló a Sean, pulcramente vestido, bebiendo en una barra e inclinándose a hablar con una hermosa mujer, al parecer un demonio por las palabras de Astaroth. La visión se desvaneció y la superficie de la mesa volvió a ser opaca, Aren no se movió, solo tenia los ojos clavados en la mesa, pero su aroma varió bruscamente, era algo que nunca pudo controlar. Ahora desprendió un intenso olor a madre selva y orquidea salvaje, tambien una nota de venus carnívora, era un aroma peligroso y violento, agresivo y salvaje.

-Ya veo...-susurró, roncamente.-Ya veo...-repitió y bajo su cuerpo el sillón crujió cuando la magía de Aren manó por sus poros pero la controló, sus verdes ojos destellaban en su rostro y sobre su pecho el escarabajo de oro pareció mover su patas. Luego comenzó a reir, era una risa llena de ironía contra si mismo, de acido y de dolor oscuro que se mezclaba con rabia. Metio los dedos en el bosillo del pantalón y cogio la nota de Sean, una llama verde comenzó a consumirla por completo. Se puso en pie y miro el vaso de whisky, alargó la mano y lo tomó, bebió de un solo trago aunque su estómago se revolvio porque le ardió dentro-Entonces iré a descansar ahora..una ducha fría..llevo dias sin asearme y mañana necesito estar despejado.

Y deseaba estar a solas, sentía una profunda cólera, ver aquella imagen fue como si le abofeteran el rostro de lleno, ver que Sean habia encontrado un consuelo adecuado; "ese gilipollas..." esperaba no tener que verlo nunca más porque lo mataría o lo castraría.
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Mensaje por Astaroth Sáb Jun 16, 2012 3:28 am

Astaroth prestó verdadera atencion o mas bien curiosidad a la reacción del hechicero, su mandibula se mantenia cerrada con fuerza, hubiese jurado que incluso sus dientes rechinaron y actitud no podia ser mas transparente. Conformista pero cabreado, completamente celoso de ese hecho puntual que lo habia mostrado, riendose histrionico como si la vida le hubiese gastado una gran putada, una broma pesada. El principe conocia a esa demonia a diferencia de Aren....quizas decirle que era el pecado de la lujuria personificado fuera agravar mas la situación..podria realmente joderlo mas con eso, pero no deseaba que le estallase estupidamente en la cara. La fria ira que desprendia del hechicero era buena, era mas que buena para la mision que tenia entre mira, aumentaria la eficacia de sus actos.

Por supuesto...dejame guiarte a tus...aposentos. Sigueme.

Dijó poniendose de pie en cuanto Aren se incorporó. Avanzó por detrás de su escritorio y abrió la puerta que se encontraba a uno de los laterales y se introdujo en la oscuridad de la misma hasta que encendió las pequeñas luces que iluminaban la escalera descendiente. Bajó por la misma hasta llegar a una sala que también se ilumino a su llegada. Una pequeña salita con un par de estanterias repletas de libros, un sofa, una mesa de madera con material de escritura y mas allá una cama. El compartimento tenia su propio cuarto de baño, equipado asi mismo con una ducha. Era algo anodino, un cobertizo, nada glamuroso ni lujoso.

Estas muy tenso Aren...he pensado en hacer de este entorno mas confortable para ti.

Susurro mientras el hechicero bajaba las escaleras y hasta que no lo sintio a sus espaldas no lanzo los brazos hacia adelante abriendo las palmas de las manos. La deprimente escena de esa habitacion se diluyo en una noche clara plagada de estrellas. El ambiente se condenso ligeramente, caluroso aunque las brisas nocturnas golpeaban suavemente aliviando el calor del desierto. Pisaban un suelo de piedra mientras unas columnas ribeteadas con jeroglificos se alzaban sosteniendo un alto techo. De las cuatro columnas en total colgaban largas sabanas de sedas en diferentes tonalidades anudadas entre ellas que hacian de provisional lecho. Frente al lecho se alzaba una imponente pared repleta de escritura egipcia antigua, representaciones de diferentes deidades y en el medio una abertura que dejaba a la vista el jardín que habia a traves de dicha pared, un jardin hermoso abundante en naturaleza y diversos animales de fantasia.

El unico nexo con la realidad era el propio Aren y el demonio que deposito el mapa y el pequeño tarro de cristal sobre las sabanas de seda y los confortables cojines. Caminó hasta el hechicero pasando al lado de el y se detuvo en sus espaldas en donde colocó ambas grandes manos. Apreto ligeramente la carne del mortal y le susurró con los labios pegados a su oreja.

Si deseas algo mas Aren no tiene mas que pedirlo..estare cerca.

Tras ello su cuerpo se disolvió en una manada de cuervos que volaron en diferentes direcciones.
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Mensaje por Invitado Sáb Jun 16, 2012 3:56 am

Aren descendió las escaleras tras el demonio, todavía se sentía mareado, mareado y con una cólera que hervía por dentro pero al tiempo, notaba aquella frialdad que iba cristalizando en los bordes de su alma, logrando que mostraba una absoluta indiferencia al mundo. Los franceses tenían una frase que ya no recordaba para los pensamientos que se originaban mientras uno descendía una escalera, parecía poco tiempo pero suficiente para tener cientos de ideas y miles de argumentos. Estaba celoso eso era completamente innegable pero ¿cómo podía celar algo que ya no era suyo? el vínculo se rompió entre ellos y cada uno se marchó por su lado, cada uno volvía a recorrer su propio camino y buscaba su destino, ¿debía celarse de una zorra o cotersana que se acercaba a Sean? era algo estúpido, si hubiera querido hacerlo suyo por completo habría tenido las agallas de tomar la mano del híbrido y deslizar un anillo en uno de sus dedos. Y todo era tan lógico así, tan racional que lo enfurecía mas. Los celos y la decepcion no disminuían, al parecer todo debería ser cuestión de tiempo.

Sus ojos verdes recorrieron el opresivo recinto, sin emitir una sola opinión, habia noches que terminaba durmiendo en el cuartucho de algún motel, no sería él quien se dedicara a cuestionar el dudoso gusto de los demonios para los refugios secretos. Pero no estaba preparado para lo que sucedió a continuación cuando Astaroth hizo un despliegue de poder que lo aturdió, todo cambió en torno a ellos, Aren alzó la vista y ahora al cúpula celeste era el techo, volvió observar y una horrible punzada de nostalgia acuchilló su corazón cuando un escenario egipcio tomó forma ante su vista, una belleza que no había contemplado en miles de años. Inspiró profundamente, se sintió viejo, un viejo que intentaba sobrevivir a todos los siglos y que provenía de una civilización extinta.

Sus ojos se cruzaron con los de Astaroth cuando este se situó a su espalda y controló un estremecimiento cuando sus dedos se posaron sobre sus hombros, sus labios rozanro su oreja para pronunciar aquella sinuosas palabras que podían tener más de un sentido, densas y maliciosas. Cerró los ojos y esperó que su presencia se desvaneciera, los abrió de nuevo y se acercó a las columnas, acariciando la piedra, leyendo los jeróglificos, apartó los dedos y miró el estanque de cristalinas aguas en mitad del jardín, no pudo evitar la tentación. Comenzó a desnudarse mientras caminaba hacia él, las prendas fueron cayendo una a una al suelo y se introdujo en las aguas con un leve gemido cuando sus musculos fueron acariciados por ellas.

Hundió la cabeza y buceó, había peces de colores que se desperdigaron a su paso con destellos de sus escamas y luego emergió, poniendose en pie, el agua le llegaba a la cintura, contempló a los animales, aquello era una especie de Jardín del eden, incluso había un pequeño unicornio en miniatura. Nadó hasta la orillo y alargó los dedos hacia él, la pequeña y resplandeciente criatura lo miró con claro recelo. Aquello le dio una razón para reir a Aren.

-Ah...sí..-lo escrutó-solo te acercas vírgenes de cuerpo y mente. Yo no lo soy desde hace mucho.-volvio a nadar unas brazadas mas y salió. Suspiró, que facíl sería dejarse ir en todo aquello y olvidar que era obra de un demonio, que todo estaba bajo su poder. Pasó los dedos por su cuerpo desnudo y vio una especie de túnica en el lecho, mañana tendría que vestir de nuevo sus ropas pero esa noche podría fingir que de nuevo era un joven príncipe. Se la colocó, era na típica falda egpicia larga que dejaba su pecho al descubierto, sobre el destacaba su escarabajo de oro.

Se acomodó en los cojines y miró el mapa y la botellita, la noche que vendría no sería como esta ni mucho menos. Se recostó y flexionó una pierna, mostrando su torneado muslo y cerró los ojos, no quería seguir bebiendo, su mente se aturdía y vomitaba. Pedir favores a un demonio, sería enduedarse de por vida con él.-Uvas..fresas..comida..-levantó la cabeza y miró en torno suyo para ver si había algo. Se puso en pie, aquella tela era semitransparente e insinuaba sus nalgas morenas y su sexo. Ladeó el rostro al ver a un felino violeta y de ojos amarillos que se acercaba indolentemente, Aren se acuclilló y alargó la mano para que lo oliera, luego sus dedos acariciaron la enorme cabeza con profunda satisfacción-Desde luego, Astaroth, sabes bien como volvernos frágiles y débiles..-susurró, todo aquel ambiente bajaba sus defensas que no era lo mejor para un hechicero.
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Mensaje por Astaroth Sáb Jun 16, 2012 4:26 am

Astaroth apareció al inicio de esa escalera en la pequeña y simple habitacion. El hechicero estaba en el sofa tumbado, sumergido en la ilusion que habia creado para él y aunque en la realidad parecia sedado, en el interior de su mente estaba muy activo e independiente de sus actos. La misma fantasia se disolveria en cuanto el sol se alzara a hora temprana y entonces seria hora de comenzar con el plan. El caido tenia unos asuntos que arreglar asi que subió las escaleras y llego al despacho en donde Pandora lo esperaba sentado en el sillon que anteriormente habria ocupado Aren.

Tenemos a dos hechiceros mas, uno lo encontarmos en Rusia y el otro en la India. ¿Donde esta el moreno guapo?

Dijo la niña desde su asiento alzando el cuello para ver la puerta de la cual Astaroth bloqueaba el paso.

Dejalo en paz.

Sentenció Astaroth haciendo un ademan para que lo siguiera.

Bien, vayamos a conocer a esos candidatos, con tres hechiceros sera suficiente. A Aren le dí el trabajo mas pesado por que se que sera capaz de ello pero a los otros...

Verificaran el lugar en busca de algun error cometido por él, amo.

Concluyo la pequeña alargando la mano para tomar la de su señor y juntos se desvanecieron del lugar.

Por otra parte dentro de la fantasia egipcia en la cual rapidamente Aren se habia acomodado, la luna habia alcanzado su máxima potencia mostrandose llena acompañada de brillantes constelaciones. El hechicero habia encontrado compañia en un felino que lamia suavemente sus dedos hasta que este agilmente se escabuyo y salto a donde estaba el lecho perfumado hundiendose en el mismo hasta que no fue visible. Segundos despues aquel lecho se resintio ante un nuevo peso y una nueva forma. Emergió de los cojinos y de las sedas un largo y elegante brazo y luego otro, un ser se estaba desperezando alzando primero las extremidades superiores y luego una de las largas y esbeltas piernas cuyas pulseras en el tobillo tintineaban musicalmente. Se incorporó la criatura, una mujer de rasgos felinos, orbes increiblemente purpuras y brillantes y una larga cabellera castaña que llevaba ondulada y asalvajada.

Dime...¿Quien eres tu?

Pregunto la voz femenina observando con parsimonia al hechicero egipcio. Movió su cuerpo con gracilidad y apoyo los pies desnudos en la piedra, mas aun sin levantarse del todo de la hamaca de sedas. Vestida y ataviada como las doncellas de la epoca, sus oscuros ropajes parecian mas propios de una bruja o una hechicera, servidora de la muerte, de Anubis. Astareth observaba al hombre que habia acariciado su pelaje felino minutos antes con una mezcla entre altivez y curiosidad.

Astareth-> http://4.bp.blogspot.com/_T4ayyFM2k2w/S2IuPsKVJQI/AAAAAAAAGEA/pU-L0jr4CIk/s400/olivia_wilde_003.jpg
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Mensaje por Invitado Sáb Jun 16, 2012 4:43 am

Aren se quedo en pie, mirando aquella belleza que se desplegaba sobre los cojines, en silencio, era tan hermosa como el atardecer, el ocaso y tenía unos enormes ojos violetas. El hechicero se puso en guardia, tenso pero al tiempo divertido, al parecer todo aquel lugar estaba lleno de sorpresas, lo más extraño era la presencia de ella...¿un truco de Astaroth?, se suponía que debía estar calmado, dormir y prepararse para el día siguiente no encontrarse con compañás ni mucho menos con felinos que se transformaban en mujeres delante de sus ojos. Ladeó el rostro, observando todo aquel lugar, parecía tan real y sin embargo...algo parpadeaba dentro de su alma, una especie de advertencia sutil. Aquello parecía más sueño que realidad.

Avanzó hacia ella, la falda blanca se movió en torno los muslos de Aren y el escarabajo destelló sobre su moreno pecho, se detuvo al lado de ella y la observó con sus intensos ojos verdes, chispeantes-Esa pregunta debería hacerla yo..-su voz era suave-creía que Astaroth me había dejado solo para que me relajara y mañana poder hacer de mercenario para él.

Se acomodó sobre un cojín de tal forma que sus rostros quedaron a la misma altura, estiró una mano y sus morenos dedos cogieron uno de los espesos y brillantes mechones castaños-Pareces tan real...-susurró- ¿eres otro demonio?-el aroma no se percibía bien allí y ahora que se percataba, no habían muchos olores en el ambiente pero sí muchos sonidos-¿acaso un súcubo?...imposible, tienes los ojos de Astaroth, de ese violeta intenso.

Retiró los dedos, inspirando profundamente, aquello noche estaba siendo extraña, llena de encuentros, muerte y vida. Deseaba poder acabar aquello que le encomendó Astaroth para alejarse lo antes posible, sentía todavía el poder del demonio, envolvéndolo-Dudo que le importara tanto como para enviar una mujer con la que yacer esta noche..-sonrió-sobre todo teniendo en cuenta que no estoy de humor para juegos eróticos.
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Mensaje por Astaroth Sáb Jun 16, 2012 5:08 am

La mujer alzo la mano hacia el frente y observó sus propios dedos largos y delicados, los replego sobre si mismos y comprobo que no era un ente ni una ilusion, tenia fuerza, tenia carne, podia oler, oir, ver y sentir...¿Podria degustar también? A través de los dedos observó como el hechicero se acercaba mas en lugar de responder a su pregunta lanzó otra seguida palabras y mas palabras. Ella sonrió con un deje de somnolencia y estirando los brazos hacia atras curvó su delicada y femenina figura desentumeciendose. Volvió su mirada al hechicero y se dispuso a responder.

Se ha descuidado...cree que estas solo pero esta tan centrado con su pequeña guerra que se ha descuidado y me ha dejado salir. ¿por cuanto tiempo? Lo ignoro...

Las palabras de Aren despertaron una sonrisa musical y gracil, ladeó el rostro y tomó la mano del hechicero con lentos y elegantes movimientos, la acercó a sus labios y lamió uno de sus dedos. Estaba ligeramente salado asi que efectivamente tambien podia degustar.

Soy él....y no soy él. Cuando Dios lo expulsó dividio su alma en dos mitades...¿Conoces las escrituras? ¿Demonologia?.... la parte masculina fue arrojada al infierno para sufrir eternamente y yo...fui oculta en la tierra a fin de que él jamás pudiera encontrarme, pues cuando esta cuestion se diera el fin del mundo seria iniciado y completado.

Se levantó del lecho girando su cuerpo en direccion al hechicero, sus palabras sonaron tan sinceras como dulces. Alargó sus manos y sujeto suavemente entre ellas el rostro del hechicero. Vió mucho dolor reflejado en esas esmeraldas que tenia por ojos, afliccion, rabia y un deje de locura y tras ellos encontro un corazon roto hasta los cimientos repleto de celos y odio. Entendia por que precisaba soledad pero no estaba dispuesta a concedersela de momento.

En lugar de completarse con mi alma y desencadenar el juicio final...decidió encerrarme y esperar.. He estado mucho tiempo sola....hacia siglos que no podia tocar...

Sus dedos pasearon por las mejillas rasuradas del hechicero hasta finalmente separarse de estas y poner un par de ellos sobre sus labios. Se acercó al rostro de Aren besando sobre sus dedos que estaban apoyados sobre su masculina boca, sin apartar la mirada violacea de los ojos contrarios. Nuevamente se arrimó al lecho en donde se dejo caer envuelta en sedas y cojines. Parte del poder de Astaroth controlaba la ilusion del hechicero y parte del poder del caido se infiltro en ese sueño haciendose con su real y antiguo cuerpo.
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Mensaje por Invitado Sáb Jun 16, 2012 5:30 am

Aren abrió ligeramente los ojos al escuchar sus palabras, completamente sorprendido, mirándola ahora desde otra perspectiva y con más respeto. Sí, conocía la teoría sobre al alma, ésta no tenía un cuerpo y se dividía en todos en anima que era el lado femenino y animus que era el lado masculino, esa dualidad era más acentuada y físicamente visible en los ángeles que podía adoptar las dos formas. Juntas formaban un todo, más comprensible era entonces que cuando Astaroth fue expulsado del Cielo, Dios dividiera su alma, de esa forma, sutilmente lo debilitaba, Astaroth jamás estaría entero si la otra mitad. Pero la otra mitad al parecer tenía conciencia de si misma, independencia y autonomía. Y ahora estaba delante de él, logrando escapar de su prisión porque Astaroth estaba más centrado en otros asuntos, olvidando mantener en el alto las rejas de la cárcel de Astareth y ella aprovechó la oportunidad.

Cuando las manos suaves de Astareth sostuvieron su rostro se quedó quieto, mirándola, al igual que Astaroth podía atravesar su corazón, saber las emociones que estaban bullendo dentro de él y su mirada se dulcificó mientras hablas, los femeninos recorrieron las mejillas de Aren, regalando un tipo de caricia diferente a cualquier otra. Hacía siglos no sentía el toque de una mujer, la última con la cual yació fue su esposa y ya llevaba mucho muerta. Era diferente a las caricias de un hombre, distinto y las sensaciones que despertaba también. Echó levemente la cabeza hacia atrás cuando ella posó sus dedos sobre su boca y luego hizo aquel simulacro de beso, de juego de niños. Los orbes de jade relucieron levemente y se calmaron.

Ladeó el rostro para ver como se acomodaba de nuevo entre los cojines con la gracia de una reina-Te encontró..-la voz de Aren fue suave-eso quiere decir que logró dar muerte a tu cuerpo y aprisonarte y sin embargo ahora estás aquí.-se inclinó hacia ella, apoyando un brazo en los cojines, sus rostros quedaron frente a frente-Y sutilmente has escapado de tu prisión..-sonrió.-burlando su poder, aprovecando su orgullo que le hace creer que te tiene bajo control...pero a un felino jamás se le controla totalmente, lo sé.

Estudio su rostro, observando su pequeña nariz, sus labios suculentos, los ojos grandes e inteligentes, bellos. Sabía que era la soledad, vivía con ella a menudo y más dolorosa se hacia cuando habías tenido una compañía que lo llenaba todo-¿Y no puedes escapar completamente a él?-estiró la mano y acarició su rostro, ascendiendo y metiendo los dedos entre los espesos cabellos-No es justo que te tenga prisionera como si fueras una esclava...-entrecerró sus verdes ojos-ni que estés sola..este lugar solo durará hasta el amanecer-acercó su rostro al de ella-¿Y que harás entonces?-rozó sus labios con los suyos, delicadamente, mirándola-ahora sientes y respiras..de alguna forma mi magia alimenta también todo esto y conduce el hilo de su esencia...-suspiró-Eres muy bella...diferente-diferente a muchas cosas, que cansado se sentía de sentirse decepcionado y ahogarse en su ego.-Lástima que él te tenga escondida de todos y al tiempo tú seas él.
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Mensaje por Astaroth Lun Jun 18, 2012 9:51 am

Sus labios se curvaron en una sonrisa mientras negaba suavemente con la cabeza. Aren daba las cosas por sentado, Astaroth en algun momento captaria que una energia mas intensa se habia desprendido de su mente y habia invadido la ilusion del hechicero. Astareth no podia engañarlo ni escapar de el, formaban parte de un toro y ambos se necesitaban mutuamente, aunque la mujer de una forma no tan destructiva. Si bien era cierto que su cuerpo habia sido destruido hacia ya mucho tiempo y por ello no tenia a donde regresar. Habia asumido su destino, su existencia era una consecuencia de los actos del principe que le precipitaron hacia la caida...ella no habria surgido como tal de no ser por ello.

No soy una prisionera....tampoco soy una esclava...solo que no me dio opcion de consensuar de ser parte de él dandome cierta libertad, simplemente me destruyó y me engulló. No le odio por ello...era cuestion de tiempo que me encontrara.

Cerró los ojos cuando percibio las caricias en torno a su rostro y cabello y los abrió despidiendo un brillo intenso. Sus alientos se entrelazaban y Aren practicamente se habia acercado tanto a ella que medio cuerpo suyo estaba sobre la femina.

Lo unico que puedo hacer Aren es hacerte compañia....mirate a ti mismo hermoso hechicero...perdido en la bruma de tus recuerdos, añorando tiempos mejores y pasados..

Deslizó una de sus manos por la desnuda espalda del hechicero, la piel era muy suave y sin ninguna clase de imperfecciones. Desprendia un intenso calor y un aroma floral y exotico. Astareth se movió y haciendo quedar al hechicero recostado, se encaramo sobre su cuerpo sentandose en su bajo vientre sin apoyar todo el peso. Volvio a llevar sus manos al rostro de él, tan viril y acentuado y lo acaricio suavemente. Se inclinó felinamente sobre el y rozo con sus labios la frente del moreno, bajando con los mismo por la nariz y el pómulo izquierdo.

El verde de tus ojos desprende tanta tristeza y decepcion....pero yo puedo ver tu futuro Aren, la felicidad te sera alcanzada, solo debes tener paciencia....debes aguantar.

Susurro cerca de su oido como quien cuenta un gran secreto.

Ahora olvidalo todo, olvidate de él, de la mision, de Astaroth....cierra los ojos...

Besó suavemente los labios de él, acariciando tremula el inferior mas gordito y humedo. Deslizó sus manos por el pecho fuerte y tostado subiendo hasta sus hombros mientras ejercia un ligero masaje.
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Mensaje por Invitado Mar Jun 19, 2012 4:19 am

Aren cerró los ojos cuando aquella boca dulce y perfecta tocó su labio inferior, inspiró profundamente, su moreno pecho se hinchó y luego dejó escapar el aire en un suspiro trémulo y tembloroso. No quiso confesarselo a si mismo pero cuando a la mañana siguiente se despertó en aquella cama, completamente solo y con la única compañía de la nota de Sean, una enorme desolación de apoderó de él, había desplazado su cuerpo al lado que ocupaba el híbrido y hundió el rostro en las sábanas, tratando de obtener su aroma, de comprobar si quedaba algo del calor que manaba de su cuerpo cuando lo abrazaba, pero el colchón estaba frío y más frío se quedó el corazón de Aren. Sus conflictivas emociones destruyeron el vínculo y su rabia logró que aflorara aquel tremendo orgullo que siempre poseyó, se sentía rechazado, echado a un lado, él que nunca fue dejado y que siempre gozó de compañía, por primera vez en su larga existencia lo dejaban solo en una cama. Prefirio la rabia a la tristeza y ahogar sus noches en alcohol hasta que volviera a tener algo de coherencia.

Aquellas caricias lo hacian estremecerse, una parte de él era débil y vulnerable, aquella mujer no usaba subterfugios, ni tampoco era complicada en su acercamiento, era directa, dulce y tierna. Aren tembló ligeramente y ladeó el rostro para buscar su boca más plenamente pero sin ser brusco, acariciando labio con labio. Alzó sus morenas manos de largos dedos, acarició la cintura entallada de Astareth y luego las deslizó para ascender y rozar apenas sus senos, notando los pezones bajo la tela, pero no se detuvo allí sino que cogió sus mejillas, haciendo que se inclinara un poco más para hacer el beso más profundo. Sus lenguas se encontraron y se enredaron durantes unos largos segundos.

-Ojalá todo fuera real..todo esto..-susurró sobre su boca-Ojalá que fuera mi mundo y ojalá esto lograra que olvidara todo..pero no puedo..y duele..-volvió a besarla, ahora sus brazos morenos la rodearon e hizo que se acostara sobre el, abrazandola, apretando su anatomía contra la suya. Ella ligera, esbelta, opuesta justo lo que sentía cuando era Sean quien estaba encima de él, el híbrido era puro músculo y su masculinidad lo abrumaba, lo llenaba de placer. Astareth era dulce, seductora y sacaba aquel lado más oculto que guardaba, indefenso se abría a ella sin percatarse que todo era un mundo de ilusión creado por el propio Astaroth, con su poder, apresando su mente aunque ella estuviera ahora allí.

Emitió un sueve sonido de placer, aun besandola, sin abrir los ojos, intentando perderse en el mar de sensaciones de su cuerpo para olvidar todos sus pensamientos, los recuerdos de meses atras. Las manos de Aren acariciaron la espalda de ella, arrugando la tela a su pado a medida que los dedos se desplazaban, suavemente le cogió las altivas nalgas, apretándolas apenas un poco para volver a subir y tocar sus caderas, sus hombros y luego sus oscuros cabellos, repasandolos. Aren inspiró, sintiendo que su sexo intentaba levanterse, excitado...y al tiempo notando que su propia magía fluctuaba en torno a ellos, en respuesta a sus emociones. Quería creer en sus palabras pero le costaba, él no veía ni futuro ni felicidad aunque Astaroth aseguró que tendría ese descendiente que tanto tiempo llevaba esperando.
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Mensaje por Astaroth Vie Jun 22, 2012 11:55 pm

Astareth habia perdido la cuenta de cuanto tiempo hacia que no sentia un cuerpo masculino vibrar bajo de ella. Sentia como si fuera su primera vez, la primera vez en la que se abandono a unos fuertes brazos, el primer beso, las primeras caricas, el primer todo. Aren la acariciaba dulcemente, suave, parecia sonar una musica en el ambiente lenta, sensual, pausada...al ritmo de sus respiraciones y jadeos. Buceo y ahondo en esa boca entre timida y decidida, azuzada por el hombre que movia sus labios lentamente, conmovida por el dolor que despertaban esas palabras. Se acurrucó contra su cuerpo, acariciando la piel sobre aquel corazon que latia desgarrado.

Shh.....El amor duele Aren...incluso seres como nosotros podemos amar y desangrarnos mientras lo hacemos... pero confia en mi...pasara.

Susurro antes de ser besada de nuevo. Las manos del hechicero la prendieron como tea consumida y ennegrecida por el tiempo desatando aquella chispa, aquel estremecimiento que logra erizar el bello y mas.

Cierra los ojos...te ayudare a sentirte mejor...

Sugirió Astareth, besando sus parpados plegados a continuacion, que aunque comoda en aquel intimo abrazo obligó al hechicero a abrir los brazos liberandola de los mismos. Se irguió y bajo los tirantes de sus hombros mostrando sus pechos de rosados pezones, pequeñitos aunque igualmente hermosos y sugerentes. Dejó el vestido resbalar hasta quedar en las caderas y se inclinó rozando con sus pezones erectos el pecho del moreno mientras su boca recorria su fuerte cuello y clavicula. Succionó un poco la piel morena dejando suaves marcas de su rosada boca, ascendió por la clavicula lamiendola hasta desembocar nuevamente en sus labios. Jadeó quedo apenas separandose de los labios de Aren y mientras su mano buscó el sexo semi rigido del moreno para masajearlo suave e insistentemente. El cuerpo de ella temblo suavemente, sentia entre sus piernas como el calor se regaba y ascendia ardiendole en su fuero interno.

En esa ilusion, en esa realidad inexistente, podian hacer lo que quisieran aunque no fuera real, podian sentir y experimentar, podian beber las mieles mas exquisitas y podrian las estrellas brillar con mas intensidad como las piedras preciosas que tenian por ojos. Astareth llamó a la naturaleza y las enredaderas plagadas de olorosas y bellas flores ascendieron por las columnas de aquel templo desprendiendo sus aromas.
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Mensaje por Invitado Dom Jun 24, 2012 11:37 pm

Eso era lo que deseaba Aren, olvidar, olvidar todo, que se borrara de su mente y aunque su corazón latiera herido habría olvida la razón y el motivo, asi no ebocaría las noches se pasión con Sean, ni sus manos masculinas recorriendo su cuerpo, despaco o ávidamente segun el momento que ambos vivieran, las mañanas que despertaban con las mismas ganas que la noche anterior y aprovechaban los minutos con una locura animal. Debió prever que no duraría, cuando parecía que poco a poco que Sean se abriera a él, todo se vino abajo en apenas unas horas y su pequeña burbuja de ilusión de hizo pedazos sin que el hechicero pudiera hacer nada al respecto. Era mejor que el pasado quedara en el pasado, que los caminos se dividieran, él debía continuar adelante como siempre hacia, después de dos pérdidas consecutivas. Astaroth se lo prometió, tendría un descendiente, algo a lo que aferrarse, por fin alguien que sería suyo completamente porque llevaría su sangre y al cual transmitirle todos sus conocimientos.

Sí, ella le hacia esa promesa, olvidar mientras los dos estuvieran junto en aquel paraiso onírico. Sintió los tersos labios sobre sus pardados, siendo besados dulcemente y lo obligó a soltarla para poder erguirse, abrió los ojos cuando escuchó el sussuro de la seda, el crujido de la tela que se deslizaba por la cremosa piel, observó los pechos, granadas desafiantes y jadeó apenas cuando ella descendió de nuevo con la fluidez de una ola, notó como se aplastaban contra su morenos pectorales, echó apenas la cabeza hacia atrás, la boca de Astareth era tan sabia como erótica, buscando los puntos de placer de Aren para excitarlo, que su carne mandara sobre su mente. Sus bocas se volvieron a encontrar y ahora Aren fue más intenso, respondiendo al beso profundamente y su lengua se enroscó a la de ella, en una danza ensalivada, sus manos oscuras acariciaron la espalda de ella, recorriendola hasta sus nalgas que apretó con los dedos.

-Ah...-el gemido de Aren fue masculino y sensual cuando Astareth tomó su pene, masajeándolo, acelerando su corazón y su sangre, el falo se fue llenando, irguiéndose, poniéndose muy duro. Aren suspiró profundamente, trataton de deshacerse de la culpabilidad, del sentimiendo de estar traicionando a Sean cuando ya ambos se habían separado....ni siquiera se consideraron pareja alguna vez, solo unos conocidos que de vez en cuando follaban, como lo gatos, hacían y deshacian a su antojo. No, no eran pareja ni lo fueron aunque Aren buscara aquello progresivamente con Sean.

La tomo suavemente de las caderas, alzándola con su fuerza pero sin ser brusco, la guió, su capullo rosado comenzo a rozarse con el clitoris de ella, como supuso no llevaba nada bajo aquel traje. Aren movio las caderas para masajear ese punto con su glande, mojandolo, notando que aquel pedazo de carne rosa tambien se endurecía a su toque. Aren alzó la espalda, haciendo que ella se echara un poco para atrás y su boca se prendió a uno de los pezones, su lengua acarició la punta del mismo y a continuació comenzó a chuparlo, tirando de él. Su falo estaba ya vibrando de anticipación-¿lo quieres dentro?- su tono era sensual, invitador,Aren apartó los labios y mordió su largo cuello.
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Mensaje por Astaroth Mar Jun 26, 2012 11:06 pm

Los siglos de encierro y practica inexistencia habian dejado a Astareth como un recien nacido que apenas descubre, palpa, saborea, huele....por ella se habria quedado desnuda sobre el cuerpo del hechicero, con la oreja pegada a ese corazon viviente, escuchando, respirando sobre él, dejando que sus brazos la envolvieran en un calido y cariñoso abrazo, pero la mujer sabia lo que deseaba ese hombro, un respiro, una noche torrida en donde su mente y cuerpo estuviera unicamente centrada en su figura femenina...una noche para olvidar y tragarse las penas, volcarlas sobre el placer y aullar a la luna como dos animales en celo.

Movia su cuerpo como uan verdadera reina de la lujuria. Mientras su mano apretaba ese sexo y lo masajeaba dulcemente, su humeda entrepierna se frotaba contra los testiculos y su pecho presionaba el amplio torso del hechicero. Despertó un jadeo sorprendido, tremulo y dulce como el cantaro de un risueñor cuando ella acogio entre sus labios humedos el sexo de Aren que se rozaba con deseo. Su mirada se torno de un purpura mas oscuro, casi como dos opalos ennegrecidos, su boca en cambio tenia un sublime rojo carmin debido a la intensidad de los besos.

Se irguió a peticion del hombre y este lamio y bebio de sus pechos despertando un gemido mas intenso y profundo que el anterior. Echó su cuello hacia atras, su largo y rizado cabello razaba suavente su esbelta espalda y movió las caderas intencionadamente incrementando asi su deseo por ser penetrada. Sus graciles brazos rodearon a Aren por el cuello con fuerza y necesidad.

Aren...

Suspiró en un jadeo, su cuerpo vibrabs y ardia por los juegos preliminares y su interior estaba perfectamente preparado para acogerlo, un calor y un aroma especial se desprendia de entre sus piernas.

Aren...lo deseo....te deseo...

Jadeó abruptá volcando su misteriosa mirada en su amante antes de atrapar dulcemente con su boca la contraria. Suave, energica, pasional...comio poco a poca esa boca esperando por que su acompañante la tomase, la poseyese y la destrozarse como el leon que era y que guardaba en su interior.
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Mensaje por Invitado Miér Jun 27, 2012 12:15 am

Los verdes ojos de Aren se inflamaron al escuchar aquella deliciosa súplica manar de los labios de aquella mujer, ya no importa que fuera real o una fantasía de su mente bañada en el alcohol, bastaba el hecho de que borraron las dudas y los recuerdos que lo atormentaban lo suficiente para dejarse arrastrar por el momento y por sus instintos que ahora tomaban el control de toda la situacion sin que el hechicero hiciera nada para impedirlo. Despues de todo, puede que no todo saliera bien ni como estaba planeado y que mañana muriera durante los asaltos...asi que era mejor vivir el momento, no tenía el don de la premonición aunque Astareth aseguraba haber visto a su hijo en el futuro por tanto debía suponer que sobreviviria a lo que viniera dentro de unas horas.

Emitió algo parecido a un ronroneo que se aproximaba a un gruñido de placer, la agarró de las caderas de nuevo y de repente la giró, acostándola entre las pieles, boca arriba, colocó su cuerpo sobre el de ella pero sin poner todo el peso, las manos a cada lado del rostro de Astareth, se inclinó, la lamió los labios muy despacio, escrutándola con aquella esmeraldas relucientes.

-Así será...-susurró sobre su boca, mordisqueando el labio inferior, tirando un apenas de él. Su cuerpo moreno y musculoso como el de un joven felino se acomodó entre los blancos muslos de Astareth y su pene tocó aquella humedad palpitante y deliciosa, poco a poco la fue penetrando, notando que ella lo acogía en su interior y lo apretaba vorazmente-Mmmmm...-al final dio una fuerte estocada para terminar de hundirse del todo, suspirando, sonriendo por la corriente de placer que lo sacudió, hacia mucho que no tomaba el papel activo y menos con una mujer después de la muerte de su esposa.

Volvió a besarla, ahora hundiendo se lengua dentro de la boca de ella, dejando que ambas rojas serpientes se entrelazaran la una a la otra, un pequeño hilo de saliva corrió por la comisura de los labios fusionados, comenzó a mover sus caderas, al principio solo despacio para que su falo se deslizara con facilidad pero luego fue mas rapido, casi saliendo por completo para volver a entrar de una embestida. Una de sus manos acarició el costado derecho de Astareth para colar los dedos entre sus anatomías, descendió hasta su monte de venu, lo acarició y luego el dedo indice comenzo a frotarle el clitoris mientras se movia dentro de ella, hacia delante y hacia atras.
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Mensaje por Astaroth Jue Jun 28, 2012 4:19 am

Sus labios entreabiertos emitieron suaves gemidos, temblorosos jadeos, primerizos anhelos ahora postrada en aquella postura sumisa, pendiente de que él "leon" diera el primer bocado. Sus largas piernas se abrieron acogiendo el cuerpo masculino que se amoldo perfectamente al suyo y se entrelazaron delicadamente a su cintura asi como posteriormente lo hicieron sus esbeltos brazos, que le rodeaban ahora el cuello. Sus paderes humedas acogieron al miembro masculino que fue lentamente introduciendose, no obstante Astareth percibia la molestia, el ligero dolor que solia experimentar cualquier virgen, ah, tanto tiempo sin este tipo de atenciones la habia vuelto tan virginal como al principio. Rió suavemente, que curioso el cuerpo humano con el cual también habia sido enterrada. Su mente, aunque fuera una ilusion habia recreado un cuerpo acorde con sus emociones y sentimientos.

Mhhhh mi leon....

Su gemido fue mas agudo debido al fuerte movimiento de cadera que terminó por penetrarla por completo, sus muslos se apretaron a las caderas del joven y su cadera se movió hacia los lados suavemente mientra cerraba los ojos y dejaba que aquel falo exploraba todo su ardiente y humedo interior. Todo lo que ella hacia era calmado, no obstante dulce y profundo, movia sus caderas extrayendo de aquel miembro masculino un intenso gozo y sin embargo apretaba con los musculos de su vagina, su trasero, ejerciendo mas presion hasta que finalmente el hechicero se movió sobre ella llevando ese ritmo pausado pero conciso. Repetitivo a la par que placentero.

De pronto su boca acudió de forma mas necesitada y voraz respondiendo al hechicero, sus dientes mordisquearon su labio inferior y sus uñas se hundieron en la espalda, todo fruto del placer que sintio tan repentinamente cuando los dedos de Aren presionaron aquella zona erogena y es que ella podia llegar muy rapido al climax...podria llegar muchas veces al climax sin agotarse, se podria decir que cuando experimentaba el placer, lo hacia varias veces, de forma seguida.

Aahhh....aah Aren....

Gemia entre beso y beso, con voz muy dulce, en un ronroneo suave y fragil, como el quejido de una dama recatada pero con esa pasion voraz que la consume.

Mas por favor

Siseó estirando hacia atras su cuello, hundiendo la cabeza entre los almohadones y las sedas olorosas, entre las flores y los aromas de oriente.
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Mensaje por Invitado Jue Jun 28, 2012 5:15 am

Aren acercó sus labios y prodigó unos besos ardientes sobre el cuello que se estiraba sensualmente hacia atrás, vulnerable, apelando a instintos del felino que vestía su piel humana. Los labios se retrajeron, dejando al descubierto sus blancos dientes que se hundieron eróticamente en el cuello de Astareth, mordisqueándolo, saboreando su piel aromática y tersa, ascendió, lamió apenas su barbilla y buscó de nuevo su boca para apresarla posesivamente, alargando un beso completamente sexual.

Aren no dejaba de moverse, ya su moreno cuerpo estaba caliente, los músculos se marcaban deliciosamente y gimió roncamente cuando las uñas femeninas se clavaron en su espalda, arañando hacia abajo, haciendo que la punta de su pene, en el interior de ella, se alzara más bruscamente y derramara algo de esperma, haciendo que tuviera un pequeño orgasmo. No dejaba a de frotar su clítoris para intensificar el placer de la penetración, ahora era más briosos, notaba que ella estaba completamente empapada, resbalaba en su interior pero al tiempo lo apretaba como si fuera una virgen y estaba completamente seguro que Astereth no era una doncella, no, su forma de seducir, como movía sus caderas en sincronía con su falo, la confianza que destilaba por cada poro demostraba que era todo una mujer, una especie de diosa o quizas solo una ilusión de un corazón que intentaba huir de sus recuerdos.

Sus bocas se mordisquearon y Aren embistió más fuerte, sentía que allí dentro podría correrse mil veces en ella que aun tendría fuerzas para seguir, allí sus cuerpos respondía a sus voluntades y si deseaban follar durante horas podrían hacerlo, perderse el uno en el otro hasta que todo se desvaneciera y él tuviera que asomar al mundo real y enfrentarse a la peligrosa misión que le sería encomendada por aquel demonio de alto rango, por un principe infernal, cuanto más distancia pusiera entre él y Astaroh, más aliviado se sentiría, jugar con demonios solo significaba que te acababas quemando.

-Ahhh..se que podriamos estar la noche asi..perdiendome en ti..una..-embistió duramente pero al tiempo sin ser cruel-otra..y otra...y otra..-sus nalgas se apretaban cada vez que se propulsaba en su interior. Volvió a morder su cuello de nuevo, ahora con algo más de fuerza, dejando su marca en Astareth, presa del frenesí de aquella cópula.
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