Conociendo mundo [Olivia]

Siempre me había gustado viajar, pero desde que había decidido instalarme de forma más fija en la ciudad de Los Ángeles no había vuelto a moverme de allí, lo que me oscurecía el carácter más de lo normal, pues de vez en cuando necesitaba cambiar de aires.

Aquel día me desperté con ganas de marcharme a algún lugar del mundo, por lo que me puse unos pantalones elásticos que aún no sabía por qué pero no desaparecían cuando me transformaba, me convertí en cuervo y salí por la ventana de la habitación del piso que tenía en Los Ángeles.

Oceanía, ese era mi objetivo. Haría calor y era lo que necesitaba. No es que me gustasen mucho los días demasiado soleados como aquel, pero un buen baño de calor me pondría de buen humor.

Después de algunas horas volando, menos que si fuera en avión ya que era rápido por naturaleza en cualquiera de mis formas, llegué a mi destino. Iba con el torso desnudo, como cada vez que volaba, por lo que en un rápido movimiento le robé una camisa negra a un turista que tomaba el sol en la playa, tras lo cual desaparecí antes de que pudiese reparar en mi presencia. Llegué a un bar, me senté en la terraza y pedí una copa.

Despues de hacer un poco de labor con mi "hermano" decidi que tenia que seguir con el objetivo que tenia para estar ahi, conoser y aprender todo lo que pudiera asi que despues de dejar bien todo en orden en donde estaba sali para conoser otros lugares, me faltaba tanto por aprender y por conoser que no sabia a donde empezar, vole por un rato cuando vi un lugar agradable asi que decidi bajar.

Oculte mis alas y camine por las calles, despues de haberme encontrado con aquellos demonios habia decicido hacer un poco menos escasas mis ropas aun que me gustaba algo que me dejara mover libremente pero que no ocultara por completo mi forma ya que aun seguia pensando que todo lo creado por el padre debia de ser admirado para eso lo habia hecho y quien era yo para negar esa realidad

La gente iba a venia de un lado a otro, me senti sola por un momento pero el recordar a todas aquellas gentes a las que habia ayudado me hacia sonreir, como traedora de felicidad eso me mantenia fuerte

Llevaba ya un rato sentado y mi copa estaba ya prácticamente vacía cuando mi olfato detectó algo que me hizo sonreír con ganas de jugar. No había duda, cerca de mí, paseando por la calle que quedaba a mis espaldas, había un ángel.

Me levanté de la silla en la que me encontraba y observé a cada una de las personas que pasaban en ese momento por allí hasta que la localicé. Alta, pelo largo castaño oscuro, un cuerpo de escándalo... Iba a ser interesante ver hasta dónde podía llegar la lealtad a Dios de ese precioso angelito.

Me planté delante de ella sonriendo de medio lado y observando su cuerpo de los pies a la cabeza.

- Buenos días - dije, intentando aparentar amabilidad, aunque en mi interior me reía a carcajadas ante aquella situación. Aun así, estaba seguro de que ella sabía qué criatura era yo sólo con verme, al contrario que los humanos u otros seres que podrían identificarme como no humano pero no sabrían decir mi raza con exactitud. Sin embargo, un ángel podía reconocer a un demonio por muy convincente que fuese su apariencia humana, de la misma manera en que yo la había reconocido a ella.

Caminaba viendo la gente pasar, había visto a lo lejos a un par de niños que jugaban alegremente, tenia pensado ir hasta ellos y compartir su dicha un rato, algo de alegría no me vendría mal después de todo era como un alimento para mi, camine entre la multitud regalando al pasar una sonrisa a una señora que había pasado un mal día pero ese solo gesto la hizo sonreír de igual manera lo cual hizo que su carga se hiciera menos pesada, aquellos niños que gritaban y corrían parecía que me llamaran, sonreí aun mas ya estando a escasos metros de ellos cuando una figura se paro justo frente de mi.

Al escuchar su voz “amable” y la manera en que me veía, solo me quede quieta en aquel lugar, no sabía que tipo de demonio se trataba pero aquellos niños estaban muy cerca así que tal vez pudiera hace que nos moviéramos de ahí -Buenos días - salude con una dulce sonrisa y mi voz sonaba melodiosa, las palabras de mi “hermano” sonaron en mi mente,- “mantente alejada de los demonios” -me dijo en alguna ocasión temiendo por mi seguridad, pero yo estaba entrenada como todos los ángeles, tenia las armas necesarias para poder protegerme, aun que debía admitir que me gustaba que el se preocupara por mi

Continué observando al ángel mientras ella hacía lo mismo conmigo, seguramente advertida ya de mi naturaleza. Sonreí de lado cuando miró hacia un grupo de niños y en su rostro apareció un gesto de preocupación, temiendo por mis intenciones sobre aquellas inocentes criaturas. Inocentes por el momento, claro estaba, pues la inocencia no duraba demasiado en los humanos. Eran tan fáciles de corromper y aquello era tan divertido...

- ¿Qué haces tan sola? Puedo hacerte compañía si quieres... - dije mientras aparecía un leve destello rojo en mis ojos. No podía negar que era un ángel de los más atractivo y que me encantaría tener más que palabras con ella, aunque por experiencia sabía que no iba a ser fácil. Aun así, no me daba por vencido, y más de un ángel había caído gracias a mí.

Di una vuelta alrededor de ella y cuando estuve a su espalda olí su cabello cerca de ella.

- Hueles a inocencia, bondad, compasión... Es repugnante... - me reí. Hacía demasiado tiempo que no pronunciaba aquellas palabras, pues en mi interior no había hueco para ninguna de ellas.

Se percato de lo que me preocupaba, pero para mi fortuna buena o mala yo era su objetivo en ese momento, para bien los niños no tendrían que lidiar con ese demonio en ese momento pero yo por otro lado debía de tener cuidado, escuche cada palabra que pronunciaba sin perder de vista sus movimientos -No estoy sola y no hace falta gracias - le dije un poco osca, sabia que tenia que ser fuerte ante los de su raza, ya me había enfrentado a un par de ellos y no fue nada grato.

Al sentir como olía mi cabello una sensación algo extraña me recorrió, algo que jamás había sentido en ninguna otra ocasión pero trate de mantenerme lo mas serena que pude y luego sus palabras pronunciaron aquello como si fuera un verdadero crimen oler de esa forma -Pues solo tú lo sentirás por que no tiene nada de malo- tal vez estaba muy a la defensiva pero ante un demonio no se podía estar de otra forma ninguno había demostrado que podía confiar en ellos

Me reí ante sus respuestas. Estaba claro que no era un ángel joven y había sido bien enseñada contra los míos o, mejor dicho, los de mi raza, pues pocos podían decir que se llevaban bien conmigo, y más aún siendo demonios, éramos demasiado orgullosos para llevarnos de manera algo decente entre nosotros.

Mis instintos más demoníacos se activaban en cierta manera al estar cerca de ella por su naturaleza, aunque con los siglos había aprendido a controlar mi transformación. No es que me importase asustar a los humanos, algo que me encantaba, sino que sólo sacaba a relucir mi verdadero aspecto en las grandes ocasiones, y tener un ángel cerca no era una gran ocasión, ni mucho menos.

- Bueno, soy un demonio, ¿qué esperabas? - terminé de girar entorno a ella y volví a estar ante sus ojos para tener una mejor visión de su cuerpo, el cual me atraía demasiado, pero sabía que no iba a ser nada fácil hacer que cayera en la tentación.

- ¿Por qué eres tan desagradable conmigo? Sólo quiero tener una conversación amistosa con un angelito... - sonreí de manera un tanto siniestra y juguetona, algo muy propio en mí y antes de que pudiera reaccionar cogí una de sus manos y le di un leve beso sin apartar mi mirada de la suya. - No soy tan malo como crees. Aunque no pareces muy dispuesta a averiguarlo, así que...

Me giré y poco a poco fui alejándome de ella. ¿Esperando qué? Ni siquiera yo lo sabía, pero si era como otros ángeles que me había encontrado, intentaría "salvar mi alma" o algo así, si es que quedaba algo de ella en mi interior, cosa que dudaba. Además, no se me había escapado un pequeño detalle acerca de ella.

Su mirada no dejaba de recorrerme, eso lo podía sentir aun que no lo viera durante el recorrido que hizo a mi alrededor, a el no le gustaba mi aroma por lo que me había dicho y su escusa que era un demonio, yo no creía que eso fuera una pero lo pase por alto, después lo volví a tener frente a mi con aquella mirada tan penetrante e insistente sobre mi -Yo no soy desagradable- dije en mi defensa, porque todos los demonios pensaban que yo era mala o era asidua a algún pecado como la soberbia o en esta ocasión el se desagradable.

Cuando tomo mi mano me quede algo impresionada, en ese momento no sabia como reaccionar sobre todo cuando sentí sus cálidos labios sobe mi piel y su sonrisa que aun que era algo intimidante no lo logro intimidarme ni en lo mas mínimo, después de sus palabras solo dio la vuelta y se fue, me quede parada por unos segundos sin saber que hacer y después sin pensarlo las palabras solo salieron de mi boca -Espera- dije esperando a que lo hiciera, tal vez tenia que tener cuidado sobre todo por que el era un demonio, recordé las palabras de mi “hermano” pero aun así pensé que seria lo mejor

Caminaba lentamente alejándome de ella hasta que escuché que me decía que esperase. Sonreí triunfal, pues aquello era lo que esperaba y, en cierto modo, deseaba, y me detuve antes de girarme lentamente hacia ella, borrando mi sonrisa para que no la viera y poniendo lo más parecido a una cara de inocencia que podía conseguir, ya que no me resultaba nada fácil.

La miré aparentando sorpresa y curiosidad antes de hablar.
- ¿Sí? ¿Querías algo? Creía que no te apetecía demasiado aguantarme... Normalmente no soy bien recibido, no sólo entre los ángeles, sino en general... - ¿Pretendía dar lástima? ¡Por supuesto! Era un experto en mentir y aparentar lo que no era. Era un demonio, era mi trabajo, además de torturar almas e intentar que los ángeles cayeran. Eso sí que era divertido.

Volví a caminar hacia ella hasta que quedé a pocos centímetros de su cuerpo, mirándola fijamente y esperando una respuesta.

Cuando le dije que esperara de inmediato paro, como si fuera lo que deseara que yo lo detuviera, escuche sus palabras y no pude sentir pena por el nadie debía de pasar por eso aun que fuera un demonio, vi como se acerco a mi hasta quedar demasiado cerca para mi gusto, di un paso para atrás para hacer un poco de distancia entre nosotros, no sabia que tenia que hacer exactamente ya que nunca me había topado cara a cara con un demonio, solo lo que tenia de mi entrenamiento nada mas.

-Todos merecemos una oportunidad de demostrar que somos mejor de lo que aparentamos - le dije como respuesta ya que tal vez si el no era tan malo aun que no por eso yo baje mi guardia ya que no podía confiarme, luego escuche a los niños y pensé que lo mejor era que nos fuéramos de ahí mientras mas alejados de ellos mejor -Tal vez si vamos a otro lado- le dije para que los niños no estuvieran en peligro al estar el ahí

Por un momento tuve la ligera impresión de que me había cazado, que se había dado cuenta de mi propósito al alejarme de ella, al intentar darle lástima para ganármela... Pero era un experto mentiroso, llevaba casi nueve siglos mintiendo, engañando, corrompiendo, por lo que tenía demasiada práctica como para que me descubrieran con tanta facilidad. Además, los ángeles tendían a confiar demasiado rápido en la gente, aunque su propia naturaleza les obligara a desconfiar de los demonios, pero sabía que si pretendía darle lástima lo había conseguido, pues su rostro pareció enternecerse ligeramente al ver mi cara de inocencia y "tristeza".

- Tal vez por eso soy así, porque nunca nadie me ha dado otra oportunidad. Nací en el infierno, me crié con un demonio y sin padre, y vi cómo los de mi propia raza asesinaban a mi madre delante de mis propias narices. El mundo ha sido cruel conmigo, no puedo evitarlo... - Continué con la farsa. Un ángel confiado era un ángel más vulnerable, eso lo había aprendido con los siglos.

Miré adonde se dirigía su mirada preocupada y recordé al grupo de niños que jugaban ajenos a todo, sin imaginar siquiera que a pocos metros de ellos había un ángel y un demonio charlando tranquilamente. - Está bien. ¿Dónde quieres ir? Yo también puedo volar... - Dije con un ligero brillo en mis ojos.

Las risas de los niños se escuchaban al fondo era lo que mas me preocupaba en aquel momento, el escuchar sus palabras me hacia sentir un poco de compasión por el aun que sabia que era un demonio el podía estar mintiendo pero aun así no podía evitar tener ese sentimiento de querer darle consuelo, mi instinto de supervivencia me detuvo para que no lo hiciera, sabia que no podía confía plenamente en el pero debía alejarlo de ahí lo mas pronto posible -Si vallamos a otro lado - dije y cuando escuche que el también podía volar no me extraño ya que algunos demonios poseían alas -Entonces no será difícil que podamos ir a otro lado- dije aun que a decir verdad no sabia a donde ir y me quede pensando un rato a donde podríamos ir que no hubiera alguien a quien el pudiera lastimar.

Las palabras de mi “hermano” sonaban en mi cabeza pero prefería acercarme al demonio antes que el dañara a alguien inocente como aquellos niños por ejemplo o alguien mas, mi mente no podía pensar en un lugar lejos de inocentes ya que solo recordaba la playa y aquel lugar a donde había ido con mi “hermano”

Volví a mirar a aquellos niños que jugaban cerca de donde estábamos nosotros y un destello rojo recorrió mis ojos durante unos segundos. Estaba seguro de que ella lo habría visto, pero no me importaba en absoluto, aquella era mi verdadera identidad y no tenía por qué esconderla ante ella.

Entonces posé mis ojos de nuevo en ella, recuperando su color humano, el cual aquel día era un gris verdoso. Sonreí levemente y de nuevo vi la preocupación en su rostro, además del hecho de que estaba pensativa y a la defensiva, algo normal en un ángel en presencia de un demonio.

- ¿Dónde quieres ir? Supongo que preferirás un lugar donde no haya demasiada gente... Está claro que no te fías de mí. Lo raro es que sigas aquí hablando conmigo.

Me alejé un poco de ella hasta ocultarme ligeramente entre las sombras de un callejón cercano, donde de nuevo me quité la camisa que había robado al llegar a aquel lugar y me transformé en cuervo, tras lo que volví donde estaba ella y revoloteé a su alrededor, esperando que se decidiera a seguirme o guiarme a algún lugar menos concurrido.

Vi como se alejo con rumbo a las sombras, me quede parada sin saber que hacer y luego lo vi como salió en forma de cuervo a lo cual me sorprendí bastante pero debíamos irnos de ahí a como diera lugar por los niños que no debían ser tocados por el, saque mis alas y volé hacia el cielo entre las nubes pero no sabia a donde llevarlo así que indique que el nos guiara a donde pudiéramos estar lejos de tentaciones para el ya que uno de mis deberes era alejar a los demonios de los inocentes.

Solo una vez me había enfrentado a unos demonios eran demasiados pero salí de ahí con vida para poder seguir haciendo lo que tenia que hacer y aun que mi “hermano” y otros mas pensaban que no estaba muy preparada si lo estaba para poder luchar contra ellos, sabia que me via muy frágil cierto pero mi espíritu era fuerte al igual que mi fe en el padre que sabia que no me dejaría en un momento que lo necesitara

Noté la sorpresa de su rostro al verme regresar de las sombras en forma de cuervo, tras lo cual pareció que volvía a pensar en los niños que aún jugaban en aquel parque y tras sacar sus alas ascendió hacia el cielo. En ese momento fui yo el sorprendido, ya que había varios humanos alrededor y ella había mostrado su verdadera naturaleza sin importarle el qué dirán. No es que a mí me importase demasiado lo que pensasen unos vulgares humanos, pero creía que los ángeles eran algo más cautos.

Recorrimos algunos metros hacia el Sol, lo justo para que no se nos viera desde la Tierra o al menos no se nos distinguiera, y vi que me indicaba que fuera yo el guía en aquella especie de excursión hacia un lugar menos tentador para mi persona, lo cual iba a ser bastante complicado conociéndome. Entonces se me ocurrió una idea brillante y sonreí en mi interior, ya que para un cuervo era un poco difícil sonreír. Por tanto, sin producir sonido alguno, volé hacia el lugar en el que había pensado, esperando que me siguiera.

Continúa: http://www.damnedsouls.net/t630-mucho-mejor-olivia#8229