Red Eyes - Libre-

Reí ante sus primera palabras y actos -que bien que no olvidas quien eres Naamah, por que yo tampoco olvido- me voltee para tomar mi lugar en el trono estando en una pose de relajación rechazando yo ahora su aceptación -no me gusta que me amences con tus tonterias, si tu no juegas yo menos se que eres fuego pero yo soy mucho mas y tampoco se te deberia de olvidar- tensé mis facciones empezando a alterarme -ya veo por que Samel te ha dejado eres una histerica, al parecer tienes bien merecida su traición.. no podias esperarmenos- al final me levante con fastidio para retomar mi camino regreso por donde habia venido -cuando por fin sepas quien eres realemtene puedes venir a mi- deje mis palabras tendidas dispuesto a marcharme.

Solté un grito de furia cuando dijo que Samael me había traicionado por ser tan histérica. Mis cabellos estaban alzados como si el viento los hubiera alzado y tenia de nuevo los ojos rojos.

Soy el primer demonio creado con dios, la primera esposa de Adán y no Lilith! Tengo el poder del fuego y de la tierra! Soy la primera esposa de Samael! SE QUIEN SOY! - le grite haciendo que mi cuerpo ardiera con fuego desapareciendo de la sala de los tronos y apareciendo en otro lugar del infierno lejos de la sala.

Sabia perfectamente quien era y quien no era, nadie como él me lo tenía que decir. Un condenado ángel caído.

Rei a carcajadas por su actitud de niña mimada sin saber especificamente que tenia en frente, gran ventaja que se me presentaba - ¡¡de que sirve saber quien eres si para los demas no eres nadie !!- dije esas ultimas palabras mirandola arder de furia sumamente molesta, no podia contener una sonrisa amplia asomarce en mis labios demostrandole su propia inferioridad - calmate o terminaras mal- volvi a proninciar con calma esta ves estando seguro que no escucharia ya que desaparecio del lugar.

Me tome mi tiempo para volver a sentir donde estaba pero mi interes se desvanecio dejandola en paz, retome mi lugar en el trono meditando un par de segundos.

Sin darme cuenta a causa de mi rabia, termine por aparecer en mi antigua habitación en la que yacía con Samael cuando estábamos juntos, me tire a la cama y me puse a llorar de rabia, algo que no hacía desde hacia milenios, ahora dolía.

Solté varios gritos mas de rabia, sabía que no era verdad aquello, todos seguían respetándome, yo era el primer demonio con cuerpo el único creado por Dios pese a todo, con los milenios mi poder incrementó. Tenía que vengarme de él, ya me las arreglaría con Caim seguro que me ayudaba. Después de un rato decidí regresar al mundo de los humanos y caminar entre las calles perversas de Caim.

Por fin la molestia habia terminado, no mas berrinches no mas de Naamah que cruces me paso por la cabeza al intentar asercarme a ella, negue para mi mismo golpeando el apoya brazos del trono, lo que antes habia sucedido con el ángel nadie lo podría borrar con una caricia u presencia cualquiera.

Me puse de pie desvaneciendome en las tinieblas para seguir a otra parte del infiermo en busqueda de algun antidoto a mi propio criterio.