Paseo nocturno -Libre-

Sus pies podían sentir cada uno de los granos de arena bajo ellos, aún se sentía cálida, aunque el sol se había ocultado hacia muchas horas ya. De seguro esa arena nunca se enfriaba del todo durante los meses de verano.

No había nadie alrededor y la verdad es que le daba igual si alguien la veía, así que hizo rodar el largo vestido de seda negra y lo dejó caer, junto a su ropa interior que no había colocado en su lugar luego de su última aventura; mientras se dirigía hacia el mar. Se había aparecido en la playa luego de salir del Greyston Manor y de “firmar” el trato con Caim. No le gustaba ese método de transporte (sinceramente, prefería viajar en un automóvil de lujo a esto), le cansaba y requería mucha concentración viajar a una ubicación exacta, pero aún no quería volver a su hotel y deseaba nadar un poco.

-Ha sido una noche interesante después de todo –se dijo mientras sus pies recibían el agua helada y ella se internaba en la oscuridad del agua y la noche.

Definitivamente comenzaba a amar la ciudad. El agua helada hizo que soltara un suspiro mientras su cabello se desparrama alrededor en pequeños mechones mojados. Su piel blanquecina brillaba a la luz de la luna y sus ojos observaron el cielo, volviéndose tan aguamarinos que cualquiera que los viese sabría que no pertenecía a este mundo.

Había vuelto de Las vegas, con un montón de mujeres dispuestas a prostituirse, muchas de las chicas las había manipulado en su infancia como siempre hacía ya que mas de una me recordó, esa era la pega de no envejecer, casi todas recordaban, algunas me odiaban pero con mis artes terminaron cayendo en el trato para ir a los locales de Caim.

Comencé a pasear por la playa sin los zapatos, era de noche pero podía ver perfectamente por donde iba. Notaba una presencia muy familiar en el agua, por lo que me acerque hasta la orilla y me quede mirando.

Vaya coincidencia - murmure mirando hacia donde creí que estaría ella.- Que tal lo llevas hermanita? - reí levemente cruzando mis brazos.

Volteó la cabeza en cuanto sintió su presencia, lo sentía en el aire como un suave aroma que se mezclaba con la sal del mar.
Sonrió al escuchar su voz, no se habían visto desde hacía miles de años. Pero un demonio no olvidaba a los de su especie, podían reconocerse entre millones de personas y allí estaba ella.

-El mundo y el universo se hunden cada día más en la oscuridad y miles de almas caen cada día al infierno. Creo que no podría estar mejor -dijo sonriendo mientras comenzaba a salir del agua y se acercaba a ella.

Reí por su respuesta, me acerque un poco mas al agua notando ahora como el final de las olas me mojaba los pies hundiéndolos en la arena.
Vi como se acercaba a donde estaba y ladee la cabeza sonriendo.

Me alegro pues... Y que haces tu por aquí... Ya has caído en el negocio de Caim? - mostré medio colmillo cuando la tuve cerca - Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que coincidimos....

Alzó una ceja y sonrió parándose delante suyo. Aún estaba completamente desnuda, pero no era como si importase realmente.
-Así que también has hecho un pacto con él. ¿Qué te ha pedido que hagas? -murmuró observándola de cerca con sus rostros casi rozándose-. Muchísimo tiempo Naamah, ahora tienes un cuerpo diferente -susurro rozando su mejilla con suavidad observándola-. Hasta pareces más inocente.

Rió complacida, se había encontrado a dos demonios en una noche, estaba de suerte.

-¿Qué haces tú aquí? -la observó de nuevo-. ¿Acaso acosas a muchachas inocentes que se bañan en el mar?

Me lamí los labios viéndola desnuda, la tenía bien cerca de mi, pero que importaba.

Que no es evidente? Yo le envió a mis chicas, y él me da niños para hacer el mal. - reí sin dejar de mirarla, llevé un dedo a su labio inferior acariciándolo. - Si... Me moldee uno a mi antojo después de la guerra.... Estaba harta de parecerme a Lilith... Ya sabes...Como somos casi hermanas y la odio... - sonreí con la cabeza ladeada, y baje el dedo por la mandíbula hasta su pecho.

Me encanta acosar a muchachitas indefensas e inocentes... - le cogí un pecho y le lamí la mejilla.

Ronronee en su oreja apretando un poco mas su pecho, también sabía jugar con mujeres, pero no era un hobbie para mi,¡.

Sonrió ligeramente bajo sus toques y la observó, tenía razón, había cambiado completamente su aspecto tan similar a Lilith, sus ojos que brillaban diabólicos en medio de la oscuridad y su cabello y piel suave que la volvían antinatural con la luz de la luna.

-Eso significa que nos encontraremos seguido –susurró enredando los largos dedos en su cabello, mientras el agua tocaba sus tobillos-. Me gusta este nuevo aspecto, me pregunto qué tal sabe –dijo mientras pegaba sus cuerpos juntos.

-¿Quieres que juguemos a la muchachita indefensa e inocente? –rió mordiéndose ligeramente el labio y haciendo un puchero infantil como si fuera alguien completamente diferente.

La mano que tenía en su cadera la moví bajando hasta meterla entre sus muslos, aun olía a sexo con Caim a pesar de que se hubiera metido en el agua salada. Pasé los dedos y los metí dentro de ella.

Has sido una niña buena, Angie? Has obedecido a papi en todo lo que te ha dicho y has hecho tus deberes? - pregunte acariciando sus cabellos con la mano que antes estaba en su pecho mientras la otra aun se movía dentro de ella.

Estaba claro que con papi me refería en aquel momento a Caim y a nadie mas. Sonreí ladinamente sin dejar de mirarla ronroneando como gatita.

Su intromisión no le importó, dejó que metiera sus dedos dentro de sus muslos y acercó un poco más sus cuerpos, aumentando el contacto. Ella también había tenido sexo con Caim, podía verlo como si fuesen pequeñas fotografías de su alma.

-Mmmh, nunca he sido una niña buena –parpadeó inocentemente y rasguñó sus costados mientras clavaba las uñas en su cadera por sobre la tela de su vestido-. ¿Vas a castigarme?

La empujó con suavidad haciendo que recostara sobre la arena húmeda y se sentó sobre sus caderas.

Jadee cerrando los ojos al notar que arañaba y calvaba sus uñas en mi costado, puse la mano en su cadera y volví a meter los dedos en ella.

Quieres que te castigue? - pregunte sonriendo con inocencia llevando las manos a su trasero, aprete con una mano y la otra le di un azote que sonó muy ricamente.

Volví a subir las manos por su vientre hacia sus pechos estrujando y pellizcando sus pezones, lamiendo mis labios jadeando levemente y mirándola a los ojos con deseo.

Se removió contra ella divertida con sus caricias y la aplastó un poco bajo su peso mientras tiraba de su vestido para descubrir su pecho y lamerlo deliciosamente lento sin dejar de observarla.

-Sé que siempre quisiste castigarme –sonrió maliciosa y mordió ligeramente su pezón mientras acariciaba sus caderas-. Mira qué rápido has caído, ¿qué pasa con tu marido? ¿o es que a caso me has extrañado?–preguntó curiosa antes de hundir la boca tomando su pecho.

Solté medio gruñido cuando mencionó a Samael, dejando igualmente que me mordiera el pezón arqueando la espalda jadeando.

No tengo ni idea de Samael... Y si... Te extrañé mucho - solté una carcajada moviendo un poco la cadera hacia ella.

Le di vuelta cuando la aprete por los brazos pegando su pecho a la arena y comencé a morder su espalda sentada en su trasero. Después de los mordiscos comencé a lamer su espalda ya que le había dejado marca de mis dientes.

Gimió cuando la mordió y levantó la cabeza para observar a la demonio que tenía encima, lamiendo y acariciándola. Rió también, le encantaban los encuentros con seres de su especie. Especialmente ella, la cuasi madre de los demonios.

-¿Vas a castigarme mami? –susurró moviéndose contra ella y alzando el trasero para profundizar el contacto con ella.

Sabes que una manera de castigarte sería ponerte a tono y luego irme? - solté una carcajada y pegue mi entrepierna a su trasero.

Baje un poco de ella y le mordí varias veces las nalgas dejando marca de mis dientes en ellas. Luego le di varios azotes de regalo.

Sabes que ocurre? Que la arena no me gusta nada para lo que tengo pensado hacer contigo.... Que tal una cama aquí en medio? - reí malvada haciendo aparecer una.

Me senté en esta y le tire una toalla para que se quitara la arena del cuerpo

-Si me dejas así buscaré a alguien más que lo haga –sonrió suavemente y la miró desafiante. Gimió y rió con los ojos cerrados cuando ella volvió a azotarla.

-Así que me encuentras en el medio de la nada y ya tienes planes para mí. –Dijo viendo la cama que apareció de repente y se sacudió la arena de su cuerpo con cuidado-. Cuanta preparación, ¿qué tienes pensado Naamah?

Se acercó hacia ella lentamente y capturó sus labios besándola con fuerza. Lamió sus labios y su boca como si fuese una serpiente saboreando su presa.

Reí vagamente cerrando los ojos - Voy improvisando - respondí correspondiendo a su beso sacando unas esposas le puse una en la muñeca y la otra la até al cabezal tumbándola en la cama.

Cree otras esposas haciendo lo mismo con la otra mano, me senté en su entrepierna y saque una vela, la mire malvada y sople encendiéndola.

Te imaginas para qué es? - me lamí los labios y comencé a verter la cera derretida por su cuerpo viendo sus reacciones.

-Estás jodidamente loca, ¿no? -preguntó alzando una ceja y sintiendo las primeras gotas de cera líquida sobre su delicada piel. Cera caliente que se solidificaba con rapidéz y el dolor caliente se deslizaba por sus poros. Se removió arqueando la espalda.

No le molestaba el dolor, incluso aunque su cuerpo muriese alguna vez, ella tomaría otro. Todo lo terrenal de ese mundo no importaba porque estaba condenada a existir en él hasta el fin de los tiempos.

Tiró de las esposas y se removió bajo Naamah presionándose con fuerza contra su cuerpo.

Se supone que a los humanos esto les pone - respondí entre carcajadas vertiendo un poco de cera en su vientre.

Salí de encima de ella abriendo sus piernas y comencé a lamer sus muslos yendo poco a poco hacia su entrepierna, alcé una ceja mirándola desde donde estaba y luego hundí mi lengua en ella moviendo esta en círculos esperando sus primeros gemidos, apretando un muslo y la otra mano subía por su vientre hasta uno de sus pechos apretando un poco y pellizcando su pezón.

Observó la cera derramándose sobre la serpiente de su vientre y el cosquilleo que se extendió por su cuerpo haciéndole gemir mientras Naamah acariciaba y lamía su cuerpo.

Enredó las piernas alrededor suyo provocándola a continuar y arqueó la espalda cuando ella hundió su boca aún más. Tiró de las cadenas con fuerza, no eran esposas normales, las de los humanos podían romperse con facilidad, pero estas eran mucho más resistentes. Además no podía ni quería concentrarse en liberarse.

-Castígame –murmuró alzando las caderas para ella.

Llevé la mano del muslo a su nalga apretándola hasta pasar su piel notando la sangre caer por esta sin dejar de lamer cada vez mas rápido tanto su vagina como los jugos que iba derramando.

Me ponen cachonda tus gemidos - la miré deshaciéndome de sus piernas.

Me puse encima de su cuerpo apretando mis pechos contra los suyos y llevando los dedos dentro de ella de nuevo moviéndolos en círculos y de dentro hacia afuera. Mordisquee su cuello y su lóbulo de la oreja jadeando en esta.

Gimió más alto contra su oído y apretó sus cuerpos poniendo sus entrepiernas juntas comenzando a frotarse contra ella con sus cuerpos completamente alineados. Sus muslos estaban enrojecidos por la sangre que ahora comenzaba a secarse.

El ritmo frenético moviendo sus pechos y alzando sus caderas para profundizar el contacto al mismo tiempo que ladeaba la cabeza para morder su hombro y cuello para luego dar una larga y sinuosa lamida.

-¿Quieres correrte Naamah? -dijo resuelta mientras la embestía con las caderas y frotando sus clítoris juntos.

Comencé a gemir con lo que estaba haciendo, ayudando mis movimientos con las cadenas haciendo que sonaran de fondo de nuestros gemidos. Mordía su cuello jadeando en su oreja también.

Solté un gruñido cuando me pregunto aquello parando de mover nuestros cuerpos. Jadee algo cansada mirándola con malicia.

Aun no - respondí notando como el líquido de mi interior salia poco a poco, por lo que volví a ponerme como estaba antes y seguí con aquello mordiendo ahora el otro lado de su cuello dejando marca, gimiendo de cuenta nueva.

Rió cuando se detuvo y volvió a morderla, sentía la piel enrojecida y marcada aunque sabía que todo se curaría en unas horas.

Aumentó el ritmo de sus movimientos mordiendola también mientras balanceaba las cadera para tener más contacto. Gemían acompañadas por el ritmo de la cama que se balanceaba.

Movió sus pechos juntos removiéndose contra su cuerpo y enredando aún más las piernas alrededor suyo balanceándose frenéticamente haciendo que el calor de sus cuerpos aumentara.

Seguía gimiendo junto a ella notando calor por todo el cuerpo haciendo que jadeara mas fuerte. Cerré levemente los ojos llegando al orgasmo final haciendo que gimiera alto arqueando la espalda.

Genial... - susurre aun pegada a su cuerpo quitando las cadenas de sus muñecas.
Me aparte de su cuerpo ya con algo mas de aliento tumbandome en la cama mirando al cielo. - que te gustaría hacer ahora querida?

Gimió y se arqueó contra Naamah alcanzando su orgasmo por fin. Cuando la soltó se estiró como un gato y le sonrió resuelta mientras se subía sobre ella.

-La gran Naamah –susurró deslizando las manos por sus pechos y apretando ligeramente los pezones antes de ponerse entre sus piernas y lamer su vientre con la lengua observándola-. ¿Qué es lo que deseas?