Blood on the floor -priv -

-Acompáñame.-dije echando a caminar por los callejones hacia el boulevard.

Los club's de ocio nocturno proliferaban y todos tenían el mismo aroma de azufre y vicio, sabía que eran del mismo tipo. No había visto al demonio que lo regentaba pero sólo por como lo describían, por como olía y la presencia tan aplastante que poseía. Tenía rabia, porque se estaba haciendo con mi ciudad en medio de las sombras y de su poder.

Caminaba de un lado a otro, llegando a calles que habían sido dejada de la mano de Dios. Cuando llegué a los edificios estos parecían ser un milagro. Eran unos apartamentos de aspecto humilde pero resistente, dentro tenían todas las codidades de la época y en él se podía sentir la presencia de eres sobrenaturales tan fuertes como nosotros.

Subimos por el ascensor mientras seguía en silencio. Era un montacargas robusto y silencioso. Poseía un espejo donde podía contemplar mi nuevo yo. Ahora no veía al chico de siempre, sólo veía a un extraño y estaba empezando a aceptarlo.

-Aquí es.

La puerta se abrió dando a un pequeño pasillo donde sólo estaba su planta, la planta que sería su vivienda. Era de aspecto parecido a un loft, pero de una planta entera. Poseía muebles algo lujosos y otros no tanto, pero todos útiles.

Al llegar al boulevart me pegue a su cuerpo por inercia al notar la presencia de Caim por todas las calles, tenía que volver a ser fuerte, sino de que le habría servido a Ama acogerme en su organización.

Vi los apartamentos y cuando subimos al montacargas cerré los ojos con la cabeza apoyada en su hombro, al llegar a la planta me puse bien y me quede mirando todo mi nuevo hogar.

Gracias Ama - susurre y le di un beso en la mejilla.

Me aparte de su cuerpo y me puse a curiosear por todos lados, para ver que había allí que me recordara a Ama.

Es bonita

-Si necesitas algo puedes pulsar un botón que hay en la pared, da a mi despacho. Estoy normalmente allí durante las primeras horas de la noche.-comenté quedándome parado frente a ella.-Ah, guárdame el secreto por favor.

No quería que nadie supiera que yo era el líder, que era quien estaba detrás de todo. No lo quería por si me atacaban, también porque sabía que muchos me admiraban y pedirían estar más cerca de mí. Yo sólo quería ser uno más, luchar como uno más y ganar o perder como uno más.

-Debo de irme ya.-dije dando media vuelta hacia el ascensor.-Espero que te vaya todo bien.

Me acerque de nuevo a él con media sonrisa, me daba cuenta de que gracias a su presencia había recuperado al menos media sonrisa. Le acaricie la mejilla levemente con un dedo.

Tranquilo no diré nada, no tengo a quien decirle - me parte de él pegándome a la puerta de la entrada. -Ama... Gracias por todo... Y perdona si tu consorte se cela - cerré los ojos ronroneando un poco, luego cerré levemente la puerta, quería esperar a ya no verle para cerrar todo bien.

Tenía algo de miedo, me bañaría para quitarme el olor de Caim, hasta pensé en dormir abrazada a su chaqueta que aun conservaba el olor a Ama

-Nada, seguro que sólo se pone algo arisco como buen gato.-comenté antes de pulsar el ascensor y girarme para ver como se cerraba la puerta.

De regreso medité en todo lo que teníamos por afrontar, no sólo una guerra que podía ser inminente o pequeñas luchas habituales. Ese demonio cada vez tenía más poder en mi zona, pero no sólo en la mía sino en todo el mundo. Por informes que me llegaban de las distintas sede de mi organización tenía problemas, y serios, también algunos altos cargos de los Bloody Rose me habían informado de ataques de las hordas de Caim. ¿Pero qué pretendía? ¿Qué quería? ¿Qué buscaba?