Close your heart, open your eyes - priv.

Encontrar una solución al entuerto de Jonte era prácticamente imposible. Sin embargo, sabía que alguien me podía ayudar y ese era Miguel. Aunque conocía que ambos eran enemigos y la posición de Miguel, quizás Dios podía ver bien un gesto amable hacia Jonte. Tan sólo teníamos que averiguar si se podía salvar su alma, así como la de esos pequeños que parecían ser un deseo de mi hermano. Conocía las reglas, no era un ignorante, pero si Lucifer perdía a un buen guerrero la balanza podía inclinarse hacia nuestro favor. El cielo necesitaba ayuda, no importaba si habíamos caído en desgracia o no. La ayuda era necesaria, limitarse sólo a los que aún no habían caído era un error.

No dije nada, sólo asentí antes de abandonar un par de billetes sobre la barra. Me moví hasta la puerta segundos después que él se desvaneciera. Debía volver con Olivia, no deseaba demorarme demasiado y ella sufría cuando me marchaba. Podía sentir sus rezos hacia mi protección, rogando a Dios que no me apartara de su vida.

Mis pasos se movieron lentos por la ciudad, la recorría con la mirada atento a cualquier asaltante nocturno, sin embargo por más cuidado que tuve llegué a toparme con un par de demonios. Eran seres de baja categoría en la escala demoníaca. Sin embargo podía no tenerlas todas conmigo. Mis movimientos se volvieron gráciles, rápidos y directos. En cuestión de unos cinco minutos sus cuerpos yacían en el suelo destrozados. Al ser de baja escala su energía se disiparía en el infierno siendo capturada por otras entes de mayor rango.

-Todas las noches lo mismo, empiezo a estar cansado. ¿Algún día acabará?

Mis últimas palabras las dejé en el aire mirando al cielo, observando las estrellas. Sabía que Dios podía no escucharme, o quizás aún vigilaba mis pasos. No estaba seguro de ello.