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Llamada obscura (Priv.) +18
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Llamada obscura (Priv.) +18
El ave grazno varias veces y el sonido de su voz aguda se esparció entre las lapidas hasta fundirse con los murmullos de la noche. Las voces de los muertos en eternos lamentos, atrapados bajo el peso de la tierra y sus pecados, un sonido que reconfortaba al demonio como lo haría el arrullo de una madre a su pequeño, ese era el sonido del caos, miles de lamentos en un único coro de dolor…
Dibujo el pentagrama con una rama en la arena, en su centro el fuego y en sus extremos pequeños montículos de huesos, cabeza, torso, brazos y piernas por separado en cada punta de la estrella invertida, quedando un extremo libre para el.
Agarro la jaula con el ave de negro plumaje que aleteo inquieta dentro, tomo su sitio en el pentagrama mientras recitada palabras conocidas solo por los de su especie, el idioma de la oscuridad. Saco al ave de la jaula, la cual arrojo lejos y procedió a separar la cabeza aun graznante del resto. La sangre se derramo a sus píes mientras el crepitar de las llamas crecía y se alzaba demandando un sacrificio que le fue concedido cuando arrojo el cuerpo del ave a estas, al instante las llamas se tornaron violeta y un humo espeso de igual tono se levanto hacia las alturas.
Observo el bulto negro consumiéndose, mientras lamia la zona donde el pequeño cráneo de ave había sido separado de su cuerpo, rescatando del mismo unas pocas gotas de sangre para luego arrancar con los dientes algunas plumas que se entretuvo mascando.
Aquello lejos de lo que pudiera parecer no era una invocación, sino una llamada. Sería locura tratar de invocar a Caim, el Presidente Infernal no podía ser contenido por ningún círculo mágico, ni doblegado por su poder. Además como demonio despreciaba esos sucios trucos de hechicería con que los humanos forzaban a su especia a servirles.
Ahora quedaba ver si Caim respondería, nada lo obligaba a hacer caso de él, pero intentar eso había sido más censillo que tratar de contactarle por los medios tecnológicos, o a través de sus sirvientes, acercarse a el sin causar un disturbio y arrancar cabezas de sus vasallos requería de una “cita” y dicha cita no era fácil de conseguir para un demonio que vestía jeans gastados (por el uso) y caminaba descalzo.
Dibujo el pentagrama con una rama en la arena, en su centro el fuego y en sus extremos pequeños montículos de huesos, cabeza, torso, brazos y piernas por separado en cada punta de la estrella invertida, quedando un extremo libre para el.
Agarro la jaula con el ave de negro plumaje que aleteo inquieta dentro, tomo su sitio en el pentagrama mientras recitada palabras conocidas solo por los de su especie, el idioma de la oscuridad. Saco al ave de la jaula, la cual arrojo lejos y procedió a separar la cabeza aun graznante del resto. La sangre se derramo a sus píes mientras el crepitar de las llamas crecía y se alzaba demandando un sacrificio que le fue concedido cuando arrojo el cuerpo del ave a estas, al instante las llamas se tornaron violeta y un humo espeso de igual tono se levanto hacia las alturas.
Observo el bulto negro consumiéndose, mientras lamia la zona donde el pequeño cráneo de ave había sido separado de su cuerpo, rescatando del mismo unas pocas gotas de sangre para luego arrancar con los dientes algunas plumas que se entretuvo mascando.
Aquello lejos de lo que pudiera parecer no era una invocación, sino una llamada. Sería locura tratar de invocar a Caim, el Presidente Infernal no podía ser contenido por ningún círculo mágico, ni doblegado por su poder. Además como demonio despreciaba esos sucios trucos de hechicería con que los humanos forzaban a su especia a servirles.
Ahora quedaba ver si Caim respondería, nada lo obligaba a hacer caso de él, pero intentar eso había sido más censillo que tratar de contactarle por los medios tecnológicos, o a través de sus sirvientes, acercarse a el sin causar un disturbio y arrancar cabezas de sus vasallos requería de una “cita” y dicha cita no era fácil de conseguir para un demonio que vestía jeans gastados (por el uso) y caminaba descalzo.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
La noche había empezado como de costumbre, despertando en una de mis mansiones rodeado de mujeres y hombres plenamente satisfechos. La fiesta privada que había trasladado de mi local para probar a mis nuevos súbditos continuó durante la mañana, pasó a llegar más allá del medio día hasta bien entrada la tarde. Tan sólo había descansado unas horas, ellos aún gemían amontonados sobre mi cama, en una y en otra dirección, deseando ofrecerme algo más de sus encantos. Probaba a todo aquel que entraría en mi círculo, lo hacía porque sólo los mejores complacerían a mi clientela tan selecta. Igual hacía con los productos que me ofrecían, inclusive los de aquel neófito egocéntrico y cínico.
Un joven de cabellos dorados de ojos oscuros lamía mis muslos, igual que un gato, esperando que le ofreciera algún nuevo servicio. No me interesaba, había sido satisfactorio pero no solía repetir con simples humanos. A pesar que en él ahora yacía mi simiente, la semilla del mal y el deseo. Había perforado, golpeado y mordido su cuerpo hasta dejarlo incapaz de caminar por días. Se arrastraba sobre la cama esperando que mi cuerpo reaccionara. La única reacción fue una bofetada que lo tumbó en la cama, y a pesar de eso abrió sus piernas contoneando sus caderas.
-Serás una buena puta.
Escupí mis venenosas palabras antes de reír cual enfermo mental, la crueldad era mi emblema y aquello que hacía reaccionar a más de uno. Me amaban deseando que yo cayera a sus pies, pero mi indiferencia y, en ocasiones, crueldad les provocaba aún mayor deseo porque era un reto. Se veían retados sin siquiera invitarlos al juego.
-Amo, amo...
Balbuceó contemplándome antes de levantarme del lecho. Mi respuesta fue simple, tomé su cuerpo entre mis brazos y lo llevé al piso inferior, donde aún algunos deseaban seguir la fiesta. Lo arrojé a los brazos de un par de mis inversores, los cuales no tardaron en penetrar su cuerpo ofreciéndole lo que tanto me pedía.
Me giré impasible hasta mis aposentos, para marchar hasta el baño el cual había decorado y acondicionado para ser mi lugar de descanso. Hice aparecer en mis manos un minúsculo reproductor de música, con unos auriculares sin cable. La música que comenzó a sonar era bastante vieja, aunque aún me solía parecer como si hubiera ocurrido ayer debido a mis milenios.
Justo cuando escuché aquella llamada salía de entre las aguas, tras refrescar y relajar mi cuerpo junto a mi mente. Mis ojos verdes rodaron con cierta indiferencia, sin embargo aquella voz la conocía bien.
-¿Tanto le cuesta aparecer en mi local? Leviathan, siempre tan estrafalario.
Sequé mi cuerpo, acomodé mis cabellos e hice aparecer ropas oscuras envolviendo mi cuerpo. Por una vez no usaría mi limusina, aparecería a la vieja usanza en aquel lugar. Un cementerio lleno de cuerpos descompuestos y olvidados, lágrimas de desarropados y desdichados que murieron justo antes de la guerra y sus años posteriores. Personas que ni tenían ya nombre en sus tumbas, sólo un número y su edad.
Aparecí acomodando mi chaqueta mientras notaba el aire espeso que allí se movía, así como el hedor a muerte que tanto nos agradaba. Sonreí de manera cínica con una frialdad que le helaría, incluso a él, la sangre. Mis ojos verdes se clavaron en los suyos como si fueran dos potentes relámpagos.
-Te rogaría que no mataras aves para tus ritos, hace que sienta que me descuartizan. Prefiero humanos, a poder ser jóvenes vírgenes dispuestas a todo.
Yo era representado como un tordo elegante que se posaba en las ramas y susurraba a los hombres los misterios de la naturaleza, para luego tentarlos con un futuro distinto y con nuevas riquezas. Era el pajarito que te contaba todo lo que sabía y también lo que aún desconocía.
Un joven de cabellos dorados de ojos oscuros lamía mis muslos, igual que un gato, esperando que le ofreciera algún nuevo servicio. No me interesaba, había sido satisfactorio pero no solía repetir con simples humanos. A pesar que en él ahora yacía mi simiente, la semilla del mal y el deseo. Había perforado, golpeado y mordido su cuerpo hasta dejarlo incapaz de caminar por días. Se arrastraba sobre la cama esperando que mi cuerpo reaccionara. La única reacción fue una bofetada que lo tumbó en la cama, y a pesar de eso abrió sus piernas contoneando sus caderas.
-Serás una buena puta.
Escupí mis venenosas palabras antes de reír cual enfermo mental, la crueldad era mi emblema y aquello que hacía reaccionar a más de uno. Me amaban deseando que yo cayera a sus pies, pero mi indiferencia y, en ocasiones, crueldad les provocaba aún mayor deseo porque era un reto. Se veían retados sin siquiera invitarlos al juego.
-Amo, amo...
Balbuceó contemplándome antes de levantarme del lecho. Mi respuesta fue simple, tomé su cuerpo entre mis brazos y lo llevé al piso inferior, donde aún algunos deseaban seguir la fiesta. Lo arrojé a los brazos de un par de mis inversores, los cuales no tardaron en penetrar su cuerpo ofreciéndole lo que tanto me pedía.
Me giré impasible hasta mis aposentos, para marchar hasta el baño el cual había decorado y acondicionado para ser mi lugar de descanso. Hice aparecer en mis manos un minúsculo reproductor de música, con unos auriculares sin cable. La música que comenzó a sonar era bastante vieja, aunque aún me solía parecer como si hubiera ocurrido ayer debido a mis milenios.
Justo cuando escuché aquella llamada salía de entre las aguas, tras refrescar y relajar mi cuerpo junto a mi mente. Mis ojos verdes rodaron con cierta indiferencia, sin embargo aquella voz la conocía bien.
-¿Tanto le cuesta aparecer en mi local? Leviathan, siempre tan estrafalario.
Sequé mi cuerpo, acomodé mis cabellos e hice aparecer ropas oscuras envolviendo mi cuerpo. Por una vez no usaría mi limusina, aparecería a la vieja usanza en aquel lugar. Un cementerio lleno de cuerpos descompuestos y olvidados, lágrimas de desarropados y desdichados que murieron justo antes de la guerra y sus años posteriores. Personas que ni tenían ya nombre en sus tumbas, sólo un número y su edad.
Aparecí acomodando mi chaqueta mientras notaba el aire espeso que allí se movía, así como el hedor a muerte que tanto nos agradaba. Sonreí de manera cínica con una frialdad que le helaría, incluso a él, la sangre. Mis ojos verdes se clavaron en los suyos como si fueran dos potentes relámpagos.
-Te rogaría que no mataras aves para tus ritos, hace que sienta que me descuartizan. Prefiero humanos, a poder ser jóvenes vírgenes dispuestas a todo.
Yo era representado como un tordo elegante que se posaba en las ramas y susurraba a los hombres los misterios de la naturaleza, para luego tentarlos con un futuro distinto y con nuevas riquezas. Era el pajarito que te contaba todo lo que sabía y también lo que aún desconocía.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Cuando le vio aparecer todos sus sentidos se pusieron en alerta, la presencia de Caim era densa y aplastante, su parte más primitiva solo le reconocía como una amenaza y pedía atacar sin demora, pero el demonio se limito a cerrar los puños y contenerse, no le había llamado para luchar, enfrentarse contra el no traería ningún beneficio.
- El ave era necesaria – dijo alzándose de hombros y arrojando la cabeza también al fuego – sin mencionar que fue mucho más fácil atraparla que conseguir una virgen – sonrió de medio lado adquiriendo un aire alegre que le hizo ver más humano.
A diferencia de otros demonios Leviathan no poseía otra forma que no fuese aquella, era una imitación casi perfecta de los hombres, pero era la propia perfección de sus rasgos lo que acaba por delatar la farsa.
Retrocedió algunos pasos hasta sentarse sobre una gruesa lapida de piedra, la brisa le ofreció una caricia que meció levemente las hebras claras. Se tomo unos segundos ordenando sus pensamientos así como enmascarando la tensión que se apoderaba de el, no en vano se había mantenido alejado de los suyos, aquel poder primitivo y oscuro que emanaban era un invitación al combate, el deseo de medirse contra un igual resultaba seductor aun si conocía el posible desenlace… Contra Caim era probable que acabara sus días alimentando a los gusanos, “un precio justo” dijo la voz de su mente, pero la ignoro, aun no era el momento para eso…
- Puedes ponerte cómodo si lo deseas – ofreció – tengo preguntas para ti – si existían respuestas para ellas no dudaba que era Caim quien las tendría – puedo sentir a la oscuridad moviéndose, de todas partes hay presencias desplazándose hacia los Angeles City… yo mismo he sentido el impulso de seguir esa corriente, siento que algo está pasando pero estoy a ciegas – admitió haciendo una pausa para clavar su mirada en el pelinegro – quiero saber que está pasando, hay una nueva guerra fraguándose? – interrogo – o ese cambio responde a otro motivo?
- El ave era necesaria – dijo alzándose de hombros y arrojando la cabeza también al fuego – sin mencionar que fue mucho más fácil atraparla que conseguir una virgen – sonrió de medio lado adquiriendo un aire alegre que le hizo ver más humano.
A diferencia de otros demonios Leviathan no poseía otra forma que no fuese aquella, era una imitación casi perfecta de los hombres, pero era la propia perfección de sus rasgos lo que acaba por delatar la farsa.
Retrocedió algunos pasos hasta sentarse sobre una gruesa lapida de piedra, la brisa le ofreció una caricia que meció levemente las hebras claras. Se tomo unos segundos ordenando sus pensamientos así como enmascarando la tensión que se apoderaba de el, no en vano se había mantenido alejado de los suyos, aquel poder primitivo y oscuro que emanaban era un invitación al combate, el deseo de medirse contra un igual resultaba seductor aun si conocía el posible desenlace… Contra Caim era probable que acabara sus días alimentando a los gusanos, “un precio justo” dijo la voz de su mente, pero la ignoro, aun no era el momento para eso…
- Puedes ponerte cómodo si lo deseas – ofreció – tengo preguntas para ti – si existían respuestas para ellas no dudaba que era Caim quien las tendría – puedo sentir a la oscuridad moviéndose, de todas partes hay presencias desplazándose hacia los Angeles City… yo mismo he sentido el impulso de seguir esa corriente, siento que algo está pasando pero estoy a ciegas – admitió haciendo una pausa para clavar su mirada en el pelinegro – quiero saber que está pasando, hay una nueva guerra fraguándose? – interrogo – o ese cambio responde a otro motivo?
Invitado- Invitado
Re: Llamada obscura (Priv.) +18
El aspecto de dulce y compasivo ángel de Leviathan siempre me había parecido una clara burla a Dios, así como una gran incógnita que no deseaba resolver, y a toda la bondad que parecía haber cincelado su rostro, así como sus cabellos rizados de apariencia suave y el aspecto delicado de su figura envuelta en piel lechosa. Él había tomado aquella forma, una sutil ilusión que atrapaba muchos, sobre todo débiles humanos, como si fueran insectos y él una venus atrapamoscas. En ocasiones daba una sutil impresión de estar a punto de expandir sus alas, tan blancas como las sábanas en las cuales se envolvían mis furcias.
-Tienes razón, aunque cualquier mujer dispuesta a regalarse hubiera estado bien.
Mi voz era mucho más gruesa que la tuya, muy varonil comparada con aquel tintineo joven que poseían las cuerdas vocales de Leviathan. No sólo su aspecto, también su voz y el tono que tomaba este, provocaba la ilusión antes narrada.
-Por supuesto, me sentaré en tu cómodo sofá de cuero y pondré mis pies sobre tu delicada mesa de cristal. Espero no rayar, ensuciar o pisotear demasiado tu suelo de madera de nogal. Aunque te diré, es mucho mejor la de roble.
Me burlaba de aquel lugar, como de él, ya que estaba acostumbrado a la opulencia, el lujo, el desenfreno, el ruido excesivo de los gemidos de las mujeres más atractivas y los hombres más decadentes, el aroma a tabaco y whisky caro, la sensación de calor y por supuesto el cosquilleo de mi bajo vientre cuando mi pene estaba a punto de hacerme explotar en gruñidos provenientes de un orgasmo. Los cementerios siempre eran iguales, llenos de tumba con o sin nombre, todas olvidadas y amontonadas en sutil orden. La flores secas, incluso las que brotaban entre las lápidas, el musgo y las de plástico ennegrecidas por culpa del paso del tiempo le daba un turbio aspecto de basurero.
Tomé asiento en una de las lápidas que habían caído con el paso del tiempo, mientras desabrochaba mi traje oscuro dejando caer mi enorme espalda contra otra de aquellos monumentos a polvo, porque eso terminaban siendo polvo que ni siquiera merecía la pena barrer. Mis ojos quedaron clavados en los suyos, tan calmado como cínico mientras él me preguntaba ansioso por ese poder, esa densa oscuridad.
-Mi querido, admirado y amado hermano. ¿A caso no te han llegado las novedades? Se avecinan cambios, entre ellos cierto dominio del mundo sin tener que entrar en un enfrentamiento grotesco.
Hice un inciso a mi discurso sólo por sentir esa impaciencia, ya que aquello le había regalado los oídos de tal forma que le incitaba a escuchar más. Podía notar su cuerpo oscilar hacia mí preparado a escuchar todo sin perder detalle alguno.
-He abierto vórtices infernales en mis locales, provoco que cualquier criatura, de cualquier condición, caiga en ellos alentados por una noche de lujo, sexo y drogas. Vampiros, humanos de cualquier tipo y lobos quedan extasiados, envenenados y convertidos en cáscaras. Me alimento de su energía negativa, así como lo hacen aquellos que están a mi servicio o únicamente aliados a mí. He hecho que la oscuridad se vuelva más densa, provocadora y necesaria. Muchos mueren en mi local tras más de una semana sin descanso, ya sin energía ni alma.
Las mujeres más exóticas, los hombres más delicados, la droga más extasiante y frenética, el decorado más llamativo y provocador junto a la música que todos ansiaban sentir vibrar por sus cuerpos. Noches de orgía, droga y perversión. Lugares donde incluso se podía dar caza a tus peores enemigos por el módico precio de tu alma. Contratos que iban y venían en mis manos, sellados con sexo y mentiras.
Mujeres que se arrojaban a los pies de los empresarios más codiciosos y eran capaces de lamer la puntera de sus mocasines, mientras yo las mantenía atadas con correas como si fueran meras perras de caza, para a continuación sellar nuestros pactos, poseer sus almas y negocios, a cambio de poder, el cual usualmente se desvanecía pronto pues sus muertes eran tempranas.
Las damas de sociedad se desprendían de sus joyas, su ropa delicada y elegante, así como de cualquier perjuicio para ser fornicadas sin cuidado con tal de tener hijos, ya que sus infelices esposos eran poco fértiles y ellas querían concebir, así como sentirse deseadas. Me apoderaba de su energía esas noches y engendraba en ella la descendencia de mi prole, demonios dispuesto a todo una vez llegada una edad. Ellas quedaba satisfechas y extenuadas, clamando por supuesto su amor por mí y por mis hordas infestadas por la crueldad de mi propio linaje.
Drogadictos que llegaban para morir eslavos de su miseria, unas buenas dosis a cambio de su alma y servicios en los bajos fondos. Mi mundo, mi negocio, no era más que la hermosa Babilonia del pecado y la corrupción.
-Deberías asociarte conmigo, dejar esos momentos de debilidad a un lado y otorgarte el lugar que mereces. Sabes bien que a mis iguales los trato como si fueran una prolongación de mi cuerpo, no osaría alzarme en tu contra, ni siquiera a darte un pacto desacorde a tu rango. Sólo colaboración, de ese modo sentirás los infiernos rodeándote mientras miles de manos te acarician, la música embota tu mente y disfrutas de los lujos que ya Naamah, Agramón o la señorita Lujuria poseen. ¿No te agradaría? Aunque sé que te aburres fácil, sin embargo en mi local puedes hacer todo lo que quieras e incluso soy capaz de ofrecerte la mejor carne humana en sacrificio si deseas saborearla.
-Tienes razón, aunque cualquier mujer dispuesta a regalarse hubiera estado bien.
Mi voz era mucho más gruesa que la tuya, muy varonil comparada con aquel tintineo joven que poseían las cuerdas vocales de Leviathan. No sólo su aspecto, también su voz y el tono que tomaba este, provocaba la ilusión antes narrada.
-Por supuesto, me sentaré en tu cómodo sofá de cuero y pondré mis pies sobre tu delicada mesa de cristal. Espero no rayar, ensuciar o pisotear demasiado tu suelo de madera de nogal. Aunque te diré, es mucho mejor la de roble.
Me burlaba de aquel lugar, como de él, ya que estaba acostumbrado a la opulencia, el lujo, el desenfreno, el ruido excesivo de los gemidos de las mujeres más atractivas y los hombres más decadentes, el aroma a tabaco y whisky caro, la sensación de calor y por supuesto el cosquilleo de mi bajo vientre cuando mi pene estaba a punto de hacerme explotar en gruñidos provenientes de un orgasmo. Los cementerios siempre eran iguales, llenos de tumba con o sin nombre, todas olvidadas y amontonadas en sutil orden. La flores secas, incluso las que brotaban entre las lápidas, el musgo y las de plástico ennegrecidas por culpa del paso del tiempo le daba un turbio aspecto de basurero.
Tomé asiento en una de las lápidas que habían caído con el paso del tiempo, mientras desabrochaba mi traje oscuro dejando caer mi enorme espalda contra otra de aquellos monumentos a polvo, porque eso terminaban siendo polvo que ni siquiera merecía la pena barrer. Mis ojos quedaron clavados en los suyos, tan calmado como cínico mientras él me preguntaba ansioso por ese poder, esa densa oscuridad.
-Mi querido, admirado y amado hermano. ¿A caso no te han llegado las novedades? Se avecinan cambios, entre ellos cierto dominio del mundo sin tener que entrar en un enfrentamiento grotesco.
Hice un inciso a mi discurso sólo por sentir esa impaciencia, ya que aquello le había regalado los oídos de tal forma que le incitaba a escuchar más. Podía notar su cuerpo oscilar hacia mí preparado a escuchar todo sin perder detalle alguno.
-He abierto vórtices infernales en mis locales, provoco que cualquier criatura, de cualquier condición, caiga en ellos alentados por una noche de lujo, sexo y drogas. Vampiros, humanos de cualquier tipo y lobos quedan extasiados, envenenados y convertidos en cáscaras. Me alimento de su energía negativa, así como lo hacen aquellos que están a mi servicio o únicamente aliados a mí. He hecho que la oscuridad se vuelva más densa, provocadora y necesaria. Muchos mueren en mi local tras más de una semana sin descanso, ya sin energía ni alma.
Las mujeres más exóticas, los hombres más delicados, la droga más extasiante y frenética, el decorado más llamativo y provocador junto a la música que todos ansiaban sentir vibrar por sus cuerpos. Noches de orgía, droga y perversión. Lugares donde incluso se podía dar caza a tus peores enemigos por el módico precio de tu alma. Contratos que iban y venían en mis manos, sellados con sexo y mentiras.
Mujeres que se arrojaban a los pies de los empresarios más codiciosos y eran capaces de lamer la puntera de sus mocasines, mientras yo las mantenía atadas con correas como si fueran meras perras de caza, para a continuación sellar nuestros pactos, poseer sus almas y negocios, a cambio de poder, el cual usualmente se desvanecía pronto pues sus muertes eran tempranas.
Las damas de sociedad se desprendían de sus joyas, su ropa delicada y elegante, así como de cualquier perjuicio para ser fornicadas sin cuidado con tal de tener hijos, ya que sus infelices esposos eran poco fértiles y ellas querían concebir, así como sentirse deseadas. Me apoderaba de su energía esas noches y engendraba en ella la descendencia de mi prole, demonios dispuesto a todo una vez llegada una edad. Ellas quedaba satisfechas y extenuadas, clamando por supuesto su amor por mí y por mis hordas infestadas por la crueldad de mi propio linaje.
Drogadictos que llegaban para morir eslavos de su miseria, unas buenas dosis a cambio de su alma y servicios en los bajos fondos. Mi mundo, mi negocio, no era más que la hermosa Babilonia del pecado y la corrupción.
-Deberías asociarte conmigo, dejar esos momentos de debilidad a un lado y otorgarte el lugar que mereces. Sabes bien que a mis iguales los trato como si fueran una prolongación de mi cuerpo, no osaría alzarme en tu contra, ni siquiera a darte un pacto desacorde a tu rango. Sólo colaboración, de ese modo sentirás los infiernos rodeándote mientras miles de manos te acarician, la música embota tu mente y disfrutas de los lujos que ya Naamah, Agramón o la señorita Lujuria poseen. ¿No te agradaría? Aunque sé que te aburres fácil, sin embargo en mi local puedes hacer todo lo que quieras e incluso soy capaz de ofrecerte la mejor carne humana en sacrificio si deseas saborearla.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
La profunda voz del demonio hacía imposible no sentirse atrapado por sus palabras, aun cuando de sus labios solo brotara el sarcasmo, la ironía y las mentiras, resultaba fascinante oírle hablar. Solo la cadencia con que hilaba sus palabras podía hacer a un humano olvidar todas sus trabas morales y vender su alma a cambio de nada, por fortuna, aun si Leviathan también sentía el efecto de esa voz, tenía el peso de una existencia demasiado antigua para medirse en años humanos que le impedía dejarse tentar con facilidad.
- Sin duda no me equivoque cuando pensé que sólo tu podrías darme las respuesta que buscaba… no me sorprende que seas el causante de la anomalía – sonrío sintiéndose un autentico tonto, Caim siempre había estado en el centro de toda aquella oscuridad, y el no fue capaz de ver el alcance de aquello, había pensado en el como un mero participante – También veo que has hecho aliados poderosos…
Leviathan cayo en el silencio y su mente pareció alejarse de allí, era una estatua más decorando una tumba, inmóvil e inerte. La propuesta de Caim no dejaba de ser una gran oportunidad, una parte de él seguía siendo vanidosa, esa parte extrañaba la época en que era temido y adorado como un Dios, cuando miles de almas se postraban ante el rindiéndole pleitesía. En la actualidad era poco más que una leyenda olvidada, ni los demonios más rastreros recordaban quien era, prueba de ello era las varias ocasiones en que tubo que rebajarse a luchar contra aquellas alimañas.
Cerro los ojos y pudo verse a si mismo rodeado de riquezas, entregado al placer y el desenfreno mientras las mujeres más hermosas y sus pares masculinos le regalaban sus cuerpos, sus almas y su voluntad… la sangre, el aroma metálico opacando cualquier otro aroma, cientos de sacrificios colgados de cabeza y abiertos en canal para recolectar el preciado liquido carmesí con el que se embriagaría cual vampiro glotón para luego satisfacer su hambre solo con aquellos de carne más tierna.
Abrió los ojos de golpe, aquello no había sido una simple visión, eran recuerdos. Sintió nauseas y se llevo con disimulo una mano al vientre, agradeciendo que Caim no pudiese leer su mente , algo estaba mal con el, estaba roto y no tenía idea de cómo repararse a si mismo, no necesitaba que nadie más supiera eso, ya de poso si era humillante ser un patético demonio que se horrorizaba de si mismo…
- Sin embargo todo tiene un precio, no es así? Simple colaboración…. Suena demasiado bueno para creerlo – mientras hablaba las llamas de la hoguera se extinguieron completamente de forma súbita dejando a ambos en la penumbra apenas rota por la plateada caricia de Selene – No me has ofrecido nada que no pueda obtener por la fuerza, todo eso lo he tenido, apenas existe una cosa que ni la fuerza o las riquezas han podido darme … tampoco tu podrías – se aseguro de aclarar - Pero no estoy rechazando tu oferta… sólo digamos que necesito tiempo para pensarlo – dijo alzándose de hombros.
- Sin duda no me equivoque cuando pensé que sólo tu podrías darme las respuesta que buscaba… no me sorprende que seas el causante de la anomalía – sonrío sintiéndose un autentico tonto, Caim siempre había estado en el centro de toda aquella oscuridad, y el no fue capaz de ver el alcance de aquello, había pensado en el como un mero participante – También veo que has hecho aliados poderosos…
Leviathan cayo en el silencio y su mente pareció alejarse de allí, era una estatua más decorando una tumba, inmóvil e inerte. La propuesta de Caim no dejaba de ser una gran oportunidad, una parte de él seguía siendo vanidosa, esa parte extrañaba la época en que era temido y adorado como un Dios, cuando miles de almas se postraban ante el rindiéndole pleitesía. En la actualidad era poco más que una leyenda olvidada, ni los demonios más rastreros recordaban quien era, prueba de ello era las varias ocasiones en que tubo que rebajarse a luchar contra aquellas alimañas.
Cerro los ojos y pudo verse a si mismo rodeado de riquezas, entregado al placer y el desenfreno mientras las mujeres más hermosas y sus pares masculinos le regalaban sus cuerpos, sus almas y su voluntad… la sangre, el aroma metálico opacando cualquier otro aroma, cientos de sacrificios colgados de cabeza y abiertos en canal para recolectar el preciado liquido carmesí con el que se embriagaría cual vampiro glotón para luego satisfacer su hambre solo con aquellos de carne más tierna.
Abrió los ojos de golpe, aquello no había sido una simple visión, eran recuerdos. Sintió nauseas y se llevo con disimulo una mano al vientre, agradeciendo que Caim no pudiese leer su mente , algo estaba mal con el, estaba roto y no tenía idea de cómo repararse a si mismo, no necesitaba que nadie más supiera eso, ya de poso si era humillante ser un patético demonio que se horrorizaba de si mismo…
- Sin embargo todo tiene un precio, no es así? Simple colaboración…. Suena demasiado bueno para creerlo – mientras hablaba las llamas de la hoguera se extinguieron completamente de forma súbita dejando a ambos en la penumbra apenas rota por la plateada caricia de Selene – No me has ofrecido nada que no pueda obtener por la fuerza, todo eso lo he tenido, apenas existe una cosa que ni la fuerza o las riquezas han podido darme … tampoco tu podrías – se aseguro de aclarar - Pero no estoy rechazando tu oferta… sólo digamos que necesito tiempo para pensarlo – dijo alzándose de hombros.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Comprobaba como su rostro iba de la más absoluta fascinación a las náuseas más terribles. Conocía bien a Leviathan, había estado presente cuando comenzó a interesarse por los humanos como si fueran meras ratas de laboratorio. Experimentaba con ellos, con su dolor y su satisfacción, mientras él llenaba su garganta del preciado néctar de vida, por el cual incluso los humanos habían luchado y derramado tantos litros como para teñir los mares de rojo.
Sus cabellos dorados le daban una apariencia angelical tentadora, así como sus labios entreabiertos esperando que su lengua volviera a chocar con su paladar y las palabras surgieran solas. Sus pestañas perfectamente pobladas, algo rizadas, le daban a su macabra mirada cierta atracción. Era un espécimen único, tentador a vista de cualquier mujer u hombre. Si él se unía a mis planes sólo con su presencia sacaría beneficios, además si añadíamos sus poderes usados para hundir en la miseria a la raza inferior.
Si bien jugaba con un as en mi manga. Sabía que no estaba envuelto en las mismas tentaciones que antes, su alma se estaba volviendo menos sombría y detestaba que el lodo oscuro que nos bañaba a él comenzara a resbalarse hasta los tobillos.
-Tal vez te impediría caer en estúpidas cavilaciones.
Mi voz sonó como un trueno en sus pensamientos, pese que mis labios no se movieron demasiado. La penumbra me hacía más poderoso, pues estaba hecho de la propia oscuridad. Mis ojos brillaron desafiantes como dos faros en medio de la neblina.
-Me han dicho que tus pasos ahora son más débiles, tal vez te podría ayudar a que dejaras de estar tan ensimismado en sentimientos poco inteligentes.
No había nada que se moviera o sucediera, nada en absoluto, que yo no supiera. Sonreí con cinismo levantándome de aquel lugar, caminando hacia él para quedar frente a frente. Mis ojos eran brillantes incluso en la más oscura penumbra, los ojos de la muerte para algunos, el placer para otros y para mis hermanos los de uno de los demonios con mayor elegancia en sus pactos.
-Deberías saber que engaño a las criaturas débiles, pero no a los que son como yo.
Sus cabellos dorados le daban una apariencia angelical tentadora, así como sus labios entreabiertos esperando que su lengua volviera a chocar con su paladar y las palabras surgieran solas. Sus pestañas perfectamente pobladas, algo rizadas, le daban a su macabra mirada cierta atracción. Era un espécimen único, tentador a vista de cualquier mujer u hombre. Si él se unía a mis planes sólo con su presencia sacaría beneficios, además si añadíamos sus poderes usados para hundir en la miseria a la raza inferior.
Si bien jugaba con un as en mi manga. Sabía que no estaba envuelto en las mismas tentaciones que antes, su alma se estaba volviendo menos sombría y detestaba que el lodo oscuro que nos bañaba a él comenzara a resbalarse hasta los tobillos.
-Tal vez te impediría caer en estúpidas cavilaciones.
Mi voz sonó como un trueno en sus pensamientos, pese que mis labios no se movieron demasiado. La penumbra me hacía más poderoso, pues estaba hecho de la propia oscuridad. Mis ojos brillaron desafiantes como dos faros en medio de la neblina.
-Me han dicho que tus pasos ahora son más débiles, tal vez te podría ayudar a que dejaras de estar tan ensimismado en sentimientos poco inteligentes.
No había nada que se moviera o sucediera, nada en absoluto, que yo no supiera. Sonreí con cinismo levantándome de aquel lugar, caminando hacia él para quedar frente a frente. Mis ojos eran brillantes incluso en la más oscura penumbra, los ojos de la muerte para algunos, el placer para otros y para mis hermanos los de uno de los demonios con mayor elegancia en sus pactos.
-Deberías saber que engaño a las criaturas débiles, pero no a los que son como yo.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
- No existe nadie como tu – fue su inmediata respuesta, pero por debajo de la hosquedad que parecía contener, había una herida, profunda y mortal allí donde Caim había clavado su persuasión, como el filo de una espada que se había colado en las hendiduras de su armadura, clavándose entre sus costillas para hundirse hasta la empuñadura.
Sus puños se apretaron hasta que la piel produjo un crujido que parecía presagiar que estaba a punto de rasgarse, peor que ser legado al olvido era saber que era motivo de burla, “quien podría haberle dicho a Caim que se estaba ablandando?”, sacudió su cabeza alborotando su dorada melena, la cual cayo desordenada sobre su rostro.
- Quien te ha dicho que soy más débil? – interrogo, cada palabras había surgido similar a un gruñido, cuando la rabia chispeaba en el todo lo angelical se esfumaba y en su lugar se convertía en una bestia, un animal salvaje fuera de todo control. Resultaba difícil decir si era un defecto o si esa era su esencia misma, tan devastador como un desastre natural, igual de avasallador e imparcial
Estaba cercano a entregarse a uno de sus violentos arrebatos, cuando poco a poco sus puños se aflojaron y con ello la tensión en todo su cuerpo retrocedió. Quizás era la presencia del otro demonio la que lo obligaba a mantenerse centrado, fuese cual fuera el motivo aquella era una cuestión secundaria de la que cuidaría en otro momento y lugar.
- Si tus palabras son ciertas, aceptare aquello que me ofreces, mantén lejos todas esa inútiles ideas que contaminan mi mente – pidió mientras ordenaba sus cabellos peinándolos con los dedos – a cambio tendrás mi apoyo y mi fuerza, ponme frente a tus enemigos, no quedara uno en pie – prometió con una enigmática sonrisa
Sus puños se apretaron hasta que la piel produjo un crujido que parecía presagiar que estaba a punto de rasgarse, peor que ser legado al olvido era saber que era motivo de burla, “quien podría haberle dicho a Caim que se estaba ablandando?”, sacudió su cabeza alborotando su dorada melena, la cual cayo desordenada sobre su rostro.
- Quien te ha dicho que soy más débil? – interrogo, cada palabras había surgido similar a un gruñido, cuando la rabia chispeaba en el todo lo angelical se esfumaba y en su lugar se convertía en una bestia, un animal salvaje fuera de todo control. Resultaba difícil decir si era un defecto o si esa era su esencia misma, tan devastador como un desastre natural, igual de avasallador e imparcial
Estaba cercano a entregarse a uno de sus violentos arrebatos, cuando poco a poco sus puños se aflojaron y con ello la tensión en todo su cuerpo retrocedió. Quizás era la presencia del otro demonio la que lo obligaba a mantenerse centrado, fuese cual fuera el motivo aquella era una cuestión secundaria de la que cuidaría en otro momento y lugar.
- Si tus palabras son ciertas, aceptare aquello que me ofreces, mantén lejos todas esa inútiles ideas que contaminan mi mente – pidió mientras ordenaba sus cabellos peinándolos con los dedos – a cambio tendrás mi apoyo y mi fuerza, ponme frente a tus enemigos, no quedara uno en pie – prometió con una enigmática sonrisa
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Noté como mis palabras en la daga que movía la manivela de un teatro de variedades. Su rostro cambió de forma y se convirtió en un amasijo de rabia que me encantó contemplar en la penumbra. Estuve a punto de reír ante aquel cómico arrebato, pero me ahorré las carcajadas para observarlo en silencio sin perder ni uno de sus detalles. Sus puños se habían cerrado deseando ajustar cuentas con la persona que había osado revelar su secreto, pero no era un secreto cuando lo ibas clamando a voces. Todos sabíamos de todos, debía aprender a escuchar y sentir más que a destrozar todo lo que estaba a su paso.
-Nadie, tan sólo se percibe cambios en tu esencia y no es para sentirse tan oscura y caliente como el magma de un volcán a punto de entrar en erupción. Más bien se nota que alguien enfrió esa rabia, por lo tanto ese alguien debería pagar caro el haberte vuelto noble ante él. ¿Eres un borrego? Ya me imagino que no lo eres, te conozco, y por ello te tiendo la mano. Pues tú y yo descendemos de la oscuridad, la pétrea oscuridad que nos envuelve como si fuera una segunda piel.
Mis pasos se movieron sigilosos hasta quedar frente a él, cara a cara. Pronto sintió mis gigantescas manos sobre sus hombros delicados, parecía frágil y eso le daba un punto divertido a todo lo que era. Su candidez aparente me ayudaría en mis negocios. Pegué mi rostro al suyo, de tal forma que prácticamente podía sentir mi aliento.
-Me vendrás bien para poner en firme a un vampiro, cree que ha hecho tratos conmigo y bien sabes que sólo soy ecuánime con los míos. Los vampiros, aunque sean unos bebedores ansiosos de sus congéneres, no son de mi agrado. No son más que escoria que desciende de la escoria con la cual nos alimentamos.
Sonreí fríamente de lado mientras me apartaba, dándole la espalda. Él podría ser un guardián de mis intereses, un niño bonito al que mimar con la carne de vírgenes que arrancaba prácticamente de sus cunas, alimentaba y cuidaba hasta el momento culmen del sacrificio. Era un ser grotesco, no lo niego, y aún lo soy porque me mantengo íntegro.
-Tengo grandes planes para ti, pero para ello deja que te muestre los placeres que te ofrezco en mis locales. No tendrás que extorsionar a nadie, podrás tener todo lo que quieras y cuando lo quieras. Sé cuidar bien mis intereses, y tú me interesas como aliado.
Sinceridad ante todo, pues esta me daba el poder necesario, así como un estatus, frente a los míos. Si deseaba conseguir algo medianamente fuerte, un pacto poderoso, debía dejar mis cartas sobre la mesa y ofrecerle un trato que no pudiera rechazar. Necesitaba ver ese brillo de deseo en sus ojos poblados de pestañas perfectas y enmarcados en un rostro de ángel.
-Nadie, tan sólo se percibe cambios en tu esencia y no es para sentirse tan oscura y caliente como el magma de un volcán a punto de entrar en erupción. Más bien se nota que alguien enfrió esa rabia, por lo tanto ese alguien debería pagar caro el haberte vuelto noble ante él. ¿Eres un borrego? Ya me imagino que no lo eres, te conozco, y por ello te tiendo la mano. Pues tú y yo descendemos de la oscuridad, la pétrea oscuridad que nos envuelve como si fuera una segunda piel.
Mis pasos se movieron sigilosos hasta quedar frente a él, cara a cara. Pronto sintió mis gigantescas manos sobre sus hombros delicados, parecía frágil y eso le daba un punto divertido a todo lo que era. Su candidez aparente me ayudaría en mis negocios. Pegué mi rostro al suyo, de tal forma que prácticamente podía sentir mi aliento.
-Me vendrás bien para poner en firme a un vampiro, cree que ha hecho tratos conmigo y bien sabes que sólo soy ecuánime con los míos. Los vampiros, aunque sean unos bebedores ansiosos de sus congéneres, no son de mi agrado. No son más que escoria que desciende de la escoria con la cual nos alimentamos.
Sonreí fríamente de lado mientras me apartaba, dándole la espalda. Él podría ser un guardián de mis intereses, un niño bonito al que mimar con la carne de vírgenes que arrancaba prácticamente de sus cunas, alimentaba y cuidaba hasta el momento culmen del sacrificio. Era un ser grotesco, no lo niego, y aún lo soy porque me mantengo íntegro.
-Tengo grandes planes para ti, pero para ello deja que te muestre los placeres que te ofrezco en mis locales. No tendrás que extorsionar a nadie, podrás tener todo lo que quieras y cuando lo quieras. Sé cuidar bien mis intereses, y tú me interesas como aliado.
Sinceridad ante todo, pues esta me daba el poder necesario, así como un estatus, frente a los míos. Si deseaba conseguir algo medianamente fuerte, un pacto poderoso, debía dejar mis cartas sobre la mesa y ofrecerle un trato que no pudiera rechazar. Necesitaba ver ese brillo de deseo en sus ojos poblados de pestañas perfectas y enmarcados en un rostro de ángel.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
- Muéstramelo entonces – se encontró diciendo. Cuando Caim hablaba no había bases suficientemente sólidas para resistirse a sus promesas, cualquier precio a pagar parecía justo, en el fondo Leviathan sabía que le hubiese seguido de todos modos.
Necesitaba de Caim más de lo que se hubiese atrevido a admitir, estaba perdido caminando a ciegas por un mundo que ya no le era familiar, experimentando cosas que contradecían su naturaleza, buscando algo que no podía ser suyo. Aquel alto demonio le daría las herramientas necesarias para encausar su existencia, le daría un camino y un objetivo que perseguir, frente a eso, todo lo demás perdería importancia.
Sonrío ampliamente, todo el se estremeció de anticipación, sea lo que fuese que vendría ahora, dudaba que pudiese aburrirse, dentro de todo, el mismo era una herramienta, un engranaje en la monstruosa maquinaria ideada por el magnifico presidente infernal, tarde o temprano le pondría a trabajar, y casi podía saborear toda la sangre que derramaría llegado el momento, a veces incluso extrañaba el dolor del metal mordiendo su carne…
Necesitaba de Caim más de lo que se hubiese atrevido a admitir, estaba perdido caminando a ciegas por un mundo que ya no le era familiar, experimentando cosas que contradecían su naturaleza, buscando algo que no podía ser suyo. Aquel alto demonio le daría las herramientas necesarias para encausar su existencia, le daría un camino y un objetivo que perseguir, frente a eso, todo lo demás perdería importancia.
Sonrío ampliamente, todo el se estremeció de anticipación, sea lo que fuese que vendría ahora, dudaba que pudiese aburrirse, dentro de todo, el mismo era una herramienta, un engranaje en la monstruosa maquinaria ideada por el magnifico presidente infernal, tarde o temprano le pondría a trabajar, y casi podía saborear toda la sangre que derramaría llegado el momento, a veces incluso extrañaba el dolor del metal mordiendo su carne…
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Percibía como su mente bullía y en su futuro veía momentos prometedores a mi lado, sabía que él sería el ángel tentador, un coloso creado para destrozar los cuerpos de mis peores enemigos y un canto de sirena para hombres y mujeres que deseaban perder toda su fe. Me acerqué aún más a él acariciando su mentón, dejando que mis ojos se hundieran en la oceánica, y confusa, mirada de mi hermano. Sentía como su pétrea alma confabulaba deseo, destrucción y desenfreno. El aroma de la muerte nos envolvía, la aspiración a mejores tiempos nos acariciaba y rogaba que todos debían morir entre nuestros dedos.
-Tengo grandes planes para ti, hermano.
Susurré con mi voz penetrante antes de agarrarle por la nuca con mi mano derecha, pegando su boca a la mía mientras mi lengua descendía dentro de sus labios, acariciando la suya y dominando con la misma rivalidad que pese a todo nos teníamos. Siempre se desea ser peor que tu hermano, conquistar metas mayores.
Mi mano libre fue entorno a su cadera, acariciándola mientras sacaba su camisa y dejaba mis dedos sobre la piel erizada de su lechosa espalda. Envuelto en mi figura provoqué que nos desplazáramos hasta uno de los centros de perversión más exclusivos, aquel que sólo podían estar no más de cincuenta personas cada noche.
El local estaba situado en la mejor calle de Los Ángeles, el silencio se rompía entre los excitantes gemidos de las mujeres y hombres que allí pasaban la noche. El hilo musical era tenue, tan sólo poemas llenos de lujuria en la lengua de los demonios, la nuestra, emitidos con la cálida melancolía y pasión de un violín. El murmullo de una pequeña cascada en el centro de aquel local hacía todo más tentador si cabía. Un enorme jardín paradisíaco en mitad de aquellas blancas columnas que se alzaban hasta el techo, allá arriba donde el cristal parecía mostrar un sol cegador de verano, lo cual era sólo una recreación visual.
-Bienvenido al Edén.
Murmuré apartándome de su boca con un mordisco en sus labios, ofreciéndole la amplia visión de aquel impresionante local de más de diez pisos donde todo parecía ser hecho por y para disfrutar. Apoyé mi ancha mano en su aparente y frágil espalda. Mis ojos se quedaron fijos aún en los suyos mientras mi boca esbozaba una fría sonrisa.
-Iremos a uno de los harem que poseo en la última planta, donde están las suites más lujosas, y allí te fundirás en el pecado de la carne tal y como desees. Me acompañarás, o más bien te acompañaré para que olvides y puedas volver a ser el déspota que tanto admiro.
Mis pisadas se volvían más elegantes que en el cementerio, aunque esa tosquedad de un guerrero no se iba por culpa de la pesadez de mi cuerpo. Caminamos hacia el ascensor de cristal que poseía aquel hermoso lugar creado con mis propias manos. Pulsé la doceava planta mientras recitaba bajo las oraciones que únicamente los demonios podíamos oír entre aquellas notas, era nuestro murmullo.
Las puertas rápidamente se abrieron y una habitación permanecía abierta mostrando los lujos más exclusivos de las suites de lujo, junto a más de una docena de hombres y mujeres de aspecto angelical, todos desnudos esperándonos. Coloqué entonces mi mano en su entrepierna y sonreí.
-Hermano, para dejar de pensar en tus arrepentimientos primero debes hacer gozar a tu cuerpo, permitiendo así que tu mente comprenda que no hay nada mejor que el sexo, la guerra y ver a los enemigos trinchados como si fueran simples pollos en un asador.
-Tengo grandes planes para ti, hermano.
Susurré con mi voz penetrante antes de agarrarle por la nuca con mi mano derecha, pegando su boca a la mía mientras mi lengua descendía dentro de sus labios, acariciando la suya y dominando con la misma rivalidad que pese a todo nos teníamos. Siempre se desea ser peor que tu hermano, conquistar metas mayores.
Mi mano libre fue entorno a su cadera, acariciándola mientras sacaba su camisa y dejaba mis dedos sobre la piel erizada de su lechosa espalda. Envuelto en mi figura provoqué que nos desplazáramos hasta uno de los centros de perversión más exclusivos, aquel que sólo podían estar no más de cincuenta personas cada noche.
El local estaba situado en la mejor calle de Los Ángeles, el silencio se rompía entre los excitantes gemidos de las mujeres y hombres que allí pasaban la noche. El hilo musical era tenue, tan sólo poemas llenos de lujuria en la lengua de los demonios, la nuestra, emitidos con la cálida melancolía y pasión de un violín. El murmullo de una pequeña cascada en el centro de aquel local hacía todo más tentador si cabía. Un enorme jardín paradisíaco en mitad de aquellas blancas columnas que se alzaban hasta el techo, allá arriba donde el cristal parecía mostrar un sol cegador de verano, lo cual era sólo una recreación visual.
-Bienvenido al Edén.
Murmuré apartándome de su boca con un mordisco en sus labios, ofreciéndole la amplia visión de aquel impresionante local de más de diez pisos donde todo parecía ser hecho por y para disfrutar. Apoyé mi ancha mano en su aparente y frágil espalda. Mis ojos se quedaron fijos aún en los suyos mientras mi boca esbozaba una fría sonrisa.
-Iremos a uno de los harem que poseo en la última planta, donde están las suites más lujosas, y allí te fundirás en el pecado de la carne tal y como desees. Me acompañarás, o más bien te acompañaré para que olvides y puedas volver a ser el déspota que tanto admiro.
Mis pisadas se volvían más elegantes que en el cementerio, aunque esa tosquedad de un guerrero no se iba por culpa de la pesadez de mi cuerpo. Caminamos hacia el ascensor de cristal que poseía aquel hermoso lugar creado con mis propias manos. Pulsé la doceava planta mientras recitaba bajo las oraciones que únicamente los demonios podíamos oír entre aquellas notas, era nuestro murmullo.
Las puertas rápidamente se abrieron y una habitación permanecía abierta mostrando los lujos más exclusivos de las suites de lujo, junto a más de una docena de hombres y mujeres de aspecto angelical, todos desnudos esperándonos. Coloqué entonces mi mano en su entrepierna y sonreí.
-Hermano, para dejar de pensar en tus arrepentimientos primero debes hacer gozar a tu cuerpo, permitiendo así que tu mente comprenda que no hay nada mejor que el sexo, la guerra y ver a los enemigos trinchados como si fueran simples pollos en un asador.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Aquel era el paraíso que Caim había creado, un tributo a todos los placeres terrenales, tan ajeno y tan familiar a la vez, el demonio se dejo mecer por las notas de esa música en aquella lengua antigua que a sus oídos sonaba como la más dulce de todas las existentes.
Ante el su hermano revelo la cámara más lujosa, en la cima misma de la magnifica construcción, como gatos echados al sol, se extendían las hermosas siluetas de esas bellezas con rostros angelicales, apenas acariciados por el tiempo, aun sin tocarlos supo como se sentirían sus cuerpos.
- Haces imposible reprocharte cualquier cosa – dijo aun sin moverse de su sitio, su rostro no parecía revelar nada, siquiera el brillo del interés, pero las luces parpadearon y el cambio de tensión se hizo perceptible en varias plantas. – En este instante me alegro de ser un demonio de lo contrarío seria el momento perfecto para preocuparme del infierno al que vas a arrojarme – bromeo, pese a que sus palabras tenían una nota de verdad, cientos habían sucumbidos al carisma y el poder de Caim, pagando con sus almas y sus vidas todo lo que este les concedió.
Acaricio la amplia mano que se había posado sobre su entrepierna, para luego cubrirla con la suya, pese a no abarcar todo su tamaño, haciendo que frotara la sensible zona, emitiendo un gruñido de aprobación.
- Antes que nada… me gustaría aclarar un punto – dijo apartando del rostro del pelinegro una de esas largas mechas de ébano – el dolor siempre puede dar una mota de color al placer, pero no soy muy partidario de recibirlo – dijo con toda calma, para Leviathan resultaba importante poner las cosas en claro, pues no podía garantizar que lo fuese a expresar con esa misma calma si experimentaba más dolor del que estaba dispuesto a tolerar.
Una de las complacientes mascotas del alto demonio se arrimo trayendo una bandeja con un par de copas, su aroma le dijo a Leviathan que se trataba de vino, aunque había otras cosas mezcladas con el, especias supuso, para darle más cuerpo o quizás se trataba de una mezcla de exótico sabor, no espero mucho para comprobarlo tomando una de las copas.
- Que tanto puedo jugar con ellos? – dijo acercando la copa y tomando un sorbo, lo que sea que estuviese mezclado con la bebida realzaba su sabor y le produjo un agradable picos en la garganta.
Ante el su hermano revelo la cámara más lujosa, en la cima misma de la magnifica construcción, como gatos echados al sol, se extendían las hermosas siluetas de esas bellezas con rostros angelicales, apenas acariciados por el tiempo, aun sin tocarlos supo como se sentirían sus cuerpos.
- Haces imposible reprocharte cualquier cosa – dijo aun sin moverse de su sitio, su rostro no parecía revelar nada, siquiera el brillo del interés, pero las luces parpadearon y el cambio de tensión se hizo perceptible en varias plantas. – En este instante me alegro de ser un demonio de lo contrarío seria el momento perfecto para preocuparme del infierno al que vas a arrojarme – bromeo, pese a que sus palabras tenían una nota de verdad, cientos habían sucumbidos al carisma y el poder de Caim, pagando con sus almas y sus vidas todo lo que este les concedió.
Acaricio la amplia mano que se había posado sobre su entrepierna, para luego cubrirla con la suya, pese a no abarcar todo su tamaño, haciendo que frotara la sensible zona, emitiendo un gruñido de aprobación.
- Antes que nada… me gustaría aclarar un punto – dijo apartando del rostro del pelinegro una de esas largas mechas de ébano – el dolor siempre puede dar una mota de color al placer, pero no soy muy partidario de recibirlo – dijo con toda calma, para Leviathan resultaba importante poner las cosas en claro, pues no podía garantizar que lo fuese a expresar con esa misma calma si experimentaba más dolor del que estaba dispuesto a tolerar.
Una de las complacientes mascotas del alto demonio se arrimo trayendo una bandeja con un par de copas, su aroma le dijo a Leviathan que se trataba de vino, aunque había otras cosas mezcladas con el, especias supuso, para darle más cuerpo o quizás se trataba de una mezcla de exótico sabor, no espero mucho para comprobarlo tomando una de las copas.
- Que tanto puedo jugar con ellos? – dijo acercando la copa y tomando un sorbo, lo que sea que estuviese mezclado con la bebida realzaba su sabor y le produjo un agradable picos en la garganta.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
-No estoy aquí para que me reproches el pecado que vas a cometer, ni tampoco estoy para dañarte. Parece mentira Leviathan, no pienso dañar a un hermano que colaborará conmigo.
Mis palabras surgieron como un murmullo seductor poco después de las suyas, contemplando como uno a uno aquellos cuerpos sinuosos se aproximaban con deseo. Todos poseían unos profundos ojos verdes, la huella de ser mis hijos, se los ofrecía como regalo permitiendo incluso que saboreara su carne. Ellos podrían ofrecerle mayor placer que cualquier simple humano, pues se regenerarían ante sus ojos para poder seguir siendo devorados en un ritual que enloquecería al más cuerdo, lleno de depravación.
Tomé posiciones tras su frágil espalda sacando con cuidado su camisa de pulcro color blanco, deslizándola hacia el suelo mientras decenas de manos desabrochaban sus pantalones y terminaban privándolo de la tela que lo cubría. Las deseosas bocas de mis muchachos y mujerzuelas se anclaron en su miembro, como en sus testículos, vientre, caderas, tetillas y rodillas o muslos. Todo él era cubierto por besos como si lo veneraran.
Mis poderosas y ásperas manos se apoderaron de sus caderas, con firmeza pero sin mostrar brusquedad. Las criaturas que nos rodeaban también buscaron provocarme a mí, desnudándome con cuidado, dejando que lo hicieran apartando primero una mano y luego otra, pero regresando a sus caderas.
-Disfruta junto a mí de este edén.
Nos condujeron hasta el enorme y mullido colchón mientras se contorneaban, restregaban y pasaban sus lenguas sobre nuestras poderosas figuras. Ambos caímos recostados sobre aquel exuberante lugar donde se podía contemplar un fresco pintado con dedicación, el infierno de Dante en todo su esplendor. La escena se desarrollaba turbia, aunque tan esclarecedora por sus labios colocados entorno a mi miembro succionándolo con desesperación, igual que le hacían a él.
Las manos se movían rápidas sobre nosotros, las bocas se entrelazaban y el calor comenzaba a surgir como si hubiéramos descendido hasta el centro de la Tierra. Sin embargo, en cierto momento se apartaron y mi pesado cuerpo cayó sobre el frágil, en apariencia, de Leviathan. Yo mismo le daría una lección de placer para que dejara de jugar a las paradojas del buen camino.
-¿Quieres aprender el placer de todos ellos y de mí mismo? ¿Quieres volver a la senda? ¿Realmente deseas ser el ser caótico que fuiste? Deja que mis manos te muestren el perturbado camino hacia el placer.
Mis palabras surgieron como un murmullo seductor poco después de las suyas, contemplando como uno a uno aquellos cuerpos sinuosos se aproximaban con deseo. Todos poseían unos profundos ojos verdes, la huella de ser mis hijos, se los ofrecía como regalo permitiendo incluso que saboreara su carne. Ellos podrían ofrecerle mayor placer que cualquier simple humano, pues se regenerarían ante sus ojos para poder seguir siendo devorados en un ritual que enloquecería al más cuerdo, lleno de depravación.
Tomé posiciones tras su frágil espalda sacando con cuidado su camisa de pulcro color blanco, deslizándola hacia el suelo mientras decenas de manos desabrochaban sus pantalones y terminaban privándolo de la tela que lo cubría. Las deseosas bocas de mis muchachos y mujerzuelas se anclaron en su miembro, como en sus testículos, vientre, caderas, tetillas y rodillas o muslos. Todo él era cubierto por besos como si lo veneraran.
Mis poderosas y ásperas manos se apoderaron de sus caderas, con firmeza pero sin mostrar brusquedad. Las criaturas que nos rodeaban también buscaron provocarme a mí, desnudándome con cuidado, dejando que lo hicieran apartando primero una mano y luego otra, pero regresando a sus caderas.
-Disfruta junto a mí de este edén.
Nos condujeron hasta el enorme y mullido colchón mientras se contorneaban, restregaban y pasaban sus lenguas sobre nuestras poderosas figuras. Ambos caímos recostados sobre aquel exuberante lugar donde se podía contemplar un fresco pintado con dedicación, el infierno de Dante en todo su esplendor. La escena se desarrollaba turbia, aunque tan esclarecedora por sus labios colocados entorno a mi miembro succionándolo con desesperación, igual que le hacían a él.
Las manos se movían rápidas sobre nosotros, las bocas se entrelazaban y el calor comenzaba a surgir como si hubiéramos descendido hasta el centro de la Tierra. Sin embargo, en cierto momento se apartaron y mi pesado cuerpo cayó sobre el frágil, en apariencia, de Leviathan. Yo mismo le daría una lección de placer para que dejara de jugar a las paradojas del buen camino.
-¿Quieres aprender el placer de todos ellos y de mí mismo? ¿Quieres volver a la senda? ¿Realmente deseas ser el ser caótico que fuiste? Deja que mis manos te muestren el perturbado camino hacia el placer.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Las luces oscilaron nuevamente cuando Caim apoyo su peso sobre el rubio, cubriéndolo con aquel impresionante cuerpo cincelado por manos divinas. Allí donde se tocaban el pelinegro podía percibir su piel cosquillear, más nada tenía que ver con la atracción sexual, o quizás si, pero solo en parte. Mientras las luces seguían parpadeando, durante los lapsus de tinieblas se hacían visibles sobre el cuerpo de Levi pequeños rayos danzarines de electricidad. Incluso sus ojos parecían contener tras las pupilas de plata, una autentica tormenta que los hacía destellar.
Finalmente el demonio dio su respuesta desechando las palabras, estiro sus brazos pasándolos por debajo de los de Caim, aferrandose a el para elevar el torso y dar alcance con su lengua a la fuerte quijada, la cual saboreo sin ninguna prisa, mordisqueando su mentón, antes de ser esta vez quien reclamara un profundo beso de aquellos experimentados labios.
El ambiente se cargaba de energía, era distinto entregarse sin restricciones al placer, un humano sufriría con la energía que liberaba cuando su cuerpo se exaltaba, incluso un vampiro podría no resistirlo bien, pero con otro demonio… No había razón para contenerse.
- No me hagas esperar más tiempo hermano… arrójame a un abismo interminable de placer, es lo que quiero y exijo – dijo en un tono más grave al que usualmente poseía.
Se dejo caer soltándose del demonio, sonriendo mientras le daba una apreciativa mirada, su rostro era un conjunto de bellos y crueles rasgos, la fuerza de su mirada podía helar la sangre y el desden que a veces imprimía en sus labios podía hacer nacer el terror de aquellos atados a sus designios, un demonio en toda regla.
Finalmente el demonio dio su respuesta desechando las palabras, estiro sus brazos pasándolos por debajo de los de Caim, aferrandose a el para elevar el torso y dar alcance con su lengua a la fuerte quijada, la cual saboreo sin ninguna prisa, mordisqueando su mentón, antes de ser esta vez quien reclamara un profundo beso de aquellos experimentados labios.
El ambiente se cargaba de energía, era distinto entregarse sin restricciones al placer, un humano sufriría con la energía que liberaba cuando su cuerpo se exaltaba, incluso un vampiro podría no resistirlo bien, pero con otro demonio… No había razón para contenerse.
- No me hagas esperar más tiempo hermano… arrójame a un abismo interminable de placer, es lo que quiero y exijo – dijo en un tono más grave al que usualmente poseía.
Se dejo caer soltándose del demonio, sonriendo mientras le daba una apreciativa mirada, su rostro era un conjunto de bellos y crueles rasgos, la fuerza de su mirada podía helar la sangre y el desden que a veces imprimía en sus labios podía hacer nacer el terror de aquellos atados a sus designios, un demonio en toda regla.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Comprobé rápidamente la eficacia de mis palabras hacia él, pues pronto accedió a mis deseos ofreciéndose cual virgen a su ferviente primer amor. Aquellos actos envueltos en su belleza masculina, así como la energía oscura que provocaba la intermitencia de las luces, eran simplemente una tentación para mis nervios. Pues su cuerpo ardía en deseos, haciéndolo comprobar con su lengua y su roce, así como la pose final en la cual quedó tendida su figura bajo la mía. Aquel cuerpo esbelto parecía necesitar de mi maestría.
-¿Qué sería de ti si te ofrezco todo demasiado rápido? Debes probar tus límites, si lo consigues con suma facilidad llegarás al tedio y mi esfuerzo se verá tirado al contenedor junto al resto de tus juguetes.
Agarré su cuello de apariencia frágil, esbelto y de piel tersa, entre mis manos enormes y ásperas debido a los años de guerra, pues la espada había dejado en ellas su huella pese a todo. No apreté sus vértebras, aunque deseé sentir muestras de dolor junto al placer intenso que deseaba poseer. Deslicé por tanto mi mano tras su nuca, elevando su rostro e incorporando finalmente su cuerpo.
-Eres un niño caprichoso, por lo tanto te trataré como uno.
Mi mano izquierda viajaba sobre su torso, pellizcando lentamente sus tetillas y comprobando como aquellos pezones se endurecían. Las luces parecían querer explotar sobre nosotros, dejándonos a oscuras. Mientras, mis vasallos sexuales, nos rodeaban acariciando mi cuerpo por completo, así como sus dorados cabellos.
-Hoy no eres el dueño de nada, sólo mi servicial perra. Aprenderás la necesidad de sentirme durante la noche, el deseo de ambicionar más que lo que tienes, y cuando salgas por esa puerta, mi adorado hermano, volverás a ser la bestia que necesita ser libre porque conoce que es poseer una jaula.
Me aparté de él jalando de su cuello hacia mí, pegando su rostro al mío para introducir mi lengua de forma dominante. Liberaría en él la rabia que parecía haber olvidado, así como el placer de gemir como la puta de todos y de nadie. Sería mi furcia, la reina de todas, durante una larga jornada de sexo salvaje.
-Ven, succiónala como si fuera el pecho de una madre y tú su hambriento retoño.
Fueron mis palabras envueltas en mi gruesa voz al dejarlo solo en el lecho y caminar por la habitación, hasta un trono que apareció envuelto en seda roja, majestuoso y cómodo para que iniciáramos el pacto.
-Ven aquí perra, quiero romperte las cuerdas vocales con el poder de mi verga.
Mi miembro aún estaba dormido, no mostraba su esplendor todavía. Para que yo sintiera placer otros debían de mostrarme sus habilidades más desesperadas y complacientes. Mis ojos verdes fulguraban en medio de las tinieblas, pues las luces acabaron por explotar en su mayoría, dejando sólo un par de estas tintineando como si fueran luciérnagas en medio de una tempestad.
-¿A qué esperas? ¿A caso piensas que puedo abrirte en canal con mi miembro sin siquiera sentirlo duro?
-¿Qué sería de ti si te ofrezco todo demasiado rápido? Debes probar tus límites, si lo consigues con suma facilidad llegarás al tedio y mi esfuerzo se verá tirado al contenedor junto al resto de tus juguetes.
Agarré su cuello de apariencia frágil, esbelto y de piel tersa, entre mis manos enormes y ásperas debido a los años de guerra, pues la espada había dejado en ellas su huella pese a todo. No apreté sus vértebras, aunque deseé sentir muestras de dolor junto al placer intenso que deseaba poseer. Deslicé por tanto mi mano tras su nuca, elevando su rostro e incorporando finalmente su cuerpo.
-Eres un niño caprichoso, por lo tanto te trataré como uno.
Mi mano izquierda viajaba sobre su torso, pellizcando lentamente sus tetillas y comprobando como aquellos pezones se endurecían. Las luces parecían querer explotar sobre nosotros, dejándonos a oscuras. Mientras, mis vasallos sexuales, nos rodeaban acariciando mi cuerpo por completo, así como sus dorados cabellos.
-Hoy no eres el dueño de nada, sólo mi servicial perra. Aprenderás la necesidad de sentirme durante la noche, el deseo de ambicionar más que lo que tienes, y cuando salgas por esa puerta, mi adorado hermano, volverás a ser la bestia que necesita ser libre porque conoce que es poseer una jaula.
Me aparté de él jalando de su cuello hacia mí, pegando su rostro al mío para introducir mi lengua de forma dominante. Liberaría en él la rabia que parecía haber olvidado, así como el placer de gemir como la puta de todos y de nadie. Sería mi furcia, la reina de todas, durante una larga jornada de sexo salvaje.
-Ven, succiónala como si fuera el pecho de una madre y tú su hambriento retoño.
Fueron mis palabras envueltas en mi gruesa voz al dejarlo solo en el lecho y caminar por la habitación, hasta un trono que apareció envuelto en seda roja, majestuoso y cómodo para que iniciáramos el pacto.
-Ven aquí perra, quiero romperte las cuerdas vocales con el poder de mi verga.
Mi miembro aún estaba dormido, no mostraba su esplendor todavía. Para que yo sintiera placer otros debían de mostrarme sus habilidades más desesperadas y complacientes. Mis ojos verdes fulguraban en medio de las tinieblas, pues las luces acabaron por explotar en su mayoría, dejando sólo un par de estas tintineando como si fueran luciérnagas en medio de una tempestad.
-¿A qué esperas? ¿A caso piensas que puedo abrirte en canal con mi miembro sin siquiera sentirlo duro?
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Se incorporo en el lecho hasta quedar sentado, dirigiendo su mirada a Caim, quien ocupaba un majestuoso trono en el otro lado de la habitación, algunas luces seguían parpadeando revelando por momento su figura envuelta en tinieblas. No necesitaba un dibujo para entender que su hermano le imponía una muestra de sumisión, inevitablemente aquel acto que parecía tan censillo de ejecutar y que ninguno de aquellos bellos chicos y chicas hubiese rechazado realizar, por el solo hecho de haber sido exigido creaba un conflicto interno de orgullo, voluntad y deseo.
Se puso de pie en tanto las luces brillaban intensamente todas encendidas a la vez, por segundos antes de explotar bañando en cristal la recamara y a sus ocupantes. Leviathan avanzo haciendo crujir bajo sus pies los afilados trozos, postrándose luego de rodillas frente al imponente pelinegro.
Se tragaría su orgullo y lo que fuese necesario con tal de ser restaurado, más allá de lo que su cuerpo requería, del deseo incubándose en su bajo vientre, no podía ignorar la imperante necesidad de reencontrarse, Caim tenía la llave para ello, aun si dudaba de sus métodos.
Retiro algunos brillantes pedacitos de vidrio antes de engullir la flácida carne, succionándola con más hambre de la que hubiera planeado usar, era inesperado pero Caim lo excitaba sin necesidad de hacer mucho, apenas la promesa de lo empalaría hasta el cansancio era suficiente para que se pusiera rígido.
Se puso de pie en tanto las luces brillaban intensamente todas encendidas a la vez, por segundos antes de explotar bañando en cristal la recamara y a sus ocupantes. Leviathan avanzo haciendo crujir bajo sus pies los afilados trozos, postrándose luego de rodillas frente al imponente pelinegro.
Se tragaría su orgullo y lo que fuese necesario con tal de ser restaurado, más allá de lo que su cuerpo requería, del deseo incubándose en su bajo vientre, no podía ignorar la imperante necesidad de reencontrarse, Caim tenía la llave para ello, aun si dudaba de sus métodos.
Retiro algunos brillantes pedacitos de vidrio antes de engullir la flácida carne, succionándola con más hambre de la que hubiera planeado usar, era inesperado pero Caim lo excitaba sin necesidad de hacer mucho, apenas la promesa de lo empalaría hasta el cansancio era suficiente para que se pusiera rígido.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
El zumbido de mi voz recitando los versos más oscuros y decadentes aún se emitían por los altavoces ocultos en cada estancia, surgían con mi voz penetrante envueltos y ocultos en las notas de violines. Ese sonido embriagador se mezcló con el de sus torpes pasos llenos de dudas, pero aún así cargados de un deseo que no podía ocultar. No moví ni un músculo cuando se postró ante mí, un demonio respetado y temido, deseando ser mi amante por una noche, fundiéndose con mi cuerpo o más bien fundiendo mi cuerpo en él.
-Eso es, con apetito.
Fueron mis sucias y jactanciosas palabras emitidas en un gruñido cargado por la sensación de su lengua, la cual se enroscaba en mi miembro acariciándolo de forma envidiable. Una de mis grotescas manos lo tomaron por la nuca empujándolo más hacia mí, lo hice con una sonrisa cínica y cruel que demostraba mis ganas de verlo gemir con aquel trozo de carne a medio endurecer.
-Sin miedo y por completo.
Hundí su rostro contra mi entrepierna, empalando sus fauces con mi falo aún sin tomar su esplendor. Mis ojos se volvieron más intensos, aunque era sólo un juego de miradas que usaba para tentarlo aún más. Mientras, yo le demostraba como me gustaba sentir los labios de otros, mis bastaros acariciaban mi torso y me ofrecían sus bocas. Colocaron con tino a Leviathan en una pose aún más sumisa, sus nalgas más expuestas para que las contemplara.
-Retiraros, en esta ocasión será una clase práctica y privada.
Con desgana fueron desfilando hacia la puerta, mientras mis dedos empujaban más hacia mi su boca, moviendo su cabeza a mi gana. Mis caderas también llevaban un ritmo similar, aunque inverso. Él podía comprobar, igual que yo lo hacía con él, que mi miembro se endurecía acariciando su campanilla. Sabía que lo ahogaba, pero no me importaba si las nauseas le podían.
-Mírame furcia, mira al hombre que te devolverá la rabia.
Gruñí aquellas palabras tirando de sus cabellos hacia atrás, contemplando su rostro mientras me deleitaba con cada uno de sus rasgos. Entonces, le escupí una carcajada estridente que provocó que los fuertes muros temblaran. Me incliné hacia él hundiendo mi lengua en sus sonrojados labios, debido a la presión de mi miembro, acabando por morder su labio inferior hasta provocar un sangrado que lo mostró más apetecible.
-Contonéate rogando que te lo haga, muéstrame qué quieres y como lo quieres. Necesito ver como suplicas, como te humillas y como me deseas. Pues estás duro y sólo te he dado a probar su sabor, aunque no has probado lo más delicioso de todo, mi esperma, y ya tiritas como cualquier fulana.
-Eso es, con apetito.
Fueron mis sucias y jactanciosas palabras emitidas en un gruñido cargado por la sensación de su lengua, la cual se enroscaba en mi miembro acariciándolo de forma envidiable. Una de mis grotescas manos lo tomaron por la nuca empujándolo más hacia mí, lo hice con una sonrisa cínica y cruel que demostraba mis ganas de verlo gemir con aquel trozo de carne a medio endurecer.
-Sin miedo y por completo.
Hundí su rostro contra mi entrepierna, empalando sus fauces con mi falo aún sin tomar su esplendor. Mis ojos se volvieron más intensos, aunque era sólo un juego de miradas que usaba para tentarlo aún más. Mientras, yo le demostraba como me gustaba sentir los labios de otros, mis bastaros acariciaban mi torso y me ofrecían sus bocas. Colocaron con tino a Leviathan en una pose aún más sumisa, sus nalgas más expuestas para que las contemplara.
-Retiraros, en esta ocasión será una clase práctica y privada.
Con desgana fueron desfilando hacia la puerta, mientras mis dedos empujaban más hacia mi su boca, moviendo su cabeza a mi gana. Mis caderas también llevaban un ritmo similar, aunque inverso. Él podía comprobar, igual que yo lo hacía con él, que mi miembro se endurecía acariciando su campanilla. Sabía que lo ahogaba, pero no me importaba si las nauseas le podían.
-Mírame furcia, mira al hombre que te devolverá la rabia.
Gruñí aquellas palabras tirando de sus cabellos hacia atrás, contemplando su rostro mientras me deleitaba con cada uno de sus rasgos. Entonces, le escupí una carcajada estridente que provocó que los fuertes muros temblaran. Me incliné hacia él hundiendo mi lengua en sus sonrojados labios, debido a la presión de mi miembro, acabando por morder su labio inferior hasta provocar un sangrado que lo mostró más apetecible.
-Contonéate rogando que te lo haga, muéstrame qué quieres y como lo quieres. Necesito ver como suplicas, como te humillas y como me deseas. Pues estás duro y sólo te he dado a probar su sabor, aunque no has probado lo más delicioso de todo, mi esperma, y ya tiritas como cualquier fulana.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Se aparto un instante lamiendo la sangre de sus labios, las palabras de Caim era crueles y destinadas a humillarlo, someterlo. Como esa herida que le provoco con los dientes, buscaban hacer su orgullo sangrar, reconoció que lo estaba logrando, sus puñales iban certeramente al blanco pues era cierto que el deseo que en el se había despertado era demasiado fuerte, lo bastante para llevarlo a aceptar ese trato indigno.
- quiero que me jodas Caim – dijo separando más las piernas del demonio para hacerse sitio entre estas, tomo el semi erecto miembro con sus manos, lamiéndolo antes de acariciarlo con su suave mejilla – quiero cabalgar duramente sobre tu miembro – dijo antes de volver a succionar la codiciada parte, moviendo sus caderas imitando sugestivamente lo que haría sobre las caderas ajenas.
No podía recordar haber asumido una posición como esa con ningún amante, a pesar de que casi podía asegurar conocer todas las formas en que un hombre podía conseguir placer. Estar postrado y humillándose ante aquel poderoso demonio tenía un morbo excitante, quería ser dominado por Caim.
Gimió contra su miembro, produciendo un sonido ahogado al no ceder en su tarea, acariciaba sus testículos insistentemente, los firmes muslos y por momentos su vientre.
- quiero que me jodas Caim – dijo separando más las piernas del demonio para hacerse sitio entre estas, tomo el semi erecto miembro con sus manos, lamiéndolo antes de acariciarlo con su suave mejilla – quiero cabalgar duramente sobre tu miembro – dijo antes de volver a succionar la codiciada parte, moviendo sus caderas imitando sugestivamente lo que haría sobre las caderas ajenas.
No podía recordar haber asumido una posición como esa con ningún amante, a pesar de que casi podía asegurar conocer todas las formas en que un hombre podía conseguir placer. Estar postrado y humillándose ante aquel poderoso demonio tenía un morbo excitante, quería ser dominado por Caim.
Gimió contra su miembro, produciendo un sonido ahogado al no ceder en su tarea, acariciaba sus testículos insistentemente, los firmes muslos y por momentos su vientre.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Parecía un colegial aprendiendo un nuevo mundo, casi un virgen ante el altar de un Dios que le obligaba a cederle tan codiciado bien. Sabía que nadie había tenido el coraje suficiente para burlarse de él, ni siquiera para atrever a soñar a someterlo. Sin embargo, yo sabía que si lo hacía podía despertar en él la furia y con ello restaurar su rabia. Quería a un hombre rabioso, no a un niño caprichoso que lloraba porque un amante no le concedía su amor. Para debilidades estaban otros, no nosotros.
Pedía a gritos que lo abriera en dos. Sin embargo, era tentador contemplarlo de esa forma haciéndole sufrir. Sus palabras seducían como un canto de sirenas, se ofrecía como un delicioso espécimen y yo simplemente lo contemplaba con la frialdad habitual en mis ojos. Algún brillo de menosprecio, de burla o simplemente de aceptación, pero nada más. Era un trozo de mármol con el frío de un iceberg.
-Toda una puta bien entrenada.
Mis palabras no fueron solas, las ayudé con una patada que lo impulsó lejos de mí. Cayó frente a mi figura como si fuera una damisela en peligro. Mi miembro estaba endurecido, había cumplido bien su cometido y era el momento de hacerle gritar como cualquiera de las zorras que caían en mis manos.
-Es el momento.
Agarré sus rubios cabellos al pasar por su lado, tras levantarme pesadamente del sillón. Arrastraba su cuerpo hasta el borde de la cama, dejando que el polvo de los cristales arañaran su piel. Aprendería a gritar y rogar que no me detuviera, incluso llegaría a desear mi miembro después de marcharse. Pero a la vez, por supuesto, le daría la ira que tanto buscaba.
Arrojé su cuerpo sobre el colchón, dejando sus piernas en el suelo mientras las abría. De una vez, sin avisar siquiera, abrí sus nalgas y entré con un rugido atronador. Toda la habitación templó al notarlo tan estrecho, provocando que emanara sangre de su entrada. Sin embargo, no me importaba que sintiera o dejara de sentir. Mi ancho miembro perforaba su entrada, un miembro hecho a escala de mi cuerpo, el cual lo rellenaba y extasiaba. Sabía que cada una de mis venas laceraba la fina piel de su esfinter, sus músculos se contraían y su cuerpo temblaba.
El cabezal de la cama chocaba contra la pared, las ropas se revolvían mostrando parte del colchón, mientras mis dedos se hundían en sus cabellos rubios, jalando de estos hacia mi. Quería escuchar gritos de placer, necesidad y deseo. Sabía que él me los daría, puesto que nadie podía terminar resistiendo a mis dotes en la cama.
Pedía a gritos que lo abriera en dos. Sin embargo, era tentador contemplarlo de esa forma haciéndole sufrir. Sus palabras seducían como un canto de sirenas, se ofrecía como un delicioso espécimen y yo simplemente lo contemplaba con la frialdad habitual en mis ojos. Algún brillo de menosprecio, de burla o simplemente de aceptación, pero nada más. Era un trozo de mármol con el frío de un iceberg.
-Toda una puta bien entrenada.
Mis palabras no fueron solas, las ayudé con una patada que lo impulsó lejos de mí. Cayó frente a mi figura como si fuera una damisela en peligro. Mi miembro estaba endurecido, había cumplido bien su cometido y era el momento de hacerle gritar como cualquiera de las zorras que caían en mis manos.
-Es el momento.
Agarré sus rubios cabellos al pasar por su lado, tras levantarme pesadamente del sillón. Arrastraba su cuerpo hasta el borde de la cama, dejando que el polvo de los cristales arañaran su piel. Aprendería a gritar y rogar que no me detuviera, incluso llegaría a desear mi miembro después de marcharse. Pero a la vez, por supuesto, le daría la ira que tanto buscaba.
Arrojé su cuerpo sobre el colchón, dejando sus piernas en el suelo mientras las abría. De una vez, sin avisar siquiera, abrí sus nalgas y entré con un rugido atronador. Toda la habitación templó al notarlo tan estrecho, provocando que emanara sangre de su entrada. Sin embargo, no me importaba que sintiera o dejara de sentir. Mi ancho miembro perforaba su entrada, un miembro hecho a escala de mi cuerpo, el cual lo rellenaba y extasiaba. Sabía que cada una de mis venas laceraba la fina piel de su esfinter, sus músculos se contraían y su cuerpo temblaba.
El cabezal de la cama chocaba contra la pared, las ropas se revolvían mostrando parte del colchón, mientras mis dedos se hundían en sus cabellos rubios, jalando de estos hacia mi. Quería escuchar gritos de placer, necesidad y deseo. Sabía que él me los daría, puesto que nadie podía terminar resistiendo a mis dotes en la cama.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Leviathan apretó los dientes para no gritar cuando Caim penetro tan rudamente su cuerpo, el pelinegro no mostró ni un ápice de misericordia, penetrándolo desde el inicio a un ritmo destinado a satisfacer su propio deseo más que a complacer el cuerpo de aspecto joven.
Nadie lo había humillado tanto, haciendo que suplicara para luego patearlo y arrastrarlo al lecho, donde ahora el pelinegro se complacía lacerando su recto, usándole como a una muñeca inflable. Sus manos se aferraron a las sabanas resistiendo el ritmo de las embestidas, podría curar el desgarro en su entrada, si era capaz de concentrar su mente, pero el chirrido de la cama y la profundidad a la que se hundía aquella palpitante carne en el, no le permitía activar su poder curativo.
Su propia sangre servia de lubricante facilitando un poco que la dura erección perforará su cuerpo, hasta que empezó a alcanzar los puntos sensibles de su anatomía, mezclando el dolor con el placer, moviendo las caderas tratando de dirigirlo a esas zonas erógenas de su interior.
Gruñidos mezclados con gemidos empezaron a colarse entre sus dientes, separando más las piernas, levantando las caderas hacia su desconsiderado amante.
- eso… eso es todo Caim? – le dijo sonriendo de lado – crees que me harás gritar de esta manera?
Nadie lo había humillado tanto, haciendo que suplicara para luego patearlo y arrastrarlo al lecho, donde ahora el pelinegro se complacía lacerando su recto, usándole como a una muñeca inflable. Sus manos se aferraron a las sabanas resistiendo el ritmo de las embestidas, podría curar el desgarro en su entrada, si era capaz de concentrar su mente, pero el chirrido de la cama y la profundidad a la que se hundía aquella palpitante carne en el, no le permitía activar su poder curativo.
Su propia sangre servia de lubricante facilitando un poco que la dura erección perforará su cuerpo, hasta que empezó a alcanzar los puntos sensibles de su anatomía, mezclando el dolor con el placer, moviendo las caderas tratando de dirigirlo a esas zonas erógenas de su interior.
Gruñidos mezclados con gemidos empezaron a colarse entre sus dientes, separando más las piernas, levantando las caderas hacia su desconsiderado amante.
- eso… eso es todo Caim? – le dijo sonriendo de lado – crees que me harás gritar de esta manera?
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Buscaba hundir mi orgullo, aunque no lo lograba en absoluto. No era yo quien movía las caderas buscando mayor placer, ni tampoco quien gemía y gruñía como una puta cualquiera, y sin embargo tenía el descaro de ofrecerme esa sonrisa burlona. Mis ojos quedaron clavados en los suyos, girando su rostro al tirar de sus cabellos para que quedaran al mismo nivel.
-¿A caso quieres un cortejo? ¿Te crees que tengo tiempo para otro trato en la cama? ¿Crees que te mereces con tu pobre actuación que te tome desde otra postura? Ni siquiera te mereces mirarme, sólo gemir como puta. No busques más de lo que ofreces, encanto.
En realidad su cuerpo se veía tentador bajo el mío, su piel lechosa pedía a gritos que lo arañara cubriéndolo de marcas que sanarían en pocos minutos. Mis uñas se hundieron en su espalda arrancando unas imaginarias alas, hasta que lo tomé de la cadera rompiéndola bajo mis dedos, con tan sólo la presión de estos, mientras me hundía de forma más lujuriosa buscando su punto de placer, hundiéndome en él con desesperación, mientras el roce de las sábanas ayudaban a su miembro duro a aliviarse. Mis testículos chocaban una y otra vez contra su trasero, hundiéndome desde la punta hasta la base, perforándolo como si fuera un bote de crema y no carne dura, músculos contraídos.
-Demuéstrame que mereces algo más que todo lo que te doy, entonces lo haré. Tendrás el sexo que mereces por tu condición, mientras eres mi juguete y si te rompo no importa en lo más mínimo. Has dejado de ser un guerrero para intentar ser la concubina de un vampiro.
Sí, sabía todo su encuentro con aquel estúpido que había intentado molestarme. Sin embargo, era un insecto que dejé libre tan sólo para comprobar cuanto duraba. La próxima vez lo destrozaría aún más, pues no era más que un idiota jugando a ser inmortal. Mis ojos se quedaron fijos en Leviathan, cubiertos de rabia porque alguien de tan baja escala hubiera rozado siquiera su cuerpo. Él era un guerrero que yo admiraba por su forma de pelear, pero había quedado convertido en una marioneta pasional. Se estaba volviendo un estúpido adolescente.
-¿A caso quieres un cortejo? ¿Te crees que tengo tiempo para otro trato en la cama? ¿Crees que te mereces con tu pobre actuación que te tome desde otra postura? Ni siquiera te mereces mirarme, sólo gemir como puta. No busques más de lo que ofreces, encanto.
En realidad su cuerpo se veía tentador bajo el mío, su piel lechosa pedía a gritos que lo arañara cubriéndolo de marcas que sanarían en pocos minutos. Mis uñas se hundieron en su espalda arrancando unas imaginarias alas, hasta que lo tomé de la cadera rompiéndola bajo mis dedos, con tan sólo la presión de estos, mientras me hundía de forma más lujuriosa buscando su punto de placer, hundiéndome en él con desesperación, mientras el roce de las sábanas ayudaban a su miembro duro a aliviarse. Mis testículos chocaban una y otra vez contra su trasero, hundiéndome desde la punta hasta la base, perforándolo como si fuera un bote de crema y no carne dura, músculos contraídos.
-Demuéstrame que mereces algo más que todo lo que te doy, entonces lo haré. Tendrás el sexo que mereces por tu condición, mientras eres mi juguete y si te rompo no importa en lo más mínimo. Has dejado de ser un guerrero para intentar ser la concubina de un vampiro.
Sí, sabía todo su encuentro con aquel estúpido que había intentado molestarme. Sin embargo, era un insecto que dejé libre tan sólo para comprobar cuanto duraba. La próxima vez lo destrozaría aún más, pues no era más que un idiota jugando a ser inmortal. Mis ojos se quedaron fijos en Leviathan, cubiertos de rabia porque alguien de tan baja escala hubiera rozado siquiera su cuerpo. Él era un guerrero que yo admiraba por su forma de pelear, pero había quedado convertido en una marioneta pasional. Se estaba volviendo un estúpido adolescente.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Caim se empeñaba en ser cruel y propinarle más dolor que placer, había quebrado los huesos de sus caderas bajo la presión de sus tremendas manos, pero fue su ultima frase la autentica herida. Leviathan no esperaba que Caim conociera hasta ese punto los detalles de sus recientes deslices.
Aquello había sido el más terrible de sus errores, incluso mato a otros demonios por aquel vampiro, un nido completo de arañas, todo para que David al final le tratara como a una carga molesta, y lo humillara más tarde intentando someterlo sexualmente.
- Cállate! – exclamo el, sus ojos se volvieron más plateados mientras de sus dedos surgían rayos azules que chamuscaron las sabanas allí donde las tenía aferradas. Se giro tanto como su cadera se lo permitía, estirando el brazo hacía atrás, alcanzando a Caim y arrojándolo de encima suyo a un lado sobre el colchón, de inmediato se posiciono sobre el tomándolo por el cuello – cierra la boca – ordeno mientras hacia presión, su voz sonaba distinta, más grave y algo distorsionada.
La parte racional se había relegado a algún sitio recóndito de su mente, Levi era hermoso, un deleite a la vista así como poderoso, pero más que nada era peligroso, cuando la rabia se apoderaba de el actuaba sin pensar y con violencia, ignorando el propio dolor o los daños que sufriese.
Aquello había sido el más terrible de sus errores, incluso mato a otros demonios por aquel vampiro, un nido completo de arañas, todo para que David al final le tratara como a una carga molesta, y lo humillara más tarde intentando someterlo sexualmente.
- Cállate! – exclamo el, sus ojos se volvieron más plateados mientras de sus dedos surgían rayos azules que chamuscaron las sabanas allí donde las tenía aferradas. Se giro tanto como su cadera se lo permitía, estirando el brazo hacía atrás, alcanzando a Caim y arrojándolo de encima suyo a un lado sobre el colchón, de inmediato se posiciono sobre el tomándolo por el cuello – cierra la boca – ordeno mientras hacia presión, su voz sonaba distinta, más grave y algo distorsionada.
La parte racional se había relegado a algún sitio recóndito de su mente, Levi era hermoso, un deleite a la vista así como poderoso, pero más que nada era peligroso, cuando la rabia se apoderaba de el actuaba sin pensar y con violencia, ignorando el propio dolor o los daños que sufriese.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
-Lo suponía.
Mis finales y triunfales palabras a su despliegue de energía, rabia y poder. Se veía hermoso con aquella platina de odio cubriéndole como una capa nocturna. Mis manos acariciaron su torso con delicadeza jamás vista, volvía a ser aquel demonio cruel que tanto me agradaba. Sin duda había dado en el clavo, había sido completamente directo con mis palabras.
-Entonces te alegrará saber que destrocé su cuello y le dejé una hermosa cicatriz, la cual le torturará por siempre. He marcado a ese bastardo como mío, allá donde vaya sabré que está. Por mucho que se cicatrice jamás borrará la marca, siempre estará.
Aparté su mano de mi cuello hundiéndolo de nuevo en el colchón, cayendo sobre él junto con el manto negro de mis cabellos. Mis ojos ya no eran indiferentes a esa belleza exótica para mí, pues sus rasgos eran los de un ángel recubriendo a uno de los demonios más formidables. Respetaba al viejo Leviathan, al que había sido para mí un buen guerrero, no a la colegiala que había llorado por un vampiro.
Incliné mi rostro contra él para observarle más detenidamente, mis labios rozaron los suyos y comencé a besarlo como lo haría con un amante, de tenerlo, para ofrecerle un trato más delicado en la cama. Haría que disfrutara como recompensa, había encontrado aquello que le quemaba y eso lo usaríamos para más adelante. Envenenaría más su presencia con los recuerdos de David, incluso le mostraría como yo sí le había dado una lección.
-Calma, sosiégate. Deja que mis caricias te calmen de una maldita vez, has encontrado lo que buscabas y ahora sólo vas a gozar. ¿O ya no quieres gozar Leviathan?
Mis finales y triunfales palabras a su despliegue de energía, rabia y poder. Se veía hermoso con aquella platina de odio cubriéndole como una capa nocturna. Mis manos acariciaron su torso con delicadeza jamás vista, volvía a ser aquel demonio cruel que tanto me agradaba. Sin duda había dado en el clavo, había sido completamente directo con mis palabras.
-Entonces te alegrará saber que destrocé su cuello y le dejé una hermosa cicatriz, la cual le torturará por siempre. He marcado a ese bastardo como mío, allá donde vaya sabré que está. Por mucho que se cicatrice jamás borrará la marca, siempre estará.
Aparté su mano de mi cuello hundiéndolo de nuevo en el colchón, cayendo sobre él junto con el manto negro de mis cabellos. Mis ojos ya no eran indiferentes a esa belleza exótica para mí, pues sus rasgos eran los de un ángel recubriendo a uno de los demonios más formidables. Respetaba al viejo Leviathan, al que había sido para mí un buen guerrero, no a la colegiala que había llorado por un vampiro.
Incliné mi rostro contra él para observarle más detenidamente, mis labios rozaron los suyos y comencé a besarlo como lo haría con un amante, de tenerlo, para ofrecerle un trato más delicado en la cama. Haría que disfrutara como recompensa, había encontrado aquello que le quemaba y eso lo usaríamos para más adelante. Envenenaría más su presencia con los recuerdos de David, incluso le mostraría como yo sí le había dado una lección.
-Calma, sosiégate. Deja que mis caricias te calmen de una maldita vez, has encontrado lo que buscabas y ahora sólo vas a gozar. ¿O ya no quieres gozar Leviathan?
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Las palabras lograron llegar hasta Leviathan, saber que David había sido castigado por Caim, aun si sospechaba que el demonio debió hacer aquello por sus propios motivos más que por vengarle sirvió para apaciguar sus exaltados ánimos. David no merecía menos que un tormento eterno por el desden con que lo había tratado, siendo su raza una existencia inferior a los demonios, pero más que nada por la osadía de intentar violarlo, eso era un insulto que no olvidaría.
Se quedo quieto mientras Caim volvía a cubrirlo con su peso, pero no devolvió el beso que sobrevino, permaneciendo sus labios obstinadamente cerrados para él. Puso entonces su mano contra el pecho ajeno y lo empujo con tal impulso que lo arrojo fuera del colchón.
Se incorporo guardando para si el dolor de sus caderas fracturadas y de su recto desgarrado.
- Talbot es mío… tiene una deuda conmigo que pienso cobrar personalmente – dijo en un tono frío caminando por la habitación hasta detenerse frente a Caim nuevamente – su vida me pertenece, seré yo quien lo acabe – acaricio los oscuros cabellos del demonio, amarrándolos luego con rudeza en un puño y tirando de el para que se inclinara a su altura – y tu acabas de hacerte una deuda conmigo hermano… - le advirtió antes de de besarlo mordiendo su labio hasta hacerlo sangrar – a nadie le he permitido tratarme con tan poca consideración.
Se quedo quieto mientras Caim volvía a cubrirlo con su peso, pero no devolvió el beso que sobrevino, permaneciendo sus labios obstinadamente cerrados para él. Puso entonces su mano contra el pecho ajeno y lo empujo con tal impulso que lo arrojo fuera del colchón.
Se incorporo guardando para si el dolor de sus caderas fracturadas y de su recto desgarrado.
- Talbot es mío… tiene una deuda conmigo que pienso cobrar personalmente – dijo en un tono frío caminando por la habitación hasta detenerse frente a Caim nuevamente – su vida me pertenece, seré yo quien lo acabe – acaricio los oscuros cabellos del demonio, amarrándolos luego con rudeza en un puño y tirando de el para que se inclinara a su altura – y tu acabas de hacerte una deuda conmigo hermano… - le advirtió antes de de besarlo mordiendo su labio hasta hacerlo sangrar – a nadie le he permitido tratarme con tan poca consideración.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
Había sido poco considerado con él, pero deseaba encontrar el punto donde cambiara su parecer. Debía encontrar el atormentado guerrero, no el niño bonito buscando amor o consuelo en brazos de un tipejo demasiado engreído para ser tan poca cosa. Nosotros éramos la noche misma, el poder de la oscuridad, y no una marioneta de un hechizo fácil de quebrar. Mis ojos se fijaron en él, allí tirado por su impulso, justo antes de aceptar ese beso mientras escuchaba sus palabras.
-Te dije que te restauraría, el trato se ha llevado a cabo tal y como planeaba. Debía encontrar tu rabia, la rabia que tanto te consume y tan fuerte te hace. ¿A caso querías que lo hiciera mandándote a recoger florecillas en el bosque?
Me incorporé quedando frente a él, mi estatura era mayor que la suya y mi aspecto más imponente. Sin embargo, respetaba su poder y también su extraña belleza. Los demonios teníamos una belleza más allá de la envoltura de nuestros cuerpos, algo que es el don y la bravura. Leviathan la restauró con mis palabras.
-No supe hasta después que se había ido de mi local lo que ocurrió, de haber sido así lo hubiera encerrado en alguna de mis mazmorras para ti. Hubiera sido un curioso presente, ya sabes que en ocasiones me siento generoso.
El espectáculo que mostraba Leviathan cuando la crueldad le consumía era tal que me enriquecía. Deseaba contemplar nuevamente esa crueldad tan excitante, era como si pudiera sentir como sus dientes se hundían en la carne flácida de sus víctimas. Acaricié su rostro comprobando que seguía allí con su rudeza y su ira, consumiéndose poco a poco.
-Puedo ofrecerte a mis hombres para que lo rastreen, que sean tus perros de presa, y cuando lo tengan haz lo que quieras con él. Aunque me encantaría contemplar como les das muerte, ya sabes que admiro tu técnica.
-Te dije que te restauraría, el trato se ha llevado a cabo tal y como planeaba. Debía encontrar tu rabia, la rabia que tanto te consume y tan fuerte te hace. ¿A caso querías que lo hiciera mandándote a recoger florecillas en el bosque?
Me incorporé quedando frente a él, mi estatura era mayor que la suya y mi aspecto más imponente. Sin embargo, respetaba su poder y también su extraña belleza. Los demonios teníamos una belleza más allá de la envoltura de nuestros cuerpos, algo que es el don y la bravura. Leviathan la restauró con mis palabras.
-No supe hasta después que se había ido de mi local lo que ocurrió, de haber sido así lo hubiera encerrado en alguna de mis mazmorras para ti. Hubiera sido un curioso presente, ya sabes que en ocasiones me siento generoso.
El espectáculo que mostraba Leviathan cuando la crueldad le consumía era tal que me enriquecía. Deseaba contemplar nuevamente esa crueldad tan excitante, era como si pudiera sentir como sus dientes se hundían en la carne flácida de sus víctimas. Acaricié su rostro comprobando que seguía allí con su rudeza y su ira, consumiéndose poco a poco.
-Puedo ofrecerte a mis hombres para que lo rastreen, que sean tus perros de presa, y cuando lo tengan haz lo que quieras con él. Aunque me encantaría contemplar como les das muerte, ya sabes que admiro tu técnica.
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Re: Llamada obscura (Priv.) +18
- Si lo encuentras para mi te permitiré incluso un trozo de el – fue su respuesta. Aun estaba molesto, la humillación de que Caim le recordara su desliz con Talbot se unía a la que sentía por haberse arrodillado y suplicado, sin embargo tenía razón sobre que había cumplido, ya que todo eso sirvió para desencadenar su rabia.
Su mente obtuvo la suficiente claridad para empezar a repararse, entrecerró levemente los ojos en tanto los moretones de sus caderas se clareaban y las marcas de las monstruosas manos se desvanecían, el dolor se esfumaba tan rápido como se concentraba en deshacer los daños.
Tomo a Caim por el brazo dirigiéndolo al lecho, empujándolo haciendo que cayese de espaldas y su negra cabellera se expandiera sobre las sabanas. Su imponente figura abarcaba buena parte del colchón, sobrepasaba en altura y constitución fácilmente a Levi que se trepo a la cama montándose luego sobre las caderas ajenas. Gruño de satisfacción antes de empezar a moverse a su propio ritmo, no iba a permitir que una vez más le privaran de placer luego de excitar sus sentidos.
- No te permito moverte Caim – advirtió cabalgándolo con más intensidad – ahhh – hecho la cabeza hacía atrás en tanto se masturbaba, si antes el pelinegro le trato como a una muñeca inflable en la que depositar su apetito, ahora el le usaría como su dildo particular
Su mente obtuvo la suficiente claridad para empezar a repararse, entrecerró levemente los ojos en tanto los moretones de sus caderas se clareaban y las marcas de las monstruosas manos se desvanecían, el dolor se esfumaba tan rápido como se concentraba en deshacer los daños.
Tomo a Caim por el brazo dirigiéndolo al lecho, empujándolo haciendo que cayese de espaldas y su negra cabellera se expandiera sobre las sabanas. Su imponente figura abarcaba buena parte del colchón, sobrepasaba en altura y constitución fácilmente a Levi que se trepo a la cama montándose luego sobre las caderas ajenas. Gruño de satisfacción antes de empezar a moverse a su propio ritmo, no iba a permitir que una vez más le privaran de placer luego de excitar sus sentidos.
- No te permito moverte Caim – advirtió cabalgándolo con más intensidad – ahhh – hecho la cabeza hacía atrás en tanto se masturbaba, si antes el pelinegro le trato como a una muñeca inflable en la que depositar su apetito, ahora el le usaría como su dildo particular
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