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Ruinas +18 (Priv)
Eran las siete de la tarde cuando llegó el cable desde Italia, Vaticano, a la casa madre de la orden de la Talamasca, ya a esas horas, David, aprovechando que la oscuridad era total, se encontraba depositando en manos de uno de los integrantes una serie de archivos encriptados que había obtenido en un viaje a la ciudade de los Ángeles, eran realidad unos cds que halló en las manos muertas de un hombre que vivía entre las ruina de una laboratorío. Fue tal la dimensión de la noticia que cuando la escuchó, balbuceada por uno de los colaboradores en la sala de radios, no pudo creerla, era del todo imposible pero si era cierta, acababan de apuñalar sin piedad uno de los grandes símbolos del Vaticano, desgarrando parte del corazón de lo que quedaba de esperanza en el mundo.
David no necesitó sentarse, tampoco lloró, derramar lágrimas era algo extramadamente díficil para un vampiro, algo que hacían una vez cada dos siglos y tenía que ser un dolor tan desgarrador que les consumiera todo el ser. Aún así, se sintió aturdido, paralizado tal vez, insensible, escuchando en torno a él los gritos de ultraje y dolor de los demás miembros, solo sintiendo que el frío que siempre impregnaba su piel disminuía por la cólera silenciosa que lo fue invadiendo, la rabia por ese acto ímpio. No tardaron en convocarlo a la sala del conclave, David acudió, no le extrañó lo que le pidieron con frases medidas; David tenía que acudir cuanto antes al Vaticano. Su misión, informarse de lo realmente sucedido, investigar y traer todo lo que pudiera rescatar entre las ruinas. David añadió en su propia lista mental, liquidar al cuasante.
No solía albergar esos pensamientos de venganza, de devolver golpe con golpe, pero sabía que un ser humana normal no podía haber hecho eso, por tanto, que mejor que un cazador sobrenatural para encontrar al causante y borrarlo de la faz de la tierra. El mundo ya era un agujero de mierda y quitando de en medio a una criatura así, todos podrían sentirse agradecidos.
David hizo su pequeño equipaje, cogió sus armas y sus ropas, no sabía cuanto tiempo estaría fuera, el necesario para resolver todo aquel asunto, se quedaría en uno de los refugios de la orden. Vestido de oscuro, con ropas hechas a media y camisa blanca de seda, buscó barco de contrabando que lo llevara hasta Italia. Tardó dos días en llegar al Vaticano y mostró un pase falso para entrar en la ciudad, por supuesto, llevando sus gafas oscuras, para ocultar aquellos intensos ojos que lo delataban. Se encaminó a uno de los barrios de la ciudad, un niño andrajoso le salió al paso, David se detuvo y su mente sondeó la del pequeño, a continuación metió su elegante y ambarina mano en uno de sus bolsillos, con un gesto cuidado extrajo una moneda que parecía de oro.
Se inclinó hacia él-Para ti, pequeño-el niño la cogió entre sus dedos y para profunda diversión de David, la mordió, mirando al vampiro con desconfianza, luego le hizo un gesto para que lo siguiera, guiándolo hasta una casa de dos plantas, de estilo renacentista aunque la fachada había conocido tiempos mejores. El vampiro asintió y el niño le tendio la llave para luego escabullirse por uno de los callejones. David abrió la pueta de madera, cargando su maleta, entró, aquel sería su nuevo hogar durante un tiempo.
David no necesitó sentarse, tampoco lloró, derramar lágrimas era algo extramadamente díficil para un vampiro, algo que hacían una vez cada dos siglos y tenía que ser un dolor tan desgarrador que les consumiera todo el ser. Aún así, se sintió aturdido, paralizado tal vez, insensible, escuchando en torno a él los gritos de ultraje y dolor de los demás miembros, solo sintiendo que el frío que siempre impregnaba su piel disminuía por la cólera silenciosa que lo fue invadiendo, la rabia por ese acto ímpio. No tardaron en convocarlo a la sala del conclave, David acudió, no le extrañó lo que le pidieron con frases medidas; David tenía que acudir cuanto antes al Vaticano. Su misión, informarse de lo realmente sucedido, investigar y traer todo lo que pudiera rescatar entre las ruinas. David añadió en su propia lista mental, liquidar al cuasante.
No solía albergar esos pensamientos de venganza, de devolver golpe con golpe, pero sabía que un ser humana normal no podía haber hecho eso, por tanto, que mejor que un cazador sobrenatural para encontrar al causante y borrarlo de la faz de la tierra. El mundo ya era un agujero de mierda y quitando de en medio a una criatura así, todos podrían sentirse agradecidos.
David hizo su pequeño equipaje, cogió sus armas y sus ropas, no sabía cuanto tiempo estaría fuera, el necesario para resolver todo aquel asunto, se quedaría en uno de los refugios de la orden. Vestido de oscuro, con ropas hechas a media y camisa blanca de seda, buscó barco de contrabando que lo llevara hasta Italia. Tardó dos días en llegar al Vaticano y mostró un pase falso para entrar en la ciudad, por supuesto, llevando sus gafas oscuras, para ocultar aquellos intensos ojos que lo delataban. Se encaminó a uno de los barrios de la ciudad, un niño andrajoso le salió al paso, David se detuvo y su mente sondeó la del pequeño, a continuación metió su elegante y ambarina mano en uno de sus bolsillos, con un gesto cuidado extrajo una moneda que parecía de oro.
Se inclinó hacia él-Para ti, pequeño-el niño la cogió entre sus dedos y para profunda diversión de David, la mordió, mirando al vampiro con desconfianza, luego le hizo un gesto para que lo siguiera, guiándolo hasta una casa de dos plantas, de estilo renacentista aunque la fachada había conocido tiempos mejores. El vampiro asintió y el niño le tendio la llave para luego escabullirse por uno de los callejones. David abrió la pueta de madera, cargando su maleta, entró, aquel sería su nuevo hogar durante un tiempo.
Última edición por David Talbot el Jue Feb 23, 2012 11:34 pm, editado 1 vez
David Talbot- Cantidad de envíos : 394
Fecha de inscripción : 14/02/2012
Localización : Puede que Trafalgar Square
Re: Ruinas +18 (Priv)
Cuando escuché la noticia no di credito a mis oidos, solo eran habladurias de catolicos alarmistas que predicaban con el caos para alarmar a los temerosos mortales de la cercania de una nueva guerra santa, luego vi la noticia, sentado en la cama de aquel pequeño hotel, en ese televisor de 32 pulgadas que tachaba la catastrofe de natural. Al parecer se trataba de un terremoto devastador localizado que sumió en ruinas a la basilica, pero los medios informativos lanzaban la informacion a cuenta gotas, cuidadosamente, camuflando el acontecimiento para restarle alarmismo. Eran tiempo de fragilidad, los altos gobernantes no querian desatar la histeria sin conocer las verdaderas causas, el simple hecho de que alguien o algo hubiera destrozado uno de los pilares del cristianismo parecia aberrador. La humanidad realmente no estaba preparada, pero los seres mas sensitivos, las criaturas de la noche, de la luz, del mundo oculto, sabian que los terremotos tan localizados habia sido propiciado por alguien demonio o simplemente perturbado con poderes.
Necesitaba verlo con mis propios ojos, confirmar la noticia con mis propios ojos . Muchos iguales habran pasado por alto ese hecho, renegados de la iglesia catolica, de Dios y del Diablo, mas estas ultimas decadas las habia vivido relacionandome intimamente con la idealizada organizacion cristiana.
Tarde dos dias en llegar a Italia, protegiendome del sol en cualquier lugar que pudiera brindarme oscuridad sin permitirme descanso alguno. Dos horas tarde en llegar a la zona catastrófica, siendo cercada y vigilada por la policia italiana y por el FBI estadounidense. Me filtré en las ruinas, deteniendome lo suficientemente lejos como para que pudiesen verme o notar mi silenciosa presencia. De tener respiracion la habria contenido hasta el extremo, de tener un corazon latiente, este se habria detenido.
Polvo, escombros y restos de la maravillosa arquitectura de la basilica. Bramante, Rafael Sanzio, Miguel Angel y otros arquitectos se estarian revolviendo ahora en sus entrañas si pudieran contemplar el estado del santo lugar. Aprete los puños temblorosos por la ira mientras camianba por aquella atmosfera solitaria. Aislada de todo sonido exterior pude escuchar a unos jovenes cantando oraciones con angelicales voces, el eco de los niños del coro que habian encontrado ahi su muerte, cuyas almas aun no habian abandonado el lugar y sin desearlo observe como algunas figuras humanas desdibujadas de las victimas se aparecian frente a mi, tumbadas, sentadas, arrodilladas y suplicando, aun sin poder comprender que habian perecido y debian de seguir el camino hacia el cielo.
Impotente de mi, termine sentado sobre una piedra maziza, clavado e inmovil, como una desquebrajada estatua parte de aquel decorado desgarrado. Los oia cantar, que voces mas dulces, que serenata mas triste. Recé por ellos y por que algun angel piadoso los llevase al otro lado.
Necesitaba verlo con mis propios ojos, confirmar la noticia con mis propios ojos . Muchos iguales habran pasado por alto ese hecho, renegados de la iglesia catolica, de Dios y del Diablo, mas estas ultimas decadas las habia vivido relacionandome intimamente con la idealizada organizacion cristiana.
Tarde dos dias en llegar a Italia, protegiendome del sol en cualquier lugar que pudiera brindarme oscuridad sin permitirme descanso alguno. Dos horas tarde en llegar a la zona catastrófica, siendo cercada y vigilada por la policia italiana y por el FBI estadounidense. Me filtré en las ruinas, deteniendome lo suficientemente lejos como para que pudiesen verme o notar mi silenciosa presencia. De tener respiracion la habria contenido hasta el extremo, de tener un corazon latiente, este se habria detenido.
Polvo, escombros y restos de la maravillosa arquitectura de la basilica. Bramante, Rafael Sanzio, Miguel Angel y otros arquitectos se estarian revolviendo ahora en sus entrañas si pudieran contemplar el estado del santo lugar. Aprete los puños temblorosos por la ira mientras camianba por aquella atmosfera solitaria. Aislada de todo sonido exterior pude escuchar a unos jovenes cantando oraciones con angelicales voces, el eco de los niños del coro que habian encontrado ahi su muerte, cuyas almas aun no habian abandonado el lugar y sin desearlo observe como algunas figuras humanas desdibujadas de las victimas se aparecian frente a mi, tumbadas, sentadas, arrodilladas y suplicando, aun sin poder comprender que habian perecido y debian de seguir el camino hacia el cielo.
Impotente de mi, termine sentado sobre una piedra maziza, clavado e inmovil, como una desquebrajada estatua parte de aquel decorado desgarrado. Los oia cantar, que voces mas dulces, que serenata mas triste. Recé por ellos y por que algun angel piadoso los llevase al otro lado.
Armand- Cantidad de envíos : 407
Fecha de inscripción : 29/11/2011
Re: Ruinas +18 (Priv)
Se instaló en uno de los sótano, adecuado para sus fines, que era descansar sin que la luz del sol se filtrara ni nadie perturbara su sueño, era cierto que era uno de los refugios de la Talamasca pero no era uno de SUS refugios y por tanto no se sentía completamente seguro. No le extrañó encontrar un ataúd, lo miró, negró y brillante, por dentro estaba forrado con satén blanco, era aún de esos elementos de su condición vampírica que lo deprimía profundamente, aunque fuera más seguro, continuaba siendo un maldito ataúd, para cadáveres era adecuado no para caballero ingleses. Depositó un pijama y un batín sobre su tapa, que ahora durmiera dentro de una de esas cajas no quitaba que se debieran conservar las formas.
La maleta la subió a una de las habitaciones superiores, un cuarto amplió y con su propio estudo y su baño. El suelo de toda la casa eran unas baldosas blancas y negras, un pequeño tablero de ajedrez. Se cambió de camisa antes de salir, mirándose al espejo para colocar adecuadamente sus relucientes cabellos castaños, unos ojos dorados, intensos y brillantes le devolvieron la mirada, por el cuello de su camisa asomó, insinuándose, su clavícula, la piel, ambarina, lo hacía destacar incluso entre los mortales, parecía una patina reluciente.
Salió a la calle, encaminando sus pasos hacia el epicentro de la destrucción, se detuvo, en las sombras y un suspiró de pesar, de profundo pesar manó de sus labios, sintió que algo dentro de su pecho se astillaba al ver todas aquellas ruinas, era lo único que quedaba del hermoso edificio, ruinas, polvo, sueños rotos y que el viento se llevaba hacia los confines de la tierra. Se apoyó contra una pared, cerró los ojos y tomó posesiòn de uno de los vigilantes, usando sus ojos para ver más de cerca todo, lo movió entre las ruinas, usando su cuerpo hasta que sintió una perturbación en su propio espirítu. Abandonó la posesión y se irguió, había algo, una presencia que no había sentido en dos siglos, no desde que vio que aparentemente se inmolaba frente a una iglesia pero eso había sucedido hace mucho.
Se apartó de la pared, siguiendo el rastro, hasta que vio una figura sentada, encorvada, parecía que rezaba. Avanzó hasta ella y posó una mano sobre uno de sus hombros-¿Armand?-su voz profunda estaba llena de un matiz de educada incredulidad. Movió los dedos y lo cogió de la barbilla, haciendo que alzara el rostro-...eres tú..--aquel rostro propio de uno de los ángeles de Boticelli era inconfundible.
La maleta la subió a una de las habitaciones superiores, un cuarto amplió y con su propio estudo y su baño. El suelo de toda la casa eran unas baldosas blancas y negras, un pequeño tablero de ajedrez. Se cambió de camisa antes de salir, mirándose al espejo para colocar adecuadamente sus relucientes cabellos castaños, unos ojos dorados, intensos y brillantes le devolvieron la mirada, por el cuello de su camisa asomó, insinuándose, su clavícula, la piel, ambarina, lo hacía destacar incluso entre los mortales, parecía una patina reluciente.
Salió a la calle, encaminando sus pasos hacia el epicentro de la destrucción, se detuvo, en las sombras y un suspiró de pesar, de profundo pesar manó de sus labios, sintió que algo dentro de su pecho se astillaba al ver todas aquellas ruinas, era lo único que quedaba del hermoso edificio, ruinas, polvo, sueños rotos y que el viento se llevaba hacia los confines de la tierra. Se apoyó contra una pared, cerró los ojos y tomó posesiòn de uno de los vigilantes, usando sus ojos para ver más de cerca todo, lo movió entre las ruinas, usando su cuerpo hasta que sintió una perturbación en su propio espirítu. Abandonó la posesión y se irguió, había algo, una presencia que no había sentido en dos siglos, no desde que vio que aparentemente se inmolaba frente a una iglesia pero eso había sucedido hace mucho.
Se apartó de la pared, siguiendo el rastro, hasta que vio una figura sentada, encorvada, parecía que rezaba. Avanzó hasta ella y posó una mano sobre uno de sus hombros-¿Armand?-su voz profunda estaba llena de un matiz de educada incredulidad. Movió los dedos y lo cogió de la barbilla, haciendo que alzara el rostro-...eres tú..--aquel rostro propio de uno de los ángeles de Boticelli era inconfundible.
David Talbot- Cantidad de envíos : 394
Fecha de inscripción : 14/02/2012
Localización : Puede que Trafalgar Square
Re: Ruinas +18 (Priv)
Cerré los ojos deseando no ver mas esas apariciones, pero no podia obviar ese canto sereno y taimado de las jovenes voces. Parecia un tierno lamento, un requiem por los caidos de este lugar y para los que entraban en el desolados por la destruccion, tratando de apaciguar espiritus rotos. Y segui ahi, sentado, con los parpados cubriendo mi mirar color cafe, sintiendo como se deslizaba una fria gota escarlata por el rabillo de uno de mis ojos y como mas gotitas escarlatas escapaban de mis manos, aun fuertemente cerradas. No podia maldecir, aun era terreno santo y debia respeto a los espiritus desolados, pero sin duda lo habria hecho, habria lanzando una maldicion parecido al aullido de un lobo, una advertencia clamando venganza.
Venganza....
No...no podia caer en esos instintos asesinos de nuevo, me habia deshecho de la mala vida y necesitaba templanza para seguir firmemente el camino que Dios me habia marcado a traves de sus enviados los ángeles. En los peores y mas desolados momentos, debia sacar las fuerzas que tenia.
El canto habia cesado, al abrir los ojos escudriñe los lugares en donde habian estado aquellas almas encontrando solo restos de sangre y bajé la mirada hacia mis palmas rojas, ahora abiertas y expuestas, mas sin herida alguna. El viaje acelerado y sin pausa habia desgarrado mis ropas, sobre todo por los bajos del pantalon de lino oscuro asi como los bajos del abrigo que se encontraba hecho jirones, con polvo. Si me vieran pensaria que soy un vagabundo que siente la necesidad de resguardarse de la fria noche en alguna oquedad de esas ruinas. Quise moverme pero no senti animos. Solo un poco mas, me dije y luego me retiraria en silencio a ordenar mis pensamientos y deseos.
Pero el acusado silencio se vio roto por mi nombre, solo que esta vez no habia salido de mis labios. Si no tenia intencion de moverme, mucho menos de alejarme o escapar ante una presencia desconocida. Asi que deje que ese hombre, un vigoroso ejemplar de vampiro con excepcionales esencias entremezcladas y de peculiar mirada, se fijara en mi rostro tanto asi como yo en el suyo. El reguero escarlata se habia fijado en la mejilla ahora seco, un eco mas de mi pena.
-Si soy yo- dije calmo, con cierto aire soñador, muy sereno pese a todo -¿Quien soys vos?- pregunte con la misma frecuencia modulada de una juvenil, pero no obstante profunda voz. Habian tantos seres que me encontraban, me nombraban, se acercaban y mi recibimiento para todos era el mismo, sorpresa e ignorancia.
Venganza....
No...no podia caer en esos instintos asesinos de nuevo, me habia deshecho de la mala vida y necesitaba templanza para seguir firmemente el camino que Dios me habia marcado a traves de sus enviados los ángeles. En los peores y mas desolados momentos, debia sacar las fuerzas que tenia.
El canto habia cesado, al abrir los ojos escudriñe los lugares en donde habian estado aquellas almas encontrando solo restos de sangre y bajé la mirada hacia mis palmas rojas, ahora abiertas y expuestas, mas sin herida alguna. El viaje acelerado y sin pausa habia desgarrado mis ropas, sobre todo por los bajos del pantalon de lino oscuro asi como los bajos del abrigo que se encontraba hecho jirones, con polvo. Si me vieran pensaria que soy un vagabundo que siente la necesidad de resguardarse de la fria noche en alguna oquedad de esas ruinas. Quise moverme pero no senti animos. Solo un poco mas, me dije y luego me retiraria en silencio a ordenar mis pensamientos y deseos.
Pero el acusado silencio se vio roto por mi nombre, solo que esta vez no habia salido de mis labios. Si no tenia intencion de moverme, mucho menos de alejarme o escapar ante una presencia desconocida. Asi que deje que ese hombre, un vigoroso ejemplar de vampiro con excepcionales esencias entremezcladas y de peculiar mirada, se fijara en mi rostro tanto asi como yo en el suyo. El reguero escarlata se habia fijado en la mejilla ahora seco, un eco mas de mi pena.
-Si soy yo- dije calmo, con cierto aire soñador, muy sereno pese a todo -¿Quien soys vos?- pregunte con la misma frecuencia modulada de una juvenil, pero no obstante profunda voz. Habian tantos seres que me encontraban, me nombraban, se acercaban y mi recibimiento para todos era el mismo, sorpresa e ignorancia.
Armand- Cantidad de envíos : 407
Fecha de inscripción : 29/11/2011
Re: Ruinas +18 (Priv)
Si había algo que pudiera hacer aquella hora más oscura era justo aquello, los ojos dorados de David casi se velaron del todo por la sorpresa y el desconcierto. Su mente rozó la de Armand con suavidad, una caricia y se encontró chocando contra un muro de hielo donde su poder resbalaba, retrocedió y lo escrutó. De repente su rostro perfecto se cubrió de arrugar de pesar, aquello era horrible, justo en paisaje de desolación se encontraba con un Armand sin recuerdos. Percibía que no mentía, creía firmemente en cada una de sus palabras, tenía la inocencia de un niño que ha comenzado desde cero y plena libertad, David frunció el ceño y sus suculentos labios se apretaron, notando una hierro hiriente, había escrito toda la vida de aquel vampiro, contada por el propio Armand..¿tenía derecho a decirle todos sus pecados si ya no los recordaba? No era aquel el mejor sitio para hacerse semejantes preguntas.
Retiró los dedos con suavidad de su barbilla, el viento se hacia mas frío por momentos, el mismo cielo comenzó a llorar la perdida de la basílica cuando una fria llovizna cayó sobre ellos, dos figuras lúgubres bajo la lluvia. Los dedos de David tocaron una de las mejillas de Armand donde se desdibujaban sus lágrimas de sangre como tributo a aquella muerte. Las manos de David se colocaron enntonces en sus hombros y lo hizo ponerse en pie sin pedirle permiso, de eso era consciente-Soy David Talbot, nos conocimos hace dos siglos-no iba a dejarlo allí, llorando entre las piedras, tenía que saber que le había ocurrido.-Guardé tus memorias.-lo escrutó con sus dorados ojos-Y una vez intentaste beber de mi..-sonrió apenas, su cuerpo estaba demasiado frío como para tirar de los músculos de su cara.
-Ven, este no es el mejor lugar para hablar ahora.-le soltó los hombros, era más alto que él, a su lado se veía algo niño, hasta delicado a pesar que David sentía su fuerza, manando de su cuerpo. ¿Cómo pudo haber sucedido aquello? Armand habría sido una aliado excelente y ahora estaba reducido a aquel vampiro sin recuerdos que derramaban unas lágrimas que él mismo no pudo dejar escapar a pesar de ser mucho más joven que él- A menos que quieras decir una plegaria, Armand.
Retiró los dedos con suavidad de su barbilla, el viento se hacia mas frío por momentos, el mismo cielo comenzó a llorar la perdida de la basílica cuando una fria llovizna cayó sobre ellos, dos figuras lúgubres bajo la lluvia. Los dedos de David tocaron una de las mejillas de Armand donde se desdibujaban sus lágrimas de sangre como tributo a aquella muerte. Las manos de David se colocaron enntonces en sus hombros y lo hizo ponerse en pie sin pedirle permiso, de eso era consciente-Soy David Talbot, nos conocimos hace dos siglos-no iba a dejarlo allí, llorando entre las piedras, tenía que saber que le había ocurrido.-Guardé tus memorias.-lo escrutó con sus dorados ojos-Y una vez intentaste beber de mi..-sonrió apenas, su cuerpo estaba demasiado frío como para tirar de los músculos de su cara.
-Ven, este no es el mejor lugar para hablar ahora.-le soltó los hombros, era más alto que él, a su lado se veía algo niño, hasta delicado a pesar que David sentía su fuerza, manando de su cuerpo. ¿Cómo pudo haber sucedido aquello? Armand habría sido una aliado excelente y ahora estaba reducido a aquel vampiro sin recuerdos que derramaban unas lágrimas que él mismo no pudo dejar escapar a pesar de ser mucho más joven que él- A menos que quieras decir una plegaria, Armand.
David Talbot- Cantidad de envíos : 394
Fecha de inscripción : 14/02/2012
Localización : Puede que Trafalgar Square
Re: Ruinas +18 (Priv)
Percibi la frustracion y el desconcierto en su rostro, un canon que se repetia una y otra vez y en el estado en el cual me encontraba, aun afligido por el ataque a la ciudad mas bella de Italia, encontre tedioso no recordar a la susodicha criatura. Sin duda poseia una fachada interesante, atractiva y muy magnetica, pero de sus poros manaba una sabiduria que solo una persona puede alcanzar con la edad, una madurez que solo un anciano ha podido disfrutar y utilizar para reflejar todas sus experiencias vertidas en pequeñas lecciones.
Las lagrimas de los angeles comenzaron a caer de los cielos encapotados, la lluvia resbalaba por mi cabello rojizo como si fuera impermeable, pero aun algunas gotitas se quedaban en la superficie brillando entre las ebras. Personalmente la lluvia no me molestaba, tampobo me molestaria quedarme en aquel lugar toda la noche, velando a los caidos, pero no estaba solo, no estabamos solos...tarde o temprano los mortales volverian en busca de causas mas certeras sobre lo aqui acontecido.
Me desconcertó la familiaridad y el cuidado con la cual me trataba mostrando un sutil aprecio en sus acciones, pero no me sorprendieron sus palabras. Guardo mis memorias..posiblemente hablaba de ese libro que habia reusado leer aunque no por ello menos tentado. Que habia deseado su sangre. ¿Por que no? ¿Quien no la desearia? Incluso ahora mismo la deseaba aunque no diera muestras de ello. Francamente el viaje me habia dejado hambriento. No me percate de que estaba incorporado hasta que sus manos se alejaron de mis hombros.
Asenti en silencio sonriendo tenue y me voltee caminando unos pasos mas cerca de aquel altar derruido. Inqué las rodillas en la dura piedra y junte las manos sobre mi pecho mientras cerraba mis ojos. Una plegaria, una oracion, un llamado para los angeles con los cuales habia topado. Si es verdad que me velaron alguna vez, debian actuar, debian venir y ayudar a las almas que ahi quedaron perdidas, ayudarlas para continuar. Las piedras eran piedras, supe que tarde o temprano la basilica se volveria a reconstruir y sabe Dios que formaria parte de ello, ofreciendo mis dotes pictoricas, pero muchas vidas se habian perdido aqui, no era un hecho reconstruible.
Una vez acabé y sabiendo que ese joven, Talbot, seguia ahí, me incorpore y camine hasta él.
-He acabado aqui.- hasta llegar a él -Podemos marchar. Tiene preguntas que hacerme y no es usted el unico que ansia conocer la verdad, señor Talbot.- confirme respetuoso, habiendo recuperado mi habitual talante y emprendi el camino, sorteando como no, a los que vigilaban el recinto. Mis pasos rapidos e impercibibles por las criaturas de sangre caliente me llevaron al lugar donde se hospedaba David, habia sido guiado por su aroma. Mas no entre hasta que él no llegase, era un ejemplar mas antiguo que el, pero apenas una milesima de segundo mas rapido y fuerte. Encerraba misterio, el precursor de mi fascinación.
Las lagrimas de los angeles comenzaron a caer de los cielos encapotados, la lluvia resbalaba por mi cabello rojizo como si fuera impermeable, pero aun algunas gotitas se quedaban en la superficie brillando entre las ebras. Personalmente la lluvia no me molestaba, tampobo me molestaria quedarme en aquel lugar toda la noche, velando a los caidos, pero no estaba solo, no estabamos solos...tarde o temprano los mortales volverian en busca de causas mas certeras sobre lo aqui acontecido.
Me desconcertó la familiaridad y el cuidado con la cual me trataba mostrando un sutil aprecio en sus acciones, pero no me sorprendieron sus palabras. Guardo mis memorias..posiblemente hablaba de ese libro que habia reusado leer aunque no por ello menos tentado. Que habia deseado su sangre. ¿Por que no? ¿Quien no la desearia? Incluso ahora mismo la deseaba aunque no diera muestras de ello. Francamente el viaje me habia dejado hambriento. No me percate de que estaba incorporado hasta que sus manos se alejaron de mis hombros.
Asenti en silencio sonriendo tenue y me voltee caminando unos pasos mas cerca de aquel altar derruido. Inqué las rodillas en la dura piedra y junte las manos sobre mi pecho mientras cerraba mis ojos. Una plegaria, una oracion, un llamado para los angeles con los cuales habia topado. Si es verdad que me velaron alguna vez, debian actuar, debian venir y ayudar a las almas que ahi quedaron perdidas, ayudarlas para continuar. Las piedras eran piedras, supe que tarde o temprano la basilica se volveria a reconstruir y sabe Dios que formaria parte de ello, ofreciendo mis dotes pictoricas, pero muchas vidas se habian perdido aqui, no era un hecho reconstruible.
Una vez acabé y sabiendo que ese joven, Talbot, seguia ahí, me incorpore y camine hasta él.
-He acabado aqui.- hasta llegar a él -Podemos marchar. Tiene preguntas que hacerme y no es usted el unico que ansia conocer la verdad, señor Talbot.- confirme respetuoso, habiendo recuperado mi habitual talante y emprendi el camino, sorteando como no, a los que vigilaban el recinto. Mis pasos rapidos e impercibibles por las criaturas de sangre caliente me llevaron al lugar donde se hospedaba David, habia sido guiado por su aroma. Mas no entre hasta que él no llegase, era un ejemplar mas antiguo que el, pero apenas una milesima de segundo mas rapido y fuerte. Encerraba misterio, el precursor de mi fascinación.
Armand- Cantidad de envíos : 407
Fecha de inscripción : 29/11/2011
Re: Ruinas +18 (Priv)
David se había quedado en pie, a su lado, observando como rezaba sus plegarias en silencio. Su figura era majestuosa y el agua no hacía más que resltar aquella patina sobrenatural que cubría su morena piel, creando destellos sobre ellas, de tonos ambarinos, una superficie aurea que se tornaba líquida a medida que se iba empapando. Alzó la vista, sus ojos se posaron en las luces de los equipos de emergencia, rojas y amarillas, las figuras que se movían bajo la lluvia que no eran borrosas gracias a sus ojos vampiricos, ahora no tomaría posesión de nadie, la presencia de Armand y su inesperada amnesia lo habían desconcentrado de su misión, tenía dos problemas entre manos. Volvió la vista hacia el vampiro que estaba en postura de genuflexión, o puede que realmente no fuera un problema,¿quién era él para juzgar que necesitaba un vampiro tan antiguo como Armand en aquel momento? ¿Con qué derecho se creía a obligarle recordar? ¿Era por ego o por necesidad?
Lo vio ponerse en pie, parecía que estaba más recuperado, claro, Armand era una criatura enormemente fuerte, puede que sus recuerdos se hubieran desvanecido de su mente pero no se había borrado ni su caracerte ni su personalidad, aquel que lo conociera mínimamente, sabría que Armand estaba en escencia. Pero no quería meterse en su cabeza sin su permiso, sería una falta total de etiqueta por su parte. Arqueó apenas las cejas cuando emprendió el camino, siguiendo la esencia, el aroma por él mismo dejado a su paso hasta llegar a la puerta de su refugio. Bien, Armand seguía en posesión de todas sus facultades y además sabía hacer uso de ellas, no era un pobrecito vampiro necesitado de un caballero con armadura brillante pero quizás necestiaba respuesta y él quería hacer las preguntas.
Se adelantó y abrió la puerta, ambos entraron y David se quitó los zapatos para no ensuciar el brillante suelo-por favor.-le solicitó a Armand que imitara su gesto y cuando lo hizo, cogió los dos pares y lo colocó en una zapatera. David se volvió-antes creo que prefirirás acicalarte como es adecuado y cambiar de ropas.-sus ojos dorados repasaron las vestimentas raídas, era cierto que le urgía hablar con él pero eso no era excusa para olvidar las reglas de la hospitalidad inglesa por muy pasada de moda que estuviera.
Lo condujo hacia una de las habitaciones, David continuaba siendo el pulcro caballero inglés en cualquier situación y ahora no iba a ser menos. Fue hasta un cuarto de baño y abrió las llaves-Puede prestar algo de mi ropa hasta que mañana adquiramos otras para ti aunque me temo que te quedarán algo grandes.-se volvió hacía él, todavía inclinado sobre el borde la blanca bañera, las manos dorados y casi oscuras constrastaban poderosamente con el blanco mobilario de aseo.
Lo vio ponerse en pie, parecía que estaba más recuperado, claro, Armand era una criatura enormemente fuerte, puede que sus recuerdos se hubieran desvanecido de su mente pero no se había borrado ni su caracerte ni su personalidad, aquel que lo conociera mínimamente, sabría que Armand estaba en escencia. Pero no quería meterse en su cabeza sin su permiso, sería una falta total de etiqueta por su parte. Arqueó apenas las cejas cuando emprendió el camino, siguiendo la esencia, el aroma por él mismo dejado a su paso hasta llegar a la puerta de su refugio. Bien, Armand seguía en posesión de todas sus facultades y además sabía hacer uso de ellas, no era un pobrecito vampiro necesitado de un caballero con armadura brillante pero quizás necestiaba respuesta y él quería hacer las preguntas.
Se adelantó y abrió la puerta, ambos entraron y David se quitó los zapatos para no ensuciar el brillante suelo-por favor.-le solicitó a Armand que imitara su gesto y cuando lo hizo, cogió los dos pares y lo colocó en una zapatera. David se volvió-antes creo que prefirirás acicalarte como es adecuado y cambiar de ropas.-sus ojos dorados repasaron las vestimentas raídas, era cierto que le urgía hablar con él pero eso no era excusa para olvidar las reglas de la hospitalidad inglesa por muy pasada de moda que estuviera.
Lo condujo hacia una de las habitaciones, David continuaba siendo el pulcro caballero inglés en cualquier situación y ahora no iba a ser menos. Fue hasta un cuarto de baño y abrió las llaves-Puede prestar algo de mi ropa hasta que mañana adquiramos otras para ti aunque me temo que te quedarán algo grandes.-se volvió hacía él, todavía inclinado sobre el borde la blanca bañera, las manos dorados y casi oscuras constrastaban poderosamente con el blanco mobilario de aseo.
David Talbot- Cantidad de envíos : 394
Fecha de inscripción : 14/02/2012
Localización : Puede que Trafalgar Square
Re: Ruinas +18 (Priv)
Se adelantó y descalzó sus pies para adentrarse en su eventual hogar. Percibi el aroma a cerrado que esas paredes guardaban por meses o quizas por años. Al parecer ni siquiera habia pasado ese vampiro, la primera mañana en este lugar. Acogedor, con cierto encanto renacentista italiano, una vieja casona de dos plantas cuyos muebles y objetos cuentan pequeñas historias por si mismas. Tras quitarme el alzado lo segui por el pasillo que conducia al salon observando curioso los cuadros clasicos, copias de originales, que ibamos dejando por el camino.
Me senti poderosamente atraido por la chimenea, aunque apagada, confie en que David la alimentara con tal de caldear el hogar. Si, extrañaba el calor que solo la sangre podia retribuirme.
-No tengo inconveniente de vestir con orgullo estos harapos, pero estoy en su casa y seguire sus normas- comente en respuesta a su sugerencia con una pequeña sonrisa y ascendi las escaleras, nuevamente tras él. Por el pasillo, mas cuadros, pertenecientes a una misma coleccion sobre una tematica que daban ese toque retro a la casa.
Ya en el aseo, se adentro y giro los grifos para frotarse sus manos bajo el agua, lavando la sangre de ellas, bajo la atenta mirada de David -No necesito mas agua que esta- admite sincero y retira su raida chaqueta llevandose consigo la camisa para acercarselas al moreno -creo que serviran como primer plato para esa chimenea, señor y en cuestion de ropas, me conformare con lo que quiera obsequiarme, gracias.- añadio volteandose para darle la espalda, plagada de ondulados cabellos pelirrojos. Pese a su juventud tenia la constitucion de un vigoroso joven en el momento de su conversion, cuyo rostro le daba esa fragilidad y feminidad que confundiria hasta al mismo demonio.
A la hora de retirar el pantalon espero a que la caballerosidad de Talbot lo instara a retirarse respetando la privacidad del vampiro, aunque el no sentia ningun tipo de verguenza hacia ese hecho.
Me senti poderosamente atraido por la chimenea, aunque apagada, confie en que David la alimentara con tal de caldear el hogar. Si, extrañaba el calor que solo la sangre podia retribuirme.
-No tengo inconveniente de vestir con orgullo estos harapos, pero estoy en su casa y seguire sus normas- comente en respuesta a su sugerencia con una pequeña sonrisa y ascendi las escaleras, nuevamente tras él. Por el pasillo, mas cuadros, pertenecientes a una misma coleccion sobre una tematica que daban ese toque retro a la casa.
Ya en el aseo, se adentro y giro los grifos para frotarse sus manos bajo el agua, lavando la sangre de ellas, bajo la atenta mirada de David -No necesito mas agua que esta- admite sincero y retira su raida chaqueta llevandose consigo la camisa para acercarselas al moreno -creo que serviran como primer plato para esa chimenea, señor y en cuestion de ropas, me conformare con lo que quiera obsequiarme, gracias.- añadio volteandose para darle la espalda, plagada de ondulados cabellos pelirrojos. Pese a su juventud tenia la constitucion de un vigoroso joven en el momento de su conversion, cuyo rostro le daba esa fragilidad y feminidad que confundiria hasta al mismo demonio.
A la hora de retirar el pantalon espero a que la caballerosidad de Talbot lo instara a retirarse respetando la privacidad del vampiro, aunque el no sentia ningun tipo de verguenza hacia ese hecho.
Armand- Cantidad de envíos : 407
Fecha de inscripción : 29/11/2011
Re: Ruinas +18 (Priv)
David estiró sus manos y cogió la ropa entre sus dedos con cierta ceremonia y pesar que irían para alimentar el fuego de la chimenea, las dobló con instintiva pulcritud, sus ojos vampíricos recorrieron aquellas cascada de fuego que parecía tener cierta vida a sus ojos vampíricos, lanzandos pequeños desteños, guiños escarlatas. David era consciente que no había ni un solo gesto que no fuera íntrinseco al propio Armand, fuera lo que fuera lo que causó aquella amnesia, solo había afectado a sus recuerdos pero nada más, suspiró en silencio, era extraño, estar en presencia de aquel viejo vampiro con cara androgina y hermosa, tras dos siglos de darlo por muerto, abrazarlo estaría fuera de lugar, él no lo entendería la cantidad de controvertidas emociones que suscitaba con su mera presencia en aquellos que sí lo recordaban.
Hizo una inclinación de cabeza-te espero entonces en la sala-se retiró y cerró la puerta tras él. Se dirigió al cuarto contiguo, abrió su maleta y extrajo de ella una camisa de exceletan calidad, de seda negra y también una chaqueta de terciopelo con los redondos botones plateados y labrados, regresó a la alcoba de Armand y depositó las prendas sobre la cama para que las hallara en cuanto saliera del baño. Bajó a la platan inferior, escuchaba la lluvia, ahora había aumentado su fuerza, caía desde el cielo negro, una intensa cortina de cristal cuyas gotas estallaban al entrar en contacto con el suelo, se acercó a uno de los ventanales, haciendo a un lado las pesadas cortinas con sus dedos, se preguntaba si el causante de aquel desastre estaría ahí fuera y lo que haría si le pusiera las manos encimas, inspiró y se apartó.
David logró encender la vieja chimenea, las llamas pronto se avivaron y una sensación de calor recorrió toda su fría piel, produciendo una inevitable satisfacción, a los vampiros les encantaba el calor cuando este se extendía por sus heladas anatomías y les recordaba al sol. Cogió las ropas de Armand, las acarició un momento con la punta de sus dedos, en los cuales brillaban aquellas nacaradas uñas, antes de arrojarlas a las llamas. Rodó unos butacones hasta cerca del chimenea, tapizados en dorado y rojo , se acomodó en uno con la espalda recta y cruzando sus largas piernas, todavía llevaba puesta su camisa de seda blanca y los pantalones de corte recto, negros.
Alzó la vista cuando Armand se presentó, silencioso, las ropas le quedaban ligeramente holgadas pero ya había visto en el baño que aunque su rostro era delicado su cuerpo era más fuerte, los musculos se había marcado bajo la marfileña piel cuando se había movido, esperó que se acomodora, David controlaba sus emociones con aquella tipica flema inglesa pero no controlaba sus ojos dorados, estos destellaron cuando se sentó frente a él.
-Imagino que tienes preguntas y yo también tengo las mías-su voz era suave y profunda, cosa curiosa, su acento inglés se había trasladado a aquel cuerpo cuando se encontró anclado a él y aún lo conservaba-Pero también tengo mis razones para haber venido hasta aquí..-de repente guardó silencio, observándolo, reconocía aquella voracidad que asomaba en los ojos oscuros de Armand, lo reconocía porque ya lo había visto una vez aunque el otro vampiro no se percatara de ello.
David alzó los dedos y desabotonó tres de los hojales de su camisa, despacio, dejando ver parte de su musculoso y terso pecho, con aquella piel tono arena y por supuesto el largo y fuerte cuello. Se puso en pie , apoyó sus manos en los reposabrazos del sillón de Armand y se inclinó hacia él, aproximando su cuello a su rostro, lo suficientemente cerca para que accediera a él con un gesto y lo suficientemente lejos para no ser maleducado-tienes sed..-su voz masculina fue tan invitadora como su gesto. La primera vez que Armand lo había intentado, David lo evitó porque lo quiso conseguir a la fuerza pero ahora, viendo que no tenía recuerdos, quizás era aquella pérfida inocencia, puesto que desarmaba su usual reserva, lo que llevaba a ofrecerse.
Hizo una inclinación de cabeza-te espero entonces en la sala-se retiró y cerró la puerta tras él. Se dirigió al cuarto contiguo, abrió su maleta y extrajo de ella una camisa de exceletan calidad, de seda negra y también una chaqueta de terciopelo con los redondos botones plateados y labrados, regresó a la alcoba de Armand y depositó las prendas sobre la cama para que las hallara en cuanto saliera del baño. Bajó a la platan inferior, escuchaba la lluvia, ahora había aumentado su fuerza, caía desde el cielo negro, una intensa cortina de cristal cuyas gotas estallaban al entrar en contacto con el suelo, se acercó a uno de los ventanales, haciendo a un lado las pesadas cortinas con sus dedos, se preguntaba si el causante de aquel desastre estaría ahí fuera y lo que haría si le pusiera las manos encimas, inspiró y se apartó.
David logró encender la vieja chimenea, las llamas pronto se avivaron y una sensación de calor recorrió toda su fría piel, produciendo una inevitable satisfacción, a los vampiros les encantaba el calor cuando este se extendía por sus heladas anatomías y les recordaba al sol. Cogió las ropas de Armand, las acarició un momento con la punta de sus dedos, en los cuales brillaban aquellas nacaradas uñas, antes de arrojarlas a las llamas. Rodó unos butacones hasta cerca del chimenea, tapizados en dorado y rojo , se acomodó en uno con la espalda recta y cruzando sus largas piernas, todavía llevaba puesta su camisa de seda blanca y los pantalones de corte recto, negros.
Alzó la vista cuando Armand se presentó, silencioso, las ropas le quedaban ligeramente holgadas pero ya había visto en el baño que aunque su rostro era delicado su cuerpo era más fuerte, los musculos se había marcado bajo la marfileña piel cuando se había movido, esperó que se acomodora, David controlaba sus emociones con aquella tipica flema inglesa pero no controlaba sus ojos dorados, estos destellaron cuando se sentó frente a él.
-Imagino que tienes preguntas y yo también tengo las mías-su voz era suave y profunda, cosa curiosa, su acento inglés se había trasladado a aquel cuerpo cuando se encontró anclado a él y aún lo conservaba-Pero también tengo mis razones para haber venido hasta aquí..-de repente guardó silencio, observándolo, reconocía aquella voracidad que asomaba en los ojos oscuros de Armand, lo reconocía porque ya lo había visto una vez aunque el otro vampiro no se percatara de ello.
David alzó los dedos y desabotonó tres de los hojales de su camisa, despacio, dejando ver parte de su musculoso y terso pecho, con aquella piel tono arena y por supuesto el largo y fuerte cuello. Se puso en pie , apoyó sus manos en los reposabrazos del sillón de Armand y se inclinó hacia él, aproximando su cuello a su rostro, lo suficientemente cerca para que accediera a él con un gesto y lo suficientemente lejos para no ser maleducado-tienes sed..-su voz masculina fue tan invitadora como su gesto. La primera vez que Armand lo había intentado, David lo evitó porque lo quiso conseguir a la fuerza pero ahora, viendo que no tenía recuerdos, quizás era aquella pérfida inocencia, puesto que desarmaba su usual reserva, lo que llevaba a ofrecerse.
David Talbot- Cantidad de envíos : 394
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Localización : Puede que Trafalgar Square
Re: Ruinas +18 (Priv)
Finalmente el caballero inglés se retiro. En cierta forma queria comprobar hasta donde podia llegar con sus formas familiares y confiadas de tratarme. Por supuesto no era ningun miron, no lo conocia, pero podia aventurar ciertos rasgos de su persona en estos minutos en los cuales lo habia tratado. Una vez "limpio" y desnudo camine hasta la habitación contigua y observé el legado que me habia dejado. Elegante pero antiguado, ya solo los vampiros vestian de terciopelo..y bueno, los góticos. Personalmente adoraba esas telas, el color, el corte...si, ese hombre debia conocerme muy bien. Y aunque estaba acostumbrandome a vestir de forma mas juvenil y de la epoca, no podia evitar quedar prendido por la moda con reminiscencias victorianas y vintage.
Una vez vestido y repasando una y otra vez mis manos por la tela que se cernia a mi figura como mi segunda piel, bordeando los relieves que se encontraban alrededor de los botones y ajustando lo mejor posible esos pantalones que con todo me quedaban bastante holgados, decidí bajar a la planta inferior en donde el inglés me aguardaba. La chimenea habia sido encendida, el calor subia sutilmente por las escaleras, potenciandose a medida que bajaba por ellas. Mi mano repaso suavemente el pasamanos de madera barnizaba y termine por hundirme en uno de esos sillones dispuestos para mi, preparado para la futura charla.
La elegancia de su voz, la profundidad baritona y las palabras cuidadosamente elegidas acrecentaba mis deseos de conocerlo, cuestionando quizas mi decision de aquel momento que ya no podia revertir, la de olvidar mi pasado. Seguramente habia dejado atrás a muchos otros seres interesantes, quizas alguno de dichos seres guardara especial cariño por mi, el precio a pagar habia sido alto y el momento bastante desesperado.
-Usted lo sabe todo de mi, creo que hasta lo mas sordido y oscuro y sin embargo me invita a su morada y me trata como un buen amigo...eso me hace pensar que no solo errores cometi en mis andanzas pasadas...me incita a querer recordar..- comente pausado tras el prolongado silencio de David. Sentia la garganta ligeramente seca, ardida, las ansias corroyendo mis entrañas, pero aun asi podia calmarlas, aguardar a que la charla tocase a su fin para salir furtivamente unos minutos excasos en busqueda de un mortal de corazon oscuro. Desvie la mirada hacia un punto oscuro de aquella habitacion en donde las llamas no llegaban a iluminar y solo en pocos segundos David, con los movimientos sutiles y elegantes de una gran pantera, se hubo acercado a mi, regalandome su sangre, abriendo sus prendas y ofreciendome su cuello.
Me dejaba llevar por las emociones, por los pecados de los cuales daban buena cuenta los mortales. Definitivamente no podia congelar mi rostro y declinar con cortesia su buena oferta, no cuando mis labios ya estaban entreabiertos y mis colmillos afilados asomando.
-No indagare sobre su persona...solo muestreme..lo que desee- murmure en susurros teñidos por la necesidad y sujetando su cuello por la nuca, lo acerque hasta que mis labios tocaron su piel. Profane la dura piel y me nutri de la esencia de un poderoso vampiro, una sangre unica que me transportaba a ese turbulento pasado. Tuve que aferrarme bien a el para no ahogarme en esa esencia escarlata y los recuerdos a cuentagotas se reflejaron en el turbulento rio teñido de rojo pasion. El joven moreno poseia un don singular, habia estado a la orden de una antigua sociedad secreta que estudiaba a todas las criaturas y ahora era una alma errante encerrada en el cuerpo de un hombre joven y atractivo.
No vi mas, no queria ver mas. Me senti mareado, incluso gemí como lo haria un desvergonzado. Las mejillas encendidas, mis dedos aferrados con menor delicadeza alrededor de su cuello, de su cintura y cuando senti que ya no podia embriagarme más force a que mis labios se separaran de la piel aceitunada. En ese momento, llevado por la pasion y el extasis que nos proporcionaba esa sangre, lo hube arrinconado en su sillon con mi cuerpo sentado sobre el suyo a horcajadas. Ni tan consciente fui de esas acciones y pese a que la sangre recien ingesta proporciono un brillo inusual y furtivo en mis mejillas no me senti especialmente violento. La sangre habia sido mi unico pecado, mi unica pasion despues de que perdiese la memoria, todo lo demas habia sido reprimido bajo la templanza autoobligada.
-Hmm...- me levante de su regazo llevando una mano a mis labios de un tono rojo carmin y los toque. Los sentia muy calientes y mi palida piel reflejó por un momento el flujo por el cual se nutria mi cuerpo -Espero no haberle importunado demasiado, no pude controlarme.- me retiré hundiendome de nuevo en la silla, aun podia sentir el intenso cosquilleo en el estomago, el hormigueo en mis articulaciones -Pregunte lo que desee, se lo respondere sin objecion alguna.- añadi, pues despues de todo se lo debia por haberlo practicamente hallanado.
Una vez vestido y repasando una y otra vez mis manos por la tela que se cernia a mi figura como mi segunda piel, bordeando los relieves que se encontraban alrededor de los botones y ajustando lo mejor posible esos pantalones que con todo me quedaban bastante holgados, decidí bajar a la planta inferior en donde el inglés me aguardaba. La chimenea habia sido encendida, el calor subia sutilmente por las escaleras, potenciandose a medida que bajaba por ellas. Mi mano repaso suavemente el pasamanos de madera barnizaba y termine por hundirme en uno de esos sillones dispuestos para mi, preparado para la futura charla.
La elegancia de su voz, la profundidad baritona y las palabras cuidadosamente elegidas acrecentaba mis deseos de conocerlo, cuestionando quizas mi decision de aquel momento que ya no podia revertir, la de olvidar mi pasado. Seguramente habia dejado atrás a muchos otros seres interesantes, quizas alguno de dichos seres guardara especial cariño por mi, el precio a pagar habia sido alto y el momento bastante desesperado.
-Usted lo sabe todo de mi, creo que hasta lo mas sordido y oscuro y sin embargo me invita a su morada y me trata como un buen amigo...eso me hace pensar que no solo errores cometi en mis andanzas pasadas...me incita a querer recordar..- comente pausado tras el prolongado silencio de David. Sentia la garganta ligeramente seca, ardida, las ansias corroyendo mis entrañas, pero aun asi podia calmarlas, aguardar a que la charla tocase a su fin para salir furtivamente unos minutos excasos en busqueda de un mortal de corazon oscuro. Desvie la mirada hacia un punto oscuro de aquella habitacion en donde las llamas no llegaban a iluminar y solo en pocos segundos David, con los movimientos sutiles y elegantes de una gran pantera, se hubo acercado a mi, regalandome su sangre, abriendo sus prendas y ofreciendome su cuello.
Me dejaba llevar por las emociones, por los pecados de los cuales daban buena cuenta los mortales. Definitivamente no podia congelar mi rostro y declinar con cortesia su buena oferta, no cuando mis labios ya estaban entreabiertos y mis colmillos afilados asomando.
-No indagare sobre su persona...solo muestreme..lo que desee- murmure en susurros teñidos por la necesidad y sujetando su cuello por la nuca, lo acerque hasta que mis labios tocaron su piel. Profane la dura piel y me nutri de la esencia de un poderoso vampiro, una sangre unica que me transportaba a ese turbulento pasado. Tuve que aferrarme bien a el para no ahogarme en esa esencia escarlata y los recuerdos a cuentagotas se reflejaron en el turbulento rio teñido de rojo pasion. El joven moreno poseia un don singular, habia estado a la orden de una antigua sociedad secreta que estudiaba a todas las criaturas y ahora era una alma errante encerrada en el cuerpo de un hombre joven y atractivo.
No vi mas, no queria ver mas. Me senti mareado, incluso gemí como lo haria un desvergonzado. Las mejillas encendidas, mis dedos aferrados con menor delicadeza alrededor de su cuello, de su cintura y cuando senti que ya no podia embriagarme más force a que mis labios se separaran de la piel aceitunada. En ese momento, llevado por la pasion y el extasis que nos proporcionaba esa sangre, lo hube arrinconado en su sillon con mi cuerpo sentado sobre el suyo a horcajadas. Ni tan consciente fui de esas acciones y pese a que la sangre recien ingesta proporciono un brillo inusual y furtivo en mis mejillas no me senti especialmente violento. La sangre habia sido mi unico pecado, mi unica pasion despues de que perdiese la memoria, todo lo demas habia sido reprimido bajo la templanza autoobligada.
-Hmm...- me levante de su regazo llevando una mano a mis labios de un tono rojo carmin y los toque. Los sentia muy calientes y mi palida piel reflejó por un momento el flujo por el cual se nutria mi cuerpo -Espero no haberle importunado demasiado, no pude controlarme.- me retiré hundiendome de nuevo en la silla, aun podia sentir el intenso cosquilleo en el estomago, el hormigueo en mis articulaciones -Pregunte lo que desee, se lo respondere sin objecion alguna.- añadi, pues despues de todo se lo debia por haberlo practicamente hallanado.
Armand- Cantidad de envíos : 407
Fecha de inscripción : 29/11/2011
Re: Ruinas +18 (Priv)
David se había quedado sentado en su sillón, mirándolo con sus dorados ojos que ahora parecía dos globos de oro, sus cabellos se habían desordenado cuando Armand, llevado por el arrebato de la sangre, por la pasión que siempre los consumía a todos cuando ingerían el líquido escarlata, cuando el monstruoso metabolismo sobrenatural era alimentado por la roja esencia de la vida. Había cerrado sus ojos cuando los colmillos dle otro vampiro penetraron en su dura piel, atravesándola hasta llegar a la vena y perforarla, apretó los labios para no emitir ni un sulo quejido delator, era la primera vez que hacia eso, alimentar a otro se su especie con su propia sangra, David no había dado sangre a nadie en sus dos siglos y medio vida, ni tampoco se le había pasado por la cabeza, crear un compañero.
Inspiró, despacio, Armand pudo ver que había sido parte de la orden, que aquel no era su cuerpo original y también, en algún momento, pudo ver al tigre que siempre vagaba en sus sueños sobre la jungla de la India. Pero mientras el vampiro se sumergía en sus recuerdos, apenas rozándolos, él pudo tocar algo de su mente, el extásis la abría, una caja de Pandora en la que solo había blancura, unas alas y el sentimiento de haberse encontrado a si mismo, de estar de nuevo en paz. David abrió los ojos, súbitamente, para encontrar a Armand a horcajadas sobre él, se miraron a los ojos unos insntantes antes de que el bajara. Vio que su rostro tenía un rubor exquisito y sus labios una tonalidad oscura, deseaba, parecía más mortal.
Alzó los dedos y se rozó las heridas del cuello que se comenzaban a cerrar, se volvió a colocar recto, se peinó un poco y adoptó aquella postura elegante, como si nada hubiera sucedido entre ellos. -No hay nada que disculpar-la voz fue suave pero luego guardó silencio durante unos largos minutos, mirándolo y poco a poco sus ojos reflejaron una extraña tristeza pero también convicción, durante esos minutos había estado meditando y ya había adoptado una decisión.
-Armand, no te voy a revelar nada de tu pasado-David conocía toda su historia, la tenía toda registrada pero no le daría acceso a ella-Creo que ahora eres feliz en cierta forma, te has encontrado a ti mismo, has comenzado de cero de nuevo y sin lastre del pasado, no necesitas recuerdos.-aunque esos recuerdos los incluyeran a él mismo-creo que ahora reamente podrías hayar la felicidad.-ladeó el rostro y miró hacia las llamas, viendo como danzaban sinuosamente.
-¿Qué piensas hacer a partir de este punto?-alzo la vista de nuevo hacia él.-No hace falta que te diga que puedes contar con mi apoyo y si necesitas protección también pero no voy arriesgar tu persona en la misión que ahora me ocupa las manos, creo que para tir la venganza ya quedó atrás y fue lo que lastró parte de tu vida, es mejor olvidarla.
Inspiró, despacio, Armand pudo ver que había sido parte de la orden, que aquel no era su cuerpo original y también, en algún momento, pudo ver al tigre que siempre vagaba en sus sueños sobre la jungla de la India. Pero mientras el vampiro se sumergía en sus recuerdos, apenas rozándolos, él pudo tocar algo de su mente, el extásis la abría, una caja de Pandora en la que solo había blancura, unas alas y el sentimiento de haberse encontrado a si mismo, de estar de nuevo en paz. David abrió los ojos, súbitamente, para encontrar a Armand a horcajadas sobre él, se miraron a los ojos unos insntantes antes de que el bajara. Vio que su rostro tenía un rubor exquisito y sus labios una tonalidad oscura, deseaba, parecía más mortal.
Alzó los dedos y se rozó las heridas del cuello que se comenzaban a cerrar, se volvió a colocar recto, se peinó un poco y adoptó aquella postura elegante, como si nada hubiera sucedido entre ellos. -No hay nada que disculpar-la voz fue suave pero luego guardó silencio durante unos largos minutos, mirándolo y poco a poco sus ojos reflejaron una extraña tristeza pero también convicción, durante esos minutos había estado meditando y ya había adoptado una decisión.
-Armand, no te voy a revelar nada de tu pasado-David conocía toda su historia, la tenía toda registrada pero no le daría acceso a ella-Creo que ahora eres feliz en cierta forma, te has encontrado a ti mismo, has comenzado de cero de nuevo y sin lastre del pasado, no necesitas recuerdos.-aunque esos recuerdos los incluyeran a él mismo-creo que ahora reamente podrías hayar la felicidad.-ladeó el rostro y miró hacia las llamas, viendo como danzaban sinuosamente.
-¿Qué piensas hacer a partir de este punto?-alzo la vista de nuevo hacia él.-No hace falta que te diga que puedes contar con mi apoyo y si necesitas protección también pero no voy arriesgar tu persona en la misión que ahora me ocupa las manos, creo que para tir la venganza ya quedó atrás y fue lo que lastró parte de tu vida, es mejor olvidarla.
David Talbot- Cantidad de envíos : 394
Fecha de inscripción : 14/02/2012
Localización : Puede que Trafalgar Square
Re: Ruinas +18 (Priv)
Su sangre aun corria por mis venas, filtrandose por mi piel, inflandola de una vida mas maldita aún. Podia sentir unos ligeros escalofrios golpearme, recorriendo las terminaciones, confiriendole un brillo nacarado a mi rostro palido y que habia sido parcialmente opacado por el hambre. Habia sido una experiencia deliciosa ademas de reveladora, que despues de la deprimente vision de aquella basilica destruida habia actuado como balsamo reparador para mis heridas no latentes. Tenia muchas preguntas vagando por mi mente, sobre lo que habia visto pero en especial sobre lo que no habia visto y asi mismo era consciente de que habia expuesto parte de las respuestas que seguramente el deseaba de mi, en aquel peculiar intercambio.
Repase mis labios con la lengua, lentamente, humedeciendolos, las uñas se habian hundido en aquel sofa aferrandose a el con ahinco y parcialmente mis manos se fueron relajando. El ardor exquisito que habia albergado en su garganta se habia desvanecido detras de un largo y pesado suspiro. Observo sus ojos, de un intenso color dorado, prendido como dos pepitas de oro y luego escucho ese acento ingles del cual no podia despegarse el portador, un acento encantador hasta incluso cuando las palabras negaban algo que deseabas.
-Todo el mundo necesita recuerdos David- agudice en un breve susurro adornado por una suave y camaleónica sonrisa -Y aunque por un instante desee saberlo todo de mi, estoy de acuerdo con tus palabras, prefiero crear nuevos recuerdos a partir de ahora, con tintes menos amargos y sombrios.- añadi taimado, permitiendome por un segundo cerrar los ojos para abandonarme al calido ambiente del fuego y la acogedora butaca forrada de terciopelo.
Invariablemente no pude reprimir unas carcajadas divertidas aunque tenues y sutiles. La venganza era un lastre del pasado, no podia acceder a ella y sin embargo cuando echaba hacia atras los sentidos y recordaba las voces de aquellos niños recitando su plegaria de salvacion, los labios se me tensaron en el rostro y la mirada se me enturbió de ira.
-No necesito protección pero si algunos consejos, aunque debido a mi antiguedad mas de una vez me he creido el mas sabio cuando en verdad nunca lo fui, solo usaba la retorica y mi filantropia para adornar las palabras de manera que sonasen convincentes.- aclare -Bien es cierto que quiero dar caza a ese maldito y acabar con mis manos aferrandole el cuello hasta quebrarselo en mil pedazos...pero....tengo otra mision David....- el brillo nacarado de mis labios ensancho una sonrisa suave que refrescaba el simil de mi persona con el de un ser angelical -Tengo que convencer a mis iguales de que abandonen la senda del mal. Debo prepararlos para la futura guerra....y que no queden replegados, escondidos en sus cuevas, o bajo tierra, si no que luchen por la tierra que es su hogar y por la humanidad por los cuales viven- explique con simpleza con un tono vehemente, tal y como haria un entusiasta predicador. Aun no estaba seguro como hacer tal cosa, tendia a perderme en el camino, encontrando agradable los oscuros recovecos de este hasta que alguien o algo me mostraba nuevamente la luz y me hacia retroceder, seguir hacia adelante. Pero algo si tenia asegurado, David, quien habia sido mortal la mayor parte de su vida, estaria de acuerdo conmigo.
_¿Que piensas sobre esto? ¿Lo encuentra delirante?- agudice mi mirada estrechando ligeramente mis orbes, frunciendo levemente el ceño -¿Me encuentra delirante?-
Repase mis labios con la lengua, lentamente, humedeciendolos, las uñas se habian hundido en aquel sofa aferrandose a el con ahinco y parcialmente mis manos se fueron relajando. El ardor exquisito que habia albergado en su garganta se habia desvanecido detras de un largo y pesado suspiro. Observo sus ojos, de un intenso color dorado, prendido como dos pepitas de oro y luego escucho ese acento ingles del cual no podia despegarse el portador, un acento encantador hasta incluso cuando las palabras negaban algo que deseabas.
-Todo el mundo necesita recuerdos David- agudice en un breve susurro adornado por una suave y camaleónica sonrisa -Y aunque por un instante desee saberlo todo de mi, estoy de acuerdo con tus palabras, prefiero crear nuevos recuerdos a partir de ahora, con tintes menos amargos y sombrios.- añadi taimado, permitiendome por un segundo cerrar los ojos para abandonarme al calido ambiente del fuego y la acogedora butaca forrada de terciopelo.
Invariablemente no pude reprimir unas carcajadas divertidas aunque tenues y sutiles. La venganza era un lastre del pasado, no podia acceder a ella y sin embargo cuando echaba hacia atras los sentidos y recordaba las voces de aquellos niños recitando su plegaria de salvacion, los labios se me tensaron en el rostro y la mirada se me enturbió de ira.
-No necesito protección pero si algunos consejos, aunque debido a mi antiguedad mas de una vez me he creido el mas sabio cuando en verdad nunca lo fui, solo usaba la retorica y mi filantropia para adornar las palabras de manera que sonasen convincentes.- aclare -Bien es cierto que quiero dar caza a ese maldito y acabar con mis manos aferrandole el cuello hasta quebrarselo en mil pedazos...pero....tengo otra mision David....- el brillo nacarado de mis labios ensancho una sonrisa suave que refrescaba el simil de mi persona con el de un ser angelical -Tengo que convencer a mis iguales de que abandonen la senda del mal. Debo prepararlos para la futura guerra....y que no queden replegados, escondidos en sus cuevas, o bajo tierra, si no que luchen por la tierra que es su hogar y por la humanidad por los cuales viven- explique con simpleza con un tono vehemente, tal y como haria un entusiasta predicador. Aun no estaba seguro como hacer tal cosa, tendia a perderme en el camino, encontrando agradable los oscuros recovecos de este hasta que alguien o algo me mostraba nuevamente la luz y me hacia retroceder, seguir hacia adelante. Pero algo si tenia asegurado, David, quien habia sido mortal la mayor parte de su vida, estaria de acuerdo conmigo.
_¿Que piensas sobre esto? ¿Lo encuentra delirante?- agudice mi mirada estrechando ligeramente mis orbes, frunciendo levemente el ceño -¿Me encuentra delirante?-
Armand- Cantidad de envíos : 407
Fecha de inscripción : 29/11/2011
Re: Ruinas +18 (Priv)
David nunca había creído en Díos , no era ningún secreto, se lo había dicho innumerables veces a Lestat y después de todo lo ocurrido, durante más de dos siglos, reafirmaba su hipótesis de que Díos era una criatura absolutamente imperfecta, toda la creación se había originaba de un caos, de una dividisión del ente que denominaban Díos. En realidad, un ser que no tenía emociones, que había engendrado criaturas de todo tipo pero no supiera luego que hacer con ellas, un ser perfecto no podía engendrar criaturas imperfectas, una ironía amarga, cruel y que nadie terminaba de comprender. Los ojos de David relucieron, estrechándose, mirando a Armand, no quería tener un debate con él ahora que se habían encontrado y no tenía recuerdo, pero él tenía sus propias convicciones.
-Define "mal".-su voz era susurrante, profunda y alzo sus manos las puntas de sus dedos se tocaron, creando un arco, las uñas nacaradas brillaron, cruzó sus largas piernas, escrutándolo, David se sentía muy cómodo con los debates teólogicos pero no quería aborverse demasiado, se podría pasar varias noches seguidas y no era aquella la razón por la cual se encontraba allí a pesar de que la compañía era agradable-Si me vas a dar la definición cristiana y posteriormente católica de maldad entonces sería un discusión corta, Armand. Según la misma orden del vaticano y varios escritos sagrados, nosotros somo ese "mal", nacer en el don oscuro y en esta vida, es perverso.
Ladeó el rostro, mirando las llamas, notando su agradable calor que traspasaba la tela de su camisa, calentando su pecho terso y fuerte-Cada vez somos menos y por cierto en estos siglos no he querido hacer ninguno como nosotros, no he querido darle el don oscuro a nadie, cuando muera, mi sangre morirá conmigo-volvió los ojos hacia Armand-Los vampiros son cazadores, depredadores solitarios..¿te has percatado que no nos soportamos entre nosotros? Buscamos compañeros pero no duran más de dos o tres siglos, los malditos no quieren saber nada de otros malditos, por esos nos enamoramos de mortales, ellos están dotados de esa chispa que nostros perdimos cuando nos entregamos a la noche.-suspiró apenas-no estamos hechos para amar pero sin embargo no somos "perversos", creos que somos la fuerza en medio.
Alzó las manos, manos hermosas, fuertes, masculinas y de tono oscuruo, abrochando los botones de su camisa, despacio, como siempre formal, incluso para mostrar algo de piel si no se veía obligado a ello- Los demonios luchan, traicionan, pervierten y lo ángeles..-su bufido, casi silencioso, fue totalmente despectivo-su carencia de acción los convierte en monjas que no quieren ensuciarse los hábitos, poca esperanza van a dar sino son capaces de ser una fuerza activa, los vampiros pueden elegir..-se echó hacia atrás, su cabeza se apoyó contra el respaldo de la butaca-Dime, ya que te veo tan convencido de tu destino y misión, ¿yo soy perverso, Armand? He hecho cosa que podrían calificar de maléficas, albergo en mi ser emociones que no son puras, soy imperfecto..¿soy el mal por ello?
-Define "mal".-su voz era susurrante, profunda y alzo sus manos las puntas de sus dedos se tocaron, creando un arco, las uñas nacaradas brillaron, cruzó sus largas piernas, escrutándolo, David se sentía muy cómodo con los debates teólogicos pero no quería aborverse demasiado, se podría pasar varias noches seguidas y no era aquella la razón por la cual se encontraba allí a pesar de que la compañía era agradable-Si me vas a dar la definición cristiana y posteriormente católica de maldad entonces sería un discusión corta, Armand. Según la misma orden del vaticano y varios escritos sagrados, nosotros somo ese "mal", nacer en el don oscuro y en esta vida, es perverso.
Ladeó el rostro, mirando las llamas, notando su agradable calor que traspasaba la tela de su camisa, calentando su pecho terso y fuerte-Cada vez somos menos y por cierto en estos siglos no he querido hacer ninguno como nosotros, no he querido darle el don oscuro a nadie, cuando muera, mi sangre morirá conmigo-volvió los ojos hacia Armand-Los vampiros son cazadores, depredadores solitarios..¿te has percatado que no nos soportamos entre nosotros? Buscamos compañeros pero no duran más de dos o tres siglos, los malditos no quieren saber nada de otros malditos, por esos nos enamoramos de mortales, ellos están dotados de esa chispa que nostros perdimos cuando nos entregamos a la noche.-suspiró apenas-no estamos hechos para amar pero sin embargo no somos "perversos", creos que somos la fuerza en medio.
Alzó las manos, manos hermosas, fuertes, masculinas y de tono oscuruo, abrochando los botones de su camisa, despacio, como siempre formal, incluso para mostrar algo de piel si no se veía obligado a ello- Los demonios luchan, traicionan, pervierten y lo ángeles..-su bufido, casi silencioso, fue totalmente despectivo-su carencia de acción los convierte en monjas que no quieren ensuciarse los hábitos, poca esperanza van a dar sino son capaces de ser una fuerza activa, los vampiros pueden elegir..-se echó hacia atrás, su cabeza se apoyó contra el respaldo de la butaca-Dime, ya que te veo tan convencido de tu destino y misión, ¿yo soy perverso, Armand? He hecho cosa que podrían calificar de maléficas, albergo en mi ser emociones que no son puras, soy imperfecto..¿soy el mal por ello?
David Talbot- Cantidad de envíos : 394
Fecha de inscripción : 14/02/2012
Localización : Puede que Trafalgar Square
Re: Ruinas +18 (Priv)
Me equivoqué. David tenia sus propias convicciones, sus propios ideales y aunque se guiaba movido por lo que el consideraba justo, no lo hacia basandose en la religion a la cual me habia entregado en cuerpo y alma. Escuche sus palabras, digeri sus oraciones. No esperaba que compartiese mis ideales, tampoco que atacara de esa forma mis sueños, la ilusion que me permitia seguir adelante gozando de un optimismo que era tan fragil como el cuello de un mortal. Mi ceño se fue frunciendo, mi mirada se volvio amarga, entristecida por el hecho de que esas palabras pudieran germinar en mis convicciones el inicio de una duda interminable.
-No me he explicado bien David- comento antes de responder a esa pregunta que habia lanzado finalmente -Defino la maldad como la ausencia de moral,bondad o afecto natural por el entorno o por quienes en ellos moran. No me guio por esa Iglesia que se enriquece a si misma y deja morir a cientos de pobres, ni tampoco por la Iglesia que nos tacha de herejes, de perversos. ¿Somos perversos? Claro que lo somos!!- exclamo con una pasion que hizo temblar las llamas de la chimenea mas de lo debido.
-Somos muchas cosas, David, somos traicioneros, somos ladrones, asesinos... ¿Pero por ello debemos regocijarnos en nuestra miseria dedicandonos solo a saciar nuestros menesteres? No David, este mundo no nos pertenece solo a nosotros, no es solo nuestro!- sin percibirlo me habia levantado del asiento y me habia dirigido hacia las llamas que ahora acariciaban mi rostro con delicadeza -Yo solo pretendo...que luchemos para salvar todo aquello que amamos...- su voz fue mermando, como un susurro. David hablaba despectivamente de los ángeles, sin embargo el habia conocido a dos alados. El primero le habia ofrecido una oportunidad nueva, incluso a el, a un ser tan diabolico y malvado y el segundo un proposito.
-No puedo evitarlo, necesito creer en algo para seguir caminando, necesito poner en practica lo que predico...asi acabe en el fondo de una hoguera. Eso ya no me importa- musite ensimismado con el baile de las flamas tan cerca de mi faz. Cerre los ojos y escuche una cancion que ese fuego evoco labrando mis recuerdos ocultos.
Dies irae, dies illa
Solvet saeclum in savilla
Teste David cum Sibylla
Quantus tremor est futurus...
En mis orbes se reflejo un viejo fuego, muy antiguo y dañino. Ladee el rostro mirando a David, observando como el reflejo de aquellos botones nacarados relucian bajo las luces cálidas al igual que las uñas que daban a sus manos un aire ornamental y especial, tan grato y acariciante que deseabas que te tocaran.
-Respeto tu opinion, pero no la comparto.- murmure mas calmado, avergonzandome de lo alto que habian sonado mis palabras anteriores.
-No me he explicado bien David- comento antes de responder a esa pregunta que habia lanzado finalmente -Defino la maldad como la ausencia de moral,bondad o afecto natural por el entorno o por quienes en ellos moran. No me guio por esa Iglesia que se enriquece a si misma y deja morir a cientos de pobres, ni tampoco por la Iglesia que nos tacha de herejes, de perversos. ¿Somos perversos? Claro que lo somos!!- exclamo con una pasion que hizo temblar las llamas de la chimenea mas de lo debido.
-Somos muchas cosas, David, somos traicioneros, somos ladrones, asesinos... ¿Pero por ello debemos regocijarnos en nuestra miseria dedicandonos solo a saciar nuestros menesteres? No David, este mundo no nos pertenece solo a nosotros, no es solo nuestro!- sin percibirlo me habia levantado del asiento y me habia dirigido hacia las llamas que ahora acariciaban mi rostro con delicadeza -Yo solo pretendo...que luchemos para salvar todo aquello que amamos...- su voz fue mermando, como un susurro. David hablaba despectivamente de los ángeles, sin embargo el habia conocido a dos alados. El primero le habia ofrecido una oportunidad nueva, incluso a el, a un ser tan diabolico y malvado y el segundo un proposito.
-No puedo evitarlo, necesito creer en algo para seguir caminando, necesito poner en practica lo que predico...asi acabe en el fondo de una hoguera. Eso ya no me importa- musite ensimismado con el baile de las flamas tan cerca de mi faz. Cerre los ojos y escuche una cancion que ese fuego evoco labrando mis recuerdos ocultos.
Dies irae, dies illa
Solvet saeclum in savilla
Teste David cum Sibylla
Quantus tremor est futurus...
En mis orbes se reflejo un viejo fuego, muy antiguo y dañino. Ladee el rostro mirando a David, observando como el reflejo de aquellos botones nacarados relucian bajo las luces cálidas al igual que las uñas que daban a sus manos un aire ornamental y especial, tan grato y acariciante que deseabas que te tocaran.
-Respeto tu opinion, pero no la comparto.- murmure mas calmado, avergonzandome de lo alto que habian sonado mis palabras anteriores.
Armand- Cantidad de envíos : 407
Fecha de inscripción : 29/11/2011
Re: Ruinas +18 (Priv)
La postura de David en el sillón ricamente tapizado era rígida, sus dedos acariciaban los dibujo exquisitamente bordados, pero incluso en aquel estado de aparente petrificación resultaba majestuoso, parecía que poseía más años de los que realmente tenía, seguramente su edad mortal cuando se convirtió en vampiro tenía mucho que ver. Él era uno de los últimos convertidos por Lestat, no se había metido en todas sus locuras, tenían una forma más racional de hacer las cosas, de comportarse aunque admitía que cuando lograban tocar su lado emocional, su control inglés se tambaleaba peligrosamente y las palabras de Armand se le clavaron como puñales, de la misma forma que él hubo atacado la fuente de sus convicciones, ahora ataca las suyas, aquel ángel oscuro y hermoso no había perdido su locuacidad.
Ladeó el rostro, las llamas avivaron más sus dorados ojos, prendiéndolos en su rostro, sus labios ahora eran una fina línea. Así que era perverso, todo este tiempo había luchado contra esa idea, de hecho era lo que siempre le aterrorizó del don oscuro, tantas veces que se lo ofrecía Lestat y tantas veces que lo rechazó, los vampiros se volvían criaturas crueles y despiadadas, pero ¿era el don oscuro o la naturaleza humana la que no estaba hecha para inmortalidad? Los dos siglos combatiendo, creyendo que su nobleza no era algo fingido, que su capacidad para sentir compasión o dolor no eran más que una mera herencia de sus recuerdos mortales, al parecer, según Armand todos serían juzgados por ese rasero.
Se puso en pie, despacio-Esa es tu opinión, blanco o negro, no es la mía. No soy amoral, no soy perverso, no soy traidor, nadie me puede comprar y estoy más allá de las meras palabras susurradas por unos santurrones incapaces de luchar. No Armand, si para ti soy el mal quizás debieras comenzar por destruirme, destruirnos a todos. Dices que somos perversidad pero si somo perversos..¿cómo es que algunos de nosotros podemos obrar el bien?-se acercó a él, sus ojos recorrieron su rostro, intensos, percibiendo su aroma-Respeto tus palabras, tus convicciones, todos necesitamos principios que nos guien por el camino y por la vida, tú has encontrado de nuevo las tuyas y yo tengo las mías, ambas son diferentes y encontradas pero las monedas siempre tienen dos caras, recuérdalo.
Inspiró, se sentía agotado y hambriento, aquellos discusión se podía agriar irremediablemente y no quería que acabara así depués de hallarlo tras dos siglos sin saber de él. Alzó los dedos y recorrió una de sus tersas mejillas con ellos, apenas un roce delicado, dulce-Voy a cazar.-susurro, observando sus grandes ojos oscuros, cálidos-Siempre admiré esto de ti, Armand, esa capacidad que tienes para entregarte a lo que crees, a lo que quieres, esa pasión tan ardiente que deja frío al mismo Infierno.-suspiró profundamente-eres tan hermoso que no quisiera pensar que acabaras en hoguera alguna, destruído...no, no lo deseo. No creo en Díos, siempre ha sido asi...ni creo en sus ángeles, a veces solo me queda creer en las personas.-retiró los dedos, despacio y dio un paso atrás.-volveré en unas horas.-y se encaminó a la puerta de salida.
Ladeó el rostro, las llamas avivaron más sus dorados ojos, prendiéndolos en su rostro, sus labios ahora eran una fina línea. Así que era perverso, todo este tiempo había luchado contra esa idea, de hecho era lo que siempre le aterrorizó del don oscuro, tantas veces que se lo ofrecía Lestat y tantas veces que lo rechazó, los vampiros se volvían criaturas crueles y despiadadas, pero ¿era el don oscuro o la naturaleza humana la que no estaba hecha para inmortalidad? Los dos siglos combatiendo, creyendo que su nobleza no era algo fingido, que su capacidad para sentir compasión o dolor no eran más que una mera herencia de sus recuerdos mortales, al parecer, según Armand todos serían juzgados por ese rasero.
Se puso en pie, despacio-Esa es tu opinión, blanco o negro, no es la mía. No soy amoral, no soy perverso, no soy traidor, nadie me puede comprar y estoy más allá de las meras palabras susurradas por unos santurrones incapaces de luchar. No Armand, si para ti soy el mal quizás debieras comenzar por destruirme, destruirnos a todos. Dices que somos perversidad pero si somo perversos..¿cómo es que algunos de nosotros podemos obrar el bien?-se acercó a él, sus ojos recorrieron su rostro, intensos, percibiendo su aroma-Respeto tus palabras, tus convicciones, todos necesitamos principios que nos guien por el camino y por la vida, tú has encontrado de nuevo las tuyas y yo tengo las mías, ambas son diferentes y encontradas pero las monedas siempre tienen dos caras, recuérdalo.
Inspiró, se sentía agotado y hambriento, aquellos discusión se podía agriar irremediablemente y no quería que acabara así depués de hallarlo tras dos siglos sin saber de él. Alzó los dedos y recorrió una de sus tersas mejillas con ellos, apenas un roce delicado, dulce-Voy a cazar.-susurro, observando sus grandes ojos oscuros, cálidos-Siempre admiré esto de ti, Armand, esa capacidad que tienes para entregarte a lo que crees, a lo que quieres, esa pasión tan ardiente que deja frío al mismo Infierno.-suspiró profundamente-eres tan hermoso que no quisiera pensar que acabaras en hoguera alguna, destruído...no, no lo deseo. No creo en Díos, siempre ha sido asi...ni creo en sus ángeles, a veces solo me queda creer en las personas.-retiró los dedos, despacio y dio un paso atrás.-volveré en unas horas.-y se encaminó a la puerta de salida.
David Talbot- Cantidad de envíos : 394
Fecha de inscripción : 14/02/2012
Localización : Puede que Trafalgar Square
Re: Ruinas +18 (Priv)
Muchas palabras salian sin meditar, viejos instintos de un joven obstinado que se niega a renegar de sus ideales por muchas negaciones que en ellos se inviertan. Simplemente era puro impulso, puro sentimiento, pasion...la gelidez no tenia cavida en mi manera de ser. No podia sentirme culpable por ser como era, ni tampoco por decir lo que decia...pero ahora comprendia algunas de esas palabra que escuche de sus labios anteriormente:
"Los vampiros son depredadores solitarios..¿te has percatado que no nos soportamos entre nosotros?". Era cierto, por mucho que detestasemos la soledad no cediamos ante nada, seguiamos imperturbables imponiendo nuestra razon, nuestras ideas y finalmente huiamos cansados de interminables discursiones.
Esa afirmacion sobre nuestra condicion le habia afectado mas de lo que yo pudiera imaginar. Se levanto y senti que un torrente de fria y calmada ira se levantaba junto a el. La paciencia, la puntualidad, cualidades de un inglés que no eran eternas ni infinitas. Incluso me hizo bajar la mirada en cierto momento, evitando sus ojos dorados, pero no por mucho tiempo, pues pronto lo encaré.
-Fui perverso, malvado...- susurros acariciantes, un tono calmo prefiriendo calmar a Talbot antes de enzarzarse de nuevo en una discusion airada -¿Tu lo sabes verdad? Sabes mucho de mi David...sin embargo, aun sintiendome tan pecador, he hecho, estoy haciendo otras tantas cosas buenas. No...no hablo del negro ni del blanco, precisamente estoy mas interesado en los matices...eso es lo que deseo, que muchos como yo, tomen mi ejemplo...y nada mas.- respondi en cuanto pude, conmovido despues por las siguientes palabras. Me habia invitado a su casa, me habia acogido y lo habia molestado con palabras que incendiaron su caracter.
Asenti en silencio, bajando ligeramente el rostro, pensando en lo que debia hacer a continuacion. Marcharme era la opcion mas inteligente, seguir ese camino del cual estaba tan orgulloso....pero lo vi caminar hacia la puerta, lo vi tomar el pomo de la misma, accionarlo para abrirla y senti que si me iba ahora, jamas lo volveria a ver. Jamas.
Con la rapidez de un vampiro sumido en años lo sujete de la manga como lo haria un niño pequeño a su padre antes de ir a trabajar.... impidiendo asi que avanzara mas.
-Dejame ir contigo, por favor.- pedi taimado mirandole con cierta suplica cuando volvio en mi su mirada -Me mantendre al margen cuando precises intimidad.- añadi con una pequeña y algo cohibida sonrisa. Deseaba estar mas tiempo con él, pese a nuestros caracteres diferentes.
"Los vampiros son depredadores solitarios..¿te has percatado que no nos soportamos entre nosotros?". Era cierto, por mucho que detestasemos la soledad no cediamos ante nada, seguiamos imperturbables imponiendo nuestra razon, nuestras ideas y finalmente huiamos cansados de interminables discursiones.
Esa afirmacion sobre nuestra condicion le habia afectado mas de lo que yo pudiera imaginar. Se levanto y senti que un torrente de fria y calmada ira se levantaba junto a el. La paciencia, la puntualidad, cualidades de un inglés que no eran eternas ni infinitas. Incluso me hizo bajar la mirada en cierto momento, evitando sus ojos dorados, pero no por mucho tiempo, pues pronto lo encaré.
-Fui perverso, malvado...- susurros acariciantes, un tono calmo prefiriendo calmar a Talbot antes de enzarzarse de nuevo en una discusion airada -¿Tu lo sabes verdad? Sabes mucho de mi David...sin embargo, aun sintiendome tan pecador, he hecho, estoy haciendo otras tantas cosas buenas. No...no hablo del negro ni del blanco, precisamente estoy mas interesado en los matices...eso es lo que deseo, que muchos como yo, tomen mi ejemplo...y nada mas.- respondi en cuanto pude, conmovido despues por las siguientes palabras. Me habia invitado a su casa, me habia acogido y lo habia molestado con palabras que incendiaron su caracter.
Asenti en silencio, bajando ligeramente el rostro, pensando en lo que debia hacer a continuacion. Marcharme era la opcion mas inteligente, seguir ese camino del cual estaba tan orgulloso....pero lo vi caminar hacia la puerta, lo vi tomar el pomo de la misma, accionarlo para abrirla y senti que si me iba ahora, jamas lo volveria a ver. Jamas.
Con la rapidez de un vampiro sumido en años lo sujete de la manga como lo haria un niño pequeño a su padre antes de ir a trabajar.... impidiendo asi que avanzara mas.
-Dejame ir contigo, por favor.- pedi taimado mirandole con cierta suplica cuando volvio en mi su mirada -Me mantendre al margen cuando precises intimidad.- añadi con una pequeña y algo cohibida sonrisa. Deseaba estar mas tiempo con él, pese a nuestros caracteres diferentes.
Armand- Cantidad de envíos : 407
Fecha de inscripción : 29/11/2011
Re: Ruinas +18 (Priv)
Cuando aquellos dedos se posaron sobre su brazo, agarrando la suave tela, fue sufiente para detenerlo. David tenía una fuerza tremenda, era capaz de atravesar paredes de ladrillos, doblar el acero entre sus dedos, pulverizar los diamantes pero un leve toque del otro vampiro lo paró en seco, con sus largos dedos sobre el pomo dorado pero sin girarlo todavía. Volvió la vista hacía Armand, sus ojos dorados se posaron en los oscuros, aquello mares de oro que cambiaban ligeramente de tonalidad conforme a su estado emocional o las luces que incidian sobre sus pupilas. Notó los dedos, un peso extraño, casi reconfortante, no apartó los orbes de aquellos labios de coral que pronunciaban esas palabras y lo hacían dudar. David no permitía que nadie lo viera comer, Lestat siempre insistía, como una vieja que quiere ver tener sexo a su hijo, David se perdía cuando bebía sangre, no era él mismo, era algo más salvaje, más erótico y quizás como decía el mismo Armand, más perverso.
Pero con Armand, dudaba, quizás era el súbito cambio acontecido en tan solo unos segundos, de ser el mesía, el filósofo a un niño, un niño que se aferraba a su manga como si temiera que no fuera a aparecer en años o nunca, perdiéndose en la lluvía que caían con fuerzas desde el mismo cielo. Era que sentía debilidad por él, desde que fue mortal y se percató que no envejecía en sus cuadros, aquel muchacho de belleza arrebatadora no era una mera ilusión, era real, tan real que resultaba doloroso y esa misma químera que en sus tiempos de director de la orden persiguió incansablemente ahora se aferrraba a él conmovedoramente.
-De acuerdo, Armand.-parecía que de nuevo había recuperado toda esa calma, su formalidad, aquella cabellorosidad inglesa tan propia de David, un manto del cual jamás de podría desprender. No querá proseguir de momento con aquella discusión de hace unos minutos, ninguno de los dos sabía retroceder ni renunciar, ninguno de los dos vendían sus principios a cambio de un favor o una sonrisa. Pero eso podía ser echo a un lado de momento, David no deseaba ahora un enfrentamiento, tampoco regresar de la cacería y percatarse que se había ido.
Abrió la puerta y cogió un paraguas, lo abrió y educadamente permitió que Armand se colocara bajo él, cerró la puerta con una lleva y se colocó a su lado, bajaron los escaloens, en torno a ellos la lluvia se intensificaba. David era evidente que seguía un plan prefijado para buscar a su presa, mataría al primero que se le cruzara aunque si tenía que elegir, solía atacar a hombre grandes y robustos, que le dieran un banquete de sangre. Se metieron entre los callejones, David cambiaba ahora, parecía más y más vampiro, sus ojos relucían y sus sentidos estaban sensibles, ambos ladearon el rostro y vieron mear a un hombre contra la pared, evidente que acababa salir de un pub a aquella horas de la noche.
David le pasó el mango del paraguas a Armand y se adentró en la lluvia, silencioso, fue hasta él y le dio un toque en el hombre.
-¿Pero que coño?-el hombre se giró, apestaba a sudor y alcohol, aun tenía el pene fuera. David le agarró las manos, las echó sobre su cabeza, empujandolo hacia la pared y hundió su rostro en su cuello, atravesando la piel con sus colmillos, la sangre inundó toda su boca y soltó un gemido de placer sensual y lascivo mientras se alimentaba a grandes sorbos. El hombre puso los ojos en blanco, su pene se puso erecto y David lo sintió, bajó la mano y lo masturbó mientras bebía de él, eso aceleraría el corazón y la sangre brotaría más caliente. El hombre gemía mientras David no separaba sus labios de su cuello, de repente eyaculó y segundos después David dio un paso atrás, el cuerpo se deslizó hasta el suelo y se quedó sentando con la polla fuera, patéticamente.
David lo miró desde arriba, una figura majestuosa bajo la lluvia, su piel dorado destellaba casi oscura, sus ojos brillaban con fuerza y jadeó, alzó el rostro dejando que la lluvia salpicara sobre su rostro y se acarició el pecho en un gesto de pura sensualidad, notando la sangre caliente renovando su ser, suspiró. Y luego se inclinó, le metio el miembro dentro del pantalón y subió la cremallera.
Pero con Armand, dudaba, quizás era el súbito cambio acontecido en tan solo unos segundos, de ser el mesía, el filósofo a un niño, un niño que se aferraba a su manga como si temiera que no fuera a aparecer en años o nunca, perdiéndose en la lluvía que caían con fuerzas desde el mismo cielo. Era que sentía debilidad por él, desde que fue mortal y se percató que no envejecía en sus cuadros, aquel muchacho de belleza arrebatadora no era una mera ilusión, era real, tan real que resultaba doloroso y esa misma químera que en sus tiempos de director de la orden persiguió incansablemente ahora se aferrraba a él conmovedoramente.
-De acuerdo, Armand.-parecía que de nuevo había recuperado toda esa calma, su formalidad, aquella cabellorosidad inglesa tan propia de David, un manto del cual jamás de podría desprender. No querá proseguir de momento con aquella discusión de hace unos minutos, ninguno de los dos sabía retroceder ni renunciar, ninguno de los dos vendían sus principios a cambio de un favor o una sonrisa. Pero eso podía ser echo a un lado de momento, David no deseaba ahora un enfrentamiento, tampoco regresar de la cacería y percatarse que se había ido.
Abrió la puerta y cogió un paraguas, lo abrió y educadamente permitió que Armand se colocara bajo él, cerró la puerta con una lleva y se colocó a su lado, bajaron los escaloens, en torno a ellos la lluvia se intensificaba. David era evidente que seguía un plan prefijado para buscar a su presa, mataría al primero que se le cruzara aunque si tenía que elegir, solía atacar a hombre grandes y robustos, que le dieran un banquete de sangre. Se metieron entre los callejones, David cambiaba ahora, parecía más y más vampiro, sus ojos relucían y sus sentidos estaban sensibles, ambos ladearon el rostro y vieron mear a un hombre contra la pared, evidente que acababa salir de un pub a aquella horas de la noche.
David le pasó el mango del paraguas a Armand y se adentró en la lluvia, silencioso, fue hasta él y le dio un toque en el hombre.
-¿Pero que coño?-el hombre se giró, apestaba a sudor y alcohol, aun tenía el pene fuera. David le agarró las manos, las echó sobre su cabeza, empujandolo hacia la pared y hundió su rostro en su cuello, atravesando la piel con sus colmillos, la sangre inundó toda su boca y soltó un gemido de placer sensual y lascivo mientras se alimentaba a grandes sorbos. El hombre puso los ojos en blanco, su pene se puso erecto y David lo sintió, bajó la mano y lo masturbó mientras bebía de él, eso aceleraría el corazón y la sangre brotaría más caliente. El hombre gemía mientras David no separaba sus labios de su cuello, de repente eyaculó y segundos después David dio un paso atrás, el cuerpo se deslizó hasta el suelo y se quedó sentando con la polla fuera, patéticamente.
David lo miró desde arriba, una figura majestuosa bajo la lluvia, su piel dorado destellaba casi oscura, sus ojos brillaban con fuerza y jadeó, alzó el rostro dejando que la lluvia salpicara sobre su rostro y se acarició el pecho en un gesto de pura sensualidad, notando la sangre caliente renovando su ser, suspiró. Y luego se inclinó, le metio el miembro dentro del pantalón y subió la cremallera.
David Talbot- Cantidad de envíos : 394
Fecha de inscripción : 14/02/2012
Localización : Puede que Trafalgar Square
Re: Ruinas +18 (Priv)
Senti ligera sorpresa cuando agarro el paraguas. Era un gesto tan humano, algo quizas automatico para él, olvidado para mi, los paraguas, despues de todo no habian sido un invento de mi epoca y sentia una adversa curiosidad hacia todo ese tipo de objetos que se inventaban para aliviar las carencias de los mortales. De cualquier forma, aunque la lluvia resbalaba de mi rostro y de mi pelo como si fuera impermeable, camine bajo el paraguas en silencio, a su lado y observando. Por doquier se veian victimas potenciales, sobre todo sanas, pero mi modo de seleccion consistia en ver sus almas antes de engullirlas. Simplemente me alimentaba de los malvados y esto habia sido asi antes de que mi memoria se perdiese en el olvido. Encontraba cierta fascinacion y morbo hacerme no solo con su sangre y alma, si no con sus pecados y recuerdos, absorviendolos como una esponja y creyendo purificarlos a traves de mi.
Al parecer no llevaban rumbo fijo, solo andaban y David, con el instinto despierto y hambriento de un vampiro olfateaba sutilmente el aire en busca de una esencia que le atrajera. Finalmente debió encontrarla cuando me cedió el paraguas y quede ahi plantado esperando a que se perdiera entre la bruma para desatar su ansia de sangre pero....pero no se oculto. No. Podia verlo claramente. Directo, sin medias tintas, sin seducir, atrajo a su presa y le succionó fuertemente la sangre. Experimente un cosquilleo en ese momento que me hizo suspirar profundamente, la sangre de David corria por mis venas, podia sentir lo que sentia el...ese placer de ingerir sangre humana, calida, viscosa y deliciosa.
La lujuria con la cual tocaba, con la cual obsequiaba al afortunado mortal el ultimo orgasmo antes de perecer, pues no muchos tenian esa consideracion, otros tantos solo queria sentir el terror de la victima cuando los colmillo desgarraban su cuello.
Senti... lo que senti una corriente de placer que me estremeció y en algun punto del tiempo, con la mirada perdida en la figura que se eregia poderosa y renovada bajo la intensa lluvia dejé caer el paraguas olvidandome por completo de el. Camine seguro hasta aquel rincon inmundo en donde se encontraba el asesino y el asesinado, baje la mirada al suelo observando el rostro de muerte del sujeto y luego a la bestia que le habia robado la sangre implacablemente. No toleraba que lo llamasen perverso, sin embargo ahora mismo habia demostrado que era tan perverso como yo o como cualquier otro de mis hermanos.
-No me has pedido que me alejara....no te has ocultado- susurre suave, en un pequeño ronroneo al tiempo que alzaba la mano y atraia su rostro dirigiendolo hacia el mio. Por mis dedos se deslizaron las gotas a las cuales su rostro habia estado expuesto, una lluvia fria, helada que no parecia cesar. Era alto el caballero inglés, aunque tampoco yo era tan bajo, no necesite alzarme de puntillas para conseguir lo que en ese momento deseaba avivado por el lujurioso espectaculo. Presioné mis labios frios sobre los suyos ardiendo por la sangre recien ingerida. Fundi mis anhelos en su boca que profane lentamente, recordando que la sangre, no era lo unico que nos hacia gozar.
Al parecer no llevaban rumbo fijo, solo andaban y David, con el instinto despierto y hambriento de un vampiro olfateaba sutilmente el aire en busca de una esencia que le atrajera. Finalmente debió encontrarla cuando me cedió el paraguas y quede ahi plantado esperando a que se perdiera entre la bruma para desatar su ansia de sangre pero....pero no se oculto. No. Podia verlo claramente. Directo, sin medias tintas, sin seducir, atrajo a su presa y le succionó fuertemente la sangre. Experimente un cosquilleo en ese momento que me hizo suspirar profundamente, la sangre de David corria por mis venas, podia sentir lo que sentia el...ese placer de ingerir sangre humana, calida, viscosa y deliciosa.
La lujuria con la cual tocaba, con la cual obsequiaba al afortunado mortal el ultimo orgasmo antes de perecer, pues no muchos tenian esa consideracion, otros tantos solo queria sentir el terror de la victima cuando los colmillo desgarraban su cuello.
Senti... lo que senti una corriente de placer que me estremeció y en algun punto del tiempo, con la mirada perdida en la figura que se eregia poderosa y renovada bajo la intensa lluvia dejé caer el paraguas olvidandome por completo de el. Camine seguro hasta aquel rincon inmundo en donde se encontraba el asesino y el asesinado, baje la mirada al suelo observando el rostro de muerte del sujeto y luego a la bestia que le habia robado la sangre implacablemente. No toleraba que lo llamasen perverso, sin embargo ahora mismo habia demostrado que era tan perverso como yo o como cualquier otro de mis hermanos.
-No me has pedido que me alejara....no te has ocultado- susurre suave, en un pequeño ronroneo al tiempo que alzaba la mano y atraia su rostro dirigiendolo hacia el mio. Por mis dedos se deslizaron las gotas a las cuales su rostro habia estado expuesto, una lluvia fria, helada que no parecia cesar. Era alto el caballero inglés, aunque tampoco yo era tan bajo, no necesite alzarme de puntillas para conseguir lo que en ese momento deseaba avivado por el lujurioso espectaculo. Presioné mis labios frios sobre los suyos ardiendo por la sangre recien ingerida. Fundi mis anhelos en su boca que profane lentamente, recordando que la sangre, no era lo unico que nos hacia gozar.
Armand- Cantidad de envíos : 407
Fecha de inscripción : 29/11/2011
Re: Ruinas +18 (Priv)
David se había quedado totalmente ido, con el rostro alzado bajo la lluvía, un dios tenebroso envuelto en una luz dorada, sus ojos cerrados, las gotas corriendo por todo su rostro que ahora resplandecía de salvaje alegría, una sonrisa ensanchando sus labios sensuales y donde aun asomaban sus colmillos. La sangre, la sangre que era la razón de ser de todo vampiro corrían caliente por todo su cuerpo, éste incluso de mostraba cuando las ropas que vestía se comenzaron a transparentar por efecto de la torrencial lluvia, su pecho musculoso y su espalda anchal, los largos brazos, la piel bronceado que por efecto de la sangre ahora parecía más suave, más tierna y más tibia.
David estaba en ese estado orgasmico, arrebetador que para él siempre era sublime puesto que solo se alimentaba cuando el hambre era imposible de contener, cuando ya ni siquiera podía pensar con claridad y entonces es cuando surgía aquella parte tan íntima de su ser, borrando cualquier rastro de civilización.
Armand pronunció algunas palabras, las escuchó pero ni siquiera las entendió, no en ese momento, ni siquiera la importaban hasta que las manos del otro vampiro se posaron sobre su rostro e hizo que lo ladeara, abrió sus ojos dorados, dos mares gemelos de oro puro, sin pupila visible y los posó sobre el rostro de Armand, devorándolo con las mismas ansías con la cual bebió la sangre del pobre desgraciado que ahora yacía a los pies de ambos. Y luego aquello boca que buscó la suya, sus labios se prendieron el uno al otro, David emitió un gruñido bajo, sensual, de apareamiento y respondió al beso con la misma intensidad arrebatadora y sexual de Armand.
Sus brazos se estiraron y rodearon la estrecha cintura de Armand, apretandolo contra su cuerpo, lo alzó del suelo, devorando sus labios con leves jadeos de placer, sus colmillos mordisquearon sus gajos y volvió a besarlo profundamente, su lengua emergió, aun sabiendo a sangre y se hundió en la boca del otro vampiro, buscando una compañera de juegos. Se besaban con ansias, desgarradoradamente, David no había besado a nadie en mas de dos siglos y nadie lo había besado a el, ahora todo esos años se volcaban en el caliente beso en mitad de la noche fría y con un cádaver al lado, era perfecto.
David estaba en ese estado orgasmico, arrebetador que para él siempre era sublime puesto que solo se alimentaba cuando el hambre era imposible de contener, cuando ya ni siquiera podía pensar con claridad y entonces es cuando surgía aquella parte tan íntima de su ser, borrando cualquier rastro de civilización.
Armand pronunció algunas palabras, las escuchó pero ni siquiera las entendió, no en ese momento, ni siquiera la importaban hasta que las manos del otro vampiro se posaron sobre su rostro e hizo que lo ladeara, abrió sus ojos dorados, dos mares gemelos de oro puro, sin pupila visible y los posó sobre el rostro de Armand, devorándolo con las mismas ansías con la cual bebió la sangre del pobre desgraciado que ahora yacía a los pies de ambos. Y luego aquello boca que buscó la suya, sus labios se prendieron el uno al otro, David emitió un gruñido bajo, sensual, de apareamiento y respondió al beso con la misma intensidad arrebatadora y sexual de Armand.
Sus brazos se estiraron y rodearon la estrecha cintura de Armand, apretandolo contra su cuerpo, lo alzó del suelo, devorando sus labios con leves jadeos de placer, sus colmillos mordisquearon sus gajos y volvió a besarlo profundamente, su lengua emergió, aun sabiendo a sangre y se hundió en la boca del otro vampiro, buscando una compañera de juegos. Se besaban con ansias, desgarradoradamente, David no había besado a nadie en mas de dos siglos y nadie lo había besado a el, ahora todo esos años se volcaban en el caliente beso en mitad de la noche fría y con un cádaver al lado, era perfecto.
David Talbot- Cantidad de envíos : 394
Fecha de inscripción : 14/02/2012
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Re: Ruinas +18 (Priv)
Y lo que en un principio fue un beso dulce aunque arrebatador por mi parte, se torno torrido, ardiente y excitante cuando los labios contrarios comenzaron a moverse contra los mios. No podia juzgarlo por haber abandonado su notable caballerosidad, lo conocia de unas horas y antes de saber su nombre ya le habia atraido, algo inevitable, la polilla que se acerca a una luz que la quemara, pero no puede detenerse. A si que mi cuerpo esperimento un estremecimiento gozoso cuando me elevo por la cintura y mis largas y fuertes piernas no pudieron evitar que rodearan la contraria, asi como mis brazos echados a su cuello, que lo rodearon, cuyas manos se prendieron de ese humedo cabello practicamente peinaba con mis dedos.
¿Me encantaba sentirme deseado? Si, no podia engañarme a mi mismo. Desear y ser deseado conllevaba a un pecado malsano que ahora mismo no me importaba demasiado. No necesitamos respirar, solo saciarnos y sus labios parecian ese pozo de ambicion que desde hacia tiempo habia deseado alcanzar. Junte su lengua con la mia danzando al son de los jadeos perdiso. Senti sus colmillos estremeciendome por ello acrecentandose esa sensacion cuando apreto mi cuerpo contra aquella pared, cercandome con el suyo propio.
Un gemido, un rugido sensual fue aplacado, ahogado implacablemente.
Acaricie su nuca, su espalda, siguiendo el airado ritmo de esos besos sin detenerme, como si de pronto el tiempo pasara demasiado rapido, con la imperiosa necesidad de detenerlo en esos precisos instantes. Y si esos dientes afilados y hambrientos necesitaban mas sangre, aprete la rosada lengua contra ellos hasta que broto de mi boca, la suficiente como para hacer la situacion mas delirante.
-No quiero parar- asegure jadeante entre los furtivos encuentros de ambas bocas que en celo se encontraban una y otra vez.
¿Me encantaba sentirme deseado? Si, no podia engañarme a mi mismo. Desear y ser deseado conllevaba a un pecado malsano que ahora mismo no me importaba demasiado. No necesitamos respirar, solo saciarnos y sus labios parecian ese pozo de ambicion que desde hacia tiempo habia deseado alcanzar. Junte su lengua con la mia danzando al son de los jadeos perdiso. Senti sus colmillos estremeciendome por ello acrecentandose esa sensacion cuando apreto mi cuerpo contra aquella pared, cercandome con el suyo propio.
Un gemido, un rugido sensual fue aplacado, ahogado implacablemente.
Acaricie su nuca, su espalda, siguiendo el airado ritmo de esos besos sin detenerme, como si de pronto el tiempo pasara demasiado rapido, con la imperiosa necesidad de detenerlo en esos precisos instantes. Y si esos dientes afilados y hambrientos necesitaban mas sangre, aprete la rosada lengua contra ellos hasta que broto de mi boca, la suficiente como para hacer la situacion mas delirante.
-No quiero parar- asegure jadeante entre los furtivos encuentros de ambas bocas que en celo se encontraban una y otra vez.
Armand- Cantidad de envíos : 407
Fecha de inscripción : 29/11/2011
Re: Ruinas +18 (Priv)
Armand no lo recordaba y no podía saber lo extraño y especial en cierta manera que era todo aquello, David era muy, muy reservado con su intimidad y sus secretos, no se abría a casi nadie aunque muchos creían conocerlo pero solo arañaban su superficie, bajo aquella formalidad, bajo su capa de caballero inglés, de su erudición había un hombre terriblemente pasional cuando se desataba cuando decía soltar las riendas de su control y entregarse con aquella intensidad desbordante que ahora mismo estaba sientiendo Armand en su boca, mientras se besaban sin parar, entrelazando sus lenguas, jadeando, sus rostros apretados bajo la lluvía que los empapaba a ambos, el paraguas olvidado en algunas esquina. Ni siquiera Lestat comprendió lo que creaba, nunca supo entrar en David y éste tampoco se lo permitió.
David separó sus labios de los de Armand, ladeó el rostro y le lamió el cuello, la nuez de Adam que mordisquó con sus colmillos, saboreando la pequeño protuberencia, ascendió, lamió su barbilla con la punta de la lengua para volver de nuevo a su boca antes justo de escuchar aquellas palabras-¿Y quién dice que yo quiero parar?-susurró roncamente pero con aquel acento inglés, las palabras resonaron claramente, encajando a la perfección. Volvió a hundirse en su boca, un sedienteo que busca apagar su sed una y otra vez en la fuente de la vida, el placer lo hacia estremecerse...¿cómo podía haber olvidado lo que se sentía cuando se besaba, cuando te besaban, cuando la pasión te consumía como si no fuera a haber un final?
Movió sus caderas, notandó las piernas de Armand, rodeando su cintura, su sexo se apretó con fuerza contra el del otro vampiro, ya estaba duro y dispuesto a dar batalla. Lo embistió como si quisiera clavarlo contra la pared, mordisqueando su boca hambrientamente, moviendo de nuevo su lengua que enredaron el aire como dos culebras apareándose. Volvió a arremeter, quería poseerlo, alli, quería tomarlo entero y escucharlo gemir su nombre, escuchar sus quejidos cuando estuvieran dentro de él.
-¡POLICIAAAAAAAAAAAAAA!-un chillido alto de una mujer restalló por todo el callejón y escucharon mas voces. David interrumpió el besos y las pupilas negras comenzaron a brotar poco a poco en sus dorados ojos, saliendo de su trance, se quedó mriando a Armand, aun lo tenía aprisionado contra la pared como un animal. Poco a poco lo fue soltando y lo dejó en el suelo, ladeó el rostro, escuchando más gritos, caminó hasta la esquina, cogiendo el paraguas.
-Me temo que debemos irnos.-susurró, su autocontrol regresaba de nuevo, sabía que algunos miembros de la orden del vaticano no se tomarían a bien que estuviera asesinando a los ciudadanos para alimentarse y no quería el encuentro con uno de ellos, uno poderoso y tan recto como una espada.
David separó sus labios de los de Armand, ladeó el rostro y le lamió el cuello, la nuez de Adam que mordisquó con sus colmillos, saboreando la pequeño protuberencia, ascendió, lamió su barbilla con la punta de la lengua para volver de nuevo a su boca antes justo de escuchar aquellas palabras-¿Y quién dice que yo quiero parar?-susurró roncamente pero con aquel acento inglés, las palabras resonaron claramente, encajando a la perfección. Volvió a hundirse en su boca, un sedienteo que busca apagar su sed una y otra vez en la fuente de la vida, el placer lo hacia estremecerse...¿cómo podía haber olvidado lo que se sentía cuando se besaba, cuando te besaban, cuando la pasión te consumía como si no fuera a haber un final?
Movió sus caderas, notandó las piernas de Armand, rodeando su cintura, su sexo se apretó con fuerza contra el del otro vampiro, ya estaba duro y dispuesto a dar batalla. Lo embistió como si quisiera clavarlo contra la pared, mordisqueando su boca hambrientamente, moviendo de nuevo su lengua que enredaron el aire como dos culebras apareándose. Volvió a arremeter, quería poseerlo, alli, quería tomarlo entero y escucharlo gemir su nombre, escuchar sus quejidos cuando estuvieran dentro de él.
-¡POLICIAAAAAAAAAAAAAA!-un chillido alto de una mujer restalló por todo el callejón y escucharon mas voces. David interrumpió el besos y las pupilas negras comenzaron a brotar poco a poco en sus dorados ojos, saliendo de su trance, se quedó mriando a Armand, aun lo tenía aprisionado contra la pared como un animal. Poco a poco lo fue soltando y lo dejó en el suelo, ladeó el rostro, escuchando más gritos, caminó hasta la esquina, cogiendo el paraguas.
-Me temo que debemos irnos.-susurró, su autocontrol regresaba de nuevo, sabía que algunos miembros de la orden del vaticano no se tomarían a bien que estuviera asesinando a los ciudadanos para alimentarse y no quería el encuentro con uno de ellos, uno poderoso y tan recto como una espada.
David Talbot- Cantidad de envíos : 394
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Re: Ruinas +18 (Priv)
El erotismo era casi palpable en esa voragine de roces lascivos. Escape de sus labios ladeando el rostro para que los buscara con desespero, para que los atacara de nuevo renovando su pasion, pero encontro una ruta alternativa para hacerme delirar, recorriendo mi cuello, jugando con aquella protuberancia con sus labios y dientes. Aprete su nuca, su cuello y exhale un gemido quedo hasta que volvió en busca de mi boca.
Pareciamos dos adolescentes ardidos por traspasar las ropas que cubrian nuestros cuerpos y unirnos en un solo ser, pero eramos dos vampiros, uno de ellos anciano y el otro un reciente asesino. Ni siquiera me importo que cerca de nosotros un perro callejero se enzarzara con la ropa de la victima, rasgandola con ahinco. Solo podia saborearlo a el, olerlo a el, verlo a el y sentirlo....sentir esa fuerza apresarme contra la pared, asfixiarme deliciosamente.
-Mhhhg....- un intenso escalofrio recorre mi cuerpo en aspecto joven al sentir esas embestidas fieras y erraticas, mas el hechizo parece romperse por completo al escuchar el estridente grito de una mujer.
David se alejo, como si de pronto hubiera despertado de un letargo y me dejo en el suelo, agitado, afiebrado, apoyado en aquella pared. Recupero su compostura cuando yo aun trataba de buscar la mia, pero aun así supe moverme rapido, tomandolo de la mano.
Nos pusimos en movimiento de vuelta al eventual hogar del moreno y en cuestion de segundos estabamos en aquel salon en donde aun las calidas brasas quedaban moribundas en la chimenea a la espera de ser azuzadas de nuevo.
Me incliné y con palo de hierro las movi, añadiendo luego un tronco grande para que se fuera prendiendo poco a poco. El rapido regreso me habia despejado, pero no podia dejar de percibir el sabor en sus labios en los mios, los relami lentamente mientras miraba el fuego nuevamente nacer, hasta que mis ojos bailaron por la habitacion centrandose finalmente en el porte masculino de David.
-Eres descuidado- reproche en un tono de ligera sorna y camine hasta el apetecible sofa de terciopelo en donde me tumbé como si de un diván se tratara. Mis cabellos como rios escarlatas relucian en aquella negra y calida textura, regados indiscriminadamente y desabotone un par de botones de la camisa dejando entreever mi joven y lampiño pecho... mi vientre ligeramente marcado.
Pareciamos dos adolescentes ardidos por traspasar las ropas que cubrian nuestros cuerpos y unirnos en un solo ser, pero eramos dos vampiros, uno de ellos anciano y el otro un reciente asesino. Ni siquiera me importo que cerca de nosotros un perro callejero se enzarzara con la ropa de la victima, rasgandola con ahinco. Solo podia saborearlo a el, olerlo a el, verlo a el y sentirlo....sentir esa fuerza apresarme contra la pared, asfixiarme deliciosamente.
-Mhhhg....- un intenso escalofrio recorre mi cuerpo en aspecto joven al sentir esas embestidas fieras y erraticas, mas el hechizo parece romperse por completo al escuchar el estridente grito de una mujer.
David se alejo, como si de pronto hubiera despertado de un letargo y me dejo en el suelo, agitado, afiebrado, apoyado en aquella pared. Recupero su compostura cuando yo aun trataba de buscar la mia, pero aun así supe moverme rapido, tomandolo de la mano.
Nos pusimos en movimiento de vuelta al eventual hogar del moreno y en cuestion de segundos estabamos en aquel salon en donde aun las calidas brasas quedaban moribundas en la chimenea a la espera de ser azuzadas de nuevo.
Me incliné y con palo de hierro las movi, añadiendo luego un tronco grande para que se fuera prendiendo poco a poco. El rapido regreso me habia despejado, pero no podia dejar de percibir el sabor en sus labios en los mios, los relami lentamente mientras miraba el fuego nuevamente nacer, hasta que mis ojos bailaron por la habitacion centrandose finalmente en el porte masculino de David.
-Eres descuidado- reproche en un tono de ligera sorna y camine hasta el apetecible sofa de terciopelo en donde me tumbé como si de un diván se tratara. Mis cabellos como rios escarlatas relucian en aquella negra y calida textura, regados indiscriminadamente y desabotone un par de botones de la camisa dejando entreever mi joven y lampiño pecho... mi vientre ligeramente marcado.
Armand- Cantidad de envíos : 407
Fecha de inscripción : 29/11/2011
Re: Ruinas +18 (Priv)
David estaba erguido al lado de la chimenea, completamente empapado, la ropa se pegaba al escultural cuerpo, delineando sus masculinas y sensuales formas, no había nada delicado en David, quizás era algo más esbelto que un atleta pero esa esbeltez le setaban bien a ese cuerpo, le sentaba bien a David. Era como una estatua clásica griega de bronco pero el alma que habitaba esa carne le había otorgado elegancia y majstuosidad, incluso ahora, parecía una especie de caballero, de noble estampa. El fuego estaba detrás de él, transparentando la tela de la bluca, se veía perfectamente delineados sus músculos y su piel dorado de nacimiento se prendió, siendo recorrida por las gotas de agua que se deslizaban, dando un grado más alto de exquisitez a la patina natura que cubría aquel cuerpo.
David ladeó el rostro hacia Armand cuando escuhó sus palabras, sus ojos dorados aun eran intensos, encendidos con aquella llama que tenía dentro que en el callejón, cuando Armand lo besó se convirtió en un incendio que amenazó con prender todo a su paso, hasta le punto que había cometido un error de novato, una estupidez solo propia de un neófito. ¿Cómo podía saber Armand cuanto lo atrajo cuando se encontraron en Paris por primera vez? de hecho fue el inmortal pelirrojo quien salió a su encuentro, educamente se presentó y David se quedó por invitación suya en Paris, varios meses. Fue una relación de amistad en principio pero David se sintió más y más cercano a él, lo encontraba terriblemente seductor, tan sabio, tan culto y voraz en aquel cuerpo de ángel. Lo ocurrido en el callejón quizas era lo más parecido a realizar un sueño.
Pero Armand ahora no tenía recuerdos de nada, ni siquiera de David, era un niño inocente y provocador. Inspiró, un gesto que no pudo dejar de hacer a pesar de ser vampiro, cuando lo vio recostarse y abrirse la camisa, notó una sacudida en todo su ser. Llevaba dos siglos y medio sin nadie, sin hacer el amor, sin besar, sin tener ni un amante, entregado en cuerpo y alma en su lucha, en su guerra personal, nadie lo esperaba cuando volvía a las catacumbas, nadie lo lloraría perecía en combante. Cerro los ojos unos instantes, tenía que vivir el momento.
Se giró y se acercó al diván, se sentó en mitad de éste, escrutando el perfecto rostro dle otro vampiro. De repente estiró las manos y le bajó bruscamente la camisa, revelando sus blancos hombros, la linea de su clavícula-no juegues conmigo Armand..-susurro y sus dedos volvieron a tirar del borde de la camisa, haciendo saltar los botones que rodaron por el suelo como canicas-yo no soy un niño...-y de repente, con un gruñido se inclinó y clavó sus colmillos en su cuello, sus manos sujetaron sus rojos cabellos, haciendo su cabeza hacia atrás y dio un sorbo de sangre ardiente que lo hizo jadear, sofocado contra la perfumada piel de Armand.
David ladeó el rostro hacia Armand cuando escuhó sus palabras, sus ojos dorados aun eran intensos, encendidos con aquella llama que tenía dentro que en el callejón, cuando Armand lo besó se convirtió en un incendio que amenazó con prender todo a su paso, hasta le punto que había cometido un error de novato, una estupidez solo propia de un neófito. ¿Cómo podía saber Armand cuanto lo atrajo cuando se encontraron en Paris por primera vez? de hecho fue el inmortal pelirrojo quien salió a su encuentro, educamente se presentó y David se quedó por invitación suya en Paris, varios meses. Fue una relación de amistad en principio pero David se sintió más y más cercano a él, lo encontraba terriblemente seductor, tan sabio, tan culto y voraz en aquel cuerpo de ángel. Lo ocurrido en el callejón quizas era lo más parecido a realizar un sueño.
Pero Armand ahora no tenía recuerdos de nada, ni siquiera de David, era un niño inocente y provocador. Inspiró, un gesto que no pudo dejar de hacer a pesar de ser vampiro, cuando lo vio recostarse y abrirse la camisa, notó una sacudida en todo su ser. Llevaba dos siglos y medio sin nadie, sin hacer el amor, sin besar, sin tener ni un amante, entregado en cuerpo y alma en su lucha, en su guerra personal, nadie lo esperaba cuando volvía a las catacumbas, nadie lo lloraría perecía en combante. Cerro los ojos unos instantes, tenía que vivir el momento.
Se giró y se acercó al diván, se sentó en mitad de éste, escrutando el perfecto rostro dle otro vampiro. De repente estiró las manos y le bajó bruscamente la camisa, revelando sus blancos hombros, la linea de su clavícula-no juegues conmigo Armand..-susurro y sus dedos volvieron a tirar del borde de la camisa, haciendo saltar los botones que rodaron por el suelo como canicas-yo no soy un niño...-y de repente, con un gruñido se inclinó y clavó sus colmillos en su cuello, sus manos sujetaron sus rojos cabellos, haciendo su cabeza hacia atrás y dio un sorbo de sangre ardiente que lo hizo jadear, sofocado contra la perfumada piel de Armand.
David Talbot- Cantidad de envíos : 394
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Localización : Puede que Trafalgar Square
Re: Ruinas +18 (Priv)
Sabia bien que pretendia con mi sugerente postura y me sorprendio francamente el salvajismo que podia encerrar dentro de esa estoica actitud recta y educada, dos personalidades extremas fusionadas en una, manteniendose una dominante sobre la otra. Queria verlo de nuevo, sentirlo de nuevo en mis carnes, en mi alma.... pero estaba ahi plantado frente a la chimenea, cuestionandose quizas sus actos mientras las llamas iluminaban su figura cuyas ropas pegadas y humedas impedian dejar algo para la imaginacion. Deslice la mano por mi camisa entreabierta en la cual aun quedaban algunos botones anudados hasta el cinturon de mi pantalon que desabroche con un ligero toque.
Cuando lo vi venir hacia a mi detuve mis acciones, expectante, sin apartar mi mirada castaña de ojos grandes y tupidas pestañas, de esas pepitas de oro que me escrutaban. La brusquedad con la cual desgarro esas ropas que me dejo petrificado, de haber tenido aliento seguramente lo habria contenido y esas palabras... ¿Como se atrevia? ¿Estaba sugiriendo que yo si era un niño?...debia mostrarle que tan errado estaba, pero primero deje que me agarrara fuerte, que profanara mi cuello con sus incisivos colmillos provocando que mi cuerpo se agitara y se estremeciera tan sensitivo que se encontraba ahora.
Agarre su cabello, tire de el separandolo de mi cuello que lo tenia bien aferrado y lo voltee tan salvajemente como rapido, sujetandolo con el peso de mi propio cuerpo encajado perfectamente sobre el suyo, apresando sus muñecas contra el sofa con mis manos. Por mi cuello unas gotas se deslizaban acunandose en mi clavicula izquierda mientras esa herida se cerro casi instantaneamente.
-Tendre que demostrarte...que no soy un niño- hable ronco, entre mis labios ligeramente enrojecidos asomaban esos colmillos pequeños, pero tan mortiferos como efectivos, mis pupilas se prendieron desde dentro, como si hubieran estallado en combustion, mis cabellos largos se dividian desde la nuca, cayendo sobre el mojado pecho de David, ocultando parte de mi rostro cuando me incline y atrape con mis labios la mojada camisa para arrancarla de su pecho. Lami la piel ligeramente humeda, helada y firme, surcandolo en un camino ascendente, viajando por su clavicula izquierda y cuello hasta llegar al menton el cual mordisquee para posteriormente avanzar hasta su boca enrojecida por la ingesta de mi sangre.
Jadee sobre ella, estableciendo contacto con su mirada, solté sus muñecas para acariciar suavemente su mejilla sin bello, masculina mientras la otra mano viajaba por ese pecho, vientre, hasta llegar a su endurecido miembro el cual no tarde en agarrar entre mis dedos.
Movi la mano, la muñeca en torno a el, ejerciendo una presion considerable para que pudiera sentirlo mientras esbozaba una sonrisa de satisfaccion, demostrando que ningun niño tendria suficiente conocimiento para hacer esto a no ser que lo hubieran corrompido tempranamente.
-Oh David....no tienes ni idea de lo que te deseo...- gruñi contra esos labios sin besarlos, eludiendo su boca aun cuando esta pretendia alcanzarla.
Cuando lo vi venir hacia a mi detuve mis acciones, expectante, sin apartar mi mirada castaña de ojos grandes y tupidas pestañas, de esas pepitas de oro que me escrutaban. La brusquedad con la cual desgarro esas ropas que me dejo petrificado, de haber tenido aliento seguramente lo habria contenido y esas palabras... ¿Como se atrevia? ¿Estaba sugiriendo que yo si era un niño?...debia mostrarle que tan errado estaba, pero primero deje que me agarrara fuerte, que profanara mi cuello con sus incisivos colmillos provocando que mi cuerpo se agitara y se estremeciera tan sensitivo que se encontraba ahora.
Agarre su cabello, tire de el separandolo de mi cuello que lo tenia bien aferrado y lo voltee tan salvajemente como rapido, sujetandolo con el peso de mi propio cuerpo encajado perfectamente sobre el suyo, apresando sus muñecas contra el sofa con mis manos. Por mi cuello unas gotas se deslizaban acunandose en mi clavicula izquierda mientras esa herida se cerro casi instantaneamente.
-Tendre que demostrarte...que no soy un niño- hable ronco, entre mis labios ligeramente enrojecidos asomaban esos colmillos pequeños, pero tan mortiferos como efectivos, mis pupilas se prendieron desde dentro, como si hubieran estallado en combustion, mis cabellos largos se dividian desde la nuca, cayendo sobre el mojado pecho de David, ocultando parte de mi rostro cuando me incline y atrape con mis labios la mojada camisa para arrancarla de su pecho. Lami la piel ligeramente humeda, helada y firme, surcandolo en un camino ascendente, viajando por su clavicula izquierda y cuello hasta llegar al menton el cual mordisquee para posteriormente avanzar hasta su boca enrojecida por la ingesta de mi sangre.
Jadee sobre ella, estableciendo contacto con su mirada, solté sus muñecas para acariciar suavemente su mejilla sin bello, masculina mientras la otra mano viajaba por ese pecho, vientre, hasta llegar a su endurecido miembro el cual no tarde en agarrar entre mis dedos.
Movi la mano, la muñeca en torno a el, ejerciendo una presion considerable para que pudiera sentirlo mientras esbozaba una sonrisa de satisfaccion, demostrando que ningun niño tendria suficiente conocimiento para hacer esto a no ser que lo hubieran corrompido tempranamente.
-Oh David....no tienes ni idea de lo que te deseo...- gruñi contra esos labios sin besarlos, eludiendo su boca aun cuando esta pretendia alcanzarla.
Armand- Cantidad de envíos : 407
Fecha de inscripción : 29/11/2011
Re: Ruinas +18 (Priv)
David apenas bebió un sorbo de sangre, de aquella sangre antigua, deliciosa, llena de secretos y pecados de los cuales ni siquiera el mismo Armand era consciente porque habían sido borrados de su memoria pero al parecer algo dentro de él recordaba que era la provocación, que era la seducción más ardiente y sexual. David fue tirado bruscamente hacia atrás, con una fuerza demoledora, en su afán por poseerlo en cierta forma, tomando su sangre sin permiso, olvidó que Armand era terriblemente fuerta, aquella apareciencia de ángel, aquel envoltorio maravilloso, aquella carne blanca y el hermoso rostro era una trampa de belleza en la cual David se dejó embaucar. Su cabeza rebotó entre los cojines de terciopelo y uno de ellos cayó al suelo junto con los botones, sus mojados cabellos se apretaron contra su rostro esculpido y sintió que las manos de Armand sujetaban sus muñecas para inmovilizarlo, el peso de su cuerpo ahora había cambiado, era una losa sobre el suyo.
Las pupilas de los dorados ojos se dilataron cuando la boca de Armand abrió con le presición de un cirujano el pectoral de su camisa, los pliegues empapados fueron hechos a un lado y se mostró el pecho de David, era un un pecho musculoso, marcado, de tonalidad aurea y en los pectorales destacaban unos pezones increiblemente rosados, erguidos y suculentos. David parpadeó cuando sus manos fueron liberadas y Armand acarició su mejilla con delicadeza, ambos mirándose a los ojos, suspiró cuando aquella boca toco sus pectorales e inició un camino ascendente, repasando su clavícula y luego su cuello, los gajos calientes de Armand rozaron su mentón y luego su boca, los labios se rozaron, tentándose a un beso desesperado que no llegó porque Armand ladeó el rostro, evitando la boca de David.
De repente aquella mano, aquella mano sobre su sexo que ya estaba erguido y caliente, erecto y duro como la piedra, largo y grueso.-ah..-el gemido de David estaba colmado de una sensualidad arrolladora, de un erotismo puramente desnudo, desgarrado de ansiedad. Tanto tiempo sin ser tocado, sin recordar que su cuerpo podía ser una sinfonía de puro placer y enredarse con otra anatomía dura, dulce y tersa. Sonrió cuando de nuevo esquivó su boca depredadora, movio sus oscuras manos y sus dedos fueron a los pezones de Armand, los acarició y tiró de ellos, jugando con la punta de los dedos.
-Si tanto me deseas, Armand..¿por qué evitas mis besos?-las manos roderon de aquellos botones erogenos y acariaron su vientre, el ombligo y luego los dedos termianron de bajar la cremallera del pantalón y colaron dentro para acariciar el pene de Armand que también estaba firme-¿por qué me esquivas?-lo aferró y movió la mano dentro, despacio. Estiró el cuello y susurró aquella palabras en su oreja, lamiendo el pabellón con la punta de la lengua.
David tampoco era un niño en esas lides, de joven, fue muy sexual, tanto que se podía pasar días entero bebiendo y haciendo crujir los muelles de una cama día y noche, teniendo sexo de todas las formas posibles. La otra mano se desplazó, sinuosa e hizo que Armad quitara los dedos de su polla, le tomó de la cadera e hizo que rodara su cuerpo apenas suficiente para que su falo quedara apretado justo entre sus nalgas, doblando la tela del pantalón, lo movió, frotándose contra él. Separó la boca y de nuevo trató de besarlo porque era lo que más deseaba en ese momento.
Las pupilas de los dorados ojos se dilataron cuando la boca de Armand abrió con le presición de un cirujano el pectoral de su camisa, los pliegues empapados fueron hechos a un lado y se mostró el pecho de David, era un un pecho musculoso, marcado, de tonalidad aurea y en los pectorales destacaban unos pezones increiblemente rosados, erguidos y suculentos. David parpadeó cuando sus manos fueron liberadas y Armand acarició su mejilla con delicadeza, ambos mirándose a los ojos, suspiró cuando aquella boca toco sus pectorales e inició un camino ascendente, repasando su clavícula y luego su cuello, los gajos calientes de Armand rozaron su mentón y luego su boca, los labios se rozaron, tentándose a un beso desesperado que no llegó porque Armand ladeó el rostro, evitando la boca de David.
De repente aquella mano, aquella mano sobre su sexo que ya estaba erguido y caliente, erecto y duro como la piedra, largo y grueso.-ah..-el gemido de David estaba colmado de una sensualidad arrolladora, de un erotismo puramente desnudo, desgarrado de ansiedad. Tanto tiempo sin ser tocado, sin recordar que su cuerpo podía ser una sinfonía de puro placer y enredarse con otra anatomía dura, dulce y tersa. Sonrió cuando de nuevo esquivó su boca depredadora, movio sus oscuras manos y sus dedos fueron a los pezones de Armand, los acarició y tiró de ellos, jugando con la punta de los dedos.
-Si tanto me deseas, Armand..¿por qué evitas mis besos?-las manos roderon de aquellos botones erogenos y acariaron su vientre, el ombligo y luego los dedos termianron de bajar la cremallera del pantalón y colaron dentro para acariciar el pene de Armand que también estaba firme-¿por qué me esquivas?-lo aferró y movió la mano dentro, despacio. Estiró el cuello y susurró aquella palabras en su oreja, lamiendo el pabellón con la punta de la lengua.
David tampoco era un niño en esas lides, de joven, fue muy sexual, tanto que se podía pasar días entero bebiendo y haciendo crujir los muelles de una cama día y noche, teniendo sexo de todas las formas posibles. La otra mano se desplazó, sinuosa e hizo que Armad quitara los dedos de su polla, le tomó de la cadera e hizo que rodara su cuerpo apenas suficiente para que su falo quedara apretado justo entre sus nalgas, doblando la tela del pantalón, lo movió, frotándose contra él. Separó la boca y de nuevo trató de besarlo porque era lo que más deseaba en ese momento.
David Talbot- Cantidad de envíos : 394
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