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My Funny Valentine - Privado
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My Funny Valentine - Privado
Noches sin luna, estrellas sin luz y el dolor en mi corazón sangrando como el cuello de mis víctimas. Era una sombra que recorría las calles destrozadas de los barrios más humildes, aquellos donde ni las ratas tenían fortuna. Podía escuchar los lejanos llantos de los niños, niños hambrientos y madres desquiciadas por la droga. Seres de todas las razas deambulaban sin sentido alguno, todos perdidos y tocados por la magia del dolor. Si bien, también existía la esperanza que influía la organización a la cual yo pertenecía. Queríamos ser libre, con cierta autonomía y leyes que todos aceptáramos. No queríamos que nos pusieran grilletes y nos convirtiéramos en seres olvidados.
Podía sentir cerca de mí varias mujeres ejerciendo la calle, como había hecho Alexei noches atrás. Había dejado en la habitación mi dirección, así como el hospital central donde nos reuníamos cuando caíamos heridos. Yo en ocasiones me aproximaba para consolar a los más desamparados de los míos, dejando mis sueños para ellos y calmando su dolor.
Días atrás me había pedido mi líder que colaborara con él, había quedado francamente agotado por su demanda. Pero todo era por la causa, la causa de ser libre y la fortuna de recordarlo. Yo aún había conocido un mundo injusto pero con ciertos espasmos de libertad, ahora no existía nada ni siquiera la esperanza. Mis labios estaban manchados por la sangre de mis víctimas, dos demonios jóvenes que habían caído en la tentación de molestarme.
Mis pasos no sonaban, mis ropas oscuras rozaban las grietas del pavimento y seducía cada trozo como si fuera los sutiles poros de una piel joven, lozana y deliciosa. Bajo aquel manto llevaba aún la ropa con la cual había compartido lecho con Alexei. No sabía si habían sido dos o quizás tres, pero no me había cambiado de ropa ni regresado a mi hogar. Ella se había ido y parecía que había sido fantasías mías, fantasías propias de un viejo que espera que la fortuna le sonría por una vez.
Me apoyé en una de las casas, la cual debería de estar deshabitada por las precarias condiciones en la cual estaba. Si bien, allí dentro había una niña pequeña y su madre. Pensé en entrar y acabar con su sufrimiento. Una vampiresa y su hija mestiza, una niña que sufría la crueldad por ser la mezcla imperfecta de dos razas olvidadas por Dios: vampiro y demonio. ¿A caso no éramos demonios? Espíritus oscuros que no cambiaban sus rasgos, simplemente seguían caminando por la oscura tierra.
Me apoyé en mi lanza, la cual llevaba conmigo en esta ocasión, lo hice acariciando su madera e intentando comprender porque me sentía tan cansado. Había bebido de otros, había disfrutado de una batalla caótica, y hacía unas noches probé de nuevo el sexo. Sin embargo, algo en mí fallaba y comenzaba a pensar que era ella... ella tenía la culpa, me sentía algo vacío al no tenerla.
-¿Y ahora echas en falta la luz?
Mis labios hablaron por mi corazón, no por mi mente. Cerré entonces los ojos alejándome de aquella vivienda, caminando por las calles de nuevo intentando dejar que mi espíritu volviera a ser libre como el viento, como los granos de arena que se amontonan donde desean y como las olas que abofetean las rocas.
Las oscuras calles se veían iluminadas por pequeños farolillos, los cuales eran como luciérnagas tristes intentando seguir soñando que eran hadas con el cabello lleno de margaritas. Los gatos se volvían sutiles damas y caballeros de alta chistera, seres de otros mundos que podían morder la manzana podrida del paraíso en contenedores llenos de miseria. Varios mendigos se apuraban para llegar a la iglesia cercana, allí tendrían refugio de las criaturas de la noche. Un licántropo aullaba en el parque cercano, podía sentir su poderío y sus ganas de buscar una compañera. La luna al fin aparecía, pero yo no deseaba contemplarla y para mí estaba ausente. Mi voz entonaba una canción amarga y llena de incoherencias, como mis poemas y mi modo de ver el mundo... era el nuevo Morpheo convertido en ángel caído sin alas negras, tal vez unas metálicas convertidas en las telas de mis largas capas de ermitaño.
-Estoy enloqueciendo y dejándome influir por sueños que no puedo poseer, no puedo retener nada... todo lo convierto en cenizas y sangre que brota de sus gargantas. ¿Puede pedir un demonio su regreso al cielo? En absoluto, yo estoy condenado igual que todos... soy otra cucaracha que huye de la luz. Y a la vez, a la vez soy un guerrero que lucha por conseguir sueños baldíos, pero sueños que son hermosos si se creen reales.
Murmuraba aquello justo antes de pararme junto al cruce de una gran avenida, no se sentía ni un alma. Todos se habían ocultado en sus casas, en las calles como tal no había nadie y a lo lejos una bolsa de plástico jugaba con la leve brisa helada de la madrugada.
Podía sentir cerca de mí varias mujeres ejerciendo la calle, como había hecho Alexei noches atrás. Había dejado en la habitación mi dirección, así como el hospital central donde nos reuníamos cuando caíamos heridos. Yo en ocasiones me aproximaba para consolar a los más desamparados de los míos, dejando mis sueños para ellos y calmando su dolor.
Días atrás me había pedido mi líder que colaborara con él, había quedado francamente agotado por su demanda. Pero todo era por la causa, la causa de ser libre y la fortuna de recordarlo. Yo aún había conocido un mundo injusto pero con ciertos espasmos de libertad, ahora no existía nada ni siquiera la esperanza. Mis labios estaban manchados por la sangre de mis víctimas, dos demonios jóvenes que habían caído en la tentación de molestarme.
Mis pasos no sonaban, mis ropas oscuras rozaban las grietas del pavimento y seducía cada trozo como si fuera los sutiles poros de una piel joven, lozana y deliciosa. Bajo aquel manto llevaba aún la ropa con la cual había compartido lecho con Alexei. No sabía si habían sido dos o quizás tres, pero no me había cambiado de ropa ni regresado a mi hogar. Ella se había ido y parecía que había sido fantasías mías, fantasías propias de un viejo que espera que la fortuna le sonría por una vez.
Me apoyé en una de las casas, la cual debería de estar deshabitada por las precarias condiciones en la cual estaba. Si bien, allí dentro había una niña pequeña y su madre. Pensé en entrar y acabar con su sufrimiento. Una vampiresa y su hija mestiza, una niña que sufría la crueldad por ser la mezcla imperfecta de dos razas olvidadas por Dios: vampiro y demonio. ¿A caso no éramos demonios? Espíritus oscuros que no cambiaban sus rasgos, simplemente seguían caminando por la oscura tierra.
Me apoyé en mi lanza, la cual llevaba conmigo en esta ocasión, lo hice acariciando su madera e intentando comprender porque me sentía tan cansado. Había bebido de otros, había disfrutado de una batalla caótica, y hacía unas noches probé de nuevo el sexo. Sin embargo, algo en mí fallaba y comenzaba a pensar que era ella... ella tenía la culpa, me sentía algo vacío al no tenerla.
-¿Y ahora echas en falta la luz?
Mis labios hablaron por mi corazón, no por mi mente. Cerré entonces los ojos alejándome de aquella vivienda, caminando por las calles de nuevo intentando dejar que mi espíritu volviera a ser libre como el viento, como los granos de arena que se amontonan donde desean y como las olas que abofetean las rocas.
Las oscuras calles se veían iluminadas por pequeños farolillos, los cuales eran como luciérnagas tristes intentando seguir soñando que eran hadas con el cabello lleno de margaritas. Los gatos se volvían sutiles damas y caballeros de alta chistera, seres de otros mundos que podían morder la manzana podrida del paraíso en contenedores llenos de miseria. Varios mendigos se apuraban para llegar a la iglesia cercana, allí tendrían refugio de las criaturas de la noche. Un licántropo aullaba en el parque cercano, podía sentir su poderío y sus ganas de buscar una compañera. La luna al fin aparecía, pero yo no deseaba contemplarla y para mí estaba ausente. Mi voz entonaba una canción amarga y llena de incoherencias, como mis poemas y mi modo de ver el mundo... era el nuevo Morpheo convertido en ángel caído sin alas negras, tal vez unas metálicas convertidas en las telas de mis largas capas de ermitaño.
-Estoy enloqueciendo y dejándome influir por sueños que no puedo poseer, no puedo retener nada... todo lo convierto en cenizas y sangre que brota de sus gargantas. ¿Puede pedir un demonio su regreso al cielo? En absoluto, yo estoy condenado igual que todos... soy otra cucaracha que huye de la luz. Y a la vez, a la vez soy un guerrero que lucha por conseguir sueños baldíos, pero sueños que son hermosos si se creen reales.
Murmuraba aquello justo antes de pararme junto al cruce de una gran avenida, no se sentía ni un alma. Todos se habían ocultado en sus casas, en las calles como tal no había nadie y a lo lejos una bolsa de plástico jugaba con la leve brisa helada de la madrugada.
Canción
Invitado- Invitado
Re: My Funny Valentine - Privado
Daba giros como los de una bailarina, luciendo mi vestido blanco convertido en un tutú para aquella ocasión. Mi música era el viento, el llanto de los desafortunados convertidos en notas. Me movía como un ave alzando el vuelo, ¿un cisne blanco tal vez? Con su delicadeza y elegancia.
Llevada varios días perdida. Adrián había sido mi última compañía, un joven amable y en quien me gustaba pensar como un amigo. No recordaba en dónde estaba él, ni en dónde estaba aquel vampiro que enamorara mi alma. Había ido en busca de un violín, había encontrado un amigo y olvidado a un amante. Ahora daba giros saltando de un mundo a otro, apareciendo y desapareciendo en mitad de calles desiertas, siendo el hada de los niños moribundos, la bailarina de los muertos en vida y el ángel de los pocos que tenían esperanzas.
Mi cabello largo estaba amarrado en un complejo peinado, había visto aquella imagen fuera del teatro en el que estuve con Adrián y había adoptado para mí la imagen de la bailarina. De mis manos colgaban cintas blancas que danzaban conmigo, cuyo nudo empezaba en mis hombros y se trenzaba a lo largo de mis brazos hasta caer por mis manos.
- ¿Dónde camina tu alma, vampiro? -preguntaba al viento, antes de desaparecer y aparecer una vez más, aunque en el otro extremo de la calle. Mis pies parecían flotar, en realidad no tocaban el suelo- ¿Dónde descansas, amante de sombras, que has perdido a tu bailarina de papel? -suspiraba.
Entonces escuché una voz, una canción. La música me hacía sonreír y llorar lágrimas de sangre, era una muñeca inmortal. Me desaparecí con el viento, viajando hasta donde estaba el cantante de tan singular melodía. Me materialicé justo frente a él, llorando sangre, sin dejar de bailar como un cisne, ni de girar como la bailarina que en esos momentos era.
Llevada varios días perdida. Adrián había sido mi última compañía, un joven amable y en quien me gustaba pensar como un amigo. No recordaba en dónde estaba él, ni en dónde estaba aquel vampiro que enamorara mi alma. Había ido en busca de un violín, había encontrado un amigo y olvidado a un amante. Ahora daba giros saltando de un mundo a otro, apareciendo y desapareciendo en mitad de calles desiertas, siendo el hada de los niños moribundos, la bailarina de los muertos en vida y el ángel de los pocos que tenían esperanzas.
Mi cabello largo estaba amarrado en un complejo peinado, había visto aquella imagen fuera del teatro en el que estuve con Adrián y había adoptado para mí la imagen de la bailarina. De mis manos colgaban cintas blancas que danzaban conmigo, cuyo nudo empezaba en mis hombros y se trenzaba a lo largo de mis brazos hasta caer por mis manos.
- ¿Dónde camina tu alma, vampiro? -preguntaba al viento, antes de desaparecer y aparecer una vez más, aunque en el otro extremo de la calle. Mis pies parecían flotar, en realidad no tocaban el suelo- ¿Dónde descansas, amante de sombras, que has perdido a tu bailarina de papel? -suspiraba.
Entonces escuché una voz, una canción. La música me hacía sonreír y llorar lágrimas de sangre, era una muñeca inmortal. Me desaparecí con el viento, viajando hasta donde estaba el cantante de tan singular melodía. Me materialicé justo frente a él, llorando sangre, sin dejar de bailar como un cisne, ni de girar como la bailarina que en esos momentos era.
Invitado- Invitado
Re: My Funny Valentine - Privado
Mis pies descalzos acariciaban la lengua de lava negra que era el asfalto. Mis ojos se clavaban en las esquinas desiertas, en los puntos de luz que parecían llamar a los mosquitos y polillas con cierto encanto mágico. Podía sentir el mundo llorar de dolor, junto a mí, y a la vez quedar extasiado por la pasión de los pecados más deliciosos. Mis pasos se detuvieron quedando en medio de la acera, expuesto tal vez a ser deslumbrado por los faros de un coche que parecía cambiar de ruta, si bien no paré para ser arrollado sino porque la sentí.
-Ella.
Me giré intentando mirar a mis espaldas, justo por las calles donde había venido. La había sentido tan cerca que podía incluso abrazarla. Sin embargo no vi nada, sólo calles solitarias y algún que otro llanto lejano. Si bien, algo de sutil frío rozando mis ropas me hizo mirar al frente. Allí estaba ella, convertida en una bailarina. Giraba suavemente, como si estuviera encerrada en una caja de cristal, y alzaba sus brazos con cintas que la hacían parecer una gimnasta.
-Baila dulce luciérnaga, baila para hundirme en mis pesadillas. Te sueño y luego te desvaneces, vienes a mí haciéndome creer un ángel y termino siendo el peor de los demonios. Tú, hermosa mía, eres la culpable de esta locura que estoy empezando a ver dolorsa... cuando empezó dulce, tan dulce como tu boca cuando esboza tu cálida sonrisa.
Esté uno de mis brazos para tomar su cintura. La atraje hacia mí para que sus ojos chocaran con los míos en una danza cruel y sensual, tal vez emotiva por culpa de sus lágrimas. Abrí leve mi boca, contemplando su rostro una vez más.
-Me abandonaste cuando dijiste que no lo harías.
Susurré antes de apartarme de ella, comenzando a caminar contrariado. Deseaba estar a su lado pero pensaba que volvería a esfumarse, que quizás sólo era un rayo de luna o una ilusión extraña que yo mismo creaba. Había oído que muchos como yo terminaban enloqueciendo y se hacían daño con fantasías, pensamientos dolorosos y momentos que no existían realmente.
-Ella.
Me giré intentando mirar a mis espaldas, justo por las calles donde había venido. La había sentido tan cerca que podía incluso abrazarla. Sin embargo no vi nada, sólo calles solitarias y algún que otro llanto lejano. Si bien, algo de sutil frío rozando mis ropas me hizo mirar al frente. Allí estaba ella, convertida en una bailarina. Giraba suavemente, como si estuviera encerrada en una caja de cristal, y alzaba sus brazos con cintas que la hacían parecer una gimnasta.
-Baila dulce luciérnaga, baila para hundirme en mis pesadillas. Te sueño y luego te desvaneces, vienes a mí haciéndome creer un ángel y termino siendo el peor de los demonios. Tú, hermosa mía, eres la culpable de esta locura que estoy empezando a ver dolorsa... cuando empezó dulce, tan dulce como tu boca cuando esboza tu cálida sonrisa.
Esté uno de mis brazos para tomar su cintura. La atraje hacia mí para que sus ojos chocaran con los míos en una danza cruel y sensual, tal vez emotiva por culpa de sus lágrimas. Abrí leve mi boca, contemplando su rostro una vez más.
-Me abandonaste cuando dijiste que no lo harías.
Susurré antes de apartarme de ella, comenzando a caminar contrariado. Deseaba estar a su lado pero pensaba que volvería a esfumarse, que quizás sólo era un rayo de luna o una ilusión extraña que yo mismo creaba. Había oído que muchos como yo terminaban enloqueciendo y se hacían daño con fantasías, pensamientos dolorosos y momentos que no existían realmente.
Invitado- Invitado
Re: My Funny Valentine - Privado
El canto cesó, pero con el fin de una cosa comenzaba la siguiente. La mano del cantante me guió hasta quedar frente a él, un baile en el que sólo yo estaba en la punta de mis pies. Mis ojos se fijaron en los suyos, unos tan familiares que me hicieron estremecer y bajar mis brazos. Duró tan poco, que volví a esfumarme una vez que se apartó, volviendo a aparecer en su camino en menos de un parpadeo.
-Atsushi Sakura -dije su nombre, sonriendo suavemente al reconocerle. Estiré una de mis manos hacia su mejilla, su calor era lo que me hacía recordarle, sus ojos los que me hacían sonreír. Por mis mejillas se deslizaban dos ríos rojos, los cuales terminaban en mis labios, tiñéndolos de aquel color- El vampiro que guardó parte de mi alma en su pecho, el trozo de vida que me faltaba y que dejé para ti -susurré, bajando mi mano hasta su pecho, en donde dije que me quedaría.
Al tocarlo, sin embargo, tuve que apartar rápidamente mi mano y retrocedí un paso volviéndome borrosa. Había sentido frialdad, una que asustaba y que dolía, y al mirarle, lo hice con rostro confuso y asustado. Otra presencia estaba en su pecho, una poderosa que dolía al contacto. Otra persona que fue alojada en sus recuerdos, en su alma.
-Me has olvidado -dije, retrocediendo otro paso- Tu corazón me habla de otra persona, la esencia de tu alma trae consigo la de un desconocido. Has abandonado a la bailarina de la misma forma que ella se olvidó de su vampiro -cerré los ojos, y para cuando los abrí otra vez, mi aspecto había cambiado.
No parecía un ángel, ni siquiera tenía mi aspecto original. Era una bailarina todavía, manchada de sangre mis ropas y mi piel, el cabello enredado y las ropas destrozadas. Mi aura no era blanca ni gris, sino de un tono negro que incluso para sus ojos sería visible. A nuestro alrededor, todas las luces estallaron y la calle quedó por completo a oscuras. Ni siquiera de las casas venía brillo luminoso alguno, y tal vez, la luz se habría cortado por todos los barrios bajos y media ciudad.
-Atsushi Sakura -dije su nombre, sonriendo suavemente al reconocerle. Estiré una de mis manos hacia su mejilla, su calor era lo que me hacía recordarle, sus ojos los que me hacían sonreír. Por mis mejillas se deslizaban dos ríos rojos, los cuales terminaban en mis labios, tiñéndolos de aquel color- El vampiro que guardó parte de mi alma en su pecho, el trozo de vida que me faltaba y que dejé para ti -susurré, bajando mi mano hasta su pecho, en donde dije que me quedaría.
Al tocarlo, sin embargo, tuve que apartar rápidamente mi mano y retrocedí un paso volviéndome borrosa. Había sentido frialdad, una que asustaba y que dolía, y al mirarle, lo hice con rostro confuso y asustado. Otra presencia estaba en su pecho, una poderosa que dolía al contacto. Otra persona que fue alojada en sus recuerdos, en su alma.
-Me has olvidado -dije, retrocediendo otro paso- Tu corazón me habla de otra persona, la esencia de tu alma trae consigo la de un desconocido. Has abandonado a la bailarina de la misma forma que ella se olvidó de su vampiro -cerré los ojos, y para cuando los abrí otra vez, mi aspecto había cambiado.
No parecía un ángel, ni siquiera tenía mi aspecto original. Era una bailarina todavía, manchada de sangre mis ropas y mi piel, el cabello enredado y las ropas destrozadas. Mi aura no era blanca ni gris, sino de un tono negro que incluso para sus ojos sería visible. A nuestro alrededor, todas las luces estallaron y la calle quedó por completo a oscuras. Ni siquiera de las casas venía brillo luminoso alguno, y tal vez, la luz se habría cortado por todos los barrios bajos y media ciudad.
Invitado- Invitado
Re: My Funny Valentine - Privado
Sus actos eran tan volubles como la propia naturaleza, ella parecía pasar de un día calmado de verano a un tifón en alta mar. Me quedé callado cuando habló de otra persona, de alguien en mi pecho. Alexei había dejado recuerdos abandonados en mi alma, alojados como espinas, y era innegable que le quería. Había fraguado con él una amistad protectora a la cual aferrarse si me necesitaba, como yo haría con él cuando quisiera conversar para olvidar de quienes éramos. Era un guerrero y había encontrado a otro con el cual compartir lecho unas horas, así como una profunda amistad que el tiempo diría si sólo quedó en una leve muesca en un grueso tronco.
Las luces explotaron, como si las bombillas fueran globos y pudieran estallar por culpa de un punzón o una aguja, dejando la noche aún más oscura. Mis manos fueron hacia ella, deseaba hacerle comprender que se equivocaba. Parecía molesta por haberme entregado unos segundos al olvido, deseando que las heridas no escocieran. Si bien, no había dejado de pensar en ella.
-Yo no te he olvidado, pero tú me abandonaste.
Susurré tomando una de las hebras de su cabello, jugando con ellos con cierta ternura. Mis ojos se fundieron en los suyos y el dolor se veía reflejado en ambos. Dejé mis labios posados sobre su frente, sin importarme su aspecto porque sabía que era ella.
-Me dejaste, me abandonaste y me olvidaste como un niño olvida sus canicas en el parque.
Dije tomando su rostro entre mis manos, mostrándome sosegado en apariencia mientras en mi interior bullían cientos de lágrimas. Era un vampiro tan antiguo que ya había olvidado qué era sentir tal angustia, si la liberaba la dañaría y no sabía expulsarla de otra forma. Así que simplemente me reprimí intentando que comprendiera con mis acciones.
-¿Cómo se puede olvidar lo que se ama?
Lancé aquella pregunta esperando que ella misma la respondiera. Mis palabras eran sinceras, pero aún más mis acciones.
Las luces explotaron, como si las bombillas fueran globos y pudieran estallar por culpa de un punzón o una aguja, dejando la noche aún más oscura. Mis manos fueron hacia ella, deseaba hacerle comprender que se equivocaba. Parecía molesta por haberme entregado unos segundos al olvido, deseando que las heridas no escocieran. Si bien, no había dejado de pensar en ella.
-Yo no te he olvidado, pero tú me abandonaste.
Susurré tomando una de las hebras de su cabello, jugando con ellos con cierta ternura. Mis ojos se fundieron en los suyos y el dolor se veía reflejado en ambos. Dejé mis labios posados sobre su frente, sin importarme su aspecto porque sabía que era ella.
-Me dejaste, me abandonaste y me olvidaste como un niño olvida sus canicas en el parque.
Dije tomando su rostro entre mis manos, mostrándome sosegado en apariencia mientras en mi interior bullían cientos de lágrimas. Era un vampiro tan antiguo que ya había olvidado qué era sentir tal angustia, si la liberaba la dañaría y no sabía expulsarla de otra forma. Así que simplemente me reprimí intentando que comprendiera con mis acciones.
-¿Cómo se puede olvidar lo que se ama?
Lancé aquella pregunta esperando que ella misma la respondiera. Mis palabras eran sinceras, pero aún más mis acciones.
Invitado- Invitado
Re: My Funny Valentine - Privado
No quería que me tocara, porque aquel frío me dolía y dañaba. Y aunque sus actos y sus ojos se mostraban sinceros, me dolía que tan rápido como nos conocimos se hubiese olvidado de mis palabras, que se hubiera ido buscando la compañía de otra persona. Dejé ir la materia de mi cuerpo y sólo fui un ente de oscuridad, invisible a sus ojos, etérea.
-No te he abandonado -susurré, porque en aquel punto mi voz no era más que un susurro similar al viento- Ni he ido buscando el amor de nadie más. ¿Cómo se puede olvidar lo que se ama? -repetí su pregunta, sintiendo cómo la oscuridad aumentaba sólo a nuestro alrededor. El frío ahora se palpaba en el ambiente, y el viento soplaba con furia como si compartiera mi dolor, me sentía desplazada y traicionada.
-Sólo he caminado perdida, incapaz de volver por mis pasos ya que para mí los caminos han desaparecido... Y tú, que me has olvidado, has buscado otra alma que te haga compañía -susurré, apareciendo tras él, cubriéndome el rostro con mis manos mientras la sangre se deslizaba por mi pecho y brazos.
-No te he abandonado -susurré, porque en aquel punto mi voz no era más que un susurro similar al viento- Ni he ido buscando el amor de nadie más. ¿Cómo se puede olvidar lo que se ama? -repetí su pregunta, sintiendo cómo la oscuridad aumentaba sólo a nuestro alrededor. El frío ahora se palpaba en el ambiente, y el viento soplaba con furia como si compartiera mi dolor, me sentía desplazada y traicionada.
-Sólo he caminado perdida, incapaz de volver por mis pasos ya que para mí los caminos han desaparecido... Y tú, que me has olvidado, has buscado otra alma que te haga compañía -susurré, apareciendo tras él, cubriéndome el rostro con mis manos mientras la sangre se deslizaba por mi pecho y brazos.
Invitado- Invitado
Re: My Funny Valentine - Privado
-Me acusas de haber hallado un alma que me necesitaba, un pobre diablo que no tiene más que sus miserias y una vida llena de cristales con los que cortarse.
Increpé sin pensar si mis palabras la dañaban. No me arrepentía de aquella noche, había disfrutado de su cuerpo y de sus caricias. Fue algo que no podía dejar, que me aferraba a su calidez para soportar las noches oscuras. Pensaba que podía tener un amigo, un extraño encuentro había dado a una posible amistad que no quería alejar. Había estado años en soledad, siglos más bien, y sin embargo me estaba aproximando a Alexei así como había hecho con Amaury, aunque de una forma más cercana.
-¿No puedo relacionarme? ¿No puedo ofrecer mis brazos para rodear otros cuerpos y dejar que las lágrimas manchen mis hombros? ¿Sólo puedo matar como buen guerrero? ¿Debo ser frío ante el dolor ajeno? ¿Quieres que sea como todos los vampiros sanguinarios de los viejos libros de terror? No puedes pretender que deje de ser como soy porque tú así lo ansíes. Soy libre para derrochar simpatía ante otros, como así odio hacia mis enemigos, y amor hacia ti.
No deseaba compartirme con el mundo, era como si se hubiera vuelto loca. Me asfixiaba sentirme con las alas cortadas, como si alguna vez las hubiera tenido, para terminar notando como mi cuerpo golpea el asfalto. Mis huesos no se quebrarían, pero así los sentía. Todo mi mundo se rompía como si fuera papel.
-Estoy aquí frente a ti, eso debería bastarte. Recorro las calles como alma en pena, cuando soy un vivo, y con esperanza de olvidarme cuando no puedo.
Seguí entonces mi camino, mis pies estaban empapados en sangre y dejaban un rastro distinguible. Tenía los pies destrozados, no sanaban porque volvían a quebrarse con cada paso. Era mi penitencia, mi deseo de sentirme vivo.
Increpé sin pensar si mis palabras la dañaban. No me arrepentía de aquella noche, había disfrutado de su cuerpo y de sus caricias. Fue algo que no podía dejar, que me aferraba a su calidez para soportar las noches oscuras. Pensaba que podía tener un amigo, un extraño encuentro había dado a una posible amistad que no quería alejar. Había estado años en soledad, siglos más bien, y sin embargo me estaba aproximando a Alexei así como había hecho con Amaury, aunque de una forma más cercana.
-¿No puedo relacionarme? ¿No puedo ofrecer mis brazos para rodear otros cuerpos y dejar que las lágrimas manchen mis hombros? ¿Sólo puedo matar como buen guerrero? ¿Debo ser frío ante el dolor ajeno? ¿Quieres que sea como todos los vampiros sanguinarios de los viejos libros de terror? No puedes pretender que deje de ser como soy porque tú así lo ansíes. Soy libre para derrochar simpatía ante otros, como así odio hacia mis enemigos, y amor hacia ti.
No deseaba compartirme con el mundo, era como si se hubiera vuelto loca. Me asfixiaba sentirme con las alas cortadas, como si alguna vez las hubiera tenido, para terminar notando como mi cuerpo golpea el asfalto. Mis huesos no se quebrarían, pero así los sentía. Todo mi mundo se rompía como si fuera papel.
-Estoy aquí frente a ti, eso debería bastarte. Recorro las calles como alma en pena, cuando soy un vivo, y con esperanza de olvidarme cuando no puedo.
Seguí entonces mi camino, mis pies estaban empapados en sangre y dejaban un rastro distinguible. Tenía los pies destrozados, no sanaban porque volvían a quebrarse con cada paso. Era mi penitencia, mi deseo de sentirme vivo.
Invitado- Invitado
Re: My Funny Valentine - Privado
Sus palabras eran como puñaladas heladas, me hacía llorar y que la oscuridad a mi alrededor aumentara, como si un agujero negro me consumiera. Yo no deseaba aislarle del mundo ni alejarle de nadie, pero sí me dolía saber que amaba a otra persona con la misma intensidad que decía amarme.
-Cómo alguien que parecía tan amable puede ser tan cruel... -pregunté al aire, cayendo de rodillas en el suelo con las manos a ambos lados de mi cabeza. No entendía sus palabras, su actitud tan fría y cruel- ¿Quién eres? No eres el vampiro que amaba... pareces un demonio -dije cerrando mis ojos, llorando.
Mi aspecto volvió a la normalidad, el de una niña rota y maltratada, la chica que murió hacía años. Él, con aquellas crueles palabras, con alejarse, me hacía tanto daño como me hicieron en vida.
-Cómo alguien que parecía tan amable puede ser tan cruel... -pregunté al aire, cayendo de rodillas en el suelo con las manos a ambos lados de mi cabeza. No entendía sus palabras, su actitud tan fría y cruel- ¿Quién eres? No eres el vampiro que amaba... pareces un demonio -dije cerrando mis ojos, llorando.
Mi aspecto volvió a la normalidad, el de una niña rota y maltratada, la chica que murió hacía años. Él, con aquellas crueles palabras, con alejarse, me hacía tanto daño como me hicieron en vida.
Invitado- Invitado
Re: My Funny Valentine - Privado
Su dolor era intenso, me golpeaba como si clavara mi lanza justo en mi corazón. Aquel valle sagrado que era el reino de la oscuridad, la noche misma, entre las fortalezas frágiles de los edificios antiguos, se había convertido en un hoyo de furia y desesperación. Mis pasos se detuvieron mientras me giraba lentamente contemplándola. Mi rostro parecía una máscara gélida, si bien mis ojos hablaban por si solos.
Gemí de dolor por mis pies cubierto de yagas, ya que no me detenía y estas seguían abriéndose una y otra vez. Mis dedos acariciaron el asfalto como si fueran nubes, mostrándome como un ángel venido al mundo para recorrerlo bendiciéndolo con mis lágrimas, con el pozo oscuro de dolor que cargaba convirtiéndolo en amor.
-Louise
Susurré su nombre mientras me aproximaba a ella arrodillándome frente a su cuerpo débil, un cuerpo destrozado. Mis manos acariciaron sus cabellos apartándolos de su lamentable rostro, pues era la faz de una muñeca rota. Abandoné un beso en su coronilla mientras estrechaba su cuerpo.
-¿Qué no comprendes niña?
Mis dedos jugaban entre sus cabellos los cuales, aunque sucios y de aspecto revuelto, parecían de seda. Eran hebras de sol en mis noches oscuras, noches de luna roja como la sangre que bañaba mis labios en mis rituales macabros.
-Querer no es amar, amar no es querer. Tener sentimientos agradables hacia otros no significa abandonar al resto, no significa que te deje atrás.
Finalmente mis brazos la estrecharon cubiréndola con mi capa, acariciando sus mejillas con la punta de mis dedos. Mis labios quedaron cerca de su oído, para susurrar al fin las palabras que había evitado decirle, que deseaba olvidar en un cajón.
-Te amo dulce criatura, eres la más importante para mí. Me abandonaste quedé a oscuras, sin siquiera tu ténue luz para iluminar mis cansados pies. Convertí mi alma en muerte, como mis pensamientos y mis sueños. Mi dulce luciérnaga ¿por qué crees que te he olvidado? Confundes amistad con algo más,y ese algo más se halla en mi pecho para ti. Un sentimiento preso como un pájaro y a la vez libre como un pez en las profundidades marinas.
Gemí de dolor por mis pies cubierto de yagas, ya que no me detenía y estas seguían abriéndose una y otra vez. Mis dedos acariciaron el asfalto como si fueran nubes, mostrándome como un ángel venido al mundo para recorrerlo bendiciéndolo con mis lágrimas, con el pozo oscuro de dolor que cargaba convirtiéndolo en amor.
-Louise
Susurré su nombre mientras me aproximaba a ella arrodillándome frente a su cuerpo débil, un cuerpo destrozado. Mis manos acariciaron sus cabellos apartándolos de su lamentable rostro, pues era la faz de una muñeca rota. Abandoné un beso en su coronilla mientras estrechaba su cuerpo.
-¿Qué no comprendes niña?
Mis dedos jugaban entre sus cabellos los cuales, aunque sucios y de aspecto revuelto, parecían de seda. Eran hebras de sol en mis noches oscuras, noches de luna roja como la sangre que bañaba mis labios en mis rituales macabros.
-Querer no es amar, amar no es querer. Tener sentimientos agradables hacia otros no significa abandonar al resto, no significa que te deje atrás.
Finalmente mis brazos la estrecharon cubiréndola con mi capa, acariciando sus mejillas con la punta de mis dedos. Mis labios quedaron cerca de su oído, para susurrar al fin las palabras que había evitado decirle, que deseaba olvidar en un cajón.
-Te amo dulce criatura, eres la más importante para mí. Me abandonaste quedé a oscuras, sin siquiera tu ténue luz para iluminar mis cansados pies. Convertí mi alma en muerte, como mis pensamientos y mis sueños. Mi dulce luciérnaga ¿por qué crees que te he olvidado? Confundes amistad con algo más,y ese algo más se halla en mi pecho para ti. Un sentimiento preso como un pájaro y a la vez libre como un pez en las profundidades marinas.
Invitado- Invitado
Re: My Funny Valentine - Privado
- ¿Me amas? -pregunté tímidamente, subiendo la vista y fijándola en sus ojos. Mis lágrimas aún no dejaban de salir de mis ojos, sus palabras aún me hacían sentir mal y me dolían en el pecho, justo en el lugar en el que alguna vez latió un corazón humano.
No entendía bien aquello de amar y querer. Yo simplemente amaba, con fuerza e intensidad, y me deslizaba por las emociones humanas como una niña pequeña, pasaba de la pena a la alegría y del afecto por alguien al miedo y al recelo cuando me lastimaban. Pero en su corazón no vi simple afecto, sino un amor que me hacía sentir pequeña y triste.
Terminé por abrazarme a él, aferrándome a su cuerpo con suavidad. Yo era demasiado pequeña en comparación con él, pero no me molestaba, ya que su cuerpo me hacía sentir bien. Besé levemente su mejilla.
- ¿Volveremos a separarnos? Ya no quiero estar lejos de tus brazos -susurré con voz triste, aún sollozaba aunque menos que antes. El viento había dejado de soplar y ahora era una suave brisa que intentaba secar mis lágrimas, y la oscuridad era sólo una sombra que se aferraba a mi vestido intentando arrastrarme con ella.
No entendía bien aquello de amar y querer. Yo simplemente amaba, con fuerza e intensidad, y me deslizaba por las emociones humanas como una niña pequeña, pasaba de la pena a la alegría y del afecto por alguien al miedo y al recelo cuando me lastimaban. Pero en su corazón no vi simple afecto, sino un amor que me hacía sentir pequeña y triste.
Terminé por abrazarme a él, aferrándome a su cuerpo con suavidad. Yo era demasiado pequeña en comparación con él, pero no me molestaba, ya que su cuerpo me hacía sentir bien. Besé levemente su mejilla.
- ¿Volveremos a separarnos? Ya no quiero estar lejos de tus brazos -susurré con voz triste, aún sollozaba aunque menos que antes. El viento había dejado de soplar y ahora era una suave brisa que intentaba secar mis lágrimas, y la oscuridad era sólo una sombra que se aferraba a mi vestido intentando arrastrarme con ella.
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Re: My Funny Valentine - Privado
Me quedé junto a ella rodeándola apartando la oscuridad más cruel para ofrecerle tan sólo el lado amable, ese que le daría vida y no pavor. Mi mano derecha acariciaban sus cabellos con lentitud, mientras mis dedos estaban fríos ella parecía emanar un calor intenso. Era mi candelabro, la llama de la vida en plena muerte, mientras el resto moría como flores arrancadas en la mañana nosotros renacíamos como sueños que son recordados con nostalgia y viveza.
-Mi amor por ti es tan intenso como el que tuve hacia mi esposa. Es un amor puro y dulce que irá creciendo.
Recordé a mi dulce y bella esposa, la cual jugaba con los pétalos de la flor de un cerezo. Se movía de forma sutil, como el viento entre las ramas de los árboles acariciando sus flores y sus troncos, mientras en su calmado rostro surgía la vida con una chispa de su sonrisa. Ambas eran mujeres dulces, mujeres que me hicieron soñar con campos en flor y nieve cayendo del cielo. Mujeres muy distintas, damas que despertaron mi lado más amable alejándome de la milicia más cruel.
Había llegado a creer que jamás volvería a amar, que me olvidaría al sin de algo tan intenso. Estaría hundido, consumido, lleno de yagas para siempre. Mis pies sanaban mientras mis rodillas se posaban en el suelo. Mis mejilla chocó la suya y mis labios rozaron la piel suave de su cuello.
-No te vayas porque me lo has prometido, no me iré porque te necesito. Será un vals de luz y oscuridad, una llama prendida de esperanza el el ojal de mi chaqueta y un perfume nuevo en mis versos.
Tomé su pequeño cuerpo entre mis brazos alzándola del suelo, llevándola en mi regazo como si llevara flores a una Virgen. Mis ojos se posaron en los callejones completamente oscuros por culpa de su poder, de su dolor, pero yo podía ver más allá ya que estaba acostumbrado a sollozar en las tinieblas, así como a reír en ellas.
-Mi amor por ti es tan intenso como el que tuve hacia mi esposa. Es un amor puro y dulce que irá creciendo.
Recordé a mi dulce y bella esposa, la cual jugaba con los pétalos de la flor de un cerezo. Se movía de forma sutil, como el viento entre las ramas de los árboles acariciando sus flores y sus troncos, mientras en su calmado rostro surgía la vida con una chispa de su sonrisa. Ambas eran mujeres dulces, mujeres que me hicieron soñar con campos en flor y nieve cayendo del cielo. Mujeres muy distintas, damas que despertaron mi lado más amable alejándome de la milicia más cruel.
Había llegado a creer que jamás volvería a amar, que me olvidaría al sin de algo tan intenso. Estaría hundido, consumido, lleno de yagas para siempre. Mis pies sanaban mientras mis rodillas se posaban en el suelo. Mis mejilla chocó la suya y mis labios rozaron la piel suave de su cuello.
-No te vayas porque me lo has prometido, no me iré porque te necesito. Será un vals de luz y oscuridad, una llama prendida de esperanza el el ojal de mi chaqueta y un perfume nuevo en mis versos.
Tomé su pequeño cuerpo entre mis brazos alzándola del suelo, llevándola en mi regazo como si llevara flores a una Virgen. Mis ojos se posaron en los callejones completamente oscuros por culpa de su poder, de su dolor, pero yo podía ver más allá ya que estaba acostumbrado a sollozar en las tinieblas, así como a reír en ellas.
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Re: My Funny Valentine - Privado
Le sonreí con suavidad cuando me dijo aquello, permitiendo que me tomara en brazos aunque yo era casi insustancial en aquellos momentos. Sentí cómo de a poco y a medida que me calmaba, las lágrimas de mis mejillas desaparecían así como la oscuridad que había estado a punto de consumirme y llevarme consigo, quedando esta vez la calle con una leve iluminación, la de las estrellas y la luna que se había atrevido a asomarse para contemplar mis lágrimas y tal vez hacerlas desaparecer.
-Te amo con la misma intensidad que alguna vez amé la vida, deseo ser tu mariposa efímera y también la luciérnaga que ilumine tus sueños de guerrero.
Tras decir aquello, me incliné besando sus labios con suavidad, desapareciendo de sus brazos para luego quedar junto a él y tomar su mano, o al menos intentar tomarla ya que mis dedos traspasaban su piel. Desatar todo aquel poder me había dejado débil y algo cansada, no se notaba en mi rostro pero sí se notaba en mi cuerpo, el cual aún estaba demasiado pálido y casi trasparente.
-Caminemos, volvamos a la playa en donde nos conocimos y juguemos a ser amantes del viento y hermanos del mar... Saltemos de roca en roca mientras jugamos a ser mariposas carmesíes -le dije con una leve sonrisa, apretando ligeramente su mano aunque ni siquiera podía tocarlo en realidad.
-Te amo con la misma intensidad que alguna vez amé la vida, deseo ser tu mariposa efímera y también la luciérnaga que ilumine tus sueños de guerrero.
Tras decir aquello, me incliné besando sus labios con suavidad, desapareciendo de sus brazos para luego quedar junto a él y tomar su mano, o al menos intentar tomarla ya que mis dedos traspasaban su piel. Desatar todo aquel poder me había dejado débil y algo cansada, no se notaba en mi rostro pero sí se notaba en mi cuerpo, el cual aún estaba demasiado pálido y casi trasparente.
-Caminemos, volvamos a la playa en donde nos conocimos y juguemos a ser amantes del viento y hermanos del mar... Saltemos de roca en roca mientras jugamos a ser mariposas carmesíes -le dije con una leve sonrisa, apretando ligeramente su mano aunque ni siquiera podía tocarlo en realidad.
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Re: My Funny Valentine - Privado
Llevaba conmigo la fotografía luminiscente de una hermosa mariposa, la cual soñando que era hada terminó convirtiéndose en cuervo de alas tan oscuras como las de mi alma. Había estado a punto de ocasionar estragos en la ciudad, y en ella misma, cuando se volvió tan violenta como el mar salvaje en medio de la tempestad. Sin duda alguna había movido algo en ella, algo que permanecía dormido, y que en estos momentos volvía al sosiego habitual.
https://www.youtube.com/watch?v=f8_kdTUUdBQ
Mis labios se movían susurrando una canción de cuna. Recordé aquella canción que alguna vez escuché en la radio, una melodía dulce que movía de igual modo mis túnicas. La cubría como si fuera un tesoro que sólo yo debiera contemplar.
Iríamos a la playa sólo por capricho, porque ella me había rogado que lo hiciera y cumpliría sus deseos. Temía que se desvaneciera, pero sabía que fuera donde fuese ella estaría conmigo. Mis dedos jugaban con sus cabellos translúcidos y mi sonrisa era la de un extraño felino.
https://www.youtube.com/watch?v=f8_kdTUUdBQ
Mis labios se movían susurrando una canción de cuna. Recordé aquella canción que alguna vez escuché en la radio, una melodía dulce que movía de igual modo mis túnicas. La cubría como si fuera un tesoro que sólo yo debiera contemplar.
Iríamos a la playa sólo por capricho, porque ella me había rogado que lo hiciera y cumpliría sus deseos. Temía que se desvaneciera, pero sabía que fuera donde fuese ella estaría conmigo. Mis dedos jugaban con sus cabellos translúcidos y mi sonrisa era la de un extraño felino.
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Re: My Funny Valentine - Privado
Empecé a caminar a su lado con paso lento, aunque mis piernas no eran del todo visibles y más que nada parecía que yo flotara, que me deslizara sobre la calle. Escuchaba su canción sin entender lo que quería decir, pero sonriendo porque la melodía me parecía hermosa, mucho más si era su voz la que la creaba.
Sentía sus dedos en mis cabellos, ante su tacto mi cuerpo de a poco iba tomando un poco de consistencia pero era casi nula. Como la vez anterior en la que casi desaparecí, necesitaba un poco de sangre para volverme real y recuperar mi joven aspecto de muchacha rebosante de vida.
-Atsushi... -susurré su nombre apenas, sin dejar de caminar ni de mirar al frente, buscando ver la playa aunque esta estaba aún un poco lejos. Pero quería llegar ahora, y para eso necesitaba...- ¿Me dejarías tomar un poco de tu sangre? -le pregunté, girándome a verle con una leve aunque igualmente tierna sonrisa.
Sentía sus dedos en mis cabellos, ante su tacto mi cuerpo de a poco iba tomando un poco de consistencia pero era casi nula. Como la vez anterior en la que casi desaparecí, necesitaba un poco de sangre para volverme real y recuperar mi joven aspecto de muchacha rebosante de vida.
-Atsushi... -susurré su nombre apenas, sin dejar de caminar ni de mirar al frente, buscando ver la playa aunque esta estaba aún un poco lejos. Pero quería llegar ahora, y para eso necesitaba...- ¿Me dejarías tomar un poco de tu sangre? -le pregunté, girándome a verle con una leve aunque igualmente tierna sonrisa.
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Re: My Funny Valentine - Privado
Mis pasos eran lentos, la elegancia de los felinos estaba implícita en mí. Siempre me había fijado en ellos para que mis pisadas fueran elegantes y sigilosas, así como admiraba a los lobos y su fiereza al proteger a los suyos en su manada. Los animales podían demostrarte que eran algo más que simples criaturas de un Dios amable en ocasiones, demasiado estricto en otras y duro, tan implacable, con las mismas faltas que él cometía. Yo era un ser caótico que mostraba un equilibrio mágico para aquellos que repararan en mí.
Ella era una dulce mariposa, una luciérnaga que danzaba a mi lado, su sonrisa me recordaba a la brisa de las caricias que una ves sentí en mi rostro. Mi pequeña hada, la niña que jugaba entre las espumas del mar sin miedo a que la tinta de calamares bordaran en sus bajos poemas, los mismos que me hacía murmurar cuando estaba en mi compañía. Musa extraña, sí... pero mía.
-Toma cuanto desees, sabes que todo lo mío ahora es tuyo.
Lo decía con una leve sonrisa en mis labios, dejando que estos se aquearan en un extraño pacto. Debía de mostrarme atento con ella, sobre todo después de nuestra insufrible riña. ¿Por qué había sido? ¿Por qué tuvo que suceder? Tal vez fue un milagro para hacerme entender cuanto significaba aquella muchacha.
Ella era una dulce mariposa, una luciérnaga que danzaba a mi lado, su sonrisa me recordaba a la brisa de las caricias que una ves sentí en mi rostro. Mi pequeña hada, la niña que jugaba entre las espumas del mar sin miedo a que la tinta de calamares bordaran en sus bajos poemas, los mismos que me hacía murmurar cuando estaba en mi compañía. Musa extraña, sí... pero mía.
-Toma cuanto desees, sabes que todo lo mío ahora es tuyo.
Lo decía con una leve sonrisa en mis labios, dejando que estos se aquearan en un extraño pacto. Debía de mostrarme atento con ella, sobre todo después de nuestra insufrible riña. ¿Por qué había sido? ¿Por qué tuvo que suceder? Tal vez fue un milagro para hacerme entender cuanto significaba aquella muchacha.
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Re: My Funny Valentine - Privado
-Merci -le dije antes de detenerme. Me puse de puntillas y dejé un suave beso en sus labios, para luego acariciar con ternura sus cabellos y atravesarle como había hecho la noche que nos conocimos. De esa forma bebía de él, robando cientos de minúsculas gotas de su sangre las cuales me volvieron real y luminosa otra vez.
Una vez mi cuerpo recuperado y yo llena de energías, me giré a verlo luciendo aquel vestido blanco que tanto me gustaba, mis pies descalzos y algunas cintas cayendo de mis cabellos porque ahora los llevaba tomados. Le abracé por la espalda para que no cayera, no sabía si quedaría muy débil porque normalmente cuando atravesaba a alguien esa persona quedaba aturdida.
-Merci, mon amour... -le susurré en francés, bien aferrada a él y apoyando el rostro en su ancha espalda- ¿Te sientes bien? ¿O estás cansado? -le pregunté, soltándome y quedando frente a él, acariciando suavemente su rostro con mis pálidas manos mientras le sonreía suavemente, le agradecía mucho aquello ya que me había hecho sentir mucho mejor- ¿Puedes correr o prefieres caminar?
Una vez mi cuerpo recuperado y yo llena de energías, me giré a verlo luciendo aquel vestido blanco que tanto me gustaba, mis pies descalzos y algunas cintas cayendo de mis cabellos porque ahora los llevaba tomados. Le abracé por la espalda para que no cayera, no sabía si quedaría muy débil porque normalmente cuando atravesaba a alguien esa persona quedaba aturdida.
-Merci, mon amour... -le susurré en francés, bien aferrada a él y apoyando el rostro en su ancha espalda- ¿Te sientes bien? ¿O estás cansado? -le pregunté, soltándome y quedando frente a él, acariciando suavemente su rostro con mis pálidas manos mientras le sonreía suavemente, le agradecía mucho aquello ya que me había hecho sentir mucho mejor- ¿Puedes correr o prefieres caminar?
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Re: My Funny Valentine - Privado
Sus labios eran dulces caricias que el viento dejaba en mi piel. Ella era aire, luz, la esencia de la vida y buscaba en mí los ríos caudalosos que gobernaban mis venas. Mi piel blanca me hacía parecer de delicada porcelana, aunque en realidad era duro como una piedra y podía aparentar ser un extraño ángel de mármol.
Mis ropas negras se mecieron con un viento surgido de mi poder. Extendí mis manos permitiendo que entrara en mí, que tomara la sangre que deseara y necesitara. Cuando me traspasó cerré los ojos y al sentir que todo había pasado, con sus tiernos brazos rodeándome, simplemente acaricié sus delgados dedos que se posaron en mi vientre.
-No me sucede nada, pequeña.
Fue lo único que dije antes de girarme para contemplarla. Un ángel de cabellos suaves con pequeñas cintas adornándolo. Su vestido blanco, como la espuma del mar, acariciaba sus tobillos y se veía completamente encantadora. Sus pies estaban descalzos como los míos, si bien yo iba en penitencia, me castigaba a mí mismo por mis errores.
Mis ropas negras se mecieron con un viento surgido de mi poder. Extendí mis manos permitiendo que entrara en mí, que tomara la sangre que deseara y necesitara. Cuando me traspasó cerré los ojos y al sentir que todo había pasado, con sus tiernos brazos rodeándome, simplemente acaricié sus delgados dedos que se posaron en mi vientre.
-No me sucede nada, pequeña.
Fue lo único que dije antes de girarme para contemplarla. Un ángel de cabellos suaves con pequeñas cintas adornándolo. Su vestido blanco, como la espuma del mar, acariciaba sus tobillos y se veía completamente encantadora. Sus pies estaban descalzos como los míos, si bien yo iba en penitencia, me castigaba a mí mismo por mis errores.
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Re: My Funny Valentine - Privado
-Desearía que no sangraras más -le dije, refiriéndome a las heridas de sus pies, las cuales había sentido al entrar en su cuerpo, el lapso de un segundo mientras le traspasaba tomando su sangre para mí.
Tomé su cálida mano, porque para mí era cálida y no fría, con mis dedos helados y empecé a caminar de nuevo a su lado, llevándole hacia las calles que nos llevarían a la playa. Mis pasos eran lentos, quería que sus heridas sanaran antes de empezar a correr.
Mientras daba cortos pasos, empecé a cantar suavemente una canción que era dedicada al mar, a él y que me recordaba también parte de lo que yo había sido en vida. Mi voz se volvía sobrenatural cuando cantaba, mis notas eran casi susurros de viento que se perdían en la noche.
https://www.youtube.com/watch?v=6vOrCBtAciI
Tomé su cálida mano, porque para mí era cálida y no fría, con mis dedos helados y empecé a caminar de nuevo a su lado, llevándole hacia las calles que nos llevarían a la playa. Mis pasos eran lentos, quería que sus heridas sanaran antes de empezar a correr.
Mientras daba cortos pasos, empecé a cantar suavemente una canción que era dedicada al mar, a él y que me recordaba también parte de lo que yo había sido en vida. Mi voz se volvía sobrenatural cuando cantaba, mis notas eran casi susurros de viento que se perdían en la noche.
https://www.youtube.com/watch?v=6vOrCBtAciI
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Re: My Funny Valentine - Privado
Deseaba algo a lo cual no estaba acostumbrado. Tan sólo en ciertas ocasiones caminaba sin heridas. Provocaba que no cicatrizaran en toda la noche, únicamente lograban cerrarse en las mañanas tan claras como la luz que transmitía. Necesitaba contacto con el dolor para sentirme vivo, para saber que podía seguir caminando por el mundo recorriéndolo en busca de tesoros, nuevas y cruentas batallas, experiencias casi divinas y bíblicas, caricias del viento y sueños que convertía en metáforas parecidas al mecer de los cerezos en flor.
Paré mi lento caminar dejándola frente a mí, escuchando su cántico sobrenatural. Ella era la sirena de la luz, el faro que me llevaba a puertos paradisíacos. Ángel que no quiso tocar el cielo, porque el cielo es ínfimo y grotesco frente a su belleza pura y cándida. Mis manos se colocaron sobre sus mejillas palpando como un ciego su rostro. Cerré los ojos agachando mi cabeza, dejando que mis ropas ondearan al viento inexistente como bandera pirata o luto doliente. Mis heridas sanaron justo antes de apartarme tomando sus manos entre las mías. Abrí mis ojos y mi oscura mirar cayó sobre los suyos como una cascada de café caliente.
-Sirena varada en tierra de nadie,
tesoro que manchó el calamar y fue limpiada
con la espuma del mar generado por perlas.
Sirena en tierra decadente,
sobre una piedra alumbras como faro
y enterneces como rosa en una montaña nevada.
Sirena con rostro de mujer y cuerpo de ángel,
divina concepción de rasgos sutiles.
Demonio dulce de alma en pena,
de condena sin remedio, de ángel sin cielo
y mechas explosivas de cataratas marinas.
Mujer cálida y entregada, tan sólo mujer
de cuerpo delicado y voz de alondra.
Arrúllame en las noches de bruma,
haz que los barcos encallados vuelvan a navegar sobre las olas...
las mismas que salpican nuestros pies descalzos.
Pequeña sirena escúchame,
sirena dulce varada en mis brazos...
Te amo.-
De mis labios mortecinos surgieron aquellas palabras, un poema creado para ella y ofrendado como si fuera la Virgen María.
Paré mi lento caminar dejándola frente a mí, escuchando su cántico sobrenatural. Ella era la sirena de la luz, el faro que me llevaba a puertos paradisíacos. Ángel que no quiso tocar el cielo, porque el cielo es ínfimo y grotesco frente a su belleza pura y cándida. Mis manos se colocaron sobre sus mejillas palpando como un ciego su rostro. Cerré los ojos agachando mi cabeza, dejando que mis ropas ondearan al viento inexistente como bandera pirata o luto doliente. Mis heridas sanaron justo antes de apartarme tomando sus manos entre las mías. Abrí mis ojos y mi oscura mirar cayó sobre los suyos como una cascada de café caliente.
-Sirena varada en tierra de nadie,
tesoro que manchó el calamar y fue limpiada
con la espuma del mar generado por perlas.
Sirena en tierra decadente,
sobre una piedra alumbras como faro
y enterneces como rosa en una montaña nevada.
Sirena con rostro de mujer y cuerpo de ángel,
divina concepción de rasgos sutiles.
Demonio dulce de alma en pena,
de condena sin remedio, de ángel sin cielo
y mechas explosivas de cataratas marinas.
Mujer cálida y entregada, tan sólo mujer
de cuerpo delicado y voz de alondra.
Arrúllame en las noches de bruma,
haz que los barcos encallados vuelvan a navegar sobre las olas...
las mismas que salpican nuestros pies descalzos.
Pequeña sirena escúchame,
sirena dulce varada en mis brazos...
Te amo.-
De mis labios mortecinos surgieron aquellas palabras, un poema creado para ella y ofrendado como si fuera la Virgen María.
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Re: My Funny Valentine - Privado
Dejé de cantar cuando empezó a recitar aquellas dulces palabras, tan llenas de misterio y de cariño, tan hermosas que se me antojaban de color morado, de violeta naciente. Mis manos acariciaron su rostro de forma suave cuando hubo acabado, dedicándole una sonrisa cargada de cariño y de amor, un poema con mi mirar y mi tacto delicado.
-Mi ángel, mi dulce vampiro que sueñas con ser demonio alado cuando en realidad eres el suspiro que dejé escapar de forma enamorada de mis labios... mi ángel de alas negras y corazón de plata, mi amado demonio y poeta, mi valiente guerrero de sueños y batallas que nunca estuvieron perdidas, no para ti, no para nosotros... -murmuré con voz suave y sobrenatural todavía, colocándome en la punta de los pies cual bailarina que se entrega a la muerte, al cielo que la aguarda.
Besé sus labios de forma dulce y casta, fue un poco más que un roce pero menos que un beso de amantes. Fue inocencia y a la vez el amor más profundo, aquel que podía reflejarse en mis ojos mientras los clavaba en los suyos.
-Te amo -le dije con voz sincera, tomando sus manos con las mías antes de besarlas también, como si él fuera un dios al que rendía culto, al que adoraba. Era mi amado, mi vampiro, el hombre que hacía enloquecer a mi corazón.
-Mi ángel, mi dulce vampiro que sueñas con ser demonio alado cuando en realidad eres el suspiro que dejé escapar de forma enamorada de mis labios... mi ángel de alas negras y corazón de plata, mi amado demonio y poeta, mi valiente guerrero de sueños y batallas que nunca estuvieron perdidas, no para ti, no para nosotros... -murmuré con voz suave y sobrenatural todavía, colocándome en la punta de los pies cual bailarina que se entrega a la muerte, al cielo que la aguarda.
Besé sus labios de forma dulce y casta, fue un poco más que un roce pero menos que un beso de amantes. Fue inocencia y a la vez el amor más profundo, aquel que podía reflejarse en mis ojos mientras los clavaba en los suyos.
-Te amo -le dije con voz sincera, tomando sus manos con las mías antes de besarlas también, como si él fuera un dios al que rendía culto, al que adoraba. Era mi amado, mi vampiro, el hombre que hacía enloquecer a mi corazón.
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Re: My Funny Valentine - Privado
-Si tú supieras, princesa de las luciérnagas convertidas en poemas de libélulas, si tú supieras dejarías de llamarme ángel y sólo cantarías en mi nombre poemas de castigo. Soy un maldito, un hombre en mitad de dos fuerzas, que intenta sobrevivir a la aurora, al eco de sus pasos ensangrentados, y al dolor que su pasado le porta. Sobrevivo con la poesía de tus labios, tus ojos cálidos. Sobrevivo contigo mi muñeca irreal, mi dulce espíritu.
Tomé su cuerpo de energía entre mis brazos, cargándola como si fuera una novia la noche en la cual otorga al fin caricias de mujer. Una niña convertida en un ramo de lirios, una bailarina transformada en cisne, un cisne que en realidad es una niña luciérnaga de mis noches tristes. Su luz, sus caricias y palabras, era demasiado deslumbrante y a pesar de sentirme como polilla hacia la luz, pese a todo y ante todo, me dejaba llevar hasta el mismo infierno si era preciso. Me dejaría guiar sobre la lava del averno si ella me conducía. Era mi locura y a la vez mi punto de juicio.
Los edificios parecían cantar nuestro nombre en los ecos huecos de los pasos rápidos, o sosegados, de aquellos que vivían en ellos. Muros de alto ladrillo, hormigón grotesco y cristales tintados, que se disponían en ambos lados de la calle. A oscuras, por culpa nuestra, mientras mis pies evitaban dejar huellas ensangrentadas. Mis manos acariciaban su cuerpo mientras la sostenía, deseaba verla junto al mar siendo acariciada por la espuma de las olas.
-Sirena y no ángel, eso eres.
Susurré cuando llegué a la barandilla que daba al mar desde el paseo. Una fría estructura de metal unida a piedras, muchas sacadas del mismo fondo marino, que pise con firmeza deslizándome hasta la fina arena, la cual nos recibió como si estuviera esperándonos.
Tomé su cuerpo de energía entre mis brazos, cargándola como si fuera una novia la noche en la cual otorga al fin caricias de mujer. Una niña convertida en un ramo de lirios, una bailarina transformada en cisne, un cisne que en realidad es una niña luciérnaga de mis noches tristes. Su luz, sus caricias y palabras, era demasiado deslumbrante y a pesar de sentirme como polilla hacia la luz, pese a todo y ante todo, me dejaba llevar hasta el mismo infierno si era preciso. Me dejaría guiar sobre la lava del averno si ella me conducía. Era mi locura y a la vez mi punto de juicio.
Los edificios parecían cantar nuestro nombre en los ecos huecos de los pasos rápidos, o sosegados, de aquellos que vivían en ellos. Muros de alto ladrillo, hormigón grotesco y cristales tintados, que se disponían en ambos lados de la calle. A oscuras, por culpa nuestra, mientras mis pies evitaban dejar huellas ensangrentadas. Mis manos acariciaban su cuerpo mientras la sostenía, deseaba verla junto al mar siendo acariciada por la espuma de las olas.
-Sirena y no ángel, eso eres.
Susurré cuando llegué a la barandilla que daba al mar desde el paseo. Una fría estructura de metal unida a piedras, muchas sacadas del mismo fondo marino, que pise con firmeza deslizándome hasta la fina arena, la cual nos recibió como si estuviera esperándonos.
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Re: My Funny Valentine - Privado
-No me importa si tu pasado te condena, porque yo no lo hago ni lo haré jamás... Para mí eres ángel, para otros demonio tal vez, pero eso no importa, no mientras estemos juntos, no mientras tú seas mío y yo sea tuya... Siempre juntos, Atsushi, siempre nosotros dos...
Decía eso mientras él caminaba conmigo en brazos. Recargué mi cabeza sobre su amplio pecho y fijé mi vista en el horizonte, en las oscuras aguas marinas que ocultaban tantos secretos y misterios, así como promesas de amor y amores no correspondidos. Con el viento, dejé escapar un beso hacia él, hacia el espíritu de aquellas aguas, porque el mar está vivo, y su espíritu es un amante melancólico del que todos alguna vez nos enamoramos.
Cuando pisó la arena, sonreí levemente mirándole, acariciando su mejilla con mi blanca mano mientras miraba sus ojos. Besé entonces sus labios nuevamente, para luego desaparecer de sus brazos para aparecer unos escasos metros más allá, en la orilla del mar, viendo cómo el agua acariciaba con delicadeza mis pies descalzos pero sin mojarlos ni entumecerlos.
-Desearía ser sirena y poder saber qué se siente que el agua del mar te bañe, te moje -me giré a él tras decir ésto- Desearía poder saber qué se siente sentir tantas cosas, como el toque de un amante y la caricia del viento. Ya no lo recuerdo...
Decía eso mientras él caminaba conmigo en brazos. Recargué mi cabeza sobre su amplio pecho y fijé mi vista en el horizonte, en las oscuras aguas marinas que ocultaban tantos secretos y misterios, así como promesas de amor y amores no correspondidos. Con el viento, dejé escapar un beso hacia él, hacia el espíritu de aquellas aguas, porque el mar está vivo, y su espíritu es un amante melancólico del que todos alguna vez nos enamoramos.
Cuando pisó la arena, sonreí levemente mirándole, acariciando su mejilla con mi blanca mano mientras miraba sus ojos. Besé entonces sus labios nuevamente, para luego desaparecer de sus brazos para aparecer unos escasos metros más allá, en la orilla del mar, viendo cómo el agua acariciaba con delicadeza mis pies descalzos pero sin mojarlos ni entumecerlos.
-Desearía ser sirena y poder saber qué se siente que el agua del mar te bañe, te moje -me giré a él tras decir ésto- Desearía poder saber qué se siente sentir tantas cosas, como el toque de un amante y la caricia del viento. Ya no lo recuerdo...
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Re: My Funny Valentine - Privado
Ella era un espíritu libre que deseaba volver a recordar que era tener las cadenas de un cuerpo, piel y carne que envolvía sus tobillos, piernas firmes y torneadas, mejillas sonrosadas o cintura de bailarina. Ella era todo lo que yo había deseado encontrar en una mujer, una chiquilla tan sólo pero con el corazón de una dama. Me moví sosegado, dejando que mis pasos imprimieran unas huellas deformes en la arena. Aún tenía restos de sangre, la cual estaba ya seca, y nada más entrar en contacto con el agua esta lavó las marcas dejando que se tiñera por unos segundos de rojo, rojo pasión como sus labios deseando ser besados.
La tomé por la cintura acariciándola, tomándola como si fuera un ramillete de flores, mientras la comprimía saboreando el aroma de sus cabellos. Un aroma de flores, musgo, mar y rocas. Mis labios tentaron a los suyos, invitándolos a un vals donde la luz de su alma se fundía en mis tinieblas. Mis ojos se quedaron fijos en los suyos, hasta que bajé los párpados y dejé que mis ilusiones se fundieran con los sentidos.
-Te amo, aún en la muerte. Te adoro en esta eternidad. La inmortalidad de nuestros espíritus, la crueldad del mundo que moramos y la felicidad que parecemos emitir como si fuéramos luciérnagas. Tú me has dado luz, tú me has condenado a la luz. No me ciega, ni me entristece. Es una luz que me otorga la paz y felicidad que había olvidado. Soy tu amante, estoy aquí para ti y no pienso irme.
No sabía si mis besos los sentía, pero su pequeña calidez era una corriente eléctrica que recorría cada partícula de mi cuerpo.
La tomé por la cintura acariciándola, tomándola como si fuera un ramillete de flores, mientras la comprimía saboreando el aroma de sus cabellos. Un aroma de flores, musgo, mar y rocas. Mis labios tentaron a los suyos, invitándolos a un vals donde la luz de su alma se fundía en mis tinieblas. Mis ojos se quedaron fijos en los suyos, hasta que bajé los párpados y dejé que mis ilusiones se fundieran con los sentidos.
-Te amo, aún en la muerte. Te adoro en esta eternidad. La inmortalidad de nuestros espíritus, la crueldad del mundo que moramos y la felicidad que parecemos emitir como si fuéramos luciérnagas. Tú me has dado luz, tú me has condenado a la luz. No me ciega, ni me entristece. Es una luz que me otorga la paz y felicidad que había olvidado. Soy tu amante, estoy aquí para ti y no pienso irme.
No sabía si mis besos los sentía, pero su pequeña calidez era una corriente eléctrica que recorría cada partícula de mi cuerpo.
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Re: My Funny Valentine - Privado
-Mi amado y mi amante... -murmuré antes de besar su cuello y abrazarme a su cuerpo, sintiendo el calor de sus caricias, de sus manos en mi cintura pero sin ser capaz de percibir el agua que empapaba mis pies descalzos. Una de mis manos se prendió de sus cabellos, acariciándolos con cierto mimo cariñoso mientras levantaba nuevamente la vista para mirarle.
-Sumerjámonos en estas aguas, seamos una sola alma dividida en dos cuerpos -le pedí, soltándome de sus manos y retrocediendo hacia el mar con pasos lentos, dejando caer mis prendas sobre la arena para que no se mojaran y me pesaran mucho luego. El agua terminó por cubrir mi desnudez, mientras mis ojos eran una invitación para que él se bañara conmigo.
-Ven aquí, mi dulce vampiro, y juguemos a ser luciérnagas marinas -le llamé con voz suave y sobrenatural, la voz de una sirena tal vez, o de una estrella que brilla en el firmamento. El agua cubría hasta mis hombros, y mantenía una mano estirada hacia él, esperando a que la cogiera, a que me abrazara y fundiera su alma con la mía.
-Sumerjámonos en estas aguas, seamos una sola alma dividida en dos cuerpos -le pedí, soltándome de sus manos y retrocediendo hacia el mar con pasos lentos, dejando caer mis prendas sobre la arena para que no se mojaran y me pesaran mucho luego. El agua terminó por cubrir mi desnudez, mientras mis ojos eran una invitación para que él se bañara conmigo.
-Ven aquí, mi dulce vampiro, y juguemos a ser luciérnagas marinas -le llamé con voz suave y sobrenatural, la voz de una sirena tal vez, o de una estrella que brilla en el firmamento. El agua cubría hasta mis hombros, y mantenía una mano estirada hacia él, esperando a que la cogiera, a que me abrazara y fundiera su alma con la mía.
Invitado- Invitado
Re: My Funny Valentine - Privado
Habían pasado tantos años desde que mis ojos contemplaron a una mujer desnuda, tal vez dos décadas. La última persona con la que había compartido lecho en más de veinte años había sido Alexei, pero él no era más que un ángel porque no poseía sexo alguno que le identificara. Era mi dulce Alexei, el pequeño hombre con fragilidad de mujer. Temía que estuviera mal, que quizás me necesitara, pero el deseo de estar con ella me arrojaba lejos cualquier pensamiento sobre el dolor, la tragedia, la guerra o las lágrimas.
Saqué mis ropas escuchando su invitación, sus palabras me arrojaban sobre mis sentidos un encendido deseo de poseer cada partícula de su ser. Luciérnagas marinas, fantasmas en el océano, el mar mismo si deseaba. Quería estar atado a ella, formar un vínculo que nos estrechara de forma perpetua. Mis ojos se hundieron en los suyos mientras las frías aguas primaverales nos rodeaban, parecía ser poesía.
-Deseo ser parte del mar y que tú mueras conmigo, renacimiendo a la vez entre mis dedos. Quiero darte la vida y la muerte, la belleza en la oscuridad donde tanto horror has visto. Necesito mostrarte que este moribundo vive y que tú vives para hacerme sentir la chispa de la belleza, la pasión y la vitalidad.
Mis manos se fundieron en su cintura, acariciándola lentamente, mientras el agua golpeaba mi cintura tan sólo, nuestra diferencia de tamaño era obvia. Empujé lentamente su figura frágil, la cual no era más que un poderoso cuerpo sobrenatural, jugando con la imaginación y el paso del tiempo.
Saqué mis ropas escuchando su invitación, sus palabras me arrojaban sobre mis sentidos un encendido deseo de poseer cada partícula de su ser. Luciérnagas marinas, fantasmas en el océano, el mar mismo si deseaba. Quería estar atado a ella, formar un vínculo que nos estrechara de forma perpetua. Mis ojos se hundieron en los suyos mientras las frías aguas primaverales nos rodeaban, parecía ser poesía.
-Deseo ser parte del mar y que tú mueras conmigo, renacimiendo a la vez entre mis dedos. Quiero darte la vida y la muerte, la belleza en la oscuridad donde tanto horror has visto. Necesito mostrarte que este moribundo vive y que tú vives para hacerme sentir la chispa de la belleza, la pasión y la vitalidad.
Mis manos se fundieron en su cintura, acariciándola lentamente, mientras el agua golpeaba mi cintura tan sólo, nuestra diferencia de tamaño era obvia. Empujé lentamente su figura frágil, la cual no era más que un poderoso cuerpo sobrenatural, jugando con la imaginación y el paso del tiempo.
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