Love isn't always fair - Priv

-Ya no es un hospital, se lo compré a tu hermano cuando llegué a la ciudad... bueno, a representantes de tu hermano... y lo convertí en un refugio, algo así como un albergue -expliqué, abriendo la puerta de mi habitación. Encendí las luces y frente a nosotros apareció un cuarto bastante grande y acogedor, con dos ventanas una a cada lado de la cama. Frente a ésta, había un escritorio lleno de papeles variados, y una pequeña nevera en donde guardaba el alcohol y algunas bolsitas de sangre conservada.

-Espero que mi cuarto sea lo bastante acogedor para ti -comenté, cerrando la puerta tras él-. Ponte cómodo, y dime qué te apetece beber. Tengo ron, whiskey, tinto, cerveza...

Me senti mas tranquilo cuando entramos a su cuarto, un lugar ciertamente acojedor, aun que me seguia pareciendo extraño que viviera en un hospital, me daba escosor.

-No esta mal, para ser un cuarto de lujo de hospital - dije y me sente en la orilla de la cama - Whiskey esta bien.

Sonrei y me quede mirando el resto del lugar, nada distinto, a excepcion del escritorio y el frigobar, eran lo unico que separaba de ese lugar de ser una habitacion comun de hospital, de lujo, a una habitacion.

-Nada dista más de un cuarto de lujo de hospital que esto, créeme -comenté sacando dos botellas de whiskey y acercándome a él, tendiéndole una-. No tengo vasos, espero no te moleste -me disculpé, puesto que no los necesitaba ya que normalmente iba y bebía de la botella directamente. Me senté en la alfombra frente a él, con las piernas cruzadas, y bebí un pequeño trago de aquel líquido.

Sonrei tomando la botella, abriendola y empinandola para darle un largo trago.

-Muy bueno - indique limpiandome la boca sin cuidado alguno - Y desde hace cuanto vives aqui, supongo que ha de ser poco tiempo, ya que nunca habia escuchado hablar de ti, al menos no antes de ir a vivir a Vollkommen.

-Llegué hace unos cuantos meses, aunque para serte sincero, casi nadie sabe de mí -comenté, bebiendo otro trago y dejando la botella a mi lado sobre la alfombra, para luego, girarme a verle con una sonrisa torcida-. Ya te lo dije, soy bueno para ser invisible. A veces es mejor así, supongo -me encogí de hombros tras decir aquello.

-¿Quieres que te lleve a ver a Anssi ahora? ¿O esperarás a estar un poco más ebrio? -pregunté observando la forma en que bebía de aquella botella, probablemente, por su raza, pronto terminaría ebrio... En cambio, yo, aún tenía mucho que beber para llegar a eso... volví a beber de la botella, con renovadas ganas de embriagarme, aunque fuera unos momentos.

Levante una ceja, observando la botella, la cual ya estaba a la mitad, di un trago, largo dejando el contenido a poco mas abajo de la mitad.

-Estoy listo para conocer al abuelo - mensione riendo tontamente debido a la pronta embriagues a no tener la costumbre de beber, no como antes, no como en mi otra vida.

-Bien, procura no parpadear -comenté bajando mi botella y acercándome a él, mirándole a los ojos, directamente. Mi mirada fría y distante e clavó en la suya y en menos de un parpadeo, la habitación cambió, así como nuestras ropas, las cuales eran antiguas, elegantes. Desvié la mirada hacia el ventanal, el cual daba paso a un pequeño balcón y a la noche parisina.

La cama en donde Adrian estaba sentado, era enorme, elegante, con sedosas sábana rojas. Las botellas de alcohol habían desaparecido, lo muebles habían cambiado.. aquella era la enorme habitación de mi mansión en París. La chimenea frente a la cama estaba encendida y el fuego crepitaba sobre la madera... y observando el fuego, de pie en silencio, estaba Anssi, con expresión triste y ausente... Sí, aquel momento era, después de una de nuestras reiteradas discusiones.

Senti una ligera presion en el pecho cuando lo vi todo cambiar ante mis ojos, parpadee un par de veces, era una muy buena ilucion, un truco realmente asombroso.

La habitacion entera habia cambiado, a un lugar mucho mas suntoso, otra epoca, muchisimos años antes de que hubiera nacido y ahi, frente a mi, estaba un joven con mi rostro, vestido con bonitas y ricas ropas de la epoca de la Ilustrasion francesa, con la misma expresion desolada con la que vivia ultimamente mi existencia.

Me acerqué a Adrian silenciosamente, colocándome a su lado mientras él miraba a Anssi, realmente, el parecido era impresionante, incluso yo, me sentí un poco shockeado por la imagen. Me incliné ligeramente sobre su oído para susurrarle, con voz suave y algo ronca-. Acércate y háblale, no te hará daño... supongo.

Anssi no nos había visto, y realmente, su reacción no dependía de mí, ni del recuerdo en sí. Era una ilusión basándose en otra realidad, una que e creaba en el momento, pero al fin y al cabo, no dejaba de ser eso, una ilusión.

Me acerque a esa aparicion, mirandolo con curiosidad, hasta estar frente a el.

-H..ho... Hola? - saludo medio sonriendo, sin saber cual seria la reaccion de Anssi, mi antepasado, la razon por la que tenia esa apariencia androgina.

Observé atentamente cómo Adrian se acercaba a Anssi y le saludaba, quedándome de pie junto a la cama. Anssi se sobresaltó y se giró a ver a su antepasado con los ojos muy abiertos, para luego, posar su mirada sobre mí, con el ceño ligeramente fruncido.

-Alex, ¿qué clase de truco es este? ¿Y esas ropas? -Me preguntó con voz un tanto temblorosa, observando otra vez a Adrian y acercándose a tocar su rostro con asombro-. Ho...hola...

Di un paso hacia atras, nervioso ante el tacto calido de Anssi, pese a ser una total ilución. Era calido y solido, tanto como yo.

-Yo... soy Adrian - murmure con voz tremula, medio sonriendo, estirando mi mano en forma de saludo - Creo que soy ... tu nieto o algo asi -levante los hombros, medio sonriendole.

Observaba cada movimiento de los dos jóvenes rubios frente a mí, el asombro en sus expresiones y la creciente palidez de Anssi ante las palabras de Adrian. Por un momento temí que fuera a desmayarse, pero entonces me tenía que recordar que sólo era una ilusión, un recuerdo alterado. Anssi ya no existía, por supuesto, y el joven híbrido junto a mí era sólo un muchachito triste y curioso.

Entonces nuevamente vino la migraña y llevé mis dedos a masajearme el puente de la nariz, cerrando los ojos. Me sentía incapaz de mantener la escena por momentos ya que me afectaba a un gran nivel emocional, la culpa y la melancolía me impedía concentrarme y en un parpadeo, la ilusión se desvaneció, como la niebla, regresándonos a ambos a nuestras ropas, a nuestra época.

-Lo siento -me disculpé en voz baja, aún con los ojos cerrados y masajeándome el puente de la nariz-. No siempre consigo que las ilusiones duren mucho tiempo. Espero que al menos el ver a tu joven antepasado te haya alegrado un poco -comenté apoyando la espalda en una de las paredes, suspirando y respirando profundamente para evitar que la migraña avanzara demasiado.

Di un pequeño salto al ver como la imagen de ese chico desaparecia, era como ver mi reflejo en algun lago desvanecerse ante el movimiento de mi mano al intentar tocarla.

-Esta bien - sonrei cuando di media vuelta para mirarle - Ahora entiendo por que llame tanto tu atencion.

Comente, modulando ligeramente el tono de mi voz, mas aspera, baja e insinuante.

-Y dime, el abuelo... era bueno en la cama? - pregunte, sentandome a su lado, tomando otra botella de whisky y dando un largo trago.

Sonreí de lado ante sus palabras y el cambio en su tono de voz, abriendo los ojos para verle sentarse a mi lado con la botella de whisky en la mano. Dejé de masajearme y busqué un pañuelo entre mis bolsillos, pues sentía la sangre escapar por mi nariz como cada vez que me sobre exigía demasiado a nivel mental. Últimamente el esfuerzo que significaba mi poder me provocaba más migrañas y sangramientos de lo normal, aunque a decir verdad todo eso simplemente podía deberse al estrés que tenía acumulado.

-Pues jamás he escuchado queja alguna -respondí a su pregunta terminando de limpiarme y mirándole con una sonrisa torcida y un tanto ególatra. Cuando bajó la botella, me incliné hacia él sujetando su barbilla, mirándole fijamente a los ojos de forma perturbadora, casi sobrecogedora y seductora al mismo tiempo-. ¿Acaso quieres averiguarlo por ti mismo? -Aquel tono, fue un poco más profundo y ronco. Le solté tras unos pocos segundos y volví a darle su espacio, cerrando los ojos para apartar la migraña.

Sonrei ligeramente cuando me agarro de aquella forma, era extraño, como si algo dentro de mi me dictara que asi debian ser las cosas, que ese ligero ardor en mis venas era parte de lo que realmente era yo, algo que sentia comodo.

-Y Anssi no se enojara? - pregunte cuando me solto, le quite nuevamente la botella de la mano, y lami mis labios y la boca de la botella de forma sugerente antes de dar un largo trago - Tampoco quiero tener problemas con el recuerdo de mi ... abuelo - sonri ligeramente, sin dejar de mirarle fijamente.

-Dudo que alguien que lleva alrededor de 300 años muerto pueda enfadarse demasiado -comenté viendo cómo se relamía y lamía la boca de la botella, insinuante y sugerente, bastante sensual a decir verdad. Le observé fijamente a los ojos de la misma forma que él hacía conmigo, impresionándome nuevamente por el asombroso parecido a Anssi, sintiendo mi pecho sobrecogerse y mi mirada oscurecerse con cierto brillo depredador.

-Pareces bastante interesado en tus abuelos -comenté al notar aquellas lejanas emociones, esas que sólo se encendían ante el recuerdo de mi último amado. Tomé la botella y di un nuevo y largo sorbo para acallarlas, notando que alcohol y migraña no combinaban demasiado bien aunque la última parecía al fin comenzar a disiparse, gracias a mi genética vampirica. Intentaba controlarme... No era correcto pensar de esa forma en mi ¿nieto?

-Bueno, si lo ponemos de este modo, yo solo soy nieto de Anssi, no tuyo - sonrei ligeramente, trepandome en la cama hasta llegar a la cabecera, recargandome ahi, de forma sensual - Tu solo fuiste su amante y su creador... 

Volvi a sonreir, moviendome sobre la cama, sin dejar de mirarle fijamente, insinuante, esperando una respuesta positiva de parte de él.

-Mmm sí, eso es cierto, aunque no deja de ser excitante pensar que podrías ser mi nieto -comenté mirándole fijamente, observando sus movimientos y su sonrisa insinuante en clara invitación. 

Tan parecido a Anssi y a la vez tan diferente, tan sensual y provocativo. Aún así, no dejaba de lado la sensación de que me parecía que sólo era un muchacho muy triste y perdido.

Me incliné hacia él recargando mis manos a ambos lados de su cabeza cual felino, sonriéndole levemente de forma seductora como respuesta a sus movimientos e insinuaciones. Aún manteniendo ligeramente mi distancia, aunque nuestros labios estaban a escasos centímetros de distancia y podía sentir su aliento ligeramente alcoholizado chocar contra el mío.

Sonrei ligeramente, levantando un brazo para enredar mis dedos en su cabello y acercarlo a mi, para besarlo.

-Así eres de lento para todo? - pregunte, cuando deje su boca, levantando las caderas ligeramente, para que sintiera lo excitado que me encontraba- Vamos a jugar abuelito.

Murmure insinuante, jugando algo que parecia pervertido a puntos extremos, pero teniendo en cuenta lo que eramos.... que mas daba.

-Si fuera rápido nos perderíamos toda la diversión, ¿no crees? -Comenté tras aquel beso, relamiéndome los labios lentamente mientras él se refregaba contra mí.

Podía sentir cómo me deseaba, cómo su cuerpo reaccionaba y eso me excitaba de un modo casi retorcido, cada que pensaba que podría ser mi nieto, un hijo más en el legado de Anssi antes de morir...

-¿Así que quieres jugar? Pues juguemos, gatito... -ronroneé inclinándome a besarle otra vez, enredando mi lengua con la suya mientras una de mis manos acariciaba sus caderas y costados por debajo de la tela de su camiseta.

Sonrei en medio de aquel beso, sintiendo el cosquilleo de la excitacion como nunca antes en esta vida, sabia de cierta forma que habia algo mal, ligeramente retorcido y casi enfermo, provablemente debido al hecho que el fuese en algún momento el amante del que fuese el primero de los Leone.

Deje ir aquellos pensamientos en cuanto senti sus frias manos tocarme, sentir sus largos dedos tocar mi piel desconcentrandome de cualquier otra cosa que no fuera ese momento.

-Alex- murmure sobre su boca, tirando un poco de sus cabellos, sintiendo una especie de deja vu, memorias de aquella vida y tantos amantes que habia tenido a lo largo de ella.

Ronroneé levemente ante el jalón de mis cabellos, escuchando su voz llena de excitación y contagiándome más de aquel morbo que parecía proceder de él. Mordisqueé su labio inferior tirando de él ligeramente, para luego separarme y quitarle del todo aquella camiseta, comenzando a lamer y mordisquear su cuello y pecho.

Su piel blanca y lechosa me recordaba a la de mi desdichada criatura aunque Adrian tenía un encanto diferente, realmente parecía un pequeño felino en apariencia frágil, que en cuanto bajara la guardia, dejaría ver sus afiladas garritas. Dejé un chupetón en su cuello que luego lamí y besé suavemente, mientras restregaba una de mis rodillas con cuidado entre sus piernas, buscando hacerle gemir.

-Mmm... Eres realmente un placer a la vista y el gusto, Adrian... -susurré cerca de su oreja antes de lamer el lóbulo de la misma, acariciando su vientre con las largas uñas dejando finas líneas sobre su blanca piel.

Senti electricidad recorriendome el cuerpo, como una ligera descarga que pasaba de mi cabeza, por mi espina y a todas mis extremidades, concentrandoce el calor en mi vientre, en mi sexo, que se levantaba orgulloso ante los roses de las manos de Alexandre.

Gemi ligeramente, mordiendo su cuello en cuanto lo tuve en un buen angulo, sin llegar a cortar la piel con mis colmillos, solo un mordisco que dejara una marca roja en su blanca piel.

Jadeé bajo ante aquella mordida, volviendo a buscar sus labios besándolos con un poco más de pasión y brusquedad. Su boca sabía ligeramente a alcohol, y sus pequeños colmillos chocaban con los míos. Dejé largas caricias en sus costados, y nada más acabar el beso, bajé por su vientre lamiendo su piel, dejando que mi aliento le brindara nuevas sensaciones.

Con destreza y rapidez, desabroché su cinturón y bajé sus pantalones hasta quitárselos, mirándole con ojos depredadores y una sonrisa felina en el rostro-. Pequeño gatito bonito... -susurré para a continuación morder el interior de su muslo derecho, rasgando ligeramente su piel hasta sentir cómo un par de gotas de su sangre acababan en mi boca.