Twisted mind [privado]

Caminaba por las oscuras calles de Vollkommen absorta en mis pensamientos, intentando callar en vano las voces que retumbaban en mi cabeza. A mi alrededor no había nadie, pero me sentía demasiado agobiada, como si estuviera totalmente rodeada de gente y apenas pudiera respirar. Necesitaba alejarme de allí, desconectar y mandarlo todo a la mierda.
Comencé entonces a caminar algo más deprisa pero sin llegar a correr. Las calles cada vez estaban más oscuras, pues faltaban farolas. Hacía tiempo que la ciudad había perdido su antiguo esplendor. Yo la recordaba cuando aún se llamaba New York, mucho tiempo atrás. Era una gran ciudad, y se había echado a perder.

Finalmente llegué a un lugar más oscuro aún, aunque mis ojos veían perfectamente sin necesitar luz: el pantano. Me gustaba ir a menudo allí a pensar. Incluso viviendo en Los Ángeles me desplazaba hasta allí sólo para tumbarme junto a la orilla, mirar las estrellas o incluso darme un baño en el pantano. Aquella noche necesitaba refrescarme, así que opté por bañarme. Me quité todo lo que llevaba puesto quedando únicamente en ropa interior y caminé con decisión hacia el agua. Parecía que debía de estar muy fría, tirando a congelada, pero yo la sentía caliente en mi piel, ya de por sí fría desde hacía varios siglos. Me introduje por completo bajo el agua antes de volver a salir a la superficie pero sin salir del pantano. La luna se reflejaba en las aguas cristalinas y en mi pálida piel, creando un efecto bastante hermoso.

Cerré los ojos y todo lo que me rodeaba desapareció. Sólo estaba yo. O eso creía...

Pantano Dunkelheit en las cercanías de Vollkommen... No era una belleza natural digna de ser conocida por mortales la verdad... Y a Asmodeus en cierta manera, los pantanos y los lugares ya corruptos, aunque le agradaban, le aburrían... Después de todo el gozaba de los lugares puros a los que corromper, los ya corruptos no tenían gracia.
Sin embargo, el Demonio debía admitir que era un lugar tranquilo y silencioso, sumamente útil para sumirse en los pensamientos y reflexionar... En su forma humana se paseaba por entre las marismas... Los últimos días habían sido, en efecto, bastante agitados debido a las últimas noticias de lo sucedido en el Infierno, de esa especie de guerra civil en la que, por ahora, no había tomado ningún bando.
Mientras estaba ensimismado en sus pensamientos oyó algunos ruidos que provenían de las aguas unos metros hacia el este... Con su curiosidad innata se acercó a la fuente del sonido y allí vio algo tal vez extraño para esos lares, pero no por eso poco satisfactorio... Una mujer muy hermosa, bañándose en las aguas del pantano, a la luz de la luna... Mientras estaba alejado se relamió con cierto grado de lascivia, pero ante todo debía recordar sus modales, se caracterizaba por ser un demonio ingenioso y carismático y no perdería eso por un calentón. Simplemente se acercó a la orilla de las aguas y preguntó con una sonrisa llena de encanto:
- Buenas noches, señorita... ¿Qué tal están las aguas?

Llevaba ya un buen rato metida en el agua, nadando de vez en cuando bajo la mirada de la luna y las estrellas, cuando me pareció oír algo cerca de donde yo me encontraba. Aun así, no le di demasiada importancia y volví a cerrar los ojos, estando de nuevo de pie dentro del agua. Un rato después oí pasos acercándose a mí y una voz. Un demonio. Conocía a varios demonios y se podría decir que congeniaba con ellos, pero obviamente sólo eran una pequeña mayoría dentro de toda la corte infernal, por lo que no podía confiarme, tal vez aquel demonio no fuese muy comprensivo. Normalmente no eran precisamente amables, pero si se les sabía tratar era más fácil salir con vida de un encuentro con un demonio. Además, en cierto modo tampoco éramos tan distintos, estábamos en el mismo bando prácticamente.

El demonio tenía una voz la mar de sugerente, pero sabía por experiencia que no debía fiarme de eso, pues tal vez el resto del demonio no fuera igual de atractivo. Me giré lentamente y abrí los ojos, momento en que me di cuenta de que me equivocaba, el resto del demonio era incluso más atractivo que su voz, ante lo que sonreí ligeramente, observándolo de pies a cabeza. Me miraba con cierto brillo en los ojos y una sonrisa que me desarmó por completo. Aun así, no me iba a mostrar indefensa ante él en ningún sentido, no solía mostrar fácilmente lo que pensaba de los demás, aunque yo sí que podía saber lo que los demás pensaban.

- ¿Por qué no entras tú mismo y lo compruebas? - pregunté en un tono que tal vez sonó algo cortante, pero en verdad era mi manera de controlarme a mí misma.

Asmodeus sonrió ante la sugerencia de la muchacha... Se le hacía algo extraña. O sea, no parecía ser una humana común y corriente, después de todo estaba seguro que pocos humanos comunes y corrientes harían algo como bañarse en las aguas de un pantano. Sin embargo no parecía ser na diablesa, no poseía un aura que la revelara como tal... Si tenía que apostar diría que era una vampiresa... Sumamente sensual y atractiva eso era seguro, pero vampiresa al fin. Le respondió diciendo:
- Esa idea me parece muy buena...
Dicho esto comenzó a avanzar hacia las aguas... a medida que avanzaba hacia ellas y se sumergía en las mismas, los ropajes iban desapareciendo, zapatos, pantalones, ropa interior, camisa y chaqueta... Todo desapareció mientras se metía en las aguas, el mismo color turbio del líquido ocultaba sus zonas más íntimas de la vista de la joven, después de todo, era más grato sorprender si se daba al caso. Sumergido totalmente, el agua le llegaba hasta un poco por debajo del pecho. Estaba fría, pero a un ser como él, esa temperatura no afectaba y por el contrario parecía agradablemente templada...
- Muy buena...- dijo en referencia a la temperatura del agua mientras se acercaba a Kayla, nadando sin preocupación hacia ella hasta quedar cerca, frente a frente: - Al igual que usted, si me permite el piropo...- Volvió a esbozar esa sonrisa encantadora mientras la observaba a los ojos: - Asmodeus, encantado... Si, sin duda, encantado de encontrarme con tal belleza como usted en este lugar...

Sonreí con picardía cuando aceptó mi oferta de entrar al agua conmigo para comprobar él mismo su temperatura, o al menos esa había sido mi excusa. Observé en silencio cómo se iba acercando poco a poco al agua mientras su ropa iba desapareciendo prenda a prenda. ¿Toda? Pues no pude despejar esa duda, ya que entró en el agua antes de que lo pudiese comprobar.

Me mordí el labio inferior cuando se acercó a mí hasta quedar a poca distancia el uno del otro mientras nos mirábamos fijamente. Sonreí de nuevo cuando me dijo que la que estaba buena no era solamente el agua. Estuve a punto de responder a ese comentario, pero preferí no hacerlo. Los demonios tendían a tener un ego demasiado elevado y yo no quería contribuir a que aumentase más aún. De todas formas, parecía un demonio bastante educado, tratándome de usted y aparentando ser un caballero. Aunque quizá y muy probablemente fuese sólo eso, apariencia.

- Se lo permito, por supuesto. Siempre es agradable recibir buenas palabras... - tragué saliva al ver de nuevo esa sonrisa tan perfecta y me dispuse a presentarme - Kayla. Como siga lanzándome piropos, Asmodeus, voy a terminar sonrojándome...

En verdad no podía sonrojarme porque mi corazón ya no latía, pero era una forma de hablar...

Kayla... Una mujer muy hermosa sin duda... Y si, la palidez presente en su piel le confirmaba que era una vampiresa, al igual que su arura al estar tan cerca de ella... Prácticamente podía sentirlo...
- Pues bien... Kayla... Es un placer encontrarme con alguien como usted por aquí...- dicho esto tomó una de las manos de la mujer y le besó suavemente el dorso en un saludo caballeroso y elegante. - Y descuide... En realidad dudo que pueda usted ruborizarse realmente...
Aquella sonrisa llena de encanto no abandonó sus labios en ningún momento, dejando apenas a la vista una hilera de perfectos dientes blancos. Cada movimiento que hacía en las aguas parecía elegante, grácil y calculado... Le gustaba... Le agradaba sobremanera irradiar un aura de misterio y seducción, mientras nadaba despreocupadamente cerca de la vampiresa, no alejaba sus ojos de ella, mientras aún poseía esa sonrisa encantadora, enigmática. En un momento detuvo su nado, al hacerlo había vuelto a quedar cerca de la mujer, tal vez un poco más que antes, le preguntó educadamente:
- Y que pudo traer a una mujer como usted, Kayla a un lugar como este... ¿La tranquilidad del pantano, tal vez?

Mi respiración se aceleró cuando cogió mi mano y la besó, y más aún cuando después de nadar a mi alrededor durante un buen rato se detuvo incluso más cerca de mí que antes, lo cual me estaba poniendo muy nerviosa.
Me reí ante su comentario sobre mi capacidad o no de ruborizarme. Sabía que podía sentir mi naturaleza al igual que yo la suya, por lo que su comentario no me sorprendió lo más mínimo.
Me resultaba extraño su comportamiento, sus maneras de caballero y el hecho de que me tratase de usted, ya que era la primera vez en toda mi vida que alguien se comportaba así conmigo. De todas formas, no pensaba bajar la guardia en ningún momento, pues los demonios eran los seres más mentirosos que existían y no me iba a dejar engañar por sus buenas formas.

- ¿Una mujer como yo? ¿A qué te refieres exactamente? - Yo me negaba a tratarle de usted, podía estar muy bueno pero no me iba a rebajar a tal nivel - Sí, necesitaba relajarme y olvidarme de todo y de todos, y éste es un buen lugar para tal fin. Está lejos de la ciudad y de los humanos ruidosos. Además, de noche es precioso. Aunque en verdad yo no lo conozco con la luz del Sol reflejándose en el pantano....

Ante la pregunta de Kayla, Asmodeus esbozó una sonrisa suave, le dijo con total tranquilidad:
- Con una mujer como usted me refería a que es algo extraño ver una mujer tan hermosa en un lugar como un pantano... No es algo sobremanera frecuente. Aunque francamente me imaginaba que su fin era alejarse del tumulto y el ruido... Vengo persiguiendo el mismo objetivo...
El Demonio volvió a nadar un poco para quedar detrás de la vampiresa, aunque algo separados, no pensaba propasarse con ella, al menos de momento, le resultaba divertido "inspeccionar" de esa manera, porque eso hacía, la miraba apreciando cada rasgo de ella, tanto de su cara como de su piel, sin duda era una mujer muy hermosa y casi prácticamente perfecta... Sonreía mientras la observaba hasta que luego dijo:
- Perdona que mire tanto... Pero es que en verdad no estoy acostumbrado a ver tal belleza en lugares como éste...

- Sí, Vollkommen es una ciudad demasiado ruidosa. Desde la guerra no ha vuelto a ser la misma. Como ser de oscuridad me alegro, pero hay días en los que prefiero la tranquilidad, darme un baño en el frío pantano a la luz de la luna y olvidarme de todo. Aunque se agradece la compañía de un demonio tan...interesante.
Empezaba a ponerme nerviosa con tanto movimiento por parte del demonio a mi alrededor. Sentía su mirada clavada en mí desde todos los ángulos posibles, y eso que al menos yo llevaba ropa interior puesta, pues cada vez estaba más segura de que él estaba completamente desnudo, aunque aún no había podido comprobarlo y confirmar mi sospecha.
- Los humanos no suelen venir a bañarse aquí, sólo seres como tú y como yo. Es normal que a ellos les resulte atractiva, pero... ¿a un demonio? No estoy acostumbrada... - me giré para quedar de nuevo frente a él y me moví con sigilo para quedar más cerca de él, como por casualidad, mientras le miraba fijamente a los ojos.

El Demonio sonrió a la vampiresa y le dijo:
- El hecho de que los humanos no suelan venir por aquí simplemente hace mejor las cosas... ¿Y porque a los Demonios no podrías resultarle atractiva? Por el contrario... Soy amante de la belleza, Kayla... Y cada vez que la encuentro, en la raza que sea me gusta apreciarla. Claro ésta que una mortal o un mortal bellos solo poseerían eso, belleza, siendo completamente vacíos en lo que a habilidades o astucia se refiere. Sin embargo creo que los vampiros bellos no tienen solo belleza sino habilidad e inteligencia que los hace muy especiales... Y francamente calculo que no me estoy equivocando contigo, Kayla.
Notó que la vampiresa se le acercaba, la sonrisa que mantenía en sus labios se profundizó todavía más mientras extendía una mano y le acariciaba las mejillas, apreciando con su tacto la suavidad de la piel de la vampiresa... Si, sin duda era hermosa. No se equivocaba en su apreciación sobre ella. Esos labios parecían tan tentadores... Asmodeus respondió al acercamiento acercándose también el a ella... Pegando prácticamente su trabajado y desnudo torso al de ella mientras seguía sonriendo y agregaba:
- Eres como una flor hermosa en un pantano así...

- Eso es cierto, me gusta saber que puedo venir aquí sin tener que andar preocupándome de si algún humano viene. No es que no me gusten los humanos, de hecho me gustan tanto que me los como - me reí - pero procuro evitarlos cuando quiero estar tranquila como hoy.
Levanté la ceja mirándolo con curiosidad mientras decía todo aquello.
- Los mortales son más interesantes de lo que piensas. Te lo digo con total seguridad porque un día lo fui. A menudo los infravaloramos sin ni siquiera conocerlos, aunque no es mi caso. Créeme, te sorprenderías de saber lo que son capaces de hacer. Este mundo - hice un gesto con las manos abarcando todo lo que nos rodeaba - que seres como nosotros, como tú, han destruido, los humanos lo han intentado mantener intacto, aunque tampoco es que consiguieran mucho ahora que lo pienso... - pensé en todas las guerras y la destrucción que iba ligada a la raza humana. De hecho podían llegar a ser incluso peores que nosotros - Está bien, olvida todo lo que he dicho.
Empecé a ponerme nerviosa cuando se acercó aún más a mí, pegando su torso al mío y acariciando mi rostro.
- Siempre hay algo de hermoso en la oscuridad.

El Demonio oyó lo que dijo la vampiresa con relación a los humanos... ¿Qué habían tratado de mantener intacto al mundo? Por favor... Si todos sabían que el 90% de los mortales eran los que habían causado las mayores desgracias en la Tierra a lo largo de su historia, ellos solitos, sin ayuda de nadie. Por ende sonrió con aprobación cuando Kayla pareció rectificarse en sus dichos sobre los mortales... Así estaba mucho mejor... Los humanos eran criaturas ingeniosas si... Pero vanidosas, ingenuas, manipulables y propensas al pecado y a la destrucción de su propio hábitat... Un espécimen perfecto para que los Infernales se deleitasen, sin duda. Resumió su pensamiento para con los humanos en poca palabras:
- En mi colección de almas de mortales tengo a Hitler... Y créeme que ese tipo representa lo que es la verdadera esencia humana luego de siglos de degradación, una degradación en la que nosotros no intervenimos, simplemente observamos, con deleite, no te lo puedo negar... Pero solo observamos viendo como los humanos sin ayuda de nadie descendían gradualmente, por mérito propio, en la espiral de decadencia.
Negó con la cabeza y agregó:
- Pero... volviendo a temas más agradables... - sonrió y agregó: - La oscuridad en sí es hermosa... Tranquila, pacífica, dulce... Muy buena compañera cuando uno necesita reflexionar y relajarse...- luego, en un tono de voz más picante y sensual añadió susurrándole al oído: - O cuando desea hacer otro tipo de cosas...- le mordisqueó apenas el lóbulo y luego volvió a verla cara a cara, muy cerca, rozando sus labios apenas con los de ella, para alejarse luego un par de centímetros mientras le dedicaba una sonrisa plenamente atrayente y sensual.

Escuché sus palabras con atención además de sus pensamientos, igual de interesantes que lo que decía. Parecía que no le había gustado demasiado el hecho de que le hubiera llevado la contraria, pero le agradaba que hubiera rectificado a tiempo.

- Es cierto, los humanos son demasiado propensos a caer en todos los pecados y tentaciones existentes... Son muy influenciables... - callé un momento y le respondí - Yo sólo vivo de noche, así que no puedo hacer demasiadas comparaciones con el día. Aun así, hay mucho menos ruido y muchos menos humanos a la vista, lo cual me agrada bastante. - abrí los ojos sorprendida ante su siguiente comentario y lo que hizo. Suspiré levemente al sentir el mordisco en mi oreja y mi respiración se entrecortó con el roce de sus labios con los míos. Sin embargo, enseguida se separó, dejándome con ganas de más. Me mordí el labio inferior mientras lo miraba fijamente, ya que en verdad seguía estando muy cerca de mí - No debiste hacer eso... Pasé mi lengua lentamente por sus labios, saboreándolo, mientras mi cuerpo se pegaba por completo al suyo. Le di un leve beso y me aparté lo justo para que nuestros labios no se rozasen pero sí nuestras narices.

El General dejó que la lengua de la vampiresa le rozara los labios y sonrió con suavidad al sentir este contacto y las palabras de ella de que no debía haberlo hecho... Por el condenado Infierno, hasta hubiera dejado que lo mordiese si eso le apetecía, se relamió y riendo le dijo:
- Mmmm... ¿No debí haberlo hecho? Pues como decirlo... Me gusta el sabor de lo prohibido...- dicho esto le mordisqueó levemente el labio inferior y le dio un beso suave en los labios, luego riendo le dijo:
- Mmmm... No me apetece seguir en el agua más tiempo... ¿Vamos a la orilla? Quiero echarme un rato allí...
Dicho esto dio media vuelta y comenzó a nadar en dirección a la orilla de aquella especie de laguna en el pantano... Salió del cuerpo de agua, al salir estaba de espaldas a Kayla, las gotas de agua perlando y haciendo brillar su cuerpo a la luz de la luna, recorriendo su ancha y trabajada espalda, deslizándose por las poderosas piernas y los glúteos redondos y marcados, aunque no estaba directamente de frente al lago, entre las piernas se podía apreciar, aunque debido a la semioscuridad, no se podía distinguir muy bien, la última parte de la privilegiada hombría del demonio, sin embargo, chasqueando los dedos hizo aparecer una toalla que envolvió de su cintura hasta sus rodillas, luego se dio vuelta nuevamente mirando al lago y se sentó en la orilla cubierta de verde musgo, observando a Kayla esperando que se acercase.

Sonreí cuando mordió mi labio inferior y correspondí a ese beso, disfrutando de él por muy breve que fuera, pues fue tan suave que hizo que se me pusiese la piel de gallina y sentí una especie de descarga eléctrica por la espalda.
- A mí me gusta tu sabor... - dije en un susurro apenas audible, aunque probablemente él me escuchase, no estaba del todo segura.
Entonces vi cómo poco a poco se iba alejando de mí en dirección a la orilla, pues decía que quería echarse allí, probablemente a descansar o a ver las estrellas de manera más tranquila. Finalmente salió por completo del agua y pude comprobar que estaba en lo cierto, lo había tenido completamente desnudo frente a mí todo ese tiempo. Me mordí el labio inferior ante aquella visión y de repente apareció una toalla rodeando su cintura y tapando algo que ni siquiera había alcanzado a ver, por mucha visión nocturna que tuviera, ya que la perspectiva no era la adecuada para ver nada. Comencé a caminar yo también hasta la orilla pero decidí no coger mi ropa, aún tirada por el suelo. Podía secarme gracias a mi don pero prefería dejar que la naturaleza siguiera su curso. Aun así, al menos yo tenía ropa interior puesta. Me tumbé sobre el césped y cerré los ojos. Silencio.

Asmodeus miró como Kayla se acercaba... Nadaba con gracilidad y elegancia a la orilla... De hecho mirándola mejor se daba cuenta que toda ella era grácil y elegante, como si se tratara de un cisne. Sí, sin duda era una muchacha sumamente bonita, eso no lo podía negar.
Sonrió cuando la vio recostarse en la orilla a su lado y cerrar los ojos... Esa piel brillante, desnuda, tentadora... El Demonio se mordió el labio inferior y extendió una mano acariciando suavemente el vientre desnudo de la vampiresa, su piel era tan... suave... Se acercó un poco más a ella, con su propio cuerpo desnudo, exceptuando por aquella toalla cubriendo su intimidad.
- Mmmm... Ahora que puedo apreciar mejor tu cuerpo fuera del agua, Kay... Se nota que en verdad eres hermosa... - esbozó una sonrisa de lado y le lamió los labios suavemente.

Podía escuchar con bastante claridad los pensamientos de aquel demonio, aunque había algunas cosas que no entendía, pero sabía por experiencia que la mente de un demonio era demasiado complicada como para comprenderla con facilidad. Aun así, no hacía falta que le leyera el pensamiento para saber qué le pasaba por la mente, sólo necesitaba ver cómo me miraba mientras me acercaba a la orilla, a él. Simplemente no me quitaba los ojos de encima.
Cuando cerré los ojos intenté no pensar en nada, ni siquiera escuchar sus pensamientos, sólo esperaba, sabía que no se iba a estar quieto y de hecho no lo hizo. Sentí un ligero escalofrío recorrer mi cuerpo cuando sentí su mano acariciar mi vientre. Estaba caliente en contraste con la frialdad de mi cuerpo y se sentía agradable. Todo su cuerpo emanaba calor, podía notarlo cerca de mí y tenía unas ganas enormes de sentirlo más cerca aún, pero no iba a dejar que él notase cuánto me atraía.
Abrí ligeramente mis labios cuando me los lamió con suavidad y saqué mi lengua para rozarla con la suya antes de reírme y abrir los ojos, mirándole fijamente. Mordí mi labio inferior mientras sonreía con picardía y observé con disimulo su cuerpo, sólo cubierto por aquella pequeña toalla y tan cerca de mí.