Beyond Redemption - Priv -

Era medio dia, el sol en lo alto quemando, por lo que tuve que usar gafas solares pues al ser mitad vampiro me lastimaba las retinas, algo molesto, al igual que mi piel que al ser blanca se laceraba con facilidad.

Asi me adentre al cementerio, con dos ramos de flores, hasta llegar al mausoleo que correspondia a mi familia, una especie de casita con detalles y pilares tipo romanos, no sabia de arquitectura, pero era bonito, se parecia al partenon de grecia, y el letras doradas encima de la puerta enrejada estaba inscrito: Familia Lioncourt Bennett.

Entre a la cripta, dejando las flores sobre el suelo de marmol blanco de carrara, limpiando un poco, leyendo los nombres de mis supuestos padres y sus respetctivos epitafios.

"Aqui yasen Adrian Andrei Bennett Leone y Darius Riccardo Lioncourt Merchant : Guerreros y Guardianes de Los Angeles City"

Sonrei o medio sonrei, acariciando las letras doradas con el nombre de ellos, donde había huesos solo eso, pues el alma de uno de ellos estaba en mi. Cerre los ojos, suspirando largamente, sentandome en el polvoriento piso de marmol, quitandome los lentes, pues no los necesitaba dentro de la cripta, donde solo entraba un poco de luz en colores gracias al vitral que adornaba el mausoleo.

Precisamente de todos los días, había decidido ir al cementerio uno en el que el sol lucía de forma increíble... maldito mediodía, maldito sol.

A pesar de todo, me paseé entre las tumbas lentamente, buscando algún fantasma al que cantar. Y no fue muy difícil encontrarlo. Había uno, una silenciosa joven, que había muerto ahogada no muy lejos del cementerio, y que era una de mis favoritas.
La encontré observando su lápida con increíble melancolía, para luego pasar a la de al lado, que era la de su amado que sí había pasado al otro lado.

Sonriendo levemente, me acerqué a ella, que alzó la mirada para observarme. No dijo nada, pero comprendí lo que quería.
Comencé a cantar con una voz suave, dulce, mágica, que parecía más de un ángel que de un demonio:
-Llueve,
por la agonía de que no te tengo,
y cada gota representa un beso,
lo que me dabas en esos momentos...

El fantasma me observaba en silencio, y pronto se acercaron otros muchos, y también algunos animales.

Yo tenía la sensación de que había alguien más... alguien vivo... bastante cerca. Más concretamente en una de las criptas. Pero no quise acercarme, más bien esperé a que quien fuera se acercara, atraído por el sonido de mi voz. Y si no lo hacía... utilizaría con más fuerza mi don, de forma de que fuera incapaz de resistirse. Porque por una vez, curiosamente, quería hablar con alguien. Sí, en un cementerio. Triste, ¿no?

Saque un cigarro, extraño que yo fumara, pero era algo que hacia cuando me sentia demaciado ansioso, como en ese instante.

Cerre los ojos sintiendo mis lagrimas correr por mis mejillas, ante esos recuerdos que desde el encuentro con Yoko y Siegfried se habian ido develando poco a poco. No los queria, simplemente y aun que sonara egoista no tenia el deseo de volver a ser Blondy, pese a todo, sabia que tarde o temprano terminaria siendolo. El lider de la organizacion.

Deje escapar el humo del cigarro, dejando que este volara libre y se mesclara con el viento fresco que hacia en el cementerio, me mantuve con los ojos cerrados, respirando pasivamente mientras el cigarro se consumia entre mis dedos. Me quede escuchando a las aves cantar, el rumor de los arboles, de los animales que andaban entre la hojarasca de las tumbas abandonadas y en medio de todo eso, repentinamente escuche una voz, una voz demaciado dulce y extraña, parecia hechisante y abri los ojos.

Me puse de pie asomando la cabeza por la puertesila de la cripta, observando a una chica parada sobre una tumba, cantando, mientras los animales se le acercaban, me quede ahi observandola, sin ganas de moverme en lo absoluto, simplemente me quede escuchando su bonita voz.

Seguía cantando, cuando de pronto, los animales se inquietaron, y los fantasmas dirigieron miradas rápidas tras de mí.

Me volví lentamente. Sabía que si la persona estaba medio-hechizada por mi voz, aunque no había sido exactamente esa mi intención, le haría más efecto que me volviera de esa forma. Me gustaba hacer las cosas dramáticas, como de película.

Asomado por la puerta de una cripta, había un joven rubio, de ojos azules, con la piel muy pálida, que me observaba sin moverse. Percibí su fragancia... era un dhampir, si no me equivocaba.

Yo sonreí delicadamente, y terminé la canción con suavidad.
Los animales se dispersaron velozmente, y si bien los fantasmas tardaron un poco más, también se alejaron. La última fue mi fantasma favorito, que me observó con curiosidad, antes de marcharse.
Le hice un gesto al joven para que se acercara.
-Buongiorno, cavaliere...-saludé con voz suave.

Vi sus señales, el hecho de que quisiera que me moviera, aun con toda la desgana que tenia, me sentia demaciado debil espiritualmente, fisicamente, como para moverme, ademas de que el sol estaba en lo alto y me provocaba mucha molestia.

-Buenas tardes-conteste sonriendole, sin quitarle la vista de encima.-Visitando a alguien en particular?

Pregunte, levantando un poco la voz, aplastando los restos de mi cigarro en las baldosas frias de marmol de la cripta.

El dhampir me saludó sin dejar de mirarme, y quiso saber si visitaba a alguien en particular.

Yo observé distraídamente como aplastaba un cigarrillo, y me acerqué a él, consciente al ver su rostro de que no le agradaba la idea de ponerse bajo el sol:
-Fumar es malo, por mucho que seas un dhampir. Más que nada, porque a las chicas no les suele gustar el aliento a cigarro.-sonreí burlonamente.- Bueno... o chicos.-añadí prudentemente.- Y no... lo cierto es que no tengo ningún muerto enterrado, ni aquí ni en ningún lugar.-respondí, con cierta melancolía.- ¿Y tú?

Medio sonrei, o eso creia, mientras mirafa fijo a la muchacha, su esencia no era la de un humano, era mas como la de un ser antiguo y corrupto, de cualquier forma que mas daba si me atacaba, si mi vida entera era una total farsa.

-Mis padres.-señale la cripta en respuesta a lo que me cuestionaban.- Sus cuerpos yacen dentro de esas criptas.

Dije mirndo con melancolia las lozas con sus nombres.

El dhampir continuó con la mirada fija en mí, medio sonriendo, y señaló una cripta, indicando que allí estaban sus padres.

Yo observé la cripta con interés, y sacudí la cabeza:
-Consuélate de mi parte con lo que sea que se diga en estos casos.-indiqué, bastante más amablemente de lo que esperaba.- Si tratas de adivinar qué soy, puedo ayudarte.-sonreí divertida.- Jane Riccioli, el pecado Soberbia. Un demonio.-aclaré por si no lo había pillado.- ¿Y tú eres....?

La mire con sorpresa, sin moverme mucho, pues aun me dolia la mano y el cuello.

-Un gusto Soberbia.-conteste.-Para ser la soberbia no te ves muy... altanera, creo que conosco a alguien a quien afectaste de mas.

Dije de broma, moviendome lentamente, sentandome bien en los escalones de la cripta.

-Adrian Deirdre Lioncourt Bennett-me presente.-Lider de pseudo lider de Bloody Rose y dueño de la ciudad.

El dhampir se sentó lentamente, y aseguró que era un gusto, pero que para ser Soberbia no parecía muy altanera, si bien conocía a alguien a quien había afectado de más.

Yo mostré una pequeña sonrisa ambigua:
-No sé si debería tomarme eso como un halago o como una ofensa... Lo dejaré en empate. Y si piensas eso, es porque no has pasado el suficiente tiempo conmigo...-sonreí burlonamente.- ¿Te ocurre algo?-inquirí, no con preocupación pero sí con interés.- Te mueves de forma extraña. Conozco a una hechicera que no tendría inconveniente en curarte...-indiqué, pensando en aquella chica tan... misteriosa.

El vampiro se presentó como Adrian, líder de Bloody Rose, y dueño de la ciudad.

Yo alcé las cejas con curiosidad:
-Ah, ¿en serio? Hace poco, me encontré con un vampiro apellidado Lioncourt... Lestat Lioncourt. Es de tu familia, ¿no es cierto?-inquirí, y sonriendo divertida añadí.- Hmmm... me temo que Caim no estaría muy de acuerdo con esa afirmación...-lo pensé un instante, y de pronto exclamé.- Oh, espera un momento... ¿líder de Bloody Rose? Me inclinaría, pero... pensándolo bien, no tengo ninguna excusa, pero no lo haré igualmente.-reí burlona.- Yo pertenezco a Bloody Rose.-expliqué.

Sonrei ligeramente, realmente no tenia animos de discutir con nadie y menso con un demonio como ella, puesto que en ese momento tenia mas que fracturada la moral, mas que el cuerpo.

-Digamos que esa persona a la que afectaste de mas me hirio.-comente.-Y no es necesario que te inclines, de cualquier forma dejare de ser lider en cuanto me largue de aqui.

Dije con pesades, bajando la mirada.

-Y Caim... el realmente ya no me interesa, el problema es que yo deberia ser mas fuerte para combatirlo, pero tal parece que el juega mejores sus cartas que mi familia entera y dudo que mis abuelos quieran interseder.-comente.-Lestat, es mi abuelo, por cierto y bueno... eso... supongo que has de tener cosas mas importantes que hacer que estar aqui con este remedo de damphir.

Adrian sonrió ligeramente y dijo que aquella persona a la que había afectado de más le había herido, añadiendo que dejaría de ser líder en cuanto se marchara de allí.

Yo observé como bajaba la mirada, y por un momento lamenté ser... un demonio, porque no tenía aptitudes ni mucho menos para consolarle.
-Hmmm... en serio, deberías ir a ver a alguna hechicera. No tienes por qué estar doliéndote sin razón.-hice una pequeña mueca.- Hmmm... no preguntaré la razón de esa decisión... Pero realmente lo lamento. Si hubiera algo que yo pudiera hacer para que cambiaras de opinión, lo haría.-admití pausadamente, molesta conmigo misma de pronto; estaba siendo demasiado amable.

Adrian comentó que él debería ser más poderoso que Caim, pero que jugaa mejor sus cartas y que sus abuelos no se interesarían. Añadió que Lestat era su abuelo, y que seguro que yo tenía mejores cosas que hacer que estar allí con él.

Yo sacudí la cabeza con una mueca:
-No me gusta Caim. Estoy planeando hacer negocios con él, pero sigue sin gustarme. Y además, últimamente lo tengo hasta en la sopa... prácticamente todos los locales son suyos.-fruncí el ceño levemente, suspirando con lentitud.- Si te digo la verdad, no, no tengo nada mejor que hacer. Y por cierto... no sé si te valdrá de algo para subirte la autoestima, y de hecho, estoy segura de que me arrepentiré de haber dicho algo semejante, pero... me cae bien tu abuelo, y me caes bien tú. En serio.-alcé las cejas levemente, pero le dediqué una pequeña sonrisa ambigua; maldita sea, ojalá hubiera estado Alec, a él se le daba mejor todo eso de hacer amistades...

Medio sonrei mirandola fijamente a los ojos.

-Si haces tratos con Caim , estarias traicionando a Bloody Rose, no has pensado en ello?-pregunte, simple curiosidad, pero que mas daba.-Caim no es dueño de todo, la ciudad sigue siendo nuestra, y el Bathory bar aun es mio, asi como la mayor parte de locales en el Sunset Strip y el Hollywood hils, al menos los de mas prestigio, de el son los lupanares y burdeles de alto rango.

Indique, acomodandome mejor, creo que el hecho de ser ella el demonio o pecado de la Soberbia afectaba en poco a todo mi ser.

-Seguro que mi abuelo esta agradecido con la soberbia que le regalaste.-comente sonriendo.-Y a mi... siendo honesto no se ni que quiero.-confese.-Me siento cansado y desorientado, no tenog razon del por que deba estar aqui, aun que ame a mi familia, no tengo muchas cosas en claro como para enfrentarme a algo que es mas fuerte que yo.

Adriam comentó con curiosidad que si hacía tratos con Caim estaría traicionando a Bloody Rose, y añadió que la ciudad seguía siendo suya porque Caim no era dueño de todo.

Yo hice un mohín pensativo:
-No... Tan solo pensaba en los beneficios de los tratos con Caim... Fantástico, ahora me has creado un pequeño problema más.-me quejé.- Oh, pero dejemos de hablar de Caim. Últimamente sólo hablo de él con todo el mundo, me comienza a hastiar.

Adrian aseguró sonriendo que su abuelo estaría contento con la soberbia que le había regalado, y que él estaba cansado y desorientado.

Yo escuché, con más paciencia de la habitual, su pequeño drama, sin entenderlo exactamente, y sacudí la cabeza con nerviosismo:
-Ahondaría en ese tema, pero me temo que no soy buena en esto de ayudar a la gente... Ya sabes, soy un demonio y tal...-hice una pequeña mueca.- Si aún así estás tan desesperado que hasta yo podría hacer algo por ti, cuéntame los detalles... Si prometes no decírselo a nadie, intentaré ayudarte.-reí levemente, divertida; yo ofreciendo ayuda, ¿es que el mundo se había vuelto loco?, ¿o es que yo me estaba volviendo blanda?, sí, ya había pensado aquello en varias ocasiones, y comenzaba a preocuparme.

-Son muchas cosas-comenze a hablar, mirando a la soberbia frente a mi- La cuestion es que... digamos que soy la reencarnacion de uno de mis padres y los recuerdos de mi otra vida me estan atormentando, me confunden y no se que hacer, esa persona que me lastimo volvio a aparecer y .. queria hacer tratos, pero simplemente creo que no soy bueno con esas cosas de negocios... especialmente despues de que el ayudara en cierta forma, a aclarar muchos de mis recuerdos, movio todo y ahora me siento confundido, no se si lo amo, si lo odio por como me trato antes y como me ha tratado hasta ahora....

Baje la mirada y encendi otro cigarro.

-Me voy a volver loco...

Adrian comenzó a hablar, explicándome una intrincada historia a la que tuve que estar muy atenta para comprender... tras lo que comentó que se volvería loco, y encendió otro cigarillo.

Yo sacudí la cabeza, y suspiré:
-Sí que debes de estar desesperado...-le dediqué una pequeña sonrisilla.- Es algo muy complejo, al parecer... Veamos, vayamos por partes...-lo pensé un instante, y comencé a hablar lentamente.- Concéntrate en tus propios recuerdos, deja los de tu padre encerrados en un cajón hasta que los puedas necesitar... si no, efectivamente, te volverás loco. Aunque no sea creíble que te lo diga un demonio, mantén la mente fría.-reí levemente.- Si los tratos son beneficiosos, piénsalo sentimientos aparte, pero no confíes en él. Nunca. Y bien, respecto al amor, yo no te puedo aconsejar, ni mucho menos... sólo he tenido malas experiencias, y mi historia en eso es casi tan compleja como la tuya...-suspiré tristemente.- Y bastante poco ética, además.

Sonrei ligeramente dejando que el humo del cigarro se impregnara en mis ropas y cabello, me hacia sentir en cierta forma un poco mas confortado, como sentir los abrazos de Michael o Darius, ellos dos que siempre olian a tabaco.

-Ya lo creo.-murmure.- Mi vida pasada tampoco fue de lo mas grandiosa y etica que digamos, era el nieto del jefe de la mafia en nueva york, y yo, era un chico demaciado promiscuo, me acoste con quien quise y jugue mal mis fichas, cuando me enamore de ciertas personas, me traicionaron o simplemente se deslindaron de mi, despues de usarme...

Dije, pasando un poco de saliva por mi garganta.

-En eso entonces era patatico y aun sigo siendolo.

Adrian aseguró que su vida pasada tampoco lo había sido, y me lo explicó tragando saliva, tras lo que añadió que entonces era patético y que lo seguía siendo.

Yo le observé y fruncí el ceño:
-Yo soy un demonio "inferior" sin al parecer ningún poder, jamás tuve una familia de verdad, y alejé a mi hermano gemelo, del que estaba y estoy enamorada, por miedo a que me rechazara... llevo siglos sin verlo; y para colmo, todos a los que me acerco creen que no tengo nada mejor que atacarles, por lo que, que yo sepa, no tengo amigos de verdad.-observé a mi alrededor por si había alguien que me pudiera oír, y tras asegurarme de que no, le miré a los ojos con una sonrisa algo amarga, y repliqué.- ¿Tú? No, que va. Escúchame bien y recuérdalo siempre, porque sólo lo diré una vez: tú no eres patético.-separé las sílabas claramente para que lo comprendiera.- Yo soy patética.

-Pero eres un demonio..-murmure.-Yo no soy mas que un hibrido, ni soy vampiro y no me puedes llamar humano, incluso, por mas que mi madre diga amarme... se aleja de mi, segun para protegerme, cuando sabe perfectamente que no se valerme moralmente por mi mismo.

Indique recargandome en el marco de la puerta de la cripta.

-al menos tu tienes la chance de obtener mas poder, de ser mas de lo que eres... eres la Soberbia... un pecado capital encarnado.

Adrian replicó que era un híbrido y que su madre se alejaba de él, tras lo que comentó que yo era un pecado capital encarnado, y que podría obtener más poder.

Yo sacudí la cabeza con una mueca:
-Bien, desde luego es mejor que ser un simple humano. Aunque sí debe ser fastidioso que no te consideren un vampiro completo. Pero hay más como tú, no estás solo.-indiqué.- Pues olvida a tu madre; si su miedo es mayor que su amor, no vale para nada. ¿Es que no tienes amigos que te ayuden?-reí divertida ante su forma de expresarse; me resultaba bastante graciosa, tal vez por su aparente inocencia.- Oh, sí, todo eso suena muy bonito... Pero nadie hará caso a un pecado; al parecer, soy un demonio inferior.-prácticamente escupí la palabra.- Que no te engañen; los demonios de bajo rango jamás pueden llegar a ser más poderosos, sólo los que ya lo son pueden serlo aún más.

-Eso no lo puedes saber del todo, si no intentas.-comente, cuando dijo que no podia obtener mas poder.-Al menos hasta el momento, te consideres debil, pero, mira, la persona que amo, se ve demaciado afectada por ti, y conosco mucha gente que asi lo es... la Soberbia hasta donde se, es uno de los pecados capitales mas peligrosos existentes.

Dije.

-Amigos tengo muchos, pero, dudo que puedan ayudarme...

Adrian aseguró que la Soberbia era uno de los pecados más peligrosos, dado que tanto la persona a la que amaba, como muchas otras, estaban afectadas por mí.

Yo sonreí burlonamente, y sacudí la cabeza:
-Bueno, supongo que es un consuelo... En el mundo siempre habrá soberbia mientras yo esté en él.-aseguré, frunciendo el ceño.- No es bonito ni agradable, pero es lo que soy. No sabría hacer otra cosa, ni comportarme de otra forma.

Adrian comentó que amigos tenía muchos, pero que no podían ayudarle.

Yo suspiré cansadamente:
-Siempre hay alguien que pueda ayudar. Lo más difícil es encontrar a esa persona... y conservarla. No eres el primero con problemas aparentemente sin solución, ni serás el último, te lo aseguro.

-Ya lo se.-dije bajando la mirada nuevamente.-Es solo que... en este instante ya no tengo idea de lo que estoy haciendo, o lo que pasa por mi cabeza.

Indique, jugueteando con unas hojas secas que estaban ahi.

-Hay veces que creo que el rendirme seria la solucion a mis problemas, pero luego pienso bien y considero que seria una total demostracion de cobardia y deshonor.

Bufé con una mueca al escuchar sus palabras, preguntándome qué estaba haciendo allí, consolando a una especie de niño grande que supuestamente era el jefe de Bloody Rose, aunque no parecía ser el jefe ni de sus propios pensamientos.
Pero mi parte más "humana" se impuso de nuevo.

Escuché lo que decía y sacudí la cabeza:
-La cobardía la marca el corazón, y no las acciones. Y en cuanto al honor... ¡el honor no vale nada!-hice una mueca de desagrado.- Es algo taaan estúpido. Haz lo que quieras, cuando quiras, y como quieras; que no te importe lo que piense nadie.-le observé un instante.- Ah, a veces rendirse a tiempo es de sabios. Normalmente no lo recomendaría,-admití, sonriendo burlonamente.- pero en este caso, creo que haré una excepción, dado que pareces sufrir tanto.

-No lo hare- murmure mirandola fijamente a los ojos, sonriendo de forma triste y casi patetica.- Lo amo demaciado, lo amo mas que a mi propia existencia y hace doscientos años lo deje ir por miedo a lo que podria pasar, por que me senti herido por su rechazo, y no quize luchar por él, no quiero rendirme tan facilmente ahora.

Era cierto, que estando cerca de algun pecado, algo se pegaba, al menos los efectos de su soberbia hacian ciertos cambios en mis deseos, la soberbia, mi orgullo, sentia que no debia flaquear tan facilmente en mis deseos.