Pacto con los Infiernos -Privado

Llevaba casi dos semanas en la Isla, entre las ruinas de ésta viviendo en la casa de Belial. La verdad casi ni lo veía ni me importaba mucho, yo sólo me ocupaba de soñar despierta haciendo preparativos ostentosos para una boda que ni siquiera sería algo real. Pero esta noche, caminaba por las ruinas otra vez, ya no estaba buscando a Lucifer porque con Belial me bastaba, pensaba sacar todo lo que pudiera de él hasta que me aburriera, y luego ya vería.

Mis pasos resonaban con volumen bajo, el abandono era tal que me hacía pensar que yo era el único ser con vida en aquella parte de la isla. De vez en cuando pateaba alguna pequeña piedra, la cual rodaba hasta perderse entre los escombros de las casas y los edificios. Aquello llegaba a parecer la escena de una película de terror o de guerra, pero claro, allí sí que se había vivido una guerra.

De vez en cuando suspiraba bajo, recordaba mi última noche en casa de mi amado padrastro y todas las cosas que les dije, me arrepentía pero era algo que nunca diría en voz alta, mi orgullo me lo impedía. Pero no me hacía no sentir mal por ello. Deseé otra vez poder encontrarme con Lucifer, ahora ya no era una simple híbrida, sino que tenía mayor manejo de mis poderes angelicales y vampíricos gracias a Belial.

Ahora podía hacerle frente a Lucifer, sin tener miedo y sin ser menos que un buen oponente en caso de que se diera la ocasión de una pelea. Aunque también era de la idea de poder conversar las cosas... y terminar en sexo desenfrenado. Porque sí, era algo que venía deseando, uno de mis sueños hasta entonces había sido convertirme en la reina de los infiernos y bueno, del mundo cuando los Iluminati conquistáramos la Tierra. Al final, venía dispuesta a mucho aunque también era bastante lo que pedía.

Al pasar de los días y no hayar nada ni a nadie de real importancia empezaba a fatigarme, sabia muy bien toda la historia y sus clasificaciones pero donde se escondian todos? no empezaria a rastrear a nadie que no valiera la pena sin contar que con el paso del tiempo empezaba a olvidar algunas cosas.

Mis vueltas empezaban a crecer por mas días y agregando a conocer mas lugares, ese día era la ciudad de Vollkommen, un lugar sin duda alguna desastroso y desolado quien podria habitarlo en esas condiciones. Al ir recorriendolo logre distinguir un olor peculiar, me resultaba extremamente familiar de siglos atras, un olor el cual mi mente no borraria de su radar asi fuece la batalla final, me agazape a tomar la tierra entre mis manos dejandola colar entre mis dedos dejando invadirme de esa escencia totalmete magica -Alexei..- susurre para mi levantandome con una sonrisa llena de complacencia dibujada en mis labios, dispuesto a hayarla y nuevamente llevarla conmigo recuperando tiempos perdidos.

Handube buen rato caminando por el lugar uno con mas escencia que otro, logrando confundirme un poco, al final del tiempo respire ondo cerrando los ojos para concentrarme y ubicar con mas exactitud su paradero.

Mis pasos continuaron resonando con calma en el silencio de las ruinas, pensaba en muchas cosas y estaba distraída. Empecé a rememorar mi discusión con Alexei, y me preguntaba si estaría bien ahora, si su novio lo cuidaría bien. Y luego empecé a madrear por lo bajo pensando que seguramente así era y que no me extrañaban ni necesitaban, por supuesto, porque al final yo sólo estorbaba...

Al pensar esto, hice una mueca y cogiendo una piedra, la lancé lejos contra una pared a medio caer, terminando por derrumbarla con un fuerte estruendo que resonó por media isla. Extendí entonces las alas, dispuesta a marcharme a la ciudad a causar un poco de caos, cuando entonces sentí una presencia poderosa que me hizo mantener los pies en el suelo.

Aún con las alas extendidas en todo su esplendor, totalmente quieta, me concentré en ubicar el lugar exacto de aquella presencia. Tenía curiosidad, era desconocida y poderosa, ¿un aliado? ¿Un enemigo? Como fuera, por fin algo de compañía. Cuando le ubiqué por fin, no muy lejos de donde yo me encontraba, plegué las alas empezando a caminar con paso tranquilo, preguntándome de quién se podría tratar.

Al concentrarme pude saber que no era ella pero si quizas una de sus descendecias, en tanto timepo dudará que estuviera hueyendo de mi bien fuera ella o sus descendientes, abrí nuevamente mis ojos buscando en un radar a simple vista sintiendo de la nada un golpe fuerte, algo enorme debio tumbralo ya que pocas cosas pequeñas quedaba.

Me encamine atento en busca de algun demonio o caigo que estuviese a mi alcanse quizas no tanto pero seguramente un ángel no podría ser.

Al llegar a una esquina me quede mirando a sus espaldas un ser alado no pude evitar articular palabra alguna que me mantuviera oculto de su hallazgo -No deberias andar tan sola por estos lados- dije en un tono fuerte y seguro para que me escuchase con claridad -¿andas pedida pequeña?- dije con tono burlon a su vez tomando una pequeña piedra en mis manos jugando con ella sin quitar la vista de mi acompañate

Una voz que provino detrás de mí me hizo adivinar que yo había sido encontrada primero en aquel improvisado juego del escondite. Me giré de forma lenta y elegante, quedando frente a aquel sujeto cuya presencia me resultaba tan familiar y a la vez desconocida, el dueño de aquel poder que había llamado mi atención.

Alcé una ceja ante su pregunta, esbozando una de mis típicas sonrisas burlonas tan propias de mí como de mi padre, Lestat. Ni me molesté en ocultar las blancas alas con algunas plumas negras. Aquel sujeto se me hacía ligeramente familiar, como si lo hubiera visto en algún momento de mi vida o de mis otras vidas... las cuales por cierto era imposible que recordase.

- ¿Es acaso posible perderse en tus propios territorios? -pregunté de vuelta con tono sarcástico y mordaz, acercándome con paso lento, un poco hacia él- ¿Pequeña, dices? Ten cuidado, le hablas a la princesa de los avernos -le dije con voz orgullosa; a pesar de ser mitad ángel y mitad vampiro, me sentía un demonio. Era un ente poderoso y antiguo, exigía respeto.

Mire cuidadosamente cuando se jiro y dirigio hacia mi parecia estar en paz aun que su postura y sus palabras sin duda eran con orgullo queriendose hacer sentir y mas que eso darse a conocer por todo ser que llegase a ver en su camino -Quizas cuando pierdes la noción de tiempo y no sabes el suelo que pisas- respondi a su pregunta dando un par de pasos en su dirección mirandola fijamente, su hermosura deslumbrada sin duda alguna -Si eso dije pero veo me equivoco eres un gran ser que sabe lo que ambicia y desea con mucha malicia- no pude evitar sonreir de lado gustosamente de sentir una especie de aura inestable a su entorno -aun que no me creas no parecemos mucho- asenti con confianza ante su "majestuosa" presencia.. -un gusto permiteme darme a conocer por semejante dama en está asquerosa tierra.. Soy Lucifer descendiente de los cielos e infiernos, con quien tengo el gusto- tampoco pude evitar darle mi mirada seductora detallando cada aprte de ella.

-Lucifer... -el tono de mi voz cambió cuando repetí su nombre, mi sonrisa burlona se ensanchó y mi mirada se hizo más intensa, ya que en ella se escondía el brillo de la victoria. Así que al fin me lo encontraba, sin embargo, no era como me lo esperaba. Su poder no era tan grande como se me había hecho creer, y no sabía si ese era un punto en mi favor o en mi contra.

-Mi nombre es Lutho Lioncourt... tal vez me recuerdes... soy el ángel de la Muerte -me presenté con una pose altiva y arrogante, no iba a huir ni a mucho menos ocultarme de él. Pensaba enfrentarlo y recuperar lo que le había quitado a mi hechicero- Y cuéntame, mi príncipe... ¿Aún te dedicas a robar recién nacidos? ¿O a esclavizar a hechiceros para hacer de ellos tus mascotas?

Al volver a pronunciar mi nombre parecio caer en cuenta de que por fin hayó algo que buscaba. Me limite a verla y mantener ahora una posición neutra, definitivamente la chica no parecia ser de fiar, lastima hubiera sido un bocado con mucho apetito, rei fijandome en sus poses arrogante intentando anteponerse a mi que engreida, ladee la cabeza en forma de negativodad escuchando sus comentarios, parecia concerme o eso pensaba -Claro como olvidarte solamente que tu aspecto.. no es el de mis recuerdos, pero buen trabajo has de hacerquerida- dije sin darle importacia a lo que su ser respectaba a fin todo en este momento no poseia equilibrio ya se precidia de muchos cargos quizas el suyó fuece el siguiente -Dudo tener que contarte mis preferencia querido ángel despúes de todo no te incumbe mas sin enbargo me gustaria que fueses uno de ellos- me volvi a aproximar a ella con suspicacia asomandome a sus infinita mirada -resaltarias mucho entre todos aquellos que concideras una molestia- susurre con firmesa manteniendome cerca sin importar el riesgo.

-Por supuesto, mi aspecto ha cambiado, ¿no te gusta más ahora? -le pregunté descaradamente, extendiendo un poco las alas y señalando mi escote con mis dos dedos índice, manteniendo aquella sonrisa prácticamente socarrona. Mis ojos verdes intensificaron su color, parecían más sobrenaturales, pero no por ello menos atractivos.

Cuando se acercó, sin miedo alguno lo hice yo también, salvando la distancia que nos separaba. Detestaba hablar a la distancia, era mucho mejor frente a frente y dependiendo de la situación, cuerpo con cuerpo. Mi mirada era calculadora, observaba todos sus movimientos y gestos sin perderme ninguno.

-Dígame entonces, mi querido príncipe, ¿cómo he de tomarme sus palabras? -el tono de mi voz fue burlón al hacer la pregunta, y mi pose era similar a la de un gran felino que aguarda el momento preciso para atacar, pero al mismo tiempo manteniéndose calmo y tranquilo en apariencia.

Su aspecto se modificaba e intencificaba para atraer a su presa no pude evitar reir un poco al ver como me indicaba el camino hacia ella mirando su escote y luego sus ojos magicos verde cada ves un poco mas intensos -Has sido siempre atractiva en todas tus formas, por que negarlo. Pero esta vez admito te asercas mucho mas a la perfección de tu raza- comenté manteniendome firme.

La distancia se disipaba de nosotros uniendonos a pocos centimetros, ella parecia jugar y yo estaba dispuesto a seguirle sin figurar precio alguno despúes de todo que perderia?, mi vida?. pues no era una opción.

Su pregunta se me presento como arma de doble filo deseando enrredarme para despúes quien sabe que hacer, ya antes Abaddon me habia utilizado para un proposito un tanto absurdo con la misma caracteristica, está vez no dejaria ocurriria -Tomalas como bien desees ángel y vengan a ti, no perderas nada mas de lo que ya no posees, sigue vagando en busca de una razón vacia y algún hayaras tu vacio proposito- murmure un poco manteniendo la vista sobre ella dando a conocer mi punto con confianza plena. -a menos que desees algo que solamente yo pueda darte- me cruze de brazos con una posición relajada sin apartar la vista.

Comencé a reír a carcajadas prácticamente cuando dijo aquello, me parecía muy cómico e inocente por su parte. Terminé por plegar las alas y guardarlas, mientras con la punta de mis finos dedos me limpiaba una que otra lágrima producto de la intensa risa.

- ¿Crees de verdad que pueda interesarme algo de lo que tengas? ¿Eres tan inocente, ángel caído? -le pregunté de forma altiva, depositando mis manos sobre su hombro y acercándome a su rostro, quedando a escasos centímetros de su boca mientras mis ojos se volvían negros, similares a los de los demonios- Lo único que podría pedir y necesitar de ti son las cosas que ya me has arrebatado, querido... No me subestimes, te lo aconsejo, porque yo tampoco te estoy subestimando...

Emití un leve gruñido antes de alejarme, apartándome el dorado flequillo con la mano y sonriendo de forma maligna, casi retorcida. Muchas veces me habían dicho que estaba loca, y a veces era cierto, mi sonrisa, cuando mis ojos se volvían negros y mis colmillos se agrandaban, se llenaba de locura. Mi aspecto era el de un ángel, pero al mismo tiempo, como el de un krusnik

Vi limpiandose el rostro, que buena actriz era pero que patetica mintiendo, apesar de sus acciones arrogantes bien sabia a la perfección sus deseos, como bien decia un sabio todos somo pecadores de algun modo o motivo -si lo fuece crees que seria quien soy?- rei negando sintiendo sus escasos centimetros asomandome apenas a ver su cambio en los ojos escuchando atento a sus palabras de reproches para al finalizar apartarme de su lado y expandir mis brazos mostrandole su entorno -todos deseamos algo y por eso somos quien somos, hasta tu eres victima de tu avaricia que te apriciona cada dia mas- volvi a mi postura anterior colocando las manos a mis espaldas viendola con toda la cerenidad que podia poseer en aquel momento -aun no te das cuenta o deseas hacer caso omiso, pero yo estaré allí para verte caer nuevamente donde menos lo esperes, por ese deseo inperdonable que toda alma exije hasta lo mas profundo de su ser- sonrei de lado desplegando está vez mis alas -no rogaré por tu presencia, solo te ofresco algo de nuevo quizas un retroactivo por quello que te he "quitado", tu vez si lo deseas obtener o no, es tu desición- la mire fijamente detallando su postura erjida que mantenia firme su posición arrogante y antigua e impositora sobre mi -no te subestimo querida despúes de todo te conosco- fueron mis ultimas palabras para sacar una moneda y rotarla por mis dedos mirandole fijamente.