Reviving old memories [Priv]

Sin duda para aquel joven demonio masajear la espalda de su amo consistia en uno de sus mas placenteros triunfos, tocar esa piel humeda y achocolatada, desatar los nudos, moldear la carne de ese cuerpo lo tenia ensimismado...y es que no muchos eran los que tenian tales confianzas con el caido. Este considero que era licito tomarse un descanso despues de tantos logros cosechados. Su ultimo plan maestro habia sido ejecutado maestralmente y a consecuencia tenia dos rivales menos y ni tan siquiera se habian manchado las manos. Si...sus expectativas habian sido superadas sin embargo su plan no estaba completo. Pestilencia tardaba demasiado en perfeccionar su arte y su paciencia tenia un limite.

Asi pues mientras tanto descansaria en aquellas termas amplias y calidas situadas al este de su palacio mientras aquel joven y atractivo demonio lamia con sus palmas cada resquicio de su piel.

Abrió las amatistas que tenia por ojos y fijo su mirada en una de las demonias de generosas curvas que sentada tocaba una lugubre melodia de violin. Tanto ella como él se percataron de la presencia que se acercaba, algo oscuro, algo puro, un olor conocido y que desde luego no esperaba encontrar al otro lado de la puerta de Palacio.

Tenemos un invitado muy especial e inexperado Pandora.

Dijo el oscuro ladeando el rostro para encontrarse cara a cara con una adolescente en plena pubertad con cabello oscuro.

Hazle pasar....ya lo recibiré yo.

Añadió y a consecuencia Pandora asintió con la cabeza y se dirigio dando pequeños saltitos de liebre hacia la puerta principal.
La abrió con esfuerzo hasta que asomó su cabeza de facciones vivaces y sonrió dulcemente al extraño.

Hola, soy Pandora y sere su guia turistica por este palacio. Pero antes le presentare al dueño que lo recibira encantado.

Dijo risueña permitiendo que pasara aquel hombre de cabellos rubios. Mientras tanto Astaroth se sumergio por ultima vez en aquellas termas y emergio chorreando y sin prisas sacando su cuerpo que parecia bañado en exquisito chocolate, para ser semicubierto con un albornoz que dejó entreabierto.

¿Que le trae por aqui señor.....?

El camino no es que fuera demasiado largo, pero Pandora si era demasiado curiosa. Otro jinete bajo el mismo techo no podria ser coincidencia. Giró ligeramente el rostro esperando alguna respuesta del rubio del cual ni siquiera sabia su nombre.

Pandora evaluo a invitado con descaro mirandolo de arriba a abajo. Tenia aspecto de ser un hombre que sabe lo que quiere y sin embargo aqui estaba sin saber por que, eso mismo desperto una picara sonrisa en el rostro inocente de la muchacha.

Sea lo que sea, seguro que lo encontrara.

Añadió con suavidad y entrelazó sus manos detras de la espalda llevando ese ritmo vivaz y vibrante. Se paró frente a la puerta donde detras de ella aguardaba un Astaroth acomodado en un sillon mientras paladeaba una copa de vino macerado en las entrañas de los infiernos y se volvió hacia el chico que decia llamarse Aaron.

Ya te lo dije antes, me llamo Pandora.

Dijo con cierto tono cansino y añadio encogiendose de hombros. En realidad Pandora pese a tener esa apariencia de niña era un demonio muy antiguo.

No lo se...o mas bien, no lo recuerdo...

Empujó la puerta con su espalda hasta abrirla por completo dejando al invitado que pasase y entonces Astaroth tomó el control. Primero lo taladro con su intensa mirada tal y como habia hecho Pandora, con descaro. Luego esbozo una media sonrisa he hizo un ademán con la mano para indicarle que se sentara a su lado, en el sillon contiguo que separaba una pequeña y ornamentada mesa de cristal. Al lado del caido infernal estaba el adonis que habia tallado su espalda minutos antes y la hermosa mujer quien emprendia de nuevo una suave melodia.

Es un honor tener en mi palacio a un Jinete como usted, no suele ser un sitio muy concurrido...mi palacio

Hablo con melodiosa voz de baritono mientras hacia aparecer una copa igual que la suya con el mismo contenido.

¿Ha venido a hacer tratos con el diablo?..¿La neutralidad ya no resulta tan divertida?

Esbozo una media sonrisa malevola mientras le tendia la copa.

A Astaroth le pareció que Guerra habia mejorado con los años, como los mejores vinos añejos. Si, lo recordó en algun evento pasado, en algun tipo de confrontacion, era un jinete implacable, tanto como cualquiera de sus hermanos, voraces y sin limites hasta el punto de que fuerzas mayores intervenian para detenerlos. Antes de que el rubio hablara el caido ya sabia el por que de su visita, seguramente se olerian como los lobos, estaba buscando a su manda...sin embargo antes de responderle, ¿Por que no sondear el terreno? Quizas pudiera sacar provecho de esta visita. Si, por que no, tenia ganas de divertirse causando desgracias ajenas, muchas muertes y almas que engullir.

Solo trae consecuencias fatales para quienes me caen mal, Aaron y aun no tengo el placer o la desdicha de conocerlo...

Advirtio con una breve sonrisa y acerco la copa a sus sensuales labios para robar un pequeño trago y luego lo volvio a mirar con esa vehemencia naturalmente insidiosa. Relamio sus labios atrapando las pequeñas y fragantes gotas y solto una pequeña carcajada al escucharle. Guerra calmado, o ¿Guerra neutralizado? Astaroth habia tomado el papel del jinete aunque de forma indirecta en la ausencia de este....y si, la neutralidad era aburrida, por eso lo haria cambiar de parecer.

¿Los años te han ablandado? ¿Y a que se debe? El mundo es un hermoso jardin cuya naturaleza esta dispuesta para ser quemada libremente....los angeles estan en minoria en este salvaje entorno en donde el mal y el pecado crecen por cientos dia tras dia...Sin duda es el mejor momento para traer un pequeño apocalipsis que quiebre mas a la humanidad.

Se encogio ligeramente de hombros y luego hizo unas señas mudas tanto al joven como a la chica para que los dejaran solos.

No...no lo comprendo.

Negó con el rostro pensando en que el no entendia de debilidades, no cuando toda su existencia habia sido marcada por la traicion y su posterior caida. Astaroth no surgio de la nada, se fue forjando su poder hasta ser imperturbable y por ello no comprendia a los debiles de corazon, los debiles de alma.

Y si, puedo ayudarte...pero como bien sabras, nada es gratis. Nunca nada es gratis, por mucho que deseen hacerte creer lo contrario.

Se irguió levantandose de la silla y su bata de suave tacto se deslizo entreabriendose, mostrando parte de su potente anatomia. Se volteo dandole la espalda y dejo que la prenda resbalara por su anatomia a medida que se hundia nuevamente en las calidas y burbujeantes aguas.

Pero calma Aaron, en este lugar no existe la prisa ni la ansiedad...relajate..tomate un baño si lo deseas..despues de todo me has interrumpido...en medio de uno.

Astaroth no perdia tiempo para molestar a alguien, los habian mas aprensivos que contraatacaban e incluso llegaban a las manos por palabras infectadas de veneno. Quizas pensó que Guerra mostraria un atisbo de furia, pero el jinete se mostraba de lo mas calmado y confiado. Si, sabia donde tocar la fibra sensible de cada individuo y tambien como estirarla y cuanto hacerlo. Podria haber sido mas incisivo con el jinete, pero en cierta forma admiraba su trabajo, o mas bien, admiraba el don que le habia concedido el creador de todo.

Si el cuerno... conozco la llamada asi como tambien conozco al arcangel que supuestamente lo guarda. Cuentan las malas lenguas que el gran Miguel traicionó a Padre por nimiedades... Claro que no lo he visto con mis propios ojos en mucho tiempo y tampoco me apetece hacerlo...bastante he tenido con Uriel.

Respondió mientras hacia pequeñas ondas con el ululante movimiento de sus manos bajo el agua. Su mirada brillo y se encontró de reojo con el rubio que andaba desvistiendose para entrar al baño, sabia decision, aunque no se lo hubo quitado toda la ropa.

Pero..¿No estas cansado de esperar Aaron?

Preguntó ladino el caido mientras se acercaba al susodicho, rondandole como un leon que acecha a una gacela moribunda.

Con Dios todo son limites, reglas, mandatos, ordenes, no hagas esto...no hagas lo otro...hace mucho tiempo que nadie me dice que hacer, ni siquiera el mismo Lucifer. Y sin embargo tu, tienes parte de las dos esencias, el bien y el mal. La neutralidad no debe ser facil de mantener para un tipo como tu...

Susurraba de forma lenta, paladeando cada palabra imprimiendo en ellas diferentes emociones, furia, independencia, reveldia, sensualidad. Se encontraba de espaldas al sujeto para cuando se acercó a el y coloco sus morenas manos sobre los hombros de él. Acercó sus labios al oido izquierdo y susurró mientras ejercia una ligera presion sobre esa carne a modo de masaje moldeando los musculos de los hombros.

Caos es lo que quiero....y en algun tiempo anterior quise la aniquilacion y destruccion de este mundo....pero sin los mortales...¿Que seriamos nosotros? Sus almas me nutren, sus desesperaciones y ambiciones me completan..

Acercó sutilmente la nariz percibiendo la esencia caracteristica de esos seres, esencia que tambien habia distinguido en Pestilencia quien debia estar muy ocupado para no percatarse de una presencia similar a la suya.

Quiero un infierno en la tierra. Eso si seria divertido.

Su plan no era otro que una ambicion, ambicion que compartian muchos de su genero, sin embargo el se veia como participe de ella reinando en un mar de sangre junto con un monton de huesos y carne.

"Estaba nuevamente en accion". Esas palabras rondaron por la mente de Astaroth como una tentativa. Jugar con los arcangeles le resultaba divertido, pese a que podia ser destruido en el intento. Era la adrenalina y la emocion de la batalla, solo ellos podian ser unos rivales que no le aburrieran ni le hicieran bostezar. Mas tarde, se dijo a si mismo, prestando atencion a sus posteriores palabras.

Asi que...solo tengo que robar el cuerno y tocarlo...el desastre florecera...

Susurro, refiriendose al cuerno claro. Otra oportunidad. Si, tambien el principe infernal deseaba la espada del apocalipsis, deseaba que Pestilencia hiciera su maldito trabajo y deseaba tocar el cuerno. De nuevo deseaba tantas cosas que tendria que elegir las mas prioritarias. Sus manos descendieron por los hombros de Guerra, acariciando sibilino dicha musculatura para descender por sus brazos, detuvo todo movimiento ante aquella advertencia y su mirada brillo cual gema preciosa. ¿Podria ser peor que la celestial guerra en los cielos y el inciendo de la ciudad de Plata?

Percato cierto recelo en aquella pregunta, o quizas curiosidad. Lo cierto es que Astaroth solia hablar demasiado, demasiado charlatan, asi lo tildó uno de sus antiguos hermanos.

Pretendo conocerte...

Ronroneo exhibiendo una maliciosa sonrisa, jalo aquella mano que lo habia cogido y con la otra libre lo sujeto por la nuca. Se acerco a sus labios y los rozo mientras lo miraba fijamente.

Tengo curiosidad por descubrir tu lado "malo"....ya que pareces mucho mas noble que los otros

Por otros se referia a sus otros hermanos por supuesto, Pestilencia era un mal bicho, orgulloso y directo, pero a Aaron lo podia tratar con mas naturalidad e incluso podria divertirse un poco con el. Atrapo los labios contrarios y se hizo con su aroma y su sabor con implacable voracidad sin embargo deslizo con lenta parsimonia sus labios y su lengua alojandose en la boca contraria. Se pregunto mientras tanto cuanto tardaria el otro jinete en descubrir que su hermano querido se hallaba tan cerca de él, una reunion familiar en la que por supuesto tenia verdaderos deseos de presenciar.

Mientras que aquellos dos seres jugaban a las preguntas y las respuestas, los halagos y las tentaciones, las sombras de las rendijas de las baldosas del suelo paracían ondular, bullir y deslizarse, burbujeando como si fueran alquitrán hasta convertirse en una especie de líquido pútrido que apestó todo el aire y lo llenó de un vaho amarillo, Peste se divertía así, opacando cualquier tipo de belleza que para él no tenía signficado alguno porque siempre, tarde o temprano se marchitaba bajo su toque hasta reducirse a la ceniza y la nada. La masa líquida comenzó a correr por el suelo y se alzó como un surtidor del tamaño de un hombre para comenzar a darle forma, unas ropas negras se ajustaron sobre un cuerpo masculino, alto y musculo, de piel pálida, fantasmal, un rostro de lineas marcadas que fue cubierto por una pintura conformada de huesos humanos molidos y en aquella cara destacaban los ojos negros, sin fondo que se comían cualquier luz que se reflejaran en ellos, hambrientamente.

El líquido terminó de caer por efecto de la gravedad conformando el abrigo largo y oscura hasta los talones del tercer de los Jinetes, el que se decía que montaba un caballo amarillo cuando llegara el final del todo. Comenzó a avanzar hacia ellos, sus ojos se posaron directamente en su hermano, Guerra, despojado de cualquier gloria al jugar como un niño con un demonio, habían pasado muchos siglos sin saber de él, nunca estuvo en buenos términos con Guerra porque sus puntos de vista solían chocar, Guerra estaba dispuesto a esperar, a seguir las reglas para desencadenar el Holocausto incluso de la mano de Astaroth y el prefería adelantar los acontecimientos por puro aburrimiento.

Se detuvo, observándolos, sus labios negros dibujaron una sonrisa carente de toda calidez o humanidad, parecia a la mueca de los cadáveres que solía dejar a su paso. Hermano...-la voz de Peste era profunda, manando de su ancho pecho, había una corrosiva burla en ella-Han pasado siglos sin verte y cuando nos encontramos de nuevo te veo retozando como una doncella impúdica que desea que mojen su entrepierna-la risa de Peste era afilada, tenía respeto por pocas cosas aunque estaba siempre a favor de la neutralidad y ejercía a la perfección su papel como Jinete-¿Los años te están volviendo blando, hermano? ¿no estarás chocheando, verdad?

Sus ojos negros se posaron en Astaroth, divertidos y con cierto punto de extraña locura-Y tú, no eres el más adecuado para hablar de nobleza, Astaroth. Mentiroso y traidor.-su sonrisa se amplió-Encantador que me hayas convocado para esta reunión...¿debo hacer una reverencia? ¿una floritura en agradecimiento?

Si bien la risa de Aaron podria haber sido contagiosa, podria haberse dejado llevar de no sentir que en ese mismo momento no estaban solos. Tampoco se inquieto por ello, se relamió los labios para degustar un poco mas ese sabor y encogio suavemente sus hombros mientras el otro se sumergia y decidia bucear un rato. Astaroth avanzó despacio, percatandose de la diferencias de densidades que habia en el aire, justo donde apareceria Pestilencia en cuestion de minutos y en ese aire estancado que traia su llegada. Arrugo ligeramente su nariz y finalmente salió fuera del agua y esta resbalo por su cuerpo escultural suavemente perdiendose en cada curvatura de sus musculos.

Dirigió una ácida sonrisa a Pestilencia enfocando sus orbes violetas.

No lo culpes a el...no es el unico que se deja seducir por mis encantos.

Lanzó mordaz, pudiendo ser tan encantador como ácido, recordandole que tiempo atras lo deseo acorralar para saciar sus oscuros deseos. La relacion entre Pestilencia y Astaroth era como subir a una montaña rusa, solo que la mayoria de veces se enfrentaban a caidas en picado. Bueno, Astaroth lo necesitaba a él y este podia darle lo que anhelaba. Hasta ahora lo habia tratado entre algodones.

Avanzó hasta Pestilencia con el menton alzado, orgulloso posó la mirada en Guerra y luego en Peste. Alzo la mano y apretó uno de los hombros del oscuro cuando llegó a su lado.

Les dejare un tiempo para que renueven vinculos....y traere algo para beber...hay que celebrar siempre los reencuentros jinete.

Anunció al oido del moreno antes de emprender su paso a fuera de aquellas salas termales. No se molesto en cubrirse, no tenia por que. Ese era su palacio, podia ir desnudo siempre que le viniera en gana, ademas le gustaba poner de vez en cuando nerviosos a sus soldados/as.

Spoiler:

Peste se limitó a cruzar los brazos sobre su pecho, alto y oscuro, el suelo que estaba bajo sus pies parecía ir desmunzándose poco a poco, luego hervía a penas y volvía a un estado sólido y deformado. Un enorme cuervo penetró por uno de los ventanales, no era uno de los cuervos de Astaroth, éste solo tenía un amo y era el Jinete que escrutaba a su hermano despiadadamente. El ave se posó sobre el hombro derecho de Peste, graznando levemente y agitando sus brillantes alas, Peste alzó sus dedos mortecinos y prodigó una caricia en la cabeza.

-¿De verdad tengo que responder a esa pregunta?-su tono era burlón, divertido. No hizo amago alguno de acercarse para tocarlo, conociéndose como se conocía a si mismo era capaz de golpearlo o besarlo, dependiendo todo de su volátil estado de ánimo-Piensa un poco, Guerra, creía que las estrategías eran lo tuyo-se movió, Peste se desplazó hasta el borde de aquella piscina, su cuerpo musculoso parecía fluctuar extrañamene a cada paso. Él también era amante de los planes a largo plazo y ya iba mandurando uno que manejaba desde hacia tiempo, una plaga que pronto desataría sobre todo los seres sobrenaturales que se creían intocables-Vamos, querido, un demonio como Astaroth, reuniendo a dos Jinetes..sobretodo porque posee cierta "influencia" sobre mi..-su sonrisa se hizo afilada y casi grotesca.

Se acuclilló y sus dedos razoron la superficie del agua, observando las ondas que creaba en ellas-No existen las casualidades, solo el destino..-movió los dedos y las gotas de aguas salieron despedidas de ellos-Veamos...tú, mi hermano mayor, aquí, después de tanto tiempo..debo suponer que nos estamos preparando para algo grande.

Y Guerra no se equivocaba, el cuerpo de su hermano se desdibujó de repente, convirtiéndose en una sombra y de repente unos dedos blancos de uñas negras aferraron el cuello de Aaron, apretandolo, comenzó a alzarlo del suelo con facilidad, mirandolo con aquellos ojos que eran como pozos sin fondo, donde la luz se apagara y perdía toda su esencia. Lo escrutó y sacó su lengua despacio, relamiendose los labios-¡yo no soy perro de nadie!-susurró como si estuviera azotándolo con un látigo-estoy aquí por un pacto..un pacto que me vi obligado a realizar porque ninguno de mis adorados hermanos consideró apropiado sacarme de la tumba.-movió la mano e hizo que la cabeza de Guerra golpeara la pared-¿dónde estabas tú, santurrón?

Lo soltó tan rápido como había hecho presa y sus dedos se posaron en la mejilla de Guerra, acariciando despacio hasta su cuello, le sonrió como si lo que acabara de decir no tuviera la menor importancia, suspiró levemente-Es cierto..-acercó su rostro, su voz era casi acariciante pero cruel bajo aquel terciopelo-No he cambiado en absoluto, ¿eso esperabas? en cambio tu..-ladeó el rostro masculino y fino que se adivinaba bajo su pinura-tu...te has vuelto distinto, quizás más calmado o permisivo..más blando.-la mano de Pestilencia descendió hasta el ancho y fuerte pecho de su hermano mayor, la colocó sobre el corazón-¿Y sabes? ya estoy harto de este mundo y de nuestro "destino", quiero acabar ya..quiero descansar.

Se separó de Guerra, el cuervo había volado de su hombro, estaba posado en una de las ornamentada vigas del techo, vigilandolos a ambos. Peste ladeó el rostro, mirando el agua, su cuerpo ya no estaba tenso, sus músculos se podían adivinar relajados bajo la ajustada prenda que vestía, frunció el ceño-¿Qué respuestas andas buscando, hermano?-volvió de nuevo su atención hacia él-¿qué es eso que te ha llevado al mismo Hades?

Peste se puso en pie, despacio, mirando a su hermano, vivir, morir, volver a vivir era una rueda de la cual él quería salir para siempre, prefería que el final de todo lo conocido llegara en este siglo, los Jinetes eran avatares, eran formans de poderes que estaban entrelazados con el equilibrio, entre el Cielo y el Infierno. Ellos no conocerían la paz hasta que sus papeles se vieran cumplidos y entonces podrían desprenderse de aquel destino que los ataba. Peste quería desprenderse de esas cadenas, poco le importaba que ocurriera cuando llegara su final, no le importaba desvanecerse en una nube de humo escarlata o reducirse a cenizas, desde su perspecta era algo apetecible y en cierta forma lo ansiaba. Inspiró despacio, su pecho se llenó bajo la ajustada prenda y sus dedos se sacudieron, las gotas de aguas que se aferraban a su pálida piel salieron desprendias, trazando arcos plateados.

-Cierto...-murmuró, sus labios oscuros apenas se entreabrieron mientras hablaba-Todo este lugar pertenece a Astaroth y es su poder el que lo domina, hablar aquí...es imprudente.-se encogió levemente de hombros.

Volvió a posar los ojos en su hermano, negros y sin luz, se acercó despacio a él, moviéndose felinamente-Lo que tengamos que tratar será en privado, hermano-el cuervo que estaba en las vigas graznó roncamente y descendió, abriendo las alas para volver a posarse en el hombro de su amo, mirando a guerra de forma inteligente-Si quieres verme ahora estoy en el cementerio de los Ángeles-su cuerpo se comenzó a desvanecer-y veremos si es lo que creo...esos asuntos, Guerra-susurro, peligrosamente.

Spoiler: