Moda en Damned

¿Cuántos años habían pasado desde que tenía la tienda? ¿Tal vez cien? Siempre había estado allí, desde que Román comenzó a depender menos de mis cuidados a poder estar solo y quieto en casa. Siempre había estado vinculado al mundo de la moda, aún recordaba aquella boardilla pequeña y miserable donde viví en París. Buscaba mis raíces, quién era realmente, y me topé con una sorpresa mayúscula buscando las partidas de nacimiento de todos aquellos que habían sido mis parientes. Indagando con cuidado, con mucha precisión, llegué a montar una historia familiar increíble. Pero jamás dejé atrás mi amor por la moda, seguía apareciendo en desfiles como joven modelo con una carrera brillante en ciertos círculos de la moda, y músico. Tenía mi banda, la cual estaba a punto de debutar. Pero ahí tuvo que aparecer el idiota que me persiguió tras esa noche como si fuera un tesoro, todo porque pertenecía a los días de vino y rosas cuando era un mortal escuchimizado e idiota. Aunque para ser sinceros idiota, lo que se dice idiota, siempre ha sido Lestat.

Así que una vez hecha mi vida como vampiro, vivido una guerra y un par de partos, así como la muerte prematura de quien iba a ser mi esposo, decidí dar vuelo a mis conocimientos e imaginación. Yo era un gatito cute y zalamero que sabía de colores, modas y diseños más que cualquier culona con cara de desfinge y comedora de apio. Yo era una puta diva, así que salí a comerme el mundo pero Romi me necesitaba. Ese maldito cachorro me daba tanta ternura, lo necesitaba tanto y él a mí, que dejé mis sueños otra vez. Me había vuelto una tienda de disfraces, trajes visual y lolita, algunos dark, rock y por supuesto algo clásico para alquiler. Deseaba volver a ser quien era, esta vez lo haría bien.

Durante más de dos meses estuve buscando modelos, hice fotografías a varios hombres y mujeres sin que se dieran cuenta. Diseñé trajes que llevarían, complementos que pegarían con sus facciones. Lo hice sin importarme si eran demonios, ángeles caídos, vampiros... ¡bah! Lo importante era el glamour.

Al primero que fiché nada más verlo bien fue a un ángel caído. Tenía un aspecto muy sexy y formal. Pensé que entraría bien en un traje oscuro de corte clásico con una camisa gris plomo y sin corbata. Un aire sexy, desenfadado, pero sin dejar de ser todo un elegante caballero. Podía añadirle algún toque de los años 60's, y cuando digo años 60's hablo de 1960... en el tipo de botones que usaría para la chaqueta de tres botones y el chaleco interior en un tono intermedio entre el gris plomo y el negro. Aunque no sería el único que usaría, había pensado algunos estilo gangster de esos gris oscuro con pequeñas rayas blancas y corbatas en el mismo tono que el traje. Como complemento podría llevar guantes de y sombrero oscuro, con tonalidades que sentaran bien a su chaqueta.

Sería el primero en entrar por la puerta de mi tienda, los cité con diez minutos de diferencia a cada uno, para que pudieran ver la ropa con calma. Algunos serían un contraste, fotos tomadas juntos para look más agresivos y otros muy formales. Serían para mi catálogo, expuestos no sólo en la revista que regalaba a mis clientes sino en mi escaparate. Últimamente estaba siendo entrevistado por algunos programas de tv, no me importaba si manipulaban las noticias sobre los enfrentamientos... si ponían bien mis diseños ¿qué más daba? Estaría un chico filmando todo, viendo como se montaba las imágenes y como modelaban para mi cámara.

-Ña ña... ña.-dije jugueteando sobre un papel en blanco, creando un colgante parecido a un llamador de ángeles.

Había conseguido las tallas de todos, cada centímetro de su cuerpo fue analizado por mi ojo y yo era infalible en ello. Mi carta a sus respectivas viviendas, las más usadas, fue simple. Les ofrecía una noche distinta, ropa que pudieran modelar y luego quedarse las pruebas así como un obsequio a elegir en la tienda. Había dejado las máscaras venecianas, las camisetas informales y todo lo último diseñado por los maniquíes y estanterías. Todo tenía un orden, aunque en un primer momento pareciera ser un caos.

-Ña... ña... Levi vendrá luego, con Lugh y el tito Cat le dará un regalito. Ña... ña.-yo había traído ese niño al mundo, por eso le regalaba siempre ropa y juguetes aunque el bruto de su padre dijera que no. Levi era una buena “mami” y sabía apreciar mis chucherías.


(Vamos por orden como os apuntásteis en el post, cuando estéis todos os daré los vestidos descritos. El de Abaddon ya describí algunos para que veais más o menos como irán las descripciones. Os quiero amores <3)

El proyecto llegó a sus oidos de boca de Román, el cachorrito le habló del proyecto de su padre y le llamó la atención, tanto que termino hablando con Cat por teléfono para participar. Aún no sabía como se había atrevido, ¿vestirse y desvertirse delante de desconocidos? a más ¿dejarse tomar fotos? es no era propio de él. Pero por otro lado estaba cansado de hacer solo trabajo de oficina y enfermería, quería probar algo nuevo.

Sin darse cuenta había llegado a lo justo, se había ensimismado en sus pensamientos y calmando su paso entró mirando alrededor, no sabiendo su habría ya alguien allí. - Buenas, ¿es esta la tienda de Cat? - preguntó cerrando la puerta tras él, entonces los vio y una sonrisa le cruzó la cara - hola ¿llego bien o ya ha empezado?

Aun no sabia como es que me había llegado esa invitación si casi no conocía a muchos pero igual era algo nuevo que podía conocer era algo que saciaría mi curiosidad por un momento así que después de dejar una nota a Rafael que había salido, tome uno de los abrigos que el había creado para mi ajustado a mi figura y camine hasta la dirección que me habían dado.

Cuando llegue vi ya a dos chicos y sonreí un poco -Hola - dije saludando viendo a los presentes, conocía a dos de ellos al que me había invitado y a Abaddon, sonreí y me acerque viendo todo lo que había ahí, había tantas cosas que no sabia a donde voltear, no sabia si me pondría algo de todo lo que había ahí o me darían otras cosas

Normalmente no recibía noticias de ningún tipo en mi apartamento, aunque tampoco era que lo pisase mucho, pues durante el día mi refugio podía ser cualquier lugar alejado de los rayos del Sol. Sin embargo, había recibido una carta de alguien llamado Cat citándome en su tienda para unas fotos, algo que me sorprendió y extrañó, pues ni sabía quién era él ni qué quería en realidad. Aun así, al ver que la tienda en cuestión estaba en los barrios bajos de la ciudad, cerca de la sede de los Thorns, decidí ir, no perdía nada por echar un vistazo.

En el momento en que el cielo comenzaba a oscurecer, salí del apartamento y me dirigí a la dirección que ponía en la carta. Cuando entré ya había varias personas, por lo que terminé de convencerme de que aquello no era una encerrona y en verdad se trataba de un evento relacionado con la moda, pues todo estaba lleno de trajes, máscaras y complementos. No conocía a nadie de los presentes, pero tampoco me importaba. Simplemente quería huir del aburrimiento, algo que últimamente me perseguía con bastante frecuencia. Me detuve junto a una estantería repleta de máscaras venecianas, muy parecidas a la que yo llevaba en mi última noche como humana, y esperé.

El día anterior Leviathan teléfono a Cat apenas para informarle que el y Lugh se encontraban bien, sin embargo el vampiro resulto ser bastante estricto sobre ciertas cosas, le reclamo el que hubiese desaparecido sin comentarle nada hasta la fecha cuando se suponía que sólo salió a dar una vuelta con el bebe, pero luego de que consiguió calmarse le recordó que había prometido modelar para él.

Así que contra todo lo que Caim pudiese opinar, vistió a Lugh con un cómodo conjunto verde claro y se encamino a la tienda del tío Cat, tomando el transporte publico para no correr riesgo de causarle una conmoción moviéndose excesivamente rápido con el niño a cuestas y también con la esperanza de que el cruel padre de su hijo no descubriese a través de sus empleados a donde fue.

Viajar como mortal era mucho más demorado, aun así llego más o menos en el horario acordado, apenas con minutos de atraso, sin embargo no era el único en la tienda, otras criaturas de diversos tipos ya se encontraban antes que el, incluyendo un par de ángeles. Instintivamente sostuvo más estrechamente contra si al pequeño, desde su nacimiento su necesidad de protegerlo fue creciendo hasta alcanzar puntos ridículos, cualquier posible amenaza era un blanco al que atacar, fuese este un demonio hambriento o un mosquito en busca de su ración.

Fueron entrando en la tienda antes de lo pensado, era como si hubieran decidido venir todos de golpe. No sabía si ponerme a brincar ronroneando por sentir que había merecido la pena mi carta, la insistencia y que todo se haría posible, o quizás ponerme a temblar porque no le gustaran al final. Me acerqué primero a Abaddon, el cual había quedado cerca de los trajes y modelos que debía modelar. Lo miré fijamente con una sonrisa antes de tomar su mano derecha y tirar de él un poco.

-Ven cielo, tienes que ponerte primero este.-dije señalando el más formal de todos.-Luego probaremos otros ¿de acuerdo?-comenté con una sonrisa.-Verás amor, quiero que te coloques las ropas y te dejes tomar fotos solo y con la moda más desenfadada. Es sólo un catálogo.-lo último lo dije girándome para el resto.-Sólo fotos, aunque os pondré algo de maquillaje y os cambiaré un poco el peinado... después os podéis llevar los modelos.

Solté a Abaddon para ir a por Lugh, aquella cosita tierna seguía adorando al tito Cat. Se me caía la baba cuando me sonreía estirando sus brazos. Lo tomé cargándolo mientras lo mecía. Miré a las chicas y sonreí aún más.

-Kyla llevarás la ropa rock desenfadada que tiene los maniquies del fondo.-dije señalando varias camisetas con caricaturas de grandes estrellas del rock del pasado, una poseía la silueta de Elvis y otra era de Lennon. La imagen de Lennon era “Imagine” en distintos grafismos y tamaños. Los jeans negros eran rotos, los deslavados eran de tiro bajo y había algunos entubados así como una falda de cuadros escoceses roja algo corta.-Puedes irte poniendo primero la falda, la camiseta con el logo de Queen y la chupa de cuero. Por favor, cariño.-dije pestañeando antes de acercame a ella con el bebé.-Suéltate bien el pelo que ahora te haré un peinado y te maquillo un poco para evitar brillos.-miré a Olivia con una sonrisa triunfante.-Y tú gorrión del señor, angelita querida, ¿qué tal te van los trajes formales? Tengo un traje de dos piezas de ejecutiva muy serio, uno de noche y la guinda del pastel que es un traje de novia algo desenfadado pero clásico.-era un traje de novia que poseía distintos pliegues, provocando que se abriera hacia un lado y dejara ver su hermosa pierna derecha, el escote era palabra de honor y no poseía bordado alguno pero sí una rosa en el lado derecho, una hermosa rosa azul.-A ti te haré un bonito recogido que me servirá para todas las fotos.

Caminé sólo unos pasos hasta besar la mejilla de Lau y tocar su vientre unos segundos, notando la vida que crecía en ella. Lo hice con una sonrisa enorme y muy emocionado. Me encantaban los bebés y por eso llevaba a Lugh encima riendo, mirando todo con esos enormes ojazos y dejándose pasear.

-¿Qué tal te sienta la ropa premamá algo desenfadada y muy cómoda? Te la regalo toda, te hará falta.-le guiñé un ojo y acaricié las mejillas de Lugh.-A él le pondré su ropita mientras vosotros dos.-dije señalando a Shamuel y Leviathan.-Os ponéis las ropas de los maniquies que están al lado de los de Kyla.-dije señalandolos bien.-Los playeros, así como los conjuntos de surf, son para ti Shamuel. Los estilo rock, camisas de cuadros y zapatillas deportivas son los tuyos.-chasqueé los dedos.-Para él tengo algo pensado que a cierto demonio le hará explotar su cabeza.-el niño rió moviendo los brazos.-¿Quieres ver a papá molesto? Ese es mi niño bonito y regordete, ya verás cielo como a papá Caim se le caen las pelotas al verte tan guapo.

Por último me acerqué al rubio, quería preguntarle algo y era importante. Me acerqué a él mirando el anillo, conocía el significado de esos anillos porque durante un tiempo los vendí e incluso los hice. Tiré de él llevándolo lejos del resto sonriendo con cierta curiosidad.

-Tres cositas.. ¿cómo está Romi? ¿cómo está Amaury? ¿Quién le regaló a quién ese anillo tan especial que llevas en la mano?-pestañeé.-Ah, bueno otra... ¿te importa llevar la ropa veraniega que es estilo unisex? Así como algunos modelitos rock muy agresivos... harás parejita en las fotos con mi amigo Levi.-le mostré el churumbel y sonreí.-¿No es bonito? ¿No te dan ganitas de uno?-pestañeé de nuevo.-He oído, bueno... se le escapó a cierto muñequito lindo que Ama estaba pensando en pedirte uno.-me refería a Romeo, sabía sobornarlo con libros y helados de sangre con sabor a piña.

Y a pesar de ser el segundo en llegar se vio totalmente desplazado, no sabía si le estaba ignorando o no le haía visto, le quedó claro que no era ningun de esas cosas cuando se lo llevó un poco aparte.

- Em - abrumado por tanta pregunta - pues, no me importa vestir ropa unisex, tampoco ropa rock, en realidad estoy conforme con prácticamente cualquier tipo de ropa... y pues Ama está bien, Román está un poco tristón pero intentamos animarlo entre todos... Los anillos son idea mía y lo del bebe... creo que es cosa mía y de Ama - jugaba con sus dedos un poco nervioso, no quería ser grosero solo que no tenía tanta confianza con Cat como para hablar de algo tan íntimo - pero la verdad es que el niño es bien mono. Hola pequeño - sonriendole mientras acariciaba la regordeta mejilla.

Detrás de mí aún siguió llegando más gente, entre ellos un demonio con un bebé, lo cual me sorprendió por lo extraño de la situación y a la vez me hizo gracia. En ese momento me imaginé a un demonio que conocía con un bebé... Eso sí que hubiera sido gracioso, y sobre todo era imposible.
Atendí a las instrucciones de Cat mientras el bebé que llevaba en brazos, el del demonio, me observaba con los grandes ojos curiosos que sólo podían tener los bebés. No podía negar que era una criatura hermosa, aunque no era demasiado fan de los niños pequeños. Sonreí al dueño de la tienda antes de dirigirme hacia los maniquís que me había señalado. En mi armario tenía diseños de todo tipo, por lo que no me importaba ponerme lo que me pidiera, y menos aquella ropa. Era muy llamativa y atractiva a mis ojos, y Cat parecía tener buen ojo para la ropa y los modelos, por lo que supuse que me quedaría bien. Cogí las prendas que me había indicado y me cambié en el primer vestidor que vi vacío. Poco después salí totalmente cambiada a como había entrado. Mis largas piernas quedaban al descubierto por la longitud de la falda y en la camiseta estaba el logo de un grupo que había conocido siglos atrás. Me gustaba aquella ropa. Cuando estuve lista retiré de mi pelo la goma que lo sujetaba y solté mi larga melena, esperando a que Cat me peinara como quisiera.

Cuando Cat se llevo de los brazos de Leviathan al minúsculo demonio todos sus nervios se crisparon y sus sentidos saltaron en alerta, pero luego de ver como lo paseaba entre los presentes sin que ninguno mostrase signos de dañar a su cría empezó a relajarse volviendo a respirar con calma.

Camino hacía la ropa que Cat le señalo, las camisas de cuadros, el no tenía pudor que le impidiera cambiarse allí mismo, pero como todos hacían uso de los vestidores decidió no desentonar, no era malo seguir de vez en cuando las costumbres de los demás, aunque fuese sólo por consideración al gato vampiro.

Las prendas se adaptaron bien a el, incluso se sorprendió de la exactitud con que había acertado su talla, casi parecía que la prenda hubiese sido confeccionada especialmente para él.

-Que seco eres.-dije mirándole fijamente.-Killian, no seas tan seco.-murmuré antes de verlo.-Con todo lo que me cuenta Román de ti debo saber incluso la talla de calzoncillos que usas.-dije antes de separarme.-Ah, bueno sí... lo sé.-comenté como si nada antes de ir a comenzar a cambiar al pequeño.

El resto iba a lo suyo, saludándose porque algunos se conocían y otros sin embargo fueron a cambiarse. Iría hacia cada uno para dejarle el pelo como deseaba. Pensé que para Abaddon un peinado a lo años 20 le sentaría bien, sería algo clásico, o más bien muy clásico para la época moderna que vivíamos, con un contraste muy atractivo con sus ojos. Quería que se viera bien esos ojos que tenía. Era un chico muy lindo y tenía buen porte para los trajes. Pude elegir a muchos, pero es que él me encantó cuando lo vi por la calle. Me importó un pimiento que fuera ángel caído. Yo era de mandar al carajo los perjuicios.

Colocaba al pequeño un body blanco y encima tenía una pequeña sudadera negra con orejitas de gato. Los pantalones eran vaqueros desgastados y rotos con una colita de gato también. Se veía tan rico, sobre todo con esos calcetines de huellitas. Parecía el señor Don Gato en bebé. Cosa más mona y regordeta no había visto en mi vida, sin duda no lo había visto.

-Te como los mofletes.-dije mientras él reía y yo le mordisqueaba la cara.-Ay, niño gordo y bonito.-murmuré completamente encantado.-Te dejaré aquí, en tu cómodo corral para jugar. ¿Ves? Tito Cat se acuerda que te gustaba descansar aquí.-era de Román, la había vuelto a conseguir y bueno durante el tiempo que estuvo Levi conmigo la usó.

Me moví por la tienda hasta Abaddon tomando el set de peluquería. Lo enganché por el brazo y lo coloqué en una silla. Puse un impermeable de peluquería, para que no se manchara el traje con la espuma, y comencé a peinas. La espuma le daría un efecto mojado, sedoso, y no aplastado como la gomina. Era especial, la había conseguido de un peluquero amigo mío. Después le puse un poco de polvos para evitar el reflejo con la luz del foco.

Fui rápido, era un vampiro, y había cosas que sólo un vampiro puede hacer y es la rapidez. Bueno al carajo, también los demonios pero yo soy fashionista y los demonios con un click copian todo y ya. Muchos no se comen el tarro por la moda. Yo me lo comía, más bien lo engullía.

-Amor, amor... Bogart se moriría de envidia.-susurré mirándolo fijamente a los ojos.-Están para hacerte mil favores.-dije pestañeando.-No es broma, estás muy guapo.-le quité el impermeable y le pasé espejo.-¿Ves?

-Kayla.-dije canturreando antes de brincar a su lado, sólo me faltaba las orejas y el rabo al ver como estaba.-Si no fuera gay saldría contigo.-realmente le quedaba la ropa que había elegido para ella.-A ti te alisaré el pelo, sólo eso... y te daré algo de color en los labios... eres una chica desenfadada pero también coqueta.-la senté en otra de mis sillas y comencé a pasar la plancha, ya la tenía caliente para hacerlo.

Había comprado ese modelito para Román, era demasiado revoltoso con el pelo a veces. Se le ondulaba con nada. Así que quería hacerle ese regalo. Pero decía que para él era muy complicado, que pasaba, y bueno yo le iba a dar uso con Kayla.

-¿Te doy tirones cariño?-pregunté aquello porque iba rápido y no quería hacerle daño.-El resto por favor, vayan sentándose... tienen revistas, libros y la tienda entera para cotillear. Pueden mirar todo, tocar lo que se le antoje e incluso si quieren pueden comer algunos de los pastelitos que dejé junto a la máquina de café... el café también pueden tomarlo. Menos tú Abaddon, se iría el polvo que te he aplicado... por favor.-dije sonriéndole antes de seguir con ella.-¿Has pensado alguna vez en ser modelo? Tienes unas piernas preciosas.

- No soy seco, es que no te conozco - contestó con simpleza y sintiendose algo atacado, quizás realmente no había sido buena idea siempre había tenido la impresión de no caerle bien a Cat. Se preguntaba si sería cierto el que Román hablaba tanto de él...

Así que con un suspiro cogió la ropa que sería para él metiendose en el primer probador que quedó libre. En realidad, el principal problema por el que no quería confirmarle lo del niño es por que aún no estaba seguro, le había dicho que si al castaño... y no es que no quisiera tenerlo, sobre todo si Amaury quería, sería como tener una familia de nuevo, como la que tuvo y le arrebataron... pero no sabía si era suficientemente responsable, y fuerte, como para dar ese paso.

En ello pensaba mientras se cambiaba, la ropa era cómoda y todo le entraba a la perfección, como hecho para él ¿sería que Cat realmente sabía sus medidas? Salió de allí ya vestido para esperar su turno mientras se comía uno de esos pastelitosy cotilleaba a su alrededor.

Observé en silencio mientras Cat peinaba y terminaba de arreglar a uno de los ángeles caídos que había allí. No podía negar que aquel vampiro era todo un artista, un genio de la moda, pues había acertado con las tallas de todos los allí presentes y sabía qué hacer con cada uno de nosotros para que diésemos la imagen que deseaba.
Había colocado alimentos por la sala para hacer menos pesada la espera, pero yo hacía tiempo que había dejado de comer pasteles y cosas similares. Aun así, esperaba que Cat lo entendiera, pues estaba siendo muy amable y no quería que se sintiera ofendido o algo parecido.
Cuando terminó con el caído llegó mi turno, a pesar de haber llegado algo más tarde que otros. Me sentó en una silla y comenzó a alisarme el pelo. Me reí cuando me dijo que de no ser gay saldría conmigo, aquello era todo un alago. Había que saber cómo tratarme para sacar mi lado amable, ya que tampoco era tan mala como podía aparentar, y aquel vampiro sabía exactamente las palabras que tenía que utilizar con cada uno de nosotros.
- En verdad me haces cosquillas - respondí con una sonrisa, ya que aunque fuera rápido con las planchas en realidad estaba siendo bastante delicado. Además, siempre sentía cosquillas cuando me tocaban el pelo, era algo inevitable - Si mi corazón siguiese latiendo me sacarías los colores con tanto piropo. La verdad es que no es algo que me haya planteado nunca, ya que es un poco difícil ser modelo viviendo sólo de noche.
Mi pelo comenzaba a estar completamente liso y me gustaba lo que Cat estaba haciendo conmigo, tanto por la ropa como por el pelo. Ya sólo faltaba ese toque de color que quería darme en los labios y estaría lista para las fotos. Era la primera vez que hacía algo así, pero me gustaba.

habia visto todos los vestidos tan bonitos que habia preparado Cat para mi, lo vi ir de un lado a otro preparando y peinando a Abaddon y a Kayla, tal vez mi turno llegaria despues asi que solo me dedique a ponerme uno de los conjuntos que estaban ahimientras veia el resto

Vi la mesa con pasteles y cosas dulces, camine hasta ahi y sonrei a Shamuel, tome un pastelito de chocolate comiendolo con cuidado ya que no queria mancharme, la ropa estaba muy bonita y a demas aun no me tomaba las fotos

Estaba algo nerviosa ya que jamas habia hecho algo asi aun que como algo nuevo me hacia sentir feliz y anciosa por que iniciara, me preguntaba si a Rafael le agradarian aquellas fotos

Vio los pastelillos y el café que los demás estaban consumiendo, pero no se acerco, no tenía nada contra los dulces, de hecho los disfrutaba bastante, pero estaba tratando de mantener una dieta que consistiese exclusivamente en cosas que sangrarán, ya tenía bastante azúcar en su vida con su pequeño bollo de carne, aquella cosita había dejado literalmente su mundo de cabeza y ahora no tenía idea de cómo huir de todas las cosas nuevas y extrañas que estaba experimentando, a veces sentía que estaba caminando hacía su destrucción, pero incluso siendo consciente de eso, su caprichoso corazón hablaba más alto que su sentido común.

Se paro frente a un espejo viendo como le quedaban aquellas prendas, le agrado el contraste del color del tejido sobre su piel sumamente pálida y se sorprendió preguntándose lo que opinaría un cierto otro demonio. Sacudió su cabeza procurando quitar de su mente esos absurdos pensamientos y se dirigió a la cuna donde se hallaba ahora el inquieto diablillo, a veces le costaba creer que esa cosa hubiese crecido dentro de sus entrañas, acaricio con suavidad la rosada mejilla lamentando que no pudiese quedarse así por siempre, le agradaba sentir que era indispensable para alguien.