Bleeding rain - Asmodeo +18-

El Demonio rubio curvó sus labios en una media sonrisa ante la petición de la diablesa... Si quería más lo tendría no le cabía duda de ello... Fue entonces que así comenzó a penetrarla con mas fuerza e intensidad, a un ritmo de lo más salvaje y bestial, el ritmo que solamente un par de seres como los Demonios podría n resistir, más cualquier otro ser caería en un dolor profundo y en desgarros tremendos. Mientras la penetraba de esta manera tan intensa y fogosa, una de sus anos estaba inmersa en lo más profundo de su feminidad, procurando darle el placer más inenso e intenso que podía... Su otra mano la nalgueaba, dándole sendos golpes en los glúteos para avivar todavía más e lfuego del morbo y la excitación a la vez que con lascivia le susurraba:
- Bonito trasero, Naamah... Me encanta horadarlo y penetrarlo completo...- dicho esto mordió intensamente el cuello de ella, un par de gotitas de sangre demoníaca, la más deliciosa de las sangres para Asmodeus salió de la mordia y fue a parar a su boca. Estaba muy sabrosa eso era seguro... Mientras hacía esto, la mano que había estado en sus nalgas se dirigió a su pecho para manosear y pellizcar descarada y perversamente sus senos.

El General no se molestó ante lo que hizo la diablesa al apartarlo por el asunto del cuello, al contrario, sonrió ante el desafío de la misma y pensó: "Uy, la gatita tiene garras.." Él ya había obtenido en parte lo que quería, aquellas gotas de sangre demoníaca deliciosa que había bebido cuando la había mordido.
Ante lo que hizo la mujer de ponerse sobre él y comenzar a, por decirlo de alguna manera, "cabalgarlo" de manera intensa e incesante, el Demonio no podía mantenerse inactivo a pesar de que disfrutaba horrores aquello, con una sonrisa lasciva la tomó fuertemente de la cintura y la atrajo más hacia él penetrándola con mayor profundidad, además, para intensificar la penetración comenzó a hacer incesantes movimientos con su pelvis de arriba abajo mientras lanzaba fuertes gritos de plcer en los que solo gemía el nombre de su amante en ese momento:
- Naamaahh... Naamaaaahh...- decía etre fuertes gemidos mientras continuaa penetrándola con mucha intensidad.

Spoiler:

El placer seguía recorriendo cada parte del cuerpo del General... Naamah... Ese nombre... Ese nombre le recordaba algo... Algo de hace millones de años... No podía acordarse exactamente que...
Asmodai... Cuando ese nombre salió de los labios de la diablesa, lo recordó todo, todo vino a su mente con abrumadora fuerza... EL General había sido un Hijo de las Tinieblas... En esencia existía antes que la Creación misma, como entidad primitiva de energía negativa y gran poder... Cuando se acercó a la Obra del Otro y comenzó a acumular el poder de la luz de la misma, bajó hasta su Creación e intentó imponer el miedo y el terror en los recién creados humanos en aquel paraíso terrenal donde vivían.
El poder del Otro sin embargo, probó ser más grande en esa época... Lo confinó al Infierno y le prohibió tomar forma física con sus propias fuerzas. Aunque seguía siendo un ente de gran poder, estaba descarnado y etéreo... Cuando Lucifer y la hueste de Caídos y Demonios que le siguieron se precipitaron a los Infiernos, Asmodeus como entidad se puso al servicio del nuevo Rey Infernal. Pero para tomar forma física, necesaria para ser aliado del Caído, necesitaba la fuerza de otros Demonios... Fuerza que le proporcionó la lujuria de Naamah... Asmodeus intervino en una de las tantas sesiones lujuriosas de la diablesa y terminó en su vientre, como un bebé... Su forma energética y etérea iba tomando la forma física de un bebé demoníaco, sin dejar de esgrimir el poder del que había gozado con anterioridad... Y la gestación fue exitosa, el embarazo se realizó y el General volvió al mundo con nueva forma física, aunque era en los primeros momentos la de un infante. Fue en esta "juventud" suya que se tomó su venganza para con la humanidad tentando a Eva con el fruto prohibido al volver a acechar el paraíso terrenal, trocando en ese momento su forma física por la de una serpiente...
Naamah era su "madre" en el sentido físico de la palabra... Era ella la que había posibilitado que la maldición del Otro se desvaneciera. Sonrió... Había pasado tanto tiempo que prácticamente casi había olvidado el nombre de la diablesa...
- ¿Madre?- preguntó con una sonrisa maligna y lujuriosa en su rostro, y dicho esto redobló sus fuerzas e hizo aún mucho más intensa y profunda la penetración.

Demasiado placer envolvía a aquella pareja sin duda... Aquel sexo tan salvaje, tan duro... Ese tipo de cosas eran las que le gustaban al Demonio y no se iba a fijar con quien mientras recibiera dicho placer, no importaba que fuera su "madre" o cualquier otra mujer... El goce no tenía rostro.
Sentía los testículos cada vez más duros e hinchados, lleno de su líquido y esencia demoníaca, sentía que no podía más que en cualquier momento... En ese momento fue cuando el Demonio en verdad no pudo contenerse y soltó todo su semen en el interior de la diablesa con un fuerte gemido placentero y retorciéndose convulsamente en placer... El líquido espeso y blancuzco llenó a Naamah y un poco resbaló por entre los labios vaginales de ella y sus propios genitales manchando abundantemente su pelvis.

El Demonio estaba totalmente extasiado... Sin duda los encuentros que tenía tanto con Naamah como con Lilith resultaban siempre sumamente satisfactorios... Se relamió cuando su "madre" salió de encima suyo y él la miró lleno de lujuria... El rubio se incorporó y con un chasquido de sus dedos quedó perfectamente limpio y un impecable traje negro apareció cubriendo su cuerpo.
Ante la pregunta de Naamah, el joven recordó a su hermana... Lilith... La Reina de los Súcubos... ¿Qué sería de su vida? Hace muchísimos años que no la veía dado que, según tenía entendido ella se había quedado en el Infierno, a diferencia de él que había decidido salir a recorrer y corromper la Tierra...
- No, hace mucho que no la veo... No me paso por el Infierno hace décadas... Descuida, cuando vuelva si lo hago y la veo... Le diré que la extrañas... Y... ¿que favor necesitabas? No creo que sea eso solo del saludo a tu hermana ¿no?

O sea que en definitiva el favor que le pedía era... ¿solo ese? ¿Qué saludara a Lilith? Que raro... Pensó que le iría a pedir algo de mayor importancia. Ante la explicación que le dio de que desconfiaba de él, Asmodeus sonrió... El sentimiento de desconfianza sin duda era recíproco... Pero los planes de Naamah... Sonaba demasiado interesante como para ignorarlos... Pero no iba a caer en su juego de seducción...
Dejó que le besara y le mordiera para luego dar la media vuelta mientras ella se dirigía a la puerta del mausoleo y le indicaba que había sido un placer verlo de vuelta:
- Lo mismo digo Naamah...
Esbozó una media sonrisa y terminó desapareciendo de allí en un torbellino de cenizas negras.