Bleeding rain - Asmodeo +18-

Llovía... Aunque Asmodeus estaba descarnado en ese preciso momento, o sea sin forma mortal, vagando por los bosques cercanos al cementerio como un conjunto de ceniza negra llevada por un viento frío, podía sentir las gotas de agua caer desde el oscuro firmamento nublado.
Se dirigió nuevamente al cementerio... Aquel lugar donde hace no mucho tiempo se había reencontrado, luego de siglos con Lucifer... Era extraño... su odio hacia los Ángeles Caídos era enorme, pero conseguía ocultarlo bien... Pero por algún motivo, el Rey del Infierno se le hacía diferente al resto de los Caídos era... raro... Siguió vagando por el cementerio, entre medio de lápidas y mausoleos hasta que llegó a un punto donde se encontró con una chica... La chica desprendía una presencia que se le hacía familiar... Era de su raza... ¿Dos encuentros con Infernales en el mismo lugar en tan poco tiempo? O era su semana de suerte o era un presagio de mal agüero...
Volvió a su forma humana, aquella del atractivo muchacho rubio, pero esta vez vestía un brillante piloto negro, y las gotas de agua mojaban sus cabellos y su rostro, pero no le importaba.
- Buenas noches, señorita...

Una diablesa de bajo rango... No debería darle demasiada atención considerando su rango, pero hace tanto tiempo que no hablaba con alguien que fuera específicamente de su raza, de la de verdaderos demonios, que encontrarse con una de ellos era una oportunidad demasiado buena como para dejarla pasar.
- Nunca me fui...- respondió con sencillez... Y era cierto ya que había estado en la Tierra desde hace muchos años, causando caos, esperando alguna orden para moverse hacia objetivos más amplios que causar destrucción y corrupción casi sin sentido, pero muy satisfactoria para él.
- Y bien... Naamah si no me equivoco ¿no es así? Bien... Naamah... Quisiera que me respondieras una cosa... ¿sabes que sucede en el Infierno? Algo me dice que está demasiado revolucionado y quiero saber porqué... Mi ausencia en las tierras infernales ha afectado mis conocimientos sobre el Hades.

¿Hijo de Leviathan? En verdad se había perdido de mucho vagando por la Tierra como lo había hecho... Así que uno de sus "hermanos", otro Hijo de las Tinieblas había dado a luz a un hijo.
- ¿Porqué tengo un "sobrino" y recién me entero?- dijo echando una carcajada sardónica mientras asentía ante lo que ella decía sobre Los Angeles... Era cierto, con Lucifer se había encontrado en aquel mismo lugar hace poco, sin contar el encuentro que había tenido con Mefisto en los muelles... Esa ciudad parecía estar revolucionada, era como si la esencia demoníaca de Vollkommen se hubiese trasladado en parte a aquella ciudad "neutral".
- Leviathan tiene un hijo... Raro... ¿Se ha enamorado de alguien acaso?- si lo hizo sería una decepción... Siempre había pensado que sentir amor era una bajeza propia de humanos y celestiales y no de poderosos Hijos de las Tinieblas.

La revelación de Naamah lo había dejado frío... Entonces... El hijo de Leviathan era fruto de la unión entre él y Caim... ¿Qué demonios...? No tenía nada en contra de eso, el mismo era bisexual (aunque claramente jamás se dejaría meter la "espada de carne" de nadie en su interior) solo esperaba que ninguno de los dos Demonios hubiesen caído en la bajeza del amor... Lo sentiría como una deshonra para la raza de los Demonios. Sintió el dedo de Naamah pasar por su barbilla, y luego alejarse... Mientras lo hacía y ella hablaba, Asmodeo no quitaba los ojos de la diablesa...
- Vaya... las cosas de las que uno se tiene que enterar... Simplemente espero que no hayan caído en la estupidez cursi del amor...
Se llevó una mano a la barbilla, pensativo... Así que el hijo de Caim y Leviathan un gran guerrero... Interesante... ¿Cómo podría sacarle provecho a ello...? Pronto lo averiguaría, por lo demás dijo:
- Así que aún no está crecido del todo... ¿Ya lo has visto? ¿Crees que sera un gran guerrero como Caim profetiza?

Al enterarse de que la hija mayor de Caim se encontraba en una organización de protección de la paz, casi le agarra un acceso de vómito... Sin duda debía ser algo horripilante para un demonio como el presidente de los Infiernos algo así, si fuera él seguramente acabaría con la niña sin importarle que fuera su hija o no... Pero bueno, cada uno...
- Niños...- murmuró Asmodeus negando con la cabeza, él también estaba comenzando a aburrirse del tema, así que lo desechó apenas la diablesa preguntó si quería hacer otra cosa.
- Si, por el Infierno, seguir hablando de estas cosas me hará vomitar...- jugar... a que podrían "jugar" un par de demonios... El General se acercó a Naamah y le acarició prácticamente la barbilla mientras la observaba a los ojos, un brillo de malicia y sadismo brillando en sus ojos celestes...
- Hay muchos juegos con los que podríamos... divertirnos...- dicho esto pasó suavemente un dedo por el cuello de ella, mientras ensanchaba su sonrisa revelando su perfecta y brillante dentadura:
- Propongo para empezar ir a lugares más poblados a torturar algunos humanos...- dicho esto acercó sus labios a uno de los oídos de la diablesa susurrándole casi sensualmente: - A menos que tengas algo más en mente.

Cuando la diablesa fue tan directa ante su proposición de "juego", Asmodeus sonrió con cierta malevolencia para luego decirle:
- Chica directa... No sabes cuanto me fascinan las chicas directas...- dicho esto pegó su cuerpo al de ella mientras sus manos viajaban a su cintura y la tomaba de ella con ambas manos, como último comentario sobre el tema anterior dijo:
- Si los humanos ya no temen como antes, habrá que hacerlos temer... Pero bueno, ese es otro tema... No es de mucho interés ahora mismo...
Dicho esto acercó sus labios a los de ella y los fundió en un beso ardiente, llena de su fuego y de su pasión infernal. El beso fue largo, profundo, constante... No se separó de ella ni mucho menos mientras la besaba, la besaba intensamente, imprimiendo todo su ardor diabólico en él.

El Demonio siguió besando apasionadamente a Naamah, lo hacía como si no hubiese mañana mientras seguía tomándola de la cintura... Era tan excitante... Hace años que no probaba a otra diablesa y hacerlo le encantaba... Le resultaba siempre mucho más satisfactorio hacerlo con diablesas que con humanas, las primeras si podían seguir su ritmo, las segundas siempre terminaban agotadas antes de terminar...
Mientras la tomaba de la cintura comenzó a avanzar hacia uno de los mausoleos hasta que dio la espalda de ella contra la puerta de reja del edificio fúnebre. Siguió besándola mientras la tenía contra la puerta del mausoleo... Descaradamente llevó una de las manos a su trasero y con la otra manoseó sus pechos para luego mordisquearle los labios... Cada vez que apretujaba y sobaba sus senos, primero por encima de la ropa se aseguraba de enfocarse en los pezones de ella para excitarlos y darles placer de ese modo... Su cuerpo estaba muy pegado al de ella y se podía notar con total claridad como su entrepierna se iba endureciendo contra la entrepierna de la chica.

Notaba como me guiaba hacia un mausoleo, quien quería aire cuando tenías todo el fuego para ti? Nadie. Aprete mis dedos sobre su piel al notar el frío de la piedra en mi espalda descubierta por el vestido. Gemí en su boca cuando comencé a sentir como su miembro comenzaba a endurecerse a la vez que mis pezones también lo hacian por sus caricias.

Me dolían un poco los pezones por la excitación pero no era nada que no pudiera transformar en deseo y placer. Demonios como él valían la pena dejarse hacer, como con Caim al firmar el contrato de llevarle putillas. Moví la pierna lo justo para apoyarla en la puerta y abrir un poco esta, lo justo para no caerme y terminar de abrirla con la mano mientras la otra se iba a su entrepierna para masajearla y dar leves apretones.

Mientras estaban enzarzados en aquella lucha de besos, Asmodeus notó que en parte el impulso que él había dado y en parte los esfuerzos de Naamah habían logrado que la puerta del mausoleo se abriera, sin parar de besarla ni soltarla un solo momento, se adentró en las sombras de la edificación.
Era oscuridad total, exceptuando por la luz tenue que venía de afuera ya que la puerta seguía abierta, pero por sus dotes de demonio, podía ver a la perfección a Naamah y al entorno a pesar de la negrura, era un espacio bastante amplio porque el mausoleo así lo era, a cada lado había varios ataúdes cerrados, separados por una especie de camino de mármol, ellos mismos se encontraban parados en el centro del camino principal del cual partían los demás que dividían los cajones...
Sin dejar de besarla un momento, hizo un movimiento con la mano y la puerta del lugar se cerró otra vez, siguió mordisqueando sus labios y con una mano continuó explorando e investigando sus pechos y luego su trasero mientras gozaba de las caricias que la mujer le profería en su entrepierna... Era simplemente excitante... A cada momento sus atributos notablemente más grandes que los de un humano promedio debido a su condición demoníaca iban poniéndose cada vez más duros, más firmes... Cosa que el pantalón que poseía casi no podía ocultar ni a duras penas.

Sintiendo como el fuego se hacía cada vez más intenso, Asmodeus terminó por quitarse el mojado piloto negro y arrojarlo a un lado, revelando que debajo llevaba una camiseta negra sin mangas que se le ajustaba bastante al cuerpo, delineando los músculos de su torso a la perfección y dejando los brazos libres por lo cual sus bíceps también se mostraban en esplendor.
Siguió besándola mientras una de sus manos se aventuraba traviesamente bajo el vestido para apreciar sus nalgas con las manos, sobándolas con intensidad mientras la otra mano seguía ocupada en sus pechos.

El Demonio sonrió ante el mensaje telepático que le envió Naamah... Sonrió mientras continuaba manoseando debajo del vestido de ella y a continuación siguió besándola. intensa, cada vez con más pasión, sintió como su torso quedaba al desnudo y sonrió, estaba orgulloso de su cuerpo humano y esperaba que la diablesa lo disfrutaba tal cual era su calidad.
Continuó con sus juegos con Naamah, las caricias que ella le hacía ne la entrepierna resultaban ser cada vez más excitantes y no pasó mucho tiempo hasta que por fin su miembro alcanzó su máxima dureza y esplendor y ahora, definitivamente el pantalón no podía ocultar la erección ni con todo esfuerzo. Suspiró echando un suave gemido y luego le quitó el vestido, casi arrancándolo de cuajo, con el salvajismo y la pasión propias de un Demonio.
Comenzó a refregar su entrepierna contra la de ella, y luego, atrevidamente, deslizó sus dedos por debajo de su ropa interior, sintiendo la calidez y humedad de su feminidad, con un par de esos dedos recorrió todo lo que pudo de la zona más íntima de la diablesa, insertando un dedo entre sus labios, para empezar a masturbarla suavemente mientras su mirada lasciva y perversa y su erección transmitían toda la excitación que sentía.

Off: Naamah creo que deberías ir poniéndole el +18 al título xD

On:
Asmodeus ya se sentía completamente desnudo, aparentemente la diablesa ya no se podía contener y eso era bueno debido a que él sentía lo mismo... El General, con una sonrisa lujuriosa en sus labios arrancó de cuajo la ropa interior que la Infernal llevaba, quedando de esa manera ella totalmente desnuda también...
Volvió a besar con pasión a la mujer y dibujó una senda de besos desde sus labios hasta su oreja derecha, mordió suavemente el lóbulo de la misma y le susurró sensualmente en referencia a su virilidad:
- La tendrás tanto como la deseas...
Dicho esto dirigió una de las manos de la fémina hacia su miembro, que ya estaba duro, erecto y erguido por demás e hizo que lo aprisionara con ella para que apreciara el tacto de su hombría... Esbozó una media sonrisa lasciva y a continuación empezó a restregar esa zona contra la intimidad ajena... Quería hacerse desear, quería enloquecer a Naamah al punto de llevarla a un deseo irrefrenable porque la penetrara.

Off: Naamah creo que deberías ir poniéndole el +18 al título xD

On:
Asmodeus ya se sentía completamente desnudo, aparentemente la diablesa ya no se podía contener y eso era bueno debido a que él sentía lo mismo... El General, con una sonrisa lujuriosa en sus labios arrancó de cuajo la ropa interior que la Infernal llevaba, quedando de esa manera ella totalmente desnuda también...
Volvió a besar con pasión a la mujer y dibujó una senda de besos desde sus labios hasta su oreja derecha, mordió suavemente el lóbulo de la misma y le susurró sensualmente en referencia a su virilidad:
- La tendrás tanto como la deseas...
Dicho esto dirigió una de las manos de la fémina hacia su miembro, que ya estaba duro, erecto y erguido por demás e hizo que lo aprisionara con ella para que apreciara el tacto de su hombría... Esbozó una media sonrisa lasciva y a continuación empezó a restregar esa zona contra la intimidad ajena... Quería hacerse desear, quería enloquecer a Naamah al punto de llevarla a un deseo irrefrenable porque la penetrara.

Sin duda aquella chica le gustaba y mucho... Esa actitud tan desenfrenada y entregada era algo que lo ponía terriblemente excitado, le encantaba sin lugar a dudas... Y sentir el calor y la humedad repentinas que desprendía la feminidad de la diablesa en su hombría era una sensación única que lo hizo soltar un gemido placentero...
Mirándola con una lujuria terrible, posó ambas manos suyas en la cintura de ella y comenzó a avanzar con la muchacha prendida a su torso rodeando la cadera de él con sus piernas y aún penetrada...
Avanzando, la llevó hasta el fondo del mausoleo, hasta que la espalda desnuda de Naamah dio contra la pared de mármol del edificio mortuorio. Con fuerza y mucha intensidad, el General Infernal comenzó a mover su pelvis de atrás hacia adelante, una y otra vez, de manera constante e incansable... Su virilidad entraba y salía de la intimidad de la diablesa, cada vez más profundamente... Sentía como las carnes de su feminidad apretaban su hombría en un abrazo cálido y sumamente placentero... Los gemidos de ambos se unían en una sinfonía de placer que turbarían el reposo de los cadáveres encerrados en aquellos ataúdes en el mausoleo.

El Demonio continuó penetrando de manera salvaje y muy intensa a la muchacha... Se sentía tan placentero como estar en el último círculo del Infierno... Era sencillamente genial, sin duda ninguna humana podría competir jamás contra una diablesa como Naamah. El General la penetró a más no poder, su gran hombría entraba y salía, deslizándose con facilidad dentro y fuera de aquella hendidura húmeda y caliente... Que cada vez se humedecía más cuando sus propios líquidos íntimos lo desbordaban por los orgasmos... Sentía como unas gotas de preseminal iban saliendo de su virilidad... Pero sabía que eso no sería todo... Por ahora se recreó lo suficiente con esa zona de la chica...
Dio unos pasos hacia atrás para retirarse de su interior, luego la tomó de la cintura e hizo que diese media vuelta, quedando de cara a la pared... Comenzó a refregar su miembro por aquellos bien formados glúteos, tan redondos y sensuales... Se relamió con lascivia y perversión, y sin dudarlo un minuto, puso su hombría entre ellos y empujó con fuerza... Aunque le costó en un principio, aún para ser ella una diablesa, Asmodeus consiguió penetrarla del todo con facilidad luego de un par de intentos... Pero sabía que si ella hubiese sido una mortal sin duda jamás lo hubiese logrado de la manera que lo hizo... Por eso le encantaba, podía ser lo suficienteente salvaje como le gustaba... Comenzó a entrar y salir muy intensamente de su trasero desde un primer momento, mientras era ahora él quien mordía el cuello de su amante mientras sus manos recorrían la feminidad de ella, masturbándola con ahínco... Empapándose los dedos en sus jugos femeninos.