Children of the Night [Román - Cat ]

No me esperaba esa reacción pero fue mejor para mi, la verdad es que no quería a todas esas fulanas a su alrededor. Para gato en celo yo, aunque yo estaba más bien mimoso. No tenía ganas de sexo, pero se lo daría por lo bien que se había portado. Aunque yo deseaba más bien mimos, que me manoseara y besara hasta quedar dormido. Sin embargo, supuse que tendría deseos de sexo.

-¿Me has echado de menos?-dije cerrando mis piernas entorno a él.-Di que sí... y el gatito será bueno contigo.-murmuré metiendo mis manos bajo su camiseta para arañar su pecho.-Anda, di que me has echado de menos.-lamí su cuello ronroneando bajo mientras olfateaba su extraño aroma.-Lucas...

Esas palabras resonaban en mi cabeza como si estuviera hueca. Mis enormes ojos se quedaron fijos en los suyos mientras acariciaba su mentón con aquellas largas uñas teñidas de negro. No sabía que decirle. Estaba lleno de dudas y sólo deseaba tenerlo pegado a mi. Abrí mejor mis piernas pegándolo bien a mi mientras lo estrechaba con mis brazos. Dejé mi cabeza sobre su torso olisqueando su colonia mezclada con el sudor de los focos y el alcohol que había ingerido. Moví mis caderas lentamente contoneandome antes de besarlo de forma apasionada.

-Cállate y hazlo.-susurré tras lamer sus labios con la punta de mi lengua.-Si no me atrajeras no me tendrías así... sólo quiero unos cuantos mimos y no sólo sexo.-susurré en su oído antes de abandonar un beso en su cuello.-Pero... si me tienes tantas ganas provocame a mí esas ganas, Lucas.

No pasaba mucho tiempo con mis amantes, solía echarlos de mi vida rápido para no encariñarme. Nadie me parecía lo suficientemente bueno para estar junto a mi, sobre todo después de haber tenido a Dio entre mis brazos, en mi cama y casi en el altar. No pretendía que fueran igual a él, eso sería un error, pero tampoco quería sentir lo mismo para luego quedarme sin nada. Tenía mucho miedo a sufrir otra vez algo así. Me dejé guiar por un estúpido y petulante francés... un error lo tiene cualquiera. Lucas no parecía un error, sin embargo tenía mucho miedo de ser un error para él.

No me esperaba que hiciera algo así. No estaba acostumbrado a esos caprichos concedidos por otros, yo era quien debía arrodillarme y hacer que se pusieran duros. La verdad me sorprendió, pero también me excitó. Tenía cierta habilidad que me hizo endurecerme mientras me aferraba al borde de aquella barra.

-Lucas no tienes porque hacer eso.-dije gimiendo bajo mientras temblaba de arriba hacia abajo.

Aún había personas allí, el dueño del local y un par de hombres que recogían todo mientras miraban de reojo hacia nosotros. No me sentía del todo cómodo porque estuvieran ahí, pero no se lo diría a Lucas. Se estaba portando bien, bueno más o menos bien.

Cerré los ojos pero no por aquello que me decía, sino porque me sentía extremadamente excitado y la verdad no me controlaba demasiado. Cuando vi donde estaba gemí deseando que me lo hiciera de una vez, sin embargo tan sólo puse mi mano sobre su cabeza y tiré de sus cabellos con fuerza.

-No más.-dije moviendo mis caderas necesitado.-No, quiero algo más que eso.-susurré encendido como si fuera una cerilla, me sentía muy caliente para lo frío que estaba en realidad.

Me incorporé mirándolo con cierta desesperación. Mis ojos hablaban por mis labios, porque mi mentón temblaba. Y estos gritaban que me lo hiciera, duro y rápido primero y lento después.

Sexo salvaje al más puro estilo de Lucas. Empecé a gritar entre adolorido y por placer. Mis ojos se cerraron con fuerza para dejar que mi boca se pusiera en forma de O. Gemí enterrando mis uñas en sus hombros, hundiendo bien esas garras de vampiro que poseía, mientras él gozaba haciéndomelo. Ninguna de esas putas habían logrado estar con él, sólo yo.

Mis movimientos eran sensuales y rápidos, gracias a mi habilidad como vampiro. Mi cuerpo entero quemaba a pesar de estar frío por fuera, pero por dentro mi sangre comenzaba a bullir. Cerré la boca para morder mis labios mientras sentía las mordidas en mis pezones. Necesitaba a Lucas más que a cualquier otro, sólo a él.


-Lucas te amo.-susurré sin pensar antes de volver a gritar agitado, la cama entera se movía y pensé por un momento que se rompía bajo nuestros cuerpos.-Así.-dije buscando su boca para besarlo, quería callarme antes de soltar otra tontería.

Lucas era a veces demasiado brusco, pero la brusquedad la prefería a la pamplina que algunos usaban para el sexo. No quería dulces palabras, ni caricias románticas que luego valieran mierda, no deseaba que me mintieran y menos cuando intentaban hacerme algo tan básico e instintivo como era el sexo. Que nadie se engañara, el amor era una cosa y el sexo era otra. El sexo con amor era un invento de otras épocas. Yo podía amar a alguien y no por ello tener sexo, podía tener sexo y no por ello amar a quien me lo hiciera, podía tener sexo y amar a alguien a la vez. El sexo era lujuria, desenfreno, disfrute, goce para los sentidos en general y sobre todo un desgaste de energía bastante intenso y placentero.

-Te quiero.-dije gimiendo mientras me contoneaba bajo la cama.-Te quiero muy dentro Lucas.-tiré de sus cabellos para poder besarlo hasta herirlo con mis colmillos fuera, bien visibles.-Lucas...

-Je t'aime.-mi lengua materna era el frances y la paterna el fines. Era un ser mezclado con culturas celtas, pues ambos venían de dioses similares con unos rasgos comunes, aunque unos más influenciados que otros por la cultura grecoromana y finalmente su ejército. Era un gato de sangre caliente criado en mitad de ventiscas, tal vez por eso no me importaba el agua fría.-Plus... Plus... mon amour.-grité moviéndome en círculos, dejando que mi cadera hiciera todo el trabajo mientras mis uñas lo despellejaba.

Mis dedos se mancharon de su sangre, tenía clavadas esas uñas que parecían hechas de diamante, jalando de su piel hasta dejarlo sin un trozo de su cuerpo sano. Mis ojos se quedaron fijos en los suyos mientas boqueaba aire.

-No te detengas, te juro que si te detienes te mato.-logré decir mientras echaba hacia atrás la cabeza.

Todo lo que hacía me volvía loco, como si no pensara en nada coherente. Me había vuelto esclavo de ese sexo, de su brusquedad. Estaba como ido. No sabía como reaccionar. Lo único que podía hacer era dejarme hacer y moverme lo mejor posible, todo por un instinto insaciable de placer.

-Más.-dije apartando mi boca de él mientras gemía con ganas, lo hacía hundiendo más mis garras. Algunos azulejos explotaron quebrándose. No era normal el sentimiento que tenía. El agua nos empapaba y los movimientos cada vez eran más rápidos.-¡Más!-estaba a punto de venirme y quería más, más ritmo y más de esos besos.

Estaba completamente ido. No escuchaba nada, creo que me quedé sordo durante un buen rato. Mi cabeza se iba para atrás y mi cuerpo languidecía. Estaba agotado, satisfecho y muy destrozado por sus arranques. Me dolía el trasero pero se sentía bien, una sensación muy agradable después del sexo.

-Lucas.-balbuceé recostándome bien sobre su pecho, agarrándome con las escasas fuerzas que tenía. Mis ojos se quedaron cerrados y mi boca se quedó entreabierta. Estaba que me moría por el gusto.-Te amo.-susurré con una leve sonrisa muy estúpida, porque creo que ni yo mismo me creía que alguien me hubiera dicho algo parecido momentos atrás.-Cama.-susurré antes de caer desplomado.