All night you broken my soul +18

Habíamos ido de viaje a Japón, con Sammy no quería ya despegarme de su cuerpo, Iba con la maleta arrastras, de la mano de ella, y al lado Daichi. Decidimos ir allí a buscar un cuerpo para mi, no tenía información sobre Agramón, solo esperaba a poder volver a verle.

Nos instalamos pronto en su casita japonesa, me había hechizado desde que la vi, me encantaba, y tenía ganas de ir de paseo a mirar como había quedado todo después de la guerra, necesitaba mas distracciones que nunca. Por suerte estaba calmada, Daichi no había visto mi lado destructivo, mas puntos para mi.
Me puse a mirar la casa de la mano de Sammy como si fuéramos hermanas, amigas...

Había escuchado sobre un híbrido que estaba en muy mal estado, no quería seguir viviendo puesto que todos los que había amado habían muerto, sólo quedaba él. Era mitad demonio mitad vampiro, en conclusión era un ser inmortal herido con una de esas extrañas y nuevas enfermedades, yo podía curar el cuerpo pero él quería liberarse.

Caminaba por el jardín de cerezos, a pesar de ser invierno se veían hermosos sin sus flores. Me preguntaba cuando traerían su cuerpo ante nosotros, sacaría su alma y dejaría la de Lauren. Después, durante más de cinco noches, tendría que estar curándola y vigilándola sin poder descansar ni un segundo.

-Esto será duro.-me dije mirando la luna, en todo lo alto, esperando el cuerpo que decían que traerían nada más dar las doce.

Seguía jugando con Sammy ya me encontraba mucho mejor gracias a ellos dos, era de noche y ya habíamos cenado cosas ricas. Vi que Sammy al final se durmió por el cansancio por lo que salí a fuera a ver a Daichi.

Papoooo!! - medio grite colgándome a su espalda dándole besitos en su cuello - Sammy por fin se durmió

Contemplaba los edificios cercanos, tan distintos de los rascacielos de las zonas más pobladas, y era como si el tiempo no hubiera pasado en absoluto. Sentía la calma, el placer de ensoñar, y la belleza del mundo germinar bajo mis pies desnudos.

-Lauren.-susurré acariciando su rostro cuando se colgó sobre mí.-Hoy tal vez comienza el cambio... debo prepararlo todo.

El mestizo que me traerían deseaba no regenerarse, su pareja había muerto y pensaba que la carga de su muerte caía sobre él. Por lo tanto, quería morir. Cambiar el cuerpo por el suyo, hacerlo femenino, era algo fácil, lo difícil sería darle su misma forma.

El chico era rubio, de proporciones similares a la suya, y con un cuerpo imponente por su fuerza. Me serviría.

-Ve al dormitorio, debes descansar... dentro de una hora todo se iniciará.

Me acurruque en su espalda cuando dijo que tenía que descansar, luego me puse enfrente suyo con una sonrisa y le di un beso en la mejilla.

No te canses mucho - murmure acariciando su mejilla.

Le abrace por un buen rato con los ojos cerrados y luego fui de nuevo hacia adentro para tumbarme y descansar como había dicho, estaba algo nerviosa, no quería que saliera de nuevo mal

Tardaron algo menos de una hora, lo hicieron mientras yo meditaba para relajar mis músculos. Mis ojos se posaron en la camilla donde lo llevaban. Me acerqué a él examinándolo, aún gemía bajo por el dolor. Llevaba sobreviviendo lleno de cicatrices más de seis días.

-¿Realmente quieres hacerlo?-pregunté frente a los dos testigos de todo aquello.

-Yo no quiero vivir y ella quiere hacerlo, creo que es un buen trato.

Sólo asentí e indiqué hacia donde tenían que llevarlo, dentro de la casa y a la habitación contigua donde estaba ella. Cuando lo hube colocado y dado la poción para una muerte rápida de su alma, no de su cuerpo, fui a por ella.

-Levanta Lauren, es el momento.-susurré acariciando sus cabellos, esperando que todo surgiera como esperaba.

Me había quedado tumbada nerviosa, pegada al cuerpo de Sammy, al final me había quedado traspuesta. Escuche la voz de Daichi y me desperté de golpe sentándome, lo mire y sonreí levantándome de la cama.

Vale, estoy lista - sonreí cogiendo su mano calmándome de golpe, suspire con los ojos cerrados.

Tomé la túnica que debía ponerse, puesto que si cambiaba de cuerpo la forma de Jonte aparecería y no deseaba que ni a ella ni a él la mirara un extraño. Me ayudarían varios hechiceros colaboradores míos en la captura y cuidado de animales únicos, los cuales sabían que podían desplomarse al usar sus energías.

-Colócate esto, quítate toda la ropa y sólo quédate con esto. Además de esto otro, es para cuidaros a ambos en este cambio que puede ser traumático.-comenté colocándole un collar.-Sólo dura unas horas, las mismas que durará el cambio y como te adaptes.-dicho esto besé su frente y la abracé.-Te espero en la sala contigua, deja a Samantha encerrada... no puedo permitirme que se asuste y termine saltando en un momento que no debe.

Salí entonces de la habitación para entrar en la contigua, donde el joven ya me esperaba con la túnica correspondiente. Gemía de dolor, un dolor agudo que no podía curar hasta que ella estuviera. En sí debía matarlo en el mismo segundo que ella entraba.

Éramos cinco hechiceros, uno de ellos era de un aspecto delicado como el mío pero masculino sin duda. Yo era el único ambiguo y poderoso, extremadamente poderoso.

-¿Tienen los amuletos?-todos asintieron y yo respiré aliviado.

Le abracé también cuando lo hizo notando aquel collar que me había puesto, cuando se fue me comencé a quitar la ropa que llevaba puesta, me puse aquella bata y me acerque a Sammy.

Lo siento mi niña, pero tengo que encadenarte por el bien de las dos - dije creando unas cadenas y atándola - Cuando esto termine vendré a quitártelas y te abrazare y te daré besitos, pero ahora tienes que quedarte aquí y portarte bien vale? - sonreí acariciando su mejilla y le di un besito en los labios. Ella me miraba con cara de pena, le di un besito en la mejilla y la abracé.

Luego salí de la habitación y cerré con llave y puse candados. Fui a la habitación contigua entrando.

Ya esta...

Había preparado una camilla cercana, donde reposaría su cuerpo que en realidad era de Jonte. Me acerqué a ella llevándola hacia el lugar donde debía recostarse, colocando los pétalos de flores para la nueva vida igual que hacía con él. Las velas y el incienso se encendieron, la luz general se apagó, y los rezos de los demás hechiceros comenzaron.

Coloqué sobre los ojos de ambos unas toallas, la de ella tenía fragancias que la harían adormecer, las de él calmaría su dolor hasta que la daga, una daga sagrada para rituales que poseíamos los que caminábamos por el mismo sendero, se clavara en él y dejara que su alma muriera, pero no su cuerpo.

El alma de Lauren, de mi hija, la sacaríamos llamándola con los mismos rezos y cantos hasta el cuerpo vivo, pero vacío, de aquel pobre desgraciado. Lo envolvería en seda, como una mariposa, como había hecho con Amaury. Ahora estaba acompañado por otros, no sólo por Killian, y eso haría que el proceso fuera de unas horas.

Jonte y ella despertarían a la par, o eso esperaba, ambos cansados, desorientados y quizás con apetito.

Me tumbe en la camilla en la que me acerco, cerré los ojos, aparte de tener ganas de volver a tener un cuerpo solo pensaba en regresar con Sammy para que no estuviera preocupada por mi.

Note aquella toalla que me había puesto en los ojos olisqueando aquel rico aroma que desprendía, comenzando a dormirme escuchando esos rezos extraños de los hechiceros, pronto quede dormida viendo delante de mi a Jonte, sonreí comenzando a separarme de su alma y cuerpo, esperando a que aquel cuerpo estuviera vacío para entrar yo en él.

La daga entró en el vientre de aquel hombre, en un mestizo que había vivido toda su vida haciendo lo correcto y no había tenido más que dolor. Atraje el alma de mi hija, la introduje en su cuerpo y la sellé. El alma de aquel pobre desesperado se evadió quedando un plano distinto, cerca del amado que tanto quería y apreciaba. El trato había sido el correcto.

Comencé a envolverla en la seda que yo creaba con mis conjuros, envuelta por completo en ella, y comenzando a ejercer poder sobre aquel cuerpo, moldeándolo como el de una mujer y dándole sus características, así como ofreciéndole la vida y curación a cada miembro.

Jonte en la otra camilla estaba sin energías, después se las ofrecería tras un buen banquete. Sería la primera vez que comería de esa forma en siglos, todo para que él tuviera todo lo que necesitaba.

Vi el alma de aquel demonio y antes de que desapareciera le di las gracias, entre en aquel recipiente notando un poco de frío pero poco a poco se iba calentando. Yo solo quería que aquel cuerpo me aceptara, notaba como se iba regenerando pero estaba aun sin poder decir nada.

Tenía ganas de ver a papa de nuevo, abrazar a Daichi y a mi niña. Comenzaba a tener hambre, hambre que nunca antes había sentido.

Note como el alma de Lauren se separaba de mi cuerpo, como el mio volvía a a ser el que era, tenia mi aspecto de nuevo, comenzaba a tener hambre. Quería despertar, comer y luego hacer mio a Daichi, pero él aun no había terminado el recital para que Lauren estuviera bien en aquel cuerpo nuevo.
Deseaba con fuerzas que todo saliera bien, por lo que seguí dormido, recordando el día que conocí a Camille y luego el día en el que Lauren se topó con Daichi y como le hice mio a la fuerza, ahora tendría tiempo de hacerlo bien.

Cuando acabé con Lauren fui hacia Jonte, casi sin fuerzas, para cubrirlo para que no tuviera frío alguno. Algunos de los hechiceros tenían el poder de crear alimento, asi que comenzamos a comer para después dejar comida para Jonte. Lauren terminaría por despertar media hora más tarde, teníamos que desprenderla de aquel capullo de seda gigante, sacarla de allí y darle el soplo de vida que tanto necesitaba. Su cuerpo se iba adaptando, aquel enorme bulto se iba moviendo y yo sólo sonreí complacido.

-No lo rechaza, eso es bueno.-dije antes de tomar una tajada de sandía.

Comía fruta, pasteles, verduras, sopas e incluso fideos. Estaba tomando como si estuviera gestando, pero sólo estaba agotado por tanta energía liberada. En cuanto estuve desperté a Jonte besando su mejilla, despegando la toalla de sus ojos.

-Vamos, come y despertemos ambos a la niña... quedan unos quince o veinte minutos para que pueda abrirse el capullo... y tú necesitas algo de comida.

Note los labios en mi mejilla escuchando lo que decía, lo cogí de la muñeca tirando de él hacia mi para besar su boca, la que tanto necesitaba. Sabia a fruta, rico, me senté y mire hacia donde estaba Lauren pero luego baje de la camilla para ponerme a comer lo que había allí mirando hacia Daichi, mirándole con deseo aunque estuviera comiendo.

Cuando termine de comer toda aquella rica carne, me levante y le tome de la cintura pegándolo a mi cuerpo mordisqueando su cuello luego fui a su oreja.

Sabes que tengo hambre de otra cosa que solo tu puedes darme? - susurre bien bajo y volví a mordisquear su cuello olisqueando su aroma como si nunca lo hubiera hecho.

Permití que me besara coloreándome porque lo había hecho frente a muchas personas, no estaba acostumbrado a ello y menos hacia seres que siempre me habían visto frío, alejado de todo y de todos. Mis manos acariciaron su torso antes de permitir que fuera a comer.

Notaba su mirada y eso me impacientaba, yo simplemente seguía comiendo un par de manzanas, esperaba que no hiciera o dijera algo que me pusiera nervioso. Sin embargo, lo hizo. De Jonte era de esperarme esas palabras.

-Sí, pero estamos acompañados.-susurré antes de intentar alejarme porque sentía que me lo haría allí mismo.-Jonte, espera que terminemos y te daré todo lo que deseas... toda la noche... mañana y tarde... un día entero si así deseas.-estaba nervioso y hablaba bajo esperando que no me perdieran el respeto por verme de aquel modo.

Parpadee levemente con la cabeza ladeada hacia un lado mirándolo algo apartado de él, ni había recordado de que había mas gente, como solo tenía ojos para él. Escuche su ruego y sonreí, me gire con aquella sonrisa mirando a los presentes que nos miraban.

La despertamos ya? -pregunte mirando aquel bulto hecho de seda. Quería verla pronto, abrazarla y verla comer desde mi cuerpo como siempre lo había hecho, mire hacia Daichi esperando una respuesta.

-Luego tenemos que hablar tú y yo seriamente.-dije tirando el hueso de la manzana para ir hacia ella.

Yo la despertaría, sólo era invertir el hechizo y era sólo unas pocas palabras. Abrí poco a poco el capullo y saqué su cuerpo. Palpitaba, estaba caliente, pero dormía y estaba seguro que estaba aturdida. Pero tenía un plan para que recobrara la conciencia.

-Jonte, tira los dulces... tu hija parece que quiere seguir durmiendo. Sobretodo tira los de chocolate, ya deben estar malos.

Ladee la cabeza con el ceño fruncido cuando dijo que quería hablar luego conmigo. No sabía muy bien de que, aunque comenzaba a hacerme una idea de aquello.

Mire su cuerpo cuando abrió el capullo y sonreí levemente mirándola desde donde estaba, sabia que aquello que había dicho la haría despertarse.

Se estaba calentito, tenía un cuerpo caliente, estaba algo dormida cuando escuche que iban a tirar los dulces. Abrí los ojos de golpe y de un salto que ni me percate estaba en el suelo comiendo los dulces.

Da igual yo me los como - dije con la boca llena y manchada de chocolate.

Moví un poco la cabeza hacia Daichi viendo a papa a su lado, ladee la cabeza y sonreí un poco, volví hacia los platos y cogí ahora la carne comiéndola con ganas, cuando no hubo nada en los platos me levante corriendo y fui hacia la habitación de al lado.

La abrí quitando los candados y las cadenas que había puesto a Sammy, me tire a la cama y la abrace dándole besitos.

Lo siento mucho mi niña...pero ya estoy aquí - sonreí acariciando su mejilla viendo que ya dejó de sollozar me separe un poco de ella - Has visto? Ya tengo un cuerpo para mi solita, podremos jugar y dar paseos las dos juntas - ella sonrió y me abrazo dándome besitos en la mejilla y cuello.

-Quiere más a Samantha que a mí.-dije después de suspirar pesado.-Ni un abrazo... ten hijas para esto.-murmuré bajo antes de notar que todos se aproximaban a mí despidiéndose de la forma tradicional.

Yo hacía mucho tiempo que no los veía, les invitaría a té antes de irnos. Era delicioso estar en casa aunque fueran unos días. El último de todos me dejó un obsequio entre mis manos, era un bonsai para que lo cuidara. Amaba esos árboles tanto como a los cerezos.

Los despedí hasta la puerta y al regresar noté que Lauren seguía con Samantha y nosotros estábamos a solas.

-Jonte no sé como decir esto.-murmuré algo rojo.-Tienes que usar protección.-dije antes de mirarle.-¿O quieres que me quede embarazado? No pienso parir más de cinco criaturas, porque eso es el mínimo de las posibilidades...-comenté antes de sentarme donde él había estado tumbado.-Otra cosa... acércate a una mujer, sea cual sea, y te castro. Así sea a un hombre. Terminarás castrado. Si quieres puedes tomar toda la energía que quieras de mi, pero al resto ni los huelas.-estaba imponiendo mis normas, mis reglas.-Si me amas aceptarás eso, si no es así un placer haber ayudado a Lauren.

Solté una carcajada al escuchar lo que decía Daichi, yo ya estaba acostumbrado a eso. Deje que se despidiera de ellos sentándome en la camilla comiendo chocolates que había creado yo mismo.

Cuando regreso y se sentó a mi lado le mire mientras decía todo aquello, en serio tenía que ponerme condón? Me quede con la boca medio abierta escuchando lo que terminaba diciendo, me levante y me puse entre sus piernas tomando su rostro entre mis manos.

Esta bien, acepto todo eso, aunque se me hará raro ponerme de nuevo un condón - reí y le di un pico - Y si que te quiero, te amo cosa mía - esta vez le bese mejor escuchando de fondo la voz de Lauren en la otra habitación hablando con Samantha - No se lo tengas en cuenta, quiere que estemos los dos solos, ya veras como mas tarde viene y se tira encima tuyo a darte besos y abrazos. Deja que este con Samantha, la quiere mucho. -le acaricie la mejilla y volví a besar sus labios.

-Jonte, no quiero quedarme embarazado.-comenté dejando que me acariciara y me dijera todo aquello.-Soy un ser extraño, mis hijos serían aún más extraños y casi incontrolables... formarían un caos tremendo en el mundo y estoy seguro que sólo haría que nos alejáramos.-apoyé mi frente contra su torso rodeándole mientras con mis brazos.-No quiero más hijos que Lauren, ella ya me preocupa... la he tomado como hija mía y no quiero que nada ni nadie la dañe. Ese demonio, ese demonio no es lo mejor que puede encontrar pero es la pareja que le pertenece.-susurré antes de buscar sus ojos para encontrar cierto apoyo.-Mi habitación está al fondo de la casa, mucho más alejada... quizás sería mejor ir allí.-murmuré acariciando sus mejillas.

Me sentía extraño pidiéndole todo aquello, nunca me había planteado algo así hasta que él apareció. Yo no deseaba tener descendencia, al menos no en esos momentos, y si quedaba gestando no quería pensar en como saldrían todos aquellos engendros y lo cruel que podía ser el mundo con ellos. Era mejor quedarme con él, sentirlo a mi lado... y preocuparme por Lauren

Si, lo entiendo, así que me lo pondré tranquilo - sonreí acariciando su cabello cuando puso su cabeza en mi torso escuchando ahora lo de aquel demonio. - Nana... Ella lo ama, vi lo bien que se lo pasó cuando fue a quemar con él aquella catedral, hacía tiempo que no la veía en su forma destructiva. Note su angustia cuando tuvo que separarse de su lado, sentí que quería salir corriendo para ir con él, pero la detuve por su bien - explique y lo cogí en brazos para ir a la habitación suya que había dicho. - No estás cansado por perder tu energía? De verdad quieres hacerlo?